MI RENUNCIA AL ADVENTISMO
DEL SÉPTIMO DÍA
Dudley Marvin Canright, 1914
Capítulo 4
ORIGEN, HISTORIA, Y FRACASOS
DEL ADVENTISMO
Tomado de The
Interactive Bible
Cada cierto tiempo, desde los días de Cristo hasta
ahora, han surgido individuos, y a menudo sectas, proclamando que la Segunda
Venida está a las puertas y que ellos son los mensajeros designados
por Dios para amonestar al mundo. Precisamente sobre este punto, Jesús
advirtió a su iglesia: "Mirad que nadie os engañe.... Pero
aún no es el fin". Mat. 24:4-6. Pero se dijo en seguida que Jesús
vendría antes de que Juan muriera. Los tesalonicenses hubieron de
ser corregidos por Pablo por esperar el Advenimiento en su tiempo. II Tes.
2: 1-8.
A mediados del siglo segundo surgieron los Montanistas.
La Enciclopedia Schaff-Herzog dice: "Unas visiones extáticas anunciando
la cercanía de la Segunda Venida de Cristo.... fueron anunciadas
como revelaciones divinas". Art. 'Montanismo'". Como los Adventistas
del Séptimo Día, adoptaron una disciplina severa - condenaban
el uso de ornamentos, las relaciones con el mundo, etc. Crearon una nueva
sensación, consiguieron numerosos seguidores, y florecieron durante
un siglo o más.
El adventismo del siglo décimo
Lo siguiente ha sido tomado de la obra "Historia de la
Iglesia Cristiana", de M. Reuter, D. D., Siglo 10, Capítulo 2, págs.
202, 203: "Sin embargo, entre las numerosas opiniones que atrajeron desgracia
sobre la iglesia latina y que de tanto en tanto produjeron violentas agitaciones,
ninguna ocasionó un pánico tan universal, ni impresiones
tan terribles de terror o desaliento, como la idea, prevaleciente durante
este siglo [décimo], de la inmediata cercanía del día
del juicio". "Se dejó que los edificios públicos y privados
se deterioraran, y hasta fueran derribados, bajo la impresión de
que ya eran inútiles, puesto que la disolución de todas las
cosas estaba a las puertas".
Los hombres de la Quinta Monarquía de Inglaterra,
más o menos en 1660, "creían que había llegado el
tiempo en que las cuatro grandes monarquías de la visión
profética de Daniel habrían de ser sucedidas por la quinta,
que habría de romper en pedazos a todas las demás, y 'permanecer
para siempre'". La Enciclopedia Johnson, artículo Los Hombres de
la Quinta Monarquía. Se propusieron establecer el reino derribando
el gobierno inglés.
Los Irvingianos de Inglaterra "declaran la pronta venida
de Cristo"; tienen "profetas", "revelaciones", "lenguas", "dones", etc.
Han reunido grandes congregaciones y están esparciéndose
por el mundo.
Sweedenborg, Ann Lee, Joanna Southcott, Joe Smith, etc.
todos hicieron de la pronta venida de Cristo la base de sus sistemas, como
es bien sabido. De aquí que los movimientos de esta clase no sean
nada nuevo.
El Adventismo del Séptimo Día se originó
en el bien conocido movimiento de William Miller, quien fijó el
tiempo del fin del mundo para 1843-1844. Ahora aseguran que el movimiento
del Sr. Miller estaba en lo cierto, y en la providencia de Dios. Afirman
estar simplemente llevando adelante la misma obra que él inició.
En todos los libros y sermones de ellos, apuntan a 1844 como su origen,
y respaldan la obra de los Milleristas en 1843 y 1844. Lo siguiente, tomado
de la Sra. White, aclarará el punto: "Vi que el gráfico de
1843 había sido dirigido por la mano del Señor, y que no
debería ser alterado; que su mano estaba sobre el gráfico
y ocultó un error en algunas de las cifras". Early Writings,
pág. 64. ¡Dios les ayudó a cometer un error! "Vi que
Dios estaba en la proclamación del tiempo en 1843." Spiritual
Gifts, Vol. I, pág. 133. ¡Así que Dios quería
que ellos fijaran esa fecha! "Vi que estaban en lo correcto al calcular
los períodos proféticos; el tiempo profético terminó
en 1844". Pág. 107. Y nuevamente: "El movimiento Adventista de 1840-1844
fue una gloriosa manifestación del poder de Dios". Great Controversy,
Vol. IV, pág. 429. El pastor White dice: "Sostenemos que el gran
movimiento acerca de la cuestión del Segundo Advenimiento, que comenzó
con los escritos y las conferencias públicas de William Miller,
ha sido, en sus características principales, el cumplimiento de
la profecía. Consistentemente con este punto de vista, también
sostenemos que, en la providencia de Dios, el Sr. Miller fue levantado
para llevar a cabo una obra específica". Life of Miller,
pág. 6. Así, se verá que los Adventistas del Séptimo
Día todavía creen y defienden los movimientos Milleristas
de 1843 y 1844. En realidad, afirman que todas las demás iglesias
que no aceptaron ni respaldaron la obra de Miller habían sido rechazadas
por Dios a causa de esto. Así dice la Sra. White: "Como las iglesias
rehusaron creer el mensaje del primer ángel [la obra de Miller],
rechazaron la luz del cielo y cayeron del favor de Dios". Early Writings,
p. 101.
Aquí tenemos, entonces, el origen del Adventismo
del Séptimo Día, la fuente de la cual comenzó a fluir.
Como un arroyo es como su fuente, examinémosla. El pastor y la Sra.
White, el pastor Bates, Andrews, Rhodes, Holt, Edson, y todos los fundadores
de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, estuvieron en el
movimiento de Miller, ayudaron a fijar y a predicar sobre la fecha de 1843
y 1844, y continuaron la obra Adventista después.
La obra del Sr. Miller es tan bien conocida que sólo
necesitaré referirme a los hechos acerca de ella. William Miller
nació en Pittsfield, Mass., en 1782, pero se crió en Low
Hampton, N. Y. Era granjero, con sólo los pobres beneficios de una
escuela rural. Ingresó a la iglesia Bautista. Como en 1831, aseguró
que había descubierto, por medio de las profecías, el tiempo
exacto, el año mismo, y finalmente el día mismo en que Cristo
aparecería y tendría lugar el fin del mundo. Tuvo éxito
en convertir quizás a cincuenta mil personas a sus puntos de vista.
La primera fecha fijada fue 1843. Falló. Luego fijó un día
en Octubre de 1844, y ese también falló. Desde entonces,
muchas otras fechas han sido fijadas por los seguidores del Sr. Miller,
y todas han fallado. Más de cincuenta años han pasado,
y el fin todavía no ha llegado.
¿Cuál fue la gran carga de Miller, el sólo
punto sobre el cual discrepó con las iglesias evangélicas?
Todas estas iglesias creían en la Segunda Venida personal de Cristo
con la misma fuerza que Miller. Amaban a Jesús y predicaban el Segundo
Advenimiento, hasta el punto de enseñar que estaba a las puertas.
Pero los Milleristas decían que conocían el TIEMPO en que
habría de ocurrir, y que ese tiempo era 1843-1844. Apostaban todo
a esta fecha. La cuestión era clara y definida. Todos los que no
respaldaban EL TIEMPO QUE ELLOS HABÍAN FIJADO eran "de la oposición",
"enemigos", "estaban en la oscuridad", "eran siervos malos", rechazados
por Dios y perdidos, sólo porque no querían creer en fijar
un tiempo para el fin. He aquí las palabras de Miller: "Creo que
el tiempo puede ser conocido por todos los que deseen entender.... Entre
Marzo 21 de 1840 y Marzo 21 de 1844, de acuerdo con el método judío
de calcular el tiempo, Cristo vendrá". Life of Miller, pág.
172. Jesús dice: "No sabéis cuándo será el
tiempo". Marcos 13:33. Pero los Milleristas pensaban que ellos sabían
más que Cristo Jesús. Así que condenaron a todos los
que no estaban de acuerdo con ellos. He aquí un ejemplo moderado
de lo que decían y del espíritu que les poseía: "Esta
es la verdad de Dios; es tan verdadera como la Biblia". "No hay posibilidad
de error en este cálculo del tiempo". "Los que rechazan esta luz
se perderán". "Los que no acepten este argumento son reincidentes",
etc. History of the Advent Message, pág. 596. Y este es el
espíritu que les ha guiado desde entonces - un espíritu áspero,
de acusación contra todos los que no están de acuerdo con
sus cifras, interpretaciones, y teorías.
Pero las fechas que ellos fijaron llegaron y pasaron sin
la más mínima consideración para sus cifras y hechos,
sus pruebas y demostraciones, sus oraciones y predicciones. El implacable
anciano Tiempo, el verdadero probador de cada teoría, siguió
marchando adelante y lo demolió todo. Esto demostró el disparate
y el error de los Adventistas. La predicción de Miller fue un miserable
aborto. Predicó y propagó una falsedad. Predicó que
el fin del mundo vendría en 1843, y no ocurrió. Lo predijo
para 1844, y no sucedió. Si alguna vez se demostró que un
movimiento en la tierra fue un embuste y un fracaso, ese fue el Millerismo.
Pero, si el Millerismo fue un fracaso, entonces el Adventismo del Séptimo
Día lo es también, pues el Millerismo es la fuente de la
cual ha fluído el Adventismo del Séptimo Día, y ése
es el fundamento sobre el cual se construyó. Deut. 18:22: "Si el
profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo,
ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción
la habló el tal profeta; no tengas temor de él". Esta es,
ciertamente, una prueba sencilla y justa. De acuerdo con esta regla, el
Señor no estaba en el movimiento de Miller.
"Pero, ¿no estaban los Adventistas de 1843-1844
muy confiados en que estaban en lo cierto?" Confiados no es la palabra
adecuada. Estaban SEGUROS de que estaban en lo cierto, SABÍAN que
estaban en lo cierto porque lo habían probado todo con la Biblia,
todas y cada una de las palabras, positivamente. La Biblia lo decía
así; negarlo era negar la Biblia. Pero fracasó igualmente.
Así ocurre con los Adventistas de la actualidad. Son el pueblo más
positiivo del mundo, aunque han cometido un gran número de terribles
y garrafales errores.
Que nadie sabe el momento del segundo advenimiento se
enseña tan claramente como lo pueden enseñar las palabras.
Leamos lo siguiente: "Pero del día y la hora , nadie sabe,
ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre". "Velad,
pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor".
"Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del
Hombre vendrá a la hora que no pensáis". "Velad, pues, porque
no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha
de venir". Mat. 24: 36, 42, 44; 25:13. "Mirad, velad, y orad; porque no
sabéis cuándo será el tiempo". Mar. 13:33. "No os
toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su
sola potestad". Hech. 1:7. Jesús dijo: "No sabéis cuándo
será el tiempo". Miller decía: "Nosotros sabemos cuándo
es el tiempo". Jesús dijo: "No os toca a vosotros saber los tiempos
o las sazones". Miller decía: "Nosotros los conocemos todos". Jesús
dijo: "Nadie sabe el día". Miller decía: "Nosotros sabemos
el día exacto". ¿Quién tenía razón?
Las decepciones de los Adventistas, una y otra vez, durante los pasados
cincuenta años, al fijar la fecha del fin del mundo, han demostrado
su locura. El movimiento Adventista entero fue concebido en el error, nació
equivocado, y debe morir en desgracia. "Pero, ¿no eran honestos
los Adventistas?" No hay duda de ello, pero eso no prueba nada en cuanto
a la corrección de su posición.
Los frutos del millerismo
"Por sus frutos los conoceréis". Como por cuatro
años, el Millerismo creó una gran excitación en unos
pocos estados. Las iglesias se dividían o se disolvían, los
pastores abandonaban la grey para "dictar conferencias" acerca del "tiempo",
mientras los argumentos y las disputas estaban a la orden del día.
En miles de casos, al acercarse la fecha fijada, los Adventistas, no sólo
abandonaban sus empleos y sus negocios, sino que regalaban sus propiedades.
Las cosechas eran dejadas sin recoger y la mercancía era distribuída
sin costo alguno, de manera que muchos que habían sido acaudalados
se quedaron sin un centavo. Después de que la fecha pasó,
éstos últimos quedaron en la indigencia, y sus familias sufrieron.
Muchos tuvieron que ser arrestados y puestos bajo custodia para proteger
a sus familias. Entonces el más desordenado fanatismo brotó
aquí y allá, lo cual atrajo desgracia sobre el nombre mismo
de la religión. Muchos decían que el Señor había
venido, que el tiempo de oportunidad había terminado, que era pecado
trabajar, que todas las propiedades debían ser tenidas en común,
que todas las iglesias eran apóstatas, Babilonia, etc. Algunos Adventistas
tenían esposas espirituales, algunos se pasaron a los Cuáqueros,
muchos regresaron a las iglesias, algunos se dieron a la desesperación,
y cientos cayeron en la duda y la infidelidad - exactamente lo que podía
esperarse que sucedería. La gloriosa doctrina del Segundo Advenimiento
fue cubierta de vergüenza, Satanás se regocijó, mientras
la causa de Cristo se perjudicó grandemente. Como prueba de estos
hechos, me refiero al testimonio de miles que ahora viven, y a las obras
publicadas por los mismos Adventistas. De esta manera, el pastor Uriah
U. Smith se ve obligado a decir: "El Cuerpo Adventista era una unidad [en
1844] y su testimonio sacudió al mundo. Repentinamente, su poder
fue quebrantado, su fuerza paralizada. Pasaron más allá del
punto de lo que esperaban, y no vieron sus esperanzas realizadas. Que se
había cometido un error en alguna parte, nadie podía negarlo.
Desde ese punto en adelante, la historia de de la mayoría de aquel
pueblo, que una vez había sido feliz y unido, ha estado marcada
por la discordia, las divisiones, la confusión, la especulación,
los nuevos errores, las nuevas decepciones, la desintegración, y
la apostasía". El Santuario, págs. 13, 14.
Pablo dijo: "Dios no es Dios de confusión". I Cor.
14: 33. Entonces, Dios ciertamente no fue el autor del Adventismo, pues
la confusión que produjo no tiene paralelo en la historia religiosa.
Por cada alma que se salvó, diez se perdieron a causa de esta confusión.
Inmediatamente después de 1844, los Adventistas se dividieron en
numerosos grupos, cada uno contradiciendo y condenando a todos los demás.
En vez de renunciar a todo aquéllo, como las personas cuerdas deberían
haber hecho, cada uno se propuso encontrar alguna "explicación"
de su error. Apenas si había dos de ellos que estuviesen de acuerdo
entre sí, mientras que cada uno estaba seguro de tener la verdadera
explicación. Su completa confusión queda bien ilustrada por
la siguiente anécdota contada por el mismo Sr. Miller: La primera
persona en su propia parroquia que abrazó plenamente sus puntos
de vista fue una anciana, una humilde cristiana. El Sr. Miller le envió
sus papeles cuando los hubo leído. Una semana recibió dieciséis
hojas diferentes, todas pretendiendo ser publicaciones Adventistas, pero
la mayoría abogaban por ideas contradictorias. Miller se las envió
a la anciana. Pronto ella le pidió que fuera a verla, y cuando él
llegó, tuvo lugar la siguiente confirmación: "¿Ha
leído Ud. todos estos documentos?" "Los he examinado". "Pero, ¿son
todos documentos Adventistas?" "Dicen que sí". "Bien, entonces",
dijo ella, "ya no seré más Adventista. Tomaré mi vieja
Biblia y me quedaré con ella". "Pero", dijo Miller, "nosotros no
tenemos confianza ni en la mitad de lo que dicen estos documentos". "¿Nosotros?",
exclamó la anciana, "¿quiénes son NOSOTROS?" "Bueno",
contestó Miller, "NOSOTROS somos los que no respaldamos estas cosas".
"Bien, pero quiero saber quiénes son NOSOTROS". "¡Vamos!,
todos nosotros los que estamos basados en el antiguo fundamento". "Pero
eso no me dice quiénes son NOSOTROS". "Bueno", dijo Miller, cuando
contaba la historia, "yo estaba confundido, y no pude darle ninguna información
sobre quiénes éramos NOSOTROS". History of the Second
Advent Message, págs. 414, 415.
Y así ha continuado hasta la fecha. ¿Qué
creen los Adventistas? Pregunte qué idioma habló la gente
después de que el Señor les confundió las lenguas
en la torre de Babel. El Adventismo es una segunda Babel. Pero los Adventistas
del Séptimo Día dicen: "Estamos unidos; creemos lo mismo".
En parte es cierto, pero ellos son sólo una rama de esta Babel del
Adventismo. Ha resultado una tal proliferación de errores y herejías
del Adventismo, como no se puede encontrar en la historia de la iglesia
hasta ahora. Fijación de fechas, visiones, milagros, fanáticos,
falsos profetas, el sueño de los muertos, aniquilación de
los impíos, la no resurrección de los malvados, el futuro
tiempo de prueba, la restauración, la comunidad de bienes, negación
de la divinidad de Cristo, que no hay diablo, que no hay bautismo, no hay
organización, etc. ¡Válgame! ¡Y este es el pueblo
enviado con un "mensaje" para amonestar al mundo! Más les valiera
aprender y ponerse de acuerdo sobre cuál es su "mensaje", antes
de correr a proclamarlo.
Los otros Adventistas fijaron el tiempo del fin del mundo
para 1843, 1844, 1847, 1850,. 1852, 1854, 1855, 1863, 1866, 1867, 1868,
1877, y así sucesivamente, hasta que uno se enferma de contar. No
habiendo aprendido nada del pasado, cada vez se sienten tan confiados como
antes. Esta obra fanática ha atraído la desgracia sobre la
doctrina del Segundo Advenimiento, de manera que no se habla tanto de ella
en otras iglesias como antes. El estudio de las profecías ha caído
en descrédito a causa del imprudente curso de acción de los
Adventistas. Ninguna persona seria puede dejar de ver esto.
Los Adventistas del Séptimo
Día y la fijación de fechas
Los Adventistas constantemente se jactan de que ELLOS
nunca fijan fechas; que ELLOS no creen en eso. Pero se engañan a
sí mismos y engañan a otros cuando hablan así. El
pastor White, su dirigente, predicó tres diferentes fechas para
la venida del Señor, 1843, 1844, 1845. He aquí sus propias
afirmaciones sobre esto. "Estaba feliz en la fe de que Cristo vendría
aproximadamente en el año de 1843". Life Incidents, pág.
72. Luego cuenta cómo lo predicaba. De 1844, dice: "Expresaba mi
convicción de que Cristo vendría el día décimo
del mes séptimo judío de ese año [1844]". Págs.
166, 167. "Es bien sabido que muchos estaban esperando que el Señor
viniera en el mes séptimo de 1845. Creíamos firmemente que
Cristo vendría entonces. Algunos días antes de que llegara
la fecha, yo estuve en Fairhaven y Dartmouth, Mass., con un mensaje sobre
esta fecha". A Word to the Little Flock, por James White, p. 22.
Así que su dirigente era fijador de fechas. La Sra. White, su profetisa,
participó en la fijación de las fechas de 1843 y 1844. Ella
misma dice: "Creíamos firmemente que la predicación de fechas
específicas era de Dios". Testimonies, Vol. I, p. 56. De
la primera fecha, ella dice: "Con cuidado y con temblor, nos acercamos
a la fecha en que esperábamos que nuestro Señor apareciera".
Luego, ella cuenta su decepción.
Testimonies, Vol. I, pág.
48. Otra vez: "Nuestras esperanzas se centraban ahora en la venida del
Señor en 1844". pág. 53. Ella era una fijadora de fechas.
Los pastores Bates, Andrews, Rhodes, y toda la primera cosecha de Adventistas
del Séptimo Día estuvieron en la fijación de fechas
para 1843, 1844. Todavía respaldan la fijación de fechas
de Miller para 1843 y 1844 como correcta y aprobada por Dios. ¿Cuánta
verdad hay, entonces, en sus afirmaciones de que nunca han fijado fechas?
Pero ellos dicen: "NOSOTROS no guardábamos el sábado cuando
fijábamos las fechas; por lo tanto, ¡NOSOTROS nunca fijamos
fechas!" Eso es demasiado frágil. El ladrón dice: "Yo no
tenía puesto este abrigo cuando robé las ovejas; por lo tanto,
nunca las robé". Dicen que han proclamado los TRES mensajes. Bueno,
el primer mensaje ocurrió en 1844, cuando fijaron fechas. ¿Son
el mismo pueblo o no?
Repetimos, ellos respaldan la obra del Sr. Miller como
si fuera de Dios. Pero Miller es responsable de todas las fijaciones de
fechas por parte de los Adventistas desde su tiempo porque ellos son el
legítimo resultado de su obra. Él comenzó fijando
una fecha. Lo hizo una segunda vez. Les enseñó cómo
hacerlo. Él engendró la idea. La inculcó en todos
sus seguidores. Ellos entonces simplemente recogieron y continuaron lo
que él había comenzado. Los Adventistas del Séptimo
Día aseguran ser los Adventistas originales, y respaldan la obra
de Miller. Al hacer esto, respaldan el establecimiento de fechas, y deberían
con justicia llevar sobre sí todo el oprobio de ese asunto de fanáticos.
Pero, ¿no se levantan los Adventistas del Séptimo
Día para explicar por qué fueron chasqueados en 1843, y nuevamente
en 1844, y por los siguientes cuarenta años desde entonces? Oh,
sí. Pero, naturalmente, nosotros sospechamos un poco del hombre
que se ve obligado a estar explicando constantemente su conducta. Las obras
rectas no necesitan ser explicadas. ¡Dicen que el Señor hizo
que se chasquearan en 1843 a propósito, para probar su fe, eso es
todo! ¡En 1844, cometieron sólo un errorcito, eso fue todo!
Entonces enseñaban que la tierra era el santuario. Pero averiguaron
que el santuario estaba en el cielo, ¡y que Jesús había
venido realmente, en cierto sentido, ese mismo año! Así que
estaban en lo cierto, después de todo. ¿No lo ven Uds.? Claro
como el día. Ahora han quitado todo eso de los molestos hechos de
la tierra, donde podemos someterlo a prueba, y lo han llevado a las hermosas
teorías del cielo, donde nadie puede ir a informar sobre hechos
que podrían arruinar sus teorías. Ahora pueden especular
y argumentar sin peligro. Pero los hombres sobrios y pensantes pueden ver
a través de todo esto. Es meramente una improvisación para
salirse de una dificultad.
La confesión de Miller
- Se opone al Adventismo del Séptimo Día
Hace mucho que todos los otros Adventistas
renunciaron a la fecha fijada de 1843-1844 por considerarla un error. "La
mayoría de los Adventistas asumieron la posición de que EL
TIEMPO había sido un error de juicio humano". History of the
Second Advent Message, pág. 383. Oigamos al Sr. Miller mismo:
"Al pasar la fecha que yo había anunciado, reconocí con franqueza
mi decepción.... Esperábamos la venida personal de Cristo
en esa fecha; contender ahora que no estábamos errados es deshonesto.
Nunca deberíamos avergonzarnos de confesar con franqueza nuestros
errores. No confío en ninguna de las nuevas teorías que surgieron
de ese movimiento, a saber, que Cristo vino entonces como el Esposo, que
la puerta de la misericordia se cerró, que no hay salvación
para los pecadores, que ha sonado la séptima trompeta, o QUE ÉSTO
FUE EL CUMPLIMIENTO DE LA PROFECÍA EN NINGÚN SENTIDO". History
of the Advent Message, págs. 410, 412.
A partir de esto, vemos lo siguiente:
1. Miller, el fundador y cabeza de ese movimiento, aceptó que era
un error. 2. Repudió la idea de que fuese el cumplimiento de la
profecía en algún sentido. 3. Él apunta especialmente
a la posición de los Adventistas del Séptimo Día como
completamente errónea. Conocía todo acerca de los argumentos
de ellos sobre los mensajes de los tres ángeles, el santuario, el
sábado, etc., y sin embargo, no sólo los rechazó,
sino que fervientemente amonestó a su pueblo contra ellos, de manera
que muy pocos de los Adventistas originales los aceptaron. Sobre este punto,
oigamos a la Sra. White misma: "Vi a dirigentes que observaban atentamente
a William Miller, temiendo que abrazara el mensaje del tercer ángel
y los mandamientos de Dios. Como se inclinó hacia la luz del cielo,
estos hombres tramaron algún plan para distraer su atención.
Vi que se ejercía influencia humana para mantener su mente en la
oscuridad y detener su influencia entre ellos. Al final WILLIAM MILLER
LEVANTÓ SU VOZ CONTRA LA LUZ DEL CIELO". Spiritual Gifts,
Vol. 1, p. 167.
De esta manera, el padre y fundador
del Adventismo condenó y se opuso a la posición que los Adventistas
del Séptimo Día habían tomado en relación con
su propia obra. Tuvo el buen sentido de ver, y fue lo bastante honesto
para confesar, que era un error. Pero ellos no quisieron admitirlo. Sabían
más que él mismo. Insistían en que era un maravilloso
cumplimiento de Apoc. 14: 6, 7. Miller lo niega. De esta manera, se verá
que los Adventistas del Séptimo Día dan a la obra de Miller
una interpretación que él mismo condenó. Ni un solo
hombre prominente en la obra de Miller abrazó jamás los puntos
de vista de los Adventistas del Séptimo Día, sino que se
opusieron siempre a ellos como fanáticos y como sostenedores de
un punto secundario en disputa. Ninguno de los dirigentes del Adventismo
del Séptimo Día, como White, Andrews, Bates, Rhodes, etc.,
ocupó nunca un lugar importante en la obra de Miller, aunque todos
estuvieron en él; y sin embargo, ellos afirmaron más tarde
ser los únicos que tenían el punto de vista correcto acerca
de ella. Todos los demás estaban "en la oscuridad," eran "vírgenes
fatuas", "apóstatas", etc. ¡Qué modestos!
Errores de los Adventistas
Un pueblo que ha cometido tantos
errores como el Adventista debería ser muy modesto en sus afirmaciones,
y debería ver que ha sido guiado por hombres, no por el Señor.
1. Fijaron la fecha del fin del mundo para 1843, y fallaron. 2. La fijaron
de nuevo para 1844, y fallaron. 3. El pastor White, el dirigente de los
Adventistas del Séptimo Día, fijó 1845 como el año
del fin, y falló otra vez. 4. En 1844, sostuvieron que la tierra
era el santuario; otro error, como ahora lo admiten. Después de
1844, todos sostenían que el tiempo de oportunidad para los pecadores
había terminado - un terrible error. Véase el capítulo
8 de este libro. 6. Durante diez años, los Adventistas del Séptimo
Día comenzaron el sábado a las 6:00 p. m. en vez de a la
puesta de sol, como lo hacen ahora. ¡Esto significa que quebrantaron
el sábado cada semana! 7. Mantuvieron a sus hijos fuera de las escuelas
por años, porque decían que el tiempo que quedaba era tan
corto que ya no necesitarían educación. ¡Esos niños
ahora tienen nietos! 8. ¡Regalaron sus posesiones en 1844, porque
decían que no las necesitarían después de ese tiempo!
9. No querían votar, porque eso los asemejaba a las iglesias caídas.
Ahora votan libremente. 10. Sostenían que era erróneo tomar
el nombre de una iglesia, porque eso era Babilonia. Ahora tienen un nombre.
11. La organización de la iglesia era errónea, porque era
como la de Babilonia. Ahora se organizan. 12. Por años, dijeron
que plantar árboles era negar la fe, pues nunca crecerían
hasta dar fruto. 13. Guiadas por una revelación de la Sra. White,
las hermanas se ponían vestidos cortos con pantalones. Ninguna de
ellas los usa ahora. 14. Por cincuenta años, no quisieron recoger
dinero en sábado. Ahora lo hacen todas las semanas. 15. Por cincuenta
años, han estado esperando que el fin del mundo ocurriera dentro
de los próximos cinco años, y todavía no ha sucedido.
16. Dijeron que Jesús vendría a la tierra en 1844. Ahora
dicen que era un error, que él entró al santuario celestial
a hacer juicio. De esta manera: "Los Adventistas de 1844... creyeron que
el Esposo vendría; y SÍ VINO - no a esta tierra, como ellos
erróneamente supusieron, sino a las BODAS." "Ellos simplemente confundieron
la CLASE de venida a la que se refería la Escritura". U. Smith,
en La Parábola de las Diez Vírgenes, pág. 13,
14. Él reconoce que: 1. Calcularon el tiempo equivocadamente en
1843. 2. El lugar era equivocado. 3. El suceso era equivocado. Ahora dejémoslo
que añada que 4. Todo el asunto era un error, y ¡él
estará en lo cierto! 17. Luego dijo que la puerta se había
cerrado, Mat. 25: 10; ahora dicen que esto era un error, que todavía
está abierta. Así: "No puede haber ningún otro lugar
para la puerta cerrada, excepto el otoño de 1844." El pastor White,
en Present Truth, Mayo de 1850. "La puerta todavía está
abierta, y otros invitados pueden entrar". U. Smith, en La Parábola
de las Diez Vírgenes, p. 17, Febrero de 1889. ¡Éste
es el pueblo que siempre SABE que tiene la razón! 18. Una vez adoptaron
una rígida dieta vegetariana - nada de carne, nada de mantequilla,
sólo dos comidas al día, etc. - pero sólo fue un fracaso.
Esta dieta mató a muchos y arruinó a muchos más, hasta
que tuvieron que modificarla y vivir como las demás personas.
Éstos son sólo ejemplos
de los numerosos errores que los Adventistas han cometido; y ¡esto
lo han hecho con una profetisa inspirada que estuvo a la misma cabeza del
movimiento durante cuarenta y cuatro años! Estos hechos simples
e innegables solos deberían ser suficientes para abrir los ojos
de todos para que vean que el Señor no les ha guiado en su obra.
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