LA MENTIRA WHITE
Título del libro en inglés:
The White Lie
Walter T. Rea
Capítulo 4
Desaparecida, pero no olvidada
El mundo "se fijará poco y no recordará
por mucho tiempo" (para usar la frase de un famoso presidente) lo que Ellen
escribió en las décadas de 1850 y 1860. Con la "amalgama
de hombres y bestias", la torre de Babel construída antes del diluvio,
y las ideas incorrectas, a la luz de los actuales conocimientos, sobre
la formación del carbón y las causas de los terremotos, volcanes,
y erupciones, no sería ninguna exageración decir que muchos
de sus escritos no fueron muy populares. No hay evidencia de que la obra
que contenía todo esto,
Spiritual Gifts (tomos uno y dos),
se convirtiera en un éxito de librería. 1
En defensa de los Gifts, es apropiado señalar
que la organización Adventista todavía no había perfeccionado
su sistema de imprentas, colportores, libros de conferencias, casas bíblicas,
órganos de propaganda eclesiástica, y un ejército
de obreros pagados como los que se usan ahora para catequizar a la iglesia
y al mundo. Por cuanto sólo había como 3,000 Adventistas
en ese tiempo (muchos de los cuales no sabían leer), a Spiritual
Gifts parece haberle ido tan bien como podría esperarse.
Algunas otras incursiones en la actividad de imprimir
tuvieron aún menos éxito. Hubo mucha controversia acerca
de la impresión de algunas de las primeras ideas de Ellen en el
pequeño folleto llamado A Word to the Little Flock [Una
palabra para la manada pequeña] (publicado por James White en 1847)
en apoyo de sus visiones de la "puerta cerrada", así como acerca
de las contradicciones sobre cuestiones relativas a las visiones. 2 En
impresiones posteriores, tanto A Word como otra publicación
periódica llamada Present Truth
(publicado desde julio de
1849 hasta noviembre de 1850) habrían de pasar por varias etapas
de revisión que despertarían dudas en los años por
venir. 3
Es justo que nos apresuremos a explicar que todo este
reordenamiento de la historia y de la teología era nuevo para Ellen.
Puesto que Dios no le había dado mucho material para trabajar, eso
podría ayudar a explicar algo de la confusión. En realidad,
a veces parecería que hasta Dios se confundió, porque ella
habría de hacerles saber a los demás que Dios le había
mostrado que "Su mano cubrió un error en algunas de las cifras"
de 1843. 4 De la misma manera, a ella se le había mostrado que "el
tiempo durante el cual Jesús estaría en el Lugar Santísimo
casi había terminado, y que no duraría sino un poquito más".
5 Hasta los ángeles se vieron envueltos en el asunto entero en la
visión de junio 27, 1850: "Mi ángel acompañante dijo:
'El tiempo casi ha terminado...'. Entonces vi que las siete últimas
plagas pronto habrían de ser derramadas". 6 Para que nadie tuviera
la impresión de que éstas eran afirmaciones más bien
generales, para ser tomadas a la ligera o filosóficamente, se añadía
que "el tiempo casi ha terminado, y lo que a nosotros nos ha tomado años
aprender, ellos tendrán que aprenderlo en unos pocos meses". 7
Todo este trasfondo de tirar y rellenar ha llevado a los
Adventistas a una interesante discusión de la profecía y
los a menudo extremos pronunciamientos de Ellen. Esta clase de pronunciamientos,
que ha venido a llamarse "profecía condicional", está detallada
en el Seventh-day Adventist Commentary. 8 Una traducción
libre de su razonamiento dice más o menos así:
Dios, que puede ver el fin desde el principio, puede que
no vea todo el fin desde el principio. Con su visión miope,
Dios tiene que cubrir su apuesta si declara su posición en cualquier
momento, porque mucho en esta área es una apuesta. Si los sucesos
empeoraran de repente, y no se conformaran al registro o a su interpretación,
son las circunstancias las que se han equivocado, no Dios. Así,
con una moneda como la profecía condicional, todos los voceros de
Dios pueden estar seguros de que ellos ganan si sale cara y que usted pierde
si sale sello. Pero los voceros y Dios tienen siempre la razón en
cualquier caso.
Uno de los mejores ejemplos de ese tipo de razonamiento
fue la afirmación acerca de alguna información confidencial
que Ellen recibió de un ángel en 1856:
Se me mostró la gente
que estaba presente en la conferencia. Dijo el ángel: "Algunos serán
pasto de los gusanos, algunos estarán sujetos a las siete últimas
plagas, y algunos estarán vivos y permanecerán sobre la tierra
para ser trasladados a la venida de Jesús". 9
Esta afirmación, más que la mayoría
de las demás, proporcionó la base para muchas investigaciones.
Uno puede ver en seguida el enorme interés que surgiría,
y surgió, acerca de quiénes estaban en esa reunión,
qué edad tenían en ese momento, cuántos estaban vivos
todavía, quiénes habían experimentado lo que le sucede
a toda carne, y si algunos habían sido puestos en una categoría
errónea y podrían ser resucitados de alguna manera especial
para ser incluídos en otra categoría. Estas interminables
discusiones hicieron obvio, por eliminación, que en la década
de 1980 uno tendría que haber estado en el rango de edad de 130
años para cumplir la condición, aunque algunos dicen todavía
que eso no es imposible para Dios - una afirmación que uno no querría
criticar, porque Dios pesa en el lado opuesto.
Aún con la ayuda del poeta John Milton y su Paradise
Lost, las cosas no salieron bien. Un cuidadoso examen en años
recientes reveló muy estrechos paralelos entre los escritos de Ellen
White y el Libro de Jaser - un libro mencionado en la Biblia, pero que
nunca fue parte de ella. Francis D. Nichol (escritor del siglo veinte,
editor del Review, y firme defensor de Ellen), también admitió
que ella estaba en deuda con Segunda de Esdras, otro libro antiguo que
no fue incluído en el Canon pero al que Ellen puso en ese nivel.
Ciertas afirmaciones suyas sobre sucesos de los últimos días
utilizan algo de la terminología y el lenguaje pictórico
de Esdras y añaden color, si no autoridad, a sus descripciones.
10
Pero las cosas cambiaron en las décadas de 1850
y 1860. A pesar de la ayuda que recibía de los que la rodeaban (y
de los ángeles que continuaban entrando y saliendo), ahora ella
adquirió una nueva habilidad que habría de dar la pauta para
el resto de su vida. A pesar de su educación de tercer grado, se
sabía que leía, y los registros subsiguientes muestran que
leía y leía y leía. En la década de 1970, se
supo que había sido instruída en este arte por aproximadamente
quinientos libros y artículos en su biblioteca y en las bibliotecas
que se pusieron a su disposición. Investigaciones aún más
adelantadas indican que se usó más material que aquél
del que estaban enterados aún los miembros de la plana mayor del
White Estate - y ellos habían creído que sabían todo
sobre esas cosas. También para este tiempo, ella había aprendido
un estilo más liberal de copiar, que vino a ser conocido, desde
entonces hasta el presente, como tomar prestado.
Sin importar este tipo de ayuda humana -- más un
puñado o más de asistentes, editores de libros, secretarias,
y ayudantes -- Ellen White siempre insistía en decir que todo venía
de Dios. Ya para el segundo tomo de Spiritual Gifts (1860), dijo:
"Yo dependo del Espíritu
del Señor tanto para relatar o escribir las visiones, como para
tenerlas. Me es imposible recordar las cosas que se me han mostrado, a
menos que el Señor me las presente en el momento en que a Él
le place motivarme a relatarlas o escribirlas".
Esta asombrosa declaración iba mucho más
allá de lo que los escritores bíblicos jamás reclamaron
para sí mismos; y, en realidad, iba mucho más allá
de cualquier cosa que ella hubiese afirmado jamás. Este llamado
a las armas fue contagioso. Otros se hicieron eco del clamor y lo han estado
usando desde entonces. Que otros recogieran el lema que la profeta misma
estableció, sólo ilustra el hecho de que es siempre ventajoso
ser el porrista. George A. Irwin (presidente de la Conferencia General
Adventista desde 1897 hasta 1901) siguió el ejemplo de ella al afirmar
en un tratado titulado "The Mark of the Beast" (1911) que:
Es desde el punto de vista de la luz que ha venido
por medio del Espíritu de Profecía [los escritos de la Sra.
White] que la cuestión será considerada, creyendo como creemos
que el Espíritu de Profecía es el único intérprete
infalible de los principios bíblicos, puesto que es Cristo,
por medio de su agente, quien proporciona el verdadero significado de sus
propias palabras. [la cursiva es nuestra]. 12
Nadie
se opuso a esta aseveración en ese momento.
Eso muestra hasta dónde y cuán rápidamente puede
llegar una muchacha de un pueblo chico si tiene las conexiones
correctas. Como
Ellen misma seguía diciéndole a todo el mundo, sus
conexiones
iban hasta lo más alto.
Fueron necesarias unas pocas purgas para arreglar las
cosas un poco y poner orden entre los muchachos en el cuarto de atrás,
los que podrían tener algunas dudas acerca de lo que habían
visto y oído, pero eso era un asunto de poca monta. 13 Una de las
armas favoritas en el arsenal de un psíquico es invocar jucios sobre
la cabeza del desertor, y Ellen se sentía en su elemento en esta
área de combate. No muchos de los posteriores miembros de la iglesia
sabían que, a menudo, sus "testimonios" eran enviados a la prensa
o al púlpito antes de ser entregados personalmente a aquéllos
que estaban siendo reprendidos. Este hábito de hacer público
lo que a menudo estaba basado en rumores o chismes, dejando poco o ningún
lugar para que el recipiente se defendiera, generalmente hacía de
Ellen una ganadora. Respondiendo a la invitación que hizo circular
a los que tuvieran perplejidades en relación con sus testimonios,
diciéndoles que le escribieran acerca de sus objeciones y críticas,
los médicos Charles E. Stewart y William S. Sadler le escribieron
a Ellen y le expresaron sus objeciones a su práctica de publicar
sus reprensiones, diciéndole que era antibíblica y errónea.
Pero, hasta donde se sabe, ella nunca recogió el desafío
para contestarles, como había dicho que lo haría. 14
Otros pronto encontraron que era inútil luchar
contra Dios, por lo menos en público. Uriah Smith lo descubrió
- y lo dijo así, en su intento de sobbrevivir como editor del Adventist
Review.
Para 1883, supo que el juego había terminado. Aunque había
expresado sus reservas acerca de las obras de arte que Ellen estaba produciendo,
dijo:
Me parece que los testimonios virtualmente han
venido a adquirir una forma tal que es inútil tratar de defender
las desmesuradas afirmaciones que ahora se hacen a favor de ellos. Por
lo menos, después del injusto tratamiento que recibí el año
pasado, no siento ninguna responsabilidad en ese sentido... Si todos los
hermanos estuvieran dispuestos a investigar este asunto ampliamente y con
honestidad, creo que se podría encontrar algún terreno común
consistente para todos. Pero algunos son tan dogmáticos y testarudos
que supongo que cualquier esfuerzo en ese sentido sólo conduciría
a una ruptura del cuerpo. 15
Es interesante leer, tantos años después, que
en la Conferencia Bíblica de 1919 los profesores de religión
de la escuela superior llegaron a una conclusión parecida, pero
vacilaron en hacer nada que pudiera resultar en la ruptura de un cuerpo
mucho mayor. 16
Nuevamente, para mostrar que, para finales de la década
de 1870 y finales de la de 1880, había muy poco terreno intermedio
en el caso de Ellen White, Smith escribió el 16 de abril:
La idea de que cuestionar las visiones en lo
más mínimo es convertirse en seguida en apóstata y
rebelde sin esperanza ha sido deliberadamente inculcada en la mente de
la gente; y siento tener que decir que demasiadas personas no tienen la
fuerza de carácter suficiente para sacudirse ese concepto; por eso,
en el momento en que se haga cualquier cosa para estremecerlos acerca de
las visiones, pierden la fe en todo y van hacia la destrucción.
17
El 31 de julio de ese mismo año, Smith nuevamente
dio evidencia de que no podía competir con Ellen:
Y mi razón es que la misma Hna. White
me ha cerrado la boca. En el Testimonio Especial a la iglesia de B. C.
[Battle Creek], citado en el número extra del Sabbath Advocate (supongo
que usted ha visto ambos periódicos), ella anunció en público
que yo había rechazado, no sólo ese testimonio, sino TODOS
los testimonios. Ahora, si digo que no los he rechazado, demuestro que
sí lo he hecho, puesto que contradigo éste. Pero si digo
que sí los he rechazado, eso no les hará ningún bien,
hasta donde puedo ver, pero estaré diciendo lo que yo he supuesto
que no era cierto. Su ataque contra mí parece de lo más innecesario
e injusto... Sin razón, me ha forzado a una posición muy
embarazosa. 18
Otros habrían de sentir la ira de ella en sus "testimonios"
y su victoria era tan segura como la de cualquier doctor brujo, antiguo
o privado. Pero, antes de caer por última vez, Smith (como lo habían
hecho otros antes que él y lo harían otros por largo tiempo
después de él) trató de salvar su razón y su
orgullo diciendo: "Ahora tengo que distinguir entre 'testimonio' y 'visión'".
19
Había estado claro para la mayoría, aún
antes de que Smith fuera detenido, que Ellen estaba ganando. Mucho antes
de que cayera por última vez el telón sobre el acto de Uriah
Smith, se supo que Ellen estaba orquestando la música y dirigiendo
la banda al mismo tiempo. Otros se levantarían para poner en duda
lo correcto de las anotaciones, pero ella estaba a cargo, y continuaría
estándolo. Las afirmaciones se volverían más escandalosas
a medida que pasaran las décadas, y las voces de los extremistas
sonarían más estridentes para los que estaban dentro o fuera
del redil, los que no aceptaban que ella y sus escritos tuvieran la última
palabra en poco más o menos cualquier cosa y todas las cosas.
Los extremistas habrían de perder sólo una
batalla en la guerra por el control de la mente de la gente. Eso tuvo lugar
para enfrentar las crecientes críticas de la década de 1940
y la de 1950, cuando prominentes grupos evangélicos fueron a Washington
para examinar el Adventismo por sí mismos. Un grupo de dirigentes
anónimos publicó un libro llamado Seventh-day Adventists
Answer Questions on Doctrine [Los Adventistas del Séptimo Día
responden preguntas sobre doctrina] (comúnmente conocido como Questions
on Doctrine) [Preguntas sobre doctrina]. El libro fue diseñado
para convencer a los amigos visitantes que Ellen White no era la santa
patrona de la Iglesia Adventista del Séptimo Día; que sus
escritos no estaban al mismo nivel que los escritos del canon; que su inspiración
no era la de los escritores del Canon; y que la iglesia no la consideraba
intérprete de las Escrituras, sino todo lo contrario. Todo esto
se dijo muy clara y fuertemente en Questions on Doctrine. 20
A la derecha radical le tomó casi veinticinco años
de trabajar, esperar, e infiltrar posiciones para regresar con fuerza.
En 1980, la Conferencia General, en sesión en Dallas, Texas, metió
a la fuerza una tabla en la plataforma espiritual de la iglesia, y le dijo
a todos los que sabían leer que Ellen White era realmente la santa
de la iglesia, y que Ford, Brinsmead, Paxton, y todos los australianos
y norteamericanos, o cualquiera que viniera, tendría que escoger
venir a la iglesia, y de hecho venir al Canon y a Dios mismo, a través
de los escritos de aquella muchacha de pueblo chico, oriunda de Gorham,
Maine - Ellen Gould (Harmon) White. 21
Se había necesitado largo tiempo, pero ella había
tenido éxito. Los extremistas que prevalecieron sobre los delegados
para que adoptaran la tabla habrían de usarla casi en seguida como
arma contra Ford, el maestro-erudito australiano que estaba siendo sometido
a juicio en el que estaban en juego sus obras, su reputación, y
(algunos creían y esperaban) hasta su vida.
Como Uriah Smith antes que él, Ford habría
de perder, principalmente porque deseaba salvar algunas de las obras de
Ellen y disminuir la autoridad de la mayoría de ellas. Como Smith
antes que él, deseaba separar, por lo menos en su propio
pensamiento, los testimonios de las visiones. Pero sus jueces
(y todos los subsiguientes artículos del Review) habrían
de aclarar que era o todo o nada - que la Iglesia Adventista del Séptimo
Día realmente cree, como lo había indicado George Irwin en
su tratado de 1911, que Ellen había sido canonizada como la intérprete
divina e infalible de la doctrina y el pensamiento Adventistas. La suerte
estaba echada. O, para decirlo de otra manera, se había cruzado
el Rubicón. O los puentes habían sido quemados a sus espaldas.
En todo caso, la Iglesia Adventista del Séptimo
Día permanecía desnuda y sola ante el mundo - como un culto
- en su creencia de que la salvación es apenas posible y que las
Escrituras en realidad son imposibles como guía hacia Cristo y el
Evangelio, excepto a través de Ellen. Un movimiento que había
comenzado con visiones extremas en 1844, cerrando la puerta a todos los
demás excepto sus propios miembros, nuevamente, como 140 años
más tarde, había tomado el camino del extremismo - desafiando
todos los esfuerzos para abrir aquella puerta cerrada; cerrándola
con violencia nuevamente (de ser posible, para siempre); declarando una
vez más que ellos eran
los salvos, los custodios de las llaves,
el epítome de la perfección humana. El pueblo de Dios y todos
los demás tendrían que comenzar a subir las escaleras de
los escritos de Ellen de rodillas, como el viaje de Lutero en la antigüedad,
si es que tenían algún propósito de alcanzar el cielo.
Puede ser que la historia haya llegado a la conclusión
de que Ellen tenía algún poder clarividente, y no sólo
en la manera que otros habían venido a aceptar. Es posible que a
comienzos de la década de 1870 - cuando el camino quedó libre
de la mayor parte de la oposición verbal, y ella inició su
más significativa tarea de reasignar la historia y sus eventos según
sus conceptos, y de reescribir las Escrituras según sus visiones
- ella viera el resultado final, si toodo salía bien. Y el
registro muestra que sí salió bien para algunos. Demasiado
bien, tal vez. La mayoría de los que avanzaron hasta ese punto,
ahora parecen quedarse solos, con sólo Ellen como su trofeo. Quizás
a ella le habría gustado eso, por cuanto vivió solitaria
y a menudo escribió sobre ello y les dijo a sus seguidores que lo
anticiparan y se prepararan para ello.
No están disponibles las actas de ninguna reunión
en que se completaron los planes formales para producir el material escrito
en las décadas de 1870 y de 1880. Quizás no hubo tales reuniones,
ni ninguna prisa para el juicio, sólo una lenta evolución.
Para este tiempo, los escritos de Ellen incluían a muchos autores,
que reforzaron sus relatos del pasado y su visión de los eventos
que habrían de tener lugar en el futuro. La idea estaba mejor expresada
en la introducción a los cuatro tomos que intentaban hacer el trabajo:
Prefacio a la edición
reimpresa
Ellen White, durante la mayor parte de su ministerio,
le dio gran prioridad a la tarea de mantener la historia de la gran controversia
entre Cristo y Satanás ante los ojos de la iglesia y del mundo.
Hubo primero el primer breve relato, casi un resumen, publicado en el diminuto
Spiritual
Gifts, tomo 1. En sus 219 páginas, abarca la historia desde
"La caída de Satanás" hasta "La muerte segunda" - el fin
de Satanás y del pecado. Siendo los observadores del sábado
menos de tres mil, la emisión de esta obra fue una valerosa incursión
en la publicación de libros. El tomo 2, de 1860, presentaba la experiencia
cristiana y las visiones de Ellen White.
Éste fue seguido, en 1864, por Spiritual Gifts,
tomos 3 y 4, completando la historia del Antiguo Testamento, a la cual
apenas se hacía referencia en el tomo 1, excepto por tres breves
capítulos.
La serie Spirit of Prophecy, de cuatro tomos, publicada
desde 1870 hasta 1884, proporcionó a la creciente iglesia una presentación
mucho más detallada de la historia de la gran controversia en un
total de 1,696 páginas de texto de Ellen G. White. A su debido tiempo,
éste fue reemplazado por la serie de cinco tomos Conflict of
the Ages [Conflicto de los Siglos], aún más expandida,
y para su autora, más satisfactoria. Éstos proporcionan al
lector 3,507 páginas de texto relatando la historia de la gran controversia.
22
Las palabras claves en este prefacio son "fue reemplazado
por la serie Conflicto de los Siglos, aún más expandida,
y, para su autora, más satisfactoria". Los Adventistas del siglo
veinte generalmente no se han enterado de que la serie Conflicto fuera
una expansión de nada. Aunque se había aceptado que Ellen
había hecho algún trabajo preliminar al reescribir la historia
y la teología, muy pocos habían adivinado que los cuatro
primeros libros del Espíritu de Profecía eran realmente
un borrador del trabajo. Obviamente, si los primeros libros pasaron la
prueba para su autora y sus ayudantes, aquéllos, los libros, se
convertirían en un fundamento más firme y más fuerte
para cualquier revisión de pensamiento que la iglesia tuviera que
ser condicionada para aceptar.
Si la declaración en ese prefacio se hubiese hecho
antes de que hubiesen pasado entre ochenta y noventa años después
del suceso, posiblemente habría ayudado a aclarar algunos de los
problemas que estaban comenzando a aparecer en el copiado de Ellen. Si
todo el personal hubiese trabajado con ella, y si todos los que notaron
similitudes con materiales que habían sido vistos en su posesión
hubiesen sido conscientes de que ella había estado echando mano
de grandes porciones de material ajeno, el banquete que había sido
servido en nombre de Dios podría no haber sido un picnic así.
Pero Ellen no estaba poniendo toda la comida en la mesa de una sola vez,
de lo contrario los invitados podrían haber sospechado.
La afirmación también habría de expandir
la mentira blanca, pues esas pocas páginas del "diminuto" Spiritual
Gifts en manera alguna podrían haber sido llamadas páginas
de tamaño completo. Cuando se les compara con el producto terminado
de la serie Conflicto, habrían de consistir sólo de como
un tercio a la mitad de la amplificación posterior. Lo que esto
significa, entonces, es que el último comentario sobre el Antiguo
Testamento, dado en su serie Conflicto final, que añadía
cientos y cientos de nuevas ideas y pensamientos no incluídos en
las Escrituras, comenzó con 75 a 90 páginas de ideas en la
producción de 1858. Más tarde, estas iluminaciones habrían
de cubrir ¡más de veintinco millones de palabras! Cómo
esta expansión tuvo lugar es de lo que trata el resto de este relato.
Referencias y notas
1. Los primeros dos tomos de Spiritual Gifts se publicaron en
1858 y 1860, y los últimos dos en 1864. Una reproducción
en facsímil de los cuatro tomos (en dos libros) fue emitida y protegida
por el derecho de autor en 1945.
2. James White, Ed., A Word to the "Little Flock" (Brunswick,
Me: impresión privada, 1847). En años recientes, una reproducción
en facsímil de este folleto de 24 páginas fue emitida por
el "staff" del Ellen G. White Estate. Además de esto, había
un apéndice que consistía en dos páginas de notas
por el "staff" del White Estate, más cuatro páginas de comentarios
y explicaciones por Ellen White en su Ms. 4 de 1883.
3. James White, Ed., Present Truth, julio de 1849 a noviembre
de 1850.
4. Ellen G. White, Early Writings (Washington: Review and Herald
Publishing Association, 1882), p. 64.
5. Ibid., p. 58
6. Ibid., p. 64.
7. Ibid., p. 67.
8. Francis D. Nichol, Ed., Seventh-day Adventist Commentary, 7
tomos. (Washington: RHPA, 1953-57), tomo 4, s.v.
9. EGW Testimonies for the Church, 9 tomos. (Washington:
RHPA, 1885-1909).
10. The Book of Jasher; mencionado en Josué y Segunda de Samuel
(New York: M. M. Noah & A. S. Gould, 1840; reimpreso: Mokelumne Hill, CA 95245:
Health Research, 1966). Referencias a Esdras en A Word to the "Little
Flock" aparecen en los pies de página del folleto, pp. 14-20.
Éstas se reproducen también en Francis D. Nichol, Ellen
G. White and Her Critics (Washington: RHPA, 1951), apéndice,
pp. 561-84.
11. EGW, Spiritual Gifts, tomo 2, p. 293.
12. George A. Irwin, "The Mark of the Beast", folleto (Washington:
RHPA, 1911). Irwin fue presidente de la Conferencia General de los Adventistas
del Séptimo Día 1899-1901.
13. Ingemar Linden, The Last Trump (Frankfurt am Main:
Peter Lang, 1978), p. 203. Linden cita información de los diarios
de George W. Amadon.
14. Charles E. Stewart, A Response to an Urgent Testimony from
Mrs. Ellen G. White, folleto expandido de su carta del 8 de mayo de
1907 (n. p. [impresión privada], pref. 1 octubre de 1907. A menudo
llamado "el libro azul".
15. De Uriah Smith para D. M. Canright, 11 de marzo de 1883.
16. [Conferencia Bíblica], "The Bible Conference of 1919",
Spectrum 10, no. 1 (mayo de 1979): 23-57.
17. De Smith para Canright, 6 de abril de 1883.
18. De Smith para Canright, 31 de julio de 1883.
19. De Smith para Canright, 7 de agosto de 1883.
20. [Los Adventistas del Séptimo Día], Questions
on Doctrine (Washington: RHPA, 1957), pp. 7-10, 89-91. En el título
de la página, la preparación de este libro se atribuye a
"Un grupo representativo de dirigentes, instructores bíblicos, y
editores Adventistas del Séptimo Día." En algunos círculos,
a este grupo se le conoce como FRAN, una especie de acrónimo de
Leroy E. Froom, Walter L.Read, y Roy Allan Anderson.
21. Fundamental Beliefs of Seventh-day Adventists - Church Manual
Revisions. [Creencias Fundamentales de los Adventistas del Séptimo
Día - Revisiones del Manual de Iglesia]. Advent Review,
mayo 1, 1980, p. 23.
22. EGW, The Spirit of Prophecy, 4 tomos. (Battle Creek:
Review and Herald, 1870-77-78-84. Reproducción en facsímil,
(Washington, RHPA, 1969), tomo 1, pref. a la reproducción en facsímil
de 1919.