MI RENUNCIA AL ADVENTISMO
DEL SÉPTIMO DÍA
Dudley Marvin Canright, 1914
Capítulo 9
LA NATURALEZA DEL MANDAMIENTO
DEL SÁBADO
Tomado de The
Interactive Bible
Que el sábado del decálogo era en parte
moral y en parte ceremonial, o positivo, en su naturaleza ha sido la doctrina
de la iglesia, enseñada por sus mejores teólogos en todos
los tiempos. Tomemos algunos ejemplos de entre muchos que podrían
darse. Los Institutos Teológicos, de Watson, el gran modelo
metodista, dice: "Pero, como el mandamiento es en parte positivo y en parte
ceremonial, puede tener circunstancias capaces de ser alteradas en perfecta
obediencia a los principios morales sobre los cuales descansa". Vol. II,
pág. 511. Así, el Comentario de Scott, comentando
Éx. 20: 8-10, dice: "La separación de una parte de nuestro
tiempo para dedicarlo al servicio inmediato de Dios es sin duda una obligación
moral... Pero la proporción exacta, así como el día
en particular, puede considerarse una institución positiva".
La base moral del sábado es inmediatamente manifiesta.
Que el hombre debería dedicar alguna parte de su tiempo al servicio
de Dios y a adorarle, es razonable, y naturalmente esperaríamos
que el Señor de alguna manera designara tal porción de tiempo,
tal como efectivamente lo hizo en el precepto del sábado.
La experiencia demuestra que la naturaleza física
del hombre requiere un día de descanso con una frecuencia aproximada
de uno en siete. Se han efectuado muchos experimentos y muchas y cuidadosas
observaciones, y todos han mostrado que tanto los hombres como las bestias
llevarían a cabo mayor trabajo en un período de tiempo dado,
que lo harían mejor, y que conservarían mejor su salud descansando
cada séptimo día, que si trabajaran continuamente. Este es
el testimonio de comerciantes y de médicos eminentes. Por esto,
el descanso sabático tuvo su fundamento en la naturaleza misma.
La mente tembién requiere un día de descanso tan regularmente
como el cuerpo. El pensamiento y la aplicación de la mente constantes
arruinan la mente. Esto se ha probado en el caso de estudiantes, abogados,
comerciantes, etc. Social y religiosamente, el día de descanso semanal
es de la mayor importancia para el mayor bien del hombre. Todos los otros
medios combinados pueden difícilmente igualar la obervancia del
día del Señor para este propósito.
Entonces, en cuanto a la influencia de la iglesia y su
poder para el bien, su control sobre sus propios miembros y sobre la comunidad,
su oportunidad para enseñar y predicar el evangelio, el día
de descanso semanal regular es su punto fuerte de dominio, como todos sabemos.
Por esta razón, si una ley de Dios tuvo alguna vez una base moral,
esa ley fue el sábado. "El sábado fue hecho para el hombre"
porque lo necesitaba físicamente, mentalmente, socialmente, moralmente,
y religiosamente. El Sr. Gladstone dice: "El domingo es una necesidad para
la conservación de la mente del hombre y de su estructura para que
esté en condiciones de cumplir con sus obligaciones".
Toda la experiencia muestra que una comunidad sin sábado
es una comunidad sin Dios, inmoral, y en general, despilfarradora. Por
esta razón, es un enemigo de la sociedad aquél que quebrante
las restricciones de un descanso semanal en la comunidad. Así, decimos
que el descanso sabático descansaba sobre una base moral al proporcionar
un sábado semanal para la nación de Israel.
El lado ceremonial del sábado
Pero cuando hablamos del día específico,
cuál debería ser, la naturaleza no lo indica. Todos los beneficios
mencionados más arriba se obtendrían guardando un día
tanto como otro. No habría una partícula de diferencia, cualquiera
que fuera el día seleccionado. Supongamos que todas las iglesias
cambiaran en una semana y guardaran el sábado en vez del domingo.
¿Qué diferencia práctica habría? Ninguna en
absoluto. El descanso físico, el descanso mental, los privilegios
sociales y religiosos, un día tranquilo - todo lo que puede obtenerse
por medio de un día puede obtenerse por medio de otro, por lo que
concierne al día. Pero para obtener el mayor beneficio del día,
todos deberían descansar el mismo día. Donde esto no se haga,
ocurre confusión y mal. Éx. 20: 8-11.
Dios no ha establecido ninguna diferencia en la naturaleza
de los días en sí mismos. Toda la naturaleza sigue adelante
igual y lo mismo cada día. No vemos nada en ningún día
de la semana que lo distinga de otro, y no hay diferencia. Ningún
día es santo en y por sí mismo y por su propia naturaleza.
El erudito Dr. Edwards dice: "Ningún período de tiempo idéntico,
es en sí mismo, intrínsicamente santo". Sabbath Manual,
pág. 92. En todo caso, Dios tuvo que santificar el día
mediante una designación especial. La misma designación de
otro día lo habría santificado de igual manera.
Tampoco indica la naturaleza con claridad exactamente
qué proporción de tiempo ha de usarse. Por esta razón,
el ejemplo de Dios de seis días de labor y el séptimo de
reposo sin duda fue dado como modelo para ser seguido. A esto apuntó
el Señor al dar la ley del sábado. Éx. 20. Y todos
los cristianos ahora siguen este modelo divino al descansar en el día
del Señor después de seis días de trabajo.
Otro hecho que los sabadistas pasan por alto es que el
acto de Dios de reposar en el día no le confería ninguna
santidad. Gén. 2: 3 dice: "Y bendijo Dios al día séptimo,
y lo santificó, porque en él REPOSÓ". Éx. 20:
11 dice que Él "reposó en el séptimo día; por
tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó".
Primero, Dios reposó en el día, pero eso no lo santificó.
Después de eso, lo bendijo, pero todavía eso no lo santificó.
Tercero, lo santificó, lo hizo santo. Así que el día
no era santo en sí mismo ni lo santificó Dios al reposar
en él.
El Señor ha santificado otros días, días
en los cuales él nunca reposó. El día de expiación
era tan santo como el sábado semanal. Así: "Tendréis
santa convocación.... Cualquier persona que hiciere trabajo alguno
en este día, yo destruiré a la tal persona de entre su pueblo.
Ningún trabajo haréis.... Día de reposo será
a vosotros". Lev. 23: 27-32. Así que había siete de estos
días santos anuales. El pastor Smith, Adventista, dice: "La palabra
SÁBADO significa REPOSO. Ésa es la única idea que
transmite, la primera, la última, y todo a lo largo - cese de las
labores, descanso. Aquí había siete días anuales en
los cuales habrían de suspenderse todas las labores. ¿Eran
estos días sábados, o no? Si no lo eran, ¿puede alguien
decirnos por qué no?" Lo Que Fue Clavado en la Cruz, pág.
11.
De manera que, de acuerdo con la Biblia y los argumentos
de los mismos Adventistas, diferentes días pueden convertirse en
sábados santos sin que el Señor haya descansado en ellos
y sin que los haya bendecido siquiera, porque él no les hizo ni
lo uno ni lo otro a estos días. Además, un día que
fue un sábado santo, tan santo que trabajar en él significaba
la muerte, como en el caso del día de expiación, Lev. 23:
27-32, podía dejar de serlo y convertirse en un día corriente
de trabajo. Véase Col. 2: 16. Ni siquiera los Adventistas guardan
estos antiguos días santos. Así que, entonces, la santidad
puede imponérsele a un día, quitársele, o ser trasladada
a otro día. No es necesariamente un asunto permanente, inmutable.
Que los sabadistas mediten en esto un poco. Más todavía:
Una vez designado y declarado sábado santo por Dios mismo, un día
puede dejar de serlo y hasta convertirse en odioso para Dios. Isaías
1: 13-14: "Luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas, no
lo puedo sufrir; SON INIQUIDAD vuestras fiestas solemnes. Vuestras lunas
nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecidas mi alma; cansado
estoy de soportarlas". Dios mismo había designado estos días
como santos, pero mire cómo los aborrece ahora. ¿Hay alguna
prueba, entonces, de que un día en particular es santo ahora porque
una vez fue santo? Ninguna en absoluto.
Nótese también cuántas otras cosas
fueron santificadas por la designación de Dios. Bajo la LEY, leemos
del "santo templo", "el santo monte", "el arca santa", "los santos instrumentos",
"los vasos santos", "el agua santa", "el perfume santo", "el altar santo",
"el velo santo", "el vestido de lino santo", "el aceite santo", "la nación
santa", el santo sábado", etc. Todos estos pertenecían a
la adoración y al servicio de Dios en el SANTO TEMPLO, que era "sólo
sombra," "figura" o "tipo del templo VERDADERO" - la "casa espiritual"
de Cristo, "su cuerpo, la iglesia". Mientras permanecieron como TIPOS,
eran "santos", pero ya no lo son. No eran santos en sí mismos, sino
que fueron hechos santos por el mandamiento de Dios. La Ley y el Evangelio,
pág. 43, por S. C. Adams.
Como todas las cosas santas que se mencionan más
arriba, el séptimo día no tenía santidad en sí
mismo. Tenía que ser "hecho" santo. Marcos 2: 27. Pero los deberes
morales no son hechos. Existen en la naturaleza misma de las cosas. Por
ejemplo, es moralmente incorrecto asesinar. Habría sido incorrecto
aún si Dios no hubiese dado ningún mandamiento contra él.
Pero nunca habría sido incorrecto trabajar el séptimo día
si Dios no hubiese dado mandamiento de que se guardase. Así que,
entonces, la santidad del día no descansa en la naturaleza misma
de él, sino, como en el caso de un centenar de otras cosas santificadas,
simplemente en la designación de Dios, que puede ser alterada en
cualquier momento según su voluntad.
Todos tienen que admitir que este mandamiento difiere
efectivamente de los que se acepta que son enteramente morales. Nadie podría
vivir toda su vida en abierta violación de los mandamientos contra
la idolatría, la blasfemia, el asesinato, el adulterio, el robar,
etc., y al mismo tiempo albergar la mínima esperanza de llegar al
cielo. Y, sin embargo, el más celoso sabadista aceptará que
millones de devotos cristianos han vivido vidas santas a pesar de que nunca
guardaron el séptimo día, sino que reposaron el domingo.
Y los observadores del domingo admitirán que los que guardan el
sábado en vez del domingo son cristianos. Ahora, ciertamente, una
u otra de estas clases de personas no guarda el mandamiento del sábado,
si lo esencial es guardar un día en particular. ¿Reconocería
cualquier sabadista como cristiano a cualquier persona que violara la letra
de la ley de cualquier otro mandamiento cada semana? No. Y tampoco le aceptaría
ninguna excusa basada en la ignorancia. Pero admitiría libremente
que miles a su alrededor que no guardan el mandamiento del sábado
como lo leen, son sin embargo buenas personas y cristianos. Así
que, siendo ellos mismos jueces, este mandamiento no difiere de los otros
en ninguna manera.
¿Qué es una ceremonia?
Los Adventistas aseguran que no había nada ceremonial
en el decálogo o acerca del sábado. Pero consideremos qué
es una 'ceremonia.' Webster dice: "Ceremonia. Rito exterior; forma externa
en religión". Esa era exactamente la observancia del sábado
en la adoración judía. ¿No clasifican los Adventistas
como ceremonial la observancia de todos los otros días santos? Sí;
pero todos eran "santas convocaciones". Lev. 23: 2, como el séptimo
día. Leamos los argumentos del propio pastor Smith acerca de este
punto. Dice así: "¿Eran estos otros días, que eran
EXACTAMENTE ESO - días de reposo y convocación - eran estos
días también sábados, o no?" Lo Que Fue Clavado
en la Cruz, pág. 11. Luego, argumenta que todos eran sábados
como el séptimo día. Bien, entonces, si la observancia de
estos días era ceremonia, y parte de una ley "ceremonial", también
lo es la observancia del séptimo día.
La observancia del sábado en un día en particular
era un servicio ceremonial, el primerísimo y principal de todos
sus "ritos externos y formas externas". Dice el Dictionary of the Bible,
de Smith, artículo Ley de Moisés, bajo el término
"Ley Ceremonial": (3). Santidad de los Tiempos. (a) El Sábado. Éx.
20: 8-11. (b) El Año Sabático. (c) El Año de Jubileo.
(d) La Pascua. (e) La Fiesta de las Semanas. (f) La Fiesta de los Tabernáculos.
(g) La Fiesta de las Trompetas. (h) El Día de Expiación."
El sábado se encuentra a la cabeza de todas las temporadas ceremoniales.
Dios mismo lo coloca allí. Lev. 23: 1-44. "Estas serán mis
fiestas: Seis días se trabajará, mas el séptimo día
será de reposo". Luego siguen en orden todos los días santos
del año, con el sábado a la cabeza. Está arreglado
de esta manera una y otra vez, mostrando que había sido designado
así. Nuevamente, dice Smith: "El sábado era la nota clave
en la escala de la observancia sabática, que consistía de
sí mismo, el séptimo mes, el séptimo año, y
el Año de Jubileo".
Los Adventistas argumentan que el decálogo cubre
todos los pecados. El mayor abarca al menor, dicen. El sexto mandamiento
prohibe el asesinato, el mayor crimen de la humanidad, el cual abarca y
prohibe todos los pecados menores de ese tipo, como la ira, las disputas,
la mala intención, el odio, etc. Bien, entonces, que hagan lo mismo
con el cuarto mandamiento, y darán con una verdad que debería
abrirles los ojos, a saber, el sábado semanal, como el principal
y la cabeza de todas las temporadas y ceremonias, fue puesto allí
para representar a toda esa clase en la ley judía. El Rev. Dr. Potts,
metodista, dice: "La ley bajo la dispensación mosaica fue formulada
en nueve preceptos morales, con un mandamiento sabático añadido".
The
Lord´s Day Our Sabbath, pág. 10.
El sábado en un planeta
redondo
Por su misma naturaleza, todas las leyes puramente morales
son universales y eternas en su aplicación, son obligatorias en
el cielo, en el Edén, para los judíos y para los gentiles,
los santos o los pecadores, ahora o en el más allá. Pruébese
con esta regla el séptimo día en particular, y se verá
que falla en todas partes. Vaya a Venus, donde los días duran como
veintitrés horas; a Júpiter, donde un día sólo
dura como diez horas; a Saturno, donde dura como doce horas, o a algún
otro de los planetas mayores, cuyos días son mucho más largos
que los nuestros. ¿Cómo podrían los habitantes de
esos mundos guardar el séptimo día? Podrían guardar
"un" séptimo día, el suyo propio, pero éste no tendría
la misma duración que el nuestro, ni ocurriría al mismo tiempo
que el nuestro. Su séptimo día no sería nuestro sábado,
ni serían semejantes los séptimos días de ningún
par de planetas, ni ocurrirían al mismo tiempo. Todo el universo
puede guardar la séptima parte del tiempo, pero no la misma séptima
parte. No sabiendo esto, vea cuán garrafal error cometió
la Sra. White. Ella dice: "Vi que el sábado jamás sería
eliminado, sino que los santos redimidos, Y TODA LA HUESTE ANGÉLICA,
lo observará en honor del gran Creador por toda la eternidad". Spiritual
Gifts, Vol. I, pág. 113. El pastor U. Smith, en Biblical Institute,
dice: "Deducimos que los más altos órdenes de sus inteligencias
guardan el sábado también.... El sábado de cada una
de sus criaturas será el sábado de todos los demás,
de modo que todos observarán EL MISMO PERÍODO DE TIEMPO JUNTOS,
con el mismo propósito".
Aquí tiene Ud. su definitiva teoría del
séptimo día con exageración. Observe la completa absurdidad
e imposibilidad de la teoría. Todos los seres inteligentes en el
cielo y en la tierra y en todos los planetas guardan "EL MISMO PERÍODO
DE TIEMPO JUNTOS". ¡Así que el día de sábado
en este pequeño planeta nuestro gobierna los días de sábado
en todos los planetas del universo! Me pregunto cómo se las arreglan
para guardarlo en Júpiter, donde los días sólo duran
diez horas, o en Venus, donde duran veintitrés horas, o en algunos
planetas donde los días son tan largos como varios de nuestros días.
Como el sábado debe ser guardado de puesta de sol a puesta de sol
(Lev. 23: 32), ¡me pregunto cómo averiguan, en todos esos
planetas, cuándo es la puesta de sol aquí!
Los persistentes hechos cerca de casa muestran que los
hijos de Dios no observan, y no pueden observar, "EL MISMO PERÍODO
DE TIEMPO JUNTOS". Todo el mundo sabe que en la India es sábado
como doce horas más temprano que aquí, y que aquí
es sábado doce horas después de que ha dejado de ser sábado
allá. En Australia, el día comienza dieciocho horas más
temprano que en California. ¡Así que los hermanos de California
están trabajando durante casi todo el tiempo que sus hermanos en
Australia están guardando el sábado! Acerquémonos
un poco más a casa. El sol se pone en California como tres horas
más tarde que en Maine. Así que, ¡cuando los Adventistas
del Séptimo Día en Maine comienzan a guardar el sábado
a la puesta de sol el viernes de tarde, sus propios hermanos en California,
donde al sol todavía le faltan tres horas para ponerse, todavía
continuarán trabajando por tres horas! Así que muy pocos
de ellos observan "EL MISMO PERÍODO DE TIEMPO JUNTOS". Mientras
algunos de ellos están guardando el sábado en una parte del
planeta, otros están trabajando en otra parte del planeta. Entonces,
¡cuánto menos guardan las huestes celestiales el mismo período
de tiempo junto con los hombres en la tierra!
Ahora, si, como dicen la Sra. White y el Hno. Smith, los
ángeles guardan nuestro sábado, la pregunta es: ¿Junto
con quién lo guardan? ¿Con los de Australia o con los de
los Estados Unidos? Si los ángeles guardan el sábado al mismo
tiempo que los sabadistas lo guardan en Australia, entonces los sabadistas
en los Estados Unidos están trabajando mientras los ángeles
están guardando el sábado, y así, por supuesto, los
ángeles trabajan mientras los de aquí descansan. De esta
manera, vemos cuán absolutamente falsa y absurda es la teoría
de que todos pueden guardar el sábado al mismo tiempo.
Tengo que confesar que por muchos años fui lo bastante
estúpido como para suponer que el Señor mismo guardaba el
sábado al mismo tiempo que yo lo hacía aquí. Supuse
que cuando el sol se ponía el viernes por la tarde y yo comenzaba
a guardar el sábado, el Señor y los ángeles comenzaban
a guardarlo también. Pero ahora veo cuán totalmente imposible
es eso; porque, si el Señor guarda el sábado al mismo tiempo
que yo lo guardo aquí, entonces Él no lo guarda con los hermanos
al otro lado del globo terráqueo, porque aquéllos comienzan
el sábado por lo menos doce horas más temprano que nosotros
acá. En realidad, transcurren cuarenta y ocho horas, o el equivalente
de dos días enteros, desde el momento en que comienza un día
en el extremo este hasta que termina en el lugar más distante en
el oeste. ¿Quiere el lector detenerse y pensar cuidadosa y atentamente
sobre este punto, pues es muy importante? Se necesitan veinticuatro horas
para que el PRIMER EXTREMO de un día circunde la tierra. Entonces,
como el ÚLTIMO EXTREMO del día está atrasado veinticuatro
horas con respecto al PRIMER EXTREMO, necesitará veinticuatro horas
más para circundar la tierra, así que eso da cuarenta y ocho
horas en total para cada día en alguna parte de la tierra.
Estoy bien seguro de que el sabadista promedio piensa
que el séptimo día que ahora guarda lo guarda con el Señor
mismo,
y con los ángeles, y con todos sus hermanos. Yo solía pensar
así, y las citas de la Sra. White y el pastor Smith que se mencionan
más arriba muestran claramente que hasta ellos lo creían
así también. Pero se verá que esto no puede ser así,
a menos que el Señor guardara dos días enteros cada semana.
Y, en ese caso, los que estuvieran en este lado de la tierra estarían
trabajando mientras el Señor estaría guardando el sábado
con los de este lado. Y, de esa manera, ¡ninguno de ellos guardaría
el sábado con el Señor, después de todo! En realidad,
si consideramos la tierra entera, ¡no hay ni una sola hora de toda
la semana en que algún sabadista no estuviera trabajando en alguna
parte del planeta!
Pero, además, ¿guarda el Señor nuestro
séptimo día con nosotros, o lo guarda con la gente de otros
planetas? Nuestros días y nuestras semanas no están en absoluto
en armonía con los de ellos, ni puede ninguno de ellos ser semejante
al otro. Ahora, si el Señor reposa sólo en nuestro sábado,
entonces no podría reposar en el séptimo día de Venus
o de Marte o de Júpiter, etc., pues el séptimo día
de cada planeta difiere en duración y ocurre en un momento diferente
del de nuestra tierra o nuestro planeta. ¿Cómo, entonces,
podría Dios reposar en todos estos días? Si lo hiciera, tendría
que guardar el sábado todo el tiempo, y ¡entonces nadie, ni
ángeles ni hombres, podría guardar el sábado con el
Señor si trabajara en absoluto!
Entonces, ¿qué pasa con la afirmación
de la Sra. White de que "TODA LA HUESTE ANGÉLICA" guarda nuestro
sábado? ¿O con la hipótesis del pastor Smith de que
todos en el universo observarán "EL MISMO PERÍODO DE TIEMPO
JUNTOS"? Ambas son completamente absurdas. El mismo séptimo día
no puede ser guardado por todo el universo; ni siquiera en esta tierra
puede ser guardado por todos al mismo tiempo; pero todos pueden guardar
la séptima parte del tiempo. Este principio en el cual estaba basado
el cuarto mandamiento, puede ser de aplicación universal en la tierra
y en el cielo, en el tiempo o en la eternidad. Pero exactamente cuál
día será, es una cuestión de menor importancia, que
ha de ser determinada por las circunstancias del caso, que pueden y deben
ser diferentes en tiempos diferentes y lugares diferentes. Para el pueblo
judío, ciertamente era el séptimo día, o sábado,
y ningún otro día habría cumplido el mandamiento.
Todas las rigurosas limitaciones y exacciones del día sábado
bajo la ley judía podían ser llevadas a cabo por un pueblo
pequeño en un territorio limitado, donde la iglesia gobernaba. Un
día específico, el séptimo, Deut. 5: 12-13; horas
específicas, de puesta de sol a puesta de sol, Lev. 23: 32; nada
de fuego encendido en ninguna de sus casas, Éx. 35: 3; muerte por
lapidación por recoger un solo trozo de leña, Núm.
15: 32-36. Ésta era la ley judía. Pero nosotros no somos
judíos, ni estamos bajo la ley judía. Bajo la nueva dispensación
del evangelio, han surgido otras circunstancias, marcando, clara y grandiosamente,
otro día como el más importante en las memorias de los cristianos
- el día de resurrección. Cuuando el evangelio hubo de ir
a todas las naciones, a todos los climas, y alrededor de toda la tierra,
el día de reposo cristiano fue, necesaria y sabiamente, establecido
sobre una base mucho más diferente.
¿Dónde debemos
comenzar el día?
Si la salvación de un hombre depende de que guarde,
hasta el último minuto, el mismo día que Dios guardó
en la creación, entonces es infinitamente importante que sepamos
exactamente dónde comenzó su día, para que podamos
comenzar el nuestro allí también. Pero el Señor no
ha dicho una sola palabra acerca de esto, ni ha dado el más leve
indicio de dónde debe comenzar este día. Los sabadistas tampoco
SABEN nada acerca de ello, sino que tienen que adivinar todo el asunto.
Ahora se calcula generalmente que el día comienza en cierta línea
situada a 180 grados al oeste de Greenwich, en Inglaterra. Esta línea
corre de norte a sur a través del Océano Pacífico,
como a 4,000 millas al oeste de los Estados Unidos. Le escribí al
Prof. E. E. Holden, del Observatorio de Lick, preguntándole: "1.
¿Tenemos la fecha de cuándo se estableció allí
la línea de la fecha? 2. ¿Quién lo hizo, y por qué?
3. ¿Cuándo? 4. ¿Ha sido calculada a partir de otros
lugares aparte de Greenwich?
Él contestó. "1. No hay una fecha específica.
2. Nadie. Por conveniencia. 3. Durante los últimos cien años.
4. Sí. Las Islas Canarias, Tenerife, Ferro, París, Berlín,
Jerusalén, Washington, etc".
De esta manera, vemos que: 1. Es sólo dentro de
los últimos cien años que la línea de la fecha fue
fijada donde ahora se encuentra. 2. Esto se hizo meramente por comodidad,
no porque hubiese en la naturaleza nada que lo requiriese. 3. En diferentes
épocas, la línea de la fecha se ha calculado a partir de
por lo menos siete lugares diferentes, desde Jerusalén en el este
hasta Washington en el oeste, como 8,000 millas de diferencia, o un tercio
de la circunferencia de la tierra. Por esta razón, el comienzo del
séptimo día ha variado mucho en diferentes fechas. 4. En
otro siglo, puede que cambie otra vez. 5. Hay tanta autoridad para un lugar
como para otro, y ninguna autoridad divina para uno u otro lugar, o ninguna
autoridad divina para ninguno, pues es todo obra del hombre y efectuado
al azar. 6. Así, por lo que concierne al deber hacia Dios, cualquier
país, iglesia, o sociedad está en libertad de comenzar el
día donde le plazca. Un lugar podrá estar tan en armonía
con el día de Dios como cualquier otro.
En los Estados Unidos, los sabadistas pueden fijar su
línea de la fecha en el Atlántico en vez de en el Pacífico,
y entonces nuestro domingo sería sábado, y ¡estarían
en lo correcto y convertirían a una nación en un día!
¿Puede probar alguien que esto no está en armonía
con la línea de la fecha de Dios en la creación? Ciertamente
que no. Sería tan correcto como la línea actual del tiempo.
Entonces, ¿por qué no hacerlo? Ciertamente, esto es exactamente
lo que los Adventistas del Séptimo Día hicieron hace unos
pocos años en el caso de una colonia entera en el Océano
Pacífico. La isla de Pitcairn, en el Pacífico, fue colonizada
hace cien años por personas que trajeron sus cálculos hacia
el este desde Asia. Pero sucede que ahora la isla se encuentra en el lado
norteamericano de la actual línea de la fecha; por eso, su domingo
era nuestro sábado, y hace cien años todos lo guardaban como
domingo. De acuerdo con los Adventistas, esto era terrible, porque el domingo
es el sábado del Papa, la marca de la bestia. Así que, hace
unos años, los Adventistas fueron allí y los convirtieron
a todos a la observancia del sábado. ¿Cómo? Simplemente
los indujeron a mover su línea de la fecha unas pocas millas, y
¡listo!, ¡su domingo se convirtió en sábado!
¡Ahora todos son piadosos guardadores del sábado, mientras
que antes eran todos guardadores del domingo, la marca de la bestia! Y
sin embargo, ¡están guardando exactamente el mismo día
que siempre guardaron! Si esto no es ser quisquilloso, díganme qué
es. Esto ilustra lo infantil de toda la cuestión sabadista. Ahora,
los Adventistas deberían cambiar su línea de la fecha un
poco más hacia el este para que incluya a los Estados Unidos, y
así podrán guardar nuestro día con nosotros.
Si el día comenzara en el lugar tradicional donde
se dice que estaba situado el Edén, entonces la línea de
la fecha estaría lejos, al oeste de la posición actual, como
a 7.000 millas al oeste hasta de Australia; y entonces los Adventistas
de Australia no estarían guardando el sábado para nada. En
ese caso, los guardadores del domingo en Nueva Zelandia y Australia en
realidad estarían guardando el séptimo día original,
y los sabadistas de allí estarían guardando el sexto día.
¿Saben y pueden ellos probar que no es así? No. Simplemente,
tienen que aceptar el cálculo como sucedió, correcto o incorrecto,
sin saber cuál es cuál. Y sin embargo, con grandes gastos,
enviaron a misioneros allí para convertir a la gente a que guardaran
otro día, a pesar de que en realidad no saben sino que esa gente
están realmente guardando el séptimo día y ellos mismos
están errados. Nadie, ni siquiera ellos mismos, pretende saber dónde
comenzó Dios a calcular ese día; ¡pero trazan la línea
del grueso de un cabello, y dicen que todos los que no se atienen a esa
línea y cuentan desde ese lugar serán condenados! ¿Depende
la salvación de un hombre de tales minucias matemáticas y
tales incertidumbres? Si es así, muy bien podemos perder la esperanza
de llegar al cielo.
El hecho mismo de que Dios nunca revelara exactamente
dónde está la verdadera línea de la fecha, o dónde
comenzó el séptimo día, muestra que no es importante
que lo sepamos. Alaska, el punto más al noroeste de los Estados
Unidos, fue colonizado por los rusos hace largo tiempo, antes de que existiera
la actual línea de la fecha. Por supuesto, trajeron con ellos sus
cálculos, y por eso su domingo caía en sábado. En
1867, compramos Alaska y el territorio se convirtió en parte de
los Estados Unidos. El día en que tomamos posesión de Alaska,
nuestras leyes cambiaron su domingo a sábado, todo mediante la autoridad
humana. ¿Cambió eso el sábado edénico para
ese pueblo? Repetimos, al movernos alrededor de la tierra en una sola direccción,
perdemos un día, y al movernos en dirección opuesta, ganamos
un día. Por eso, en un caso tenemos que añadir un día,
y en el otro tenemos que descontar un día. Todos tienen que hacer
esto para mantenerse en armonía con el mundo. Los Adventistas lo
hacen, pero, ¿por autoridad de quién, y dónde? La
Biblia dice que hay que guardar el séptimo día de puesta
de sol a puesta de sol. Éx. 20: 8-11; Lev. 23: 32. Que dos Adventistas
partan de Chicago, uno en dirección este, el otro en dirección
oeste, alrededor de la tierra. Cada uno de ellos guarda cuidadosamente
el séptimo día según las puestas de sol. ¡Cuando
se encuentren de nuevo en Chicago, estarán separados por dos días!
Uno estará guardando el domingo y el otro el viernes. ¿Cómo
se las arreglaron? Cada uno de ellos abandona su séptimo día,
y ambos toman el del mundo. ¡Así que tienen un día
mundano, después de todo!
Miremos la dificultad que representa cruzar esta supuesta
línea de la fecha en el Océano Pacífico. Personalmente,
he conversado con sabadistas que han cruzado esta línea en ambas
direcciones, hacia el este y hacia el oeste. Yendo hacia el este, se AÑADE
un día, y yendo hacia el este se RESTA un día, y esto se
hace al MEDIODÍA del día en que uno se encuentre más
cerca de la supuesta línea. En el barco, un hombre que va hacia
el oeste se sienta a almorzar a las 11:50 A. M. el viernes. Mientras está
comiendo, cambia la fecha, y se levanta de comer el sábado a mediodía.
Entonces, le quedan sólo seis horas de sábado hasta la puesta
de sol; o, viniendo hacia el este, se sienta a almorzar el sábado
al mediodía y se levanta de comer al mediodía del viernes.
Ha guardado dieciocho horas del sábado; entonces, el sábado
terminó en un segundo a mediodía, y todavía tiene
seis horas de trabajo hasta la puesta de sol. Ahora tiene que comenzar
el sábado una vez más, y guardarlo otra vez - ¡veinticuatro
horas! ¡En un caso, sólo guardó seis horas del sábado,
y en el otro, guardó cuarenta y dos horas!
Estos hechos persistentes demuestran lo completamente
absurdo del punto de vista sabadista. Afirman que estas cosas no les molestan
en lo más mínimo, pero yo sé que sí les molesta,
y mucho. Han escrito mucho acerca de ello, han inventado toda suerte de
diagramas, ilustraciones, y argumentos para enfrentarse al problema, pero
ninguno es satisfactorio, ni siquiera para ellos mismos. Por esto, constantemente
están inventando nuevos métodos para evadir la dificultad.
El más reciente descubrimiento es el adoptado por los ministros
Adventistas del Séptimo Día de la conferencia de New York.
Es el de afirmar que la tierra es absolutamente PLANA y está absolutamente
INMÓVIL, y que el sol, la luna, y las estrellas son mucho más
pequeñas que la tierra y giran alrededor de ella! "El sol sí
se mueve", dijo el viejo negro, y ellos dicen: Amén.
El sábado en el Polo Norte
Ahora probemos la teoría
del Séptimo Día en las heladas regiones del norte. El día
debe ser guardado de puesta de sol a puesta de sol. Lev. 23: 32. Pero en
invierno hay meses en que no se ve el sol para nada, así que no
tienen puesta de sol. Y nuevamente, en verano hay meses en que el sol está
por encima del horizonte todo el tiempo, y tampoco hay puesta de sol. Aquí
la teoría se derrumba por completo, y el día debe ser calculado
por medios artificiales. Pueden guardar un séptimo del tiempo, y
eso es absolutamente todo lo que pueden hacer. Los Adventistas del Séptimo
Día han argüido que no había una verdadera dificultad
aquí, que todo era imaginario. Tratan de salir de la dificultad
con una risotada, pero eso no responde a los hechos. Sé que ellos
mismos se han metido en serios problemas en este punto. Tan grande fue
su dificultad, aun en el norte de Suecia y Noruega, que en 1886 se discutió
seriamente si deberían cambiar y calcular el día, no desde
la puesta de sol, como ahora, sino desde las 6:00 P. M. La Sra. White y
su hijo estuvieron allí y se declararon a favor del cambio. Yo estuve
en un comité de la Conferencia General para investigar la cuestión.
Decidimos no hacer el cambio, y fue abandonado. ¡En cuántas
interminables e innecesarias dificultades se mete la gente tratando de
guardar una ley que fue sólo diseñada para los judíos
en una localidad limitada! ¡Cuán contrario es todo esto a
la libertad y la simplicidad del evangelio!
En respuesta a todos estos hechos,
que no pueden negarse, los Adventistas del Séptimo Día dicen:
¿No es el primer día de la semana, o domingo, un día
tan definido como el séptimo, o sábado? ¿No es tan
difícil guardar rl domingo alrededor del mundo como lo es guardar
el sábado? ¿No aseguran Uds. que debería guardarse
el primer día en honor de la resurrección? La respuesta a
estas preguntas no es difícil. La idea esencial es que deberíamos
dedicar un día de cada siete a nuestros deberes religiosos. Para
garantizar el mayor bien, todos deberían unirse en la observancia
del mismo día. Desde los días de los apóstoles, la
iglesia cristiana, con un consentimiento, ha observado el día en
que Jesús se levantó de los muertos, el primer día
de la semana, o domingo. Pero no se asegura que sea absolutamente esencial
que exactamente los mismos minutos y horas, o aún el mismo día
definido, debe ser guardado de todas maneras y bajo todas las circunstancias.
Eso sería legalismo, y contrario a la naturaleza misma y a la libertad
del evangelio. Supongamos que el día judío en el cual Jesús
resucitó se calculara de puesta de sol a puesta de sol, como sin
duda lo era, ¿debemos también calcularlo de esa manera? Como
se encuentra más conveniente calcular el día de medianoche
a medianoche, y como todos están unidos en hacerlo así, es
en el mejor interés de la religión conformarse a esta costumbre.
Si, al viajar alrededor del mundo, los hombres confunden su longitud, como
en el caso de Alaska y la isla de Pitcairn, y llamamos domingo al sábado,
esto no es relevante. Es mejor que todos nos unamos en esto que nos peleemos
sobre esto.
Si, en los largos períodos
de oscuridad del polo norte, los hombres perdieran el sentido del tiempo,
y entonces seleccionaran algún otro período, diferente del
que corresponde exactamente a nuestro domingo, hora por hora, la diferencia
no sería importante. O, si al ubicar la línea de la fecha
desde la cual calcular el principio del día, sucediera que esa línea
estuviera situada a 5,000 millas más al este o a 10,000 millas más
al oeste, esto no habría hecho ni una sola partícula de diferencia.
Y en cuanto a si ahora iniciamos el día exactamente donde Dios lo
hizo en el Edén o no, es una cuestión sin mayor importancia.
Y si nuestros hermanos en China descansan al mismo tiempo que nosotros
o no, es de poca importancia. Y si el sábado en Júpiter y
en Marte y en Neptuno, y en el cielo mismo, llega o no cuando el nuestro
llega, es de poco interés para nosotros. Cuando vayamos a vivir
con ellos, habrá tiempo suficiente para aclarar esa cuestión.
Así que, mientras viajamos alrededor de la tierra, hacia el este
o hacia el oeste, o mientras cruzamos la línea de la fecha, si podemos
o no podemos guardar exactamente el mismo día, o aun exactamente
una séptima parte del tiempo, hasta el último minuto, es
de poca importancia. Hacemos lo mejor que podemos bajo las circunstancias,
y nos ajustamos al tiempo como lo calculan los que viven donde vamos. "Colar
el mosquito y tragar el camello" no es una buena práctica en ninguna
causa. Pero con los estrictos sabadistas todo es enteramente diferente.
Un cierto día, comenzando precisamente en una línea del grueso
de un cabello, y hasta el último minuto y el último segundo,
es tiempo santo. Si no se acierta con el tiempo exacto, ¡sería
mejor no guardar ningún día! Eso puede funcionar para el
judaísmo, pero ciertamente no está de acuerdo con el espíritu
y la libertad del evangelio.
Creo que esta es una declaración
justa de la posición de la mayoría de los observadores inteligentes
del domingo. Armoniza exactamente con la afirmación de nuestro Salvador,
de que "el sábado fue hecho para el hombre, no el hombre para el
sábado." Marcos 2; 27. El hombre y su mayor bienestar vienen primero;
el sábado es secundario, y está subordinado a aquéllos.
En el terreno práctico, el sabadista invierte precisamente este
orden. El sábado es lo más importante, una regla rígida,
como de hierro, inflexible. El hombre y sus necesidades y su bienestar
son de poca o ninguna cuenta en comparación con el deber supremamente
grande de guardar el sábado. "El hombre fue hecho para el sábado,
y no el sábado para el hombre" expresaría mucho mejor su
idea de la importancia relativa de los dos. Es bueno para el pueblo y el
mundo que tales ideas farisaicas hayan encontrado pocos defensores en la
iglesia de Cristo.
Tiempo perdido
Entonces, ¿cómo saben
los sabadistas que nuestro sábado es exactamente el séptimo
día desde la creación en adelante? Dice el Rev. J. H. Potts,
D. D., editor del Michigan (Methodist) Christian Advocate: "Que
al seleccionar el día de sábado judío Moisés
eligió el séptimo día sucesivo regular del tiempo
humano desde Adán hasta nuestros días no puede ser probado
por ninguna autoridad, ni divina ni humana". The Lord´s Day Our
Sabbath, pág. 12. Esto está respaldado por el obispo
Harris y varios otros eminentes teólogos. Así, el Rev. Geo.
Elliot, en su "Abiding Sabbath", dice: "No hay modo posible de fijar
el día del sábado original". Así dicen todos los escritores
no prejuiciados.
Durante el largo período
antes del diluvio; durante la época patriarcal en que no había
registros; durante la esclavitud en Egipto, cuando hasta la mayor parte
del conocimiento tradicional se perdió; durante la anarquía
bajo los jueces, y durante todas las épocas desde entonces, ¿están
ellos seguros de que no se cometió ningún error, ni siquiera
de un día? Por supuesto que no. La única manera posible de
que ellos puedan afirmarlo es por medio de la tradición humana.
En respuesta a mi pregunta sobre este punto, el rabino Isaac M. Wise, de
Cincinnati, Ohio, el judío más erudito de la tierra, me escribió:
"En cuanto al tiempo particular, el sábado judío es un asunto
de tradición". Así que, después de todo, su observancia
del sábado descansa en la tradición de los hombres, lo mismo
que los Adventistas condenan.
Pero se dice que, si el día
se perdió, Dios sabía cuál era, y lo habría
señalado cuando dio el maná. O, si se hubiera perdido antes
del tiempo de Cristo, él lo habría sabido y habría
hecho la corrección. Pero esto supone lo mismo que ha de ser probado,
es decir, que Dios se preocupa tanto como ellos acerca de las horas y los
minutos especiales. Y esto no lo pueden probar. Evidentemente, a juzgar
por la poca importancia que él le atribuyó a la observancia
del sábado judío, Jesús habría guardado cualquier
día que hubiera visto observado por la nación.
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