MI RENUNCIA AL ADVENTISMO
DEL SÉPTIMO DÍA
Dudley Marvin Canright, 1914
Capítulo 14
EL SÁBADO EN EL NUEVO
TESTAMENTO
Tomado de The
Interactive Bible
El sábado en los evangelios
Con la apertura de los evangelios
llega el período más glorioso de la historia de la iglesia.
El Hijo de Dios mismo aparece delante de nosotros con toda la autoridad
del cielo. Mateo 28: 8. Dios dice: "A él oíd". Mat. 17: 5.
Vino a introducir el evangelio, "un camino nuevo y vivo", Heb. 10: 20,
"el nuevo pacto", "un mejor pacto", Heb. 8: 6, 8, hace a un lado y reemplaza
al viejo, versículo 13. Comparado con la época de los judíos,
es una "gran luz", Mat. 4: 16, y la iglesia del evangelio es representada
como "una mujer vestida de sol, y la luna bajo sus pies". Apoc. 12: 1.
Mucho de lo que antes era oscuro, lleno de sombras, y misterioso, ahora
es luminoso y claro. Rom. 16: 25-26.
Un cambio grande y radical en el
modo de rendir culto a Dios se introduce ahora. Muchas instituciones del
Antiguo Testamento, que una vez fueron dadas de la manera más solemne,
y por autoridad de Dios mismo, ya no son obligatorias.
Ahora, ¿dónde miraremos
para encontrar la más clara luz sobre estas antiguas instituciones?
¿A dónde iremos para aprender el verdadero propósito
de todas ellas? ¿A dónde nos volveremos para obtener las
necesarias reglas por las cuales un cristiano pueda vivir? ¿Regresaremos
a la luz de la luna de la ley judía? ¿A la luz de las estrellas
de la época patriarcal? ¿O iremos a la plena luz solar del
evangelio? Evidentemente, el Nuevo Testamento proporciona la guía
más clara y más autorizada para el cristiano. El Antiguo
Testamento puede leerse y entenderse correctamente sólo a la luz
del Nuevo. Pero es un hecho que los sabadistas tienen que regresar al Antiguo
Testamento, y aún a las inseguras instituciones de la época
patriarcal, como su autoridad más clara y más segura en relación
con el séptimo día. La evidencia del Nuevo Testamento sólo
es aceptada como secundaria y colateral. Todos sus argumentos más
fuertes en favor del sábado están bien atrás, entre
las sombras del Antiguo Testamento. Quíteselos, y el fundamento
mismo de su teoría habrá caído. Sé que esto
es así, pues he recorrido ese terreno un millar de veces. Sé
exactamente cómo se siente un Adventista, y dónde descansa
su confianza. Se siente un poco tímido del Nuevo Testamento. Pero,
¿hay algún otro deber cristiano que esté claramente
presentado en el Antiguo Testamento? No veo ninguno, aunque en el pasado
trabajé duro y por largo tiempo para encontrarlo. En todos los otros
puntos, el Nuevo Testamento es claro y pleno. En él tenemos capítulo
tras capítulo, epístola tras apístola, y libro tras
libro lleno de instrucciones sobre cada uno de los deberes cristianos,
en cada una de las posibles fases de ellos. El deber o el pecado cubierto
por cada uno de los otros nueve mandamientos está nombrado directamente
y muchas veces en el Nuevo Testamento. Pero el deber de guardar el séptimo
día no se menciona ni una sola vez. Los dispondremos uno al lado
del otro.
1. No tendrás dioses ajenos delante de mí.
Éx. 20: 3 |
1. Os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis
al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra y el mar. Hech. 14: 15 |
2. No te harás imágenes. No te inclinarás
a ellas, ni las honrarás. Éx. 20: 4, 5 |
2. Hijitos, guardaos de los ídolos. I Juan 5:
21 |
3. No tomarás el nombre de Dios en vano. Éx.
20: 7 |
3. Pero sobre todo, hermanos míos, no juréis,
ni por el cielo, ni por la tierra, ni por ningún otro juramento.
Santiago 5: 12 |
4. Acuérdate del día de sábado,
para santificarlo. Éx. 20: 8 |
4. No hay mandamiento en todo el Nuevo Testamento para
que se guarde el sábado. |
5. Honra a tu padre y a tu madre. Éx. 20: 12 |
5. Hijitos, obedeced a vuestros padres en el Señor,
porque esto es justo. Efe. 6: 1 |
6. No matarás. Éx. 20: 13 |
6. No matarás. Rom. 13: 9 |
7. No cometerás adulterio. Éx. 20: 14 |
7. Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los
adúlteros... heredarán el reino de Dios. I cor. 6: 9-10 |
8. No hurtarás. Éx. 20: 15 |
8. El que hurtaba, no hurte más. Efe. 4: 28 |
9. No hablarás falso testimonio. Éx. 20:
16. |
9. No mintáis. Col. 3: 9 |
10. No codiciarás. Éx. 20: 17 |
10. Pero la codicia, ni aún se nombre entre vosotros.
Efe. 5: 3 |
"El deber de los hombres de adorar
a Dios sólo como se enseña en el primer mandamiento se encuentra
no menos de cincuenta veces en el Nuevo Testamento. La idolatría,
que es el segundo mandamiento, es condenada doce veces. Las palabrotas,
el tercer mandamiento, son claramente condenadas cuatro veces. Honrar padre
y madre, que es el quinto mandamiento, se enseña seis veces por
lo menos. El asesinato, que es la sexta prohibición, se encuentra
condenado doce veces. El robo, que es el octavo, seis veces. El falso testimonio,
que es el noveno, cuatro veces. La codicia, que es el décimo, nueve
veces. Ahora, con estos hechos delante de nosotros, ¿cómo
puede haber peligro de que la ley de Dios sea anulada? Otro hecho notable
es que el cuarto mandamiento no se repite en el Nuevo Testamento, que a
ningún cristiano se le ordenó jamás guardarlo, que
ningún cristiano fue jamás condenado por quebrantar el sábado".
Una y otra vez, a través de todo el Nuevo Testamento, se dan largas
listas de pecados, que abarcan cada una de las tonalidades de la maldad,
pero el descuido del séptimo día no se incluye ni una sola
vez. Así, Marcos 7: 21-22, trece pecados; Rom. 1: 29-31, diecinueve
pecados; Gál. 5: 19-21, diecisiete pecados; 2 Tim. 3: 1-4, dieciocho
pecados, etc. ¿Cómo es ésto? ¿Lo habrían
dejado así los sabadistas?
Por extraño que parezca,
el deber de guardar el séptimo día no se menciona ni una
sola vez en todo el Nuevo Testamento. No hay ni un sólo mandamiento,
ya sea de Cristo o de cualquiera de los apóstoles, para que se guarde
ese día. No se dice ni una sola vez que es erróneo trabajar
el séptimo día, o que Dios bendeciría a cualquier
persona por observarlo. No hay ninguna promesa por guardarlo, ni ninguna
amenaza por no guardarlo. Nadie es jamás reprendido por trabajar
el séptimo día, ni aprobado por observarlo. Si descuidar
el séptimo día es un crimen tan grande como ahora afirman
sus defensores, es inexplicable que ninguna advertencia contra ese crime
se diera en todo el Nuevo Testamento, ni siquiera una sola vez. ¿Es
todo este silencio meramente accidental? Eso quieren hacernos creer los
sabadistas, pero la suposición es absurda. Evidentemente, fue dejado
fuera a propósito, lo mismo que el pentecostés, la pascua,
las lunas nuevas, los sacrificios, y cosas semejantes.
En todas sus catorce epístolas,
Pablo sólo menciona el sábado una sola vez, y eso sólo
para mostrar su abolición, Col. 2: 6. ¡Contraste esto con
la literatura Adventista!
La respuesta usual es que los judíos
ya estaban guardando el sábado, hasta demasiado estrictamente, y
que, por lo tanto, los cristianos judíos no necesitaban ser instruídos
sobre este punto. Pero esta respuesta no es satisfactoria. Los judíos
eran igual de estrictos contra los falsos dioses y las imágenes,
y sin embargo, a los cristianos se les advierte, una y otra vez, contra
estas cosas. Así, Pablo dice: "No seáis idólatras",
y "Huid de la idolatría". I Cor. 10: 7, 14. Pero, ¿dónde
dice: "Guardad el séptimo día?" o "Huid de la violación
del sábado"? El cuerpo principal de los conversos cristianos en
los años posteriores del evangelio estaba compuesto de gentiles,
que nunca habían guardado el séptimo día en absoluto.
¿Por qué no deberían ser instruídos sobre cómo
guardarlo? ¿Por qué deberían ser amonestados repetidamente
contra todas las otras costumbres malas de sus vidas anteriores, pero nunca
contra la violación del sábado, como ciertamente lo habían
hecho antes? Este era un punto que nunca me pude responder satisfactoriamente
a mí mismo mientras guardaba el séptimo día. El hecho
simple y manifiesto es que no había el propósito de hacer
obligatorio el sábado judío sobre la iglesia cristiana. Por
eso, se le dejó desaparecer calladamente junto con los otros
días santos e instituciones del antiguo pacto.
Los argumentos que se ofrecen sacados
del Antiguo Testamento en favor de la observancia del sábado son
pocos y no son difíciles de contestar. Examinemos los principales.
Jesús guardó el
séptimo día; por lo tanto, nosotros debemos guardarlo
Para los sabadistas, este argumento
tiene más peso que todos los demás del Nuevo Testamento.
Siempre lo tuvo para mí. Pero ahora no estoy satisfecho de que haya
nada en él si se lo considera correctamente. Jesús nació
y vivió toda su vida bajo la ley. Gál. 4: 4. Esa ley fue
obligatoria hasta su muerte. Col. 2: 14. Por supuesto, debe haber guardado
cada item de esa ley hasta la cruz, tal como evidentemente lo hizo. Sobre
este punto, dice George I. Butler, pastor Adventista del Séptimo
Día: "Vivió bajo todas las ceremonias y observancias de la
ley de Moisés, lo mismo que los otros judíos. Así,
'nació bajo la ley,' y estaba sujeto a ella. Toda su vida, tuvo
cuidado de no quebrantar ninguna de sus disposiciones, y nunca permitió
que sus discípulos lo hicieran, hasta el día de su muerte".
La
Ley en Gálatas, pág. 59.
Esta es la sencilla verdad en este
caso. Pero muestra la completa falacia de argumentar que debemos guardar
el séptimo día sólo porque Jesús lo guardó.
Si observamos una institución de la antigua ley sólo porque
Jesús la observó, entonces deberíamos guardar todo
lo que él guardó; esto es, ¡deberíamos vivir
como vivían los judíos bajo la ley de Moisés! Porque
eso es justo lo que Jesús hizo. Instruyó a sus discípulos
a que presentaran ofrendas sobre el altar, Mat. 5: 23-24, envió
a un hombre a presentar una ofrenda, Mat. 8: 4, ordenó a sus discípulos
que guardaran todo lo que los escribas enseñaban, Mat. 23: 2-3,
y fue muy específico en cuanto a guardar la pascua, exactamente
de acuerdo con la ley, sólo un día antes de su muerte. Lucas
22: 7-15. Pero, ¿quién piensa ahora en hacer todas esas cosas
porque Jesús las hizo? Nadie. Jesús fue circuncidado. ¿Se
circuncidan los sabadistas? No. Entonces, ¿por qué elegir
el séptimo día de entre todos los otros días santos
y ritos y aferrarse a eso, mientras se rechaza el resto que él también
observó? Parece como si un hombre ingenuo tuviera que admitir que
este argumento para el sábado judío no es un éxito.
Si ese día es obligatorio para los cristianos, debe serlo sobre
alguna otra base, pues Jesús lo guardó mientras vivía
como judío bajo la ley judía.
Marcos 2: 27-28. El sábado
fue hecho para el hombre
El uso que los sabadistas hacen
de este texto es directamente opuesto a su significado más claro.
Jesús no estaba relatando el origen del sábado, ni defendiendo
lo sagrado de él contra la profanación, ni mostrando que
había sido hecho para toda la raza humana. Ningún pensamiento
de éstos es el objeto de sus observaciones. No está reclamando
el sábado judío como su día, como el día consagrado
a sí mismo. No era como Dios, el Creador, que reclamaba ser su Señor;
era como el HIJO DEL HOMBRE, el representante del hombre, que reclamaba
ser señor del sábado.
Nótense sus premisas y sus
conclusiones: "El sábado fue hecho para el hombre, no el hombre
para el sábado. POR LO TANTO, el hijo del hombre es también
Señor del sábado". Dice que, como el sábado fue hecho
para el hombre y no el hombre para el sábado, POR LO TANTO él,
el hijo del hombre, era Señor del sábado. ¿Por qué
era Jesús Señor del sábado? ¿Porque era el
Hijo de Dios y lo había hecho? No, para nada; sino porque él
era el hijo del hombre, el hombre para el cual se había hecho el
sábado. Fue como HOMBRE que reclamaba ser su señor. Y dijo
esto para defender a sus discípulos de la acusación de quebrantar
el sábado. ¿Cómo lo aplicó? Pues el sábado
fue hecho para ellos, y por eso, estaba al servicio de ellos. Ellos eran
superiores al sábado. Nótense los casos que usó para
ilustrar su afirmación. Mat. 12: 3-12.
1) David fue al templo y comió
el pan sagrado que la ley prohibía que nadie comiese excepto los
sacerdotes. Sus necesidades eran superiores al precepto ceremonial.
2) "Los sacerdotes en el templo
profanan el sábado y son sin culpa". Versículo 5. Mataban
ganado todos los días de sábado. Su servicio era superior
al sábado.
3) Si una oveja caía en un
hoyo en sábado, trabajaban duro para sacarla. La preservación
de la vida del animal era superior al sábado. He visto Adventistas
trabajar duro en sábado en caso de incendio para salvar hasta las
mercaderías, aunque la ley dice: "No harás en él obra
alguna". ¿Se atreverían a violar la letra de cualquier otro
mandamiento de esa manera? No. Entonces, seguramente, siendo Jesús
mismo el juez, la observancia estricta de la letra de la ley sabática
no es un asunto de la mayor importancia. Esta es la lección que
Cristo, el Señor del sábado, enseña aquí claramente.
Condena de plano la rígida interpretación de los sabadistas
que hacen al sábado más importante que el hombre mismo para
el cual fue hecho.
4) El sábado fue hecho para
el HOMBRE, y, por eso, las necesidades de los hombres están por
encima de la ley sabática. Así que, entonces, este texto,
cuando se lo lee correctamente, no apoya la naturaleza sagrada del sábado
judío bajo el evangelio.
Mateo 24: 20
Como este es uno de sus textos favoritos,
lo examinaremos. Prediciendo la caída de Jerusalén, que ocurrió
cuarenta años después de su muerte, Jesús dijo que,
cuando vieran los ejércitos rodear la ciudad, debían huir
inmediatamente para no ser atrapados en la ciudad y perecer junto con los
demás. Por eso dijo: "El que esté en la azotea, no descienda
para tomar algo de su casa; y el que esté en el campo, no vuelva
atrás para tomar su capa. Mas ¡ay de las que estén
encinta, y de las que críen en aquellos días! Orad, pues,
que vuestra huída no sea en invierno ni en día de reposo,
porque habrá entonces gran tribulación". Mateo 24: 17.21.
Basándose en esto, se arguye
que el sábado continuaría siendo un día sagrado después
de la resurrección. Los Adventistas admiten que no sería
una violación del sábado huir en ese día en caso de
necesidad. Entonces, ¿dónde está el argumento en el
texto? Si si huída hubiese ocurrido en sábado para salvar
sus vidas, ¿habría esto profanado el día? Ellos admiten
que no. Entonces lo sagrado del día no era lo que Jesús tenía
en mente.
El contexto muestra claramente que
no era su SEGURIDAD para lo cual estaba haciendo provisión, ni para
la observancia del día. La apropiada observancia del sábado
no era el tema en absoluto. Los peligros y las tribulaciones de ese tiempo
eran el tema. Nótense cuatro puntos: 1) Las que estuviesen encinta.
2) Las que estuviesen dando de mamar. 3) La huída en invierno. 4)
La huída en sábado. Si tenían que huir de repente,
de prisa, y sin preparación, aún sin sus vestimentas regulares,
las mujeres encinta o que estuviesen dando de mamar, o las personas en
el frío del invierno, estarían expuestas a sufrir o a morir.
Así que, en todos estos tres casos, Jesús se refiere a los
inconvenientes y a los peligros de su huída; y esto es exactamente
por qué menciona el sábado. En ese día, las puertas
de la ciudad estarían cerradas, y eso les estorbaría mucho,
si no les detendría por completo. Las puertas de todos los pueblos
por los cuales habrían de pasar estarían cerradas. Los judíos
sospecharían de ellos y los arrestarían como traidores. Por
eso, sería peligroso, casi imposible, huir ese día. Una persona
sencilla puede ver que esto es todo lo que hay en este texto. De esto me
convencí en algún momento antes de renunciar al sábado,
así que dejé de usarlo.
Mateo 28: 1; Marcos 16: 1-2.
"El sábado" es el día antes del "primer día de la
semana"
"Pasado el día de reposo,
al amanecer del primer día de la semana". "Cuando pasó el
día de reposo... el primer día de la semana". De acuerdo
con esto, el sábado, después de la muerte de Cristo, es todavía
el día antes del primer día de la semana. Por esto, el primer
día de la semana, en el cual Cristo resucitó, no era todavía
el sábado. Respuesta: Todos los días de la semana, del mes,
y del año, todavía continuaron llamándose por sus
antiguos nombres judíos muchos años después de Cristo;
pero de esto no se sigue que continuaran siendo días sagrados, porque
Pablo afirma expresamente que todos aquellos días festivos, lunas
nuevas, y días de sábado fueron clavados en la cruz. Col.
2: 14, 16; Gál. 4: 01-11; Rom. 14: 5-6. Tomemos tres ejemplos: "Cuando
llegó el día de Pentecostés". Hechos 2: 1. "Eran entonces
los días de los panes sin levadura". Hechos 12: 3. "Entraron en
la sinagoga un día de reposo". Hechos 13: 14. Aquí, mucho
tiempo después de la cruz, tenemos los mismos antiguos nombres para
tres de los días sagrados judíos, es decir, Pentecostés,
días de los panes sin levadura, y el día de reposo. ¿Son
todos estos días sagrados todavía porque todavía se
les llama por sus anteriores nombres? Si esto es así, entonces deberíamos
observar Pentecostés y los días de los panes sin levadura,
lo mismo que el sábado. Así que no hay fuerza en el argumento
del uso de la palabra sábado después de la cruz. El día
de la resurrección no fue llamado sábado en el Nuevo Testamento,
ni por los cristianos, por varios cientos de años después
de Cristo. Se le llamó "día del Señor". Apoc. 1: 10.
"EL SÁBADO" era el nombre
del día de reposo judío, "todo lo cual es sombra de lo que
ha de venir", Col. 2: 16-17, pero el día de la resurrección
es un día por completo diferente. Se le llama "el primer día
de la semana", "el octavo día", o "el día del Señor".
Es sólo en un sentido acomodaticio que se le llama sábado
ahora, como usamos las palabras "altar", "santuario", "templo", "sacrificio",
"Israel", etc.
Lucas 23: 56. La mujer "reposó
en sábado, de acuerdo con el mandamiento"
Esto ocurrió después
de que Jesús murió; por esto, muestra que ellos pensaban
que el sábado todavía debía ser guardado. Eran seguidores
de Jesús y sabían lo que él enseñaba. Respuesta:
Pero esto ocurrió antes de que Jesús resucitara de entre
los muertos, antes de que supieran nada acerca de su resurrección,
y antes de que tuvieran ninguna idea del gran cambio que habría
de efectuar el evangelio en el servicio de Dios. Sus antiguas ideas judías
todavía enceguecían sus mentes, de manera que no podían
asimilar en seguida la naturaleza de lo que Jesús había venido
a hacer realmente. Justo antes de esto, Jesús dijo: "Aún
tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar".
Juan 16: 12. Así que él no había tratado de explicarles
todas estas cosas menos importantes; pero dijo que, después de la
resurrección, les enviaría el Espíritu Santo para
que los guiara a toda verdad. Juan 16: 13. No fue sino después de
que el Espíritu Santo vino sobre ellos en Pentecostés que
comenzaron a comprender la verdadera naturaleza del evangelio. Así
que esto no es prueba de que el sábado judío es obligatorio
para los gentiles porque las mujeres judías lo guardaron mientras
Jesús permanecía muerto y en la tumba. Volvamos a Hechos
1: 14 y 2: 1, y encontramos todas estas mismas mujeres cincuenta días
después de la resurrección todavía guardando cuidadosamente
"el día de Pentecostés", otro día sagrado judío.
Pero, ¿guardan nuestros sabadistas el Pentecostés porque
estas mujeres lo guardaron? No, pero deberían guardarlo si guardan
el sábado porque esas mujeres lo guardaban. Esto muestra cuán
infundado es su argumento.
El sábado 59 veces en
el Nuevo Testamento
Dicen que el hecho de que el sábado
se menciona 59 veces en el Nuevo Testamento es prueba de que todavía
era de gran importancia y debería ser guardado. Bien, el templo
se menciona 115 veces en el Nuevo Testamento; la circuncisión, 55
veces; los sacrificios, 38 veces; la pascua, 28 veces, etc. ¡Entonces,
supongo que deberíamos tener todo eso en el evangelio!
Los sabadistas piensan que tienen
un buen argumento en el libro de Hechos. Allí, al séptimo
día se le llama "sábado", y puede ser que los cristianos
judíos todavía lo observaran, y que se reunieran con los
judíos para adorar con ellos ese día. De esto se concluye
que todos los cristianos deberían guardar ese día también.
Esto está basado en la falsa suposición de que cualesquiera
costumbres y leyes del antiguo pacto que todavía fuesen observadas
durante algunos años por los cristianos judíos después
de la resurrección deberían ser obligatorias para la iglesia
gentil ahora.
Un examen cuidadoso de lo que los
discípulos hicieron realmente por muchos años después
de la resurrección mostrará que ellos guardaban toda la ley
mosaica, incluyendo los días festivos, el día de sábado,
los sacrificios, la circuncisión, los votos, y todo el ritual judío.
Pero ellos hacían esto como judíos, de acuerdo con su ley
nacional y sus costumbres largo tiempo establecidas. Que no lo hacían
como un deber cristiano es manifiesto a partir del hecho de que a los cristianos
judíos no se les requería que observaran estas cosas. Hechos
15: 19-28; 21: 25. "Por lo que concierne a los gentiles que han creído,
hemos escrito y llegado a la conclusión de que no tienen por qué
observar tales cosas". Cada mención del sábado en Hechos,
sin una sola excepción, es en relación con la adoración
de los judíos ese día. Hechos 13: 14-15, 42-45; 15: 21; 16:
13; 17: 1-2; 18: 4. Se leían la ley y los profetas, y se llevaba
a cabo el culto como de costumbre. Ciertamente, los discípulos no
podían celebrar reuniones distintivamente cristianas aquí
bajo estas circunstancias. Tenían que reunirse ellos solos para
adorar a Jesús y tener la cena del Señor, y esto es exactamente
lo que los encontramos haciendo el primer día de la semana. Hechos
20: 7. No hay registro de una sola reunión de cristianos judíos
en el séptimo día, ni de cristianos judíos, excepto
del culto judío.
Consideremos unos pocos hechos en
cuanto a por qué los cristianos judíos no abandonaron inmediatamente
la observancia de la ley mosaica. Cuán cuidadosa y gradualmente
desarrolló Jesús sus nuevas doctrinas, aún a sus apóstoles
escogidos. A la multitud le hablaba sólo en parábolas "conforme
a lo que podían oír", Marcos 4: 33. Si Jesús hubiese
dicho a la gente de una sola vez y con claridad el cambio radical que había
venido a efectuar en el sistema judío de culto, le habrían
matado inmediatamente. Sin duda, hasta los apóstoles le habrían
abandonado. Durante todo el ministerio de nuestro Señor, nada se
destaca de manera más prominente que el hecho de que él estaba
preparando, gradual pero cuidadosamente, las mentes de sus discípulos
para el gran cambio que su evangelio estaba destinado a efectuar en el
culto a Dios. Los grandes obstáculos con los cuales había
venido a luchar eran la estrechez de los puntos de vista de ellos, la tenacidad
con la que se aferraban a las formas y ceremonias y a la letra de la ley,
y las ideas judías del reino de Dios. Que él habría
de tomar el trono de David, subyugar el mundo a Israel, y continuar el
modo judío de adoración con el servicio del templo - esta
idea estaba tan firmemente arraigada en las mentes aún de los apóstoles,
que no pudieron entender a Jesús cuando les dijo claramente lo contrario.
Por esto, el Salvador simplemente dejó que superaran estas ideas
a medida que la naturaleza de su evangelio se hacía más clara
en sus mentes, después de su resurrección y su ascensión
y la venida del Espíritu Santo. Justo antes de morir, dijo: "Aún
tengo muchas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar.
Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará
a toda la verdad". Juan 16: 12-13. Cuán a menudo tuvo que decirles:
"¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer!" Lucas 24:
25. "¿También vosotros sois aún sin entendimiento?"
Mat. 15: 16.
Durante todo el ministerio de Cristo,
ni una sola vez afirmó directamente que alguno de los ritos judíos
sería abolido, ni siquiera los sacrificios, el servicio del templo,
la circuncisión, los días festivos, ni nada. Pero él
sabía bien que todo esto pronto habría de terminar, y que
estaba planeado que así fuese. Ni el pueblo ni los discípulos
estaban entonces preparados para un anuncio como éste. Por esto,
dejó que aprendieran estas cosas más tarde. Es en las epístolas
de Pablo donde estos cambios se expresan claramente y donde encontramos
el sábado judío abrogado.
Cuarenta días después
de la resurrección, todavía les encontró aferrados
a su antigua idea judía del reino temporal de Jesús en Jerusalén.
"Señor, ¿restaurarás nuevamente el reino de Israel?"
Sabiendo que era imposible corregir sus erróneas ideas con una sola
afirmación, Jesús dejó que superaran estos errores
a medida que aprendían más del evangelio. Ahora, sigámosles
a través del libro de Hechos, y observemos por cuánto tiempo
y cuán tenazmente se aferraron a las observancias de la antigua
ley judía, no sólo acerca del sábado, sino axcerca
del servicio del templo y las ceremonias de la ley mosaica. En Pentecostés,
les encontramos guardando el día sagrado junto con los otros judíos.
Hechos 2. Todavía diez años después de la resurrección,
no estaban "predicando la palabra a nadie, sino a los judíos solamente".
Hechos 11: 19. Ni un solo sermón habían pensado predicarles
a los gentiles, hasta que Dios, mediante un milagro especial, envió
a Pedro a ver a Cornelio. Hechos 10. Todavía en este momento, Pedro
guardaba escrupulosamente la ley mosaica acerca de las carnes. Dijo: "Ninguna
cosa común o inmunda he comido jamás". Versículo 14.
Y se proponía continuar observando esto. Y cuando el Espíritu
Santo vino sobre los gentiles, los discípulos quedaron estupefactos
"de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu
Santo". Versículo 45. Cuando regresó a Jerusalén,
la iglesia entera estaba alborotada acerca de esto. "Y cuando Pedro hubo
venido a Jerusalén, los que eran de la circuncisión disputaban
con él diciendo: ¿Por qué has entrado en casa de hombres
incircuncisos, y has comido con ellos?" Hechos 11: 2-3.
Hasta este momento, entonces, encontramos
a la iglesia de Jerusalén, con Pedro a la cabeza, todavía
guardando la ley judía concerniente a los alimentos, y rehusando
comer con los gentiles. Ahora, estudiemos el gran concilio de Jerusalén,
que tuvo lugar veinte años después de la resurrección.
Hechos 15. No sólo guardaba toda la iglesia de Judea la ley mosaica
entera con todos sus ritos, incluyendo la circuncisión, sino que
algunos de ellos intentaron también forzar su cumplimiento sobre
los conversos gentiles. Versículos 1-19. Pero, a través de
la influencia de Pablo, este intento fue derrotado . Si no hubiese sido
así, en la providencia de Dios, y si Pablo no se hubiese levantado
para oponerse a él, la iglesia cristiana entera habría sido
puesta bajo la esclavitud de la ley mosaica. De la manera que ocurrió,
ese concilio liberó sólo a los conversos gentiles de la obediencia
a la ley de Moisés. Hechos 15: 19, 23; 21: 25. Todos los cristianos
judíos todavía la guardaban.
Todavía en el año
60 D. C., o sea casi treinta años después de la cruz, todavía
encontramos a toda la iglesia judía en Judea guardando estrictamente
la ley de Moisés en cuanto a la circuncisión, las ofrendas,
el rasuramiento de la cabeza, etc. No sólo observaban ellos mismos
todos estos ritos de la antigua ley, sino que requerían que todos
los cristianos judíos de todo el mundo hicieran lo mismo. Cuando
Pablo subió a Jerusalén sólo unos pocos años
antes de su muerte, le exigieron una garantía de que él mismo
guardaba estos ritos. Léase cuidadosamente Hechos 21: 20-26.
Estas palabras muestran de manera
concluyente que los cristianos judíos observaban todavía
todos los ritos de las leyes de Moisés, cuando no faltaban sino
unos pocos años para la caída de Jerusalén. Todos
los historiadores de la iglesia concuerdan en que los cristianos judíos
continuaron observando el séptimo día hasta por algún
tiempo después de la caída de Jerusalén, como hemos
visto.
Philip Schaff, el más grande
de los escritores vivientes, en su Historia de la Iglesia Apostólica,
página 118, dice: "Hasta donde sabemos, los cristianos judíos
de la primera generación, por lo menos en Palestina, observaban
bíblicamente el sábado, las fiestas anuales judías,
y todo el ritual mosaico, y celebraban, además del domingo cristiano,
la muerte y la resurrección del Señor, y la santa cena. Pero
esta unión se debilitó gradualmente, y por fin fue rota por
la destrucción del templo. "... El sábado judío pasó
a ser el domingo cristiano". El Pastor Waggoner, Adventista, dice: "El
Dr. Schaff es justamente estimado como un hombre de gran erudición,
y cuyo testimonio en relación con hechos nadie podría en
duda". Respuestas a Canright, pág. 132. Ahora, ellos deberían
aceptar la afirmación del Dr. Schaff y cesar en sus negativas.
El pastor Butler, Adventista, dice
correctamente: "En realidad, puede muy bien dudarse de que una gran parte
de la iglesia primitiva, que eran judíos antes de su conversión,
reconocieran por completo el alcance y la extensión del evangelio
al hacer a un lado aquellas leyes peculiarmente judías. Se aferraban
a ellas, y eran celosos de su defensa mucho tiempo después de que
habían sido abolidas en la cruz. A través de la bendición
de Dios, estamos en deuda con Pablo por la única explicación
completa de la apropiada relación de estas leyes con el plan de
salvación".
La Ley en Gálatas, pág. 8.
Entonces, ¿cuánto
prueba a favor del sábado judío el hecho de que todavía
era llamado "el sábado", o que era guardado por los cristianos judíos,
o hasta por el mismo Pablo? Nada en absoluto, porque con el mismo argumento,
como hemos visto, deberíamos observar la pascua y el Pentecostés,
presentar ofrendas, hacer votos, rasurar nuestras cabezas ,circuncidarnos,
y guardar todos los ritos de la ley mosaica, lo mismo que aquellos discípulos
lo hicieron por años.
El apóstol Pablo y la
observancia del día sábado
Los Adventistas del Séptimo
Día tratan de construir un argumento a favor del sábado judío
a partir del ejemplo de Pablo. Cuentan hasta 84 sábados que aseguran
que él guardó, y dicen que, si él lo guardaba, nosotros
deberíamos guardarlo también. Yo solía pensar que
había gran fuerza en este argumento, y lo he usado montones de veces
para convencer a otros. Pero estoy satisfecho finalmente de que el argumento
entero era una falacia. Examinémoslo.
1. Pablo era judío,
pero nosotros somos gentiles.
2. Pablo fue criado
en todas las observancias de la ley judía. Hechos 22: 3. Nosotros
no.
3. El gran deseo del
corazón de Pablo era ganar a sus hermanos judíos para Cristo.
Para hacer esto, estaba dispuesto a morir, hasta a ser maldecido. Rom.
9: 3-4.
4. Para ganar a estos hermanos
judíos, tuvo buen cuidado de no hacer nada, hasta donde podía
evitarlo, que los prejuiciara contra él y le cortara su acceso a
ellos.
5. Como estos judíos
eran muy celosos en la observancia de toda la ley judía, Pablo sabía
que él mismo también debía guardar esta ley si quería
tener acceso a ellos. Por eso, dice: "Me he hecho a los judíos como
judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos
a la ley [los judíos] como sujeto a la ley, para ganar a los que
están sujetos a la ley". "Y esto hago por causa del evangelio".
I Cor. 9: 20, 23. Vea lo que hizo en el caso de Timoteo. "Quiso Pablo que
éste fuese con él; y tomándole, le circuncidó
por causa de los judíos que había en aquellos lugares; porque
todos sabían que su padre era griego". Hechos 16: 3. Pablo quería
que Timoteo le ayudara entre los judíos, pero sabía que los
judíos no le escucharían si no hubiese sido circuncidado.
Así que circuncidó a Timoteo para ganar a los judíos,
aunque dijo: "La circuncisión nada es". I Cor. 7: 19. Por exactamente
la misma razón, guardó el Pentecostés, Hechos 18:
21; 20: 16; rasuraba su cabeza , Hechos 18: 8; presentaba ofrendas, Hechos
21: 20-26; y vivía lo mismo que los judíos, aunque sabía
y enseñaba que todas estas cosas ya no tenían vigencia.
Ahora supongamos que pudiera demostrarse
que Pablo siempre guardó el sábado. ¿Probaría
eso que él lo consideraba obligatorio para todos los cristianos,
especialmente los cristianos gentiles? Seguramente que no. A ellos les
escribió muy claramente que no debían guardar la ley concerniente
a las carnes, las bebidas, los días de fiesta, las lunas nuevas,
y los días de sábado. Véase Col. 2: 14-17; Rom. 14:
1-5; Gál. 4: 10. En relación con todo esto, Pablo les enseñó
exactamente lo mismo que les enseñó acerca de la circuncisión,
Gál. 5: 2, que ninguna de estas cosas era necesaria, aunque él
mismo circuncidó a Timoteo.
Ahora examinaremos cada uno de los
textos en que se dice que Pablo guardó el sábado. Hechos
13: 14-15. "Entraron en la sinagoga un día de reposo y se sentaron.
Y después de la lectura de la ley y de los profetas" fue invitado
a predicarles, lo cual hizo. Esto ocurría con los judíos
en el culto judío, en la sinagoga judía, en el sábado
judío. Como judío, Pablo se les unió en esto, para
predicarles. Así, versículos 42-46, el siguiente sábado
se reunió con ellos nuevamente en el mismo lugar y con el mismo
propósito. Estos fueron dos sábados que Pablo guardó.
Hechos 16: 13: "Y un día de reposo salimos fuera de la puerta, junto
al río, donde solía hacerse la oración", o más
bien, donde había una PROSEUCHE, una casa judía de oración.
Así dicen el siríaco y el griego. Aquí encontró
a mujeres judías en adoración, y les predicó a Jesús.
Este es el tercer sábado que guardó. Hechos 17: 1-2. Pablo
"vino a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos,
... y por tres sábados discutió con ellos". Aquí nuevamente
fue durante el culto judío entre los judíos en su sinagoga
en sábado. Tres sábados más aquí, van seis
hasta ahora. Hechos 18: 1-4. Pablo está nuevamente entre los judíos,
y "discutía en la sinagoga todos los días de reposo, y persuadía
a judíos y a griegos". Lo mismo que antes, su observancia del sábado
ocurre cada vez mientras está entre los judíos durante su
adoración sabática. Pero, ¿cuántos sábados
se reunió con ellos allí? El versículo 11 dice: Pablo
permaneció allí en Corinto "un año y seis meses",
que serían 78 semanas. Por esto, los Adventistas dicen que él
guardó 78 sábados mientras estuvo allí. A éstos
añaden los seis anteriores, para un total de 84. Pero los versículos
6 y 7 dan un aspecto diferente al asunto. En vez de razonar en la sinagoga
cada sábado todo este tiempo, se retiró de los judíos
y dijo: "Desde ahora, me iré a los gentiles". Luego se fue a la
casa de Justo cerca de la sinagoga. Así que no hay evidencia de
que predicara en la sinagoga más de unos pocos sábados. De
manera que los 84 sábados que Pablo supuestamente guardó
quedaron reducidos a diez o doce, y todos ellos fueron mientras estaba
con los judíos durante la adoración judía. Y esto
lo explica él mismo diciendo: "Me he hecho a los judíos como
judío, para ganar a los judíos". I Cor. 9: 20.
No puede encontrarse ni un solo
caso en que Pablo guardara el sábado en una asamblea cristiana,
ni se menciona nunca ded modo alguno en relación con las reuniones
cristianas, mientras se dice que los discípulos se reunían
el primer día de la semana. Obsérvese esto: "Cada vez que
los apóstoles entraron a las sinagogas judías en sábado
para predicar, fue antes de que la iglesia cristiana se estableciera en
esos lugares".
Pablo no hizo nada contra las
costumbres de los judíos, y por eso guardó el sábado
En Hechos 25: 8, Pablo dice que
él no había hecho nada "contra la ley de los judíos",
y en Hechos 28: 17 dice que "no había hecho nada contra el pueblo
ni contra las costumbres de nuestros padres". A partir de esto, se asegura
que debe haber guardado el sábado, porque esa era la ley y la costumbre
de los padres. Cierto, pero también lo era su costumbre de circuncidarse,
ofrecer sacrificios, guardar las lunas nuevas, las festividades anuales,
etc. Por esto, Pablo debe haber hecho todo esto. ¿Haremos entonces
todo esto porque Pablo las hizo como judío? Difícilmente.
¡Nótese que casi todos los argumentos se aplican igualmente
bien a toda la ley judía y haría obligatorio todo el sistema
para los cristianos!
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