MI RENUNCIA AL ADVENTISMO
DEL SÉPTIMO DÍA

Dudley Marvin Canright, 1914

Capítulo 14

EL SÁBADO EN EL NUEVO TESTAMENTO

Tomado de The Interactive Bible


El sábado en los evangelios

Con la apertura de los evangelios llega el período más glorioso de la historia de la iglesia. El Hijo de Dios mismo aparece delante de nosotros con toda la autoridad del cielo. Mateo 28: 8. Dios dice: "A él oíd". Mat. 17: 5. Vino a introducir el evangelio, "un camino nuevo y vivo", Heb. 10: 20, "el nuevo pacto", "un mejor pacto", Heb. 8: 6, 8, hace a un lado y reemplaza al viejo, versículo 13. Comparado con la época de los judíos, es una "gran luz", Mat. 4: 16, y la iglesia del evangelio es representada como "una mujer vestida de sol, y la luna bajo sus pies". Apoc. 12: 1. Mucho de lo que antes era oscuro, lleno de sombras, y misterioso, ahora es luminoso y claro. Rom. 16: 25-26.

Un cambio grande y radical en el modo de rendir culto a Dios se introduce ahora. Muchas instituciones del Antiguo Testamento, que una vez fueron dadas de la manera más solemne, y por autoridad de Dios mismo, ya no son obligatorias.

Ahora, ¿dónde miraremos para encontrar la más clara luz sobre estas antiguas instituciones? ¿A dónde iremos para aprender el verdadero propósito de todas ellas? ¿A dónde nos volveremos para obtener las necesarias reglas por las cuales un cristiano pueda vivir? ¿Regresaremos a la luz de la luna de la ley judía? ¿A la luz de las estrellas de la época patriarcal? ¿O iremos a la plena luz solar del evangelio? Evidentemente, el Nuevo Testamento proporciona la guía más clara y más autorizada para el cristiano. El Antiguo Testamento puede leerse y entenderse correctamente sólo a la luz del Nuevo. Pero es un hecho que los sabadistas tienen que regresar al Antiguo Testamento, y aún a las inseguras instituciones de la época patriarcal, como su autoridad más clara y más segura en relación con el séptimo día. La evidencia del Nuevo Testamento sólo es aceptada como secundaria y colateral. Todos sus argumentos más fuertes en favor del sábado están bien atrás, entre las sombras del Antiguo Testamento. Quíteselos, y el fundamento mismo de su teoría habrá caído. Sé que esto es así, pues he recorrido ese terreno un millar de veces. Sé exactamente cómo se siente un Adventista, y dónde descansa su confianza. Se siente un poco tímido del Nuevo Testamento. Pero, ¿hay algún otro deber cristiano que esté claramente presentado en el Antiguo Testamento? No veo ninguno, aunque en el pasado trabajé duro y por largo tiempo para encontrarlo. En todos los otros puntos, el Nuevo Testamento es claro y pleno. En él tenemos capítulo tras capítulo, epístola tras apístola, y libro tras libro lleno de instrucciones sobre cada uno de los deberes cristianos, en cada una de las posibles fases de ellos. El deber o el pecado cubierto por cada uno de los otros nueve mandamientos está nombrado directamente y muchas veces en el Nuevo Testamento. Pero el deber de guardar el séptimo día no se menciona ni una sola vez. Los dispondremos uno al lado del otro.

 

1. No tendrás dioses ajenos delante de mí. Éx. 20: 3 1. Os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra y el mar. Hech. 14: 15 
2. No te harás imágenes. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás. Éx. 20: 4, 5 2. Hijitos, guardaos de los ídolos. I Juan 5: 21
3. No tomarás el nombre de Dios en vano. Éx. 20: 7 3. Pero sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni por ningún otro juramento. Santiago 5: 12 
4. Acuérdate del día de sábado, para santificarlo. Éx. 20: 8 4. No hay mandamiento en todo el Nuevo Testamento para que se guarde el sábado. 
5. Honra a tu padre y a tu madre. Éx. 20: 12 5. Hijitos, obedeced a vuestros padres en el Señor, porque esto es justo. Efe. 6: 1
6. No matarás. Éx. 20: 13 6. No matarás. Rom. 13: 9
7. No cometerás adulterio. Éx. 20: 14 7. Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros... heredarán el reino de Dios. I cor. 6: 9-10
8. No hurtarás. Éx. 20: 15 8. El que hurtaba, no hurte más. Efe. 4: 28
9. No hablarás falso testimonio. Éx. 20: 16.  9. No mintáis. Col. 3: 9
10. No codiciarás. Éx. 20: 17 10. Pero la codicia, ni aún se nombre entre vosotros. Efe. 5: 3 

"El deber de los hombres de adorar a Dios sólo como se enseña en el primer mandamiento se encuentra no menos de cincuenta veces en el Nuevo Testamento. La idolatría, que es el segundo mandamiento, es condenada doce veces. Las palabrotas, el tercer mandamiento, son claramente condenadas cuatro veces. Honrar padre y madre, que es el quinto mandamiento, se enseña seis veces por lo menos. El asesinato, que es la sexta prohibición, se encuentra condenado doce veces. El robo, que es el octavo, seis veces. El falso testimonio, que es el noveno, cuatro veces. La codicia, que es el décimo, nueve veces. Ahora, con estos hechos delante de nosotros, ¿cómo puede haber peligro de que la ley de Dios sea anulada? Otro hecho notable es que el cuarto mandamiento no se repite en el Nuevo Testamento, que a ningún cristiano se le ordenó jamás guardarlo, que ningún cristiano fue jamás condenado por quebrantar el sábado". Una y otra vez, a través de todo el Nuevo Testamento, se dan largas listas de pecados, que abarcan cada una de las tonalidades de la maldad, pero el descuido del séptimo día no se incluye ni una sola vez. Así, Marcos 7: 21-22, trece pecados; Rom. 1: 29-31, diecinueve pecados; Gál. 5: 19-21, diecisiete pecados; 2 Tim. 3: 1-4, dieciocho pecados, etc. ¿Cómo es ésto? ¿Lo habrían dejado así los sabadistas?

Por extraño que parezca, el deber de guardar el séptimo día no se menciona ni una sola vez en todo el Nuevo Testamento. No hay ni un sólo mandamiento, ya sea de Cristo o de cualquiera de los apóstoles, para que se guarde ese día. No se dice ni una sola vez que es erróneo trabajar el séptimo día, o que Dios bendeciría a cualquier persona por observarlo. No hay ninguna promesa por guardarlo, ni ninguna amenaza por no guardarlo. Nadie es jamás reprendido por trabajar el séptimo día, ni aprobado por observarlo. Si descuidar el séptimo día es un crimen tan grande como ahora afirman sus defensores, es inexplicable que ninguna advertencia contra ese crime se diera en todo el Nuevo Testamento, ni siquiera una sola vez. ¿Es todo este silencio meramente accidental? Eso quieren hacernos creer los sabadistas, pero la suposición es absurda. Evidentemente, fue dejado fuera a propósito, lo mismo que el pentecostés, la pascua, las lunas nuevas, los sacrificios, y cosas semejantes.

En todas sus catorce epístolas, Pablo sólo  menciona el sábado una sola vez, y eso sólo para mostrar su abolición, Col. 2: 6. ¡Contraste esto con la literatura Adventista!

La respuesta usual es que los judíos ya estaban guardando el sábado, hasta demasiado estrictamente, y que, por lo tanto, los cristianos judíos no necesitaban ser instruídos sobre este punto. Pero esta respuesta no es satisfactoria. Los judíos eran igual de estrictos contra los falsos dioses y las imágenes, y sin embargo, a los cristianos se les advierte, una y otra vez, contra estas cosas. Así, Pablo dice: "No seáis idólatras", y "Huid de la idolatría". I Cor. 10: 7, 14. Pero, ¿dónde dice: "Guardad el séptimo día?" o "Huid de la violación del sábado"? El cuerpo principal de los conversos cristianos en los años posteriores del evangelio estaba compuesto de gentiles, que nunca habían guardado el séptimo día en absoluto. ¿Por qué no deberían ser instruídos sobre cómo guardarlo? ¿Por qué deberían ser amonestados repetidamente contra todas las otras costumbres malas de sus vidas anteriores, pero nunca contra la violación del sábado, como ciertamente lo habían hecho antes? Este era un punto que nunca me pude responder satisfactoriamente a mí mismo mientras guardaba el séptimo día. El hecho simple y manifiesto es que no había el propósito de hacer obligatorio el sábado judío sobre la iglesia cristiana. Por eso, se le  dejó desaparecer calladamente junto con los otros días santos e instituciones del antiguo pacto.

Los argumentos que se ofrecen sacados del Antiguo Testamento en favor de la observancia del sábado son pocos y no son difíciles de contestar. Examinemos los principales.

Jesús guardó el séptimo día; por lo tanto, nosotros debemos guardarlo

Para los sabadistas, este argumento tiene más peso que todos los demás del Nuevo Testamento. Siempre lo tuvo para mí. Pero ahora no estoy satisfecho de que haya nada en él si se lo considera correctamente. Jesús nació y vivió toda su vida bajo la ley. Gál. 4: 4. Esa ley fue obligatoria hasta su muerte. Col. 2: 14. Por supuesto, debe haber guardado cada item de esa ley hasta la cruz, tal como evidentemente lo hizo. Sobre este punto, dice George I. Butler, pastor Adventista del Séptimo Día: "Vivió bajo todas las ceremonias y observancias de la ley de Moisés, lo mismo que los otros judíos. Así, 'nació bajo la ley,' y estaba sujeto a ella. Toda su vida, tuvo cuidado de no quebrantar ninguna de sus disposiciones, y nunca permitió que sus discípulos lo hicieran, hasta el día de su muerte". La Ley en Gálatas, pág. 59.

Esta es la sencilla verdad en este caso. Pero muestra la completa falacia de argumentar que debemos guardar el séptimo día sólo porque Jesús lo guardó. Si observamos una institución de la antigua ley sólo porque Jesús la observó, entonces deberíamos guardar todo lo que él guardó; esto es, ¡deberíamos vivir como vivían los judíos bajo la ley de Moisés! Porque eso es justo lo que Jesús hizo. Instruyó a sus discípulos a que presentaran ofrendas sobre el altar, Mat. 5: 23-24, envió a un hombre a presentar una ofrenda, Mat. 8: 4, ordenó a sus discípulos que guardaran todo lo que los escribas enseñaban, Mat. 23: 2-3, y fue muy específico en cuanto a guardar la pascua, exactamente de acuerdo con la ley, sólo un día antes de su muerte. Lucas 22: 7-15. Pero, ¿quién piensa ahora en hacer todas esas cosas porque Jesús las hizo? Nadie. Jesús fue circuncidado. ¿Se circuncidan los sabadistas? No. Entonces, ¿por qué elegir el séptimo día de entre todos los otros días santos y ritos y aferrarse a eso, mientras se rechaza el resto que él también observó? Parece como si un hombre ingenuo tuviera que admitir que este argumento para el sábado judío no es un éxito. Si ese día es obligatorio para los cristianos, debe serlo sobre alguna otra base, pues Jesús lo guardó mientras vivía como judío bajo la ley judía.

Marcos 2: 27-28. El sábado fue hecho para el hombre

El uso que los sabadistas hacen de este texto es directamente opuesto a su significado más claro. Jesús no estaba relatando el origen del sábado, ni defendiendo lo sagrado de él contra la profanación, ni mostrando que había sido hecho para toda la raza humana. Ningún pensamiento de éstos es el objeto de sus observaciones. No está reclamando el sábado judío como su día, como el día consagrado a sí mismo. No era como Dios, el Creador, que reclamaba ser su Señor; era como el HIJO DEL HOMBRE, el representante del hombre, que reclamaba ser señor del sábado.

Nótense sus premisas y sus conclusiones: "El sábado fue hecho para el hombre, no el hombre para el sábado. POR LO TANTO, el hijo del hombre es también Señor del sábado". Dice que, como el sábado fue hecho para el hombre y no el hombre para el sábado, POR LO TANTO él, el hijo del hombre, era Señor del sábado. ¿Por qué era Jesús Señor del sábado? ¿Porque era el Hijo de Dios y lo había hecho? No, para nada; sino porque él era el hijo del hombre, el hombre para el cual se había hecho el sábado. Fue como HOMBRE que reclamaba ser su señor. Y dijo esto para defender a sus discípulos de la acusación de quebrantar el sábado. ¿Cómo lo aplicó? Pues el sábado fue hecho para ellos, y por eso, estaba al servicio de ellos. Ellos eran superiores al sábado. Nótense los casos que usó para ilustrar su afirmación. Mat. 12: 3-12.

1) David fue al templo y comió el pan sagrado que la ley prohibía que nadie comiese excepto los sacerdotes. Sus necesidades eran superiores al precepto ceremonial.

2) "Los sacerdotes en el templo profanan el sábado y son sin culpa". Versículo 5. Mataban ganado todos los días de sábado. Su servicio era superior al sábado.

3) Si una oveja caía en un hoyo en sábado, trabajaban duro para sacarla. La preservación de la vida del animal era superior al sábado. He visto Adventistas trabajar duro en sábado en caso de incendio para salvar hasta las mercaderías, aunque la ley dice: "No harás en él obra alguna". ¿Se atreverían a violar la letra de cualquier otro mandamiento de esa manera? No. Entonces, seguramente, siendo Jesús mismo el juez, la observancia estricta de la letra de la ley sabática no es un asunto de la mayor importancia. Esta es la lección que Cristo, el Señor del sábado, enseña aquí claramente. Condena de plano la rígida interpretación de los sabadistas que hacen al sábado más importante que el hombre mismo para el cual fue hecho.

4) El sábado fue hecho para el HOMBRE, y, por eso, las necesidades de los hombres están por encima de la ley sabática. Así que, entonces, este texto, cuando se lo lee correctamente, no apoya la naturaleza sagrada del sábado judío bajo el evangelio.

Mateo 24: 20

Como este es uno de sus textos favoritos, lo examinaremos. Prediciendo la caída de Jerusalén, que ocurrió cuarenta años después de su muerte, Jesús dijo que, cuando vieran los ejércitos rodear la ciudad, debían huir inmediatamente para no ser atrapados en la ciudad y perecer junto con los demás. Por eso dijo: "El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa; y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa. Mas ¡ay de las que estén encinta, y de las que críen en aquellos días! Orad, pues, que vuestra huída no sea en invierno ni en día de reposo, porque habrá entonces gran tribulación". Mateo 24: 17.21.

Basándose en esto, se arguye que el sábado continuaría siendo un día sagrado después de la resurrección. Los Adventistas admiten que no sería una violación del sábado huir en ese día en caso de necesidad. Entonces, ¿dónde está el argumento en el texto? Si si huída hubiese ocurrido en sábado para salvar sus vidas, ¿habría esto profanado el día? Ellos admiten que no. Entonces lo sagrado del día no era lo que Jesús tenía en mente.

El contexto muestra claramente que no era su SEGURIDAD para lo cual estaba haciendo provisión, ni para la observancia del día. La apropiada observancia del sábado no era el tema en absoluto. Los peligros y las tribulaciones de ese tiempo eran el tema. Nótense cuatro puntos: 1) Las que estuviesen encinta. 2) Las que estuviesen dando de mamar. 3) La huída en invierno. 4) La huída en sábado. Si tenían que huir de repente, de prisa, y sin preparación, aún sin sus vestimentas regulares, las mujeres encinta o que estuviesen dando de mamar, o las personas en el frío del invierno, estarían expuestas a sufrir o a morir. Así que, en todos estos tres casos, Jesús se refiere a los inconvenientes y a los peligros de su huída; y esto es exactamente por qué menciona el sábado. En ese día, las puertas de la ciudad estarían cerradas, y eso les estorbaría mucho, si no les detendría por completo. Las puertas de todos los pueblos por los cuales habrían de pasar estarían cerradas. Los judíos sospecharían de ellos y los arrestarían como traidores. Por eso, sería peligroso, casi imposible, huir ese día. Una persona sencilla puede ver que esto es todo lo que hay en este texto. De esto me convencí en algún momento antes de renunciar al sábado, así que dejé de usarlo.

Mateo 28: 1; Marcos 16: 1-2. "El sábado" es el día antes del "primer día de la semana"

"Pasado el día de reposo, al amanecer del primer día de la semana". "Cuando pasó el día de reposo... el primer día de la semana". De acuerdo con esto, el sábado, después de la muerte de Cristo, es todavía el día antes del primer día de la semana. Por esto, el primer día de la semana, en el cual Cristo resucitó, no era todavía el sábado. Respuesta: Todos los días de la semana, del mes, y del año, todavía continuaron llamándose por sus antiguos nombres judíos muchos años después de Cristo; pero de esto no se sigue que continuaran siendo días sagrados, porque Pablo afirma expresamente que todos aquellos días festivos, lunas nuevas, y días de sábado fueron clavados en la cruz. Col. 2: 14, 16; Gál. 4: 01-11; Rom. 14: 5-6. Tomemos tres ejemplos: "Cuando llegó el día de Pentecostés". Hechos 2: 1. "Eran entonces los días de los panes sin levadura". Hechos 12: 3. "Entraron en la sinagoga un día de reposo". Hechos 13: 14. Aquí, mucho tiempo después de la cruz, tenemos los mismos antiguos nombres para tres de los días sagrados judíos, es decir, Pentecostés, días de los panes sin levadura, y el día de reposo. ¿Son todos estos días sagrados todavía porque todavía se les llama por sus anteriores nombres? Si esto es así, entonces deberíamos observar Pentecostés y los días de los panes sin levadura, lo mismo que el sábado. Así que no hay fuerza en el argumento del uso de la palabra sábado después de la cruz. El día de la resurrección no fue llamado sábado en el Nuevo Testamento, ni por los cristianos, por varios cientos de años después de Cristo. Se le llamó "día del Señor". Apoc. 1: 10.

"EL SÁBADO" era el nombre del día de reposo judío, "todo lo cual es sombra de lo que ha de venir", Col. 2: 16-17, pero el día de la resurrección es un día por completo diferente. Se le llama "el primer día de la semana", "el octavo día", o "el día del Señor". Es sólo en un sentido acomodaticio que se le llama sábado ahora, como usamos las palabras "altar", "santuario", "templo", "sacrificio", "Israel", etc.

Lucas 23: 56. La mujer "reposó en sábado, de acuerdo con el mandamiento"

Esto ocurrió después de que Jesús murió; por esto, muestra que ellos pensaban que el sábado todavía debía ser guardado. Eran seguidores de Jesús y sabían lo que él enseñaba. Respuesta: Pero esto ocurrió antes de que Jesús resucitara de entre los muertos, antes de que supieran nada acerca de su resurrección, y antes de que tuvieran ninguna idea del gran cambio que habría de efectuar el evangelio en el servicio de Dios. Sus antiguas ideas judías todavía enceguecían sus mentes, de manera que no podían asimilar en seguida la naturaleza de lo que Jesús había venido a hacer realmente. Justo antes de esto, Jesús dijo: "Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar". Juan 16: 12. Así que él no había tratado de explicarles todas estas cosas menos importantes; pero dijo que, después de la resurrección, les enviaría el Espíritu Santo para que los guiara a toda verdad. Juan 16: 13. No fue sino después de que el Espíritu Santo vino sobre ellos en Pentecostés que comenzaron a comprender la verdadera naturaleza del evangelio. Así que esto no es prueba de que el sábado judío es obligatorio para los gentiles porque las mujeres judías lo guardaron mientras Jesús permanecía muerto y en la tumba. Volvamos a Hechos 1: 14 y 2: 1, y encontramos todas estas mismas mujeres cincuenta días después de la resurrección todavía guardando cuidadosamente "el día de Pentecostés", otro día sagrado judío. Pero, ¿guardan nuestros sabadistas el Pentecostés porque estas mujeres lo guardaron? No, pero deberían guardarlo si guardan el sábado porque esas mujeres lo guardaban. Esto muestra cuán infundado es su argumento.

El sábado 59 veces en el Nuevo Testamento

Dicen que el hecho de que el sábado se menciona 59 veces en el Nuevo Testamento es prueba de que todavía era de gran importancia y debería ser guardado. Bien, el templo se menciona 115 veces en el Nuevo Testamento; la circuncisión, 55 veces; los sacrificios, 38 veces; la pascua, 28 veces, etc. ¡Entonces, supongo que deberíamos tener todo eso en el evangelio!

Los sabadistas piensan que tienen un buen argumento en el libro de Hechos. Allí, al séptimo día se le llama "sábado", y puede ser que los cristianos judíos todavía lo observaran, y que se reunieran con los judíos para adorar con ellos ese día. De esto se concluye que todos los cristianos deberían guardar ese día también. Esto está basado en la falsa suposición de que cualesquiera costumbres y leyes del antiguo pacto que todavía fuesen observadas durante algunos años por los cristianos judíos después de la resurrección deberían ser obligatorias para la iglesia gentil ahora.

Un examen cuidadoso de lo que los discípulos hicieron realmente por muchos años después de la resurrección mostrará que ellos guardaban toda la ley mosaica, incluyendo los días festivos, el día de sábado, los sacrificios, la circuncisión, los votos, y todo el ritual judío. Pero ellos hacían esto como judíos, de acuerdo con su ley nacional y sus costumbres largo tiempo establecidas. Que no lo hacían como un deber cristiano es manifiesto a partir del hecho de que a los cristianos judíos no se les requería que observaran estas cosas. Hechos 15: 19-28; 21: 25. "Por lo que concierne a los gentiles que han creído, hemos escrito y llegado a la conclusión de que no tienen por qué observar tales cosas". Cada mención del sábado en Hechos, sin una sola excepción, es en relación con la adoración de los judíos ese día. Hechos 13: 14-15, 42-45; 15: 21; 16: 13; 17: 1-2; 18: 4. Se leían la ley y los profetas, y se llevaba a cabo el culto como de costumbre. Ciertamente, los discípulos no podían celebrar reuniones distintivamente cristianas aquí bajo estas circunstancias. Tenían que reunirse ellos solos para adorar a Jesús y tener la cena del Señor, y esto es exactamente lo que los encontramos haciendo el primer día de la semana. Hechos 20: 7. No hay registro de una sola reunión de cristianos judíos en el séptimo día, ni de cristianos judíos, excepto del culto judío.

Consideremos unos pocos hechos en cuanto a por qué los cristianos judíos no abandonaron inmediatamente la observancia de la ley mosaica. Cuán cuidadosa y gradualmente desarrolló Jesús sus nuevas doctrinas, aún a sus apóstoles escogidos. A la multitud le hablaba sólo en parábolas "conforme a lo que podían oír", Marcos 4: 33. Si Jesús hubiese dicho a la gente de una sola vez y con claridad el cambio radical que había venido a efectuar en el sistema judío de culto, le habrían matado inmediatamente. Sin duda, hasta los apóstoles le habrían abandonado. Durante todo el ministerio de nuestro Señor, nada se destaca de manera más prominente que el hecho de que él estaba preparando, gradual pero cuidadosamente, las mentes de sus discípulos para el gran cambio que su evangelio estaba destinado a efectuar en el culto a Dios. Los grandes obstáculos con los cuales había venido a luchar eran la estrechez de los puntos de vista de ellos, la tenacidad con la que se aferraban a las formas y ceremonias y a la letra de la ley, y las ideas judías del reino de Dios. Que él habría de tomar el trono de David, subyugar el mundo a Israel, y continuar el modo judío de adoración con el servicio del templo - esta idea estaba tan firmemente arraigada en las mentes aún de los apóstoles, que no pudieron entender a Jesús cuando les dijo claramente lo contrario. Por esto, el Salvador simplemente dejó que superaran estas ideas a medida que la naturaleza de su evangelio se hacía más clara en sus mentes, después de su resurrección y su ascensión y la venida del Espíritu Santo. Justo antes de morir, dijo: "Aún tengo muchas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad". Juan 16: 12-13. Cuán a menudo tuvo que decirles: "¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer!" Lucas 24: 25. "¿También vosotros sois aún sin entendimiento?" Mat. 15: 16.

Durante todo el ministerio de Cristo, ni una sola vez afirmó directamente que alguno de los ritos judíos sería abolido, ni siquiera los sacrificios, el servicio del templo, la circuncisión, los días festivos, ni nada. Pero él sabía bien que todo esto pronto habría de terminar, y que estaba planeado que así fuese. Ni el pueblo ni los discípulos estaban entonces preparados para un anuncio como éste. Por esto, dejó que aprendieran estas cosas más tarde. Es en las epístolas de Pablo donde estos cambios se expresan claramente y donde encontramos el sábado judío abrogado.

Cuarenta días después de la resurrección, todavía les encontró aferrados a su antigua idea judía del reino temporal de Jesús en Jerusalén. "Señor, ¿restaurarás nuevamente el reino de Israel?" Sabiendo que era imposible corregir sus erróneas ideas con una sola afirmación, Jesús dejó que superaran estos errores a medida que aprendían más del evangelio. Ahora, sigámosles a través del libro de Hechos, y observemos por cuánto tiempo y cuán tenazmente se aferraron a las observancias de la antigua ley judía, no sólo acerca del sábado, sino axcerca del servicio del templo y las ceremonias de la ley mosaica. En Pentecostés, les encontramos guardando el día sagrado junto con los otros judíos. Hechos 2. Todavía diez años después de la resurrección, no estaban "predicando la palabra a nadie, sino a los judíos solamente". Hechos 11: 19. Ni un solo sermón habían pensado predicarles a los gentiles, hasta que Dios, mediante un milagro especial, envió a Pedro a ver a Cornelio. Hechos 10. Todavía en este momento, Pedro guardaba escrupulosamente la ley mosaica acerca de las carnes. Dijo: "Ninguna cosa común o inmunda he comido jamás". Versículo 14. Y se proponía continuar observando esto. Y cuando el Espíritu Santo vino sobre los gentiles, los discípulos quedaron estupefactos "de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo". Versículo 45. Cuando regresó a Jerusalén, la iglesia entera estaba alborotada acerca de esto. "Y cuando Pedro hubo venido a Jerusalén, los que eran de la circuncisión disputaban con él diciendo: ¿Por qué has entrado en casa de hombres incircuncisos, y has comido con ellos?" Hechos 11: 2-3.

Hasta este momento, entonces, encontramos a la iglesia de Jerusalén, con Pedro a la cabeza, todavía guardando la ley judía concerniente a los alimentos, y rehusando comer con los gentiles. Ahora, estudiemos el gran concilio de Jerusalén, que tuvo lugar veinte años después de la resurrección. Hechos 15. No sólo guardaba toda la iglesia de Judea la ley mosaica entera con todos sus ritos, incluyendo la circuncisión, sino que algunos de ellos intentaron también forzar su cumplimiento sobre los conversos gentiles. Versículos 1-19. Pero, a través de la influencia de Pablo, este intento fue derrotado . Si no hubiese sido así, en la providencia de Dios, y si Pablo no se hubiese levantado para oponerse a él, la iglesia cristiana entera habría sido puesta bajo la esclavitud de la ley mosaica. De la manera que ocurrió, ese concilio liberó sólo a los conversos gentiles de la obediencia a la ley de Moisés. Hechos 15: 19, 23; 21: 25. Todos los cristianos judíos todavía la guardaban.

Todavía en el año 60 D. C., o sea casi treinta años después de la cruz, todavía encontramos a toda la iglesia judía en Judea guardando estrictamente la ley de Moisés en cuanto a la circuncisión, las ofrendas, el rasuramiento de la cabeza, etc. No sólo observaban ellos mismos todos estos ritos de la antigua ley, sino que requerían que todos los cristianos judíos de todo el mundo hicieran lo mismo. Cuando Pablo subió a Jerusalén sólo unos pocos años antes de su muerte, le exigieron una garantía de que él mismo guardaba estos ritos. Léase cuidadosamente Hechos 21: 20-26.

Estas palabras muestran de manera concluyente que los cristianos judíos observaban todavía todos los ritos de las leyes de Moisés, cuando no faltaban sino unos pocos años para la caída de Jerusalén. Todos los historiadores de la iglesia concuerdan en que los cristianos judíos continuaron observando el séptimo día hasta por algún tiempo después de la caída de Jerusalén, como hemos visto.

Philip Schaff, el más grande de los escritores vivientes, en su Historia de la Iglesia Apostólica, página 118, dice: "Hasta donde sabemos, los cristianos judíos de la primera generación, por lo menos en Palestina, observaban bíblicamente el sábado, las fiestas anuales judías, y todo el ritual mosaico, y celebraban, además del domingo cristiano, la muerte y la resurrección del Señor, y la santa cena. Pero esta unión se debilitó gradualmente, y por fin fue rota por la destrucción del templo. "... El sábado judío pasó a ser el domingo cristiano". El Pastor Waggoner, Adventista, dice: "El Dr. Schaff es justamente estimado como un hombre de gran erudición, y cuyo testimonio en relación con hechos nadie podría en duda". Respuestas a Canright, pág. 132. Ahora, ellos deberían aceptar la afirmación del Dr. Schaff y cesar en sus negativas.

El pastor Butler, Adventista, dice correctamente: "En realidad, puede muy bien dudarse de que una gran parte de la iglesia primitiva, que eran judíos antes de su conversión, reconocieran por completo el alcance y la extensión del evangelio al hacer a un lado aquellas leyes peculiarmente judías. Se aferraban a ellas, y eran celosos de su defensa mucho tiempo después de que habían sido abolidas en la cruz. A través de la bendición de Dios, estamos en deuda con Pablo por la única explicación completa de la apropiada relación de estas leyes con el plan de salvación". La Ley en Gálatas, pág. 8.

Entonces, ¿cuánto prueba a favor del sábado judío el hecho de que todavía era llamado "el sábado", o que era guardado por los cristianos judíos, o hasta por el mismo Pablo? Nada en absoluto, porque con el mismo argumento, como hemos visto, deberíamos observar la pascua y el Pentecostés, presentar ofrendas, hacer votos, rasurar nuestras cabezas ,circuncidarnos, y guardar todos los ritos de la ley mosaica, lo mismo que aquellos discípulos lo hicieron por años.

El apóstol Pablo y la observancia del día sábado

Los Adventistas del Séptimo Día tratan de construir un argumento a favor del sábado judío a partir del ejemplo de Pablo. Cuentan hasta 84 sábados que aseguran que él guardó, y dicen que, si él lo guardaba, nosotros deberíamos guardarlo también. Yo solía pensar que había gran fuerza en este argumento, y lo he usado montones de veces para convencer a otros. Pero estoy satisfecho finalmente de que el argumento entero era una falacia. Examinémoslo.

1.   Pablo era judío, pero nosotros somos gentiles.

2.   Pablo fue criado en todas las observancias de la ley judía. Hechos 22: 3. Nosotros no.

3.   El gran deseo del corazón de Pablo era ganar a sus hermanos judíos para Cristo. Para hacer esto, estaba dispuesto a morir, hasta a ser maldecido. Rom. 9: 3-4.

4.  Para ganar a estos hermanos judíos, tuvo buen cuidado de no hacer nada, hasta donde podía evitarlo, que los prejuiciara contra él y le cortara su acceso a ellos.

5.  Como estos judíos eran muy celosos en la observancia de toda la ley judía, Pablo sabía que él mismo también debía guardar esta ley si quería tener acceso a ellos. Por eso, dice: "Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley [los judíos] como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley". "Y esto hago por causa del evangelio". I Cor. 9: 20, 23. Vea lo que hizo en el caso de Timoteo. "Quiso Pablo que éste fuese con él; y tomándole, le circuncidó por causa de los judíos que había en aquellos lugares; porque todos sabían que su padre era griego". Hechos 16: 3. Pablo quería que Timoteo le ayudara entre los judíos, pero sabía que los judíos no le escucharían si no hubiese sido circuncidado. Así que circuncidó a Timoteo para ganar a los judíos, aunque dijo: "La circuncisión nada es". I Cor. 7: 19. Por exactamente la misma razón, guardó el Pentecostés, Hechos 18: 21; 20: 16; rasuraba su cabeza , Hechos 18: 8; presentaba ofrendas, Hechos 21: 20-26; y vivía lo mismo que los judíos, aunque sabía y enseñaba que todas estas cosas ya no tenían vigencia.

Ahora supongamos que pudiera demostrarse que Pablo siempre guardó el sábado. ¿Probaría eso que él lo consideraba obligatorio para todos los cristianos, especialmente los cristianos gentiles? Seguramente que no. A ellos les escribió muy claramente que no debían guardar la ley concerniente a las carnes, las bebidas, los días de fiesta, las lunas nuevas, y los días de sábado. Véase Col. 2: 14-17; Rom. 14: 1-5; Gál. 4: 10. En relación con todo esto, Pablo les enseñó exactamente lo mismo que les enseñó acerca de la circuncisión, Gál. 5: 2, que ninguna de estas cosas era necesaria, aunque él mismo circuncidó a Timoteo.

Ahora examinaremos cada uno de los textos en que se dice que Pablo guardó el sábado. Hechos 13: 14-15. "Entraron en la sinagoga un día de reposo y se sentaron. Y después de la lectura de la ley y de los profetas" fue invitado a predicarles, lo cual hizo. Esto ocurría con los judíos en el culto judío, en la sinagoga judía, en el sábado judío. Como judío, Pablo se les unió en esto, para predicarles. Así, versículos 42-46, el siguiente sábado se reunió con ellos nuevamente en el mismo lugar y con el mismo propósito. Estos fueron dos sábados que Pablo guardó. Hechos 16: 13: "Y un día de reposo salimos fuera de la puerta, junto al río, donde solía hacerse la oración", o más bien, donde había una PROSEUCHE, una casa judía de oración. Así dicen el siríaco y el griego. Aquí encontró a mujeres judías en adoración, y les predicó a Jesús. Este es el tercer sábado que guardó. Hechos 17: 1-2. Pablo "vino a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos, ... y por tres sábados discutió con ellos". Aquí nuevamente fue durante el culto judío entre los judíos en su sinagoga en sábado. Tres sábados más aquí, van seis hasta ahora. Hechos 18: 1-4. Pablo está nuevamente entre los judíos, y "discutía en la sinagoga todos los días de reposo, y persuadía a judíos y a griegos". Lo mismo que antes, su observancia del sábado ocurre cada vez mientras está entre los judíos durante su adoración sabática. Pero, ¿cuántos sábados se reunió con ellos allí? El versículo 11 dice: Pablo permaneció allí en Corinto "un año y seis meses", que serían 78 semanas. Por esto, los Adventistas dicen que él guardó 78 sábados mientras estuvo allí. A éstos añaden los seis anteriores, para un total de 84. Pero los versículos 6 y 7 dan un aspecto diferente al asunto. En vez de razonar en la sinagoga cada sábado todo este tiempo, se retiró de los judíos y dijo: "Desde ahora, me iré a los gentiles". Luego se fue a la casa de Justo cerca de la sinagoga. Así que no hay evidencia de que predicara en la sinagoga más de unos pocos sábados. De manera que los 84 sábados que Pablo supuestamente guardó quedaron reducidos a diez o doce, y todos ellos fueron mientras estaba con los judíos durante la adoración judía. Y esto lo explica él mismo diciendo: "Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos". I Cor. 9: 20.

No puede encontrarse ni un solo caso en que Pablo guardara el sábado en una asamblea cristiana, ni se menciona nunca ded modo alguno en relación con las reuniones cristianas, mientras se dice que los discípulos se reunían el primer día de la semana. Obsérvese esto: "Cada vez que los apóstoles entraron a las sinagogas judías en sábado para predicar, fue antes de que la iglesia cristiana se estableciera en esos lugares".

Pablo no hizo nada contra las costumbres de los judíos, y por eso guardó el sábado

En Hechos 25: 8, Pablo dice que él no había hecho nada "contra la ley de los judíos", y en Hechos 28: 17 dice que "no había hecho nada contra el pueblo ni contra las costumbres de nuestros padres". A partir de esto, se asegura que debe haber guardado el sábado, porque esa era la ley y la costumbre de los padres. Cierto, pero también lo era su costumbre de circuncidarse, ofrecer sacrificios, guardar las lunas nuevas, las festividades anuales, etc. Por esto, Pablo debe haber hecho todo esto. ¿Haremos entonces todo esto porque Pablo las hizo como judío? Difícilmente. ¡Nótese que casi todos los argumentos se aplican igualmente bien a toda la ley judía y haría obligatorio todo el sistema para los cristianos!


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