DÍAS DE RETRIBUCIÓN
Una exposición del libro
de Apocalipsis
Título de la obra en inglés:
Days of Vengeance
David Chilton
Tomado de Freebooks
Parte Cinco
SUCESIÓN Y CONTINUIDAD
DEL PACTO:
LAS SIETE COPAS
(Apocalipsis 15-22)
Introducción
Como hemos visto, la sección final de Apocalipsis
corresponde a la carta de Cristo a la iglesia de Tiatira, que habla del
juicio de Cristo sobre "Jezabel", la falsa esposa; y, como la carta al
ángel de la iglesia en Laodicea, habla contra la iglesia económicamente
rica pero espiritualmente miserable (el judaísmo), que Cristo está
a punto de escupir de su boca. Esta sección también corresponde
al último de los cuatro seres vivientes, el hombre-querubín,
y (en el orden de Juan) el último cuarto del Zodíaco, gobernado
por la constelación de Acuario, el que vierte agua; en consecuencia,
el símbolo de juicio en esta sección es el de los ángeles
que derraman la ira de Dios desde sus copas.
También hemos observado que la última división
de Apocalipsis corresponde a la quinta y última parte de la estructura
del tratado de pacto: los arreglos de la sucesión. Esto trata de
la continuidad del pacto, el desheredamiento de los miembros ilegítimos,
y la herencia de los que son fieles a sus obligaciones juradas (comp. Deut.
31-34). 1 Moisés
comienza esta sección de Deuteronomio con órdenes para extender
el pacto hacia el futuro. Encomienda al pueblo (31:1-6), a Josué
(31:7-8), y a los sacerdotes (31:9-13) el deber de seguir el programa del
pacto y asegurarse de que fuera transmitido a las generaciones venideras.
Luego (31:14-15) Dios aparece en la Nube de Gloria a la puerta del tabernáculo
para encontrarse con Moisés y con Josué, y les da instrucciones
para que enseñen a los hijos de Israel un Cántico de
Testimonio. Le dice a Moisés: "He aquí, tú vas a dormir
con tus padres, y este pueblo se levantará y fornicará tras
los dioses ajenos de la tierra adonde va para estar en medio de ella; y
me dejará, y e invalidará mi pacto que he concertado con
él; y se encenderá mi furor contra él en aquel día;
y los abandonaré, y esconderé de ellos mi rostro, y serán
consumidos; y vendrán sobre ellos muchos males y angustias... Ahora
pues, escribíos este cántico, y enséñalo a
los hijos de Israel; ponlo en boca de ellos, para que este cántico
me sea por testigo contra los hijos de Israel... Y cuando les vinieren
muchos males y angustias, entonces este cántico responderá
en su cara como testigo" (31:16-21).
Como muestra Kline, el Cántico de Testimonio (Deut.
32) es la demanda de pacto de Yahvé contra su pueblo ingrato e infiel,
proféticamente librado por mano de Moisés, 'el varón
de Dios' (véase Deut. 33:1, siendo 'el varón de X' un título
de los mensajeros de grandes reyes). 2
Modelo de demanda de pacto, el cántico mismo está estructurado
según la forma normal de documento de tratado. Por esto tenemos
el bosquejo familiar:
I. Preámbulo
(32:1-4)
II. Prólogo histórico
(32:5-14)
III. Registro de la rebelión
contra las estipulaciones del pacto
(32:15-18)
IV. Sanciones:
A. Maldiciones contra los violadores del pacto (32:19-25)
B. Bendiciones sobre el remanente por medio del juicio
redentor (32:26-43)
V. Disposiciones de la sucesión
(32:44-34:12)3
Tanto Moisés como Josué enseñaron el
Cántico de Testimonio al pueblo (32:44); podría muy bien
llamarse "el cántico de Moisés y de Josué". En consecuencia,
en la correspondiente sección quinta de Apocalipsis, Juan comienza
con una manifestación de la gloria de Dios en "el santuario del
tabernáculo del testimonio", donde Dios da una comisión de
pacto a los siete ángeles-sacerdotes; como acompañamiento
a todo esto el remanente canta "el cántico de Moisés el siervo
de Dios, y el cántico del Cordero". Como saben todos los lectores
de Juan, el Cordero es Jesús, la forma griega del nombre
hebreo Josué; el cántico es, por lo tanto, "el cántico
de Moisés y de Josué (el Mayor)".
En Apocalipsis 15 y 16, el tabernáculo se abre
y los sacerdotes son enviados a derramar sus copas-juicios sobre Israel
como castigo por su fornicación - el crimen principal que suscitó
el Cántico de Testimonio original (Deut. 31:16). Aquí deberíamos
notar un importante elemento que enlaza juntos los capítulos 15-22
como una unidad literaria. Después de que los siete ángeles
han derramado sus copas de ira, uno de los mismos siete ángeles
viene para mostrarle a Juan "el juicio de la gran ramera" (17:1). Más
tarde, en la visión final del libro, otro de estos ángeles
portadores de copas le muestra a Juan la contraparte de la ramera: "la
desposada, la Esposa del Cordero" (21:9). Claramente, las visiones relativas
a la ramera y la Esposa son extensiones de la sección de las
siete copas de la profecía.
Como Dios había declarado en el Cántico
de Testimonio de Moisés, Él es el esposo celoso, que ha sido
traicionado por la infidelidad de esta "generación perversa" (Deut.
32:5), 16, 20-21; comp. Mat. 17:17; Hechos 2:40). El castigo que Él
envía será aquél con el cual ya ha amenazado en Deuteronomio
28:49-57: Una terrible nación enemiga se levantará para destruir
a Israel, trayendo venganza sobre la "esposa" apóstata de Dios (Deut.
32:21-25). 4 Este
tema se examina y se expande en Apocalipsis 17-18, donde la esposa ramera
es destruída por su infidelidad. Y sin embargo, el remanente se
salva; y, como hemos visto, este "remanente" es finalmente mayor que su
original, habiéndose transformado en una gran multitud que nadie
puede contar, excediendo vastamente en número al antiguo Israel
(Apoc. 7). Dios garantiza la sucesión de pacto estableciendo el
trascendente nuevo pacto. Distinguiendo a sus verdaderos herederos, los
incorpora en la Esposa del Cordero, la Nueva Jerusalén; y la Esposa
y el Esposo se encuentran en la comida sacramental, la cena de las bodas
del Cordero (Apoc. 19:10).
Después de cantar el Cántico de Testimonio,
Moisés bosqueja el futuro de las doce tribus en un testamento final
(Deut. 33; comp. Apoc. 21:12), que proclama la venida del Señor
en salvación (Deut. 33:2), y se regocija en el dominio sacerdotal
y real que Dios proveerá para su pueblo:
No hay como el Dios de Jesurún, quien
cabalga sobre los cielos para tu ayuda, y sobre las nubes con su grandeza.
El eterno Dios es tu refugio, y acá abajo los brazos eternos; Él
echó de delante de tí al enemigo, y dijo: Destruye. E Israel
habitará confiado, la fuente de Jacob habitará sola en tierra
de grano y de vino; también sus cielos destilarán rocío.
Bienaventurado tú, oh Israel, ¿quién como tú,
pueblo salvo por Jehová, escudo de tu socorro, y espada de tu triunfo?
Así que tus enemigos serán humillados, y tú hollarás
sobre sus alturas. (Deut. 33:26-29; comp. Apoc. 19:11-22:5).
Finalmente, el Señor lleva a Moisés a la cumbre
del monte Nebo, y le muestra la Tierra Prometida, pero le informa nuevamente
que no podrá guiar al pueblo allí; su lugar debe ser tomado
por Josué el conquistador (Deut. 34:1-9). Sin embargo, la posición
de Moisés sigue siendo única, porque "nunca más se
levantó profeta en Israel como Moisés, a quien haya conocido
Jehová cara a cara" (Deut. 34:10). El mensaje de Juan en Apocalipsis,
sin embargo, es que (como deseaba Moisés), todo el pueblo de Dios
sea profeta (Núm. 11:29). Los cristianos, "siervos" como Moisés
(Apoc. 15:3; 19:2, 5), no son inferiores ni siquiera a los ángeles
en sus privilegios del santuario (19:10), sino que tienen pleno acceso
a Dios, ejerciendo la misma libertad de expresión (comp. Heb. 10:19)
de que él disfrutaba. Delante del trono celestial de Dios, "sus
siervos le servirán, y verán su rostro, y su nombre
estará en sus frentes" (Apoc. 22:4).
Notas:
1. Véase de Meredith G. Kline, Treaty of the Great King: The
Covenant Structure of Deuteronomy (Grand Rapids: William B. Eerdmans
Publishing Co., 1963), pp. 135-149; comp. Ray R. Sutton, That You May
Prosper: Dominion By Covenant (Tyler, TX: Institute for Christian Economics,
1987).
2. Kline, Treaty of the Great King, p. 139.
3. Véase íbid., pp. 10-149; yo he corregido ligeramente
el bosquejo de Kline.
4. Sin embargo, la nación usada como vara de la ira de Dios será
ella misma aplastada por su propia desobediencia, y el remanente de Israel
será salvo (Deut. 32:26-43; comp. Isa. 10:5-34; Apoc. 17: 16-17;
19:17-21).