Ellen G. White

EL MENSAJE DEL PRIMER ÁNGEL

o
EL JUICIO INVESTIGADOR

Parte 2

E. S. Ballenger

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Tomado de Truth or Fables


Capítulo 3 - "Del velo adentro"

Capítulo 4 - Uso de los libros en el juicio

Capítulo 5 - El juicio investigador desnaturaliza el evangelio

Capítulo 6 - Construyendo sobre una tradicción defectuosa


Capítulo 3

"DEL VELO ADENTRO"

El J. I. se sostiene o cae a causa del significado del término "del velo adentro". Por más de 88 años, la denominación ha enseñado que "del velo adentro" quiere decir en el lugar santo, o primer compartimiento del templo celestial. Las pruebas de esto forman legión, pero, a causa del limitado espacio, presentaremos sólo un testimonio, pero uno que ningún Adventista del Séptimo Día se atreverá a disputar. Citamos de El Gran Conflicto, p. 420.

"El ministerio sacerdotal durante todo el año en el primer compartimiento del santuario, 'del velo adentro,' que formaba la puerta y separaba el lugar santo del atrio exterior, representa la obra del ministerio que Cristo inició a su ascensión".

Pero, si puede demostrarse por las Escrituras que la expresión "del velo dentro" se aplica al compartimiento santísimo del santuario, entonces Cristo entró al lugar santísimo a su ascensión, y el argumento de que Él esperó hasta el 22 de octubre de 1844 antes de entrar al lugar santísimo del santuario celestial se cae por su base.

"Del velo adentro" es una expresión bíblica. Por lo tanto, debemos ir a la Biblia para ver lo que significa. Mi hermano Adventista del Séptimo Día, ¿está Ud. dispuesto a poner a prueba su interpretación por medio de este patrón y atenerse a la evidencia?

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La frase "del velo adentro" sólo se encuentra una vez en el Nuevo Testamento, pero aparece cinco veces en el Antiguo. Siendo un término prestado de los tiempos del servicio en el tabernáculo, por necesidad tenemos que ir al Antiguo Testamento en busca de una explicación de su significado. Para comodidad del lector, reproducimos cada uno de los ejemplos de su uso en el Antiguo Testamento en el orden en que aparecen.

Éx. 26:33. "Y pondrás el velo debajo de los corchetes, y meterás allí, del velo adentro, el arca del testimonio; y aquel velo os hará separación entre el lugar santo y el lugar santísimo".

Lev. 16:2. "Y Jehová dijo a Moisés: Di a Aarón tu hermano, que no en todo tiempo entre en el santuario detrás del velo, delante del propiciatorio que está sobre el arca, para que no muera; porque yo apareceré en la nube sobre el propiciatorio".

Lev. 16:12. "Después tomará un incensario lleno de brasas de fuego del altar de delante de Jehová, y sus puños llenos del perfume aromático molido, y lo llevará detrás del velo".

Lev. 16:15. "Después degollará el macho cabrío en expiación por el pecado del pueblo, y llevará la sangre detrás del velo adentro, y hará de la sangre como hizo con la sangre del becerro, y la esparcirá sobre el propiciatorio y delante del propiciatorio".

Núm. 18:7. "Mas tú y tus hijos guardaréis vuestro sacerdocio en todo lo relacionado con el altar, y del velo adentro".

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Aquí tenemos cinco versículos en lo cuales ocurre la expresión "del velo adentro". No hay otros ejemplos en el Antiguo Testamento. En todos los casos, sin ninguna excepción, el término se refiere al lugar santísimo. Desafiamos a cualquiera a que niegue esto.

Fuera del velo

Si del velo adentro se refiere al segundo compartimiento, entonces fuera del velo debe aplicarse al primer compartimiento, en el cual estaban el candelabro, el altar del incienso, y la mesa con los panes de la proposición. La expresión se encuentra cuatro veces en la Biblia. Las reproducimos todas. Éx. 26:35. "Y pondrás la mesa fuera del velo, y el candelero enfrente de la mesa al lado sur del tabernáculo; y pondrás la mesa al lado norte".

Éx. 27:20,21. "Y mandarás a los hijos de Israel que te traigan aceite puro de olivas machacadas, para el alumbrado, para hacer arder continuamente las lámparas. En el tabernáculo de reunión, afuera del velo, que está delante del testimonio, las pondrá en orden Aarón y sus hijos".

Éx. 40:22. "Puso la mesa en el tabernáculo de reunión, al lado norte de la cortina, fuera del velo".

Lev. 24:3. "Fuera del velo del testimonio, en el tabernáculo de reunión, las dispondrá Aarón [las lámparas] desde la tarde hasta la mañana delante de Jehová; es estatuto perpetuo perpetuo por vuestras generaciones".

Tan ciertamente como el término "dentro del velo" se refiere al lugar santísimo, el término "fuera del velo" se refiere al lugar santo. No hay excepciones.

Delante del velo

Tanto "delante del velo" como "fuera del velo" se refieren siempre al primer compartimiento. No se usa sino cuatro veces, como sigue:

Éx. 30:6. "Y lo pondrás [el altar de incienso] delante del velo que está junto al arca del testimonio".

Éx. 40:26. "Puso también el altar de oro en el tabernáculo de reunión, delante del velo".

Lev. 4:6. "Y mojará el sacerdote su dedo en la sangre, y rociará de aquella sangre siete veces delante de Jehová, delante del velo del santuario". El versículo 17 es un duplicado del seis.

La palabra "velo", aplicada al tabernáculo, se encuentra 22 veces en el Viejo Testamento, y en cada caso se aplica a la cortina entre el primer y segundo compartimientos. Es verdad que la puerta del tabernáculo era una cortina, pero los escritores del Antiguo Testamento nunca la llaman velo, mucho menos "el velo".

Se la llama "colgaduras para la puerta" o "la puerta del tabernáculo"; y "delante de la puerta del tabernáculo" siempre se refiere al atrio, enfrente del tabernáculo.

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El velo en el Nuevo Testamento

La palabra "velo", referida al templo, se encuentra seis veces en el Nuevo Testamento. En Mat. 27:51, Mar. 15:38, y Luc. 23:45, encontramos el relato de la rasgadura del velo a la muerte de Cristo. Que el velo en estos tres evangelios se refiere a la cortina entre el primer y segundo compartimientos, ningún Adventista leal se atrevería a negarlo, porque la Sra. White dice: "En el instante en que Cristo murió, había sacerdotes ministrando en el templo, delante del velo que separaba el lugar santo del lugar santísimo. De repente, sintieron que la tierra tembló bajo sus pies, y el velo del templo, una fuerte y suntuosa colgadura que se renovaba cada año, fue rasgada en dos de arriba abajo por la misma mano sin sangre que escribió las palabras de condenación sobre las paredes del palacio de Belzazar. El lugar santísimo, al que pies humanos consagrados entraban sólo una vez al año, quedó expuesto a la mirada del común de las personas". Spirit of Prophecy, tomo 3, pp. 166, 167. Véase también El Deseado de Todas las Gentes, pp. 165, 756.

Estas citas muestran que la Sra. White enseñaba que, cuando el Nuevo Testamento usa el término "el velo", sin describirlo específicamente, significa la cortina entre los dos compartimientos. Y que no trate nadie de soslayar la fuerza de este hecho afirmando que el templo en el tiempo de Cristo no tenía sino una cortina, porque la Sra. White, por lo menos en dos ocasiones, hablando de la cortina que se rasgó en el tiempo de Cristo, la llama "el velo de adentro". Véase El Deseado de Todas las Gentes, pp. 165, 765. Si era "el velo de adentro," entonces no puede haber sido el velo exterior.

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Los otros tres usos del velo en el Nuevo Testamento se encuentran en la epístola a los Hebreos. Hebreos: 9:3. "Tras el segundo velo estaba la parte del tabernáculo llamada el Lugar Santísimo". Todos están de acuerdo en que esto se refiere al lugar santísimo. El hecho de que Hebreos lo llame "el segundo velo" no tiene importancia alguna. Es sólo para mostrar que había una cortina en la puerta, lo cual nadie niega.

Heb. 10:20. "Por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne". El versículo 19 muestra que esto se aplica al "lugar santísimo".

Ahora llegamos al clímax de la controversia. ¿Qué significa "dentro del velo" en Heb. 6:19, 20? Dice "que penetra hasta dentro del velo; donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec".

En cada lugar en la Biblia entera en que se usa la frase "dentro del velo", se refiere sin excepción al lugar santo. Dondequiera que la palabra "velo" se encuentra en la Biblia entera en relación con los servicios de sacrificios, significa también, sin excepción, la cortina entre el primer y segundo compartimientos, a menos que sea éste en Heb. 6:19. La misma Sra. White define "el velo", sin describirlo específicamente, como la cortina que divide los dos compartimientos.

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Con toda esta colección de evidencias, ¿qué autoridad tiene alguien para enseñar que "dentro del velo" en Hebreos 6:19 se refiere al primer compartimiento? En todo el mundo religioso, no hay una sola herejía tan desesperadamente ausente de fundamento bíblico como la que enseña que "dentro del velo" quiere decir en el primer compartimiento. Si los Adventistas del Séptimo Día tienen derecho a enseñar que "dentro del velo" significa en el primer compartimiento, entonces el que aboga por el domingo tiene igual o mayor derecho a enseñar que "sábado" en el Nuevo Testamento significa el primer día de la semana. Y, mi hermano, ellos pueden empujarlo a Ud. a un rincón muy incómodo, a menos que Ud. corrija este sobresaliente error garrafal.

¿Qué significa?

Si "dentro del velo" significa en el lugar santísimo del santuario celestial, entonces Cristo estaba en el lugar santísimo cuando Pablo escribió la carta a los Hebreos. Si Cristo estaba en el lugar santísimo en los días de Pablo, entonces Él no pasó del lugar santo al lugar santísimo en 1844.

La idea de que Cristo esperó hasta 1844 para entrar a la presencia del Padre no sólo es un producto de la imaginación, puro y sin adulteración, sin la más leve sombra de apoyo en la Biblia entera, sino que es contraria a la enseñanza unificada de las Escrituras. Dondequiera que se menciona la posición de Cristo en el santuario celestial, siempre aparece en el santísimo. Marcos dice: "Fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios. Marcos 16:19. Pedro lo ubica "a la diestra de Dios". Hechos 2:33; 1 Pedro 3:22. Esteban lo vio "a la diestra de Dios". Hechos 7:55. Pablo reconoce no menos de siete veces que Cristo está "a la diestra de Dios". Véanse Rom. 8:34; Efes. 1:20; Col. 3:1; Heb. 1:3; 8:1; 10:12; 12:2.

Ningún estudiante bíblico de este lado de Juan, aparte de los Adventistas del Séptimo Día, pensó jamás en retener a Cristo en el primer compartimiento del santuario celestial ni un sólo día después de su ascensión. Todos los apóstoles, reformadores, y maestros bíblicos han reconocido que Él está "a la diestra de Dios", en la misma presencia del Padre, y hacia alli han dirigido sus oraciones. La Sra. White ciertamente dijo la verdad cuando escribió que Satanás contestaba todas las oraciones dirigidas al primer compartimiento del santuario celestial. (Ver Early Writings, p. 261), porque ningún cristiano bien informado pensó jamás en dirigir sus oraciones a ningún otro lugar que no sea la mismísima presencia de Dios, que ha estado siempre en el lugar santísimo. Acusar a cualquiera que haya orado alguna vez de dirigir sus oraciones al primer compartimiento es un insulto a su inteligencia; y el que cualquier persona enseñe que Cristo permaneció en el primer compartimiento hasta 1844 y que luego se trasladó al segundo compartimiento es una desgracia para su inteligencia.

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CAPÍTULO 4

Uso de los libros en el juicio

"El libro de la vida"

El "libro de la vida" juega un papel importante en el estudio del juicio investigador. Esta expresión se encuentra ocho veces en el Nuevo Testamento; siete de ellas están en el libro de Apocalipsis.

Dios promete al "que venciere" que Él "no borrará su nombre del libro de la vida" (Apoc. 3:5), pero advierte que "quitará su parte del libro de la vida" a cualquiera que quite algo de las palabras del libro de esta profecía". Apoc. 22:19.

"Todos los moradores d ela tierra se maravillarán" (17:8) y "adorarán" a la bestia, "cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida" (13:8), y "todos los que no se hallaron inscritos en el libro de la vida fueron echados en el lago de fuego" (20:15). "Los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero" tendrán el privilegio de entrar en la ciudad. (2:27). El libro de la vida se abre cuando los muertos son juzgados. (20:12).

El mensaje del tercer ángel es una advertencia contra "los que adoran a la bestia y a su imagen". Esta advertencia se da antes de que termine el tiempo de oportunidad. La entrega de este mensaje completa la división del mundo en dos clases: aquéllos cuyos nombres stán escritos en el libro de la vida, y los que adoran a la bestia y a su imagen. El libro de la vida determina quiénes han de ser salvos, sin ninguna investigación.

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¿Cuándo son registrados los nombres
en el libro de la vida?

Cuando los discípulos regresaron de su viaje misionero, se regocijaron de que los demonios les estaban sujetos en el nombre de Cristo. Jesús les dijo: "No os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos". Lucas 10:20. ¿Cuándo habrían de regocijarse? ¿Cuándo serían sus nombres escritos en los cielos? Seguramente tenían el privilegio de regocijarse en ese momento, porque en ese tiempo sus nombres estaban registrados en el libro de la vida.

Pablo escribió a los filipenses: "Ayuda  a estas mujeres que combatieron juntamente conmigo en el evangelio, con Clemente también y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida". Fil. 4:3.  ¿Cuándo fueron sus nombres escritos en el libro de la vida? Evidentemente, antes de que el apóstol Pablo escribiera esa carta. Si permanecieron fieles hasta la muerte, entonces sus nombres todavía están allí. Entonces, ¿está Dios obligado a examinar cada obra de sus vidas para decidir si estas personas "son dignas de tomar parte en la primera resurrección?"

Daniel dice: "En aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro". 12:1.

Si el nombre de cada uno que ha creído es escrito en el libro de la vida cuando cree, y el libro de la vida determina quién se salvará, entonces ¿cuál es el propósito de que Dios tome tiempo para examinar el registro de cada nombre, y determinar quién será salvo?
 

"Los libros se abrieron"

La Palabra de Dios enseña claramente que habrá un juicio, y que se usarán libros en ese juicio. Este hecho aparece claro tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamentos. En Apoc. 11:18, Juan nos describe este juicio con los sucesos relacionados. "Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra".

Este juicio se describe nuevamente en Apocalipsis 20:12: "Y vi los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras". Daniel traza otra imagen de la misma escena. Véase Dan. 7: 9,10.

Nótese que son los muertos, y los muertos solamente, los que han de ser juzgados cuando se abran los libros. James White enseñó la verdad cuando escribió que este juicio no comenzó sino hasta después de la resurrección. Este juicio no comienza sino hasta que el cielo declare: "El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía. He aquí yo vengo pronto". Apoc. 22:11,12. Este decreto sale antes del regreso del Maestro y ciertamente falla cada caso en cuanto a la salvación. Por lo tanto, cuando los libros se abran, no será para decidir quiénes habrán de ser salvos.

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¿Con qué propósito se llevan los libros?

Si los libros no se llevan con el propósito de determinar quiénes han de ser salvos, entonces, ¿para qué son? Ciertamente Dios no necesita un juego de libros como guía para tomar decisiones, porque, como dijo el pastor White, "los nombres de los santos están escritos en el cielo, y Jesús y los ángeles ciertamente saben a quiénes habrán de levantar y reunir en la Nueva Jerusalén".

"Hemos llegado a ser espectáculos para el mundo, los ángeles, y los hombres". 1 Cor. 4:9. Las inteligencias en el cielo, no sólo comprenden nuestras acciones, sino que pueden leer los pensamientos y los motivos que dan lugar a nuestras acciones. No así el hombre, que no puede ver detrás de las acciones, ni puede ver los esfuerzos del Espíritu de Dios con los hombres pecadores. Muchos hombres y mujeres aparecen a nuestros ojos como muy santos, mientras de corazón son de lo más corruptos. Si, cuando lleguemos al cielo, algunos de nuestros seres queridos o amigos, que nos parecían honestos cristianos, no están allí, nos sentiremos perplejos y preguntaremos por qué.

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Si no tuviéramos manera de enterarnos de los hechos, tendríamos razón en preguntarnos si Dios fue justo al excluirlos. El propósito de los libros es el de instruir a los redimidos; y cuando hayamos examinado sus registros, y hayamos visto cómo Dios hizo todos los esfuerzos posibles por salvarlos y ellos rechazaron todos Sus esfuerzos, entonces nos sentiremos satisfechos con la justicia de Dios y cantaremos al unísono: "Justo eres tú, oh Jehová, y rectos tus juicios". Sal. 119:137.

Los santos han de tomar parte en el juicio. (Véase 1 Cor. 6:3). Este hecho nos obliga a una de dos conclusiones: O la gente a quienes Pablo les escribía se fueron al cielo antes de 1844, o el Juicio Investigador no comienza sino hasta después de la resurrección.

Oigo a alguien citar Romanos 14:10: "Todos compareceremos ante el tribunal de Cristo," y a partir de allí argumentar que tanto los justos como los impíos deben ser juzgados. Si un juzgado tuviera sólo la función de investigar o sopesar evidencia, tal aplicación se justificaría; pero un juzgado es tanto un lugar donde se dicta sentencia como un lugar donde se investiga. Debemos comparecer delante de Cristo para que recibamos nuestra sentencia.

Los justos reciben sus coronas y los impíos sus sentencias de muerte. Si Ud. objeta esta explicación porque los dos sucesos están separados por mil años, entonces explique Juan 5:28,29. "Vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz, y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida, mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación". Aquí las dos resurrecciones, que están separadas por mil años, son descritas como teniendo lugar en una hora. Vale la pena notar que la palabra "condenación" en este texto fue traducida de la misma palabra griega que se traduce como "juicio" en el mensaje del primer ángel.


CAPÍTULO 5


El juicio investigador

desnaturaliza el Evangelio

El que cree en el juicio investigador como lo enseña la denominación no puede tener un concepto del evangelio, mucho menos disfrutar de sus bendiciones. Los dos son tan opuestos entre sí como el pecado y la justicia.

El evangelio es la buena nueva de la salvación del pecado por medio de la fe en los méritos redentores de Cristo. Todo el que conoce y acepta el evangelio tiene la certeza de que es "acepto en el Amado;" sabe que tiene la salvación. ¿Cómo puede alguien disfrutar de la buena nueva, si tiene que esperar hasta que Dios examine los libros para ver si la persona es digna de la salvación? Si Dios no sabe quiénes han de ser salvos sino hasta que Él examine los libros, entonces ciertamente ninguno de Sus hijos puede saberlo sino hasta que el J. I. haga su informe.

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Esta es una de las razones -- si no la razón -- de que la denominación nunca supiera nada acerca de la "justificación por la fe por cuarenta y cinco años, y luego cuando les fue presentada en la Conferencia de Minneapolis en 1888, no la aceptaron". (Para leer acerca de que fue rechazada, véase Christ Our Justice [Cristo Nuestra Justicia], p. 86, y Testimonies to Ministers, pp. 79, 80, 97, 401). Los que rechazaron la "justificación por la fe" ejercitaron su buen juicio mientras creían y enseñaban el J. I.

Lector, pídale a sus dirigentes que armonicen su teoría del J. I. con los siguientes textos:

"El que tiene al Hijo tiene la vida; y el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida". 1 Juan 5:12.

"De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna". Juan 6: 47.

"El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehusa creer en el Hijo de Dios no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él". Juan 3: 36.

"El que en él cree no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios". Juan 3:18.

"De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida". Juan 5:24, American Standard Version.

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Los dos versículos de la American Standard Version son fieles al original griego. La palabra "condenación" en Juan 5:24 fue traducida de la misma palabra griega que se tradujo "juicio" en el mensaje del primer ángel.

"El que cree en el Hijo tiene vida eterna," y "no vendrá a condenación";  mientras "el que no cree en el Hijo no tiene la vida," y "ya ha sido condenado". Esta es una condición presente, cuando uno "cree," y no algo que uno anhela después del juicio investigador.

Si los creyentes ya tienen "vida eterna", y los incrédulos "ya han sido condenados", Dios seguramente lo sabe. Entonces, ¿cuál es el propósito de que Dios se pase más de 100 años examinando los libros "para determinar quiénes están preparados para el reino de Dios," como enseña la denominación?

El J. I. le roba a uno el gozo del evangelio, y empequeñece a Dios, reduciéndolo a un mero hombre, y un hombre de segunda categoría además, porque todo negocio bien administrado lleva las cuentas de sus servidores o patrocinadores estrictamente al día.

Hablando del J. I., la Sra. White dice: "Al abrirse los libros de registro en el juicio, las vidas de los que han creído en Jesús pasan en revista delante de Dios. Comenzando por los que primero vivieron en la tierra, nuestro Abogado presenta los casos de cada generación sucesiva, y cierra con los vivos. Cada nombre es mencionado, cada caso investigado minuciosamente". Gran Conflicto, p. 493. De acuerdo con esto, los nombres de todas las personas dignas, desde Abel hasta Juan, tendrán que ser examinados en el J. I., que comenzó en 1844.

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De acuerdo con Pablo, Abel no sabía nada del J. I. o bien tenía el "testimonio" equivocado. Escuchemos el testimonio de Pablo: "Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo". Heb. 11:4. De hecho, lo mismo se dice de la lista entera que se menciona en este capítulo once. "Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe ... Versículo 39. ¿Qué era falso testimonio? "Dios no lo quiera". Cuán ridículo es enseñar que los nombres de Abel, Abraham, José, Moisés, los dos Juanes, Pedro, Pablo, Timoteo, y todos los otros a quienes Dios usó con poder, tienen que ser examinados en el J. I. para determinar si están "preparados para el reino de Dios". Es aún más ridículo pensar que Dios tuvo que esperar hasta Oct. 22 de 1844 para saber si Abraham, Moisés, y Pablo estaban "preparados para el reino".

Si los escritores bíblicos se hubieran enterado del J. I., ciertamente habrían puesto un codicilo a algunas afirmaciones. Pablo debería haber dicho: "Todo el que invocare el nombre del Señor será salvo" si no se cae en el J. I. Rom. 10:13.

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"He peleado la buena batalla, ha acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia", si no la pierdo en el J. I. 2 Tim. 4: 7,8.

Y Juan debería haber dicho: "Bienaventurados los muertos que mueren en el Señor", si pasan el J. I. Apoc. 14: 13.

"Vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios, y por el testimonio que tenían ... Y se les dieron vestiduras blancas" después de 1844, si pasan el J. I. Apoc. 6: 9,11.

Sin duda algunos de nuestros críticos nos acusarán de ser sacrílegos; pero, si aplicar un dogma es sacrilegio, qué diremos del dogma que requiere una aplicación tal? De ninguna otra manera puede hacerse que estos y otros textos se ajusten al dogma del J. I.

Si el J. I. es un hecho, entonces los cristianos a través de las edades han estado engañados al regocijarse en las promesas de Dios. ¿De qué le sirven las siguientes promesas a alguien que cree en el J. I.?

"Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones". Sal. 103:12.

"Yo deshice como una nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados; vuélvete a mí, porque yo te redimí". Isa. 44: 22.

"Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar". Isa. 55: 7. El propósito es que esta promesa se aplique mientras el penitente puede pensar, y no está restringida al período después de 1844.

"Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad". 1 Juan 1:9. ¿Cuándo? Con toda seguridad, cuando uno confiesa, no durante el J. I. Si un pecador es perdonado y limpiado cuando confiesa, ¿deben Dios y él esperar hasta que su caso sea decidido en el J. I. antes de poder regocijarse por haber sido perdonado y limpiado?

¿Cuándo hay "gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente", cuando se arrepiente o después de que pasa la prueba del J. I.?


Capítulo 6

CONCLUSIÓN

Construyendo sobre una traducción defectuosa

Los Adventistas del Séptimo Día han sido confirmados en su error por un estudio superficial de Hechos 3:19: "Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; cuando vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio". Sobre esta desafortunada traducción, han fortalecido su creencia de que los pecados de los justos no son borrados sino hasta justo antes de la venida del Señor, o durante el J. I. Si hubiesen consultado cualquier traducción fiable, habrían descubierto su error.

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La Revised Version y la American Standard Version vierten este pasaje así: Arrepentíos, por lo tanto, y volveos, para que vuestros pecados puedan ser borrados, para que vengan tiempos de refrigerio de la presencia del Señor". Con esto concuerdan no menos de una docena de otras traducciones que hemos consultado; de hecho, la traducción católica es la única que concuerda con la Authorized Version.

"Los tiempos de refrigerio de la presencia del Señor" es una inmediata y frecuente bendición para cada cristiano, y no un suceso futuro asociado solamente con la venida del Señor. El que nunca ha experimentado un "tiempo de refrigerio del Señor" y lo está postponiendo hasta que venga el Maestro, sabe poco del gozo de la vida cristiana.

En Gospel Workers, p. 302, la Sra. White dice: "Hemos de ser establecidos en la fe, a la luz de la verdad que se nos ha dado en nuestras primeras experiencias ... Escudriñamos las Escrituras con mucha oración, y el Espíritu Santo trajo la verdad a nuestras mentes ... El poder de Dios vino sobre mí, y pude definir claramente lo que es verdad y lo que es error.

"Al ser establecidos así los puntos de nuestra fe, nuestros pies fueron colocados sobre un sólido fundamento. Aceptamos la verdad punto por punto, bajo la demostración del Espíritu Santo. Fui arrebatada en visión, y se me dieron explicaciones".

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Aquí tenemos un cuadro de los pioneros, incluyendo a la Sra. White, que pasaban, como ella dice, noches enteras en oración y estudio de la Palabra, y entonces el Espíritu Santo trajo la verdad a sus mentes, y la Sra. White fue arrebatada en visión y fue capacitada para "definir claramente lo que es verdad y lo que es error". El Sr. y la  Sra. White, y otros, estudiaron las Escrituras con mucha oración, y, como ellos afirman, el Espíritu Santo les reveló que el J. I. "ciertamente es sin fundamento en la palabra de Dios"; y que los que enseñaban que este juicio comenzó en 1840 o 1844 estaban equivocados; que el Espíritu Santo les reveló lo que le fue revelado a Daniel (7:9-11) que el juicio no podía comenzar sino hasta que los santos fuesen hechos inmortales, y viniera el "Anciano de Días", y el "cuerno pequeño" dejase de prevalecer, lo cual no será hasta que sea destruído por el resplandor de la venida ded Cristo"; que el Señor le reveló a Pablo que "el Señor Jesucristo juzgará a los vivos y  a los muertos cuando apareciere (no antes)", y que por lo tanto el mensaje del primer ángel "no prueba que el día del juicio vino en 1840 o 1844, ni que ocurrirá antes de la segunda venida".

Así, fue establecido en "los primeros días del mensaje" por "los pioneros" bajo "el poder del Espíritu Santo", y fue confirmado por la Sra. White en visión, así como por Pablo y Daniel, que el J. I. "es ciertamente sin fundamento en la palabra de Dios", y que el mensaje del primer ángel no enseña que el J. I. ocurrirá "antes del segundo advenimiento" porque tal juicio es innecesario, puesto que Jesús y los ángeles ciertamente sabrán a quién habrán de resucitar y reunir en la Nueva Jerusalén, sin un juicio investigador.

Así, se ve claro, a partir de sus propias enseñanzas, que estamos sobre el "firme fundamento" establecido por "los pioneros" en los "primeros días del mensaje" y que estamos "contendiendo ardientemente por la fe que una vez fue entregada a 'los pioneros', mientras que los White y sus seguidores, desde 1858, son los "herejes," que se han apartado del seguro fundamento establecido por los pioneros y su profeta. Es contra ellos, no contra "la Reunión de los Llamados Herejes,"contra quienes se debería proclamar una advertencia de que no están sólidamente asentados en la fe.

De acuerdo con sus enseñanzas actuales, el único suceso que marcó la terminación del gran período profético de los 2,300 días fue el anuncio del paso de Cristo del primer al segundo compartimiento en el santuario celestial para comenzar la purificación del santuario celestial y un J. I. De acuerdo con sus enseñanzas, éste es el período profético más importante enla Biblia entera. Este sucso entronizó "el más grande y más importante movimiento religioso que el mundo haya presenciado jamás".

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Sin embargo, la piedra angular de éste, el mayor movimiento en la historia del mundo, no fue creído ni enseñado por la denominación durante doce años después de la terminación de este gran período. Este gran movimiento había pasado a la historia por doce años, antes de que la organización respaldara la invención del J. I.

De acuerdo con la posición presente de ellos, el gran despertar religioso que Dios instituyó bajo el liderazgo de William Miller, el movimiento que Dios había bendecido y dirigido tan maravillosamente, que marcó el comienzo del "mayor movimiento religioso que este mundo jamás hubiese presenciado", nunca siquiera avistó el gran suceso que marcó la terminación de los 2,300 días hasta años después de que el movimiento había pasado a la historia como un gran engaño. No sólo no fue dado al mundo, sino que fue firmemente combatido por los pioneros por lo menos por seis años después de 1844; y no fue enseñado por la organización por 12 años después de que el gran suceso había pasado a la historia. ¿Puede algo ser más inconsistente? ¿Podía Dios ser puesto en una posición más ridícula que la de registrar en Su Palabra el período profético más largo y más importante en la Biblia entera, y luego iniciar un gran movimiento mundial para proclamar la terminación de ese período sin revelarles a sus mensajeros, que estaban anunciando el mensaje al mundo, el suceso que Dios tenía el propósito de que marcara la terminación de éste, el "mayor y más importante" período, por 12 años después de que el período terminó?

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Entonces, cuando por fin se decidieron por un suceso que marcara la terminación de este período, doce años después del fracaso del gran despertar, fue "sin fundamento en la Palabra de Dios". Era, no sólo sin fundamento en la Palabra de Dios, sino directamente contrario al espíritu del evangelio. No se debe perder de vista el hecho de que, de acuerdo con su propia actual enseñanza, el único suceso que marca la terminación de los 2,300 días es el J. I. Hay que recordar también que James White usó todos los textos bíblicos, que ahora se usan para sustentar el J. I., para mostrar que ningún juicio comenzó en 1840 o 1844.

La invención anti-bíblica del J. I. ha llevado a muchos hombres inteligentes a las meteduras de pata más inexcusables. De hecho, su posición acerca del mensaje del primer ángel ha producido una abundante cosecha de posiciones insostenibles. Principal entre éstas es su posición sobre la expiación, que los conduce a enseñar que: El día de expiación comenzó en 1844.

"La intercesión de Cristo a favor del hombre en el santuario celestial es tan esencial al plan de salvación como su muerte en la cruz". El Gran Conflicto, p. 489.

Cristo no hizo la expiación cuando derramó su sangre en la cruz. Que este hecho quede fijado en la mente para siempre". Uriah Smith, Looking Unto Jesus, p. 237.

"De hecho, nuestros pecados son transferidos al santuario celestial por la sangre de Cristo," contaminando así el santuario". Spirit of Prophecy, tomo 4, p. 266.

Esta misma "sangre borra los pecados de su pueblo del santuario celestial," purificando así el santuario". Do., p. 267. Sp. of P., tomo 4, p. 266.

Satanás lleva los pecados de los redimidos. Do. p. 267, El Gran Conflicto, p. 422.

Esta lista podría continuar a discreción, pero nuestro limitado espacio no lo permite.

Hemos mostrado que ningún tipo de juicio comenzó en 1844; que ningún tipo de mensaje angélico se dio durante el movimiento de Miller. Por lo tanto, el mensaje del primer ángel nunca se ha dado, y, en consecuencia, no hay nada que marque la terminación de ningún período profético en 1844. Si el mensaje del primer ángel no ha sido dado, ¿qué acerca del segundo y el tercero?

Nadie puede obtener una correcta interpretación del comienzo de la historia de la denominación sin leer los primeros tres documentos publicados conjuntamente por los pioneros. Estos documentos representan las enseñanzas y actividades de los dirigentes Adventistas durante por lo menos los primeros siete años después del gran chasco. Nunca han sido honestamente presentados al laicato, ni correctamente reproducidos en sus publicaciones o los libros anunciados comúnmente. Contienen hechos negados por muchos de sus dirigentes y groseramente desfigurados por su primer historiador. Estos documentos son:

A Word to the Little Flock: Un folleto de 24 páginas, publicado por James White en 1847. Contiene la primera visión de la Sra. White completa, e incluye porciones que fueron dejadas fuera de todas las primeras ediciones de Early Writings [Primeros Escritos].

The Present Truth: Una serie de once números de una publicación periódica de 8 páginas, editados por James White desde julio de 1849 hasta noviembre de 1850. También contiene algunas visiones de la Sra. White, que nunca han sido republicadas completas en ninguno de sus libros.

The Advent Review: Publicado por James White y otros cuatro pioneros, en 1850. Contiene 48 páginas, y en su mayor parte está dedicado a acusar a los Adventistas del Primer Día de apartarse de la verdad porque rehusaron creer que "la puerta de la misericordia" se había cerrado para todo el mundo el 22 de octubre de 1844, y estaban trabajando por la salvación de los pecadores.

NOTA: Por Robert K. Sanders.

De acuerdo con la enseñanza anti-bíblica de Ellen G. White, el juicio investigador ha estado teniendo lugar por 155 años, hasta el año de 1999.  ¿Cree Ud. realmente que Dios necesita 155 años o más para juzgar al mundo y determinar quiénes serán salvos y quiénes se perderán? ¿Notó Ud. que los santos enumerados en Hebreos 11 fueron juzgados dignos de entrar en la ciudad construída no con mano antes del juicio investigador de Ellen G. White? Efe. 1:4 da a entender claramente que Dios conoce a los salvados antes de la creación del mundo. "Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él".


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