MI RENUNCIA AL ADVENTISMO
DEL SÉPTIMO DÍA
Dudley Marvin Canright, 1914
Capítulo 17
LA LEY
Tomado de The
Interactive Bible
El fundamento del error sabadista, creo yo, es la idea
de que "la ley", con toda la severidad de la antigua letra, es obligatoria
para los cristianos. Por eso, su tema constante es la ley, la ley, la ley.
La predican diez veces más de lo que predican a Cristo. Desafortunadamente,
una falsa teoría de la ley enseñada por algunas otras iglesias
les ha conducido a este triste error. Durante veintiocho años, yo
estuve sujeto en esa "esclavitud". Ahora que he encontrado mi salida, me
regocijaré si puedo ayudar a otros.
Los siguientes hechos simples con respecto a la ley me
ayudaron a salir del Adventismo. Nunca he conocido a nadie que lo haya
abandonado de ninguna otra forma. Creo que ésta es la respuesta
correcta al error del sábado. Escribo para lectores sinceros. Ellos
examinarán mis argumentos honestamente y permitirán que otros
hagan lo mismo, aunque no estén completamente de acuerdo con todas
las posiciones. Como resultado de la actual agitación sobre la cuestión
del sábado, deberíamos esperar una mejor comprensión
del tema de la que hemos tenido hasta ahora. Cuarenta años de investigación
y discusión de la cuestión me han convencido plenamente de
las siguientes proposiciones. Ellas están en armonía con
los mejores individuos y teólogos de ésta y pasadas época;
por eso, no hay nada original de mi parte.
Antinomianismo
El antinomianismo - de ANTI, contra, y NOMOS, ley, o sea,
contra ley - es un término que se aplica a los que sostienen que
los cristianos no están bajo la obligación de guardar la
ley de Dios o hacer buenas obras. Si cometen cualquier clase de pecado,
esto no estorbará su salvación en absoluto, con tal de que
sólo crean en Jesús. La salvación es por completo
por fe, sin ninguna relación con las obras del hombre. Véase
cualquier enciclopedia. Ésta es una doctrina abominable, que subvierte
el evangelio. Y sin embargo, los Adventistas del Séptimo día
califican de antinomianos a todos los que no están de acuerdo con
ellos en cuanto a qué es la ley de Dios. Yo soy tan opuesto al antinomianismo
como ellos. Creo en la estricta obediencia a la ley, en guardar los mandamientos
de Dios, y en la necesidad de buenas obras, tan fuertemente como ellos.
Lutero se oponía vehementemente al antinomianismo, y sin embargo,
enseñaba la abolición de la ley mosaica. Es incorrecto e
injusto que los Adventistas llamen antinomianos a los que aborrecen esa
doctrina. Abogamos por una vida pura , buenas obras, y la obediencia a
Dios, como necesarios para la salvación. Por eso, es una falsedad
y una calumnia representarnos como antinomianos. Los hombres que son conscientes
de estar en lo correcto pueden darse el lujo de expresar la posición
de sus oponentes con justeza. Bunyan, Judson, y un ejército de hombres
como éstos, han repudiado la idea sabadista de la ley, y sin embargo,
han sido hombres santos. Yo no temo incluirme con ellos.
Hasta el pastor Waggoner dice: "En cuanto a si el Salvador
abolió o no los diez mandamientos y con ellos el sábado,
esta es una pregunta teológica; es sólo una cuestión
de interpretación de la Escritura". Respuestas a Canright,
pág. 164. Muy bien; entonces los hombres pueden discrepar sobre
esta cuestión y todavía ser cristianos honestos. Ahora expondré
unas pocas proposiciones concernientes a la ley, que me parecen tan claras
y tan bien apoyadas por la Biblia, que todos deberían estar de acuerdo
con ellas.
PROPOSICIÓN 1.
"LA LEY" ABARCA TODA LA LEY MOSAICA, MORAL, CIVIL, CEREMONIAL. El término
"la ley", cuando se usa con el artículo definido y sin palabras
calificativas, se refiere, "en nueve de cada diez casos, a la Ley Mosaica
o al Pentateuco". Diccionario Bíblico de Smith, artículo
Ley. Los Adventistas usan mayormente el término "la ley" para los
diez mandamientos solamente. Cuelgan una ilustración del decálogo,
y constantemente la señalan como "la ley, Mateo 5:17; "la ley del
Señor", Sal. 19:7; "la ley de Dios", Rom. 7:22. Este es su error
fundamental acerca de la ley. Yo afirmo que "la ley" incluía el
sistema entero de ley dado a los judíos en Sinaí, y abarcaba
todos esos requisitos, ya fueran morales, civiles, o ceremoniales, decálogo
y todo. Mire el término "ley" en una concordancia, o en cualquier
léxico bíblico, diccionario, o enciclopedia. "La ley" incluía
comúnmente todos los cinco libros de Moisés. Hasta el pastor
Butler se ve obligado a hacer esta confesión. "Entre los judíos,
el término 'la ley' generalmente incluía los cinco libros
de Moisés, abarcando así el sistema entero, moral, ritual,
típico, y civil". La Ley en Gálatas, pág. 70.
Esta es la verdad exacta. El Dr. John Kitto, en su Enciclopedia de Literatura
Religiosa, artículo Ley, dice: "Sin embargo, si se usa la palabra
ley sola, es casi invariablemente equivalente a la ley de Moisés".
"La ley está especialmente encarnada en los últimos cuatro
libros del Pentateuco".
Ahora tenga presente este hecho simple dondequiera que
encuentra el término "la ley", y no tendrá problemas con
los argumentos sabadistas acerca de "la ley".
Tomemos unos pocos ejemplos del uso del término
"la ley". I Cor. 14:34. A las mujeres "se les ordena ser obedientes, como
también la ley lo dice". ¿Dónde dice la esto la ley?
Gén. 3:16. Así que Génesis está en la ley.
Nuevamente: "La ley había dicho: 'No codiciarás'". Rom. 7:7.
¿Dónde? Éx. 20:17. Así que Éxodo está
en la ley. Una vez más: "Maestro, ¿cuál es el grande
mandamiento en la ley?" Mat. 22:36. Jesús luego toma dos citas de
la ley. Primera: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón".
Esto está tomado de Deut. 6:5. Así que Deuteronomio está
en la ley. Segunda: "Y a tu prójimo como a tí mismo". Esto
fue tomado de Lev. 19:18. Así que Levítico es parte de la
ley. Y esto: "No habéis leído en la ley, cómo en el
día de reposo los sacerdotes en el templo profanan el día
de reposo, y son sin culpa?" Mat. 12:5. Esto aparece en Núm. 28:9.
Entonces, estos abarcan todos los cinco libros de Moisés como "la
ley". Observe un poco dónde se menciona la ley, y pronto verá
que se refiere indiscriminadamente a cada uno y a todos los libros de Moisés
como "la ley". Por supuesto, cualquier versículo de cualquiera de
estos libros es citado como "la ley", porque es parte de la ley. Así
que, entonces, los diez mandamientos son citados como la ley porque ellos
son parte de la ley.
Repetimos: "La ley" abarca a todas las partes de la ley,
moral, civil, o ceremonial. Así, por ejemplo, los preceptos ceremoniales:
"Los padres del niño Jesús lo trajeron al templo, para hacer
por él conforme al rito de la ley". Lucas 2:27. Esto es, para ofrecer
un sacrificio. Versículo 24. Preceptos morales: "La ley no fue dada
para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los irreverentes
y profanos". I Tim. 1:9. Este es el decálogo. Preceptos civiles:
"¿Quebrantando la ley me mandas golpear?" Hechos 23:3. Nótese
que en cada caso es simplemente la ley. "Gamaliel, doctor de la ley". Hechos
5:34. ¿De cuál ley? ¿Era simplemente doctor de alguna
parte de la ley, como los preceptos morales, civiles, o ceremoniales? Cualquier
hombre inteligente sabe que "la ley", de la cual era doctor o maestro,
era el Pentateuco entero, el decálogo incluído. Entonces,
la ley es toda la ley judía, en todas sus partes. Este sólo
punto, claramente establecido, destruye nueve décimos de todo el
argumento Adventista del Séptimo Día en favor del sábado
judío.
Las dos leyes
PROPOSICIÓN 2.
NO HABÍA TAL COSA COMO DOS LEYES SEPARADAS DADAS A LOS JUDÍOS.
Para sustentar su doctrina, los sabadistas han inventado una teoría
de dos leyes dadas en Sinaí: una, la ley moral; otra, la ley ceremonial.
Los Adventistas atribuyen la mayor importancia a su teoría
de las dos leyes, y más les vale, pues si esto les falla, su causa
está perdida. El pastor U. Smith dice: "Por lo tanto, no se puede
proponer ninguna cuestión más vital a los intereses de los
guardadores del sábado". Sinopsis de la Verdad Presente,
pág. 258. Pero que están errados sobre esta cuestión
vital, se demuestra fácilmente.
1. "La Ley Moral", "la ley ceremonial". Los Adventistas
usan estos dos términos libremente, como si la Biblia estuviera
llena de ellos; y sin embargo, por extraño que parezca, la Escrituras
no hacen esta distinción, y nunca hablan de una ley como "moral"
y de otra como "ceremonial". Los Adventistas critican severamente a los
que por casualidad usan una palabra o frase que no esté en la Biblia;
pero ellos mismos lo hacen comúnmente, como en este caso. ¡Sería
divertido oír a uno de ellos tratar de predicar acerca de las "dos
leyes" y limitarse al lenguaje bíblico! No podría hacerlo.
Si hubiese dos leyes diferentes dadas a Israel, tan opuestas en su naturaleza,
es extraño que no hubiese registro de ellas, ni se haga ninguna
referencia a ellas en la Biblia. Si una fue abolida y la otra no, es extraño
que Pablo no hiciera esta distinción cuando tenía tanto que
decir acerca de la ley. ¿Por qué no dijo: "Establecemos la
ley moral?" o "la ley ceremonial ha sido nuestro ayo"? No, sólo
dice "la ley" y no dice más. ¡Parece que no tenía este
punto tan claro como los Adventistas! Sobre este punto, la Enciclopedia
de Literatura Bíblica, de Kitto, artículo "Ley," dice:
"Ni Cristo ni los apóstoles distinguieron nunca entre la ley moral,
la ceremonial, y la civil cuando hablaban de su establecimiento o abolición".
2. Las dos leyes contrastadas. Los Adventistas han
preparado una larga lista de cosas que aseguran son ciertas de la ley "moral",
y una lista opuesta que ellos aplican sólo a la ley "ceremonial".
Contrastan estas dos listas, y sacan dos leyes. Así, el pastor Smith
dice: "Ley Moral: Hablada desde el monte Sinaí por la voz de Dios,
y escrita dos veces en tablas de piedra con su propio dedo". "Fue depositada
en el arca de oro." "Se relacionaba sólo con deberes morales". Sinopsis
de la Verdad Presente, pág. 266. Por supuesto, éstos
eran sólo los diez mandamientos, nada más, nada menos. Así
que aquí tenemos su "ley moral". Ahora aquí está la
otra: "La ley ceremonial: Fue comunicada a Moisés en privado, y
escrita por Moisés con una pluma en un libro. Deut. 31:9". "Fue
puesta en un receptáculo al lado del arca". Deut. 31:26. "Era enteramente
ceremonial". Misma página.
Por tanto, todo lo que no se encuentra en el decálogo
pertenece a la ley ceremonial, y todo lo que Moisés mismo escribió
en el libro de la ley que fue puesto al lado del arca es "enteramente ceremonial".
Deut. 31:26 dice: "Tomad este libro de la ley, y ponedlo al lado del arca".
El decálogo estaba en el arca, el libro de la ley estaba al lado
del arca. Preguntamos, entonces, ¿qué contenía "el
libro de la ley"? La respuesta es fácil: Contenía todos los
cinco libros de Moisés, Génesis, Éxodo, Levítico,
Números, y Deuteronomio. Así, 2 Reyes 14: 6 dice que "está
escrito en el libro de la ley de Moisés", y luego cita Deut. 24:16
como ese libro de la ley. 2 Crón. 35:12 dice: "Está escrito
en el libro de Moisés", y se refiere a Lev. 3:3. Esdras 6:18 dice:
"Está escrito en el libro de Moisés", y se refiere a Núm.
3:6. Josué 8:31 cita Éx. 20:25 como lo que "está escrito
en el libro de la ley". 1 Cor. 14: 34 se refiere a Gén. 3:16 como
"la ley". El Dr. Scott, hablando de Deut. 31:26, dice: "Este (libro) parece
haber sido una copia correcta y auténtica de los cinco libros de
Moisés".
Así que lo que ellos llaman la ley ceremonial contiene
gran número de preceptos tan puramente morales como cualquiera del
decálogo. Leamos éstos: "Al extranjero no engañarás".
"A ninguna viuda ni huérfano afligiréis". Éx. 22:21,22.
"No seguirás a los muchos para hacer mal". Éx. 23:2. "Santos
seréis". "No andarás chismeando entre tu pueblo". "No te
vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino
amarás a tu prójimo como a tí mismo". Lev. 19:2, 16,
18. "No hagas acepción de personas". "Perfecto serás". Deut.
16:19, 18, 13. ¿Han de ser clasificados como ceremoniales estos
preceptos, y muchos como ellos, porque Dios no los escribió en piedra
sino que los dio a Moisés para que los escribiera en un libro? Seguramente
que no. En consecuencia, la naturaleza de un precepto no estaba determinada
por la manera en que fue dado. Dios los dio todos en diferentes ocasiones,
según le plugo.
Como hemos visto, "la ley" abarca "toda la ley". Gál.
5:3. Por supuesto, en esa ley, algunos preceptos se refieren a deberes
morales, otros a deberes civiles, y otros a deberes ceremoniales, pero
todos son sólo diferentes partes de la misma ley, llamada, como
un todo, "la ley". Así, Jesús cita a Lev. 19 como "la ley".
Véase Mat. 22:36-40. Ahora léase el capítulo entero,
Lev. 19, y se encontrarán preceptos morales, civiles, y ceremoniales
todos mezclados juntos, y a menudo en el mismo versículo. Para sustentar
su teoría, los Adventistas tienen que pasar a través de este
capítulo, como pasan a través de toda la Biblia, y cortan
y separan, e hilan delgado, y a una frase la llaman "la ley moral", a otra
"la ley ceremonial", etc. Esto es lo que correctamente se le llama "el
sistema desechante". Hace gran violencia a las Escrituras, sacándolas
de su significado evidente.
En ningún lugar pueden encontrar que su ley ceremonial
se da sola. Tienen que armarla recogiendo pedazos aquí y allá.
Se dice que el "libro de la ley", que fue puesto al lado del arca, Deut.
31:24-26, era la ley ceremonial. Pero este "libro de la ley", como vemos,
abarcaba todos los cinco libros de Moisés.
Este libro contiene todos los diez mandamientos, palabra
por palabra, y repetidos dos veces. Éx. 20 y Deut. 5. El mismo Butler
hace esta confesión: "El libro de la ley, que fue puesto al lado
del arca, contenía tanto la ley moral como la ceremonial". La
Ley en Gálatas, p. 39. Eso desbarranca la teoría de que
la ley moral estaba "en el arca, y la ley ceremonial estaba al lado del
arca", como acostumbran afirmar. Así que, mirándolos más
de cerca, cada uno de los textos en los cuales se basan para su teoría
de las dos leyes les fallan. Que el "libro de la ley" sí contenía
preceptos morales queda establecido en Gál. 3:10. "Escrito está,
maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el
libro de la ley, para hacerlas". ¿Dónde está escrito
esto en el libro de la ley ? En Deut. 27:26. Cuando vamos allí,
encontramos una maldición contra las imágenes, versículo
15; la desobediencia a los padres, versículo 16; el adulterio, versículo
20; el asesinato, versículo 24; el soborno, versículo 25;
luego viene el versículo citado como "el libro de la ley". Así
que, si el decálogo contiene leyes morales, entonces el libro también.
Esto muestra la completa falacia de su teoría de las dos leyes.
Por sí solo, el siguiente pasaje derriba la teoría
de las dos leyes de los Adventistas: "Maestro, cuál es el grande
mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor
tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, y con toda tu mente.
Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante a éste:
Amarás a tu prójimo como a tí mismo. De estos dos
mandamientos depende toda la ley y los profetas". Mat. 22:36-40.
1. Estos dos grandes mandamientos estaban "en la
ley". 2. Pero ninguno de los dos se encuentra en el decálogo. 3.
Ambos están en lo que los Adventistas llaman la ley ceremonial.
4. Ninguno de los dos fue pronunciado por Dios, ni escrito por él,
ni grabado en piedras, ni puesto en el arca. Ambos fueron dados por Dios
a Moisés en privado, y Moisés los escribió con una
pluma en el libro de la ley que fue puesto al lado del arca. Y sin embargo,
estos dos preceptos son los más grandes de todos. Del primero, Jesús
dijo que es "el primero de todos los mandamientos." De ambos dijo: "No
hay otro mandamiento mayor que éstos". Marcos 12:29,31. Y de éstos
dos depende toda la ley. Así que, entonces, los más grandes
mandamientos están en el libro de la ley, no en las tablas de piedra.
¡Cuán completamente demuele esto el argumento de las dos leyes!
Muestra que el mero hecho de que los diez mandamientos fueron hablados
por Dios, escritos en piedra, y puestos en el arca no es prueba de que
eran superiores a los que fueron dados por medio de Moisés en el
libro de la ley.
Examinaremos algunos otros contrastes que ellos hacen
de las dos leyes, como ellos las arreglan. "1. Moral: Existía en
el Edén antes de la caída. Ceremonial: Fue dada después
de la caída. 2. Moral: Era perfecta. Sal. 19:7. Ceremonial: No perfeccionaba
nada. Hedb. 7:19. 3. Moral: Contiene todo el deber del hombre. Ecle. 12:13.
Ceremonial: 'Consiste sólo de comidas y bebidas, de diversas abluciones
, y ordenanzas acerca de la carne.' Heb. 9:10".
1. ¿Dónde han leído que el
Decálogo se dio en el Edén? En ninguna parte. Esto lo suponen
no sólo sin prueba, sino contra el claro registro de Éx.
19 y 20 de que fue dado en Sinaí. Así que su primera comparación
es un fracaso.
2. La ley es perfecta. Sal. 19:7, y nuevamente,
la ley no perfeccionaba nada, Heb. 7:19. Esto ellos lo consideran una de
las más claras evidencias de las dos leyes. Pero, ¿dónde
está la prueba? ¿Se sigue que, si la ley es perfecta, hará
o puede hacer perfectos a los pecadores? Si pudiera, entonces, como dice
Pablo, "la justicia sería por la ley", Gál. 3:21, y "entonces
por demás murió Cristo". Gál. 2:21. La ley podía
ser perfecta y sin embargo no hacer perfecto a nadie. Así que aquí
no hay prueba de las dos leyes después de todo.
3. Se cita Ecle. 12:13 como si se refiriera a los
diez mandamientos solamente, y luego se afirma que éstos contienen
todo el deber del hombre. Ambas afirmaciones son falaces. Hay muchísimos
deberes que debemos a Dios y a los hombres, y ni siquiera están
insinuados en el decálogo. No hay ni una partícula de evidencia
de que Ecle. 12:13 se refiere sólo al decálogo. Manifiestamente,
abarca todos los mandamientos de Dios sobre todos los temas. Mire la segunda
cita, Heb. 9:10. No se refiere a ninguna ley en absoluto, sino que habla
de los servicios de los sacerdotes en el templo, el cual servicio "consiste
sólo de comidas y bebidas", etc. Léalo. Así que las
"dos leyes" de ellos han sido fabricadas: 1. De puras suposiciones. 2.
De erróneas aplicaciones de la Escritura. 3. De frases sueltas aquí
y allá, sacadas de su contexto correcto. Yo podría revisar
toda su lista entera y mostrar que no prueba el contraste que ellos afirman.
Pero ellos afirman que se dicen cosas tan opuestas de
"la ley", que no puede ser la misma ley todas las veces. Este método
de probar que hay dos leyes contrastando expresiones particulares acerca
de la ley cuando se la menciona desde diferentes puntos de vista destrozaría
la Biblia si se aplicara a otros temas. Pablo decía que era "judío",
Hechos 21:39, y nuevamente, que era "romano", Hechos 22:25; dos Pablos.
De manera similar, Cristo es "un León", y "un Cordero", Apoc. 5:5,6.
"Padre Eterno", Isa. 9:6. Nacido de mujer, Lucas 2:7; Príncipe de
Vida, Hech. 3:15, pero murió a través de la debilidad, 2
Cor. 13:4; un niño, Isa. 9:6; y, sin embargo, Dios, Heb. 1:1-8;
dos Cristos. Sería mucho más difícil reconciliar las
cosas aparentemente opuestas que se dicen de Cristo que las cosas diferentes
que se dicen de la ley. Había lados diferentes de la naturaleza
de Cristo, y sin embargo, no era sino una sola persona. Así que
había diferentes lados en la ley, pero había sólo
una ley para todo eso. Vista a la luz de su propósito último,
es decir, preparar el camino para Cristo, Rom. 10:4; Gál. 3:23-25,
en su espíritu, Rom. 7:6; en su justicia, Rom. 8:3,4; era "santa
y
justa y buena", Rom. 7:12. Pero, vista desde el lado de su sola letra,
Rom. 2:29; 7:6; 2 Cor. 3:6,7; sus numerosos ritos, ceremonias, castigos,
y rigurosas exacciones, era "ministerio de muerte", 2 Cor. 3:7; y "yugo
de esclavitud", Gál. 5:1-3; Hech. 15:1-10. Esta es la verdadera
explicación de las "dos leyes" de ellos. Además, no es verdad
que no hubiese nada ceremonial en el decálogo. El sábado
semanal era la ceremonia principal de toda la adoración judía.
Vea esto demostrado en la primera parte del capítulo nueve. Veáse
también el capítulo dieciocho acerca del decálogo.
En el Capítulo 21, he examinado cada uno de los textos que ellos
usan acerca de las dos leyes.
PROPOSICIÓN 3.
LOS DIEZ MANDAMIENTOS SOLOS NUNCA SON LLAMADOS "LA LEY DEL SEÑOR"
NI LA "LEY DE DIOS". Los sabadistas constantemente usan estos dos términos,
aplicándolos al decálogo solamente. Para ellos "la ley de
Dios" y "la ley del Señor" es sólo el decálogo y nada
más. Son los únicos que guardan la ley de Dios, pues todos
los demás quebrantan el sábado, el séptimo día.
Pero ahora obsérvese este hecho que yo sé que es cierto,
después de haber llevado a cabo un completo examen. La palabra ley
ocurre en la Biblia más de 400 veces, y sin embargo, ni una sola
vez es el decálogo, como un todo y por sí solo, llamado "la
ley". Nunca, ni en una sola ocasión, es llamado "la ley del Señor",
o "la ley de Dios." Por supuesto, los diez mandamientos son parte de la
ley de Dios, pero sólo una parte, no la totalidad. Examine algunos
textos: Lucas 2:22. "Los días de su purificación según
la ley de Moisés", versículo 23, "está escrito en
la ley del Señor: Todo varón que abriere la matriz", versículo
24, "se dice en la ley del Señor, un par de tórtolas o dos
palominos"; versículo 27, "para hacer por él conforme al
rito de la ley". Aquí "la ley", "la ley del Señor", y "la
ley de Moisés", todas significan lo mismo, es decir, la ley tocante
al nacimiento de un hijo. Nuevamente, los sacrificios, las ofrendas, los
sábados, las nuevas lunas, y las fiestas son todas requeridas "en
la ley del Señor". Así: "El rey contribuyó de su propia
hacienda para los holocaustos a mañana y tarde, y para los holocaustos
de los días de reposo, nuevas lunas y fiestas solemnes, como está
escrito en la ley de Jehová". 2 Crón. 31:3. Podrían
citarse muchos textos como éstos, mostrando que "la ley del Señor"
incluye sacrificios, la circuncisión, los días de fiesta,
y todas la leyes judías. Así que "la ley de Dios" no es simplemente
el decálogo, sino toda la ley de Moisés. Léase Neh.
8:1, 2, 3, 7, 8, 14, 18. "El libro de la ley de Moisés", "la ley",
"el libro de la ley", "leyeron en el libro de la ley de Dios", "la ley
que el Señor mandó por medio de Moisés", "el libro
de la ley de Dios". La ley de Dios, pues, incluye toda la ley de Moisés.
Por lo tanto, ningún sabadista guarda "la ley",
"la ley de Dios", o "la ley del Señor", porque si lo hiciera ofrecería
sacrificios, se circuncidaría, y viviría exactamente como
lo hacían los judíos. Así que todo lo que los Adventistas
hablan de "guardar la ley" no sirve de nada, porque ninguno de ellos la
guarda. Además, en su intento de guardar una parte de esa ley se
ponen bajo la obligación de "guardar toda la ley", como arguye Pablo
en Gál. 5:3. Pero, como ninguno de ellos guarda toda la ley, atraen
sobre sí mismos la maldición de la ley, violando constantemente
una parte de ella mientras intentan guardar otra. Este es exactamente el
punto que Pablo subrayaba contra los judaizantes legalistas de su tiempo.
"Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo
maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere
en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas". Gál.
3:10. Esto es, la persona que guarda un precepto de la ley sólo
porque la ley lo dice, reconoce, por lo tanto, que la ley es obligatoria
para él. Entonces, si descuida alguna otra parte de la ley, se convierte
en transgresor de la misma ley que profesa guardar. Esto es exactamente
lo que hacen los sabadistas. Guardan el sábado porque la ley lo
dice así, y por lo tanto, "están obligados a guardar toda
la ley". Gál. 5:3. Entonces, descuidan muchas cosas de la misma
ley, y en consecuencia, están bajo la condenación de la ley.
Gál. 3:10. Pero los cristianos hacen esto o aquéllo, no porque
la ley lo dice, sino porque lo dice el Nuevo Testamento.
PROPOSICIÓN 4.
"LA LEY" FUE DADA POR MOISÉS Y LA "LEY DE MOISÉS" INCLUYE
EL DECÁLOGO. No que Moisés fuera el autor de ella, sino que
fue a través de él que Dios la dio a Israel. Esto se dice
tan claramente y tantas veces que es inútil negarlo. "Pues la ley
por medio de Moisés fue dada". Juan 1:17. "¿No os dio la
ley Moisés?" Juan 7:19. "La ley que Jehová había mandado
por medio de Moisés". Neh. 8:14. "La ley de Dios, que fue dada por
Moisés siervo de Dios". Neh. 10:29. Esto incluye el decálogo.
"Moisés dijo: 'Honra a tu padre y a tu madre'", Marcos 7:10. Este
es el quinto mandamiento. Nuevamente: "¿No os dio Moisés
la ley, y ninguno de vosotros cumple la ley? ¿Por qué procuráis
matarme?" Juan 7:19. La ley contra el asesinato es llamada aquí
la ley de Moisés.
En Hebreos 10:28, se dice que "el que viola la ley de
Moisés, por el testimonio de dos o tres testigos muere irremisiblemente".
Las personas eran ejecutadas por violar el decálogo. Véase
Deut. 17:6. Eran ejecutadas por quebrantar el sábado, Éx.
31:14, blasfemar, robar, y cosas semejantes. Por eso, el decálogo
está incluído en "la ley de Moisés". Pero en el versículo
24 decían que vosotros debéis "guardar la ley". Así
que en un versículo es "la ley de Moisés" y en otro
es simplemente "la ley": Por eso, no hay diferencia entre "la ley" y "la
ley de Moisés".
En Josué 8:30, 31 leemos: "Entonces Josué
edificó un altar a Jehová Dios de Israel en el monte Ebal,
como Moisés siervo de Jehová lo había mandado a los
hijos de Israel, como está escrito en el libro de la ley de Moisés,
un altar de piedras enteras sobre las cuales nadie alzó hierro".
Dice que esto acerca del altar se escribió en el "libro de la ley
de Moisés". Ahora vayamos a Éx. 20:25, el mismo capítulo
en que se encuentra el decálogo, y allí tenemos el texto
aludido. "Y si me hicieres altar de piedras, no las labres de cantería;
porque si alzares herramienta sobre él, lo profanarás". Esto
prueba más allá de toda negación que los diez mandamientos
están en la ley de Moisés.
PROPOSICIÓN 5.
"LA LEY" NO FUE DADA SINO HASTA EL TIEMPO DE MOISÉS Y EL SINAÍ.
Los textos citados más arriba prueban esto. Así: "La ley
fue dada por Moisés". Juan 7:17. "¿No os dio Moisés
la ley?" Juan 7:19. "Pues antes de la ley había pecado en el mundo;
pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado. No obstante, reinó
la muerte desde Adán hasta Moisés". Rom. 5:13-14.
Aquí, la entrada del pecado se ubica en el tiempo
de Moisés. Nuevamente, está ubicada bajo el sacerdocio levítico.
"Si, pues, la perfección fuera por el sacerdocio levítico
(porque bajo él recibió el pueblo la ley)". Heb. 7:11. Así
que la entrega de la ley está ubicada "430 años después
del pacto con Abraham". "Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado
por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años
después, no lo abroga". Gál. 3:17. Esto nos trae hasta el
mismo año en que los judíos salieron de Egipto y llegaron
a Sinaí".Y pasados los cuatrocientos treinta años, en el
mismo día todas las huestes de Jehová salieron de la tierra
de Egipto". Éx. 12:41. Entonces, sin más disputa, lo que
la Biblia llama "la ley" no fue dado sino hasta Moisés, 2,500 años
después de Adán, o casi la mitad de la historia del mundo.
PROPOSICIÓN 6.
LA LEY NO SE ENCUENTRA EN NINGUNA PARTE ANTES DE MOISÉS. No se encuentra
ninguna copia de la ley ni ninguna referencia a ella antes de Moisés.
Por supuesto, la gran ley moral y espiritual de Dios, condenando todo pecado
y requiriendo toda acción justa - esa ley existió desde Adán,
no, desde la eternidad. Pero lo que en todas las Escrituras judías
se conoce como "la ley", como se dio en forma de código en Sinaí,
ya fuera escrita en un libro o grabada en tablas de piedra, ésta
ciertamente no existía antes de Moisés. Toda la disputa entre
Pablo y los judaizantes de su tiempo era acerca de esta ley. Véase
Romanos, Gálatas, y Hechos 15 y 21. La cuestión era si "la
ley", que estaba escrita en "el libro de la ley," Gál. 3:10, y "grabada
en piedra", 2 Cor. 3:7, debía ser guardada bajo el evangelio. Pablo
decía: No. Ellos decían: Sí. Los sabadistas ahora
se aferran a la ley del Sinaí lo mismo que lo hacían los
judaizantes antiguos. Decir que los principios de la ley existían
antes de Sinaí no demuestra que la ley existía. Estos principios
pudieron haber sido enseñados a Adán y a sus descendientes
en una forma diferente de la ley que después se dio en Sinaí.
Pero, ¿dónde encuentra Ud. le ley o siquiera uno de los diez
mandamientos, como se redactaron en Sinaí, antes de ese tiempo?
En ninguna parte.
Los varios principios y preceptos, morales, ceremoniales,
y típicos, que previamente habían sido enseñados de
diferentes maneras, ahora estaban reunidos en un código y redactados
para adaptarlos, mientras tanto, a las circunstancias de la nación
judía. Redactada así, esta ley ciertamente nunca se había
dado antes.
PROPOSICIÓN 7.
SUS PADRES NO TUVIERON EL DECÁLOGO COMO ESTABA REDACTADO EN LAS
TABLAS DE PIEDRA. Esto lo dice Moisés directamente. Deut. 4:12,
13 dice que Dios les habló desde el cielo, y les declaró
"su pacto", "los diez mandamientos". Cap. 5:2, 3 dice: "Jehová nuestro
Dios hizo pacto con nosotros en Horeb. No con nuestros padres hizo Jehová
este pacto, sino con nosotros todos". Luego repite los diez mandamientos
como fueron pronunciados desde el cielo. Versículos 4-22.
Que los principales principios y requisitos de este código fueron
enseñados a los padres de alguna manera nadie lo puede dudar; pero
que los padres tenían la ley como fue redactada y organizada en
Sinaí lo niega Moisés directamente, como se muestra arriba.
PROPOSICIÓN 8.
LA LEY FUE DADA SÓLO A LOS JUDÍOS. Esto es tan manifiesto
en cada ítem de la ley, que no se necesita ningún argumento
para probarlo. En Deut. 4: 8, Moisés dice que ninguna nación
tiene una ley tan buena "como toda esta ley que yo pongo hoy delante de
vosotros". Luego, menciona los diez mandamientos como parte de ella. Versículos
10-13. "Esta, pues, es la ley que Moisés puso delante de los hijos
de Israel". ¿De quién? De Israel, no de los gentiles. Así,
nuevamente, Cap. 5:1: "Oye Israel, los estatutos y decretos que yo pronuncio
hoy en vuestros oídos". Luego sigue el decálogo. Y así
ocurre un centenar de veces a través de toda la ley. Está
dirigida a los judíos y a ellos solamente. La misma redacción
de la ley muestra que fue diseñada para ellos solamente. El decálogo
se introduce así: "Yo soy el Señor tu Dios, que te saqué
de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre". Éx. 20:2. ¿A
quiénes se aplica eso? Sólo a la nación judía.
Ni los ángeles, ni Adán, ni los cristianos gentiles estuvieron
jamás bajo la esclavitud egipcia. Así que esta ley no está
dirigida a ellos. ¿A quién fue dirigida la ley? Dejemos que
Pablo conteste. "Que son israelitas, de los cuales son la adopción,
la gloria, el pacto, la promulgación de la ley". Rom. 9:4. Fue dada
a Israel". Acordaos de la ley de Moisés mi siervo, al cual encargué
en Horeb ordenanzas y leyes para todo Israel". Malaquías 4:4. La
ley era "para todo Israel", y para ellos solamente.
Todas estas cosas muestran que esta era una ley nacional
redactada para ajustarse a la condición de los judíos en
ese tiempo.
PROPOSICIÓN 9.
LOS GENTILES NO TENÍAN LA LEY. Esto ya ha sido probado, pero Pablo
lo dice directamente. Rom. 2:14. "Porque cuando los gentiles que no tienen
ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no
tengan ley, son ley para sí mismos". Esto es demasiado claro para
necesitar argumentación. Los gentiles no tenían la ley. Pablo
lo dice directamente, y eso debería ser suficiente, y lo es. Entender
y obedecer los grandes principios morales de esa ley es una cosa, y otra
muy distinta es estar bajo la letra, las palabras exactas de la ley como
se dio en detalle en el Sinaí, como veremos más adelante.
PROPOSICIÓN 10.
TODAS LAS RECOMPENSAS Y TODOS LOS CASTIGOS DE LA LEY ERAN TEMPORALES. En
toda la ley mosaica no hay promesas de futuras recompensas, ni amenazas
de futuros castigos. El erudito Obispo Warburton ha demostrado esto plenamente
en su obra "El Divino Legado de Moisés". Cualquier estudioso estudiante
de esa ley debe darse cuenta de esta característica de ella. La
razón es evidente: Era una ley nacional, temporal, dada para un
propósito nacional, temporal. Como muestra de todo, véase
Deut. 28:1-19. Si guardan la ley, serán bendecidos en hijos, posesiones,
ganado, salud, etc. Si desobedecen, serán maldecidos en todas estas
cosas. La muerte por lapidación era el castigo por robo, asesinato,
etc. Es por eso que era un "ministerio de muerte escrito en piedra", 2
Cor. 3:7, y "lo que perece", versículo 11.
Pablo dice que la promesa de Cristo y la futura herencia
fue hecha a Abraham cuatrocientos treinta años antes de que se diera
la ley. A partir de esto, Pablo arguye, y enérgicamente también,
que la observancia de la ley no era necesaria para obtener a Cristo y la
herencia. Gál. 3:16-18. "Ahora, a Abraham fueron hechas las promesas,
y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos,
sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo. Esto, pues, digo:
El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino
cuatrocientos treinta años después, no lo anula, para invalidar
la promesa. Porque, si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa;
pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa." Por eso les
escribió a los Romanos: "Porque no por la ley fue dada a Abraham
o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo,
sino por la justicia de la fe. Porque si los que son de la ley son los
herederos, vana resulta la fe, y anulada la promesa". Rom. 4: 13,14.
Esto enseña claramente que la ley no fue dada con
referencia a la herencia futura. Ciertamente, Abraham no guardó
una ley que no fue dada sino cientos de años después de su
muerte. Pero Abraham es el padre de todos los fieles, y no simplemente
de los que eran "de la ley". Rom. 4: 13-16. Este punto, por sí solo,
debería abrir los ojos de los que contienden tan fervientemente
en favor de la observancia de la ley como necesaria para la salvación.
Somos hijos de Abraham, Gál. 3:29, y "seguimos las pisadas de nuestro
padre Abraham", que nunca estuvo bajo la ley. Rom. 4: 12-16. Estamos bajo
el pacto de la promesa hecha a Abraham 430 años antes de la ley,
Gál. 2: 15-19, y no bajo el pacto de la ley de Sinaí, que
es esclavitud. Gál. 4:21-26.
PROPOSICIÓN 11.
LA ETERNA LEY DE JUSTICIA DE DIOS EXISTÍA ANTES DE QUE SE DIERA
LA LEY EN SINAÍ. Esta proposición se explica por sí
sola. Mucho antes de Sinaí, Dios ciertamente tenía una ley
con la cual gobernar a sus criaturas, tanto ángeles como hombres.
Pero "la ley", como está redactada en el decálogo y en "el
libro de la ley", no fue dada sino hasta el tiempo de Moisés, 2500
años después de la creación. Por eso, la obligación
moral no comenzó con esa ley, ni cesaría una vez que esa
ley fuera abolida. "Toda injusticia es pecado". 1 Juan 5:17. Y "el pecado
es transgresión de la ley". Cap. 3:4. Los sabadistas usan este texto
para probar que todo pecado posible es siempre una violación de
los diez mandamientos. Pero, 1. "la ley" es toda la ley mosaica, no meramente
el decálogo. 2. Una traducción correcta les echa a perder
por completo este texto. La palabra ley no aparece en el texto original.
La versión revisada la da correctamente. "El pecado es iniquidad".
Este es el verdadero significado del texto. El pecado es iniquidad, desacato
de alguna ley, pero no necesariamente la misma ley siempre. Así:
"Los ángeles pecaron". 2 Pedro 2:4. Pero ellos no violaron la ley
de Sinaí, porque ella no fue dada sino miles de años
después de la caída, y ellos no estaban bajo esa ley en manera
alguna.
Adán "pecó" mucho antes de que se diera
esa ley. Así dice Pablo en Rom. 5:12-14. Caín pecó,
Gén. 4:7. Los sodomitas eran "pecadores", Gén. 13:13, y ofendían
a Lot con sus "hechos inicuos". 2 Pedro 2:8. Seguramente, ninguno de ellos
violó "la ley", que no fue dada sino hasta el tiempo de Moisés,
cientos de años después. Decir que ellos deben haber violado
los principios de esa ley no es el punto. Cuando los judíos mataron
a Esteban, Hechos 7:59, violaron los principios de la ley de Michigan,
que prohibe el asesinato; pero ¿violaron la "ley de Michigan"? No;
porque ella no fue dada sino 1800 años después. Y ellos no
estaban bajo ella en modo alguno. Así que ni los ángeles,
ni Adán, ni los sodomitas podían haber transgredido
la ley de Sinaí, pues todavía no había sido dada.
De este modo, Abraham guardó las leyes de Dios, Gén. 26:5,
pero seguramente no "la ley que vino cuatrocientos treinta años
después". Gál. 3:17. Todo esto muestra claramente que Dios
tenía una ley antes de que se diera el código de Sinaí.
Jesús, bajo el evangelio 1500 años después,
al mencionar los mandamientos, no los da ni con las mismas palabras ni
en el mismo orden en que se encuentran en el decálogo. Además,
mezcla con ellos algunos preceptos del libro de la ley como de igual importancia
que los diez mandamientos. Así: No cometerás adulterio,
no matarás, no robarás, no darás falso testimonio,
no defraudarás, honra a tu padre y a tu madre. Marcos 10:19. Esto
muestra que la mera forma y el mero orden de los mandamientos no tiene
importancia con tal de que se dé la idea. Así que las dos
ediciones del decálogo en Éx. 20 y Deut. 5 varían
mucho en la redacción, pero una es tan buena como la otra. Esto
muestra que la redacción exacta no es esencial.
En cualesquiera forma o manera que Dios escogiera comunicar
su voluntad para los hombres, éstas serían "sus mandamientos,
sus estatutos, y sus leyes". Gén. 26:5. Pablo dice: "Dios, habiendo
hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por
los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo".
Heb. 1: 1,2. Un descuido de esta verdad revelada sería iniquidad
- pecado. Pero afirmar que Dios dio su ley a los patriarcas en la forma
exacta y en las palabras exactas de los diez mandamientos es una
suposición sin base, contraria a la razón y a todos los hechos
en el caso.
PROPOSICIÓN 12.
ESTA LEY ORIGINAL ES SUPERIOR A LA LEY DE SINAÍ. Cuando se le preguntó:
"¿Cuál es el grande mandamiento en la ley?", Jesús
contestó: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón,
con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento.
Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a tí
mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas". Mat.
22:37-40. Ninguno de ellos aparece en el decálogo, pero esta ley
depende de aquella ley superior, y es por lo tanto inferior a ella. Estos
principios, envueltos en la panoplia de la eterna inmutabilidad, permanecían
detrás de la ley mosaica y existían a través de esa
dispensación, como habían existido antes y existen ahora.
En su misma naturaleza, esta gran ley de supremo amor
a Dios, y amor igual para las criaturas semejantes, debe ser tan eterno
y permanente como Dios mismo. Esta ley gobierna a los ángeles, gobernó
a Adán, a los patriarcas, a los judíos piadosos, mientras
estuvieron bajo "la ley", y gobierna a los cristianos gentiles ahora. Es
aplicable a todas las criaturas de Dios, en todos los tiempos, y en todos
los mundos. La idolatría, el asesinato, el robo, el egoísmo,
y "toda injusticia", 1 Juan 5:17, son y fueron siempre violaciones de esta
suprema ley de Dios. Esta gran ley podría ser redactada de diferentes
maneras en tiempos diferentes, y sin embargo, se preservaría la
misma idea original. Así, Jesús afirmó el segundo
gran mandamiento en otra forma. "Así que, todas las cosas que queráis
que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros
con ellos, porque esto es la ley y los profetas". Mat. 7:12. La idea es
la misma que "Amarás a tu prójimo como a tí mismo".
Las palabras exactas o la forma exacta en que esta ley es expresada no
es relevante, con la condición de que la idea quede clara. Evidentemente,
esta ley suprema debe habérsele hecho saber a Adán y a los
patriarcas, pero exactamente en qué forma no se nos dice. Decir
que fue en las palabras exactas del decálogo es afirmar lo que de
ninguna manera puede ser probado.
PROPOSICIÓN 13.
LA LEY MOSAICA SE FUNDABA EN UNA LEY SUPERIOR Y ORIGINAL. Jesús
afirma esto directamente, Mat. 22:40. "De estos dos mandamientos depende
toda la ley". Los principios de esta gran ley estaban entretejidos a través
de toda la ley de Sinaí, siendo la vida, "el espíritu", o
"la justicia" de "la ley". Rom. 2:26-29; 8:4. Como ejemplo, examínese
Lev. 19. Aquí tiene Ud. el segundo gran mandamiento, versículo
18, y los principios de cada uno de los diez mandamientos. Así:
Primer mandamiento, versículo 32; segundo, versículo 4; tercero,
versículo 12; cuarto, versículo 30; quinto, versículo
3; sexto, versículo 17; séptimo, versículo 29; octavo,
versículo 13; noveno, versículo 11; décimo, versículo
35. Mezclados con ellos hay mandamientos acerca de los sacrificios, versículo
5; la cosecha, versículo 9; la ropa, versículo 19; los sacerdotes,
versículo 22; las primicias, versículo 23; los magos, versículo
31; los gentiles, versículo 34, etc. Todos éstos están
fundados en esta ley superior , y pueden ser cambiados para adaptarlos
a las circunstancias sin afectar la ley suprema, que es siempre la misma.
La redacción particular de la ley, como fue adaptada
a la época de los judíos, era "la letra" o "la forma" de
la ley para mientras tanto. Mientras que el espíritu de la ley nunca
cambia, la letra de ella debe cambiar para que se ajuste a las cambiantes
circunstancias del pueblo de Dios. Si un judío amaba a Dios con
todo su corazón, circuncidaba sus hijos, ofrecía holocaustos,
pagaba diezmos, guardaba la pascua, las nuevas lunas, el sábado,
y asistía a la adoración en el templo, pues ésta era
"la ley del Señor". 2 Crón. 31:3; Lucas 2:22-27. Pero si
un cristiano ama a Dios, se bautizará, Hechos 2:38, participará
en la cena del Señor, 1 Cor. 11:24, asistirá a la iglesia,
Heb. 10:25, guardará "el día del Señor", Apoc. 1:10,
y hará muchas cosas diferentes de las que hace un judío.
Por esto, "necesario es que haya también cambio de ley". Heb. 7:12.
Esto es tanto bíblico como sentido común. Los que hacen de
las meras palabras de la ley judía una regla de hierro, y contienden
en favor de las palabras exactas bajo todas las circunstancias, en todos
los tiempos, no aciertan con el espíritu del evangelio, y están
bajo la esclavitud de un sistema anticuado. Gál. 3:19-25; 4:21-25;
5:1-3, 13, 14; 2 Cor. 3:3-15.
PROPOSICIÓN 14.
"LA LEY" DE SINAÍ FUE DADA PARA RESTRINGIR A LOS CRIMINALES QUE
SÓLO OBEDECEN A DIOS POR TEMOR. Considérese bien esta proposición.
El no entender este hecho simple es la causa de todos los crasos errores
de los sabadistas y legalistas en sus extravagantes y antibíblicas
alabanzas del "ministerio de muerte escrito en piedra". 2 Cor. 3:7. Sobre
este punto, oigamos a Pablo decir por qué se hizo esa ley, y nótese
que es de los preceptos morales de la ley de lo cual él habla. "Conociendo
esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores
y
desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes
y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para
los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los
mentirosos y perjuros, y para se oponga a la sana doctrina". 1 Tim. 1:9,10.
No puede haber duda de que se refiere al código de Sinaí,
el que prohibía los asesinatos, los robos, etc. Dice Pablo que esta
ley no fue hecha para el justo, sino para el impío. De esta ley,
dice Pablo en otro lugar: "Entonces, ¿para qué sirve la ley?
Fue añadida a causa de las transgresiones". Gál. 3:19. Nuevamente:
"La ley se introdujo para que el pecado abundase". Rom. 5:20, y "antes
de la ley, había pecado en el mundo", versículo 13. Por esto,
es manifiesto que el pecado, la ofensa, y la transgresión existían
antes de que se diera "la ley", y que fue dada para prohibir crímenes
que ya existían. Evidentemente, Dios puso a prueba a la raza desde
Adán hasta Moisés bajo la misma ley eterna del bien y el
amor que gobernaba a los ángeles y a los santos. Pero la humanidad
fracasó vergonzosamente. No vivieron bajo esta regla. Se convirtieron
en impíos. El descuido de Dios y la violencia abierta hacia los
hombres aumentaron, hasta que la vida y la propiedad se volvieron inseguras.
Entonces Dios eligió a una nación, los hebreos, y dejó
a los demás a su propios caminos. Rom. 1:20-28.
Hasta este momento, el pueblo de Dios no había
sido una nación por sí misma, sino que sus miembros habían
habitado entre otras naciones, y habían estado sujetos a sus leyes
civiles, que prohibían la violencia abierta y protegían la
vida y la propiedad. Pero, tan pronto como se convirtieron en una nación
por sí mismos, fue absolutamente necesario que tuvieran su propia
ley nacional que prohibiera y castigara el crimen abierto, como el asesinato,
el robo, el adulterio, etc. Sin esa ley, la vida y la propiedad no habrían
estado seguras, porque muchos de entre ellos eran hombres impíos,
sin ley, "tercos y rebeldes". Si todos hubiesen sido justos, si todos hubiesen
amado a Dios y a sus prójimos, no habría habido necesidad
de una ley prohibitoria que conllevara una pena de muerte. Podemos ver
en seguida por qué dice Pablo que "la ley no fue hecha para los
justos, sino para los impíos". Estos impíos habrían
robado y asesinado a los justos si no hubiera habido una ley nacional y
temporal que los protegiera, pues a estos hombres impíos les habría
importado poco la ley superior de Dios, que pertenece al juicio futuro.
Pero, como el gobierno judío era una teocracia, en la que Dios mismo
era el gobernante, la ley requería y regulaba el servicio para él,
así como los deberes entre ellos mismos.
Por esta razón, Dios dio a esta nación la
ley de Sinaí. Éx. 20:2. ¿Habría sido dada si
los hombres hubiesen obedecido a Dios sin ella? Pablo ha decidido ese punto.
"La ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes".
1 Tim. 1:9. Luego la ley no fue dada sino hasta el que el hombre había
pecado, Rom. 5:13, ofendido, versículo 20, transgredido, Gál,
3:19, convertídose en impío. Entonces, esta no es la ley
original de Dios, por la cual él prefiere gobernar a los hombres.
Era una ley compuesta mayormente de prohibiciones, amenazas, penas, y castigos.
Su propósito era restringir el crimen abierto, proteger a los hombres
en sus derechos naturales, y preservar el conocimiento de Dios en la tierra
hasta que Cristo viniera. Gál. 3:19-25. Para mantener a esa nación
separada de todas las demás, muchos ritos gravosos fueron incorporados
en la ley, lo que la convirtió en yugo de esclavitud. Hechos 15:10;
Gál. 5:1,3.
Cuando Cristo vino, y la nación judía fue
rechazada y dispersada y su ley nacional derribada, y el evangelio fue
a todas las naciones, esa ley cumplió su propósito, y de
esa manera feneció como sistema. Mat. 5:17-18; Rom. 10:4; Gál.
3:24; Heb. 7:12-19. Ahora los cristianos no están bajo el sacerdocio
aarónico, ni bajo la ley judía, Heb. 7:11, 12; sino bajo
el sacerdocio de Melquisedec, versículos 14-19, como lo estaba Abraham
nuestro padre, Gén. 14:18-20, que nunca tuvo "la ley" de Sinaí,
Gál. 3:17, sino que caminó según la ley superior que
gobierna a los ángeles y a los santos, Gén. 26:5. Habiendo
sido quitada la ley judía, ahora venimos a estar bajo la misma ley
según la cual Enoc y Abraham "caminaron con Dios". El sermón
del monte es una hermosa dilucidación de esa ley, la regla según
la cual deberían vivir todos los cristianos, y por la cual todos
los pecadores serán juzgados en el juicio.
Ahora, como en los días antes de Moisés,
el pueblo de Dios no es una nación en sí misma, sino que
sus miembros están dispersos entre todas las naciones, donde son
gobernados y protegidos por las leyes civiles de aquellas naciones. Por
esta razón, el Nuevo Testamento no provee ninguna ley civil para
el gobierno de los cristianos, ni ningún castigo temporal para los
criminales. Sería directamente contrario a la naturaleza del evangelio
hacer lo uno o lo otro. Todo esto se deja a los gobernantes de las naciones
dondequiera que los cristianos acierten a estar. Los criminales públicos,
que no quieren obedecer por principio la ley superior, ahora son entregados
a los magistrados civiles. Pablo habla muy claro de este asunto, y pone
la cuestión fuera de toda disputa. "Sométase toda persona
a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de
Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien
se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten,
acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados
no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo.
¿Quieres, pues, no temer a la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás
alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces
lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios,
vengador para castigar al que hace lo malo. Por lo cual es necesario estarle
sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también
por causa de la conciencia. Pues por esto pagáis también
tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto
mismo". Rom. 13:1-6.
Allí es donde encontramos leyes prohibitorias para
"los malos"; esto es, en las leyes civiles del territorio en el cual viven.
Esto castiga su crimen contra la sociedad. Sus ofensas contra la gran ley
de Dios será recompensada en el juicio, pero los santos de Dios
deben ser gobernados por la ley superior, la ley del supremo amor a Dios
y el amor igualitario a los semejantes. Una obediencia tal puede venir
solamente de un corazón renovado por el Espíritu de Dios,
2 Cor. 3:3, y "si sois guiados por el Espíritu, no estáis
bajo la ley". Gál. 5:18.
¿Es cristiano cualquier hombre que se abstenga
del asesinato, el robo, y el adulterio simplemente porque la ley dice:
"No harás esto o aquéllo"? Ciertamente que no. Debe abstenerse
de estas cosas por motivos más altos que ése. Así
que, seguramente, debe ser gobernado por una ley superior al decálogo.
"El amor es el cumplimiento de la ley". Rom. 13:10. La disputa entre Pablo
y los judaizantes en aquel entonces era sobre la naturaleza y la obligación
de la ley judía. La disputa concerniente al sábado judío
involucra el mismo punto, la obligación de la letra de la ley judía.
PROPOSICIÓN 15.
LA LETRA DE LA LEY NO ES OBLIGATORIA PARA LOS CRISTIANOS COMO CÓDIGO
COERCITIVO. Pocos argumentos deberían necesitarse para probar esto,
pues, si la letra de la ley es obligatoria, entonces debemos circuncidarnos,
ofrecer sacrificios, y guardar el séptimo día y todos los
rituales judíos, porque "la ley" incluía toda la ley, Gál.
3:10; 5:3.
Nótese en el siguiente texto que "la justicia de
la ley" y el espíritu de la ley es una cosa, mientras que "la letra"
y el servicio exterior es otra muy distinta. Nótese, además,
que es posible que un hombre "cumpla la ley" sin guardar la letra de ella,
y así condena al formalista que guarda la letra de la ley pero no
el espíritu de ella. Pablo dice: "Si, pues, el incircunciso guardare
las ordenanzas de la ley, ¿no será tenida su incircuncisión
como circuncisión? Y el que físicamente es incircunciso,
pero guarda perfectamente la ley, te condenará a tí, que
con la letra de la ley y con la circuncisión eres transgresor de
la ley. Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión
la que se hace exteriormente en la carne; sino que es judío el que
lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón,
en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres,
sino de Dios". Rom. 2:26-29.
Pablo arguye que los cristianos deben cicuncidarse, pero
no "exteriormente, en la carne", como se hacía anteriormente, sino
"interiormente, en el espíritu, no en la letra". Con esto ilustra
la diferencia entre guardar la letra ahora y anteriormente. Por eso dice
más adelante: "No estáis bajo la ley, sino bajo la gracia".
Rom. 6:14. Así que en el siguiente capítulo dice: "Pero ahora
estamos libres de la ley, por haber muerto para aquélla en que estábamos
sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu
y no bajo el régimen viejo de la letra". Rom. 7:6.
¿Cómo es posible malentender lenguaje tan
claro? Ahora, bajo Cristo, somos libres de la ley; esa ley está
muerta, y nosotros servimos a Cristo en el espíritu, "no en la letra
antigua". Así que Pablo dice nuevamente, subrayando el punto: "Para
que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme
a la carne, sino conforme al Espíritu". Rom. 8:4. Pablo usa la misma
palabra "carne" para las "obras de la ley" externas. Véase Gál.
3:2, 3. No andamos según la forma externa de la ley, sino que obedecemos
la intención y el espíritu de ella o su "justicia", como
él la llama aquí.
La ley superior de Dios, el supremo amor a Dios y el amor
igual hacia nuestros semejantes, de los cuales dependía ahora la
ley judía, era el "espíritu", "la justicia", o el verdadero
propósito de "la ley". Los cristianos guardan esta "primera y gran
ley", mientras que están libres de la mera letra de la ley, que
era esclavitud. Por eso, a los gálatas, que estaban siendo atormentados
por los judíos legalistas, Pablo les escribió: "Porque vosotros,
hermanos, a libertad fuísteis llamados; solamente que no uséis
la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por
amor los unos a los otros. Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple:
Amarás a tu prójimo como a tí mismo. Pero si sois
guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley". Véase
Gál. 5: 13, 14, 18.
¡Cuánto reitera Pablo la verdad en todas
sus cartas, de que los cristianos no están bajo la ley; de que son
llamados a una libertad de que los judíos nunca disfrutaron! Nótese
cómo afirma, una y otra vez, que toda la ley se cumple en esto:
Ama a tu prójimo como a tí mismo. "El amor es el cumplimiento
de la ley". "El que ama a su prójimo ha cumplido la ley". Rom. 13:8,
10. Esta no es una libertad para la licencia y autogratificación,
sino una libertad de las formas y ceremonias de la ley que ataba a los
judíos.
En Jer. 31:31-34, se predijo que el Señor haría
"un nuevo pacto" con Israel, "no según" el que hizo en Sinaí;
porque pondría sus leyes en sus corazones y en sus mentes. Esto
indicaba claramente un cambio de la anterior manera formal de gobernar
al pueblo de Dios. Pablo se refiere así a esa profecía: "no
en tablas de piedra, sino en las tablas de carne del corazón". "El
cual también nos hizo ministros de un nuevo pacto, no de la letra,
sino del espíritu: porque la letra mata, pero el espíritu
vivifica". 2 Cor. 3: 3, 6.
Ahora, para el cristiano, la ley no es la que está
escrita en el libro o en tablas de piedra. No era la letra, sino el espíritu
de esa ley lo que los apóstoles enseñaban. Así dice
Pablo. Luego dice que "el ministerio de muerte grabado con letras en piedra"
"pereció". Versículos 7, 11. Seguramente, entonces, los cristianos
están libres de la letra de esa ley; pero ella todavía debe
ser estudiada con reverencia y su espíritu incorporado en los deberes
cristianos, aunque en su forma tienen que ser diferentes de los deberes
judíos. La observancia del día del Señor se ajusta
al espíritu del cuarto mandamiento. Somos circuncidados en el corazón,
no en la carne. Rom. 2: 26-29.
El Rev. W. P. Harrison, D.D., editor de libros de la Iglesia
Metodista del Sur, dice acertadamente: "La venida de Cristo no abrogó
ninguna ley moral, y la ley ceremonial no fue abrogada, sino cumplida.
Todo lo que era permanente, útil, o espiritual en la economía
mosaica permanece, NO EN LA LETRA DE ESTATUTOS, sino en la dispensación
de la gracia, cumplida y completada". El Sábado Cristiano,
pág. 30. El Rev. J. H. Potts, metodista y D. D., dice: "Bajo la
dispensación mosaica, la ley estaba formulada en nueve preceptos
morales, con un mandamiento sobre el sábado añadido, haciendo
diez en total. Esta misma ley bajo la dispensación cristiana está
resumida bajo dos grandes encabezados - amor a Dios y amor al prójimo.
Y sin embargo, ni una jota ni una tilde de la esencia de la ley moral queda
abolida. Cuando Pablo, refiriéndose a la abolición de la
dispensación de la ley, dijo: 'Porque si lo que perece tuvo gloria,
mucho más glorioso será lo que permanece,' indicaba la correcta
posición de la ley. La ESENCIA de la ley moral 'permanece'". Esto
es exactamente lo que yo creo.
El siguiente pasaje de Pedro es una buena ilustración
de la aplicación espiritual de la antigua ley, que los apóstoles
hacen a través de todo el evangelio: "Vosotros también, como
piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo,
para ofrecer sacrificios espirituales, aceptables a Dios por medio de Jesucristo".
1 Pedro 2:5. El antiguo templo, el sacerdocio, y los sacrificios de la
ley ahora tienen un significado espiritual como se encuentran en la iglesia
y su servicio.
PROPOSICIÓN 16.
LA LEY FUE CAMBIADA. Jeremías predijo que, bajo el nuevo pacto,
la ley de Dios sería escrita en el corazón, y no como era
antes. "Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón".
Jer. 31:33. Pablo se refiere a esto cuando dice: Vosotros sois nuestra
carta "escrita, no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo;
no en tablas de piedra, sino en las tablas de carne del corazón".
2 Cor. 3:3. Así que, entonces, la ley de Dios ahora no está
escrita en tablas de piedra, como en Sinaí. Esta contradice directa
lo que los Adventistas enseñan. Ellos aseguran que la ley de Dios
todavía está escrita en piedras en el cielo, lo mismo que
en la antigüedad. Pablo dice que no, que está escrita por el
espíritu en el corazón.
Esto implicaba un cambio radical en la forma de la ley
y en la manera en que habría de ser enseñada. En Heb. 7:12,
se declara expresamente que "necesario es que haya también cambio
de ley". La letra de la ley judía es enteramente inapropiada para
las condiciones de la iglesia cristiana. Puede sólo ser una guía
para nosotros, según la modifique y la interprete el evangelio.
Pero en el evangelio no hay ninguna orden de guardar el séptimo
día. Por esto, la letra del mandamiento no nos concierne a nosotros.
PROPOSICIÓN 17.
TODO EL SISTEMA MOSAICO TERMINÓ EN LA CRUZ. Con seguridad, esto
se enseña tan claramente a través del Nuevo Testamento que
nadie debería negarlo. Pero hemos probado claramente que "la ley"
incluía todo el código de leyes dadas a Israel en Sinaí,
los preceptos morales, civiles, y ceremoniales, decálogo y
todo.
Ese sistema entero de leyes estaba encuadrado para ajustarse
a la época de los judíos, y sería imposible aplicarlo
a los cristianos gentiles en todas partes del mundo. De aquí que
se introdujera "un nuevo camino", Heb. 10:20, un "nuevo pacto", Heb. 8:13,
un nuevo "ministerio", 2 Cor. 3:8, haciendo "necesario también un
cambio de ley". Heb. 7:12.
Examinemos cuidadosamente algunos textos a los cuales
me referiré. "Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero
la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo". Juan 1:17. Esto
implica un cambio. "No estáis bajo la ley, sino bajo la gracia".
Rom. 6:14. "Bajo la misercordiosa dispensación del evangelio". John
Wesley. "La ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de
que fuésemos justificados por la fe. Pero venida la fe, ya no estamos
bajo ayo". Gál. 3:24, 25. "Habéis muerto a la ley mediante
el cuerpo de Cristo". Rom. 7:4. "Ahora estamos libres de la ley". Versículo
6. "Cristo es el fin de la ley", Rom. 10:4. "El ministerio de muerte grabado
con letras en piedra fue glorioso". "Lo que perece fue glorioso". 2 Cor.
3: 7, 10. Esto pone fin al decálogo.
"Aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los
mandamientos expresados en ordenanzas", Efe. 2:15. "Anulando el acta de
los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola
de en medio y clavándola en la cruz". "Nadie os juzgue en comida
o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva, o días
de reposo". Col. 2: 14, 16. "Porque cambiado el sacerdocio, necesario es
que haya también cambio de ley". "Queda, pues, abrogado el mandamiento
anterior a causa de su debilidad e ineficacia". "Pues nada perfeccionó
la ley, excepto la introducción de una mejor esperanza". Heb. 7:12,
18, 19.
Léase Hechos 15: 1-29 y véase el asunto
entero de "la ley" discutido por los apóstoles y decidido en estas
palabras:
"Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a
los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando
vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley". Versículo
24. La decisión es positiva y clara: Los apóstoles no ordenaron
"guardar la ley". No dice "la ley ceremonial", o una parte de la ley, sino
simplemente "la ley". Los Adventistas dicen que debemos guardar la ley
o "no podéis ser salvos", exactamente lo que decían aquellos
judaizantes, versículo 1, y exactamente lo que el concilio condenó.
Se menciona especialmente la circuncisión porque era el rito de
iniciación, la señal que representaba a la ley entera. Así,
cuando un gentil deseaba participar de los privilegios de la nación,
primero tenía que ser circuncidado. Éx. 12:48. Ser incircunciso
era ser pagano, inmundo, y perdido; ser circunciso era ser israelita, miembro
de la nación santa. Por eso la circuncisión representaba
toda la ley de Moisés en todas sus partes. El pastor Butler, dirigente
Adventista, tiene que confesar esto. Dice así: "Entre los judíos,
el término 'la ley' generalmente incluía los cinco libros
de Moisés, abarcando así todo el sistema moral, ritual, típico,
y civil. Este es el sistema que estos maestros judaizantes deseaban mantener.
La circuncisión era una señal del todo". La Ley en Gálatas,
pág. 70. Nunca hubo una declaración más verdadera.
La circuncisión era la señal de todo el sistema mosaico,
moral, típico, civil, todo lo que estaba escrito en los cinco libros
de Moisés, de lo cual el decálogo era parte principal. Los
apóstoles decidieron que los creyentes gentiles estaban libres de
todo este sistema de leyes. Ponga Ud. junto con la declaración de
Butler esta otra del pastor Smith, otro prominente Adventista, y allí
tiene Ud. toda la verdad. "Lo que fue abolido en la cruz fue un sistema
entero. Dios no separó y abolió porciones y trozos de algunas
disposiciones o algún sistema, dejando otras partes". Sinopsis
de la Verdad Presente, pág. 259. Correcto; el sistema entero
terminó en la cruz.
PROPOSICIÓN 18.
NINGUNA PARTE DE LA GRAN LEY ESPIRITUAL DE DIOS FUE ABOLIDA, VUELTA A PROMULGAR,
O CAMBIADA EN LA CRUZ. Los adventistas hacen una gran alharaca acerca de
lo absurdo de la idea de que Dios aboliera su ley en la cruz y entonces
inmediatamente volviera a promulgar nueve décimas partes de ella.
Dicen que esto sería como cortarse los diez dedos para deshacerse
de uno malo, y luego volver a pegarse nueve de ellos. Y luego continúan
con un gran embrollo de disparates que tienen que ver con la posición
de que la ley moral de Dios fue abolida en la cruz y una nueva dada. Pero
esto es sólo un hombre de paja de su propia hechura, y por eso,
fácilmente demolido. Nosotros no sostenemos una posición
absurda como esa. La gran ley moral de Dios es inmutable. Pero la ley mosaica
era sólo una ley nacional fundada en los principios de la ley moral
de Dios. Aún mientras existió, no reemplazó la ley
superior de Dios, y cuando terminó no afectó en modo alguno
la ley de Dios, que continuó adelante sin cambios, inmutable.
Para ilustrar: Las leyes estatales de Michigan prohiben
el asesinato, el robo, y el adulterio. En relación con estos items,
están fundadas en la ley moral de Dios. Ahora supongamos que abolimos
las leyes de Michigan. ¿Abuele eso la ley de Dios? No. Así
ocurre con las leyes estatales de Israel. Ni su promulgación en
Sinaí ni su abolición en la cruz cambiaron en manera alguna
la gran ley moral de Dios por la cual Él juzgará al mundo.
Los absurdos Adventistas nacieron de su propia falsa teoría, eso
es todo. Los Adventistas concuerdan con nosotros en que la ley de Moisés,
Hechos 15:5, fue abolida. Bien, esa ley contenía muchos preceptos
tan puramente morales como cualesquiera en el decálogo. Aquí
hay algunos: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón".
Deut. 6:5. "Amarás a tu prójimo como a tí mismo."
"No hurtaréis, ni engañaréis ni mentiréis el
uno al otro". Lev. 19:11, 18. Muchos de tales preceptos aparecen a través
de toda esta ley que ellos admiten que fue abolida. Estos preceptos son
tan morales, espirituales, y necesarios como cualesquiera de los diez mandamientos,
y sin embargo, toda esta ley fue abolida, como ellos lo admiten. Pero,
¿abolió eso los deberes ordenados en estos preceptos? No,
porque eran inherentes a una ley superior. De la misma manera, cada uno
de los principios morales envueltos en el decálogo existía
en una ley superior antes de que ese documento se diera, y por eso no cesaron
cuando esa ley expiró. El pastor White mismo admite esto: "Los diez
mandamientos están adaptados a seres caídos. Como están
redactados en las Sagradas Escrituras, no están adaptados a la condición
de ángeles santos, ni al hombre en su estado santo en Edén.
*** Pero los dos grandes principios del gobierno moral de Dios existían
antes de la caída, en la forma de leyes. *** Estos dos grandes mandamientos
abarcan todo lo que es requerido por los diez preceptos del decálogo".
La
Ley y el Evangelio, págs. 4, 5. Bueno y cierto. Entonces, los
diez mandamientos no son la ley primaria de Dios. Son sólo temporales,
mientras que lo que contiene todo lo que es moral en ellos, y mucho más,
permanece siempre.
"Las enseñanzas de la cristiandad son hechos y
principios, no proposiciones ni restricciones; sus instituciones son simples
bosquejos, no ceremonias precisas; y sus leyes son ideas morales, no direcciones
mecánicas".
Pulpit Commentary sobre 2 Cor. 3:6. Esto es la
verdad bien expresada.
Así que los impíos que no viven según
estos principios, que no aman a Dios ni a sus prójimos, sino que
viven vidas egoístas y corruptas, serán juzgados y condenados
por estos principios de la eterna ley de Dios, como se enseñan en
el Nuevo Testamento.
De vuelta arriba
Indice | Prefacio|Introducción|1 |2 |3 |4 |5 |6 |7 |8 |9 |10 |
|11 |12 |13 |14 |15 |16 |17 |18 |19 |20 |21 |22 |Posición|
Sección de libros
Index