MI RENUNCIA AL ADVENTISMO
DEL SÉPTIMO DÍA
Dudley
Marvin Canright, 1914
Capítulo
1
DOCTRINAS
Y MÉTODOS DE
LOS
ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA
Tomado de The
Interactive Bible
El
adventismo del séptimo día tuvo su origen hace como setenta
y cinco años en la obra del Sr. Miller, quien fijó el tiempo
para el fin del mundo en 1843-1844. Añadiendo algunas doctrinas
a la fe original, el Pastor James White y su esposa se convirtieron, en
1846, en los dirigentes de la rama del Séptimo Día del Adventismo.
En diferentes épocas, sus oficinas principales estuvieron situadas
en Paris, Me., Saratoga, Oswego, y Rochester, N. Y. En 1855, se establecieron
permanentemente en Battle Creek, Mich., que permaneció como el centro
de la obra hasta no hace mucho.
Sus
doctrinas
En
doctrina, difieren radicalmente de las iglesias evangélicas. Los
puntos principales, como se enseñan en sus libros, son éstos:
Se aferran al materialismo de todas las cosas; creen en la condición
de Hijo de Dios de Cristo; creen que sólo ellos tienen la correcta
comprensión de las profecías a las cuales dedican casi toda
su atención; que el fin del mundo ha de ocurrir en esta generación;
que ahora estamos en el Juicio que comenzó en 1844; que el séptimo
día, sábado, debe ser guardado; que la observancia del domingo
es la marca de la bestia; que todos deberían pagar diezmos; que
la Sra. White es inspirada como lo fueron los escritores de la Biblia;
que la Biblia debe ser interpretada para armonizarla con los escritos de
ella; que ellos han sido llamados por Dios para dar la última advertencia
al mundo; que los muertos son inconscientes; que los impíos y el
diablo serán aniquilados; que todas las iglesias, excepto la suya,
son Babilonia y han sido rechazadas por Dios; que todos, excepto ellos
mismos, pronto se convertirán en espiritistas; que cuando Cristo
venga sólo 144.000 de entre todos los que estén viviendo
en la tierra serán salvos, y que todos ellos serán Adventistas
del Séptimo Día. De aquí que no se relacionen con
otros cristianos ni nunca trabajen con ellos en manera alguna, sino que
con denuedo traten de hacer prosélitos de entre todos.
Creen
en la Biblia, la conversión, la pureza de vida, la temperancia rígida,
la moralidad estricta, y otras buenas cosas que son comunes a todas las
iglesias. Hay entre ellos muchas excelentes personas. En carácter,
no deben compararse con los espiritistas, los infieles, etc., como
injustamente se hace algunas veces.
La
extensión de su obra
Su
Anuario para 1912 informa lo siguiente:
Conferencias,
129; campos de misiones, 87; iglesias organizadas, 2.769; membresía,
90.808; sin organizar, 15. 758; total, 104.528. Ministros ordenados, 828;
ministros con licencia, 458; misioneros, 1.234; colportores, 1.697; obreros
de tiempo completo, 4.346; Escuelas Sabáticas, 4.151; membresía,
101.161; escuelas de iglesia, 594; estudiantes, 13.357; escuelas de enseñanza
superior y academias, 86; estudiantes, 7.169; casas publicadoras, 28; empleados,
610; sanatorios, 74; empleados, 1.989; diezmos, $1.338.689,65; promedio
por miembro, $12,81; contribuciones para misiones, trabajo de la iglesia
en el hogar, diezmos y todos los fondos por la denominación, $2.223.767,52.
Tienen
121 publicaciones periódicas en veintiocho idiomas. Publican libros
y tratados en noventiún idiomas.
Lo
que antecede dará una buena idea de la fortaleza de esa iglesia.
Sin embargo, su principal eficiencia radica en la distribución de
su literatura. A cada miembro, joven o viejo, hasta a niños pequeños,
se le enseña y se le anima a que participe en todas las formas posibles
en la distribución de estos tratados, publicaciones, y libros por
todos los medios posibles. Cada uno cree que está haciendo la obra
de Dios cuando hace esto. De aquí que cada miembro sea un misionero
an alguna forma. El resultado es que su literatura está ampliamente
difundida por el mundo entero. Y sin embargo, los resultados de todo este
tremendo desembolso de dinero y todo este esfuerzo son muy escasos. En
los últimos cuatro años, con 4.000 obreros en el campo, sólo
han conseguido aumentar el número de sus miembros a un promedio
de 4.000 miembros por año, o sea uno por cada obrero. Han estado
trabajando por setenta y cinco años para conseguir 104.000 miembros.
Los mormones, que comenzaron más o menos en la misma fecha, ahora
suman 500.000, casi cinco veces más. Los Cientistas Cristianos,
que sólo han existido como la mitad del tiempo, tienen más
de un millón de miembros. Hay poco de verdadero poder espiritual
en ello. La obra se hace mayormente por medio del trabajo duro y el argumento,
no por medio de ningún gran poder como el que acompañó
la obra de los apóstoles, o de Lutero, o de Wesley, o de Moody,
o de muchos otros. Su obra se extiende ahora a todas partes del mundo civilizado
y a muchas tierras paganas.
El
número de sus verdaderos conversos no refleja el daño que
hacen. Donde convierten a uno, confunden a un puñado, los que después
no tienen ninguna fe cimentada en ninguna iglesia, y son inútiles
para cualquier obra cristiana. Otras personas concienzudas se sienten molestas
y preocupadas acerca de esto por años, sin saber qué hacer.
Su
hostilidad hacia todas las demás iglesias
Una
de las muy objetables características de ese sistema es la encarnizada
hostilidad de sus creyentes hacia todas las demás iglesias. Su teoría
es que todas las iglesias, excepto la suya, fueron completamente rechazadas
por Dios en 1844 por no haber abrazado la doctrina de Miller. Así,
la Sra. White dice: "Vi el estado de las diferentes iglesias desde que
el segundo ángel proclamó su caída [en 1844]. Han
estado corrompiéndose más y más ... Satanás
ha tomado plena posesión de las iglesias como cuerpo ... Las iglesias
quedaron como los judíos; y se han estado llenando de toda ave inmunda
y aborrecible. Vi gran iniquidad y vileza en las iglesias; y sin embargo,
profesan ser cristianas. Sus profesiones de fe, sus oraciones, y sus exhortaciones
son una abominación a la vista de Dios. Dijo el ángel: Dios
no se manifestará en sus asambleas. El egoísmo, el fraude,
y el engaño son practicados por ellas sin reproches de conciencia".
Spiritual
Gifts, Tomo 1, pág. 189, 190. Dice ella que es el diablo el
que contesta las oraciones de estas iglesias. De esta manera: "Vi que levantaban
sus miradas hacia el trono y oraban: 'Padre, danos tu espíritu.'
Entonces Satanás inspiraba en ellos una influencia maligna". Early
Writings, pág. 47. Y nuevamente: "Las iglesias nominales están
llenas de fornicación y adulterio, crímenes y asesinatos,
resultado de las bajas y lujuriosas pasiones; pero estas cosas se mantienen
ocultas". Testimonies, Tomo 2, pág. 449. Todas las personas
inteligentes saben que tales afirmaciones son una distorsión de
las iglesias evangélicas de hoy. El Pastor White dice: "Babilonia,
la iglesia nominal, ha caído; el pueblo de Dios ha salido de ella.
Ella es ahora la sinagoga de Satanás".
Present Truth, Abril
de 1850.
Por
eso dicen que los reavivamientos y las conversiones en las iglesias son
mayormente un engaño, una obra del diablo, no de Dios. La Sra. White
dice de ellos: "Los conversos no son renovados de corazón o cambiados
en su carácter". "Se regocijarán de que Dios está
trabajando maravillosamente para ellos, cuando la obra es la de otro espíritu.
Bajo un disfraz religioso, Satanás extenderá su influencia
por la tierra. ESPERA ENGAÑAR A MUCHOS HACIÉNDOLES CREER
QUE DIOS TODAVÍA ESTÁ CON LAS IGLESIAS".
Great Controversy,
págs. 294, 296. Acerca de esto, Review and Herald de Mayo
3, 1887, dice: "Somos conscientes de que esta obra de reavivamiento, tan
incuestionablemente aceptada por todas las iglesias, no es genuina, y hará
que las manos de la cristiandad se levanten en santo horror ... Si Él
[Dios] está con nosotros, no ha estado con las iglesias populares
de ninguna manera significativa desde que rechazaron el mensaje Adventista
de 1843-1844, y se están felicitando por apariciones engañosas
y una prosperidad que en realidad no existe. La mano de Dios no puede dirigir
dos movimientos de naturaleza tan antagónica".
Creyendo
esto, observan ansiosamente, esperando tener evidencia para probarlo, y
cierran sus ojos para no ver ningún hecho que lo contradiga. Así
que se regocijan de cualquier cosa desfavorable que puedan oír contra
los ministros, las iglesias, o los miembros. La informan, la repiten, la
publican, la amplían, y viven de ella. Debilitar, dividir, o disolver
una iglesia es su deleite. Gozosamente, se alían con la gente mundana,
los infieles, y los ateos en su oposición a las iglesias, y así
fortalecen su incredulidad y contribuyen a su perdición. Han reunido
todas las cosas más desfavorables posibles que pudieron encontrar
contra las iglesias, y las han puesto en un libro de treinta páginas,
y lo distribuyen para que todos lo lean. Es triste ver a hombres honestos
dedicar sus vidas a trabajo tan censurable, que debe agradar mucho a Satanás.
¿Quién
es el engañado?
Los
Adventistas del Séptimo Día hacen mucho hincapié sobre
cuán fácil es ser engañado, ser guiado por Satanás,
cuando pensamos que es el Señor - creer a una mentira pensando que
es verdad. ¡Es divertido ver cuán inocentemente aplican esto
a todos los demás, y jamás sueñan siquiera que esto
se aplica a ellos mismos! ¡Cómo! ¿ELLOS, engañados?
¿ELLOS, conducidos al error? ¡Imposible! Ellos SABEN que están
en lo cierto. Exactamente, y ése es exactamente el modo en que todos
ellos piensan, ya sean Mormones, Cuáqueros, Católicos, o
quienes sean. Los Adventistas mismos son una ilustración de la facilidad
con que la gente es conducida al error.
Sus
métodos de trabajo
Reuniones
en carpas. Mayormente usan carpas para entrar a nuevos campos. Siendo
una novedad, atraen la atención. Al principio, presentan temas que
no ofenderían a nadie, hasta que ganan la confianza de la gente.
Gradualmente, presentan sus dogmas peculiares, luego se vuelven más
osados, hasta que por fin denuncian a todas las otras iglesias acusándolas
de ser Babilonia, y a sus pastores de ser asalariados y engañadores.
Dicen que estos pastores no pueden defender sus doctrinas, que no se atrevan
a intentarlo. Ofrecen recompensas a cualquiera que pruebe esto o lo otro;
se ufanan de cómo asustaron a éste, derrotaron a aquél,
y silenciaron a aquel otro. Si durante los sermones se hace la menor referencia
a ellos, lo llaman persecución, regalan una revista, y hacen cualquier
cosa para provocar la controversia. Cuando los pastores residentes se ven
obligados a defenderse, los Adventistas aseguran que son víctimas
de un terrible abuso.
Si
un médico, abogado, o comerciante entrara a un pueblo y denunciara
a todos los demás miembros de su profesión como charlatanes,
tontos, o engañadores, ¿cómo sería tratado?
Todos se aliarían contra él como contra un enemigo común.
Esta
es la manera en que los pastores y las iglesias se enfrentan a los ataques
de los Adventistas, porque se ven obligados a hacerlo. Como Ismael de los
tiempos antiguos, la mano del Adventista está contra todo hombre,
y por eso la mano de todo hombre está contra ellos. Gén.
16:12. Es inútil que lo nieguen, pues todos saben que es cierto.
Todos lo hacen. Yo fui enseñado de esa manera y la seguí,
y enseñé a otros a hacer lo mismo.
Reuniones
al aire libre. Los Adventistas celebran
varias reuniones al aire libre anualmente. En ellas, sus mejores oradores
predican sus doctrinas a miles, y distribuyen mucha literatura. Contratan
a los periódicos para que impriman prolongados y aduladores informes
de sus reuniones, informes que ellos mismos escriben. Sus reporteros son
adiestrados para esta obra especial. Llaman mucho la atención, e
impresionan a muchos de esta manera.
Lecturas
bíblicas. Cientos de hombres, mujeres,
y hasta jóvenes muchachas, son adiestradas con lecciones impresas,
que se aprenden palabra por palabra, para que vayan de casa en casa y den
lecturas bíblicas. Al principio, ocultan su verdadero propósito
y su nombre, hasta que establecen una posición. Luego cautelosamente
introducen sus doctrinas básicas, trabajan contra los pastores y
las iglesias, y descarrían a muchos.
Venta
de libros.
Cientos de personas son empleadas para vender sus libros doctrinales de
casa en casa. La verdadera naturaleza del libro es ocultada cuidadosamente,
y el suscriptor es engañado para que compre un libro Adventista
radical.
Distribución
de tratados. De todas las formas posibles,
en público, en privado, en carpas o en la iglesia, por medio de
agentes de libros, colportores, lectores bíblicos, o personas, en
almacenes, en barcos, o por medio de familias, por correo, vendiéndolos,
prestándolos, o regalándolos, sus tratados son empujados
persistentemente por todas partes.
Misiones.
Tienen
misiones en muchas de las grandes ciudades y en territorios extranjeros,
pero son mayormente agencias para ganar adeptos. Hacen poco trabajo entre
los paganos, o en favor de los destituídos y los caídos,
sino que van a las mejores familias a las cuales pueden tener acceso, y
recogen a los conversos que otros misioneros han hecho. Así, la
Sra. White los instruye: "Se han cometido errores en no tratar de alcanzar
con la verdad a los ministros y a las clases más altas... Edúquese
a hombres y mujeres para que trabajen en favor de estas clases más
altas aquí y allá y en otros países".
Testimonio
No. 33, págs. 108, 109. Jesús envió a sus discípulos
por las carreteras y los campos para que trabajaran entre los pobres, los
cojos y los ciegos, en favor de los publicanos, las prostitutas y los pecadores;
pero la Sra. White no se siente atraída por esta clase de personas.
Ella los quiere de entre "los ministros y las clases más altas",
"los que no necesitan médico", los que pueden traer talento y dinero
a la causa.
Dónde
trabajan. Los Adventistas tienen el mejor
éxito en nuevos campos, donde son menos conocidos. Por eso, los
estados del oeste es donde son más numerosos. En la Nueva Inglaterra,
donde se iniciaron, han tenido que luchar fuerte para mantener su posición.
En algunos campos, el número de ellos ha disminuído, en otros
el aumento ha sido muy pequeño. En cientos de lugares donde había
iglesias activas y de buen tamaño en el pasado, ahora no hay ninguna,
o hay un puñado de seguidores dispersos y desanimados. Battle Creek
es una buena ilustración. Fue su oficina principal por cuarenta
años. En un tiempo hubo allí 2.000 guardadores del sábado,
todos unidos. Ahora hay menos de 1.000, divididos en cuatro grupos que
se oponen entre sí, su influencia desaparecida por completo. Lo
mismo sucede en otros lugares. Casi todos los conversos los hacen al principio.
Después de que son conocidos por algunos años, ya no tienen
más influencia, y consiguen pocos adherentes o ninguno. Generalmente,
sus iglesias disminuyen en número de miembros, hasta que ya no se
notan. La membresía promedio de sus iglesias es de 29 - extremadamente
pequeño. ¡Cuán diferentes de las iglesias evangélicas!
Mientras más tiempo permanecen estas últimas en un pueblo,
más fuertes se vuelven, y generalmente mayor es su influencia. Pero
con el Adventismo no ocurre así.
Cómo
enfrentarse al adventismo
La
gente es llevada al Adventismo por falta de incformación. Por eso,
cuando el Adventismo entra en un pueblo, a la gente debería decírsele
claramente lo que es, cuáles son sus efectos, y en qué puntos
sus enseñanzas son antibíblicas. De manera bastante general,
los pastores cometen el error en desentenderse de ellos por semanas enteras,
hasta que ha consolidado su posición. Siempre noté que donde
los pastores se unían y trabajaban contra nosotros desde el principio,
sólo podíamos hacer poco. Así que yo les aconsejaría
a las iglesias y a los pastores que se ocuparan del asunto en serio tan
pronto como la gente se interese en el Adventismo. Prediquen acerca de
ello, visiten a los que están siendo alejados, tengan sesiones de
lecturas bíblicas, proporciónenles libros y tratados adecuados.
Siéntense pacientemente y contesten sus argumentos. Visítenlos
una y otra vez. Los Adventistas trabajarán un año entero,
irán cientos de veces, les darán gran número de tratados
para convertir a una sola persona. Si quisiéramos trabajar la décima
parte de lo duro que ellos trabajan, difícilmente se llevarían
a una sola persona. A la gente le gusta ser notada. La atención
misma que ellos reciben de los Adventistas a menudo les produce mejores
resultados que sus argumentos.
¿Cuál
será su fin?
El
Adventismo está fundamentado en tiempo, y el el tiempo lo matará.
Comenzó fijando un momento definido, 1844, para el fin del mundo,
y falló. Ahora sostienen que debe ocurrir en esta generación,
comenzando en 1844. Esto es sólo otra forma de fijar fechas. Con
el tiempo, todo esto fracasará y derrumbará su sistema. Luego
vendrán las dudas, el desánimo, las divisiones, las apostasías,
la infidelidad, y la perdición de las almas. Este fin es inevitable.
Mientras más amplia sea su influencia ahora, más terrible
será su desastre entonces. Estos movimientos desordenados, entusiastas,
y fanáticos que terminan en fracaso son el deleite de Satanás,
pues acarrean desgracia sobre sobre la causa de Cristo y terminan en infidelidad.
Que ese será el fin del Adventismo, no tengo la menor duda.
Falta
de educación y talento entre los dirigentes adventistas
Con
pocas excepciones, los hombres a quienes Dios escogió para dirigir
los grandes movimientos religiosos del pasado han sido de gran educación,
refinamiento, y talento. Moisés, el fundador del Judaísmo,
"fue enseñado en toda la sabiduría de los egipcios, y era
poderoso en sus palabras y obras". Hech. 7:22. Nehemías, que restauró
a Jerusalén después del cautiverio, era copero del rey. Neh.
2. Así también Daniel, el gran profeta, tenía "conocimiento
e inteligencia en todas las letras y ciencias". Dan. 1: 17. Fue primer
ministro de un poderoso imperio por muchos años. Pablo era tan renombrado
por su erudición, que el rey dijo de él: "Las muchas letras
te han vuelto loco". Hech. 26:24. Pablo hizo por el cristianismo diez veces
más que todos los otros apóstoles juntos. Es con él,
y no con los otros apóstoles, con quien el mundo gentil está
en deuda por el cristianismo. Los doce, aunque sin educación, tuvieron
la ventaja, sobre todos los otros reformadores, de que fueron instruídos
directamente por el Hijo de Dios, y podían obrar milagros.
San
Agustín, que vivió en 353-430 D. C., el padre de la teología
cristiana, a quien la iglesia debe casi tanto como a Pablo, era altamente
educado. Como es bien sabido, Lutero fue un cabal erudito, educado en las
mejores escuelas de su tiempo, y ocupaba la posición de profesor
en una universidad. Así también, tanto Calvino como Melanchton
fueron grandes eruditos, y ocuparon puestos de profesor en centros de enseñanza
superior. Zwinglio, el gran reformador suizo, era célebre por sus
conocimientos y su erudición. Wycliffe, la "Estrella Matutina de
la Reforma", era graduado de Oxford, Inglaterra, y Doctor en Divinidad.
Cranmer, el gran reformador inglés, era graduado de Doctor en Divinidad,
arzobispo, y regente del reino. Wesley, el padre del Metodismo, era graduado
de Oxford, un hombre que había leído un vasto número
de libros, y fue autor de comentarios, gramáticas, diccionarios,
etc. Es una idea falsa la de que Dios generalmente usa a ignorantes como
dirigentes en las reformas, como lo demuestran los ilustres nombres que
se han mencionado más arriba.
Ahora
miremos los fundadores de nuestras sectas heréticas. Joanna Southcott
era enteramente analfabeta, una simple lavandera. Ann Lee, la fundadora
de los Cuáqueros, no tenía ninguna educación, trabajaba
en una procesadora de algodón, y era cocinera en un hospital. Joseph
Smith, el fundador del Mormonismo, no tenía ninguna educación,
y Brigham Young tenía muy poca. Ni una sola de estas personas era
influyente en el mundo, aparte de sus propios y engañados seguidores.
¿Cómo
están los Adventistas? William Miller, el fundador, se crió
en el interior del país, en medio de la pobreza, y recibió
sólo los pobres beneficios de una escuela de distrito, común
y corriente. Excepto por algunas lecturas generales, hasta allí
llegaba su educación.
El pastor White, el dirigente de los Adventistas del Séptimo Día,
sólo tenía la educación suficiente para enseñar
en una escuela común de distrito. No era estudioso de libros. Durante
todos mis viajes con él, rara vez lo vi leer un libro durante media
hora. De idiomas o las ciencias no sabía nada, y muy poco hasta
de historia común. La Sra. White no recibió ninguna educación
escolar, excepto por algunas semanas cuando era niña. Como Joanna
Southcott, Ann Lee, y Joseph Smith, la Sra. White era completamente inculta,
y no conocía ni las más sencillas reglas gramaticales. Ni
uno sólo de los dirigentes de esa obra se graduó jamás
de una escuela superior o de una universidad, y muchos eran tan incultos
como la misma Sra. White. El pastor J. N. Andrews, el pastor Smith, y uno
o dos más, mediante el estudio diligente y la lectura fuera de la
escuela, se convirtieron en hombres bien informados en su campo. Después
del pastor White vinieron los pastores Butler y Haskell como dirigentes,
pero ninguno de ellos era educado, y no tenían ni la mitad del talento
natural del pastor White. Los actuales dirigentes también son hombres
de pequeña estatura intelectual. Los tales están mal preparados
para dirigir una gran reforma en esta era de la educación. Ni uno
solo de ellos tiene ahora, ni jamás tuvo, una partícula de
influencia en el mundo, ni ningún oficio ni posición de responsabilidad
en el estado o la nación. Cuán diferentes de los grandes
reformadores del pasado, que a menudo ejercían gran influencia para
bien, no sólo sobre las masas, sino sobre los grandes hombres y
los reyes de la tierra. De aquí que, desde cualquier lado que miremos
al Adventismo, no tiene ninguna de las señales distintivas de una
reforma genuina enviada por Dios para bendecir al mundo.
El pastor A. A. Phelps, que por años fue editor de una publicación
de los Adventistas del Primer Día, dice: "Observé y esperé,
con paciencia, mansedumbre, y lealtad, en sincera cooperación, y
con un deseo ferviente de ver la unidad, empresa, amplitud, y poder moral,
que debían caracterizar un movimiento bíblico e inspirado
por el cielo. Cuán lentamente y con cuánta renuencia llegué
a la convicción - forzada por los tristes hechos y las ilustraciones
que ni siquiera me he atrevido a detallar - de que yo sólo estaba
desperdiciando mi vida al tratar de detener las oleadas de discordia,
indolencia, laxitud, estrechez de criterio, dogmatismo, y muerte espiritual
que yo no podía derrotar".
Lector,
si Ud. todavía está fuera de esta Babilonia espiritual, escuche
la advertencia de los que han pasado a través del molino, y permanezca
fuera.
Más
tarde, en 1914. Ya hombres fuertes entre ellos admiten que: (1) La Sra.
White había cometido muchos errores en sus escritos inspirados (?);
(2) Ahora contradice lo que una vez escribió; (3) Ha copiado de
muchos otros autores lo que ella asegura que son revelaciones de Dios;
(4) A menudo ha sido influída por otros para escribir lo que ellos
querían, con el propósito de ayudar a los proyectos de ellos.
El tiempo ha demostrado esto tan claramente que ya no se puede negar. De
aquí que sus revelaciones estén seriamente perdiendo influencia
sobre sus hombres más capaces. Ella tiene ahora ochenta y siete
años de edad y se dice que ha perdido la mayor parte de su cordura.
El laicato, especialmente en tierras extranjeras, siendo ignorante de todos
estos hechos, todavía le considera la voz de Dios para ellos.
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