DÍAS DE
RETRIBUCIÓN
Una exposición del
libro
de Apocalipsis
Título de la obra en inglés:
Days of Vengeance
Por David Chilton
Tomado de Freebooks
EL SIONISMO CRISTIANO
Y EL JUDAÍSMO
MESIÁNICO
JAMES B. JORDAN
Uno
de los aspectos más grotescos de la sociología del
moderno
protestantismo norteamericano es el fenómeno del sionismo
cristiano.
Aunque relacionado con la teología del dispensacionalismo, el
sionismo
cristiano es realmente algo completamente diferente
teológicamente.
El propósito de este ensayo es explorar este movimiento, y en
particular
señalar su base teórica, que es gravemente
herética.
Para facilitar la discusión, interactuaremos con las creencias
expresas
de un sionista cristiano, Jerry Falwell. Cerramos con un breve nota
sobre
el judaísmo mesiánico.
El sionismo
El sionismo es un movimiento
político
construido sobre la creencia de que el pueblo judío merece por
derecho
poseer, como suya propia, la tierra de Palestina. Durante la
última
parte del siglo 19 y la primera del siglo 20, el sionismo obtuvo apoyo
a través del occidente cristiano. Esto se debió a dos
factores:
la influencia que la riqueza judía podía comprar entre
los
políticos, y el apoyo emocional que la historia de la
tribulación
judía podía provocar en una conciencia pública
cristianizada.1
Con este apoyo, los
guerrilleros
sionistas tuvieron éxito en hacer estragos en Palestina a
finales
de la década de 1940, y finalmente ocuparon ese territorio. El
resultado
fue que el pueblo que históricamente había habitado
allí
fue privado de la ciudadanía. Los musulmanes palestinos fueron
formalmente
privados de la ciudadanía, y los judíos palestinos fueron
efectivamente privados de la ciudadanía, como resultado de haber
sido inundados por un número mucho mayor de judíos
europeos
que emigraron al nuevo Estado de Israel.
Es importante tener en cuenta
que
los judíos más conservadores eran anti-sionistas, los
cuales
creían que Palestina no debía convertirse en territorio
judío
sino hasta la llegada del Mesías. (Este punto de vista fue
dramatizado
en el reciente y edificante film The Chosen [Los escogidos]).
Gran
parte de las más severas críticas contra el movimiento
sionista
político procedió de los judíos anti-sionistas,
siendo
el más notable Alfred M. Lilienthal. 2
En la derecha abunda la
crítica
espuria contra el sionismo. Yo no deseo ser asociado con estos
críticos,
así que desde el comienzo quiero examinarlos antes de ocuparme
de
la herejía del sionismo cristiano. Antes que todo, hemos
oído
decir a algunas fuentes derechistas que es un mito que 6.000.000 de
judíos
hayan sido masacrados por los nacionalsocialistas. Se arguye que no
había
tantos judíos en Europa, que sería logísticamente
imposible deshacerse de tanta gente, dados el tiempo y las
instalaciones
que los nazis tenían, y así sucesivamente. Esto puede ser
cierto; no tengo absolutamente ninguna manera de saberlo. Sin embargo,
el argumento parece ser que prácticamente ningún
judío
fue masacrado por los nazis, y esto es una tontería. Aunque el
número
sea de 600.000 en vez de seis millones, el suceso es todavía un
horror moral de asombrosa magnitud. Aunque un solo hombre fuera muerto
simplemente por ser judío, esto sería un horror moral. Y
no puede haber ninguna duda de que muchos, muchos judíos fueron
masacrados.
Por supuesto, en algunos
círculos
judíos se ha construido una teología blasfema sobre esto,
la idea de que las persecuciones nazis cumplen la profecía de
Isaías
53, y que los judíos sufrieron por los pecados del mundo. Como
cristianos,
sólo podemos abominar de tal concepto, y debemos llamarlo por lo
que es: una mentira satánica. Con todo, no es necesario negar el
suceso mismo para argüir contra una malvada construcción
teológica
aplicada al suceso.
Más común,
quizás,
es la afirmación de que la mayoría de los judíos
modernos
no son judíos en absoluto: Son khazars. 3 La raza
khazari
parece hallarse entre los judíos ashkenazik de Europa oriental.
Por supuesto, esta clase de afirmaciones puede debatirse. El verdadero
problema en la discusión es la idea de que ser judío es
un
fenómeno de sangre o racial. No lo es.
Hablando bíblicamente,
un
judío es alguien que ha entrado al pacto, junto con el pueblo
judío,
por medio de la circuncisión, para bien o para mal. Cuando a
Abraham
se le ordenó circuncidarse, se le dijo que circuncidara toda su
casa, incluyendo a sus 318 hombres de armas y a sus otros sirvientes
domésticos
(Gén. 14:14; 17:10-14). Los competentes eruditos imaginan que la
casa del Sheik Abraham probablemente incluía por lo menos 3000
personas.
Estos siervos se multiplicaron con el correr de los años, y
Jacob
los heredó a todos (Gén. 27:37). Aunque sólo 70
personas
salidas de los lomos de Jacob bajaron a Egipto, tantos siervos bajaron
también que a todos ellos hubo que darles el territorio entero
de
Gosén para que vivieran.
Todas estas personas eran
judías,
pero sólo una pequeña fracción tenía
realmente
algo de la sangre de Abraham. Más adelante, vemos a mucha otra
gente
uniéndose a los judíos; en realidad, las listas de los
hombres
de David incluyen a muchos extranjeros, de los cuales Urías el
heteo
no es sino el más conocido. Lo que esto demuestra es que el
pacto,
no la raza, ha sido siempre la marca que define a un judío (como
también sucede con un cristiano). Por supuesto, se
mantenían
registros genealógicos de la familia inmediata, puesto que el
Mesías
tenía que ser del linaje real de Abraham, y más tarde del
de David; pero esto no podía aplicarse más que a una
fracción
del número total de personas.
Por eso, los judíos son
los
que afirman serlo, los que están en el pacto junto con los
judíos.
Los khazari se convirtieron al judaísmo en la Edad Media, y son
judíos, a pesar de las tonterías que digan los
derechistas
británico-israelíes. 4 (Por supuesto, los
modernos
sionistas no entienden este principio religioso más de lo que lo
entienden sus críticos británico-israelíes. Ambos
conciben todo en términos de sangre y raza).
Así que, entonces,
¿es
espurio criticar al sionismo sobre la base de que "los judíos no
sufrieron en realidad durante la Segunda Guerra Mundial", o que
"¿Quién
sabe quiénes son los verdaderos judíos?" Es bastante
obvio
quiénes son los judíos, y como siempre, ellos son una
fuerza
con la cual hay que contar.
La tercera línea de
críticas
contra el sionismo concierne a a si su invasión y conquista de
Palestina
es correcta o incorrecta. Podemos oír argumentos en el sentido
de
que los judíos robaron el territorio a sus habitantes, que han
perseguido
a los palestinos, que cometieron horrores durante su campaña de
guerrillas, y así sucesivamente. Luego podemos oír
argumentos
diciendo que en Palestina, los judíos fueron maltratados bajo el
régimen musulmán, que los palestinos están mejor
hoy
día bajo un gobierno judío civilizado que antes, que los
judíos han ejercido dominio sobre el territorio y los musulmanes
no, renunciando de esa manera a su derecho a ella, y cosas semejantes.
En realidad, nada de esto nos
atañe
directamente a nosotros como cristianos. Como cristianos, vemos tanto a
judíos como a musulmanes como grupos que han rechazado a Cristo
como el Mesías, y se han opuesto a la fe verdadera. Si quieren
convertirse,
nos regocijamos. Si quieren matarse entre sí, entonces
qué
lástima, pero que se maten - no hay nada que nosotros podamos
hacer.
Pero entonces, eso nos trae al
punto
en discusión: ¿Se supone que cristianos creyentes en la
Biblia
apoyen un estado judío por razones teológicas? Tal es lo
que afirman Jerry Falwell, y la herejía del sionismo cristiano.
Examinemos esta doctrina.
Dispensacionalismo
ortodoxo
versus sionismo cristiano
Durante el siglo diecinueve,
surgió
un peculiar concepto doctrinal conocido como "dispensacionalismo". Sus
principales exponentes fueron Darby y Scofield; su Biblia era la
Scofield
Reference Bible; y en años recientes, su oficina principal ha
sido
el Seminario Teológico de Dallas. Técnicamente, el
dispensacionalismo
enseña que Dios tiene dos pueblos en la historia del mundo:
Israel
y la "Iglesia". En la actualidad, vivimos en la "Era de la Iglesia", y
el pueblo de Dios hoy día son los cristianos, la Iglesia. En la
actualidad, los judíos son enemigos apóstatas de Dios y
de
Cristo, y están bajo el juicio de Dios hasta que se arrepientan.
Algún día,
pronto
(¡siempre es pronto!), Cristo regresará a la tierra
invisiblemente
y arrebatará a toda la iglesia, los cristianos (a esto se le
llama
el "rapto" de los santos). En ese punto, Dios volverá a tratar
con
Israel. Habrá un período de siete años llamado "la
tribulación", y durante ese período, los judíos
apóstatas
formarán una alianza contra Dios en unión de la bestia,
pero
Dios comenzará a convertir a los judíos, y a su tiempo la
bestia se revolverá y comenzará a perseguir a estos
judíos
convertidos. Justo cuando las cosas parecen desesperadas, Cristo
regresará
e inaugurará el milenio.
Hay que notar otro punto: No
hay
absolutamente ninguna señal de que el rapto de la iglesia
esté
cercano. Vendrá "como ladrón en la noche".
Ahora, todo este esquema,
aunque
popular en años recientes, no tiene raíces en la
interpretación
cristiana histórica de las Escrituras, y en la actualidad se
está
derrumbando bajo el peso de la crítica de eruditos creyentes en
la Biblia y de una persuasión más históricamente
ortodoxa.
Con todo, hay varias cosas que deben notarse.
Primera, al enseñar que
no
hay señales que preceden al rapto, el dispensacionalismo da a
entender
claramente que el moderno estado de Israel no tiene nada que ver con la
profecía bíblica. Si Israel se derrumbara mañana,
no habría ninguna diferencia. La existencia del estado de
Israel,
aunque puede que estimule a los dispensacionalistas para que crean que
el Rapto está cercano, no tiene ninguna importancia
teológicamente
profética.
Segunda, el dispensacionalismo
enseña
que los judíos de hoy, y hasta durante el período de la
tribulación,
son apóstatas, y esto ciertamente da a entender que están
bajo la ira y el juicio de Dios. Los cristianos deberían
ministrarles,
y tratar de convertirlos, y mostrarles toda suerte de bondades como a
seres
humanos; pero los cristianos deberían entender que, durante
la Era de la Iglesia, los judíos no son el pueblo de Dios.
Más bien, la Iglesia es el pueblo de Dios hoy día.
Tercera, al enseñar que
los
israelitas fueron "hechos a un lado" durante la Era de la Iglesia, el
dispensacionalismo
da a entender claramente que las promesas hechas a Israel
también
fueron "hechas a un lado" durante ese período. La promesa del
territorio,
y la promesa: "a los que te bendijeren, bendeciré", han sido
hechas
a un lado, hasta que volvamos a entrar a la "era profética". En
consecuencia, los judíos no tienen ningún derecho al
territorio
durante la Era de la Iglesia, y tampoco hay ninguna bendición
particular
para los gentiles que traten a los judíos con especial favor.
Cuarta, los teólogos
dispensacionalistas
son sumamente estrictos sobre el punto de que la Iglesia es un "nuevo
pueblo",
compuesto como un sólo cuerpo en Cristo, tanto de judíos
como de gentiles. Durante la era de la Iglesia, la distinción
entre
estos dos no debe sentirse en la Iglesia. De este modo, la
teología
dispensacional, por implicación, se opone a la clase de punto de
vista expresado en muchos grupos de "judíos mesiánicos".
Lo que estoy estableciendo es
dispensacionalismo
corriente, consistente. Por lo que a mí concierne, el
dispensacionalismo
está gravemente equivocado en su punto de vista
profético,
pero por lo menos es ortodoxo en su punto de vista sobre la
salvación
y las bendiciones. La bendición vendrá a los
judíos
cuando se arrepientan y acepten a Cristo; hasta entonces, están
bajo la maldición de Dios. ¿Cómo puede ser de otra
manera? Todas las bendiciones son en Cristo. Esta es la
enseñanza
del cristianismo ortodoxo, y Darby y los primeros dispensacionalistas
eran
cristianos ortodoxos hasta este punto, hasta donde yo sé.
Jerry Falwell y el
sionismo
cristiano
Mi descripción del
dispensacionalismo
puede parecer más bien extraña, porque ésta no es
la enseñanza de Hal Lindsey, del moderno Seminario
Teológico
de Dallas, o de otros modernos dispensacionalistas. Yo llamo a esta
gente
"pop-dispies", para abreviar. En contraste con el sistema
dispensacional,
esta gente sostiene que Dios actualmente tiene dos
pueblos
en la tierra: la Iglesia e Israel. El sistema dispensacional
consistente
enseña que no hay ninguna profecía cuyo cumplimiento
tenga
lugar durante la Era de la Iglesia, porque la Iglesia existe fuera del
tiempo profético, pero los modernos pop-dispies
enseñan
que el re-establecimiento de la nación de Israel en 1948 era el
cumplimiento de la profecía.
El dispensacionalismo
consistente
enseña que Dios está tratando con su pueblo "celestial"
hoy
día (la Iglesia), y que, durante la era de la Iglesia, Dios ha
"hecho
a un lado" a su pueblo "terrenal" apóstata (Israel). Por el
contrario,
los pop-dispies sostienen que, aunque apóstata,
Israel
todavía debe ser considerado como bajo la bendición
actual
de Dios. Sostienen el concepto herético de que los
judíos
no necesitan arrepentirse para obtener las bendiciones del pacto de
Dios.
Sostienen el concepto no bíblico de que el judaísmo
apóstata
no está hoy bajo la ira de Dios.
Un partidario bien conocido de
esta
desafortunada posición es el Rev. Jerry Falwell. Un moderno
sionista,
Merrill Simon, ha reconocido este hecho, y ha escrito un libro, Jerry
Falwell and the Jews [Jerry Falwell y los Judíos]. 5
Este libro es una serie de entrevistas con el Rev. Falwell,
diseñadas
para presentarle como amigo del sionismo, y aligerar las sospechas que
los judíos sionistas liberales tienen naturalmente cuando se
trata
de un predicador cristiano supuestamente ortodoxo, fundamentalista.
Me gustaría presentar
algunas
citas de su libro y hacer algunos comentarios apropiados. Sin embargo,
el libro dice: "Ninguna parte de este libro puede ser reproducida en
manera
alguna sin previo consentimiento escrito de los editores", algo como
que
limita mi estilo. Usted tendrá que creerme cuando resumo los
comentarios
de Falwell. Siempre puede acudir a su biblioteca local y leer el libro
usted mismo.
En la página 13, se le
pregunta
a Falwell si él considera la destrucción de
Jerusalén
en el año 70 d. C. como una señal de que Dios
había
rechazado a Israel. Falwell contesta diciendo que él ciertamente
no cree que un Dios "vengativo" trajo el ejército romano a
Jerusalén
para que destruyera a los judíos. Falwell atribuye el
acontecimiento
más bien al anti-semitismo.
Ahora escuchemos lo que la
Biblia
dice sobre esto. No necesitamos citar por completo a Levítico 26
y Deuteronomio 28. Léalos con calma y pregúntese:
¿Vemos
aquí a un Dios airado, "vengativo", que amenaza traer horrores
sobre
Israel si apostata? Lea también Salmos 69:21 y pregúntese
a quién se refiere; luego siga leyendo hasta el final del salmo,
recordando que los romanos rodearon a Jerusalén en el tiempo de
la Pascua. Nótese que Salmos 69:25 habla de la
"desolación"
de Jerusalén, y considere esto en relación con el
pronunciamiento
de Jesús sobre la desolación de Jerusalén en Mateo
23:38. Falwell está completamente en desacuerdo con la Escritura
en este punto.
En la página 25,
Falwell
dice que él cree que el anti-semitismo está inspirado
exclusivamente
por Satanás, como parte de su oposición a Dios. Contra
esto,
léanse los capítulos 1 y 2 de Job. Aquí
encontramos
que a Satanás nunca se le permite hacer nada sin permiso de
Dios.
Además, encontramos en el resto de la Biblia que Dios con
frecuencia
suscita enemigos como látigos contra su pueblo para castigarles.
Léase el libro de Jueces. Léanse Reyes y Crónicas
sobre Asiria y Babilonia. Léase Habacuc. Este no es algún
punto de menor importancia escondido en algún pasaje oscuro.
Más
bien, esta verdad se encuentra por todas partes en la Escritura.
Es cierto que los sentimientos
anti-judíos
no son parte del mensaje cristiano, y que los cristianos
deberían
ser tan considerados hacia los judíos como lo son hacia todos
los
otros seres humanos. Sin embargo, también es cierto que es Dios
quien excita a los babilonios y a los asirios. Hasta que los
judíos
se arrepientan y se conviertan (como Romanos 11 promete que lo
harán
algún día), continuarán siendo enemigos de Dios, y
Dios no incita a los paganos contra ellos. El anti-judaísmo ha
sido
parte del humanismo secular desde los tiempos de Federico II, durante
el
Renacimiento, y hasta nuestros días. La Iglesia cristiana
protegió
a los judíos durante la Edad Media, y ha continuado
haciéndolo.
6
En la página 55,
Falwell
dice que los judíos y los cristianos pueden diferir en cuanto a
algunos puntos, pero tienen una herencia común en el Antiguo
Testamento.
¿Estaría Falwell dispuesto a decir lo mismo a un
musulmán?
En todo caso, la afirmación es incorrecta. El judaísmo
mira
hacia el Talmud, no hacia la Biblia, como su ley. Creer que los
cristianos
pueden apelar al Antiguo Testamento como fundamento común revela
una extrema ignorancia del judaísmo, medieval o moderno. El
judaísmo
nunca se aproxima a la Biblia, excepto por medio del Talmud.
La Biblia nos enseña
que,
cuando Adán y Eva se rebelaron, perdieron el derecho al
Edén,
y Dios les expulsó. Dios usó el mismo principio con
Israel,
dándoles la tierra, pero advirtiéndoles una y otra vez
que,
si se rebelaban, serían expulsados. Escapa a mi
comprensión
entender cómo puede Falwell leer las Escrituras del Antiguo
Testamento
y dejar de ver esto. Los modernos judíos apóstatas no
tienen
absolutamente ningún derecho teológico, y por lo tanto,
ningún
derecho histórico ni legal, al territorio de Palestina.
La iglesia de todas las
épocas
siempre ha enseñado que, en el Nuevo Testamento, el equivalente
de "tierra" es el mundo entero, en Cristo, y finalmente la tierra
nueva.
Al pueblo de Dios, a los que confiesan a Cristo, se les da la tierra
entera
en principio, y gradualmente la dominarán con el correr del
tiempo.
¡Aunque el dispensacionalismo tuviera razón al afirmar que
algún día el territorio palestino se les devolverá
a los judíos, todavía tendríamos que decir que
primero
tienen que convertirse a Cristo!
En la página 68,
Falwell
dice que hay una cosa en el moderno Israel que le preocupa. Y es que
los
cristianos no tienen libertad para predicar el evangelio. En otras
palabras,
¡Falwell es consciente de que los cristianos están
siendo
perseguidos en Israel hoy en día, pero todavía apoya a
Israel!
Si esto no es una traición a la fe, ¿entonces qué
es?
Finalmente, en la
página
145, Falwell es interrogado sobre el aborto, pues los judíos
modernos
abogan por el aborto. Simon le pregunta si la pena de muerte
debería
o no debería ser aplicada contra una mujer que ha tenido un
aborto,
y contra su médico. Falwell contesta que nunca había
pensado
en esto antes, y que él cree que cualquier acción contra
la mujer estaría equivocada.
Bien, aquí lo vemos.
Simon
sabe cuáles son realmente los puntos en disputa, pero el Rev.
Falwell
está tan confundido, perplejo, y ciego, que no puede verlos.
¡Obviamente,
si el aborto es asesinato, entonces tenemos que abogar por la pena de
muerte
para él! Por supuesto, Falwell suena aquí como la
mayoría
del resto de los del moderno movimiento anti-aborto: Ni siquiera han
pensado
en algunos de los puntos de disputa más básicos y
elementales.
"El aborto es asesinato", exclaman. "Restablézcase la pena de
muerte
por asesinato", dice la mayoría moral (el grupo político
de Falwell). Cualquiera con un cuociente de inteligencia de más
de 25 puede calcular las implicaciones de estas dos afirmaciones, pero
aparentemente Falwell nunca pensó en esto antes. ¡Vivimos
en tiempos tristes, cuando un novato así es el portavoz de la
nueva
derecha cristiana!
El sionismo cristiano es una
blasfemia.
Una herejía. A los cristianos no les va absolutamente nada
teológicamente
en el moderno estado de Israel. Israel es una nación anti-Dios y
anti-Cristo. Hasta que se arrepienta y diga "bendito el que viene en el
nombre del Señor", continuará estando bajo la ira de
Dios.
El moderno estado de Israel permite la persecución de cristianos
y de misioneros cristianos. Debemos orar para que Dios cambie los
corazones
de los judíos, como los de todos los otros paganos, para que
reciban
a Cristo. Pero sostener a los enemigos del evangelio no es el
distintivo
de un ministro del evangelio, sino de un anticristo.
He sido bastante duro con
Jerry.
Alguien tiene que serlo. Esta clase de cosas es inexcusable, y hay que
arrepentirse de ella. Hace un par de años, escribí un
ensayo
defendiendo a Falwell de un crítico bastante liberal. 7
Lo que he dicho aquí no cambia lo que escribí entonces,
porque
el crítico de Falwell estaba errado; pero, desde entonces,
ciertamente
he adoptado una posición más sombría sobre
Falwell.
Su trompeta está dando un sonido incierto. Tiene que limpiarla.
El judaísmo
mesiánico
En años recientes, gran
número
de jóvenes judíos se han vuelto a Cristo Jesús
como
su Señor y Salvador. Muchos de estos jóvenes han formado
"sinagogas mesiánicas", y han articulado aquí y
allá
varias teologías de "judaísmo mesiánico". Para
muchos,
el judaísmo mesiánico es simplemente una manera de
preservar
algunas tradiciones culturales judías al mismo tiempo que se
convierten
en cristianos, y no hay nada de malo en esto. Es correcto que
cristianos
de varias tribus y lenguas den expresión a su fe en varias
formas
culturales.
Desafortunadamente,
según
algunos, el judaísmo mesiánico es visto como una
alternativa
del cristianismo histórico. Esto se debe a la influencia del pop-dispismo.
Después de todo, si el milenio está a la vuelta de la
esquina,
y la cultura judía será imperialmente triunfante durante
el milenio, entonces, aún hoy día, las prácticas
judías
anticipan esa superioridad. En realidad, algunos judíos
mesiánicos
aparentemente creen que pueden reclamar ilimitado apoyo financiero de
los
cristianos gentiles, a causa de su preeminencia. 8
Gran parte de lo que he
escrito
en relación con el sionismo cristiano se aplica a este grupo de
judíos mesiánicos. Sin embargo, me gustaría llamar
la atención a otra faceta del asunto. Estos judíos
mesiánicos
creen, erróneamente, que el cristianismo gentil (la iglesia
histórica)
se apartó de las formas bíblicas en los primeros
días
de la iglesia. Consideran su misión restaurar estas costumbres,
que ellos creen que han preservado.
De hecho, esto es
completamente
falso. Cualquiera que haya visto una presentación de "Cristo en
la Pascua" queda asombrado del número de ritos no
bíblicos
que se discuten y se exhiben (el uso de huevos, el pan partido en tres
trozos y oculto en una tela, etc.) Estas costumbres surgieron
después
del nacimiento de la iglesia, y no conservan en absoluto el ritual del
Antiguo Testamento. Además, tratar de superponer una
interpretación
cristiana sobre los varios rasgos de estos rituales es de lo más
desorientador y artificial. Ingeniosas como son estas presentaciones,
son
flagrantemente descaminadoras.
Como una cuestión de
hecho,
las principales características del culto del templo y la
sinagoga
fueron introducidas directamente en la iglesia, al consentir ella a los
nuevos enemigos de Dios: los judíos apóstatas. El
período
de este consentimiento fue entre el año 30 d. C. y el año
70 d. C. Una vez que la iglesia hubo completado la integración
de
los despojos del Antiguo Pacto a su cuerpo nuevo y transfigurado, Dios
destruyó completamente lo que quedaba del Antiguo Pacto. Los
modernos
rituales judíos y la moderna música deben mucho
más
a la herencia racial/cultural de los pueblos de Europa oriental que al
Antiguo Pacto. 9
Por esta razón, aunque
no
hay nada malo con que los judíos convertidos mantengan una
continuidad
cultural con su pasado, no hay fundamento para suponer que los
judíos
post-cristianos han preservado las formas musicales y litúrgicas
de la Biblia. Esas formas fueron preservadas en la iglesia, y
sólo
en ella. Los judíos que deseen recuperar su herencia
harían
bien en estudiar la iglesia primitiva, no las tradiciones de las
culturas
europeas orientales.
"Guardarás, pues, los
mandamientos
de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y temiéndole.
Porque Jehová tu Dios te introduce en la buena tierra, tierra de
arroyos, de aguas, de fuentes y de manantiales, que brotan en vegas y
montes;
tierra de trigo y cebada, de vides, higueras y granados; tierra de
olivos,
de aceite y de miel; tierra en la cual no comerás el pan con
escasez,
ni te faltará nada en ella; tierra cuyas piedras son hierro, y
de
cuyos montes sacarás cobre. Y comerás y te
saciarás,
y bendecirás a Jehová tu Dios por la buena tierra que te
habrá dado. Cuídate de no olvidarte de Jehová tu
Dios,
para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te
ordeno
hoy; no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que
habites,
y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te
multipliquen,
y todo lo que tuvieres se aumente; y se enorgullezca tu corazón,
y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de
Egipto, de casa de servidumbre; que te hizo caminar por un desierto
grande
y espantoso, lleno de serpientes ardientes, y de escorpiones, y de sed,
donde no había agua, y él te sacó agua de la roca
del pedernal; que te sustentó con maná en el desierto,
comida
que tus padres no habían conocido, afligiéndote y
probándote,
para a la postre hacerte bien; y digas en tu corazón: Mi poder y
la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza. Sino
acuérdate
de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer
las
riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres,
como
en este día. Mas si llegares a olvidarte de Jehová tu
Dios
y anduvieres en pos de dioses ajenos, y les sirvieres y a ellos te
inclinares,
yo lo afirmo hoy contra vosotros, que de cierto pereceréis. Como
las naciones que Jehová destruirá delante de vosotros,
así
pereceréis, por cuanto no habréis atendido a la voz
de Jehová vuestro Dios". Deuteronomio 8:6-20.
"Porque no hay acepción
de
personas para con Dios. Porque todos los que sin ley han pecado, sin
ley
perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley
serán
juzgados; porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios,
sino
los hacedores de la ley serán justificados. Porque cuando los
gentiles
que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley,
éstos,
aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra
de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y
acusándoles
o defendiéndoles sus razonamientos, en el día en que Dios
juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a
mi
evangelio". Romanos 2:11-16.
Notas:
Reimpreso de la obra de James B. Jordan, The
Sociology
of the Church (Tyler, TX: Geneva Ministries, 1986).
1. Sobre el aspecto anterior, véase de Ronald
Sanders,
The High Walls of Jerusalem: A History of the Balfour Declaration
and
the Birth of the British Mandate for Palestine (New York: Holt,
Rinehart,
& Winston, 1984).
2. Lilienthal es el autor de varios libros sobre este
tema. Su obra máxima es The Zionist Connection (New
York:
Dodd, Mead, & Co., 1978).
3. Sobre los khazars, véase de Arthur Koestlee,
The
Thirteenth Tribe (New York: Random House, 1976).
4. El británico-israelismo asegura que los del
pueblo anglosajón son los verdaderos judíos, y por tanto,
heredan las promesas del pacto por medio de la raza solamente. Esta
idea
extraña y estúpida es promovida por el culto de
Armstrong,
pero también aparece en círculos cristianos de la
derecha.
Para un minucioso análisis y una refutación de este punto
de vista, véase, de Louis F. DeBoer, The New Phariseeism (Columbus,
N. J.; The American Predsbyterian Press, 1978).
5. Middle Village, NY: Jonathan David Publishers, Inc.,
1984.
6. Sobre la protección de los judíos por
parte de la iglesia, véase de Harold J. Berman (siendo él
mismo judío), Law and Revolution: The Formation of the
Western
Legal Tradition (Cambridge: Harvard U. Press, 1983), pp. 90, 222.
7. Véase mi ensayo, "The Moral Majority: An
Anabaptist
Critique", en el libro de James B. Jordan, ed. The Failure of the
American
Baptist Culture, Christianity and Civilization No. 1 (Tyler, TX:
Geneva
Ministries, 1982).
8. Véase de Gary North, "Some Problems with
'Messianic
Judaism,'", en Biblical Economics Today 7:3 (Apr./May, 1984).
9. Louis Bouyer ha mostrado con considerable detalle
que la oración eucarística de la iglesia primitiva era
una
modificación de las oraciones de la sinagoga y del templo.
Véase
de Bouyer, Eucharist (Notre Dame: U. of Notre Dame Press,
1968).
De manera similar, Eric Werner ha mostrado que el canto llano de la
iglesia
cristiana preserva el estilo de música conocida entre los
judíos
del período del Antiguo Testamento. Véase de Werner, The
Sacred Bridge (Columbia U. Press, 1959; la edición en
rústica
por Shocken sólo reproduce la primera mitad de este importante
estudio).