LA LEY DOMINICAL NACIONAL
¿HECHO O FICCIÓN?
Dirk Anderson (1999)
Capítulo 2
¿Es el sábado
el sello de Dios?
Tomado de The
Ellen G. White Research Project
En la década de 1840, Joseph Bates propuso por
primera vez que la osbervancia del sábado era el sello de Dios y
que la observancia del domingo era la marca de la bestia. Ésta era
una desviación de las enseñanzas protestantes tradicionales.
Los protestantes de esos días enseñaban que la marca de la
bestia era lealtad al papado. La lealtad al papado incluía lealtad
a los muchos errores y supersticiones del papado, tales como:
-
La veneración del papa como Dios en la tierra y como
poseedor de la potestad para perdonar pecados
-
La adoración y culto a la Virgen María
-
La transubstanciación (el pan se convierte en el cuerpo
de Cristo)
-
El purgatorio
-
El confesionario
-
Sacerdotes solteros
-
Oraciones a los apóstoles y santos, oraciones en favor
de los que están en el purgatorio, y oraciones repetitivas
(rosarios)
-
Adoración de reliquias e ídolos de santos
-
La salvación por obras
-
Fuentes extrabíblicas de inspiración, tales
como los padres de la iglesia
-
Cristianización de días festivos paganos, tales
como la Pascua y la Navidad
Podrían listarse otros aspectos. Como se puede ver,
hay numerosos ítems que indican lealtad a los errores del papado.
Bates no hizo mucha mención de las profundas diferencias entre el
catolicismo y el protestantismo, y en vez de eso, enfocó su atención
sobre el único punto de controversia que le interesaba: la observancia
del sábado. La marca de la bestia no era la adoración de
la Virgen María. No era la creencia en el purgatorio. No era la
creencia en el confesionario o la transubstanciación . La marca
de la bestia era el culto dominical.
¿Por qué escogió Bates el culto dominical
por encima de todas las otras marcas que identificaban al catolicismo?
En el capítulo 1, leemos de la furiosa animosidad entre Bates y
las principales iglesias protestantes. Identificando al domingo como
la marca de la bestia, Bates había encontrado una manera de agrupar
a las odiadas iglesias protestantes en una sola canasta con los católicos.
Este golpe maestro eliminaba las iglesias protestantes que tanto le habían
enfurecido a él y a sus asociados por haber rechazado el movimiento
fijador de fechas de Miller. En una sola jugada audaz, Bates había
conseguido redefinir casi trescientos años de enseñanzas
protestantes de Lutero y otros grandes reformadores, que identificaban
la marca de la bestia como lealtad a las enseñanzas heréticas
de Roma que se han enumerado más arriba.
Detengámosnos por un momento, y comparemos a Joseph
Bates con los grandes reformadores protestantes. Los eruditos bíblicos
protestantes, como Huss, Jerónimo, Lutero, Zwinglio, eran todos
hombres de gran saber, dirigentes eclesiásticos que eran recibidos
por príncipes y reyes. Todos ellos se habían distinguido
en las universidades, dominaban las lenguas bíblicas originales,
y eran reconocidos por amigos y enemigos por sus logros en el campo de
la erudición. Contrástense estos grandes dirigentes con Joseph
Bates. Éste era un capitán de mar poco conocido. No conocía
las lenguas bíblicas originales. Tenía pocos conocimientos
de los principios de interpretación bíblica. Hacía
predicciones temerarias e infundadas, basadas en su comprensión
defectuosa de las profecías bíblicas. En el capítulo
1, aprendimos acerca de muchas de las absurdas y extravagantes enseñanzas
proféticas de Joseph Bates. A pesar de todo esto, Bates se colocó
a sí mismo en la posición de anular trescientos años
de eruditos bíblicos protestantes sumamente educados y estimados.
De
un solo brochazo, hizo a un lado a los reformadores protestantes y empujó
a sus iglesias hacia dentro de Babilonia. Declaró que una sola herejía
desconocida hasta ese momento, el culto dominical, era la temida Marca
de la Bestia. Asombrosamente, un puñado de creyentes realmente eligió
la palabra a Bates por encima de la de estimados y probados reformadores
protestantes, y las enseñanzas de Bates se convertirían más
tarde en el núcleo de las enseñanzas proféticas de
los Adventistas del Séptimo Día.
Aunque la teoría de Bates parecía tener
aceptación entre los que ya estaban predispuestos a considerar a
las iglesias protestantes como Babilonia, la teoría nunca fue popular
con otros. Para algunos, era difícil entender
cómo las denominaciones cristianas podrían perderse, a pesar
de que eran ellas las que enviaban misioneros por todo el mundo a difundir
el evangelio, mientras los adventistas afirmaban que el mensaje evangélico
había terminado en 1844 y pasaban la mayor parte del tiempo disputando
entre ellos acerca del sábado y las diferentes interpretaciones
de las profecías.
Bates tenía una tarea difícil
entre manos: Tratar de convencer a la gente de que la marca de la bestia
ya no era la lealtad a las enseñanzas de Roma en general, sino sólo
a una enseñanza - el culto dominical. Por fortuna para él,
encontró un aliado que podía proporcionar la inspiración
que tan obviamente faltaba en la Biblia. Bates se volvió a la joven
profetisa Ellen White, que vio lo siguiente en visión:
Vi que, por ser Dios inmutable, no había cambiado el
día de descanso; pero el papa lo había transferido del séptimo
al primer día de la semana, pues iba a cambiar los tiempos y la
ley. (Primeros Escritos, p. 33).
Así, con una pequeña ayuda de la profetisa,
los adventistas ligaron el cambio del día de culto al papado, identificando
así el culto dominical como la única y más importante
característica que distinguía al falso cristianismo.
Desafortunadamente para Ellen White, la teoría
de que el Papa cambió el día de culto fue refutada más
tarde por uno de sus propios eruditos, el Dr. Samuele Bacciocchi, en su
libro pionero Del Sábado al Domingo. En la década
de 1970, Bacchiocchi fue el primero y el único no católico
a quien se le permitiera jamás estudiar en la Pontificia Universidad
Católica Gregoriana en Roma. Mientras estuvo allí, logró
obtener inapreciable material investigativo para su libro. Aunque el propósito
de su libro probablemente no era exonerar al Papa, su investigación
mostró que el cambio del culto del sábado al domingo ocurrió
mucho más atrás en la historia de lo que los adventistas
habían admitido anteriormente. En realidad, el cambio ocurrió
mucho antes de que el papado se estableciera en el poder. Estos hallazgos
arrojaron considerables dudas sobre si el culto dominical podía
o no considerarse lealtad al papado, puesto que la práctica estaba
bien establecida a través de la cristiandad siglos antes de que
surgiera el primer Papa.
El 8 de febrero de 1997, el Dr. Bacchiocchi escribió
lo siguiente en un mensaje electrónico a la "Lista de Correos de
los Católicos Libres", catholic@american.edu:
Discrepo con Ellen White, por ejemplo, sobre el origen del
domingo. Ella enseña que en los primeros siglos todos los cristianos
observaban el sábado, y que fue mayormente por medio de los esfuerzos
de Constantino que la observancia del domingo fue adoptada por muchos cristianos
en el siglo cuarto. Mi investigación demuestra lo contrario. Si
Ud. lee mi ensayo ¿CÓMO COMENZÓ LA OBSERVANCIA DEL
DOMINGO?, que resume mi disertación, notará que yo ubico
el origen de la observancia del domingo en la época del emperador
Adriano, en el año 135 d. C.
En el año 135 d. C., el emperador Adriano estaba separado
por casi medio milenio del primer papa, que comenzó a reinar en
el año 606 d. C. Aunque la mayoría de los adventistas aceptó
los hallazgos de Bacchiocchi, algunos ultraconservadores se burlaron de
él como un jesuíta que había sido enviado secretamente
por los católicos para infiltrar y destruir a la Iglesia Adventista.
Sin embargo, sus ruidosos críticos nunca pudieron presentar ninguna
evidencia para refutar sus enseñanzas ni demostrar que él
tuvo jamás alguna conexión con los jesuítas.
Habiendo establecido que la marca de la bestia era el
culto dominical, tenía sentido para Bates que el culto sabático
debería ser el sello de Dios. Bates encontró su evidencia
en el Antiguo Testamento, donde el sábado era una señal del
Antiguo Pacto entre Dios y los judíos (véase Éxodo
31:13,17 y Ezequiel 20:12,20). Sin embargo, Bates ignoró la evidencia
en el Nuevo Testamento que mostraba que la señal o el sello del
Nuevo Pacto es el Espíritu Santo. La Biblia explica cómo
a Cristo, como nuestro ejemplo, se le dio el sello del Espíritu
Santo:
Porque el que Dios envió, las palabras de Dios habla;
pues Dios no da el Espíritu por medida. Juan 3:34.
Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida
eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste
señaló Dios el Padre. Juan 6:27.
La Biblia es clara en el sentido de que Jesús fue
"sellado" por el Espíritu Santo, no por la observancia del sábado.
Pablo indica que el Espíritu Santo es depositado en los corazones
para "sellarnos" para salvación:
El cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras
del Espíritu en nuestros corazones. 2 Cor. 1:22.
En él también vosotros, habiendo oído la palabra
de verdad, el evangelio de nuestra salvación, y habiendo creído
en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de
la promesa. Efe. 1:13.
Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con
el cual fuisteis sellados para el día de la redención.
Efe. 4:30.
Ni una sola vez en el NT se hace jamás referencia
al sábado como señal o sello para los cristianos. De la misma
manera que la celebración de la cena del Señor reemplazó
la celebración de la Pascua judía, el Espíritu Santo
reemplazó al sábado como "señal" o evidencia de que
una persona es miembro de la iglesia cristiana.
Considere esto cuidadosamente. ¿Cuál es
la mejor manera de saber si una persona es o no verdaderamente cristiana?
¿Es por medio del día en que va a la iglesia? Hasta los adventistas
le dirán que asistir a la iglesia en sábado no hace que alguien
sea cristiano. Algunas personas van a la iglesia en sábado mientras
niegan su fe cristiana por medio de sus acciones. Sus corazones están
llenos de perversidad, odio, adulterio, e idolatría. Así
que, ¿cuál es el mejor modo de saber si alguien es un verdadero
cristiano? ¡Por su espíritu! Si tienen el Espíritu
Santo en sus corazones, manifestarán los frutos del Espíritu
en sus vidas: "amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe". Estos
frutos del Espíritu Santo que mora en nosotros serán evidentes
para todos. El sábado no es la señal de un verdadero cristiano.
Nunca lo ha sido. La evidencia del NT testifica abrumadoramente que el
Espíritu Santo es el "sello" con el cual Dios sella a los cristianos
fieles.