¿ES CRISTIANA LA
NAVIDAD?
Michael
Schneider
Para la gran mayoría de la gente, la pregunta en
realidad no es ninguna pregunta. ¿Es cristiana la Navidad? "¡Por
supuesto! ¿Qué podría ser más cristiano que
la Navidad? ¿No es el cumpleaños de Jesús?" Otros
han comenzado a sentirse más y más incómodos con la
celebración de la Navidad. Cuando se fijan en las bacanales que
tienen lugar alrededor de diciembre 25, tienen la incómoda sensación
de que algo no está del todo bien. Y, sin embargo, siguen diciéndose
a sí mismos: "¿No es la Navidad el nacimiento de Jesús?
El mundo ha corrompido la Navidad, pero por debajo de todo eso, es todavía
una festividad maravillosa". Y así, luchan año tras año
para "poner a Cristo nuevamente en la Navidad".
Esto puede ser una pensamiento impresionante para algunos,
pero, después de luchar con la pregunta por varios años,
escudriñando las Escrituras y la historia de la Iglesia, he llegado
a la conclusión de que no hay nada cristiano en la Navidad; que,
en su observación actual, así como en su origen, la Navidad
es básica y esencialmente pagana. Si ese pensamiento es nuevo y
alarmante para usted, le invito a considerar la posibilidad de que, para
usted, la Navidad es un punto ciego que necesita que se le reexamine.
No quiero decir que no estoy impresionado con el atractivo
sentimental del "espíritu navideño". Hay un cierto encanto
en esta temporada del año - el pensamiento de reuniones familiares,
soñar con una "blanca Navidad", "castañas tostándose
en una fogata abierta", "aceras en la ciudad, aceras concurridas, vestidos
al estilo navideño". Nadie con algo de sentimentalismo podría
escapar a una punzada de nostalgia cuando hay un sentimiento de Navidad
en el aire. Ni el cínico más endurecido es capaz de ahogar
un infantil sentimiento de buena voluntad que dura algunos días.
He intentado el enfoque que dice: "Pongamos a Cristo otra
vez en la Navidad", pero me he convencido más y más de que
Cristo no quiere ser puesto "otra vez" en la Navidad. Si hablamos
contra la comercialización de la Navidad y subrayamos "el verdadero
significado de la Navidad", la mayoría de la gente estaría
de acuerdo en seguida. La gente es muy consciente de lo que ellos consideran
que son los excesos materialistas de la celebración de la Navidad,
y les encantan los sermones sobre el "verdadero" significado de la Navidad.
Pero yo pregunto: "¿Cuál es el verdadero significado
de la Navidad?" Cuando se llega a su esencia, ¿qué es la
Navidad? ¿De dónde vino? ¿Cómo se originó?
La verdadera pregunta es la naturaleza de la institución misma.
Creo que usted se escandalizará si evalúa
realísticamente la institución de la Navidad. Lo que le estoy
pidiendo es que ponga a un lado sus prejuicios culturales y sus preferencias,
y se acerque a esta pregunta con una mente abierta. Damos por descontado
que es difícil hacerlo. Estamos tan influídos por un siglo
de tradición y nostalgia, que a algunas personas les resulta casi
imposible mirar la cuestión objetivamente. Le estoy pidiendo que
haga a un lado sus ideas preconcebidas, por lo menos temporalmente, para
que mire honestamente este institución que llamamos Navidad. Francamente,
este artículo está calculado para alterarle, para hacerle
pensar, y para hacer que cambie sus acciones si éstas no son consistentes
con la verdad del evangelio.
I. Su comienzo
¿Cuál es el origen de la Navidad? ¿Cómo
se inició? ¿Fueron sus principios paganos o cristianos? En
el Nuevo Testamento no hay en absoluto ninguna indicación de que
los primeros cristianos observaran la Navidad. Puede desmostrarse en la
historia de la iglesia que, probablemente durante los primeros 300 años
después del nacimiento de Cristo, los cristianos no supieron nada
de la celebración de la Navidad. Fue sólo al comenzar la
Iglesia a alejarse de la doctrina y la práctica apostólicas
y derivar hacia a la corrupción que la Navidad comenzó.
¿De dónde vino? ¿De dónde
obtuvo la Iglesia derivante las ideas y las costumbres que se asocian con
la Navidad hoy día? Al origen de la mayoría de las formas
básicas de paganismo en el mundo antiguo se les puede seguir la
pista hasta los "misterios" babilónicos. Todas las culturas antiguas,
Egipto, Grecia, Roma, hasta la India y China, tenían creencias,
tradiciones, prácticas, dioses y diosas, que estaban emparentadas
con las que se encontraban en Babilonia. Los nombres eran diferentes, y
se les añadieron modificaciones diferentes, pero, básicamente,
las antiguas religiones estaban relacionadas con Babilonia y encuentran
su forma más "pura" en ella. En el Antiguo Testamento, Babilonia
representa el epítome de todo lo que es impío y perverso.
La mayor humillación que sufrió el pueblo de Dios por sus
pecados fue ser llevado al cautiverio babilónico, al corazón
del mundo pagano.
En el Nuevo Testamento, Babilonia se convierte
en Roma. El Imperio Romano encarna las creencias y prácticas
paganas de la antigua Babilonia, y es visto como el archienemigo del pueblo
de Dios. En el libro de Apocalipsis, Babilonia es llamada "la gran ramera
que está sentada sobre muchas aguas, con la cual han fornicado los
reyes de la tierra, y los moradores de la tierra se han embriagado con
el vino de su fornicación". Es "una mujer sentada sobre una bestia
escarlata llena de nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas
y diez cuernos. Y la mujer estaba vestida de púrpura y escarlata,
y adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas, y tenía en
la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones y de la inmundicia
de su fornicación. Y en su frente un nombre escrito, un misterio:
Babilonia la grande, la madre de las rameras y de las abominaciones de
la tierra". Y Juan dice que estaba "ebria de la sangre de los santos, y
de la sangre de los mártires de Jesús" (Apoc. 17:1-6).
¿Cuál habría de ser la actitud del
pueblo de Dios hacia esta "Babilonia" en sus días? "Salid de ella,
pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados,
ni recibáis parte de sus plagas" (Apoc. 18:4). Por supuesto, ellos
no podían separarse físicamente del Imperio Romano donde
vivían. El llamado era a una separación espiritual de las
actitudes y las prácticas del Imperio. Pero, ¿escuchó
el pueblo de Dios la advertencia y se separó de Babilonia? No. Hicieron
exactamente lo contrario. Entraron en componendas con ella y se contaminaron
con la corrupción de ella. En el año 313 d. C., se supone
el emperador romano Constantino adoptó la fe cristiana y la declaró
religión oficial en su reino. El hecho de que abrazara la Iglesia
Cristiana resultó perjudicial para el verdadero cristianismo. Constantino
conservó los títulos paganos tradicionales, y sus monedas
todavía conservan las figuras y los nombres de los antiguos dioses
romanos.
La Iglesia se convirtió en "la Iglesia Católica
Romana", y su método vino a ser entrar en componendas con el paganismo.
Desde entonces, la manera Católico-Romana de convertir a los paganos
a su estilo de culto ha sido absorberlos gradualmente, junto con sus observancias
idólatras. La iglesia se contentó con aumentar el número
de adherentes nominales, encontrándose con el paganismo a medio
camino. Hubo algunas valientes voces de protesta que acremente lamentaron
la inconsistencia de esta posición, pero esas voces se alzaron en
vano.
La iglesia de Roma ha continuado aplicando el mismo enfoque
hasta la actualidad. Esto puede verse particularmente en Centro y Sur América,
donde los ídolos simplemente han sido reemplazados con estatuas
de santos. Algunos de sus nombres y tradiciones hasta han sido combinados.
Las iglesias católicas romanas en estos países a menudo se
abren a los indios para la adoración de sus ídolos animistas.
¿Cómo, entonces, recibimos nuestros días
festivos (días santos) [holidays, en inglés], con
sus costumbres y tradiciones, la Navidad, así como la Pascua, La
Noche de Brujas, y el Mardi Gras? Cada uno de ellos nos ha llegado desde
la antigua Babilonia, por medio de Roma, a través de la iglesia
católica romana.
Fue por esta misma razón que en la Ginebra de Calvino
uno podía ser multado o encarcelado por celebrar la Navidad. Fue
a solicitud de la Asamblea de Westminster que el Parlamento inglés
aprobó en 1664 un proyecto de ley prohibiendo la observancia de
la Navidad, llamándola un día festivo pagano. En un apéndice
a su "Directorio para el Culto Público a Dios", los teólogos
de Westminster dijeron: "En la Biblia no se ordena santificar ningún
día bajo el evangelio, excepto el día del Señor, que
es el sábado cristiano. Los días festivos, vulgarmente llamados
'días santos' [holy days], no teniendo autorización en la
palabra de Dios, no deben continuar". (Véase también, de
James Bannerman, The Church of Christ, Vol. I, 406-420).
Cuando los puritanos llegaron a América, aprobaron
leyes similares. Los primeros habitantes de Nueva Inglaterra trabajaron
de firme todo el 25 de diciembre de 1620, en un calculado descuido
de ese día. Como 40 años más tarde, la Corte General
de Massachusetts decretó un castigo para los que observaran la festividad:
"... cualquiera que sea encontrado observando, mediante la abstinencia
del trabajo, o celebrando, o de cualquier otra forma, guardando cualesquiera
días como el Día de Navidad, deberá pagar cinco chelines
por cada una de estas faltas".
No fue sino hasta el siglo 19 que la Navidad tuvo alguna
importancia religiosa en las iglesias protestantes. Todavía a finales
de 1900, los servicios navideños no se celebraban en las iglesias
presbiterianas del sur. La Asamblea General de 1899 declaró: "En
las Escrituras no hay justificación para la observancia de la Navidad
o la Pascua como días festivos. Más bien, ocurre lo contrario
(véase Gál. 4:9-11; Col. 2:16-21, y tal observancia es contraria
a los principios de la fe reformada, conduce a un culto defectuoso, y no
está en armonía con la sencillez del evangelio de Cristo
Jesús".
John Knox y sus colegas incluyeron la siguiente declaración
en su Libro Primero de Disciplina (1560):
Afirmamos que "toda la Escritura es inspirada
por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para
corregir, para instruir en justicia". En los cuales libros del Antiguo
y Nuevo Testamentos afirmamos que todas las cosas necesarias para la instrucción
de la iglesia nacional de Escocia están contenidas y suficientemente
expresadas.
Por doctrina contraria, entendemos cualquier cosa que
los hombres, por medio de leyes, concilios, o constituciones, hayan impuesto
sobre las conciencias de los hombres, sin el expreso mandamiento de la
palabra de Dios: tales como votos de castidad, abjurar del matrimonio,
obligar a hombres y mujeres a llevar varias indumentarias como disfraz,
la observancia supersticiosa de días de ayuno, diferenciar entre
las carnes por razones de conciencia, oraciones por los muertos; y guardar
los días festivos de ciertos santos ordenados por hombres, tales
como todos los que han inventado los papistas, las festividades (como ellos
las llaman) de los apóstoles, los mártires, las vírgenes,
la Navidad, la circuncisión, la epifanía, la purificación,
y otras festividades de Nuestra Señora. Las cuales cosas, a causa
de que en las Escrituras de Dios ni han sido ordenadas ni autorizadas,
juzgamos que deben ser por completo abolidas de este ámbito; afirmamos,
además, que los obstinados sostenedores y maestros de tales abominaciones
no deberían escapar el castigo del Magistrado Civil.
¿Cuál, entonces, es la historia de la Navidad?
Entró a la iglesia siglos después del Nuevo Testamento, fue
descartada en la Reforma, y sólo en este siglo se ha incorporado
subrepticiamente de nuevo en la Iglesia Protestante. Lo que estoy diciendo,
entonces, es que la verdadera Navidad siempre ha sido pagana, y
que convertirla en una celebración cristiana es tratar de añadir
a Cristo o elementos bíblicos a un día festivo esencialmente
pagano.
II. Sus instituciones
Miremos, pues, algunas de las costumbres familiares de
la Navidad, y examinemos su significado. Sólo estoy considerando
una pequeña selección de muchas tradiciones familiares, pero
les aseguro que lo que digo acerca de ellas es correcto en relación
con todas las costumbres navideñas, y le insto a estudiarlas en
cualquier enciclopedia secular.
Tómese, por ejemplo, la fecha misma de la Navidad,
diciembre 25. Como usted probablemente sabe, nadie conoce realmente la
fecha del nacimiento de Cristo, y diciembre 25 es una fecha altamente improbable.
¿Por qué, entonces, se escogió diciembre 25? Bien,
los babilonios celebraban la victoria de su dios sol en el momento del
año en que los días comenzaban a alargarse nuevamente. A
la copia romana de esta costumbre babilónica se la llamaba sarturnalia,
la fiesta del nacimiento del sol. Por siglos, fue abominación para
los cristianos. La celebración era una orgía de jolgorio
pagano. Pero la Iglesia, en vez de adoptar una posición firme contra
el paganismo, comenzó a hacer concesiones. Quería "ayudar"
a los cristianos jóvenes y débiles que no querían
renunciar a la diversión y al entretenimiento del solsticio de invierno.
Así que la iglesia dijo: "Sigamos la diversión y la celebración.
Sólo que ahora la llamaremos una celebración del nacimiento
del Hijo de Dios. En vez de perder miembros dejándoles irse al paganismo,
combinaremos los dos, y gradualmente ganaremos a algunos de los paganos
de nuestros días para que profesen el cristianismo. No obliguemos
a los hombres a escoger entre los dos".
Ahora pensemos en la misma palabra Navidad [Christmas].
¿Qué significa? Mucha gente ni siquiera sabe que es una combinación
de Christ y mass. Christmas es la celebración
católica romana de una misa en particular en honor del nacimiento
de Cristo. Quizás impresionaría en nuestras mentes el verdadero
significado de Christmas si nos refiriéramos a ella como
Christmass.
¿Cuál es el significado de la misa? En esencia, la misa católica
romana es una negación de la suficiencia de la expiación
de Cristo. Profesa ser una representación del sacrificio de Cristo
por los pecados. Es una negación del evangelio (Heb. 9:12, 24-26;
10:10, 12, 14). La Iglesia Católica Romana tiene muchas otras misas,
como la de Miguel, pero es su Christmass la que los protestantes
han elegido para observarla.
¿Qué podría ser más inofensivo
que los hermosos árboles navideños que iluminan nuestros
hogares durante la época de Navidad? Pero, ¿sabe usted por
qué tenemos árboles en nuestros hogares? Desde los tiempos
antiguos, los árboles han jugado un importante papel en la religión
pagana, y hasta eran adorados. Los normandos, los celtas, y los sajones
usaban árboles para mantener alejados a las brujas, los espíritus
malignos, y los fantasmas. En Egipto, la palmera era prominente; en Roma,
era el abeto. A causa de esta asociación, los ídolos a menudo
eran cuidadosamente tallados de árboles. Jeremías advertía
al pueblo de Dios en el Antiguo Testamento: "Así dijo Jehová:
No aprendáis el camino de las naciones, ni de las señales
del cielo tengáis temor, aunque las naciones les teman. Porque las
costumbres de los pueblos son vanidad; porque leño del bosque cortaron,
obra de manos de artífice con buril. Con plata y oro lo adornan;
con clavos y martillo lo afirman para que no se mueva" (Jer. 10:2-4).
Hasta la escena de la natividad, que algunos consideran
como el símbolo más "cristiano" de la Navidad, está
manchada de influencia pagana. Casi todas la formas registradas de culto
pagano que han descendido de los "misterios" babilónicos enfocan
la atención del adorador sobre una diosa madre y el nacimiento de
su hijo. Diferentes culturas usaban diferentes nombres, pero el concepto
es uniformemente el mismo. En Babilonia, era la adoración de la
reina del cielo y su hijo Tammuz, el dios sol que se creía era la
encarnación del sol. El nacimiento del dios sol tenía lugar
en el solsticio de invierno. Yule era el nombre babilónico
del niño o bebé, y el Día del Yule se celebraba el
25 de diciembre, mucho antes del nacimiento de Cristo. La próxima
vez que vea una escena del nacimiento en una tarjeta de Navidad, y María
y Jesús tengan una aureola alrededor de sus cabezas, recuerde que
este concepto católico romano fue tomado prestado de los "misterios"
babilónicos. Y recuerde que al creyente le está prohibido
hacerse "ninguna imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba
en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra"
(Éx. 20:4). ¿Tomamos en serio estos mandamientos de Dios,
o hace mucho tiempo que los hemos superado y les hemos encontrado alguna
otra explicación?
¿Y qué sucede con Santa Claus? ¿Puede
alguien negar seriamente que él representa el verdadero significado
de la Navidad para la gran mayoría de los norteamericanos? No comentaré
los conocidos relatos de su origen como santo católico romano, pero,
¿qué representa él hoy día? ¿Es un duende
inofensivo, alegre, y gordo, o se ha convertido en el símbolo anticristiano
de la codicia, el materialismo, el egoísmo - una expresión
de "algo por nada"? "¿Qué hay para mí?"
Los padres que les cuentan a sus hijos el mito de Santa
Claus están poniendo en peligro su credibilidad delante de sus hijos.
Cuando ellos le preguntan: "¿Puede Santa verme realmente a través
de estas paredes?", ¿qué contesta usted? Nuestros hijos deberían
saber que pueden confiar en todo lo que les decimos, sin cuestionarlo.
¿De qué otro modo podemos esperar que nos crean cuando les
enseñemos las Sagradas Escrituras durante la niñez aquellas
cosas "que pueden hacerles sabios para la salvación", aún
"el misterio de la piedad, que Dios se ha manifestado en carne"?
Todo lo que cree el moderno pagano norteamericano acerca
de Dios está incorporado en Santa Claus. Durante la mayor parte
del año, está ocupado en una actividad simpática pero
sin significado. Existe en alguna parte del norte como un anciano inofensivo
y afable con una larga barba blanca. Visita a su pueblo una vez al año,
y pasa los otros 364 días en la oscuridad. Un niño puede
escribirle al Polo Norte, pero la comunicación es estrictamente
en una sola dirección; Santa no se involucra en la vida diaria.
La manera en que un niño es aceptable a la vista de Santa es siendo
"bueno". Santa advierte sobre las consecuencias de ser "malo", pero esta
palabra en realidad no es digna de confianza. El niño sabe que él
no ha sido perfecto, y aunque sienta alguna ansiedad, recuerda el año
pasado y sabe que, no importa lo que Santa diga o lo que el niño
haga, al final Santa le recompensará. Santa representa a un dios
que amenaza al hombre con el infierno y el juicio sólo para mantenerlo
en línea en esta vida, pero que al final acepta a todos los hombres
de un modo u otro. Si usted enseña a sus hijos el mito de Santa
Claus, sin saberlo les estará dando el material para que construyan
un concepto antibíblico del Trascendente.
¿No es interesante que los japoneses hayan elevado
a Santa Claus al rango de deidad y le hayan asignado un lugar igual entre
los dioses populares de la buena suerte? No es de sorprenderse que hace
poco un dirigente protestante liberal sugirió que San Nicolás
podría ser muy bien el primer santo verdaderamente ecuménico.
Dijo que tanto el pagano promedio como el católico romano regular,
y también el protestante, aplaudirían la propuesta: "Hasta
los budistas y los musulmanes que reverencian al viejito podrían
dar un gran paso hacia el ecumenismo con nosotros... Él ha hecho
más para difundir la enseñanza de que "es mejor dar que recibir"
que cualquier dirigente eclesiástico de los pasados mil años".
¡Eso lo dice todo!
Pero, ¿no es dar regalos una adorable manera de
recordar el nacimiento de nuestro Señor? Ciertamente no hay nada
anticristiano en el intercambio de regalos. Pero, ¿hay otro aspecto
de la Navidad que se haya pervertido más que éste? "Gastamos
dinero que no tenemos, para comprar regalos que otros no necesitan, para
impresionar a gente que no nos simpatiza". ¡En qué parodia
y en qué locura se ha convertido el torbellino de las compras! ¿Podría
alguien sugerir seriamente que lo que sucede en los Estados Unidos el 25
de diciembre está honrando a Jesucristo, que vivió una vida
de sencillez, humildad, y auto-negación, que condenó la ostentación
y el egoísmo, que nos enseñó que "la vida de un hombre
no consiste en la abundancia de las cosas que posee" (Luc. 12:15)? Y, sin
embargo, gentes que afirman ser cristianas gastan cientos y hasta miles
de dólares en sus navidades, y al mismo tiempo dan un poquito para
la obra del evangelio en nuestro país o a las misiones para ayudar
a los necesitados. ¿No es cierto que el principio cristiano de dar
debería aplicarse todo el año, con un verdadero corazón
lleno de amor, y no por impulso y con la esperanza de recibir algo a cambio?
¿Qué sucede con las fiestas y el jolgorio
y el libertinaje que tienen lugar en esta época del año,
supuestamente en relación con el nacimiento de Cristo? ¿Por
qué el licor fluye más libremente en esta época del
año que en cualquier otra? ¿Por qué hay más
accidentes automovilísticos durante la "época de las fiestas"
que en cualquier otra? Podemos sutilizar sobre los orígenes del
árbol de Navidad y la escena del nacimiento, pero una cosa es cierta:
Si usted usa la encarnación de nuestro Señor como excusa
para el jolgorio y el libertinaje, puede estar seguro de que cosechará
el juicio de Dios. Ahora, la pregunta es ésta: ¿Es toda esta
parodia que rodea la época de Navidad inconsistente con el
verdadero significado de la Navidad, o es éste el verdadero
significado de la Navidad derivada de su origen y su historia?
Pero, ¿no son realmente inofensivas las tradiciones
que rodean a la Navidad ? ¿No son bastante inocentes? Bueno, ¿lo
son? ¿Cómo nos tienta Satanás más efectivamente?
¿Nos pone delante cosas horribles, grotescas, que nos causan repulsión?
¿Salta fuera de un oscuro callejón vestido de rojo, con una
cola, blandiendo un trinchante, y diciendo: "Soy el diablo. He venido a
engañarte, para llevarte al infierno"? Por supuesto que no. Los
métodos de Satanás son sutiles: se disfraza "como ángel
de luz" (2 Cor. 11:14). Nos pone delante cosas que parecen "inofensivas",
"inocentes", "divertidas", cosas que "todo el mundo hace". Sin saberlo,
los cristianos sinceros son a menudo llevados a la idolatría por
medio de las tradiciones de los hombres.
III. Sus implicaciones
De todo este material (y sólo
hemos arañado la superficie), saquemos algunas conclusiones. ¿Cómo
debe reaccionar el cristiano a la Christmas
y todas sus tradiciones? Como yo lo veo, tenemos sólo tres alternativas:
1. Podemos
seguir tratando de hacer lo mejor que podamos para "poner a Cristo otra
vez en la Navidad", seguir peleando
una batalla perdida de antemano, para rescatar algo remotamente cristiano
de este día festivo totalmente pagano. Pero, luego, debemos preguntarnos:
"¿Estoy 'poniendo a Cristo' en una celebración pagana?" Tenemos
que enfrentarnos a la pregunta básica: "¿Qué
es
la Navidad?" ¿Qué es realmente? ¿Dónde comenzó
y qué ha sido históricamente?
2. Podemos tratar de separar
la Navidad enteramente de Cristo. Podemos
observarla como una especie de festival folklórico cultural, razonando
que los elementos paganos están tan alejados hisóricamente
que, de alguna manera, las tradiciones han sido purgadas de su idolatría.
Eso sería más consistente, pero todavía queda un problema:
Sus amigos no cristianos y la sociedad todavía asocian vagamente
a la Navidad con el nacimiento de Cristo y suponen que, puesto que usted
es cristiano, está participando en esta celebración del nacimiento
de Jesús. En las culuras primitvas, los cristianos han tenido este
problema por años. Se les insta a participar en ritos paganos como
una especie de herencia cultural, desasociándose de sus orígenes
idólatras. Pero, ¿pueden ellos hacer esto y todavía
mantener un testimonio cristiano consistente?
3. La única otra alternativa
es abandonar la Navidad por completo.
Estoy convencido de que, por lo que a mí concierne, éste
es el único camino a seguir. Conozco bien las objeciones. Las he
oído muchas veces. "Nadie es completamente consistente". No, por
supuesto que nadie es completamente consistente. Pero ese hecho no nos
releva de la obligación de ser tan
consistentes como podamos, de obedecer
todos y cada uno de los mandamientos de la Escritura hasta los entendamos.
"Pero, ¿no es ése un paso drástico?" Sí,
es un paso muy drástico; pero si vamos a detener - o siquiera resistir
- la marea de paganismo en nuestros d&iaccute;as, van a ser necesarias medidas
radicales. "¿No es ésa una propuesta radical?" Sí,
pero el verdadero cristianismo es una fe radical.
"Pero, ¿no seré considerado
fanático
si adopto una medida tan radical?" Probablemente.
Ésa será
una nueva experiencia, ¿no? A nadie le gusta ser considerado fanático;
si le gusta, entonces hay algo que no está bien. A nadie le gusta
ser perseguido. Pero piense cuán poca persecución enfrentamos
nosotros los cristianos. ¿No será porque somos inconsistentes?
¿No hay algo malo cuando nuestras creencias y nuestras prácticas
no molestan al mundo más de lo que lo hacen? Si hacemos concesiones
en este punto, ¿por qué no hacerlas en otro, y en otro, y
en otro? Nosotros los cristianos a menudo nos preguntamos por qué
no somos perseguidos en la actualidad. La conclusión a la que llegamos
a menudo es que seríamos perseguidos si fuéramos fieles.
¿Por qué no nos odia el mundo? ¿No será porque
no desafiamos el pensamiento del mundo en el punto más crucial -
el concepto del mundo en cuanto a qué es el cristianismo? El mundo
ha reemplazado el evangelio con una religión folklórica.
Martín Lutero dijo: "Si yo
profeso con mi voz más fuerte y de la manera más clara cada
porción de la verdad de Dios, excepto precisamente ese pequeño
punto que el mundo y el diablo están atacando en ese momento, no
estoy confesando a Cristo, por osadamente que profese cree en Él.
Donde ruge el combate, allí se prueba la lealtad del soldado, y
estar firme en todo el campo de batalla además, es mera huída
y una mera desgracia si titubea en ese punto".
"¿No será eso una
cosa muy difícil?" Sí, lo será. No hay duda
acerca de eso. La tradición navideña está tan firmemente
entronizada en nuestra sociedad - y hasta en nuestros corazones - que será
sumamente difícil nadar contra la corriente. Pero la pregunta no
es realmente: "¿Es difícil?", sino "¿Es correcto?"
Lo correcto no siempre es fácil. Cristo nunca nos prometió
que sería fácil seguirle. Cuando nuestras vidas cristianas
son tan fáciles como lo son, probablemente hay algo erróneo
en alguna parte.
Entonces, ¿cuáles
son las razones positivas que deberíamos considerar para eliminar
la Navidad por completo? La primera es la razón por la cual nuestros
antepasados protestantes evitaron cuidadosamente la Navidad; porque consideraban
la Escritura como la Palabra de Dios, la única e infalible regla
de fe y práctica. La Confesión de Westminster dice: "Todo
el consejo de Dios, concerniente a todas las cosas necesarias para su propia
gloria, la salvación del hombre, la fe, y la vida, está o
expresamente presentado en la Escritura, o por buenas y necesarias consecuencias
puede deducirse de ella, a lo cual nada ha de añadirse en ningún
momento, ya sea por medio de nuevas revelaciones del Espíritu, o
por medio de tradiciones de hombres" (Confesión de Westminster,
1:6). "La manera aceptable de adorar al Dios verdadero ha sido establecida
por Él mismo, y ha sido limitada por su propia voluntad revelada,
para que no pueda ser adorado según las imaginaciones y los instrumentos
de los hombres, o por las sugerencias de Satanás, bajo ninguna representación
visible, ni en ninguna otra manera que no esté estipulada en las
Sagradas Escrituras" (2:1).
Jesús dijo a los fariseos:
"Dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición
de los hombres... invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición"
(Mar. 7:8, 13). Pablo escribió a los gálatas, consternado:
"Guardáis los días, los meses, los tiempos, y los años.
Me temo de vosotros, que haya trabajado en vano con vosotros" (Gál.
4:10-11). No les condenaba por observar aquellas instituciones ordenadas
por Dios, sino por observar las hechas por los hombres, en contra de la
ley de Dios. Para mucha gente, el punto más importante de las celebraciones
religiosas del año es una celebración sin apoyo bíblico.
¿Cree usted que yo disfruto
diciendo estas cosas? Nadie disfruta siendo el personaje que se robó
la Navidad. Pero la única pregunta verdadera es ésta: ¿Es
bíblico lo que he estado diciendo? ¿Es consistente con la
Palabra de Dios? Si no lo es, usted debería desentenderse de ello.
Pero, si lo es, dcbería meditarlo cuidadosamente, y acatarlo. Por
supuesto, usted puede discrepar con mi interpretación de la Escritura
sobre este punto; puede estar en desacuerdo con mi evaluación de
los antecedentes históricos y la situación actual. Puede
que yo esté errado. A menudo lo estoy. Pero, lo que usted debería
hacer con un mensaje como éste es lo que los cristianos de Berea
hicieron con la predicación de Pablo: "Escudriñaban las Escrituras
diariamente, a ver si estas cosas eran así" (Hech. 17:11). Debe
usted, por sí mismo, evaluar la evidencia abiertamente, honestamente,
y realísticamente, y sacar sus propias conclusiones. Usted no responde
ante el predicador, sino ante Dios.
Las Escrituras señalan lo
que debe ser un agudo contraste entre el cristiano y el mundo. Ese contraste
ha sido mayormente desvirtuado en nuestros días. "No améis
al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo,
el amor del Padre no está en él" (1 Juan 2:15). "Salid de
en medio de ellos, y apartaos" (2 Cor. 6:17). "No os conforméis
a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro
entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad
de Dios, agradable y perfecta" (Rom. 12:2). La idea es: No permitamos que
el mundo escriba la agenda, no permitamos que el mundo asuma el control,
ni que establezca las condiciones. El cristiano está en
el mundo, pero no debe ser del mundo. Es un ciudadano de
otro país, un desconocido y peregrino aquí. No está
llevando el paso con sus compañeros porque oye un tambor diferente.
Lo que realmente estoy cuestionando
es si se puede tener una Navidad cristiana. Los aspectos religiosos
son la peor parte de la Navidad. No hay una ilustración más
mordaz del contraste entre la religión cultural y la fe bíblica
que la Navidad. La Navidad promociona un evangelio de imitación
que en realidad impide que el mundo entienda el verdadero evangelio. La
Navidad presenta un evangelio sustituto con el cual el mundo puede vivir
fácilmente. Para el mundo, el mensaje cristiano es simplemente "amor,
paz, espíritu dadivoso, un sentimiento de buena voluntad". Ese "evangelio"
simplista da a los hombres justo la inoculación suficiente para
evitar que entiendan el verdadero evangelio.
El mundo ama la Navidad porque
la Navidad promociona un cuadro sentimental de un bebé en un pesebre.
La Navidad hace que Jesús siga siendo un bebé en un
pesebre. Jesús es falseado por la Navidad. El evangelio es falseado
por la Navidad. La Navidad es el único momento en que una persona
impía puede ser religiosa sin peligro. A la mayoría de la
gente le gusta hacer algo religioso de cuando en cuando para acallar su
conciencia y convencerse de que son realmente buenas personas después
de todo; y la Navidad les proporciona la oportunidad perfecta para hacerlo.
Es completamente seguro para la mayoría de las personas paganas
participar del espíritu de Navidad. Se puede tener el espíritu
de Navidad sin tener el Espíritu Santo, sin tener la mente de Cristo.
La misma popularidad de la Navidad
debería hacer que los cristianos la cuestionaran. ¡Cualquiera
y todo el mundo debería celebrar la Navidad sin cuestionamientos!
Paganos declarados, cristianos nominales, hasta los budistas, participan
en las celebraciones. Si, en realidad, el 25 de diciembre fuera la fecha
establecida por Dios para recordar el nacimiento de Jesús, usted
puede estar seguro de que el mundo no habría tenido nada que ver
con ello. Después de todo, Dios ha ordenado la observancia de un
día en siete, un día en que los cristianos celebran la resurrección
de Cristo, el primer día de la semana, el día del Señor
- pero, ¿lo observa el mundo? Por supuesto que no. El mundo lo ignora
por completo. ¿No deberían los cristianos sospechar de una
celebración en la cual el mundo pecaminoso entero puede participar
sin remilgos? Hay multitud de personas que continuamente profanan
el Día del Señor, pero de alguna manera son celosos de estar
en la iglesia en Navidad.
La cuestión crucial para
el creyente es el señorío de Cristo: "¿No sabéis
... que no sois vuestros? Porque comprados fuisteis por precio" (1 Cor.
6:19-20). ¿Está usted dispuesto sinceramente a pensar lo
que sea que el Señor quiere que piense sobre todo este asunto? ¿Está
usted dispuesto a hacer lo que Dios quiere que haga, aunque esto signifique
un cambio drástico en su manera de pensar o en su manera de actuar?
Es en este punto donde el conflicto realmente ocurre.
He oído a mucha gente decir
sobre este tema: "No, yo no quiero leer un libro sobre eso. No, yo no quiero
pensar en ello. No quiero hablar de eso. Voy a tener mi Navidad, no importa
lo que suceda. Disfruto de ella, y nadie me la va a quitar" (dando a entender
que ni siquiera Dios). Es en ese momento cuando la Navidad se convierte
en un ídolo. Un ídolo es cualquier cosa que se interponga
entre usted y Dios: cualquier cosa a la que usted rehuse renunciar, aunque
Él se lo haya ordenado. Las exhortaciones generales a rendir el
todo no nos afectan mayormente; pero el discipulado realmente cuenta cuando
afecta alguna área específica que nos importa. La verdadera
pregunta es: ¿Puede usted decirle a Dios sobre este punto en disputa:
"Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo"?