E. S. Ballenger escribió tres folletos: "El mensaje del primer ángel", "El mensaje del segundo ángel", y "El mensaje del tercer ángel". Los números de las páginas y los capítulos de estos folletos son los mismos que los de los folletos originales. Estos libros son muy raros y realmente vale la pena leerlos para entender el Adventismo y sus falsas enseñanzas. Robert K. Sanders.
   
Ellen G. White

EL MENSAJE DEL PRIMER ÁNGEL

o
EL JUICIO INVESTIGADOR

Parte 1

E. S. Ballenger

Tomado de Truth or Fables 


Capítulo 1:  ¿Qué es el mensaje del primer ángel?

Capítulo 2:  El juicio investigador en la historia del adventismo



Capítulo 1

¿QUÉ ES EL MENSAJE
DEL PRIMER ÁNGEL?

La batalla de Armagedón representa el último de una serie de juicios que terminan con la segunda venida de Cristo al comienzo de los mil años, o el milenio.

Esta serie de juicios es anunciada por un solemne pero gozoso mensaje registrado en Apocalipsis 14: 6,7.

"Y vi otro ángel volar por en medio del cielo, que tenía las buenas nuevas eternas para proclamarlas a los que moran en la tierra, y a toda nación, tribu, y lengua, y pueblo; y dijo a gran voz: Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio es venida; y adorad a aquél que hizo el cielo y la tierra, y el mar, y las fuentes de las aguas". American Standard Version.

La versión común que dice: "Teniendo el evangelio eterno para predicarlo", no está en armonía con el original. El texto no hace referencia al evangelio de la salvación del pecado por medio de la muerte de Cristo. Estas buenas nuevas del ángel son algo muy diferente.

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La palabra "evangelio", que aparece en nuestra versión común, ocurre setenta y siete veces en el Nuevo Testamento, pero éste es el único caso en que aparece sin el artículo definido "el" o alguna otra modificación definida, como "mi evangelio", "nuestro evangelio", o "evangelio de Dios". Aquí la palabra griega "euaggelion" aparece sola y es fielmente traducida en la versión citada más arriba.

Si el término "buenas nuevas eternas", o evangelio, no se refiere a la salvación del pecado, ¿a qué se refiere?

Téngase presente que la palabra griega traducida como "evangelio" significa buenas nuevas, o buenas noticias. Hay muchas clases de buenas nuevas, pero no todas las buenas nuevas son el evangelio de la salvación del pecado. David dijo que Ahimaas "es hombre de bien, y viene con buenas nuevas" (2 Sam. 18:27), pero no traía el evangelio de la salvación del pecado. Los leprosos que entraron al campamento abandonado del ejército sirio dijeron: "Hoy es día de buena nueva" (2 Reyes 7:9), pero no era la buena nueva de la salvación del pecado. No. Era la salvación de morirse de hambre.

Si un padre de familia en cualquier hogar cristiano existente le dijera a un niño: "Tráeme el libro", el niño, sin preguntar, le traería la Biblia. Sin el artículo definido "el", un niño podría traer cualquier libro, obedeciendo así la solicitud del padre. Los Adventistas del Séptimo Día tienen una frase que es más común a su modo de hablar que "el evangelio" lo es al Nuevo Testamento. "La verdad" es proverbial entre ellos en la letra impresa, desde el púlpito, y en las bancas de la iglesia. Significa "el mensaje del tercer ángel".

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Si un desconocido testificara en una de sus reuniones sociales y usara la expresión: "Amo verdad", ¿lo considerarían un fiel Adventista del Séptimo Día? Pero si dijera: "Amo la verdad", en seguida sería clasificado como uno de ellos.

Si un hombre declarara que ama y obedece "la verdad" pero no guardara el séptimo día sábado, en seguida lo acusarían de decir falso testimonio. Pero si dijera "verdad", lo considerarían un buen candidato. La omisión del artículo definido "el" en la expresión "la verdad" es muy significativo para cada Adventista y correctamente de acuerdo con su credo. No es menos significativo cuando es omitido delante de "evangelio" en el mensaje del primer ángel.

El ángel dice exactamente cuáles son estas buenas nuevas. Refiérase al pasaje bíblico citado y será claro para el lector cuidadoso cuáles son las buenas nuevas del mensaje. No. No es "Temed a Dios y dadle gloria", porque ésas no es buena nueva, sino una exhortación en vista de las buenas nuevas. No. No es "adorad al que hizo el cielo y la tierra", porque ésa también es una exhortación. Las buenas nuevas están expresadas en siete palabras de buenas nuevas eternas, "la hora de su juicio es venida".

Esta buena nueva no es salvación de los pecados de un mundo impío, sino de sus pecadores. Que el anuncio "la hora de su juicio es venida" es, en efecto, buena nueva, se muestra abundantemente en el mismo libro de Apocalipsis. Nótese lo siguiente:

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"Y cuando hubo abierto el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?". Apoc. 6: 9, 10.

Este fuerte clamor de la sangre de los mártires por un juicio punitivo es contestado con la afirmación de que "los que moran en la tierra" matarán a los hermanos de los mártires por "un poco de tiempo", todavía futuro, y luego el clamor por un juicio será contestado.

Cuando llegue la hora de que esta sangrienta obra de matar a los santos termine para siempre en la destrucción de los que han bebido su sangre, el anuncio de que esta hora de juicio ha venido, ¿no será en verdad buena nueva para los santos, tanto en el cielo como en la tierra? Y ésta es la buena nueva del mensaje del primer ángel.

Nótese que las almas bajo el altar no están rogándole al Señor que inicie una investigación para ver si es necesaria una expiación en el propiciatorio para silenciar las demandas de una ley quebrantada por su muerte como transgresores de esa ley. Están clamando a Dios en alta voz pidiéndole que "juzgue ... a los que moran en la tierra", los que los habían muerto "a causa de la palabra de Dios y el testimonio que tenían".

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Notemos ahora los pasajes que registran la respuesta de Dios al clamor de los mártires pidiendo juicio sobre sus perseguidores, y el gozo y el regocijo que siguen.

"Y el tercer ángel derramó su copa sobre los ríos, y sobre las fuentes de las aguas, y se convirtieron en sangre. Y oí al ángel de las aguas, que decía: Justo eres tú, oh Señor, el que eres y que eras, el Santo, porque has juzgado estas cosas. Por cuanto derramaron la sangre de los santos y de los profetas, también tú les has dado a beber sangre, pues lo merecen. También oí a otro, que desde el altar decía: Ciertamente, Señor Dios Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos". Apoc. 16:4-7.

"Vino entonces uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, y habló conmigo, diciéndome: "Ven acá, y te mostraré la sentencia [juicio] contra la gran ramera, la que está sentada sobre muchas aguas". Apoc. 17: 1.

Este juicio prometido se describe en el capítulo 18.

Hablando a las naciones a las cuales Babilonia ha hecho beber hasta embriagarse con el vino de su fornicación, dice Dios:

"Dadle a ella como ella os ha dado, y pagadle doble según sus obras; en el cáliz en que ella preparó bebida, preparadle a ella el doble. Cuanto ella se ha glorificado y ha vivido en deleites, tanto dadle de tormento y llanto;

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porque dice en su corazón: Yo estoy sentada como reina, y no soy viuda, y no veré llanto; por lo cual en un solo día vendrán sus plagas; muerte, llanto, y hambre, y será quemada con fuego; porque poderoso es el Señor, que la juzga." ...

"¡Ay, ay, de la gran ciudad de Babilonia, la ciudad fuerte, porque en una hora vino tu juicio". Apoc. 18:6-10.

"Regocijaos sobre ella, cielo, y vosotros, santos, apóstoles, y profetas; porque Dios ha juzgado vuestro juicio sobre ella". Apoc. 18:20, Versión Revisada, en inglés.

"Después de esto oí una gran voz de gran multitud en el cielo, que decía: ¡Aleluya! Salvación, y honra, y gloria, y poder son del Señor Dios nuestro, porque sus juicios son verdaderos y justos; pues ha juzgado a la gran ramera que ha corrompido a la tierra con su fornicación, y ha vengado la sangre de sus siervos de la mano de ella. Otra vez dijeron: ¡Aleluya! Y el humo de ella sube por los siglos de los siglos". Apoc. 19:1-3.

La palabra "juicio" o "juicios" en Apoc. 18:10 y 19:2 ciertamente significa el castigo de Dios sobre los impíos, y no una investigación. ¿Con qué autoridad puede cualquier persona afirmar que "juicio" en el mensaje del primer ángel significa algo más, cuando todas son traducidas de la misma palabra griega?

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A estas alturas, el lector debe estar profundamente impresionado con la verdad de que el anuncio de que la hora del juicio de Dios ha venido es ciertamente "buenas nuevas eternas", y es buena nueva porque anuncia los juicios destructivos de Dios sobre los perseguidores de sus santos y por lo tanto su eterna liberación. Pero el griterío no ha hecho sino comenzar.

"Y los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron en  tierra y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono, y decían: ¡Amén! ¡Aleluya! Y salió del trono una voz que decía: Alabad a nuestro Dios todos sus siervos, y los que le teméis, así pequeños como grandes. Y oí como la voz de una gran multitud, y como el estruendo de muchas aguas, como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina!". Apoc. 19:4-6.

¿Quién ha estado reinando? "La mujer que has visto es la gran ciudad que reina sobre los reyes de la tierra". Apoc. 17:18.

Nótese que todo este tremendo regocijo en el cielo y en la tierra, de los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes, y los santos, grandes y pequeños, es por el hecho de que la hora del juicio de Dios ha venido y de que, por sus juicios punitivos, ha librado a sus santos de aquéllos que los perseguían.

Por lo tanto, el mensaje del primer ángel es claramente las buenas nuevas eternas de Dios, cuando anuncia que "la hora de su juicio ha venido".

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El primer ángel pronunciará su mensaje cuando Babilonia comience a declarar: "Yo estoy sentada como reina, y no soy viuda, y no veré llanto"; cuando "todos los que moran en la tierra adorarán" a la bestia "diciendo: '¿Quién como la bestia, y quién podrá hacer guerra contra ella'?"; cuando todo el mundo, excepto el fiel "remanente", "esté intoxicado con admiración por la gloria de la bestia y la mujer sentada sobre ella, y sea declarado alta traición declarar que Dios está a punto de destruir la combinación impía. Se necesitarán hombres de una fe y un valor más que comunes para anunciar el mensaje del primer ángel, y se necesitará un poder más que humano para evitar que estos mensajeros sean borrados de la faz de la tierra. Pero Dios tendrá fieles servidores que proclamarán su mensaje cuando llegue la hora, y Él los cuidará.


CAPÍTULO 2

El juicio investigador
en la historia del Adventismo

El mensaje del primer ángel, o "mensaje de juicio", como es llamado en el lenguaje común Adventista, fue dado por William Miller y sus seguidores antes del 22 de octubre de 1844. Ellos dieron la correcta interpretación de este mensaje. La idea de que una obra de purificación habría de tener lugar en el cielo nunca les pasó por la mente. Enseñaron que el juicio del primer mensaje era la destrucción de los impíos.

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Después del gran chasco del 22 de octubre de 1844, vivieron esperando el regreso del Señor casi todos los días. Al continuar esperando, se hundieron más y más en la perplejidad. Se multiplicaron las explicaciones de su desengaño. Al aparecer nuevas teorías, los Adventistas se dividieron en muchas facciones. Había dos  sobresalientes diferencias de interpretación, que resultaron en la división de los creyentes Adventistas en dos bandos muy hostiles entre sí. Estas dos enseñanzas se relacionaban con el cierre del tiempo de oportunidad y la terminación de los 2,300 días. El séptimo día sábado llegó un poquito más tarde, lo que ensanchó la brecha entre las dos facciones.

A comienzos de 1845, un grupo comenzó a enseñar que habían cometido un error en sus cálculos y que, por lo tanto, los 2,300 días no habían terminado en 1844. Reajustaron sus cifras y continuaron fijando fechas para la terminación de los períodos proféticos y la venida del Señor. Por un tiempo, también ellos enseñaron la "puerta cerrada", pero, en abril de 1845 se reunieron en una conferencia en Albany, N. Y., y repudiaron la "puerta cerrada", y salieron a trabajar en la conversión de pecadores. Este grupo se volvió contra el séptimo día sábado, y por lo tanto, se llamaron los Adventistas del Primer Día.

El otro grupo, dirigido por James White y su esposa, Joseph Bates, y otros, continuaron firmemente en favor de la terminación de los 2,300 días en 1844, la "puerta cerrada," y más tarde, el sábado. Por supuesto, éstos se llamaron Adventistas del Séptimo Día. Ningún Adventista bien informado y honesto negará estas sobresalientes diferencias, que distinguían a los dos grupos.

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Ambas facciones continuaron fijando fechas para el regreso del Señor: Una, reajustando la fecha para la terminación de los 2,300 días; el otro, especulando sobre lo que estaba sucediendo en el cielo.

Los seguidores de los White nunca cambiaron su enseñanza de que los 2,300 días habían terminado el 22 de octubre de 1844. Habiendo fijado esta fecha, su única explicación giraba en torno al suceso que tuvo lugar en 1844. Ambos grupos estaban bendecidos con fértiles imaginaciones, y las usaron bien. Uno frenéticamente  cambiaba las fechas para el comienzo y el fin de los períodos proféticos, mientras que el otro mantenía el ritmo presentando escenas celestiales, y de esta manera, cambiando las fechas para la venida del Señor.

Al comienzo de su desengaño, los Adventistas del Séptimo Día enseñaban que Cristo fue a la presencia del Padre para recibir el reino y que, por lo tanto, regresaría a la tierra después de su coronación. Esta enseñanza tuvo una corta vida. Luego enseñaron que Cristo había entrado al Lugar Santísimo para hacer expiación. Más tarde, que debían ser sellados con el sábado. La última y más permanente teoría, y la que todavía enseñan, se conoce como el Juicio Investigador.

El juicio investigador como lo enseña la denominación, es un invento, no un descubrimiento. Era el resultado de una serie de muy gravosos desengaños.

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El juicio investigador definido

Dejaremos que James White y la Sra. E. G. White definan lo que quieren decir con Juicio Investigador.

"El juicio investigador tiene lugar antes del segundo advenimiento y la resurrección de los justos, para saber quiénes son dignos de la primera resurrección". James White, Life Incidents, p. 323.

"Esta obra de examinar el carácter, de decidir quiénes están preparados para el reino de Dios, es la del juicio investigador, la obra final en el santuario en el cielo". E. G. White, El Gran Conflicto, p. 428.

Para abreviar, usaremos las iniciales J. I. para indicar juicio investigador.

Con estas claras afirmaciones delante de ellos, Review and Herald, en la edición del 29 de octubre de 1931, afirmó que el J. I. no es para informarle a Dios, porque Él sabe, "por cuanto Él es infinito; pero los hombres y los ángeles no saben porque tanto los hombres como los ángeles son finitos. La razón de un juicio es, pues, para que los seres finitos puedan, no sólo creer que Dios es justo, sino para que conozcamos tanto la perfección de Su justicia como la profundidad de Su misericordia".

Con esta afirmación, la publicación denominacional se opone de plano a su propia profetisa en dos puntos. Primero, la Sra. White y toda la literatura denominacional enseñan que el propósito del J. I. es el de infomar a Dios. Segundo, la Sra. White repetidamente dice que los ángeles saben. En Testimonios, tomo 1, p. 544, ella dice: "Los ángeles celestiales están familiarizados con nuestras palabras y acciones, y hasta los pensamientos y las intenciones del corazón". Véase también el tomo 2, pp. 181, 442 de El Gran Conflicto, p. 486.

El Review and Herald enseña que los muertos permanecen inconscientes hasta la resurrección. Por lo tanto, ningún J. I. puede informarles a los muertos sino hasta después de la venida de Cristo, cuando vuelven a la vida. Además, la denominación, incluyendo a la Sra. White, enseña que el J. I. termina antes de la resurrección, para que Dios "pueda saber quiénes son dignos de la primera resurrección". Si el J. I. termina antes de la primera resurrección, entonces los pobres hombres finitos nunca tendrán el privilegio de conocer ni "la perfección de su justicia" ni "la profundidad de su misericordia".

Entonces, cuán inconsistente es enseñar que un J. I. comenzó en 1844, si Dios y los ángeles conocen "cada pecado secreto" y "los pensamientos e intenciones del corazón" y que los muertos permanecen inconscientes hasta que el J. I. haya terminado.

El juicio investigador en progreso
por más de 100 años

"El Juicio está ocurriendo ahora en el santuario en el cielo. Esta obra ha estado en progreso por cuarenta años. Pronto -- nadie sabe cuán pronto -- pasará a examinar los casos de los vivos". La Sra. E. G. White, El Espíritu de Profecía, tomo 4, p. 315. Publicado en 1884. Si en 1884 había estado en progreso por cuarenta años, ahora habría estado en progreso por más de 100 años.

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James White se opuso resueltamente
al juicio investigador

La teoría del J. I. es contraria, no solamente a las Escrituras, sino también a las enseñanzas de los pioneros, incluyendo la Sra. White. El Capitán Bates enseñó el J. I. no muchos años después del desengaño, pero James White combatió la teoría de Bates vigorosamente. Después de citar Mateo 25:31-33, dice:

"Este pasaje evidentemente apunta a los sucesos más importantes del día del Juicio. Ese día durará 1,000 años -- 2 Pedro 3:7,8. El suceso que introducirá el día del Juicio será la venida del Hijo del Hombre, para levantar a los santos que duermen, y transformar a aquéllos que estén vivos en ese momento...

"No es necesario que la sentencia final se pronuncie antes de la primera resurrección, como algunos han enseñado, porque los nombres de los santos están escritos en el cielo, y Jesús y los ángeles ciertamente sabrán a quiénes resucitar y reunir en la Nueva Jerusalén". James White en A Word to the Little Flock, p. 24.

Esto se publicó en mayo de 1847, y sin embargo, el hermano Bates continuó enseñando esta teoría del J. I. Para enfrentarse a esta herejía del Capt. Bates, la Sra. White tuvo una visión el 5 de enero de 1849, confirmando la posición de su esposo sobre el juicio. En esta visión, ella dice:

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El J. I. es contrario a las "visiones"

"Vi que la ira de las naciones, la ira de Dios, y el tiempo de juzgar a los muertos, eran separados y distintos, cada uno siguiendo al otro". Early Writings, p. 36.

Estas citas muestran que James White y su esposa no creían que el J. I. comenzaría antes de la primera resurrección.

La Sra. White definió la ira de Dios como las siete últimas plagas. (Véase Early Writings, p. 64). Por lo tanto, podemos  sustituir "la ira de Dios" por las "siete últimas plagas" en la cita que antecede.

Entonces, se leería así: "Vi que la ira de las naciones, las siete últimas plagas, y el tiempo de juzgar a los muertos, eran separados y distintos, cada uno siguiendo al otro".

Esto ocurrió en enero 5, 1849. Por lo tanto, las siete últimas plagas deben haber ocurrido antes de esta fecha, de lo contrario el J. I. no habría comenzado.

El J. I. no tiene fundamento
en la Palabra de Dios

Pero tenemos evidencia más positiva de parte de James White contra el J. I. En el Advent Review de septiembre de 1850, James White dice: "Algunos han argumentado que el día del juicio ocurrió antes de la segunda venida. Esta posición ciertamente no tiene fundamento en la palabra de Dios....

"Daniel, 'en visiones de la noche', vio que el 'juicio fue dado a los Santos del Altísimo', pero no a santos mortales -- no 'hasta que vino el Anciano de días', y y el 'cuerno pequeño' dejó de prevalecer, lo cual no será sino hasta que sea destruído por el resplandor de la venida de Cristo.

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"'Te encargo delante de Dios, y del Señor Jesucristo que juzgará a vivos y muertos en [no antes de] la manifestación de su venida y de su reino'". -- 2 Tim. 4:1.

"El hecho de que el ángel del advenimiento [Apoc. 14: 7] 'diga a gran voz: Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio es venida', no prueba que el día del juicio vino en 1840, ni en 1844, ni que ocurrirá antes del segundo advenimiento".

No podría haber lenguaje más fuerte para mostrar que los White no creyeron en un juicio investigador hasta finales de 1850, seis años después del chasco. Nótense algunas de las fuertes expresiones en este artículo: "que el día del juicio ocurrió antes de la segunda venida ... ciertamente no tiene fundamento en la palabra de Dios". Nótese que, además, él afirma de lo más positivamente que el mensaje del primer ángel "no prueba que el día del juicio ocurrió en 1840, ni en 1844, ni que ocurrirá antes de la segunda venida".

Daniel 7:9, 10, 13, 14.

Es también digno de notarse que el Anciano White usa Daniel 7:9-11 para probar que el juicio no podía comenzar antes ded la segunda venida de Cristo. Por ochenta y ocho años, la denominación ha estado usando este pasaje para probar que el J. I. comenzó en 1844; mientras el Hermano White lo usa con igual fuerza para probar que el jucio no podía comenzar antes de la primera resurrección.

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Aproximadamente desde 1857 y hasta hace unos pocos años, la denominación había estado unida en la enseñanza de que Daniel 7:9, 10, 13 anunciaba el comienzo del J. I. De las muchas pruebas en apoyo de este hecho, citaremos sólo una: Después de citar el pasaje que entecede, la Sra. White dice: "Así fue presentada a la visión del profeta la apertura del juicio investigador". Espíritu de Profecía, Tomo 4, p. 307.

Algunos estudiantes bíblicos de la denominación han reconocido la superficialidad de esta aplicación y han tratado de corregir el error garrafal.

En el Sabbath School Quarterly [folleto de Escuela Sabática] para el tercer trimestre de 1927, página 30, se encuentra una lección sobre el J. I. Reproducimos dos preguntas de este estudio:

"Pregunta 17. ¿Quiénes han de ser juzgados después de que los santos han sido llevados al cielo con Jesús? 1 Cor. 6:2,3; 2 Pedro 2:9 [énfasis nuestro].

"Pregunta 18. ¿Cómo se describe esta escena de juicio? Apoc. 20:4; Dan. 7:9, 10".

Esta es la verdadera interpretación de Daniel 7:9, 10, y concuerda con la posición de James White en 1850.

La lección de Escuela Sabática enseña que Dan. 7:9-14 describe una escena de juicio "después de que los santos han sido llevados con Jesús al cielo".

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¿Han sido los santos llevados al cielo ya? Entonces, la escena de juicio en 7:9-14 está todavía en el futuro. A pesar de los honestos esfuerzos de los escritores de las lecciones de Escuela Sabática para corregir este antiguo error, la denominación continúa enseñando esta antigua metedura de pata.

El J. I. está basado en un error más palpable que la errónea aplicación de Dan. 7:9-14 -- esto es, el significado del término "dentro del velo". Esto será considerado en el siguiente capítulo.

El J. I. no fue apoyado en los
  diez años siguientes a 1844

Como se enseña hoy, el juicio investigador no fue introducido en la literatura denominacional, aparte de los folletos publicados privadamente por el Capt. Bates, sino por lo menos diez años después del chasco. En la primavera de 1854, el Anciano Loughborough sugirió la idea del J. I. en una carta privada. La idea pareció impresionar favorablemente a Uriah Smith, editor asistente de la Review and Herald, como lo indican sus comentarios publicados sobre la carta del Anciano Loughborough. La idea permaneció latente como por tres años antes de que recibiera cualquier consideración de parte de la Review and Herald. Smith y Loughborough no estuvieron entre los pioneros hasta 1852, pues ambos eran demasiado jóvenes para tener alguna participación en el movimiento de 1844. Evidentemente, no estaban familiarizados con la posición tomada por James White y respaldada por la Sra. White en visión en relación con este tema antes de conectarse con la obra.

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James White y su esposa dan marcha atrás

La fuerte posición tomada por James White y su esposa contra el J. I. estaba demasiado fresca en sus mentes, y demasiado fresca en las mentes de sus seguidores, para que reversaran sus posiciones tan pronto. Por lo tanto, el Anciano White esperó como tres años antes de respaldar la sugerencia.

En el Review and Herald de enero 29, 1857, James White dio marcha atrás y respaldó la enseñanza de un J. I. Por cierto número de años después del chasco de 1851, batallaron sin ningún mensaje definido en relación con el advenimiento. Sentían muy vivamente la ausencia de algo que marcara la terminación de los 2300 días. Hasta ahora, cada una de las explicaciones había demostrado ser un sombrío fracaso. Los Adventistas del Primer Día estaban enseñando que los 2300 días no terminaron en 1844. Esto era combatido con máxima firmeza por los Adventistas del Séptimo Día. La gente exigía una explicación de lo que tuvo lugar en 1844 si los 2300 días terminaron en ese año. Pero los Adventistas del Séptimo Día no tenían ni una sola respuesta. Tenían que encontrar algo que marcara la terminación de este largo período, o capitular delante de sus más encarnizados enemigos, los Adventistas del Primer Día. El J. I. ofrecía la única vía de escape. Por lo tanto, James White cerró los ojos a su antigua posición, y con entusiasmo apoyó el J. I. que unos pocos años antes había combatido tan firmemente.

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Después de que James White dio marcha atrás y comenzó a enseñar el J. I., la Sra. White tuvo otra visión, en la cual se le mostró que el J. I. comenzó en 1844. Su esposo dio marcha atrás en 1857, y la Sra. White lo secundó en una visión en 1858. Spiritual Gifts, tomo 1, p. 198.

Moviendo el trono de Dios
para ajustarlo a la creencia

Para reforzar su falsa enseñanza sobre el J. I., movieron a Dios del Lugar Santísimo en el Santuario al Lugar Santo, o primer compartimiento. Dondequiera que la Biblia habla de la posición de Dios, siempre lo presenta como en el Lugar Santísimo. James White y Uriah Smith enseñaron que Dios trasladó su trono al primer compartimiento a la ascensión de Cristo y permaneció allí hasta 1844. Biblical Institute, p. 80. Este libro se usó como texto en el Battle Creek College.

El Anciano S. N. Haskell da una cálida descripción de este movimiento. "Octubre 1903 es el quincuagésimo noveno aniversario de uno de los mayores sucesos que jamás hayan ocurrido. El derrocamiento o el establecimiento de tronos terrenales no son nada en comparación con él.

"Antes de 1844, el glorioso trono del Creador del universo había estado en el primer compartimiento del santuario celestial ...

"En 1844, el trono fue colocado en el lugar santísimo". Bible Training School, oct. 1903, p. 68.

"Hace cincuenta y nueve años comenzó el Juicio Investigador. Cristo se levantó, y el trono de Dios fue trasladado del compartimiento exterior en el santuario celestial al lugar santísimo".

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Él fue escoltado por más de 100,000,000 de ángeles. Fue la más grandiosa escena que el cielo haya presenciado jamás. El Padre se levantó de su trono en el compartimiento exterior, y en un carruaje de fuego entró al Lugar Santísimo y se sentó. Entonces Jesús se levantó, y en un carruaje de nubes, que tenía ruedas como fuego llameante, fue llevado al lugar santísimo, donde estaba sentado el Padre." Id., p. 73.

Es un hecho notorio que ninguna de las posiciones sostenidas por la denominación les fue revelada en visiones de la Sra. White. En cada uno de los casos, cuando a ella se le mostraba cualquier punto de doctrina, era siempre después de que alguno de los pioneros había descubierto algún punto de la verdad, o lo que ellos suponían que era la verdad, después de lo cual ella tenía una visión y veía simplemente lo que sus compañeros de trabajo habían estado enseñando antes de su visión. Cualquiera fuera lo que los pioneros enseñaban, fuera verdad o error, si el esposo de ella lo apoyaba, ella, sin excepción alguna, lo sostenía en visión.

Este hecho es admitido por James White. En el Review and Herald  de oct. 16, 1855, él dice: "Debería ser oído y entendido que todos estos puntos de vista sostenidos por el cuerpo de observadores del sábado fueron tomados de las Escrituras antes de que la Sra. White tuviera ninguna visión en relación con ellos".



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