LA PARUSÍA
O
La Venida de Nuestro Señor
Jesucristo
James Stuart Russell
(1816-1895)
Tomado de The
Preterist Archive
LA PARUSÍA EN LAS EPÍSTOLAS
APOSTÓLICAS
LA PARUSÍA EN LA EPÍSTOLA
A LOS GÁLATAS
No encontramos ninguna alusión directa a la Parusía
en la Epístola a los Gálatas. Ella contribuye, sin embargo,
a dilucidar el tema, proporcionando una ilustración de la primera
aparición y el rápido crecimiento de la defección
de la fe predicha por nuestro Señor y designada por Pablo como "la
apostasía" o "enfriamiento", que era señal precursora de
la Parusía. (Véase Mat. 24:12; 2 Tesa. 2:3; 1 Tim. 4; 2 Tim.
3; 4:3,4). La plaga ya había brotado en las iglesias de Galacia,
y en esta epístola vemos cuán fervientemente trató
el apóstol de detener su progreso, protestando vehementemente contra
esta perversión del evangelio, y denunciando a sus originadores
y propagandistas como enemigos de la cruz de Cristo. El mal surgía
de las artes de los maestros judaizantes, que por todas partes eran los
inveterados oponentes de Pablo, y que parecen haber estado poseídos
del mismo espíritu de proselitismo que distinguía a los fariseos,
que "rodeaban mar y tierra para hacer un prosélito". En esta manifestación
de la apostasía predicha, tenemos una marcada indicación
de la aproximación de "los últimos tiempos" o del "fin del
tiempo".
"EL PRESENTE SIGLO MALO", O LA
ÉPOCA MALA
Gál. 1:4. "El
cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente
siglo malo".
El apóstol habla aquí del estado de cosas
existente como malo, y del Señor Jesucristo como el que nos libra
de él. La palabra época [o eón] no se refiere por
supuesto al mundo material, la tierra, sino al mundo moral, o época
moral. Es equivalente a la frase que ocurre tan a menudo en los evangelios,
"esta generación perversa" (Mat. 2:45, etc.). El presente siglo
malo es considerado como que está pasando, y a punto de ser sucedido
por un nuevo orden, el . (Heb. 2:5).
LAS DOS JERUSALENES, LA ANTIGUA
Y LA NUEVA
Gál. 4:25,26.
"Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén
actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud.
Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros,
es libre".
En este momento, no es nuestra intención hacer otra
cosa que simplemente tomar nota de este notable contraste entre las dos
ciudades, la nueva Jerusalén y la antigua. En esta etapa, nos abstenemos,
a propósito, de entrar en símbolos y su significado, hasta
que toquemos el tema entero en el libro de Apocalipsis.
Mientras tanto, se le solicita al lector que tome nota
cuidadosa del contraste que se presenta aquí. La Jerusalén
que ahora es, y la Jerusalén que habrá de ser; la Jerusalén
terrenal, y la Jerusalén celestial; la Jerusalén que está
en esclavitud, y la Jerusalén que es libre; la Jerusalén
que está debajo, y la Jerusalén que está arriba; la
Jerusalén que es madre de esclavos, y la Jerusalén que es
nuestra
madre. Descubriremos que este contraste nos será de no poco valor
para establecer el significado de algunos de los símbolos del Apocalipsis.
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