MI RENUNCIA AL ADVENTISMO
DEL SÉPTIMO DÍA

Dudley Marvin Canright, 1914

Capítulo 17

LA LEY

Tomado de The Interactive Bible



El fundamento del error sabadista, creo yo, es la idea de que "la ley", con toda la severidad de la antigua letra, es obligatoria para los cristianos. Por eso, su tema constante es la ley, la ley, la ley. La predican diez veces más de lo que predican a Cristo. Desafortunadamente, una falsa teoría de la ley enseñada por algunas otras iglesias les ha conducido a este triste error. Durante veintiocho años, yo estuve sujeto en esa "esclavitud". Ahora que he encontrado mi salida, me regocijaré si puedo ayudar a otros.

Los siguientes hechos simples con respecto a la ley me ayudaron a salir del Adventismo. Nunca he conocido a nadie que lo haya abandonado de ninguna otra forma. Creo que ésta es la respuesta correcta al error del sábado. Escribo para lectores sinceros. Ellos examinarán mis argumentos honestamente y permitirán que otros hagan lo mismo, aunque no estén completamente de acuerdo con todas las posiciones. Como resultado de la actual agitación sobre la cuestión del sábado, deberíamos esperar una mejor comprensión del tema de la que hemos tenido hasta ahora. Cuarenta años de investigación y discusión de la cuestión me han convencido plenamente de las siguientes proposiciones. Ellas están en armonía con los mejores individuos y teólogos de ésta y pasadas época; por eso, no hay nada original de mi parte.

Antinomianismo

El antinomianismo - de ANTI, contra, y NOMOS, ley, o sea, contra ley - es un término que se aplica a los que sostienen que los cristianos no están bajo la obligación de guardar la ley de Dios o hacer buenas obras. Si cometen cualquier clase de pecado, esto no estorbará su salvación en absoluto, con tal de que sólo crean en Jesús. La salvación es por completo por fe, sin ninguna relación con las obras del hombre. Véase cualquier enciclopedia. Ésta es una doctrina abominable, que subvierte el evangelio. Y sin embargo, los Adventistas del Séptimo día califican de antinomianos a todos los que no están de acuerdo con ellos en cuanto a qué es la ley de Dios. Yo soy tan opuesto al antinomianismo como ellos. Creo en la estricta obediencia a la ley, en guardar los mandamientos de Dios, y en la necesidad de buenas obras, tan fuertemente como ellos. Lutero se oponía vehementemente al antinomianismo, y sin embargo, enseñaba la abolición de la ley mosaica. Es incorrecto e injusto que los Adventistas llamen antinomianos a los que aborrecen esa doctrina. Abogamos por una vida pura , buenas obras, y la obediencia a Dios, como necesarios para la salvación. Por eso, es una falsedad y una calumnia representarnos como antinomianos. Los hombres que son conscientes de estar en lo correcto pueden darse el lujo de expresar la posición de sus oponentes con justeza. Bunyan, Judson, y un ejército de hombres como éstos, han repudiado la idea sabadista de la ley, y sin embargo, han sido hombres santos. Yo no temo incluirme con ellos.

Hasta el pastor Waggoner dice: "En cuanto a si el Salvador abolió o no los diez mandamientos y con ellos el sábado, esta es una pregunta teológica; es sólo una cuestión de interpretación de la Escritura". Respuestas a Canright, pág. 164. Muy bien; entonces los hombres pueden discrepar sobre esta cuestión y todavía ser cristianos honestos. Ahora expondré unas pocas proposiciones concernientes a la ley, que me parecen tan claras y tan bien apoyadas por la Biblia, que todos deberían estar de acuerdo con ellas.

PROPOSICIÓN 1. "LA LEY" ABARCA TODA LA LEY MOSAICA, MORAL, CIVIL, CEREMONIAL. El término "la ley", cuando se usa con el artículo definido y sin palabras calificativas, se refiere, "en nueve de cada diez casos, a la Ley Mosaica o al Pentateuco". Diccionario Bíblico de Smith, artículo Ley. Los Adventistas usan mayormente el término "la ley" para los diez mandamientos solamente. Cuelgan una ilustración del decálogo, y constantemente la señalan como "la ley, Mateo 5:17; "la ley del Señor", Sal. 19:7; "la ley de Dios", Rom. 7:22. Este es su error fundamental acerca de la ley. Yo afirmo que "la ley" incluía el sistema entero de ley dado a los judíos en Sinaí, y abarcaba todos esos requisitos, ya fueran morales, civiles, o ceremoniales, decálogo y todo. Mire el término "ley" en una concordancia, o en cualquier léxico bíblico, diccionario, o enciclopedia. "La ley" incluía comúnmente todos los cinco libros de Moisés. Hasta el pastor Butler se ve obligado a hacer esta confesión. "Entre los judíos, el término 'la ley' generalmente incluía los cinco libros de Moisés, abarcando así el sistema entero, moral, ritual, típico, y civil". La Ley en Gálatas, pág. 70. Esta es la verdad exacta. El Dr. John Kitto, en su Enciclopedia de Literatura Religiosa, artículo Ley, dice: "Sin embargo, si se usa la palabra ley sola, es casi invariablemente equivalente a la ley de Moisés". "La ley está especialmente encarnada en los últimos cuatro libros del Pentateuco".

Ahora tenga presente este hecho simple dondequiera que encuentra el término "la ley", y no tendrá problemas con los argumentos sabadistas acerca de "la ley".

Tomemos unos pocos ejemplos del uso del término "la ley". I Cor. 14:34. A las mujeres "se les ordena ser obedientes, como también la ley lo dice". ¿Dónde dice la esto la ley? Gén. 3:16. Así que Génesis está en la ley. Nuevamente: "La ley había dicho: 'No codiciarás'". Rom. 7:7. ¿Dónde? Éx. 20:17. Así que Éxodo está en la ley. Una vez más: "Maestro, ¿cuál es el grande mandamiento en la ley?" Mat. 22:36. Jesús luego toma dos citas de la ley. Primera: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón". Esto está tomado de Deut. 6:5. Así que Deuteronomio está en la ley. Segunda: "Y a tu prójimo como a tí mismo". Esto fue tomado de Lev. 19:18. Así que Levítico es parte de la ley. Y esto: "No habéis leído en la ley, cómo en el día de reposo los sacerdotes en el templo profanan el día de reposo, y son sin culpa?" Mat. 12:5. Esto aparece en Núm. 28:9. Entonces, estos abarcan todos los cinco libros de Moisés como "la ley". Observe un poco dónde se menciona la ley, y pronto verá que se refiere indiscriminadamente a cada uno y a todos los libros de Moisés como "la ley". Por supuesto, cualquier versículo de cualquiera de estos libros es citado como "la ley", porque es parte de la ley. Así que, entonces, los diez mandamientos son citados como la ley porque ellos son parte de la ley.

Repetimos: "La ley" abarca a todas las partes de la ley, moral, civil, o ceremonial. Así, por ejemplo, los preceptos ceremoniales: "Los padres del niño Jesús lo trajeron al templo, para hacer por él conforme al rito de la ley". Lucas 2:27. Esto es, para ofrecer un sacrificio. Versículo 24. Preceptos morales: "La ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los irreverentes y profanos". I Tim. 1:9. Este es el decálogo. Preceptos civiles: "¿Quebrantando la ley me mandas golpear?" Hechos 23:3. Nótese que en cada caso es simplemente la ley. "Gamaliel, doctor de la ley". Hechos 5:34. ¿De cuál ley? ¿Era simplemente doctor de alguna parte de la ley, como los preceptos morales, civiles, o ceremoniales? Cualquier hombre inteligente sabe que "la ley", de la cual era doctor o maestro, era el Pentateuco entero, el decálogo incluído. Entonces, la ley es toda la ley judía, en todas sus partes. Este sólo punto, claramente establecido, destruye nueve décimos de todo el argumento Adventista del Séptimo Día en favor del sábado judío.

Las dos leyes

PROPOSICIÓN 2. NO HABÍA TAL COSA COMO DOS LEYES SEPARADAS DADAS A LOS JUDÍOS. Para sustentar su doctrina, los sabadistas han inventado una teoría de dos leyes dadas en Sinaí: una, la ley moral; otra, la ley ceremonial.

Los Adventistas atribuyen la mayor importancia a su teoría de las dos leyes, y más les vale, pues si esto les falla, su causa está perdida. El pastor U. Smith dice: "Por lo tanto, no se puede proponer ninguna cuestión más vital a los intereses de los guardadores del sábado". Sinopsis de la Verdad Presente, pág. 258. Pero que están errados sobre esta cuestión vital, se demuestra fácilmente.

1.  "La Ley Moral", "la ley ceremonial". Los Adventistas usan estos dos términos libremente, como si la Biblia estuviera llena de ellos; y sin embargo, por extraño que parezca, la Escrituras no hacen esta distinción, y nunca hablan de una ley como "moral" y de otra como "ceremonial". Los Adventistas critican severamente a los que por casualidad usan una palabra o frase que no esté en la Biblia; pero ellos mismos lo hacen comúnmente, como en este caso. ¡Sería divertido oír a uno de ellos tratar de predicar acerca de las "dos leyes" y limitarse al lenguaje bíblico! No podría hacerlo. Si hubiese dos leyes diferentes dadas a Israel, tan opuestas en su naturaleza, es extraño que no hubiese registro de ellas, ni se haga ninguna referencia a ellas en la Biblia. Si una fue abolida y la otra no, es extraño que Pablo no hiciera esta distinción cuando tenía tanto que decir acerca de la ley. ¿Por qué no dijo: "Establecemos la ley moral?" o "la ley ceremonial ha sido nuestro ayo"? No, sólo dice "la ley" y no dice más. ¡Parece que no tenía este punto tan claro como los Adventistas! Sobre este punto, la Enciclopedia de Literatura Bíblica, de Kitto, artículo "Ley," dice: "Ni Cristo ni los apóstoles distinguieron nunca entre la ley moral, la ceremonial, y la civil cuando hablaban de su establecimiento o abolición".

2.  Las dos leyes contrastadas. Los Adventistas han preparado una larga lista de cosas que aseguran son ciertas de la ley "moral", y una lista opuesta que ellos aplican sólo a la ley "ceremonial". Contrastan estas dos listas, y sacan dos leyes. Así, el pastor Smith dice: "Ley Moral: Hablada desde el monte Sinaí por la voz de Dios, y escrita dos veces en tablas de piedra con su propio dedo". "Fue depositada en el arca de oro." "Se relacionaba sólo con deberes morales". Sinopsis de la Verdad Presente, pág. 266. Por supuesto, éstos eran sólo los diez mandamientos, nada más, nada menos. Así que aquí tenemos su "ley moral". Ahora aquí está la otra: "La ley ceremonial: Fue comunicada a Moisés en privado, y escrita por Moisés con una pluma en un libro. Deut. 31:9". "Fue puesta en un receptáculo al lado del arca". Deut. 31:26. "Era enteramente ceremonial". Misma página.

Por tanto, todo lo que no se encuentra en el decálogo pertenece a la ley ceremonial, y todo lo que Moisés mismo escribió en el libro de la ley que fue puesto al lado del arca es "enteramente ceremonial". Deut. 31:26 dice: "Tomad este libro de la ley, y ponedlo al lado del arca". El decálogo estaba en el arca, el libro de la ley estaba al lado del arca. Preguntamos, entonces, ¿qué contenía "el libro de la ley"? La respuesta es fácil: Contenía todos los cinco libros de Moisés, Génesis, Éxodo, Levítico, Números, y Deuteronomio. Así, 2 Reyes 14: 6 dice que "está escrito en el libro de la ley de Moisés", y luego cita Deut. 24:16 como ese libro de la ley. 2 Crón. 35:12 dice: "Está escrito en el libro de Moisés", y se refiere a Lev. 3:3. Esdras 6:18 dice: "Está escrito en el libro de Moisés", y se refiere a Núm. 3:6. Josué 8:31 cita Éx. 20:25 como lo que "está escrito en el libro de la ley". 1 Cor. 14: 34 se refiere a Gén. 3:16 como "la ley". El Dr. Scott, hablando de Deut. 31:26, dice: "Este (libro) parece haber sido una copia correcta y auténtica de los cinco libros de Moisés".

Así que lo que ellos llaman la ley ceremonial contiene gran número de preceptos tan puramente morales como cualquiera del decálogo. Leamos éstos: "Al extranjero no engañarás". "A ninguna viuda ni huérfano afligiréis". Éx. 22:21,22. "No seguirás a los muchos para hacer mal". Éx. 23:2. "Santos seréis". "No andarás chismeando entre tu pueblo". "No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a tí mismo". Lev. 19:2, 16, 18. "No hagas acepción de personas". "Perfecto serás". Deut. 16:19, 18, 13. ¿Han de ser clasificados como ceremoniales estos preceptos, y muchos como ellos, porque Dios no los escribió en piedra sino que los dio a Moisés para que los escribiera en un libro? Seguramente que no. En consecuencia, la naturaleza de un precepto no estaba determinada por la manera en que fue dado. Dios los dio todos en diferentes ocasiones, según le plugo.

Como hemos visto, "la ley" abarca "toda la ley". Gál. 5:3. Por supuesto, en esa ley, algunos preceptos se refieren a deberes morales, otros a deberes civiles, y otros a deberes ceremoniales, pero todos son sólo diferentes partes de la misma ley, llamada, como un todo, "la ley". Así, Jesús cita a Lev. 19 como "la ley". Véase Mat. 22:36-40. Ahora léase el capítulo entero, Lev. 19, y se encontrarán preceptos morales, civiles, y ceremoniales todos mezclados juntos, y a menudo en el mismo versículo. Para sustentar su teoría, los Adventistas tienen que pasar a través de este capítulo, como pasan a través de toda la Biblia, y cortan y separan, e hilan delgado, y a una frase la llaman "la ley moral", a otra "la ley ceremonial", etc. Esto es lo que correctamente se le llama "el sistema desechante". Hace gran violencia a las Escrituras, sacándolas de su significado evidente.

En ningún lugar pueden encontrar que su ley ceremonial se da sola. Tienen que armarla recogiendo pedazos aquí y allá. Se dice que el "libro de la ley", que fue puesto al lado del arca, Deut. 31:24-26, era la ley ceremonial. Pero este "libro de la ley", como vemos, abarcaba todos los cinco libros de Moisés.

Este libro contiene todos los diez mandamientos, palabra por palabra, y repetidos dos veces. Éx. 20 y Deut. 5. El mismo Butler hace esta confesión: "El libro de la ley, que fue puesto al lado del arca, contenía tanto la ley moral como la ceremonial". La Ley en Gálatas, p. 39. Eso desbarranca la teoría de que la ley moral estaba "en el arca, y la ley ceremonial estaba al lado del arca", como acostumbran afirmar. Así que, mirándolos más de cerca, cada uno de los textos en los cuales se basan para su teoría de las dos leyes les fallan. Que el "libro de la ley" sí contenía preceptos morales queda establecido en Gál. 3:10. "Escrito está, maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas". ¿Dónde está escrito esto en el libro de la ley ? En Deut. 27:26. Cuando vamos allí, encontramos una maldición contra las imágenes, versículo 15; la desobediencia a los padres, versículo 16; el adulterio, versículo 20; el asesinato, versículo 24; el soborno, versículo 25; luego viene el versículo citado como "el libro de la ley". Así que, si el decálogo contiene leyes morales, entonces el libro también. Esto muestra la completa falacia de su teoría de las dos leyes.

Por sí solo, el siguiente pasaje derriba la teoría de las dos leyes de los Adventistas: "Maestro, cuál es el grande mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a tí mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas". Mat. 22:36-40.

1.  Estos dos grandes mandamientos estaban "en la ley". 2. Pero ninguno de los dos se encuentra en el decálogo. 3. Ambos están en lo que los Adventistas llaman la ley ceremonial. 4. Ninguno de los dos fue pronunciado por Dios, ni escrito por él, ni grabado en piedras, ni puesto en el arca. Ambos fueron dados por Dios a Moisés en privado, y Moisés los escribió con una pluma en el libro de la ley que fue puesto al lado del arca. Y sin embargo, estos dos preceptos son los más grandes de todos. Del primero, Jesús dijo que es "el primero de todos los mandamientos." De ambos dijo: "No hay otro mandamiento mayor que éstos". Marcos 12:29,31. Y de éstos dos depende toda la ley. Así que, entonces, los más grandes mandamientos están en el libro de la ley, no en las tablas de piedra. ¡Cuán completamente demuele esto el argumento de las dos leyes! Muestra que el mero hecho de que los diez mandamientos fueron hablados por Dios, escritos en piedra, y puestos en el arca no es prueba de que eran superiores a los que fueron dados por medio de Moisés en el libro de la ley.

Examinaremos algunos otros contrastes que ellos hacen de las dos leyes, como ellos las arreglan. "1. Moral: Existía en el Edén antes de la caída. Ceremonial: Fue dada después de la caída. 2. Moral: Era perfecta. Sal. 19:7. Ceremonial: No perfeccionaba nada. Hedb. 7:19. 3. Moral: Contiene todo el deber del hombre. Ecle. 12:13. Ceremonial: 'Consiste sólo de comidas y bebidas, de diversas abluciones , y ordenanzas acerca de la carne.' Heb. 9:10".

1.  ¿Dónde han leído que el Decálogo se dio en el Edén? En ninguna parte. Esto lo suponen no sólo sin prueba, sino contra el claro registro de Éx. 19 y 20 de que fue dado en Sinaí. Así que su primera comparación es un fracaso.

2.  La ley es perfecta. Sal. 19:7, y nuevamente, la ley no perfeccionaba nada, Heb. 7:19. Esto ellos lo consideran una de las más claras evidencias de las dos leyes. Pero, ¿dónde está la prueba? ¿Se sigue que, si la ley es perfecta, hará o puede hacer perfectos a los pecadores? Si pudiera, entonces, como dice Pablo, "la justicia sería por la ley", Gál. 3:21, y "entonces por demás murió Cristo". Gál. 2:21. La ley podía ser perfecta y sin embargo no hacer perfecto a nadie. Así que aquí no hay prueba de las dos leyes después de todo.

3.  Se cita Ecle. 12:13 como si se refiriera a los diez mandamientos solamente, y luego se afirma que éstos contienen todo el deber del hombre. Ambas afirmaciones son falaces. Hay muchísimos deberes que debemos a Dios y a los hombres, y ni siquiera están insinuados en el decálogo. No hay ni una partícula de evidencia de que Ecle. 12:13 se refiere sólo al decálogo. Manifiestamente, abarca todos los mandamientos de Dios sobre todos los temas. Mire la segunda cita, Heb. 9:10. No se refiere a ninguna ley en absoluto, sino que habla de los servicios de los sacerdotes en el templo, el cual servicio "consiste sólo de comidas y bebidas", etc. Léalo. Así que las "dos leyes" de ellos han sido fabricadas: 1. De puras suposiciones. 2. De erróneas aplicaciones de la Escritura. 3. De frases sueltas aquí y allá, sacadas de su contexto correcto. Yo podría revisar toda su lista entera y mostrar que no prueba el contraste que ellos afirman.

Pero ellos afirman que se dicen cosas tan opuestas de "la ley", que no puede ser la misma ley todas las veces. Este método de probar que hay dos leyes contrastando expresiones particulares acerca de la ley cuando se la menciona desde diferentes puntos de vista destrozaría la Biblia si se aplicara a otros temas. Pablo decía que era "judío", Hechos 21:39, y nuevamente, que era "romano", Hechos 22:25; dos Pablos. De manera similar, Cristo es "un León", y "un Cordero", Apoc. 5:5,6. "Padre Eterno", Isa. 9:6. Nacido de mujer, Lucas 2:7; Príncipe de Vida, Hech. 3:15, pero murió a través de la debilidad, 2 Cor. 13:4; un niño, Isa. 9:6; y, sin embargo, Dios, Heb. 1:1-8; dos Cristos. Sería mucho más difícil reconciliar las cosas aparentemente opuestas que se dicen de Cristo que las cosas diferentes que se dicen de la ley. Había lados diferentes de la naturaleza de Cristo, y sin embargo, no era sino una sola persona. Así que había diferentes lados en la ley, pero había sólo una ley para todo eso. Vista a la luz de su propósito último, es decir, preparar el camino para Cristo, Rom. 10:4; Gál. 3:23-25, en su espíritu, Rom. 7:6; en su justicia, Rom. 8:3,4; era "santa y justa y buena", Rom. 7:12. Pero, vista desde el lado de su sola letra, Rom. 2:29; 7:6; 2 Cor. 3:6,7; sus numerosos ritos, ceremonias, castigos, y rigurosas exacciones, era "ministerio de muerte", 2 Cor. 3:7; y "yugo de esclavitud", Gál. 5:1-3; Hech. 15:1-10. Esta es la verdadera explicación de las "dos leyes" de ellos. Además, no es verdad que no hubiese nada ceremonial en el decálogo. El sábado semanal era la ceremonia principal de toda la adoración judía. Vea esto demostrado en la primera parte del capítulo nueve. Veáse también el capítulo dieciocho acerca del decálogo. En el Capítulo 21, he examinado cada uno de los textos que ellos usan acerca de las dos leyes.

PROPOSICIÓN 3. LOS DIEZ MANDAMIENTOS SOLOS NUNCA SON LLAMADOS "LA LEY DEL SEÑOR" NI LA "LEY DE DIOS". Los sabadistas constantemente usan estos dos términos, aplicándolos al decálogo solamente. Para ellos "la ley de Dios" y "la ley del Señor" es sólo el decálogo y nada más. Son los únicos que guardan la ley de Dios, pues todos los demás quebrantan el sábado, el séptimo día. Pero ahora obsérvese este hecho que yo sé que es cierto, después de haber llevado a cabo un completo examen. La palabra ley ocurre en la Biblia más de 400 veces, y sin embargo, ni una sola vez es el decálogo, como un todo y por sí solo, llamado "la ley". Nunca, ni en una sola ocasión, es llamado "la ley del Señor", o "la ley de Dios." Por supuesto, los diez mandamientos son parte de la ley de Dios, pero sólo una parte, no la totalidad. Examine algunos textos: Lucas 2:22. "Los días de su purificación según la ley de Moisés", versículo 23, "está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abriere la matriz", versículo 24, "se dice en la ley del Señor, un par de tórtolas o dos palominos"; versículo 27, "para hacer por él conforme al rito de la ley". Aquí "la ley", "la ley del Señor", y "la ley de Moisés", todas significan lo mismo, es decir, la ley tocante al nacimiento de un hijo. Nuevamente, los sacrificios, las ofrendas, los sábados, las nuevas lunas, y las fiestas son todas requeridas "en la ley del Señor". Así: "El rey contribuyó de su propia hacienda para los holocaustos a mañana y tarde, y para los holocaustos de los días de reposo, nuevas lunas y fiestas solemnes, como está escrito en la ley de Jehová". 2 Crón. 31:3. Podrían citarse muchos textos como éstos, mostrando que "la ley del Señor" incluye sacrificios, la circuncisión, los días de fiesta, y todas la leyes judías. Así que "la ley de Dios" no es simplemente el decálogo, sino toda la ley de Moisés. Léase Neh. 8:1, 2, 3, 7, 8, 14, 18. "El libro de la ley de Moisés", "la ley", "el libro de la ley", "leyeron en el libro de la ley de Dios", "la ley que el Señor mandó por medio de Moisés", "el libro de la ley de Dios". La ley de Dios, pues, incluye toda la ley de Moisés.

Por lo tanto, ningún sabadista guarda "la ley", "la ley de Dios", o "la ley del Señor", porque si lo hiciera ofrecería sacrificios, se circuncidaría, y viviría exactamente como lo hacían los judíos. Así que todo lo que los Adventistas hablan de "guardar la ley" no sirve de nada, porque ninguno de ellos la guarda. Además, en su intento de guardar una parte de esa ley se ponen bajo la obligación de "guardar toda la ley", como arguye Pablo en Gál. 5:3. Pero, como ninguno de ellos guarda toda la ley, atraen sobre sí mismos la maldición de la ley, violando constantemente una parte de ella mientras intentan guardar otra. Este es exactamente el punto que Pablo subrayaba contra los judaizantes legalistas de su tiempo. "Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas". Gál. 3:10. Esto es, la persona que guarda un precepto de la ley sólo porque la ley lo dice, reconoce, por lo tanto, que la ley es obligatoria para él. Entonces, si descuida alguna otra parte de la ley, se convierte en transgresor de la misma ley que profesa guardar. Esto es exactamente lo que hacen los sabadistas. Guardan el sábado porque la ley lo dice así, y por lo tanto, "están obligados a guardar toda la ley". Gál. 5:3. Entonces, descuidan muchas cosas de la misma ley, y en consecuencia, están bajo la condenación de la ley. Gál. 3:10. Pero los cristianos hacen esto o aquéllo, no porque la ley lo dice, sino porque lo dice el Nuevo Testamento.

PROPOSICIÓN 4. "LA LEY" FUE DADA POR MOISÉS Y LA "LEY DE MOISÉS" INCLUYE EL DECÁLOGO. No que Moisés fuera el autor de ella, sino que fue a través de él que Dios la dio a Israel. Esto se dice tan claramente y tantas veces que es inútil negarlo. "Pues la ley por medio de Moisés fue dada". Juan 1:17. "¿No os dio la ley Moisés?" Juan 7:19. "La ley que Jehová había mandado por medio de Moisés". Neh. 8:14. "La ley de Dios, que fue dada por Moisés siervo de Dios". Neh. 10:29. Esto incluye el decálogo. "Moisés dijo: 'Honra a tu padre y a tu madre'", Marcos 7:10. Este es el quinto mandamiento. Nuevamente: "¿No os dio Moisés la ley, y ninguno de vosotros cumple la ley? ¿Por qué procuráis matarme?" Juan 7:19. La ley contra el asesinato es llamada aquí la ley de Moisés.

En Hebreos 10:28, se dice que "el que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o tres testigos muere irremisiblemente". Las personas eran ejecutadas por violar el decálogo. Véase Deut. 17:6. Eran ejecutadas por quebrantar el sábado, Éx. 31:14, blasfemar, robar, y cosas semejantes. Por eso, el decálogo está incluído en "la ley de Moisés". Pero en el versículo 24 decían que vosotros debéis "guardar la ley". Así que en un versículo  es "la ley de Moisés" y en otro es simplemente "la ley": Por eso, no hay diferencia entre "la ley" y "la ley de Moisés".

En Josué 8:30, 31 leemos: "Entonces Josué edificó un altar a Jehová Dios de Israel en el monte Ebal, como Moisés siervo de Jehová lo había mandado a los hijos de Israel, como está escrito en el libro de la ley de Moisés, un altar de piedras enteras sobre las cuales nadie alzó hierro". Dice que esto acerca del altar se escribió en el "libro de la ley de Moisés". Ahora vayamos a Éx. 20:25, el mismo capítulo en que se encuentra el decálogo, y allí tenemos el texto aludido. "Y si me hicieres altar de piedras, no las labres de cantería; porque si alzares herramienta sobre él, lo profanarás". Esto prueba más allá de toda negación que los diez mandamientos están en la ley de Moisés.

PROPOSICIÓN 5. "LA LEY" NO FUE DADA SINO HASTA EL TIEMPO DE MOISÉS Y EL SINAÍ. Los textos citados más arriba prueban esto. Así: "La ley fue dada por Moisés". Juan 7:17. "¿No os dio Moisés la ley?" Juan 7:19. "Pues antes de la ley había pecado en el mundo; pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado. No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés". Rom. 5:13-14.

Aquí, la entrada del pecado se ubica en el tiempo de Moisés. Nuevamente, está ubicada bajo el sacerdocio levítico. "Si, pues, la perfección fuera por el sacerdocio levítico (porque bajo él recibió el pueblo la ley)". Heb. 7:11. Así que la entrega de la ley está ubicada "430 años después del pacto con Abraham". "Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga". Gál. 3:17. Esto nos trae hasta el mismo año en que los judíos salieron de Egipto y llegaron a Sinaí".Y pasados los cuatrocientos treinta años, en el mismo día todas las huestes de Jehová salieron de la tierra de Egipto". Éx. 12:41. Entonces, sin más disputa, lo que la Biblia llama "la ley" no fue dado sino hasta Moisés, 2,500 años después de Adán, o casi la mitad de la historia del mundo.

PROPOSICIÓN 6. LA LEY NO SE ENCUENTRA EN NINGUNA PARTE ANTES DE MOISÉS. No se encuentra ninguna copia de la ley ni ninguna referencia a ella antes de Moisés. Por supuesto, la gran ley moral y espiritual de Dios, condenando todo pecado y requiriendo toda acción justa - esa ley existió desde Adán, no, desde la eternidad. Pero lo que en todas las Escrituras judías se conoce como "la ley", como se dio en forma de código en Sinaí, ya fuera escrita en  un libro o grabada en tablas de piedra, ésta ciertamente no existía antes de Moisés. Toda la disputa entre Pablo y los judaizantes de su tiempo era acerca de esta ley. Véase Romanos, Gálatas, y Hechos 15 y 21. La cuestión era si "la ley", que estaba escrita en "el libro de la ley," Gál. 3:10, y "grabada en piedra", 2 Cor. 3:7, debía ser guardada bajo el evangelio. Pablo decía: No. Ellos decían: Sí. Los sabadistas ahora se aferran a la ley del Sinaí lo mismo que lo hacían los judaizantes antiguos. Decir que los principios de la ley existían antes de Sinaí no demuestra que la ley existía. Estos principios pudieron haber sido enseñados a Adán y a sus descendientes en una forma diferente de la ley que después se dio en Sinaí. Pero, ¿dónde encuentra Ud. le ley o siquiera uno de los diez mandamientos, como se redactaron en Sinaí, antes de ese tiempo? En ninguna parte.

Los varios principios y preceptos, morales, ceremoniales, y típicos, que previamente habían sido enseñados de diferentes maneras, ahora estaban reunidos en un código y redactados para adaptarlos, mientras tanto, a las circunstancias de la nación judía. Redactada así, esta ley ciertamente nunca se había dado antes.

PROPOSICIÓN 7. SUS PADRES NO TUVIERON EL DECÁLOGO COMO ESTABA REDACTADO EN LAS TABLAS DE PIEDRA. Esto lo dice Moisés directamente. Deut. 4:12, 13 dice que Dios les habló desde el cielo, y les declaró "su pacto", "los diez mandamientos". Cap. 5:2, 3 dice: "Jehová nuestro Dios hizo pacto con nosotros en Horeb. No con nuestros padres hizo Jehová este pacto, sino con nosotros todos". Luego repite los diez mandamientos como fueron pronunciados desde el cielo. Versículos 4-22.  Que los principales principios y requisitos de este código fueron enseñados a los padres de alguna manera nadie lo puede dudar; pero que los padres tenían la ley como fue redactada y organizada en Sinaí lo niega Moisés directamente, como se muestra arriba.

PROPOSICIÓN 8. LA LEY FUE DADA SÓLO A LOS JUDÍOS. Esto es tan manifiesto en cada ítem de la ley, que no se necesita ningún argumento para probarlo. En Deut. 4: 8, Moisés dice que ninguna nación tiene una ley tan buena "como toda esta ley que yo pongo hoy delante de vosotros". Luego, menciona los diez mandamientos como parte de ella. Versículos 10-13. "Esta, pues, es la ley que Moisés puso delante de los hijos de Israel". ¿De quién? De Israel, no de los gentiles. Así, nuevamente, Cap. 5:1: "Oye Israel, los estatutos y decretos que yo pronuncio hoy en vuestros oídos". Luego sigue el decálogo. Y así ocurre un centenar de veces a través de toda la ley. Está dirigida a los judíos y a ellos solamente. La misma redacción de la ley muestra que fue diseñada para ellos solamente. El decálogo se introduce así: "Yo soy el Señor tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre". Éx. 20:2. ¿A quiénes se aplica eso? Sólo a la nación judía. Ni los ángeles, ni Adán, ni los cristianos gentiles estuvieron jamás bajo la esclavitud egipcia. Así que esta ley no está dirigida a ellos. ¿A quién fue dirigida la ley? Dejemos que Pablo conteste. "Que son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley". Rom. 9:4. Fue dada a Israel". Acordaos de la ley de Moisés mi siervo, al cual encargué en Horeb ordenanzas y leyes para todo Israel". Malaquías 4:4. La ley era "para todo Israel", y para ellos solamente.

Todas estas cosas muestran que esta era una ley nacional redactada para ajustarse a la condición de los judíos en ese tiempo.

PROPOSICIÓN 9. LOS GENTILES NO TENÍAN LA LEY. Esto ya ha sido probado, pero Pablo lo dice directamente. Rom. 2:14. "Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos". Esto es demasiado claro para necesitar argumentación. Los gentiles no tenían la ley. Pablo lo dice directamente, y eso debería ser suficiente, y lo es. Entender y obedecer los grandes principios morales de esa ley es una cosa, y otra muy distinta es estar bajo la letra, las palabras exactas de la ley como se dio en detalle en el Sinaí, como veremos más adelante.

PROPOSICIÓN 10. TODAS LAS RECOMPENSAS Y TODOS LOS CASTIGOS DE LA LEY ERAN TEMPORALES. En toda la ley mosaica no hay promesas de futuras recompensas, ni amenazas de futuros castigos. El erudito Obispo Warburton ha demostrado esto plenamente en su obra "El Divino Legado de Moisés". Cualquier estudioso estudiante de esa ley debe darse cuenta de esta característica de ella. La razón es evidente: Era una ley nacional, temporal, dada para un propósito nacional, temporal. Como muestra de todo, véase Deut. 28:1-19. Si guardan la ley, serán bendecidos en hijos, posesiones, ganado, salud, etc. Si desobedecen, serán maldecidos en todas estas cosas. La muerte por lapidación era el castigo por robo, asesinato, etc. Es por eso que era un "ministerio de muerte escrito en piedra", 2 Cor. 3:7, y "lo que perece", versículo 11.

Pablo dice que la promesa de Cristo y la futura herencia fue hecha a Abraham cuatrocientos treinta años antes de que se diera la ley. A partir de esto, Pablo arguye, y enérgicamente también, que la observancia de la ley no era necesaria para obtener a Cristo y la herencia. Gál. 3:16-18. "Ahora, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo. Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo anula, para invalidar la promesa. Porque, si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa; pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa." Por eso les escribió a los Romanos: "Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe. Porque si los que son de la ley son los herederos, vana resulta la fe, y anulada la promesa". Rom. 4: 13,14.

Esto enseña claramente que la ley no fue dada con referencia a la herencia futura. Ciertamente, Abraham no guardó una ley que no fue dada sino cientos de años después de su muerte. Pero Abraham es el padre de todos los fieles, y no simplemente de los que eran "de la ley". Rom. 4: 13-16. Este punto, por sí solo, debería abrir los ojos de los que contienden tan fervientemente en favor de la observancia de la ley como necesaria para la salvación. Somos hijos de Abraham, Gál. 3:29, y "seguimos las pisadas de nuestro padre Abraham", que nunca estuvo bajo la ley. Rom. 4: 12-16. Estamos bajo el pacto de la promesa hecha a Abraham 430 años antes de la ley, Gál. 2: 15-19, y no bajo el pacto de la ley de Sinaí, que es esclavitud. Gál. 4:21-26.

PROPOSICIÓN 11. LA ETERNA LEY DE JUSTICIA DE DIOS EXISTÍA ANTES DE QUE SE DIERA LA LEY EN SINAÍ. Esta proposición se explica por sí sola. Mucho antes de Sinaí, Dios ciertamente tenía una ley con la cual gobernar a sus criaturas, tanto ángeles como hombres. Pero "la ley", como está redactada en el decálogo y en "el libro de la ley", no fue dada sino hasta el tiempo de Moisés, 2500 años después de la creación. Por eso, la obligación moral no comenzó con esa ley, ni cesaría una vez que esa ley fuera abolida. "Toda injusticia es pecado". 1 Juan 5:17. Y "el pecado es transgresión de la ley". Cap. 3:4. Los sabadistas usan este texto para probar que todo pecado posible es siempre una violación de los diez mandamientos. Pero, 1. "la ley" es toda la ley mosaica, no meramente el decálogo. 2. Una traducción correcta les echa a perder por completo este texto. La palabra ley no aparece en el texto original. La versión revisada la da correctamente. "El pecado es iniquidad". Este es el verdadero significado del texto. El pecado es iniquidad, desacato de alguna ley, pero no necesariamente la misma ley siempre. Así: "Los ángeles pecaron". 2 Pedro 2:4. Pero ellos no violaron la ley de Sinaí, porque ella no fue dada sino  miles de años después de la caída, y ellos no estaban bajo esa ley en manera alguna.

Adán "pecó" mucho antes de que se diera esa ley. Así dice Pablo en Rom. 5:12-14. Caín pecó, Gén. 4:7. Los sodomitas eran "pecadores", Gén. 13:13, y ofendían a Lot con sus "hechos inicuos". 2 Pedro 2:8. Seguramente, ninguno de ellos violó "la ley", que no fue dada sino hasta el tiempo de Moisés, cientos de años después. Decir que ellos deben haber violado los principios de esa ley no es el punto. Cuando los judíos mataron a Esteban, Hechos 7:59, violaron los principios de la ley de Michigan, que prohibe el asesinato; pero ¿violaron la "ley de Michigan"? No; porque ella no fue dada sino 1800 años después. Y ellos no estaban bajo ella en modo alguno. Así que ni los ángeles, ni Adán,  ni los sodomitas podían haber transgredido la ley de Sinaí, pues todavía no había sido dada. De este modo, Abraham guardó las leyes de Dios, Gén. 26:5, pero seguramente no "la ley que vino cuatrocientos treinta años después". Gál. 3:17. Todo esto muestra claramente que Dios tenía una ley antes de que se diera el código de Sinaí.

Jesús, bajo el evangelio 1500 años después, al mencionar los mandamientos, no los da ni con las mismas palabras ni en el mismo orden en que se encuentran en el decálogo. Además, mezcla con ellos algunos preceptos del libro de la ley como de igual importancia que los diez mandamientos. Así: No cometerás adulterio,  no matarás, no robarás, no darás falso testimonio, no defraudarás, honra a tu padre y a tu madre. Marcos 10:19. Esto muestra que la mera forma y el mero orden de los mandamientos no tiene importancia con tal de que se dé la idea. Así que las dos ediciones del decálogo en Éx. 20 y Deut. 5 varían mucho en la redacción, pero una es tan buena como la otra. Esto muestra que la redacción exacta no es esencial.

En cualesquiera forma o manera que Dios escogiera comunicar su voluntad para los hombres, éstas serían "sus mandamientos, sus estatutos, y sus leyes". Gén. 26:5. Pablo dice: "Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo". Heb. 1: 1,2. Un descuido de esta verdad revelada sería iniquidad - pecado. Pero afirmar que Dios dio su ley a los patriarcas en la forma exacta  y en las palabras exactas de los diez mandamientos es una suposición sin base, contraria a la razón y a todos los hechos en el caso.

PROPOSICIÓN 12. ESTA LEY ORIGINAL ES SUPERIOR A LA LEY DE SINAÍ. Cuando se le preguntó: "¿Cuál es el grande mandamiento en la ley?", Jesús contestó: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a tí mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas". Mat. 22:37-40. Ninguno de ellos aparece en el decálogo, pero esta ley depende de aquella ley superior, y es por lo tanto inferior a ella. Estos principios, envueltos en la panoplia de la eterna inmutabilidad, permanecían detrás de la ley mosaica y existían a través de esa dispensación, como habían existido antes y existen ahora.

En su misma naturaleza, esta gran ley de supremo amor a Dios, y amor igual para las criaturas semejantes, debe ser tan eterno y permanente como Dios mismo. Esta ley gobierna a los ángeles, gobernó a Adán, a los patriarcas, a los judíos piadosos, mientras estuvieron bajo "la ley", y gobierna a los cristianos gentiles ahora. Es aplicable a todas las criaturas de Dios, en todos los tiempos, y en todos los mundos. La idolatría, el asesinato, el robo, el egoísmo, y "toda injusticia", 1 Juan 5:17, son y fueron siempre violaciones de esta suprema ley de Dios. Esta gran ley podría ser redactada de diferentes maneras en tiempos diferentes, y sin embargo, se preservaría la misma idea original. Así, Jesús afirmó el segundo gran mandamiento en otra forma. "Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos, porque esto es la ley y los profetas". Mat. 7:12. La idea es la misma que "Amarás a tu prójimo como a tí mismo". Las palabras exactas o la forma exacta en que esta ley es expresada no es relevante, con la condición de que la idea quede clara. Evidentemente, esta ley suprema debe habérsele hecho saber a Adán y a los patriarcas, pero exactamente en qué forma no se nos dice. Decir que fue en las palabras exactas del decálogo es afirmar lo que de ninguna manera puede ser probado.

PROPOSICIÓN 13. LA LEY MOSAICA SE FUNDABA EN UNA LEY SUPERIOR Y ORIGINAL. Jesús afirma esto directamente, Mat. 22:40. "De estos dos mandamientos depende toda la ley". Los principios de esta gran ley estaban entretejidos a través de toda la ley de Sinaí, siendo la vida, "el espíritu", o "la justicia" de "la ley". Rom. 2:26-29; 8:4. Como ejemplo, examínese Lev. 19. Aquí tiene Ud. el segundo gran mandamiento, versículo 18, y los principios de cada uno de los diez mandamientos. Así: Primer mandamiento, versículo 32; segundo, versículo 4; tercero, versículo 12; cuarto, versículo 30; quinto, versículo 3; sexto, versículo 17; séptimo, versículo 29; octavo, versículo 13; noveno, versículo 11; décimo, versículo 35. Mezclados con ellos hay mandamientos acerca de los sacrificios, versículo 5; la cosecha, versículo 9; la ropa, versículo 19; los sacerdotes, versículo 22; las primicias, versículo 23; los magos, versículo 31; los gentiles, versículo 34, etc. Todos éstos están fundados en esta ley superior , y pueden ser cambiados para adaptarlos a las circunstancias sin afectar la ley suprema, que es siempre la misma.

La redacción particular de la ley, como fue adaptada a la época de los judíos, era "la letra" o "la forma" de la ley para mientras tanto. Mientras que el espíritu de la ley nunca cambia, la letra de ella debe cambiar para que se ajuste a las cambiantes circunstancias del pueblo de Dios. Si un judío amaba a Dios con todo su corazón, circuncidaba sus hijos, ofrecía holocaustos, pagaba diezmos, guardaba la pascua, las nuevas lunas, el sábado, y asistía a la adoración en el templo, pues ésta era "la ley del Señor". 2 Crón. 31:3; Lucas 2:22-27. Pero si un cristiano ama a Dios, se bautizará, Hechos 2:38, participará en la cena del Señor, 1 Cor. 11:24, asistirá a la iglesia, Heb. 10:25, guardará "el día del Señor", Apoc. 1:10, y hará muchas cosas diferentes de las que hace un judío. Por esto, "necesario es que haya también cambio de ley". Heb. 7:12. Esto es tanto bíblico como sentido común. Los que hacen de las meras palabras de la ley judía una regla de hierro, y contienden en favor de las palabras exactas bajo todas las circunstancias, en todos los tiempos, no aciertan con el espíritu del evangelio, y están bajo la esclavitud de un sistema anticuado. Gál. 3:19-25; 4:21-25; 5:1-3, 13, 14; 2 Cor. 3:3-15.

PROPOSICIÓN 14. "LA LEY" DE SINAÍ FUE DADA PARA RESTRINGIR A LOS CRIMINALES QUE SÓLO OBEDECEN A DIOS POR TEMOR. Considérese bien esta proposición. El no entender este hecho simple es la causa de todos los crasos errores de los sabadistas y legalistas en sus extravagantes y antibíblicas alabanzas del "ministerio de muerte escrito en piedra". 2 Cor. 3:7. Sobre este punto, oigamos a Pablo decir por qué se hizo esa ley, y nótese que es de los preceptos morales de la ley de lo cual él habla. "Conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para se oponga a la sana doctrina". 1 Tim. 1:9,10. No puede haber duda de que se refiere al código de Sinaí, el que prohibía los asesinatos, los robos, etc. Dice Pablo que esta ley no fue hecha para el justo, sino para el impío. De esta ley, dice Pablo en otro lugar: "Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones". Gál. 3:19. Nuevamente: "La ley se introdujo para que el pecado abundase". Rom. 5:20, y "antes de la ley, había pecado en el mundo", versículo 13. Por esto, es manifiesto que el pecado, la ofensa, y la transgresión existían antes de que se diera "la ley", y que fue dada para prohibir crímenes que ya existían. Evidentemente, Dios puso a prueba a la raza desde Adán hasta Moisés bajo la misma ley eterna del bien y el amor que gobernaba a los ángeles y a los santos. Pero la humanidad fracasó vergonzosamente. No vivieron bajo esta regla. Se convirtieron en impíos. El descuido de Dios y la violencia abierta hacia los hombres aumentaron, hasta que la vida y la propiedad se volvieron inseguras. Entonces Dios eligió a una nación, los hebreos, y dejó a los demás a su propios caminos. Rom. 1:20-28.

Hasta este momento, el pueblo de Dios no había sido una nación por sí misma, sino que sus miembros habían habitado entre otras naciones, y habían estado sujetos a sus leyes civiles, que prohibían la violencia abierta y protegían la vida y la propiedad. Pero, tan pronto como se convirtieron en una nación por sí mismos, fue absolutamente necesario que tuvieran su propia ley nacional que prohibiera y castigara el crimen abierto, como el asesinato, el robo, el adulterio, etc. Sin esa ley, la vida y la propiedad no habrían estado seguras, porque muchos de entre ellos eran hombres impíos, sin ley, "tercos y rebeldes". Si todos hubiesen sido justos, si todos hubiesen amado a Dios y a sus prójimos, no habría habido necesidad de una ley prohibitoria que conllevara una pena de muerte. Podemos ver en seguida por qué dice Pablo que "la ley no fue hecha para los justos, sino para los impíos". Estos impíos habrían robado y asesinado a los justos si no hubiera habido una ley nacional y temporal que los protegiera, pues a estos hombres impíos les habría importado poco la ley superior de Dios, que pertenece al juicio futuro. Pero, como el gobierno judío era una teocracia, en la que Dios mismo era el gobernante, la ley requería y regulaba el servicio para él, así como los deberes entre ellos mismos.

Por esta razón, Dios dio a esta nación la ley de Sinaí. Éx. 20:2. ¿Habría sido dada si los hombres hubiesen obedecido a Dios sin ella? Pablo ha decidido ese punto. "La ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes". 1 Tim. 1:9. Luego la ley no fue dada sino hasta el que el hombre había pecado, Rom. 5:13, ofendido, versículo 20, transgredido, Gál, 3:19, convertídose en impío. Entonces, esta no es la ley original de Dios, por la cual él prefiere gobernar a los hombres. Era una ley compuesta mayormente de prohibiciones, amenazas, penas, y castigos. Su propósito era restringir el crimen abierto, proteger a los hombres en sus derechos naturales, y preservar el conocimiento de Dios en la tierra hasta que Cristo viniera. Gál. 3:19-25. Para mantener a esa nación separada de todas las demás, muchos ritos gravosos fueron incorporados en la ley, lo que la convirtió en yugo de esclavitud. Hechos 15:10; Gál. 5:1,3.

Cuando Cristo vino, y la nación judía fue rechazada y dispersada y su ley nacional derribada, y el evangelio fue a todas las naciones, esa ley cumplió su propósito, y de esa manera feneció como sistema. Mat. 5:17-18; Rom. 10:4; Gál. 3:24; Heb. 7:12-19. Ahora los cristianos no están bajo el sacerdocio aarónico, ni bajo la ley judía, Heb. 7:11, 12; sino bajo el sacerdocio de Melquisedec, versículos 14-19, como lo estaba Abraham nuestro padre, Gén. 14:18-20, que nunca tuvo "la ley" de Sinaí, Gál. 3:17, sino que caminó según la ley superior que gobierna a los ángeles y a los santos, Gén. 26:5. Habiendo sido quitada la ley judía, ahora venimos a estar bajo la misma ley según la cual Enoc y Abraham "caminaron con Dios". El sermón del monte es una hermosa dilucidación de esa ley, la regla según la cual deberían vivir todos los cristianos, y por la cual todos los pecadores serán juzgados en el juicio.

Ahora, como en los días antes de Moisés, el pueblo de Dios no es una nación en sí misma, sino que sus miembros están dispersos entre todas las naciones, donde son gobernados y protegidos por las leyes civiles de aquellas naciones. Por esta razón, el Nuevo Testamento no provee ninguna ley civil para el gobierno de los cristianos, ni ningún castigo temporal para los criminales. Sería directamente contrario a la naturaleza del evangelio hacer lo uno o lo otro. Todo esto se deja a los gobernantes de las naciones dondequiera que los cristianos acierten a estar. Los criminales públicos, que no quieren obedecer por principio la ley superior, ahora son entregados a los magistrados civiles. Pablo habla muy claro de este asunto, y pone la cuestión fuera de toda disputa. "Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer a la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. Pues por esto pagáis también tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo". Rom. 13:1-6.

Allí es donde encontramos leyes prohibitorias para "los malos"; esto es, en las leyes civiles del territorio en el cual viven. Esto castiga su crimen contra la sociedad. Sus ofensas contra la gran ley de Dios será recompensada en el juicio, pero los santos de Dios deben ser gobernados por la ley superior, la ley del supremo amor a Dios y el amor igualitario a los semejantes. Una obediencia tal puede venir solamente de un corazón renovado por el Espíritu de Dios, 2 Cor. 3:3, y "si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley". Gál. 5:18.

¿Es cristiano cualquier hombre que se abstenga del asesinato, el robo, y el adulterio simplemente porque la ley dice: "No harás esto o aquéllo"? Ciertamente que no. Debe abstenerse de estas cosas por motivos más altos que ése. Así que, seguramente, debe ser gobernado por una ley superior al decálogo. "El amor es el cumplimiento de la ley". Rom. 13:10. La disputa entre Pablo y los judaizantes en aquel entonces era sobre la naturaleza y la obligación de la ley judía. La disputa concerniente al sábado judío involucra el mismo punto, la obligación de la letra de la ley judía.

PROPOSICIÓN 15. LA LETRA DE LA LEY NO ES OBLIGATORIA PARA LOS CRISTIANOS COMO CÓDIGO COERCITIVO. Pocos argumentos deberían necesitarse para probar esto, pues, si la letra de la ley es obligatoria, entonces debemos circuncidarnos, ofrecer sacrificios, y guardar el séptimo día y todos los rituales judíos, porque "la ley" incluía toda la ley, Gál. 3:10; 5:3.

Nótese en el siguiente texto que "la justicia de la ley" y el espíritu de la ley es una cosa, mientras que "la letra" y el servicio exterior es otra muy distinta. Nótese, además, que es posible que un hombre "cumpla la ley" sin guardar la letra de ella, y así condena al formalista que guarda la letra de la ley pero no el espíritu de ella. Pablo dice: "Si, pues, el incircunciso guardare las ordenanzas de la ley, ¿no será tenida su incircuncisión como circuncisión? Y el que físicamente es incircunciso, pero guarda perfectamente la ley, te condenará a tí, que con la letra de la ley y con la circuncisión eres transgresor de la ley. Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios". Rom. 2:26-29.

Pablo arguye que los cristianos deben cicuncidarse, pero no "exteriormente, en la carne", como se hacía anteriormente, sino "interiormente, en el espíritu, no en la letra". Con esto ilustra la diferencia entre guardar la letra ahora y anteriormente. Por eso dice más adelante: "No estáis bajo la ley, sino bajo la gracia". Rom. 6:14. Así que en el siguiente capítulo dice: "Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquélla en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra". Rom. 7:6.

¿Cómo es posible malentender lenguaje tan claro? Ahora, bajo Cristo, somos libres de la ley; esa ley está muerta, y nosotros servimos a Cristo en el espíritu, "no en la letra antigua". Así que Pablo dice nuevamente, subrayando el punto: "Para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu". Rom. 8:4. Pablo usa la misma palabra "carne" para las "obras de la ley" externas. Véase Gál. 3:2, 3. No andamos según la forma externa de la ley, sino que obedecemos la intención y el espíritu de ella o su "justicia", como él la llama aquí.

La ley superior de Dios, el supremo amor a Dios y el amor igual hacia nuestros semejantes, de los cuales dependía ahora la ley judía, era el "espíritu", "la justicia", o el verdadero propósito de "la ley". Los cristianos guardan esta "primera y gran ley", mientras que están libres de la mera letra de la ley, que era esclavitud. Por eso, a los gálatas, que estaban siendo atormentados por los judíos legalistas, Pablo les escribió: "Porque vosotros, hermanos, a libertad fuísteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a tí mismo. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley". Véase Gál. 5: 13, 14, 18.

¡Cuánto reitera Pablo la verdad en todas sus cartas, de que los cristianos no están bajo la ley; de que son llamados a una libertad de que los judíos nunca disfrutaron! Nótese cómo afirma, una y otra vez, que toda la ley se cumple en esto: Ama a tu prójimo como a tí mismo. "El amor es el cumplimiento de la ley". "El que ama a su prójimo ha cumplido la ley". Rom. 13:8, 10. Esta no es una libertad para la licencia y autogratificación, sino una libertad de las formas y ceremonias de la ley que ataba a los judíos.

En Jer. 31:31-34, se predijo que el Señor haría "un nuevo pacto" con Israel, "no según" el que hizo en Sinaí; porque pondría sus leyes en sus corazones y en sus mentes. Esto indicaba claramente un cambio de la anterior manera formal de gobernar al pueblo de Dios. Pablo se refiere así a esa profecía: "no en tablas de piedra, sino en las tablas de carne del corazón". "El cual también nos hizo ministros de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu: porque la letra mata, pero el espíritu vivifica". 2 Cor. 3: 3, 6.

Ahora, para el cristiano, la ley no es la que está escrita en el libro o en tablas de piedra. No era la letra, sino el espíritu de esa ley lo que los apóstoles enseñaban. Así dice Pablo. Luego dice que "el ministerio de muerte grabado con letras en piedra" "pereció". Versículos 7, 11. Seguramente, entonces, los cristianos están libres de la letra de esa ley; pero ella todavía debe ser estudiada con reverencia y su espíritu incorporado en los deberes cristianos, aunque en su forma tienen que ser diferentes de los deberes judíos. La observancia del día del Señor se ajusta al espíritu del cuarto mandamiento. Somos circuncidados en el corazón, no en la carne. Rom. 2: 26-29.

El Rev. W. P. Harrison, D.D., editor de libros de la Iglesia Metodista del Sur, dice acertadamente: "La venida de Cristo no abrogó ninguna ley moral, y la ley ceremonial no fue abrogada, sino cumplida. Todo lo que era permanente, útil, o espiritual en la economía mosaica permanece, NO EN LA LETRA DE ESTATUTOS, sino en la dispensación de la gracia, cumplida y completada". El Sábado Cristiano, pág. 30. El Rev. J. H. Potts, metodista y D. D., dice: "Bajo la dispensación mosaica, la ley estaba formulada en nueve preceptos morales, con un mandamiento sobre el sábado añadido, haciendo diez en total. Esta misma ley bajo la dispensación cristiana está resumida bajo dos grandes encabezados - amor a Dios y amor al prójimo. Y sin embargo, ni una jota ni una tilde de la esencia de la ley moral queda abolida. Cuando Pablo, refiriéndose a la abolición de la dispensación de la ley, dijo: 'Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece,' indicaba la correcta posición de la ley. La ESENCIA de la ley moral 'permanece'". Esto es exactamente lo que yo creo.

El siguiente pasaje de Pedro es una buena ilustración de la aplicación espiritual de la antigua ley, que los apóstoles hacen a través de todo el evangelio: "Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, aceptables a Dios por medio de Jesucristo". 1 Pedro 2:5. El antiguo templo, el sacerdocio, y los sacrificios de la ley ahora tienen un significado espiritual como se encuentran en la iglesia y su servicio.

PROPOSICIÓN 16. LA LEY FUE CAMBIADA. Jeremías predijo que, bajo el nuevo pacto, la ley de Dios sería escrita en el corazón, y no como era antes. "Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón". Jer. 31:33. Pablo se refiere a esto cuando dice: Vosotros sois nuestra carta "escrita, no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en las tablas de carne del corazón". 2 Cor. 3:3. Así que, entonces, la ley de Dios ahora no está escrita en tablas de piedra, como en Sinaí. Esta contradice directa lo que los Adventistas enseñan. Ellos aseguran que la ley de Dios todavía está escrita en piedras en el cielo, lo mismo que en la antigüedad. Pablo dice que no, que está escrita por el espíritu en el corazón.

Esto implicaba un cambio radical en la forma de la ley y en la manera en que habría de ser enseñada. En Heb. 7:12, se declara expresamente que "necesario es que haya también cambio de ley". La letra de la ley judía es enteramente inapropiada para las condiciones de la iglesia cristiana. Puede sólo ser una guía para nosotros, según la modifique y la interprete el evangelio. Pero en el evangelio no hay ninguna orden de guardar el séptimo día. Por esto, la letra del mandamiento no nos concierne a nosotros.

PROPOSICIÓN 17. TODO EL SISTEMA MOSAICO TERMINÓ EN LA CRUZ. Con seguridad, esto se enseña tan claramente a través del Nuevo Testamento que nadie debería negarlo. Pero hemos probado claramente que "la ley" incluía todo el código de leyes dadas a Israel en Sinaí, los preceptos morales, civiles, y ceremoniales,  decálogo y todo.

Ese sistema entero de leyes estaba encuadrado para ajustarse a la época de los judíos, y sería imposible aplicarlo a los cristianos gentiles en todas partes del mundo. De aquí que se introdujera "un nuevo camino", Heb. 10:20, un "nuevo pacto", Heb. 8:13, un nuevo "ministerio", 2 Cor. 3:8, haciendo "necesario también un cambio de ley". Heb. 7:12.

Examinemos cuidadosamente algunos textos a los cuales me referiré. "Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo". Juan 1:17. Esto implica un cambio. "No estáis bajo la ley, sino bajo la gracia". Rom. 6:14. "Bajo la misercordiosa dispensación del evangelio". John Wesley. "La ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo". Gál. 3:24, 25. "Habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo". Rom. 7:4. "Ahora estamos libres de la ley". Versículo 6. "Cristo es el fin de la ley", Rom. 10:4. "El ministerio de muerte grabado con letras en piedra fue glorioso". "Lo que perece fue glorioso". 2 Cor. 3: 7, 10. Esto pone fin al decálogo.

"Aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas", Efe. 2:15. "Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz". "Nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva, o días de reposo". Col. 2: 14, 16. "Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley". "Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia". "Pues nada perfeccionó la ley, excepto la introducción de una mejor esperanza". Heb. 7:12, 18, 19.

Léase Hechos 15: 1-29 y véase el asunto entero de "la ley" discutido por los apóstoles y decidido en estas palabras: "Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley". Versículo 24. La decisión es positiva y clara: Los apóstoles no ordenaron "guardar la ley". No dice "la ley ceremonial", o una parte de la ley, sino simplemente "la ley". Los Adventistas dicen que debemos guardar la ley o "no podéis ser salvos", exactamente lo que decían aquellos judaizantes, versículo 1, y exactamente lo que el concilio condenó. Se menciona especialmente la circuncisión porque era el rito de iniciación, la señal que representaba a la ley entera. Así, cuando un gentil deseaba participar de los privilegios de la nación, primero tenía que ser circuncidado. Éx. 12:48. Ser incircunciso era ser pagano, inmundo, y perdido; ser circunciso era ser israelita, miembro de la nación santa. Por eso la circuncisión representaba toda la ley de Moisés en todas sus partes. El pastor Butler, dirigente Adventista, tiene que confesar esto. Dice así: "Entre los judíos, el término 'la ley' generalmente incluía los cinco libros de Moisés, abarcando así todo el sistema moral, ritual, típico, y civil. Este es el sistema que estos maestros judaizantes deseaban mantener. La circuncisión era una señal del todo". La Ley en Gálatas, pág. 70. Nunca hubo una declaración más verdadera. La circuncisión era la señal de todo el sistema mosaico, moral, típico, civil, todo lo que estaba escrito en los cinco libros de Moisés, de lo cual el decálogo era parte principal. Los apóstoles decidieron que los creyentes gentiles estaban libres de todo este sistema de leyes. Ponga Ud. junto con la declaración de Butler esta otra del pastor Smith, otro prominente Adventista, y allí tiene Ud. toda la verdad. "Lo que fue abolido en la cruz fue un sistema entero. Dios no separó y abolió porciones y trozos de algunas disposiciones o algún sistema, dejando otras partes". Sinopsis de la Verdad Presente, pág. 259. Correcto; el sistema entero terminó en la cruz.

PROPOSICIÓN 18. NINGUNA PARTE DE LA GRAN LEY ESPIRITUAL DE DIOS FUE ABOLIDA, VUELTA A PROMULGAR, O CAMBIADA EN LA CRUZ. Los adventistas hacen una gran alharaca acerca de lo absurdo de la idea de que Dios aboliera su ley en la cruz y entonces inmediatamente volviera a promulgar nueve décimas partes de ella. Dicen que esto sería como cortarse los diez dedos para deshacerse de uno malo, y luego volver a pegarse nueve de ellos. Y luego continúan con un gran embrollo de disparates que tienen que ver con la posición de que la ley moral de Dios fue abolida en la cruz y una nueva dada. Pero esto es sólo un hombre de paja de su propia hechura, y por eso, fácilmente demolido. Nosotros no sostenemos una posición absurda como esa. La gran ley moral de Dios es inmutable. Pero la ley mosaica era sólo una ley nacional fundada en los principios de la ley moral de Dios. Aún mientras existió, no reemplazó la ley superior de Dios, y cuando terminó no afectó en modo alguno la ley de Dios, que continuó adelante sin cambios, inmutable.

Para ilustrar: Las leyes estatales de Michigan prohiben el asesinato, el robo, y el adulterio. En relación con estos items, están fundadas en la ley moral de Dios. Ahora supongamos que abolimos las leyes de Michigan. ¿Abuele eso la ley de Dios? No. Así ocurre con las leyes estatales de Israel. Ni su promulgación en Sinaí ni su abolición en la cruz cambiaron en manera alguna la gran ley moral de Dios por la cual Él juzgará al mundo. Los absurdos Adventistas nacieron de su propia falsa teoría, eso es todo. Los Adventistas concuerdan con nosotros en que la ley de Moisés, Hechos 15:5, fue abolida. Bien, esa ley contenía muchos preceptos tan puramente morales como cualesquiera en el decálogo. Aquí hay algunos: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón". Deut. 6:5. "Amarás a tu prójimo como a tí mismo." "No hurtaréis, ni engañaréis ni mentiréis el uno al otro". Lev. 19:11, 18. Muchos de tales preceptos aparecen a través de toda esta ley que ellos admiten que fue abolida. Estos preceptos son tan morales, espirituales, y necesarios como cualesquiera de los diez mandamientos, y sin embargo, toda esta ley fue abolida, como ellos lo admiten. Pero, ¿abolió eso los deberes ordenados en estos preceptos? No, porque eran inherentes a una ley superior. De la misma manera, cada uno de los principios morales envueltos en el decálogo existía en una ley superior antes de que ese documento se diera, y por eso no cesaron cuando esa ley expiró. El pastor White mismo admite esto: "Los diez mandamientos están adaptados a seres caídos. Como están redactados en las Sagradas Escrituras, no están adaptados a la condición de ángeles santos, ni al hombre en su estado santo en Edén. *** Pero los dos grandes principios del gobierno moral de Dios existían antes de la caída, en la forma de leyes. *** Estos dos grandes mandamientos abarcan todo lo que es requerido por los diez preceptos del decálogo". La Ley y el Evangelio, págs. 4, 5. Bueno y cierto. Entonces, los diez mandamientos no son la ley primaria de Dios. Son sólo temporales, mientras que lo que contiene todo lo que es moral en ellos, y mucho más, permanece siempre.

"Las enseñanzas de la cristiandad son hechos y principios, no proposiciones ni restricciones; sus instituciones son simples bosquejos, no ceremonias precisas; y sus leyes son ideas morales, no direcciones mecánicas". Pulpit Commentary sobre 2 Cor. 3:6. Esto es la verdad bien expresada.

Así que los impíos que no viven según estos principios, que no aman a Dios ni a sus prójimos, sino que viven vidas egoístas y corruptas, serán juzgados y condenados por estos principios de la eterna ley de Dios, como se enseñan en el Nuevo Testamento.


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