DÍAS DE RETRIBUCIÓN
Una exposición del libro
de Apocalipsis
Título de la obra en inglés:
Days of Vengeance
Por David Chilton
Tomado de Freebooks
Parte Cinco
20
EL MILENIO Y EL JUICIO
¿Cuál es la posición de la Iglesia
histórica, ortodoxa, sobre la cuestión del milenio? ¿Puede
describirse con exactitud la doctrina de la Iglesia como post-milenialista
o como amilenialista? En general, la diferencia entre los que tradicionalmente
son llamados "amilenialistas" y los que tradicionalmente son llamados "post-milenialistas"
se ha establecido en términos de sus interpretaciones de los "mil
años" (en latín, el milenio) de Apocalipsis 20. Por
lo general, los "amilenialistas" han considerado este texto como una referencia
a la situación de los santos que reinan en el cielo, mientras que
los "post-milenialistas" lo han entendido como una descripción del
dominio de los santos en la tierra. Sin embargo, como veremos, esta manera
de encuadrar la cuestión puede en realidad oscurecer algunos hechos
muy importantes sobre la posición cristiana en relación con
"el milenio". Si deseamos entender la posición ortodoxa, tenemos
que entender que la respuesta a esta pregunta específica no puede
establecerse primordialmente por medio de la exégesis
de textos particulares. Por ejemplo, los "amilenialistas" discrepan a menudo
los unos con los otros sobre la naturaleza precisa de la resurrección
o las resurrecciones de Apocalipsis 20 (para citar sólo uno de varios
puntos principales en disputa). ¡Y Benjamin Warfield, quizás
el principal erudito "post-milenialista" de la primera parte de este siglo,
propuso una exégesis de Apocalipsis 20 que la mayoría de
los teólogos consideraría como clásicamente "amilenialista"!
1
Por lo tanto, nuestro encuadramiento de la cuestión
debería ser lo bastante amplio como para justificar la diversidad
de enfoques entre los varios campos amilenialistas y post-milenialistas.
En esencia, la cuestión del milenio se centra en el reino mediador
de Cristo: ¿Cuándo comenzó (o comenzará) el
reino de Cristo? Y una vez que hacemos la pregunta de este modo, sucede
en los círculos cristianos algo asombroso, casi increíble:
¡Unidad! Desde el día de Pentecostés en adelante, los
cristianos ortodoxos han reconocido que el reino de Cristo comenzó
con su resurrección/ascensión, y continuará hasta
que todas las cosas haya sido sometidas completamente bajo sus pies, como
lo declaró Pedro claramente (Hechos 2:30-36). En estos términos,
"el milenio" es simplemente el reino de Cristo. Fue inaugurado en el primer
advenimiento de Cristo, ha estado en existencia durante casi dos mil años,
y continuará hasta el segundo advenimiento de Cristo en el último
día. En la terminología "milenialista", esto significa que
el regreso de Cristo y la resurrección de todos los hombres tendrá
lugar después del "milenio". En este sentido objetivo,
por lo tanto, el cristianismo ortodoxo siempre ha sido post-milenialista.
Es decir, sin importar cómo ha sido concebido el milenio (ya sea
en un sentido celestial o en un sentido terrenal - es decir, sin importar
la exégesis técnica de ciertos puntos en Apocalipsis 20 -
los cristianos ortodoxos siempre han confesado que Cristo Jesús
vendrá después ("post") de que el período designado
como "los mil años" haya terminado. En este sentido, todos los "amilenialistas"
son también "post-milenialistas". Al mismo tiempo, el cristianismo
ortodoxo siempre ha sido amilenialista (es decir, no milenialista). La
Iglesia histórica siempre ha rechazado la herejía del milenialismo
(en siglos pasados, esto se llamaba kilismo, que significa mil-años-km).
La idea de que el reino de Cristo es algo que está completamente
en el futuro, que ha de ser introducido por algún gran cataclismo
social, no es una doctrina cristiana. Es una enseñanza heterodoxa,
a la cual se adhieren generalmente sectas herejes en los bordes exteriores
de la Iglesia Cristiana. 2
Ahora bien, el milenialismo puede adoptar dos formas generales. Puede ser,
o pre-milenialismo (en el cual la Segunda Venida es el cataclismo que anuncia
el milenio), o post-milenialismo (en el cual la Revolución Social
es el cataclismo). Ejemplos de la primera rama del kilismo sería,
por supuesto, el movimiento ebionita del período de la iglesia primitiva,
y el moderno dispensacionalismo de la escuela Scofield-Ryrie. 3
Ejemplos de la herejía post-milenialista serían fáciles
de nombrar también: La revuelta Münster de 1534, el nazismo,
el marxismo (ya sea "cristiano" o de otro tipo). 4
El cristianismo ortodoxo rechaza ambas formas de la herejía milenialista.
El cristianismo se opone a la idea de que cualquier nuevo cataclismo redentor
ocurra antes del Juicio Final. El cristianismo es anti-revolucionario.
Por esta razón, aunque los cristianos siempre han esperado la salvación
del mundo, creyendo que Cristo murió y resucitó con ese propósito,
también han considerado la obra del reino como una influencia fermentadora,
que transforma gradualmente el mundo a imagen de Dios. El cataclismo
definitivo ya ha tenido lugar, en la obra consumada de Cristo. Por
lo tanto, dependiendo de la pregunta específica que se haga, el
cristianismo ortodoxo puede considerarse bien como amilenialista o como
post-milenialista - porque, en realidad, es ambas cosas.
Hay que entender un punto adicional: Además de
ser tanto "amilenialista" como "post-milenialista", la Iglesia cristiana
ortodoxa por lo general ha sido optimista en su visión del
poder del evangelio para convertir a las naciones. En mi libro Paradise
Restored: A Biblical Theology of Dominion (Ft. Worth, TX: Dominion
Press, 1985), yo inicio cada capítulo con una cita del gran Atanasio
sobre el tema de la victoria del evangelio por todo el mundo y la inevitable
conversión de todas las naciones al cristianismo. El punto no era
seleccionar a Atanasio como tal; numerosas afirmaciones expresando
la esperanza de la Iglesia acerca del triunfo mundial del evangelio pueden
encontrarse en todos los escritos de los grandes padres y maestros en cada
era del cristianismo. 5
Aún más significativamente, la creencia universal en la victoria
venidera puede verse en la acción de la Iglesia en la historia.
Los cristianos nunca supusieron que su alto llamado era para a trabajar
a favor de algún tipo de distensionamiento con el enemigo. Los ortodoxos
jamás consideraron el "pluralismo" como una meta digna. La iglesia
siempre ha reconocido que Dios envió a su Hijo unigénito
para redimir el mundo, y que Él no se satisfará con nada
menos que con aquéllo por lo cual ha pagado.
Cuando los primeros misioneros del este se aventuraron
dentro de los demonizados territorios de nuestros antepasados paganos,
no tenían la más ligera intención de llevar una coexistencia
pacífica con los hechiceros y sus aterradoras deidades. Cuando San
Bonifacio, en su misión a los germanos paganos, se acercó
al roble sagrado de Thor, simplemente lo derribó a hachazos y construyó
una capilla con la madera. Miles de adoradores de Thor, al ver que su dios
no había herido a San Bonifacio con un rayo, se convirtieron al
cristianismo allí mismo. En cuanto a San Bonifacio, quedó
imperturbable por el incidente. Sabía que había un solo Dios
verdadero del trueno - el Jehová trino.
No hay nada extraño en esto. La actitud de esperanza,
la expectativa de victoria, es una característica absolutamente
fundamental del cristianismo. 6
El avance de la Iglesia a través de las edades es inexplicable sin
ella - de la misma manera que es también inexplicable aparte del
hecho de que la esperanza es verdadera, el hecho de que Jesucristo
ha
derrotado los poderes, y reinará "desde el río
hasta los confines de la tierra". W. G. T. Shedd escribió: "Aparte
del poder y la promesa de Dios, la predicación de una religión
como el cristianismo a una población como la pagana es el más
absoluto quijotismo. Se opone a todas las inclinaciones, y condena
todos los placeres del hombre culpable. La predicación del evangelio
encuentra su justificación, su sabiduría, y su triunfo, sólo
en la actitud y la relación que el Dios infinito y todopoderoso
sostiene hacia ella. Es Su religión, y, por lo tanto, debe finalmente
convertirse en una religión universal". 7
Con el surgimiento de escatologías divergentes
durante los dos siglos más recientes, el tradicional optimismo evangélico
de la Iglesia fue denominado con el término "post-milenialismo",
les gustara o no a los "post-milenialistas". Esto ha tenido efectos positivos
y negativos. En el lado positivo, es (como hemos visto) una descripción
técnicamente
exacta de la ortodoxia, y lleva consigo la connotación de optimismo.
En el lado negativo, a menudo puede confundirse con el milenialismo hereje.
Y, aunque el "amilenialismo" expresa correctamente el aborrecimiento ortodoxo
a la revolución apocalíptica, lleva consigo (tanto de nombre
como por asociación histórica) una fuerte connotación
de derrotismo. 8 Por
lo tanto, este escritor trata de ser sensible a las insuficiencias de la
terminología teológica corriente. 9
Este post-milenialismo "genérico" sostiene que
Jesucristo estableció su reinado mediador por medio de su muerte,
su resurrección, y su ascensión al trono celestial, y, como
el segundo Adán, rige toda la creación hasta el fin del mundo,
cuando vendrá de nuevo a juzgar a los vivos y a los muertos; que,
a su debido tiempo, por medio del derramamiento del Espíritu Santo,
"la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las
aguas cubren el mar" (Isa. 11:9); y que las promesas bíblicas de
bendición abundante, en todas las áreas de la vida, serán
derramadas por Dios sobre el mundo entero, en respuesta pactal a la fidelidad
de su pueblo. 10
El encadenamiento de Satanás
(20:1-3)
1 Vi a un ángel que descendía del
cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano.
2 Y prendió al dragón, la serpiente antigua,
que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años;
3 y lo arrojó al abismo, y lo encerró,
y puso su sello sobre él, para que no engañase más
a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después
de esto debe ser desatado por un poco de tiempo.
1 La importancia de las imágenes en este pasaje es
realzada por su centralidad como la cuarta de las siete visiones introducidas
por la expresión "Y vi" (kai eidon; comp. 19:11, 17,
19; 20:4, 11; 21:1). Juan ve un ángel descendiendo del cielo, que
tenía la llave del abismo y una gran cadena en la mano. Nuevamente,
como en 10:1 y el 18:1 (comp. 12:7), este es el Señor Jesucristo,
quien, como Mediador, es el Ángel (Mensajero) del Pacto (Mal. 2:7;
3:1). Su absoluto control y autoridad sobre el abismo están simbolizados
por la llave y la gran cadena. El autor establece un agudo contraste: A
Satanás, la estrella impía que cayó
del cielo, se le dio brevemente la llave del abismo (9:1); pero
Cristo descendió del cielo, teniendo como su posesión legal
"las llaves de la muerte y del Hades" (1:18).
2-3 Juan junta las varias descripciones del malo que ha
usado durante la profecía: el dragón (12:3-4; 7, 9, 13, 16-17;
13:2, 4, 11; 16:13), la serpiente antigua) 9:19; 12:9, 14-15), el diablo
(2:10; 12:9, 12), Satanás (2:9, 13, 24; 3:9; 12:9), el engañador
del mundo entero (2:20; 12:9; 13:14; 18:23; 19:20). Pero el aterrador poder
de este enemigo sólo sirve para exhibir la incomparable grandeza
de su conquistador, que tan fácilmente le ha dejado indefenso: Jesucristo,
en su misión como "Ángel del cielo", prendió al dragón
... y le ató por mil años, y le lanzó al abismo, y
le encerró, y puso su sello sobre él. Como declaró
Juan en su primera epístola, Cristo "para esto apareció,
para deshacer las obras del diablo" (1 Juan 3:8). En términos de
este propósito, el Señor comenzó a "atar al hombre
fuerte" durante su ministerio terrenal; habiendo completado satisfactoriamente
su misión, ahora está saqueando la casa de Satanás
y llevándose sus bienes:
Pero si yo, por el Espíritu de Dios, echo
fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios.
Porque, ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte,
y saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear
su casa. (Mat. 12:28-29; comp. Lucas 11:20-22).
Herman Ridderbos comenta la significación de esta
afirmación, y nos proporciona un excelente resumen de los relatos
evangélicos de la victoria de Cristo sobre el diablo: "Este pasaje
[Mat. 12:28; Luc. 11:20] no está aislado. Toda la lucha de Jesús
contra los demonios está establecida por la antítesis entre
el reino de los cielos y el gobierno de Satanás, y una y otra vez,
el poder superior de Jesús sobre Satanás y su dominio demuestra
el progreso de parte del reino de Dios. Esto ya está probado desde
el comienzo por la tentación en el desierto. No puede haber duda
de que en disputa está el reinado mesiánico de Jesús.
Tres veces consecutivas es el punto de partida de Satanás, que se
refiere a las divinas palabras sobre Jesús durante su bautismo (Mat.
3:17; Mar. 1;11; Luc. 3:22; Mat. 4:3, 6; Luc. 4:3, 9). Especialmente la
tentación con respecto a 'todos los reinos del mundo' (Mat. 4:8ss.;
Luc. 4:5ss.), muestra lo que está en disputa en la lucha entre Jesús
y Satanás. Aquí Satanás aparece como 'el príncipe
de este mundo' (comp. Juan 12:31; 14:30; 16:1), que se opone al reino de
Dios, y que sabe que Jesús le disputará este poder en el
nombre de Dios. Aquí, entonces, el reino de Dios está en
disputa, junto con el mesianismo. Al mismo tiempo, parece que la victoria
sobre Satanás, que ha de ser obtenida por el reino de Dios, no sólo
es una cuestión de poder, sino, primero y más importante,
una cuestión de obediencia de parte del Mesías. El
Mesías no debe hacer uso arbitrario de la autoridad que le ha sido
confiada. Tendrá que adquirir el poder que Satanás le ofrece
solamente de la manera ordenada por Dios. Es por eso por lo que el rechazo
de la tentación por parte de Jesús ya es el principio de
su victoria y de la venida del reino, aunque esta victoria tendrá
que ser renovada una y otra vez durante su vida en la tierra (comp. Luc.
4:13; Mat. 16:23, y sus paralelos; 26:38, y sus paralelos; 27:40-43, y
sus paralelos). Desde el comienzo de sus actividades públicas, el
poder de Jesús sobre Satanás ya se había afirmado.
Esto queda probado, no sólo por el hecho mismo de echar fuera demonios,
sino también por el modo en que los poseídos por el diablo
se comportaban en su presencia (comp. Mar. 1:24; Luc. 4:34; Mar. 5:7;
Mat. 8:29; Luc. 8:28, 31). Cuando Jesús se aproxima, lanzan una
exclamación, obviamente de temor. Muestran que tienen un conocimiento
sobrenatural de su persona y del significado de su venida (comp. Mar. 1:34;
3:11). Le llaman 'Santo de Dios', 'Hijo de Dios', 'Hijo del Dios Altísimo'.
Con esto, reconocen su dignidad mesiánica (comp. Luc. 4:41). Consideran
su venida como su propia destrucción (Mar. 1:24; Luc. 4:34); su
tormento (Mat. 8:29; Mar. 5:7; Luc. 8:28). Se sienten indefensos y sólo
tratan de prolongar su existencia en la tierra (Mat. 8:29; Mar. 5:10),
y le imploran que no los 'mande al abismo', es decir, el lugar de sufrimiento
eterno (Luc. 8:31, comp. Apoc. 20:3ss.). Todo esto muestra que en la persona
y la venida de Jesús el reino ha venido a ser una realidad presente.
Para el ejercicio del poder de Dios sobre el diablo y su gobierno han venido
el reino y su fundamento.
"Y finalmente tenemos que referirnos en este contexto
a Lucas 10:18-19. Jesús ha enviado a los setenta (o a los setenta
y dos), que regresan a él y gozosamente le cuentan el éxito
de su misión. Y luego Jesús dice: 'Yo veía a Satanás
caer del cielo como un rayo'. Por eso él acepta el gozo de los que
había enviado, y les muestra los antecedentes del poder de ellos
sobre los demonios. El significado general de esto es claro: Satanás
mismo ha caído con gran fuerza de su posición de poder. Esto
es lo que Jesús había visto con sus propios ojos. Los partidarios
de
Satanás no pueden sostenerse ... Lo que cuenta en relación
con esto es que lo que se dice aquí es esencialmente lo mismo que
se dice en Mateo 12:28 y Lucas 11:20, es decir, el gran momento de la ruptura
del gobierno de Satanás ha llegado al mismo tiempo que la venida
del reino de los cielos. La redención ya no es futura, sino que
se ha convertido en presente. En esta lucha es Jesús mismo
el que ha quebrantado el poder de Satanás y el que continuará
haciéndolo. Esto es lo que parece de lo que sigue cuando Jesús
comenta el poder de los discípulos, que ellos han recibido de él
para pisar sobre serpientes y escorpiones y sobre todo, el poder del enemigo,
de manera que, también en el futuro, nada será imposible
para ellos. Con este enemigo, también se da a entender a
Satanás. Las serpientes y los escorpiones se mencionan
aquí como sus instrumentos (Sal. 91:13), por medio de los cuales
él intenta, traicioneramente, de arruinar al hombre. Pero cualquier
poder que Satanás tenga a su disposición para traer muerte
y detrucción (comp. por ej., Heb. 2:14) ha sido sujetado a sus discípulos.
Todo esto implica y confirma que el gran momento de salvación, el
cumplimiento de la promesa, el reino de los cielos, ha venido". 11
El mensaje entero del Nuevo Testamento (comp. Efe. 4:8;
col. 2:15; Heb. 2:14) hace énfasis en que Satanás fue derrotado
definitivamente en la vida, la muerte, la resurrección, y la ascensión
de Jesucristo. Es absolutamente crucial recordar que, al hablar de la "ascensión"
de Cristo - su venida al trono del Anciano de días (Dan. 7:13-14)
- estamos hablando, no sólo de su accto singular de ascender a la
Nube, sino también de las consecuencias directas e inmediatas de
ese acto: el derramamiento del Espíritu en la Iglesia en el año
30 d. C.(Lucas 24:49-51; Juan 16:7; Hechos 2:17-18, 33), y el derramamiento
de la ira sobre Jerusalén y el templo en el año 70 d. C.
(Dan. 9:24-27; Hechos 2:19-20). Pentecostés y el holocausto fueron
la ascensión aplicada. El acto final del drama del encadenamiento
definitivo
(para distinguirlo del encadenamiento progresivo y consumado)12
de Satanás fue representado en la destrucción del sistema
del Antiguo Pacto. Por esto, Pablo, escribiendo algunos años antes
del evento, pudo asegurarle a la Iglesia que "el Dios de paz aplastará
en breve a Satanás bajo vuestros pies" (Rom. 16:20).
Por todas estas razones, tanto los autores post-mileniales
como los amileniales han sugerido, por lo general, que el encadenamiento
de Satanás para que no engañe más a las naciones se
refiere a su incapacidad de impedir que el mensaje del evangelio tenga
éxito. Y, hasta donde llega, esta interpretación ciertamente
tiene justificación bíblica: Antes de la venida de Cristo,
Satanás controlaba a las naciones; 13
pero ahora su control de muerte ha sido hecho añicos por el evangelio,
al esparcirse por todo el mundo las buenas nuevas del reino. El Señor
Jesús envió al apóstol Pablo a las naciones gentiles
"para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la
luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la
fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados"
(Hechos 26:18). Cristo vino a "regir a los gentiles" (Rom. 15:12). Que
Satanás haya sido atado no significa que todas sus actividades hayan
cesado. El Nuevo Testamento nos dice específicamente que los demonios
han sido desarmados y atados (Col. 2:15; 2 Ped. 2:4; Jud. 6) y, sin embargo,
todavía están activos. Es sólo que sus actividades
están restringidas. Y, al progresar el evangelio a través
del mundo, sus actividades estarán aún más limitadas.
Satanás es incapaz de evitar la victoria del reino de Cristo. Venceremos
(1 Juan 4:4). "Sabed, pues, que a los gentiles es enviada esta salvación
de Dios; y ellos oirán" (Hechos 28:28).
Los grandes padres y maestros de la Iglesia siempre han
reconocido que Cristo derrotó definitivamente a Satanás en
su primera venida. Como dijo San Ireneo: "El Verbo de Dios, el Hacedor
de todas las cosas, conquistándole por medio de la naturaleza humana,
y demostrando que Satanás era un apóstata, le ha puesto bajo
el poder del hombre. Porque Jesús dice: 'He aquí os doy potestad
de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo' [Lucas
10:19] para que, al obtener poder sobre el hombre por medio de la apostasía,
así también su apostasía pudiera ser privada de poder
por medio del regreso del hombre a Dios". 14
San Agustín concordó: "El diablo fue conquistado por su propio
trofeo de victoria. El diablo saltó de gozo cuando primero sedujo
al hombre y luego le lanzó a la muerte. Al seducir al primer hombre,
le mató; al matar al último hombre, perdió al primero
al escapársele éste de su lazo. La victoria de nuestro Señor
Jesucristo llegó cuando él resucitó, y ascendió
al cielo; entonces se cumplió lo que vosotros habéis oído
cuando se estaba leyendo el Apocalipsis: 'El Léon de la tribu de
Judá ha vencido' [Apoc. 5:5].... El diablo saltó de gozo
cuando Cristo murió; y por medio de la misma muerte de Cristo, el
diablo fue vencido: por decirlo así, tomó el cebo en la ratonera.
Se regocijó en la muerte, creyéndose el comandante de la
muerte. La cruz del Señor fue la ratonera del diablo: el cebo que
le atrapó fue la muerte del Señor". 15
Pero el énfasis exacto de Apocalipsis 20 parece
ser el de tratar de algo mucho más específico que el encadenamiento
y la derrota general de Satanás. Juan nos dice que el dragón
está atado con referencia a su capacidad de engañar a las
naciones - en particular, como leemos en el versículo 8, al poder
del dragón "para engañar a las naciones ... para reunirles
para la batalla". La meta declarada del engaño del dragón
es convencer a las naciones de que unan fuerzas contra Cristo para la batalla
final y decisiva al final de la historia. Desde el principio, a menudo
el deseo de Satanás ha sido provocar un prematuro cataclísmico
escatológico, así como el fin del mundo y el Juicio Final,
ahora.
Quiere apresurar a Dios hacia un juicio para destruirle, o por lo menos
poner su programa en corto circuito y destruir el trigo junto con la cizaña
(comp. Mat. 13:24-30). En cierto sentido, puede ser considerado como su
propio agente provocador, conduciendo precipitadamente a sus tropas
hacia una rebelión del fin del tiempo que invocará el juicio
de Dios e impedirá la plena maduración del reino de Dios.
Escribiendo acerca de la parábola de Jesús
sobre la levadura - "El reino de los cielos es semejante a la levadura
que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina,
hasta que todo fue leudado" (Mat. 13:33) - Gary North observa: El reino
de Dios es como la levadura. El cristianismo es la levadura, y tiene un
efecto leudante sobre las culturas paganas y satánicas a su alrededor.
El cristianismo impregna la totalidad de la cultura, haciendo que se eleve.
El pan que produce esta levadura es el pan preferido. En tiempos
antiguos - en realidad, hasta la misma llegada del industrialismo y los
modernos métodos agrícolas de finales del siglo diecinueve
- el pan leudado era considerado como el soostén de la vida, el símbolo
de la mano sostenedora de Dios. 'Danos hoy nuestro pan cotidiano', han
orado los cristianos por siglos, y han comido pan leudado en sus mesas.
Así lo hacían los antiguos hebreos. El reino de Dios es la
fuerza que produce el pan de excelente calidad que buscan todos los hombres.
El simbolismo debería ser obvio: El cristianismo hace gozosa
la vida para los hombres piadosos. Les proporciona a los hombres lo
mejor de lo mejor.
"Le toma tiempo a la levadura hacer su trabajo. Le toma
tiempo a la masa leudada elevarse. La levadura es un símbolo
de continuidad histórica, del mismo modo que el pan sin levadura
era el símbolo de la descontinuidad histórica de Israel.
Los hombres pueden esperar que la levadura haga su trabajo. Dios da tiempo
al hombre para que su levadura espiritual haga su trabajo en él.
Puede que los hombres no comprendan exactamente cómo trabaja la
levadura - cómo el poder espiritual del reino de Dios se esparce
a través de su cultura y la hace elevarse - pero pueden ver y probar
sus efectos. Si realmente empujamos la analogía (hasta la aporreamos)
podemos señalar el hecho de que la masa es aporreada varias veces
por el panadero antes de la horneada final, casi como si Dios, por medio
de los agentes de Satanás en el mundo, aporrease su reino en la
historia. Sin embargo, la levadura hace su maravilloso trabajo, con
la condición de que el fuego del horno no sea encendido prematuramente.
Si se aplica todo el calor del horno a la masa antes de que la levadura
haya hecho su trabajo, tanto la levadura como la masa perecerán
en las llamas. Dios espera para aplicar el calor final (2 Ped. 3:9-10).
Primero, su levadura - su Iglesia - debe hacer su trabajo, en el tiempo
y en la tierra. El reino de Dios (que incluye la iglesia institucional,
pero que es más amplio que la iglesia institucional) debe elevarse,
habiendo 'descorrompido' la masa satánica del reino de Satanás
con el evangelio de vida, incluyendo la reconstrucción vivificante
de todas las instituciones de cultura.
"¡Qué maravillosa descripción del
reino de Dios! Los cristianos trabajan con el material disponible en cualquier
cultura dada, buscando refinarla, impregnarla, y convertirla en algo fino.
Saben que tendrán éxito, del mismo modo que la levadura tiene
éxito finalmente en la masa, si se le da tiempo suficiente para
que haga su trabajo. Esto es lo que Dios nos promete implícitamente
en la analogía de la levadura: suficiente tiempo para llevar
a cabo nuestras tareas individuales y colectivas. Él nos dice
que su reino producirá el pan de vida deseable. Tomará tiempo.
Puede que necesite varios aporreamientos, mientras Dios, por medio de la
hostilidad del mundo, amasa la masa llena de levadura de las culturas de
los hombres. Pero el resultado final está garantizado. Dios no tiene
el propósito de quemar su pan hasta convertirlo en un curruscado
inútil poniéndolo en el horno prematuramente. Él es
mejor panadero que eso". 16
Como dijo Tertuliano en su magistral defensa de la fe
cristiana: "Somos un cuerpo unido por una común profesión
religiosa, por una piadosa disciplina, por un lazo de esperanza. Nos reunimos
como asamblea y como congregación para, como fuerza organizada,
poder abrumar a Dios con nuestras oraciones. Tal violencia es aceptable
a Dios. Oramos también por los emperadores, por sus ministros y
los que están en puestos de autoridad, por el bienestar temporal
del hombre, por la paz en el mundo, por el retraso en el fin de todas
las cosas". 17
Por lo tanto, el propósito específico del
encadenamiento del dragón es evitar que incite a una escatológica
"guerra para poner fin a todas las guerras", la batalla final - hasta que
Dios esté listo. Cuando la ciudad-reino de Dios haya madurado, entonces
Dios soltará a Satanás una vez más y le permitirá
engañar a las naciones para la conflagración final. Pero
el fuego caerá según el programa de Dios, no según
el programa del dragón. En cada punto, Dios controla los acontecimientos
para su propia gloria.
Satanás ha de permanecer atado, nos dice Juan,
por mil años - un número grande, redondo. Hemos visto que,
así como el número siete connota plenitud de calidad
en imágenes bíblicas, el número diez contiene
la idea de plenitud de cantidad; en otras palabras, representa muchos.
Un millar multiplica e intensifica esto (10 x 10 x 10) para expresar gran
vastedad (comp. 5:11; 7:4-8; 9:16; 11:3, 13; 12:6; 14:1, 3, 20). 18
Por eso, Dios reclama como suyos "los millares de animales en los collados"
(Sal.50:10). Por supuesto, esto no significa que los animales en otros
lugares pertenecen a alguien más. Dios es dueño de todos
los animales en todas partes. Pero Él dice "millares" para indicar
que hay muchos animales (comp. Deut. 1:11; 7:9; Sal. 68:17; 84:10; 90:4).
De manera similar, los mil años de Apocalipsis 20 representan un
vasto e indefinido período de tiempo (aunque su naturaleza limitada
y provisional como una era antes de la consumación queda subrayada
por el hecho de que la frase se menciona sólo seis veces
en este capítulo). Ya ha durado casi 2.000 años, y probablemente
durará muchos más. Milton Terry observa: "Los mil años
deben entenderse como un número simbólico, que denota
un largo período. Es un número redondo, pero representa un
período indefinido y desmesuradamente largo cuya duración
sería una locura tratar de calcular. Su comienzo data desde la gran
catástrofe de este libro, la caída de la Babilonia mística.
Es la edad que comienza con la salida del gran Conquistador de 19:11-16,
y que continúa hasta que Él haya puesto a todos sus enemigos
debajo de sus pies (1 Cor. 15:25). Es el mismo período que el requerido
para que la piedra de la profecía de Daniel (Dan. 2:35) llene la
tierra y para que la semilla de mostaza de la profecía de Jesús
consume su crecimiento mundial (Mat. 13:31-32). Durante cuánto tiempo
continuará el Rey de reyes su batalla contra el mal y diferirá
el último golpe decisivo, cuando Satanás sea 'suelto por
un poco de tiempo', nadie puede juzgarlo, ni siquiera aproximadamente.
Puede que requiera un millón de años". 19
El encadenamiento del dragón le impide engañar
más a las naciones, hasta que los mil años se hayan cumplido;
después de estas cosas, debe ser liberado por corto tiempo, durante
el cual sale nuevamente a engañar a las naciones. La historia del
dragón se reanudará en el versículo 7, así
que aquí sólo tenemos que notar el uso que Juan hace de la
palabra "debe" (literalmente, "es necesario"; comp. 1:1; 4:1; 10:11; 11:5;
13:10; 17:10; 22:6). En todo momento, las actividades de Satanás
tienen lugar bajo el estricto gobierno de la providencia de Dios. Como
observa Swete: "Es vano especular sobre el fundamento de esta necesidad"
(¡sobre la cual él pasa a especular inmediatamente!); 20
es suficiente saber que Dios ha decretado esta necesidad. El dragón
no es su propio amo. Ha sido apresado y atado y encerrado en el abismo,
y algún día será soltado por un breve tiempo - pero
todo esto tiene lugar según los buenos y santos propósitos
de Dios. Toda la ira y la furia del dragón contra el reino de Cristo
son completamente impotentes e ineficaces; él es impotente para
hacer nada hasta que sea deliberadamente soltado por Aquél que tiene
la llave del abismo.
La primera resurrección
(20:4-6)
4 Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los
que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por
causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que
no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron
la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo
mil años.
5 Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que
se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección.
6 Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera
resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos,
sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán
con él mil años.
4 La nueva visión es del reino de mil años:
Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos. No se nos dice explícitamente
quiénes son los que se sentaron, pero no debería haber dudas
de su identidad, pues están sentados en tronos. Juan usa la palabra
tronos (plural) sólo con referencia a los veinticuatro ancianos:
Y alrededor del trono había veinticuatro
tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de
ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas. (4:4)
Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante
de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios.
(11:16)
Como hemos visto, los veinticuatro ancianos de Juan son la
asamblea representativa de la Iglesia, el real sacerdocio. A través
de la profecía, el pueblo de Dios es visto reinando como sacerdotes
con Cristo (1:6; 5:10), llevando puestas coronas (2:10; 3:11), poseyendo
real autoridad sobre las naciones (2:26-27), sentados con Cristo en su
trono (3:21). Todas estas cosas están simbolizadas en el cuadro
del presbiterio celestial (4:4): Como reyes, los ancianos se sientan
en tronos; como sacerdotes, son veinticuatro en número (comp. 1
Crón. 24), y llevan puestas coronas (comp. Éx. 28:36-41).
La relación entre el sacerdocio de los ancianos
y el de la Iglesia en general ha sido bien resumida por T. F. Torrance
en su excelente estudio del Real Sacerdocio: "En la Iglesia del
Antiguo Testamento, había un doble sacerdocio, el sacerdocio del
cuerpo entero a través de la iniciación, por medio de la
circuncisión, en el real sacerdocio, aunque ese sacerdocio en realidad
funcionaba por medio de los primogénitos. Dentro de ese real sacerdocio,
se le concedió a Israel un sacerdocio institucional en la tribu
de Leví, y dentro de esa tribu, a la casa de Aarón. El propósito
del sacerdocio institucional era el de servir al sacerdocio real, y el
propósito del sacerdocio real, esto es, de Israel como reino de
sacerdotes, era el de servir al propósito salvador de Dios para
todas las naciones. Así sucede con la Iglesia cristiana. El sacerdocio
real es el del cuerpo entero, pero dentro de ese cuerpo tiene lugar una
membresía del sacerdocio corporativo, para la edificación
de todo el cuerpo, para servir a todo el cuerpo, para que el todo el cuerpo,
como el cuerpo mismo de Cristo, pueda cumplir su ministerio de reconciliación
proclamando el evangelio entre las naciones. Dentro del sacerdocio corporativo
de todo el cuerpo, pues, hay un sacerdocio particular establecido para
ministrar a la edificación del cuerpo hasta que el cuerpo alcance
la plenitud de Cristo (Efe. 4:13) ... Este ministerio es tan esencial para
la Iglesia como la Biblia y las ordenanzas sacramentales, pero, como ellas,
esta orden del ministerio pasará como la parusía,
cuando el sacerdocio real del único cuerpo, diferenciado del sacerdocio
institucional, sea revelado plenamente". 21
Por lo tanto, no nos vemos forzados a decidir si los que
están sentados en tronos durante el milenio son ancianos o son la
Iglesia entera. 22
Relacionada con esto hay la promesa que Jesús hizo a sus discípulos:
"De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre
se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido
también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las
doce tribus de Israel" (Mat. 19:28; comp. Luc. 22:30, donde se usa el término
reino
en vez de regeneración). Por medio de su muerte, su resurrección,
y su ascensión a su glorioso trono (Efe. 1:20-22), Jesús
inauguró la edad del reino (Col. 1:13) - la regeneración
- en el cual todas las naciones está;n siendo traídas al banquete
en su mesa, junto con los patriarcas y los apóstoles (Isa. 52:15;
Luc. 13:28-29; 22:29-30). En esta era, los apóstoles reinan sobre
el Nuevo Israel; ellos son el fundamento mismo de la Iglesia (Efe. 2:20);
ella misma es una nación de reales sacerdotes (1 Pedro 2:9).
Jesús hizo a sus discípulos dos promesas
en relación con la era mesiánica: que se sentarían
sobre tronos, y que ellos juzgarían. Esto es precisamente lo que
Juan nos muestra en este texto. Habla de los que se sienten en los tronos
del reino, y añade que a ellos se les dio juicio, en paralelo con
su afirmación en 11:18 de que los santos son "juzgados" o "vindicados";
además, sin embargo, existe aquí el sentido de que el privilegio
de juzgar (regir) se le pone a los santos en las manos. Antes de la victoria
de Cristo sobre Satanás, la Iglesia fue juzgada y regida por las
naciones paganas, porque Adán había abdicado su posición
de juicio y se la había entregado al dragón. Pero ahora el
Hijo del Hombre, el segundo Adán, ha ascendido al trono como gobernante
de los reyes de la tierra, y su pueblo ha ascendido para gobernar con él
(Efe. 2:6). Definitivamete - y más y más al progresar la
era - el juicio se le da al pueblo de Dios. 23
El mandato de dominio de Génesis 1:26-28 (comp. Sal. 8; Heb. 2)
se cumplirá por medio del triunfo del evangelio; al progresar el
evangelio, también progresa el dominio de los santos. Los dos van
juntos. En su gran comisión (Mat. 28:18-20), Jesús nos ordenó
enseñar y hacer discípulos a las naciones, y al ser la tierra
discipulada gradualmente de acuerdo con los mandamientos de la Palabra
de Dios, se expandirán las fronteras del reino. A su debido tiempo,
por medio del evangelismo, el reino de los cristianos se volverá
tan extenso que "la tierra será llena del conocimiento de Dios,
como las aguas cubren el mar" (Isa. 11:9). Las bendiciones edénicas
abundarán a través del mundo al ser obedecida más
y más la ley de Dios por las naciones convertidas (Lev. 26:3-13;
Deut. 28:1-14). 24
Sin embargo, debe subrayarse que el camino hacia el dominio
de Cristo no descansa principalmente en la acción política.
Aunque la esfera política, como cualquier otro aspecto de la vida,
es un área válida y necesaria para la actividad cristiana
y el eventual gobierno, debemos evitar la perenne tentación de echar
mano del poder político. El dominio en el gobierno civil no puede
obtenerse antes de que hayamos adquirido madurez en sabiduría -
el resultado de generaciones de auto-gobierno cristiano. A medida que aprendamos
a aplicar la Palabra de Dios a situaciones prácticas en nuestras
vidas personales, nuestros hogares, nuestras escuelas, y nuestros negocios;
a medida que las iglesias cristianas ejerzan juicio bíblico sobre
sus propios oficiales y miembros, respetando y haciendo obedecer
la disciplina de otras iglesias, entonces se les podrá confiar
a los cristianos mayores responsabilidades. A los que son fieles en algunas
cosas se les encargarán muchas cosas (Mat. 25:21, 23), pero "al
que mucho se le haya confiado, más se le pedirá" (Lucas 12:48;
comp. 16:10-12; 19:17). Una de las marcas distintivas de los movimientos
herejes a través de la historia de la Iglesia ha sido el intento
de apoderarse de la toga del poder político antes de que éste
haya sido conferido.
Todo este tema ha sido cuidadosamente explorado por James
Jordan en un excelente ensayo, y el menor servicio que puedo proporcionarle
en este punto al lector interesado es simplemente referirlo a dicho estudio.
25
Jordan lo concluye con estas palabras: "Cuando estemos listos, Dios nos
dará la toga. Que no lo haya hecho antes así prueba que no
estamos listos. Con afirmar que estamos listos no podremos engañarle.
Oremos para que no nos aplaste dándonos una autoridad tal antes
de que estemos listos. Ocupémosnos de nuestras cosas, adquiriendo
sabiduría en la familia, la iglesia, el estado, y los negocios,
evitando confrontaciones con las autoridades.... Pues, tan seguramente
como que Cristo ha resucitado de la tumba y ha ascendido a la gloria regia
en las alturas, sus santos heredarán el reino y reinarán
en su nombre, cuando llegue el momento oportuno". 26Cuando
llegue el momento oportuno.
Juan nos dice que, además de los ancianos entronados,
él vio a aquéllos a los que los ancianos representan: Primero,
las almas de los que habían sido decapitados a causa del testimonio
de Jesús y la palabra de Dios. Esta expresión es casi idéntica
a su descripción de los mártires debajo del altar:
Vi ... las almas de los que habían sido
muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían.
(6:9).
Sin embargo, hay una diferencia significativa: el uso de
la palabra decapitados. Si bien la mayoría de los comentaristas
está seguramente en lo cierto cuando ve esto como una referencia
general a todos los mártires de la fe (cualesquiera sean los medios
por los cuales hayan sido muertos), debemos tratar de hacer justicia al
hecho de que Juan escogiera ese término en particular. El verbo
griego pelekizo no se usa en ninguna otra parte de la Biblia,
pero el acto de decapitar se menciona, bajo el sinónimo apokephalizo,
en Mateo 14:10, Marcos 6:16, 27 y Lucas 9:9. Por supuesto, el sujeto de
la decapitación era Juan el Bautista, el último de los profetas
del antiguo pacto y precursor de Cristo Jesús. Como el moderno Elías
(Mal. 4:5; Mat. 11:14; 17:10-13; Lucas 1:17), él resumió
el mensaje de todos los testigos anteriores: "Porque todos los profetas
y la ley profetizaron hasta Juan" (Mat. 11:13). Parece probable, por lo
tanto, que aquí Juan llama nuestra atención al hecho de que
los testigos del antiguo pacto, simbolizados por Juan el Precursor, deben
ser contados entre los fieles mártires que "viven y reinan con Cristo".
Una pregunta surge inmediatamente: ¿Tenían
realmente el testimonio de Jesús los fieles del antiguo pacto?
Es notable que Juan, de manera nada característica, enfatiza el
nombre de Jesús, como para resaltar la posición específicamente
cristiana
de estos testigos "decapitados". Y el Nuevo Testamento expresa claramente
que, como Juan, todos los testigos del antiguo pacto eran precursores de
Cristo Jesús, testificando de él:
Entonces él le dijo: ¡Oh insensatos,
y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!
¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara
en su gloria? Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los
profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían.
(Lucas 24:25-27).
No penséis que yo voy a acusaros delante del Padre;
hay quien os acusa, Moisés, en quien tenéis vuestra confianza.
Porque si creyéseis a Moisés, me creeríais a mí,
porque de mí escribió él. (Juan 5:45-46).
De éste dan testimonio todos los profetas, que
todos los que en él creyeren, recibirán perdón de
pecados por su nombre. (Hechos 10:43).
Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol,
apartado para el evangelio de Dios, que él había prometido
antes por sus profetas en las Santas Escrituras, acerca de su Hijo ...
(Rom. 1:1-3).
Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia
de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios
por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él.
(Rom. 3:21-22).
Las filas de los que reinan con Cristo se llenan también
con los fieles del Nuevo Pacto, los vencedores de los días de Juan
que también tenían el testimonio de Jesús: los que
no habían adorado a la bestia o a su imagen, y no habían
recibido la marca en su frente y en su mano (comp. 1:2, 9; 2:13; 12:9-11,
17; 15:2; 19:10). Todos éstos vivieron y reinaron con Cristo mil
años. La vida del hombre nunca ha llegado a los mil años:
Adán vivió 930 años (Gén. 5:5), y Matusalén,
cuya vida fue la más larga que registra la Biblia, vivió
sólo 969 años antes de morir en el Diluvio (Gén. 5:27).
27
Si sus herederos hubiesen sido fieles, el reino de David debió haber
durado "para siempre" - es decir, debió haber durado mil años,
hasta la venida de Cristo (2 Sam. 7:8-29; 1 Crón. 17:7-27; 2 Crón.
13:5; 21:7; Sal. 89:19-37; Isa. 9:7; 16:5; jer. 30:9; Eze. 34:23-24; Oseas
3:5; Lucas 1:32-33); pero, nuevamente, el hombre se quedó corto.
Nadie pudo traer "el milenio" - el reino milenario - hasta que el Hijo
de Dios apareció como el Hijo del Hombre (el segundo Adán)
e Hijo de David. Él obtuvo el reino para todo su pueblo.
¿Tiene lugar en el cielo o en la tierra este reino
de los santos? La respuesta debería ser obvia: ¡En ambos!
Los tronos de los santos están en el cielo, con Cristo (Efe. 2:6);
y, sin embargo, con su Señor, ejercen gobierno y dominio en la tierra
(comp. 2:26-27; 5:10; 11:15). Los que reinan con Cristo en su reino son
todos aquéllos a los que Él ha redimido, la comunión
entera de los santos, estén vivos o muertos (incluyendo los creyentes
del Antiguo Pacto). En su ascensión, Cristo Jesús nos llevó
a todos al trono. Como se regocija el Te Deum:
Cuando derrotaste la aspereza de la muerte, abriste
el reino de los cielos para todos los creyentes.
Por esta razón, el reino de los santos es análogo
a su adoración: La iglesia entera, en el cielo y en la tierra, adora
toda junta delante del trono de Dios, morando en el cielo como en tabernáculos
(7:15; 12:12; 13:6). Preguntar si la adoración de los santos es
celestial o terrenal es proponer un falso dilema, pues la Iglesia es tanto
celestial como terrenal. De manera similar, la esfera de gobierno de la
Iglesia incluye la tierra, pero se ejerce desde el trono en el cielo.
Jesús le dijo a Pilatos: "Mi reino no es de este mundo; si mi reino
fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera
entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí" (Juan
18:36). El texto no dice, como algunos enseñan neciamente,
que el reino de Cristo es irrelevante al mundo; más bien, el texto
afirma que el reino no se deriva de la tierra: "Él hablaba
de la fuente de su autoridad, no del lugar de su reino legítimo.
Su reino no es de este mundo, sino que está en este
mundo y por encima de él". 28
5-6 La primera parte del versículo 5 es una afirmación
parentética sobre los excluídos del privilegio de vivir y
reinar con Cristo. Ahora, si "los decapitados" (v. 4) son los fieles del
antiguo pacto, el resto de los muertos son (primeramente) los fieles del
antiguo pacto, los no santos que estaban muertos en el momento en que Juan
escribía. La figura puede extenderse lógicamente para incluir
a todos los no redimidos, de todas las épocas, pero ese no es el
punto de Juan. Más bien, está subrayando el hecho de que
los creyentes muertos del antiguo pacto han sido incluídos en la
ascensión de Cristo y su reino glorioso desde el trono celestial;
ellos viven, mientras que los impíos están muertos.
En fin de cuentas, nos dice Juan, hay dos clases de personas:
1) Los ancianos y aquéllos a los cuales ellos representan (los fieles
del antiguo y el nuevo pactos), que viven y reinan con Cristo "por mil
años" en su reino; y 2) los otros muertos, los incrédulos.
Estos no vivieron hasta que los mil años se hubieron cumplido. Aunque
algunos intérpretes han llegado precipitadamente a la conclusión
de que "los otros muertos" vivirán después de que
el milenio haya terminado, no existe tal implicación aquí.
A Juan le interesa sólo hablarnos del milenio mismo, y su frase
no significa otra cosa que no sea que los otros muertos están excluídos
de la vida y del dominio durante el período entero. Todos sabemos,
por pasajes como Juan 5:28-29 y Hechos 24:15, que habrá una resurrección
general de los justos y de los injustos; pero debemos recordar que Juan
no está escribiendo una abarcante Teología Sistemática
sobre el fin del mundo. Está escribiendo una profecía sobre
la Iglesia, que trata de ciertos aspectos de las bendiciones de los justos
y las maldiciones de los impíos.
La narración, pues, continúa con la definición
de Juan de que los santos viven y reinan con Cristo mil años: Esta
es la primera resurrección - primera tanto en el orden temporal
como en su importancia. La imagen de dos resurrecciones está sólidamente
anclada en las Escrituras. En el sistema levítico, se establecía
tipológicamente en la ley prescribiendo la purificación después
de la contaminación de la muerte:
El que tocare cadáver de cualquier persona
será inmundo siete días. Al tercer día se purificará
con aquella agua, y al séptimo día será limpio; y
si al tercer día no se puificare, no será limpio al séptimo
día. (Núm. 19:11-12).
Como ha mostrado James Jordan, esta purificación ritual
era una resurrección simbólica: El hombre que era
contaminado mediante el contacto con un muerto estaba muerto ceremonialmente,
y tenía que ser resucitado de la muerte. 29
La resurrección se efectuaba mediante el rociamiento con agua (véase
Núm. 19:13) 30
tanto en el tercer día como en el séptimo día - en
otras palabras, una primera y una segunda resurrección. Este
modelo de una "doble resurrección" se repite de diferentes maneras
a través de la Biblia. El evangelio de Juan registra las palabras
de Jesús sobre el tema:
De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra,
y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a
condenación, mas ha pasado de muerte a vida. De cierto, de cierto
os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán
la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán.
No os maravilléis de esto; porque vendrá
hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su
voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección
de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.
(Juan 5:24-25, 28-29).
Aquí Jesús afirma que está inaugurando
la Era de la Resurrección, en la cual los que creen en él
son participantes ahora; más tarde, vendrá
otra "hora", en la cual todos los hombres, los justos y los injustos, saldrán
de sus tumbas (comp. Juan 11:24-25). Pablo trazó la misma distinción
entre las dos resurrecciones:
Mas ahora Cristo ha resucitado; primicias de
los que durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por
un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos.
Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo
todos serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Cristo,
las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida. (1 Cor. 15:20-23).
Habrá, pues, una resurrección al final de la
historia, a la Segunda Venida de Cristo en el día final (Juan 6:38-40,
44, 54; Hechos 24:15; 1 Tesal. 4:14-17). Pero, antes de esa resurrección
final, hay otra, una primera resurrección: la resurrección
de "Cristo, las primicias". Él resucitó de entre los muertos,
y resucitó a todos los creyentes con él. Nota: Juan no dice
que el creyente, como tal, es resucitado, sino que tiene parte en la primera
resurrección. El creyente participa conjuntamente en la resurrección
de alguien más - la resurrección del Señor Jesucristo.
31
Pablo les dijo a los cristianos colosenses cómo habían sido
hechos partícipes de la resurrección de Cristo:
Sepultados con él en el bautismo, en el
cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe
en el poder de Dios que le levantó de los muertos. (Col. 2:12)
La resurrección de Cristo es la resurrección
definitiva, la primera resurrección, que tuvo lugar al tercer día.
Nosotros participamos en su resurrección por medio del bautismo
del pacto, de manera que "andamos en novedad de vida" (Rom. 6:4). Cuando
estábamos muertos en pecados, Dios "nos dio vida juntamente con
Cristo ... y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos
hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús" (Efe. 2:5-6;
comp. Col. 3:1). Es esta resurrección definitiva al tercer día,
a la mitad de la historia, la que garantiza y es consumada por la resurrección
del "séptimo día" al final de la historia. Los que son bautizados
en Cristo y son, pues, unidos con Él en la semejanza de su resurrección
(Rom. 6:4-14) estarán unidos con Él en esa resurrección
final también (Rom. 8:11).
La primera resurrección es, pues, espiritual y
ética, nuestra regeneración en Cristo y nuestra unión
con Dios, nuestra re-creación a su imagen, nuestra participación
en su resurrección. Esta interpretación queda confirmada
por la descripción que hace Juan de los que participan en la primera
resurrección - ella corresponde completamente a todo lo que él
nos dice en alguna otra parte sobre los elegidos: Ellos son benditos (1:3;
14:13; 16:15; 19:9; 22:7, 14) y sacros, es decir, santos
(5:8; 8:3-4; 11:18; 13:7, 10; 14:12; 16:6; 17:6; 18:20; 24; 19:8; 20:9;
21:2, 10); como Cristo prometió a todos los fieles, la segunda muerte
(v. 14) no tiene poder sobre ellos (2:11); y ellos son sacerdotes (1:6;
5:10) que reinan con Cristo (2:26-27; 3:21; 4:4; 11:15-16; 12:10). En realidad,
Juan inició su profecía diciéndoles a sus lectores
que todos los cristianos son reales sacerdotes (1:6); y el mensaje consistente
del Nuevo Testamento, como hemos visto repetidamente, es el de que el pueblo
de Dios está ahora sentado con Cristo, reinando en su reino (Efe.
1:20-22; 2:6; Col. 1:13; 1 Ped. 2:9). El mayor error al tratar con el milenio
de Apocalipsis 20 es no reconocer que habla de las realidades presentes
de la vida cristiana. La Biblia es clara: Por medio del bautismo, hemos
sido resucitados a vida eterna y reinamos con Cristo ahora, en esta era.
La primera resurrección está teniendo lugar ahora. Jesucristo
está reinando ahora (Hechos 2:29-36); Apoc. 1:5). Y esto significa,
por necesidad, que el milenio está ocurriendo ahora también.
La última batalla (20:7-10)
7 Cuando los mil años se cumplan, Satanás
será suelto de su prisión,
8 y saldrá a engañar a las naciones que
están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog,
a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como
la arena del mar.
9 Y subieron sobre la anchura de la tierra, y y rodearon
el campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió
fuego del cielo, y los consumió.
10 Y el diablo que los engañaba fue lanzado en
el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta;
y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.
7-8 Por fin se cumplen los mil años, y el programa
de Dios está listo para la derrota final del dragón. Según
el soberano propósito de Dios, el diablo es suelto de su prisión
para engañar a las naciones. El post-milenialismo bíblico
no es un absoluto universalista; ni tampoco enseña que en algún
punto futuro de la historia absolutamente todos se convertirán.
La profecía de Ezequiel sobre río de vida indica que algunas
áreas remotas - los "pantanos" y las "lagunas" - no serán
sanadas, sino que "quedarán para salinas", permaneciendo sin ser
renovadas por las aguas vivas (Eze. 47:11). Para cambiar la imagen: Aunque
el "trigo" cristiano será dominante en la cultura del mundo, tanto
el trigo como la cizaña crecerán juntos hasta la cosecha
al fin del mundo (Mat. 13:37-43). En ese punto, al madurar el potencial
de ambos grupos, a medida que cada lado se vuelve consciente de su decisión
de obedecer o rebelarse, habrá un conflicto final. El dragón
será suelto por un poco de tiempo, para engañar a las naciones
en su último y desesperado intento por derribar el reino.
En el versículo 3, notamos el propósito
específico del engaño de Satanás, reunirlos para la
guerra. Ésta había sido por lo menos una de las metas de
Satanás desde el principio: provocar la guerra final entre Dios
y sus rebeldes criaturas para "frustrar" la obra de Dios e impedir que
fructificara y madurase. Por eso hubo un súbito brote de actividad
demoníaca cuando Cristo inició su ministerio terrenal; ésa
fue la motivación de Satanás para tentar a Jesús,
para entrar en Judas y hacer que éste le traicionase, y para inspirar
a las autoridades judías y romanas para que le matasen. Por supuesto,
su plan fracasó (1 Cor. 2:6-8), y la cruz vino a ser su propia destrucción.
A través del Libro de Apocalipsis, Juan ha mostrado al diablo trabajando
frenéticamente para provocar la batalla final, e invariablemente
siendo frustrado en sus designios. Sólo después de que el
reino de Dios haya realizado su potencial terrenal, cuando los mil años
se hayan cumplido, Satanás será suelto para fomentar la última
rebelión - engendrando así su derrota final y su destrucción
eterna.
Al describir la guerra escatológica, Juan usa las
vívidas imágenes "apocalípticas" de Ezequiel 38-39,
que proféticamente presentan la derrota de los sirios por los macabeos
en el siglo segundo a. C.: Las fuerzas impías son llamadas Gog y
Magog. Según algunos escritores pre-mileniales populares, esta expresión
se refiere a Rusia, y predice una guerra entre los soviéticos e
Israel durante la futura "tribulación". Aun aparte del hecho de
que esta interpretación se basa en una lectura radicalmente inexacta
de Mateo 24 y los otros pasajes de la "Gran Tribulación", 33
la interpretación adolece de numerosas inconsistencias internas.
Primero, los pre-milenialistas tienden a hablar de esta guerra venidera
con la Unión Soviética como si fuera sinónima de la
"batalla de Armagedón" (16:16). Y sin embargo, de acuerdo con las
suposiciones pre-milenialistas, la batalla de Armagedón tiene lugar
antes de que comience el milenio - ¡más de 1.000 años
antes de que aparezcan finalmente el "Gog y el Magog" de Juan! Así,
los entusiastas de las profecías pre-milenialistas se embarcan en
prolongadas discusiones del actual poderío soviético y sus
supuestos preparativos para asumir el papel de "Gog y Magog". 34
Al mismo tiempo, existe virtualmente un completo descuido de lo que en
realidad dice el libro de Apocalipsis sobre la guerra con Gog y Magog;
aparentemente, los hechos específicos de la revelación bíblica
algunas veces estorban la "verdad profética". 35
Segundo, los que interpretan la guerra de "Gog y Magog"
como una guerra del fin del tiempo que involucra a la Unión Soviética
por lo general se enorgullecen de ser "literalistas". Pero deberíamos
tomar nota de lo que requiere una interpretación estrictamente literal
de Ezequiel 38-39:
1. La razón de que Gog invada a Israel
es para saquear su plata y su oro, y llevarse su ganado (38:11-13);
muy contrario a la exposición pre-milenialistas, nada se dice sobre
expropiar el petróleo de Israel o extraer minerales del Mar Muerto.
2. Todos los soldados de Gog van a caballo
(38:15); ninguno va en camiones, jeeps, tanques, helicópteros, o
aviones a reacción.
3. Todos los soldados de Gog llevan espada,
escudos de madera, y cascos (38:4-5); sus otras armas son arcos y flechas,
garrotes, y lanzas, todas de madera (39:3, 9).
4. En vez de usar leña (aparentemente nadie considera
siquiera la posibilidad de usar gas, electricidad, o energía solar),
los israelitas victoriosos quemarán como combustible las armas de
madera de Gog durante siete años (39:9-10).
Tercero, la expresión Gog y Magog no se refiere, y
nunca se refirió, a Rusia. Esa idea ha sido enteramente inventada,
y simplemente ha sido repetida tantas veces que muchos han supuesto que
es verdadera. Las razones ostensibles para esta interpretación se
basan en una peculiar lectura de Ezequiel 38:3, que habla de "Gog, príncipe
soberano de Mesec y Tubal". En hebreo, la palabra soberano es rosh;
por lo tanto, algunos han traducido el texto como "Gog, el príncipe
de Rosh". Rosh suena algo así como Rusia;
por lo tanto, Gog es el príncipe (o premier) de Rusia. Desafortunadamente
para esta ingeniosa interpretación, rosh significa
simplemente cabeza, y se usa más de 600 veces en el
Antiguo Testamento - y nunca significa "Rusia". 36
Los que suponen que "Gog" (un nombre que se supone derivado
de la Georgia soviética, puesto que ambos ¡comienzan con la
letra "G"!) es el premier soviético generalmente dan un paso más,
y afirman que "Mesec" es en realidad Moscú. "Tubal" es Tobolsk,
y "Gomer" (de Eze. 38:6) es Alemania. En su muy útil examen de este
punto en disputa, 37
Ralph Woodrow comenta: "Esto es dudoso. 'Moscú' viene de moscovitas,
y es un nombre finlandés. Moscú se mencionó por primera
vez en documentos antiguos en el año de 1147 d. C., cuando era un
pequeño pueblo. Algunos creen que Tubal significa Tobolsk, pero
esto es sólo una similitud entre ambos sonidos. Tobolsk fue fundada
en el año 1587 d. C. Algunos creen que Gomer [Eze. 38:6] significa
Alemania. Es verdad que tanto la palabra 'Gomer' como 'Alemania' [Germany,
en inglés] comienza con la letra 'G'. Pero también lo hace
la palabra guesswork [conjetura]". 38
Woodrow continúa dando razones de por qué
la guerra "de Gog y Magog" de que se habla en Apocalipsis no puede ser
idéntica a la profetizada en Ezequiel:
1. En Ezequiel, Gog es un príncipe. En
Apocalipsis, Gog es una nación. [Pero véase la explicación
alterna de Farrer, más abajo].
2. En Ezequiel, se dice que Gog va contra Israel con
gente de varios países alrededor de Israel; en Apocalipsis, Gog
y Magog son presentados como naciones en los cuatro ángulos de la
tierra, en número semejante a la arena del mar.
3. En Ezequiel, Gog y sus tropas vienen contra Israel,
un pueblo que ha retornado del cautiverio y habita si muros; en Apocalipsis,
Gog y Magog suben sobre la anchura de la tierra y rodean la ciudad de los
santos.
4. En Ezequiel, el enemigo es Gog de la
tierra de Magog; en Apocalipsis, se habla de Gog y Magog.
5. En Ezequiel, las tropas de Gog son derrotadas en Israel
y el pueblo quema las armas restantes durante siete años;
en Apocalipsis, Gog y Magog son destruídos por el fuego de Dios
que cae del cielo ... Las armas de madera serían destruídas
allí
y en ese momento.
No es raro que las imágenes de Apocalipsis se basen
en temas o lugares del Antiguo Testamento. La "Jezabel" de Apocalipsis
no es la misma mujer que la de Reyes. La "Sodoma" de Apocalipsis no es
la misma que la de Génesis. La "Babilonia" de Apocalipsis no es
la Babilonia de Daniel. La "Nueva Jerusalén" de Apocalipsis no puede
significar la antigua Jerusalén. Pero, en cada caso, la primera
sirve como tipo. La mujer Jezabel ya había muerto,
las ciudades de Sodoma y Babilonia ya se habían derrumbado, y (en
nuestra opinión) la batalla de Ezequiel 38 y 39 (si es que es una
batalla literal) ya se había cumplido dentro de un escenario del
Antiguo Testamento. 39
Como apunta Caird, en los escritos judíos "Gog
y Magog" era una expresión frecuente y normal para referirse a las
naciones rebeldes de Salmos 2, que se reúnen "contra el Señor
y contra su Ungido". 40
Austin Farrer comenta: "Juan toma la historia del libro de Ezequiel y deja
el símbolo sin codificar. Juan dice que las naciones, o 'gentiles',
engañados por Satanás, están 'en los cuatro ángulos
de la tierra', y quizás quiera decir esto, es decir, que los no
reconciliados son escondidos en tierras a gran distancia del centro. No
debe considerarse que el simple hecho de emparejar a 'Gog y Magog' le atribuye
a Juan el error de entender ambos nombres bien como tribus o como príncipes.
En Ezequiel, está perfectamente claro que Gog es el príncipe
, Magog el pueblo. Juan es inocente del error; él dice simplemente
'las naciones de los cuatro ángulos de la tierra, Gog y Magog',
es decir, el poder así descrito por Ezequiel - como un orador inglés
podría haber dicho 'las fuerzas del nacionalismo frustrado, Hitler
y Alemania'. Es ciertamente curioso que Juan equipare sin explicación
las tribus de los cuatro ángulos de la tierra con una tribu en un
ángulo; sólo que él hace exactamente lo mismo en la
visión del Armagedón. El Éufrates se seca para dejar
pasar a los reyes del oriente; los tres demonios engañan a todos
los reyes de la tierra para que vayan a Armagedón. Al antiguo cuadro
bíblico de una invasión del nordeste se le da, en ambos casos,
una interpretación ecuménica". 41
Esto queda reforzado por la observación de Juan
de que el número de ellos es como la arena del mar - la misma imagen
hiperbólica usada para referirse a las naciones cananeas conquistadas
por Josué (Josué 11:4) y a los madianitas derrotados
por Gedeón (Jueces 7:12) - dos de los mayores triunfos en la historia
del pueblo del pacto. Antes que una razón para entrar en pánico
y huir, el hecho de que los santos sean rodeados por una horda rebelde
"como la arena del mar" es una señal de que el pueblo de Dios está
a punto de salir victorioso, completa y magníficamente. Dios trae
una vasta multitud para que combata contra la Iglesia, no para destruirla,
sino para que la Iglesia obtenga una victoria más rápida.
En vez de que el pueblo de Dios tenga que buscar a sus enemigos y trabarse
en combate con ellos uno por uno, Dios permite que Satanás los incite
a una oposición concertada, para que puedan ser aniquilados rápidamente,
de una sola vez.
9-10 Y subieron sobre la anchura de la tierra:
Esto recuerda la profecía de Isaías de una próxima
invasión asiria, que "llenará la anchura de la tierra"
(Isa. 8:8); pero, como sigue diciendo Isaías, la tierra pertenece
a Emanuel. Si el pueblo confía en Él, todo
el poder del enemigo será quebrantado. El fiel Israel puede mofarse
de sus atacantes:
Reuníos, pueblos, y seréis quebrantados;
oíd, todos los que sois de lejanas tierras; ceñíos,
y seréis quebrantados; disponeos, y seréis quebrantados.
Tomad consejo, y será anulado; proferid palabra, y no será
firme, porque Dios está con nosotros. (Isa. 8:9-10).
Pero la alusión de Juan a la profecía de Isaías
recuerda también que el antiguo Israel ahora es apóstata.
Para él ya no hay un Emanuel. Ha rechazado definitivamente a su
Hacedor y Esposo, y Él le ha abandonado. Dios está ahora
con la Iglesia, y son los oponentes de la Iglesia los que serán
quebrantados, aunque sean tan numerosos como la arena del mar (Gén.
32:12). Jesucristo es la simiente de Abraham, y Él poseerá
la puerta de sus enemigos, por amor a su Iglesia (Gál. 3:16, 29;
Gén. 22:17).
La imagen de Juan del pueblo de Dios reunido combina el
campamento de los santos de Moisés con la ciudad amada de David
y Salomón. Esta ciudad es la nueva Jerusalén, descrita en
detalle en 21:9-22:5. La importancia de esto no debería pasarse
por alto: La ciudad existe durante el milenio (es decir, el período
entre el primer advenimiento y el segundo advenimiento de Cristo), lo cual
significa que "los nuevos cielos y la nueva tierra" (21:1) son una realidad
tanto presente como futura. La nueva creación existirá en
forma consumada después del Juicio Final, pero existe, definitiva
y progresivamente, en la edad presente (2 Cor. 5:17).
Los apóstatas se rebelan, y las fuerzas de Satanás
rodean brevemente a la Iglesia; pero no hay ni un solo momento de duda
sobre el resultado del conflicto. En realidad, no hay un verdadero conflicto,
porque la rebelión es aplastada inmediatamente: Llovió
fuego del cielo y les devoró, como había devorado a los
impíos ciudadanos de Sodoma y Gomorra (Gén. 19:24-25), y
a los soldados de Ocozías que vinieron contra Elías (2 Reyes
1:10, 12). ¿Será éste un fuego literal al final del
mundo? Eso parece probable, aunque debemos recordar que Juan ahora nos
está mostrando "un mundo de símbolos demasiado indistinto
para ser siquiera disputado". 42
Reconociendo que esta lluvia de fuego puede referirse al "golpe por medio
del cual Cristo en su venida ha de herir a los perseguidores de la Iglesia
que Él encuentre vivos en la tierra", San Agustín propuso
otra explicación: "En este lugar, 'fuego del cielo' se entiende
bien como la firmeza de los santos [comp. 11:5] con la cual ellos rehusan
rendir obediencia a los que se aíran contra ellos. Porque el firmamento
es el 'cielo', por medio de cuya firmeza estos atacantes serán afligidos
con celo llameante, pues serán impotentes para atraer a los santos
al partido del anticristo. Este es el fuego que les devorará, y
este fuego es 'de Dios'; porque es por la gracia de Dios por la que los
santos se vuelven inconquistables, y así atormentan a sus enemigos".
43
En cualquier caso, el argumento básico del texto
es que, en contraste con los ejércitos de la bestia, que fueron
"muertos" (es decir, convertidos) por la espada que sale de la boca del
Verbo de Dios (19:15, 21), estos tímidos rebeldes del fin serán
destruidos por completo. Toda oposición al reino de Dios es completamente
eliminada. En realidad, el dragón nunca tuvo ninguna oportunidad
- el haberle soltado del abismo habí;a sido una trampa desde el mismo
comienzo, con el único propósito de atraer a sus fuerzas
a campo abierto, para hacerlas visibles y poder destruirlas. Terry comenta:
"Es un gran cuadro simbólico, su gran enseñanza es clara
más allá de toda posibilidad de duda o malentendido, a saber,
que Satanás y todas sus fuerzas deben finalmente perecer. Esto se
escribe para el consuelo y la confianza de los santos. Pero esa victoria
final está en el distante futuro, al final de la era mesiánica,
y aquí simplemente se bosqueja en símbolos apocalípticos.
Por lo tanto, cualquier presunción de establecer acontecimientos
específicos del futuro a partir de este gran simbolismo debe considerarse,
como en la naturaleza del caso, una especie de especulación sin
valor, que conduce a confusión". 44
Sin descender a la "especulación que conduce a
confusión", es válido preguntar: ¿Por qué se
rebelarán las naciones después de vivir en un orden mundial
cristianizado? En su inspirador estudio sobre "Gracia Común, Escatología,
y Ley Bíblica", Gary North explica que tanto la cultura regenerada
como la cultura no regenerada, como "el trigo" y "la cizaña", se
desarrollan históricamente hacia una mayor consistencia en sus presuposiciones
- en la frase de Cornelius Van Til: "timideez epistemiológica". Con
el tiempo, al ajustarse los cristianos más plenamente a los mandamientos
de Dios, y por lo tanto, recibir sus bendiciones, se vuelven más
poderosos y alcanzan un mayor dominio. Pero, ¿qué sucederá
a los incrédulos, al volverse más tímidos? North escribe:
"En los últimos días de esta era final de la historia humana
[es decir, al final del milenio], los satanistas todavía tendrán
encima los atavíos del orden cristiano. Satanás tiene que
sentarse en el regazo de Dios, por decirlo así, para golpearle en
el rostro - o tratar de hacerlo. Satanás no puede ser consistente
con su propia filosofía del orden autónomo y todavía
ser una amenaza para Dios. Un orden autónomo conduce al caos y a
la impotencia. Él sabe que no hay terreno neutral en filosofía.
Él sabía que Adán y Eva morirían espiritualmente
el día que comieran del fruto. Es un teólogo lo bastante
bueno para saber que hay un solo Dios, y tanto él como su hueste
tiemblan a este pensamiento (Santiago 2:19). Cuando los hombres demoníacos
toman en serio sus mentiras sobre la naturaleza de la realidad, se vuelven
impotentes, deslizándose (o casi) del regazo de Dios. Es cuando
los satanistas se dan cuenta de que la filosofía oficial de Satanás
de caos e ilegalidad antinomiana es una mentira cuando se vuelven
peligrosos ... Aprenden más de la verdad, pero la pervierten y tratan
de usarla contra el pueblo de Dios.
"Así, el significado bíblico de timidez
epistemiológica es, no que el satanista se vuelve consistente con
la filosofía oficial de Satanás (caos), sino más bien
que la hueste de Satanás se vuelve consistente con lo que Satanás
cree realmente: que el orden, la ley, el poder son producto del
odiado orden de Dios. Aprenden a usar la ley y el orden para construir
un ejército de conquista. Resumiendo, usan la gracia común
- el conocimiento de la verdad - paraa pervertir la verdad y atacar
al pueblo de Dios. Se vuelven de un falso conocimiento que les
ofrece Satanás, y adoptan una forma pervertida de la verdad para
usarla en sus planes rebeldes. En otras palabras, maduran.
O, como C. S. Lewis ha puesto en boca de su personaje ficticio, el diablo
mayor Screwtape, cuando los materialistas creen finalmente en Satanás,
pero no en Dios, entonces la guerra ha terminado. No exactamente; cuando
creen en Dios, saben que Él va a ganar, y sin embargo, atacan con
furia - no con ira ciega, sino con furia completamente consciente
-
las obras de Dios. Entonces ha terminado la guerra".
45
North concluye: ¿Cree el post-milenialista que
habrá fe en la tierra en general cuando Cristo aparezca? No si entiende
las implicaciones de la doctrina de la gracia común. ¿Espera
él que la tierra entera sea destruída por los rebeldes incrédulos
antes de que Cristo les mate - por partida doble? No. El juicio llega antes
de que puedan hacer su obra. La gracia común se extiende para permitir
que los incrédulos colmen su copa de ira. Ellos son vasos de ira.
Por lo tanto, el cumplimiento de los términos del pacto de dominio
por medio de la gracia común es el paso final en el proceso de colmar
estos vasos de ira. Los vasos de gracia, los creyentes, también
se llenarán. Todo está lleno. ¿Destruirá Dios
su abono inicial preliminar sobre los cielos nuevos y la nueva tierra?
¿Borrará Dios la señal de que su palabra ha sido obedecida,
de que el pacto de dominio se ha cumplido? ¿Tendrá Satanás,
ese gran destructor, el gozo de ver frustrada la palabra de Dios, y su
obra echada por tierra por las mismas hordas de Satanás? El amilenialista
responde que sí. El post-milenialista tiene que negarlo con todas
sus fuerzas.
"Hay continuidad en la vida, a pesar de las descontinuidades.
La riqueza del pecador es guardada para el justo. A Satanás le gustaría
quemar el campo de Dios, pero sabe que no puede hacerlo. La cizaña
y el trigo crecen hasta la madurez, y luego los cosechadores salen a segar
el trigo, cortando la paja y echándola en el fuego... Cuando [Satanás]
usa sus dones para convertirse final y completamente destructor, es cortado
desde lo alto. Esta culminación final de la gracia común
es el retumbo de condenación de Satanás.
"Y los mansos - mansos delante de Dios, activos hacia
sus criaturas - por fin heredarán la tierra. Una tierra renovada
y un cielo renovado son el pago final de Dios el Padre a su Hijo y a aquéllos
que Él le ha dado a su Hijo. Esta es la esperanza post-milenial".
46
Y así, el diablo que les engañaba fue lanzado
al lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta;
y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.
La causa de Satanás será final y completamente derrotada.
Para ilustrar esto, Juan usa de nuevo las imágenes basadas en el
holocausto de Sodoma y Gomorra (Gén. 19:24-25, 28) y la destrucción
de los rebeldes en el desierto de Cades (Núm. 16:31-33), basada
en el uso similar de Isaías para describir la ruina total de Edom
(Isa. 34:9-10). Por medio de estas imágenes, ya él ha representado
la destrucción eterna de la bestia y del falso profeta y de sus
seguidores (véase 14:10-11; 19:20); ahora Juan muestra que el principal
instigador de la conspiración cósmica está inevitablemente
condenado a correr la misma suerte.
El juicio de los muertos (20:11-15)
11 Y vi un gran trono blanco
y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra
y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos.
12 Y vi a los muertos, grandes
y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro
libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los
muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según
sus obras.
13 Y el mar entregó los
muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron
los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según
sus obras.
14 Y la muerte y el Hades fueron
lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda.
15 Y el que no se halló
inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.
11 La sexta visión comienza
con la fórmula familiar: Y vi (kai eidon). La historia ha
terminado; el aldabonazo de la hora final ha sonado; y ahora la visión
del apóstol se llena con un gran trono blanco, y con el que estaba
sentado en él. Por lo general, se da por sentado en Apocalipsis
que el que está sentado en el trono en el cielo es el Padre (comp.
4:2-3; 5:1, 7); pero en este caso Juan posiblemente tiene en mente al Hijo,
puesto que Él está sentado en un trono blanco, y anteriormente
se le ha visto sentado en una nube blanca (14:14) y un caballo blanco (6:2;
19:11). El Señor Jesucristo es el gran "pastor y obispo" (1 Ped.
2:25); Farrer señala que "la idea de un 'trono blanco' puede quizás
parecer familiar a los lectores de Juan como la característica distintiva
de la silla del obispo local en la iglesia. La práctica de extender
un lienzo blanco sobre ella era ciertamente primitiva; si la práctica
era o no era tan primitiva como la fecha de Juan, ciertamente no lo podemos
probar". 47
El Prof. Berkhof resume la evidencia
del Nuevo Testamento en relación con el Juez en el día final:
"Naturalmente, el juicio final, como todas las opera ad extra de
Dios, es una obra del Dios trino, pero la Escritura la atribuye a Cristo
en particular. Cristo, en su capacidad mediadora, será el futuro
juez, Mat. 25:31-32; Juan 5:27; Hechos 10:42; 17:31; Fil. 2:10; 2 Tim.
4:1. Pasajes como Mat. 28:18; Juan 5:27; Fil. 2:9-10 abundan en evidencias
de que el honor de juzgar a los vivos y a los muertos le fue conferido
a Cristo por su obra expiatoria y como parte de su exaltación. Esto
puede considerarse como uno de los máximos honores de su reinado.
En su condición de Juez, también, Cristo está salvando
a su pueblo al máximo: Él completa la redención de
ellos, les justifica públicamente, y quita las últimas consecuencias
del pecado". 48
Con esto concuerdan los grandes
credos ecuménicos:
El credo de los apóstoles:
[Jesucristo]
ascendió al cielo, y está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso; desde allí vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos.
<>El credo niceno:
<>Ascendió
al cielo, y está sentado a la diestra del Padre; y vendrá
otra vez en gloria
para juzgar tanto a los vivos como a los muertos; y cuyo reino no tendrá
fin.
<>El Te Deum Laudanum
<><>Tú estás sentado
a la diestra de Dios en la gloria del Padre. Creemos que vendrás a ser
nuestro Juez. Por lo tanto, te rogamos que ayudes a<> tus siervos, a quienes has
redimido con tu preciosa sangre. Que sean <>contados con tus santos
en la gloria sempiterna. Oh, Señor, salva a tu <>pueblo, y bendice tu herencia.
Rígelos, y exáltales para siempre.
El credo de Atanasio
Él ascendió
al cielo; está sentado a la diestra del Padre, Dios
Todopoderoso;
desde allí vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos.
A cuya venida
todos los hombres se levantarán nuevamente con sus
cuerpos y darán
cuenta de sus propias obras. Y los que hayan hecho lo
bueno irán
a la vida eterna; y los que hayan hecho lo malo, al fuego eterno. Esta
es la fe católica; a menos que un hombre crea en ella fiel y firmemente,
no puede salvarse.
He subrayado este punto porque se ha
vuelto popular en algunos credos, que de otra manera serían ortodoxos,
adoptar una forma hereje de "preterismo" que niega cualquier futura resurrección
o juicio corporales, afirmando que todo esto ya se cumplió en la
resurrección de Cristo, la regeneración de la Iglesia, la
venida del Nuevo Pacto, y la destrucción de Jerusalén en
el año 70 d. C. 49
No importa que se diga cualquier otra cosa sobre los que sostienen tales
ideas, es claro que no están de acuerdo con ninguna forma reconocida
de cristianismo ortodoxo. La única iglesia, santa, católica,
y apostólica ha insistido, siempre y en todas partes, sobre la doctrina
del Juicio Final al final de los tiempos. Su inclusión en todas
las definiciones históricas de la fe es un testimonio universal
de su importancia como artículo de fe.
Juan aumenta nuestro sentido de
admiración por la terrible majestad del Juez: Delante del cual
huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró
para ellos. La alusión es a Salmos 114, que nos muestra que
es a la luz de Juicio Final que podemos ver la importancia de sus precursores
en juicios históricos preliminares:
Cuando salió Israel
de Egipto, la casa de Jacob del pueblo extranjero, Judá vino a ser
su santuario, e Israel su señorío. El mar lo vio, y huyó;
el Jordán se volvió atrás. Los montes saltaron como
carneros, los collados como corderitos. ¿Qué tuviste, oh
mar, que huiste? ¿Y tú, oh Jordán, que te volviste
atrás? Oh montes, ¿por qué saltásteis como
carneros, y vosotros, collados, como corderitos? A la presencia de Jehová
tiembla la tierra, a la presencia del Dios de Jacob, el cual cambió
la peña en estanque de aguas, y en fuente de aguas la roca.
La tierra y el cielo huyen de delante
de su rostro, aterrorizados por su cercanía; pero el pueblo del
pacto no necesita temer. Para ellos, el juicio de Dios es redentor, no
destructor. Si la tierra tiembla, es por nosotros, para que Dios pueda
darnos el agua de salvación. De hecho, como veremos, el juicio descrito
en estos versículos tiene que ver con los impíos muertos,
los que caen bajo el juicio de la segunda muerte. Los elegidos, que reinan
con Cristo, no se consideran aquí. Regocijándose en el fruto
de la victoria final de Cristo, no caen bajo juicio, sino que han pasado
de muerte a vida (Juan 5:24).
12 Aunque todavía estamos
en la sexta visión, el versículo 12 contiene el séptimo
kai
eidon, Y vi - permitiendo que la séptima visión comience
con el octavo kai eidon (véase sobre 21:1). Debemos
recordar que Juan no está escribiendo acerca del juicio general
de todos los hombres, sino de la suerte de los impíos, llamados
aquí los muertos (comp. v. 5). Hengstenberg comenta: "Los
muertos
sólo pueden ser los impíos muertos. Debe parecer singular
que todavía se hable aquí de los muertos, aunque deben haber
sido resucitados antes de poder estar de pie delante del trono blanco.
Si sólo se refiere a los impíos muertos, entonces no hay
nada extraño en el asunto, porque su vida después
de la resurrección no es sino en apariencia, pues también
estaba antes en el Hades". 50
Juan nos dice que vio a hombres
de todas clases y condiciones, tanto grandes como pequeños, de pie
delante del trono. Y los libros se abrieron; y otro libro se abrió,
que es el libro de la vida, la lista de membresía del pacto,
en el cual están inscritos los nombres de los elegidos (comp. 3:5;
13:8; 17:8). La función del libro de la vida en este contexto es
simplemente revelar que los nombres de "los muertos" no aparecen allí.
Esto puede parecer extraño a los modernos oídos evangélicos;
no estamos acostumbrados a leer este tipo de afirmaciones en la Escritura,
pero ellas existen en abundancia (comp. Sal. 62:12; Prov. 24:12; Mat. 16:27;
Juan 5:28-29; Rom. 2:6-13; 14:12; 1 Cor. 3:13; 2 Cor. 5:10; Efe. 6:8; Col.
3:25; Apoc. 2:23; 22:12). El argumento del texto no es, por supuesto, "la
salvación
por obras", sino condenación por obras.
Es verdad que no somos salvos por
obras (Efe. 2:8-9), pero también es cierto que no somos salvos sin
obras (Efe. 2:10; Fil. 2:12-13). El cristiano es "justificado por fe solamente"
- pero la fe genuina que justifica nunca esstá sola, como declara
la Confesión de Fe de Westminster : "La fe, recibiendo
y reposando en Cristo y su justicia, es el único instrumento de
justificación; pero no está sola en la persona justificada,
sino que está siempre acompañada por las otras gracias salvadoras,
y no es una fe muerta, sino que obra por amor" (xi.2). De manera similar,
John Murray escribió: "Sólo la fe justifica, pero una persona
justificada por fe solamente sería una monstruosidad que nunca existe
en el reino de la gracia. La fe se manifiesta por medio del amor (comp.
Gál. 5:6). Y la fe sin obras es muerta (comp. Sant. 2:17-20). Es
la fe viva la que justifica, y la fe viva une con Cristo tanto en la virtud
de su muerte como en el poder de su resurrección". 51
13 Para este juicio, el mar entregó
los muertos que había en él - los que perecieron en los
juicios del diluvio y del Mar Rojo simbolizan a todos los impíos,
ahogados en los "torrentes de Belial" (Sal. 18:4); y la muerte y el
Hades, las "ligaduras del Seol" (Sal. 18:5) entregaron los muertos
que había en ellos. De repente, Dios vacía "todos los
lugares imaginables donde los muertos pueden ser encontrados". 52
Y fueron juzgados, cada uno según sus obras: Nuevamente,
Pablo subraya que las acciones de los hombres vendrán a juicio en
el día final.
14-15 Pablo proclamó que,
cuando Cristo regrese al final de su reino mediatorial, "el postrer enemigo
que será destruido es la muerte" (1 Cor. 15:26). Así, Juan
vio que la muerte y al Hades, que estuvieron juntos en 1:18 y 6:8, fueron
lanzados al lago de fuego. Como dice Terry, el cuadro entero de juicio
y perdición está envuelto en simbolismo místico, y
la única revelación cierta es la destrucción final,
en ruina irremediable, de todos los que viven y mueren como súbditos
del pecado y de la muerte". 53
Además, como observa Morris, "la muerte y el Hades son, en fin de
cuentas, tan impotentes como las otras fuerzas del mal. Finalmente, no
hay poder sino el de Dios. Todo lo demás es completamente impotente".
54
Esta es la muerte segunda, el lago
de fuego. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida
fue lanzado al lago de fuego. Por siglos, los universalistas han tratado
de evadir el hecho sencillo de que la Escritura cierra con estrépito
la puerta del horno sobre los finalmente impenitentes, cuyos nombres no
están inscritos (desde la fundación del mundo, 13:8; 17:8)
en el libro de la vida del Cordero. Usando una metáfora similar
a la de Juan, Jesús dijo: "El que en mí no permanece, será
echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y
los echan en el fuego, y arden" (Juan 15:6). "Los otros muertos" nunca
vivirán, pues no hay vida fuera de Cristo Jesús.
Notas:
1. Benjamin B. Warfield, "The Millenium and the
Apocalypse", Biblical Doctrines (New York: Oxford University Press,
1929), pp. 643-664.
2. El pre-milenialismo parece haberse originado
en el archi-hereje ebionita Cerinto, un "falso apóstol" que se oponía
tanto a Pablo como a Juan. Cerinto afirmaba que su doctrina del milenio
le había sido revelada por ángeles; y es interesante que
la epístola de Pablo a los gálatas - que se ocupa mucho de
refutar las herejías legalistas de Cerinto - comienza con estas
palabras: "Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare
otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema" (Gál.
1:8). Ireneo registra el hecho de que Juan huyó de un baño
público al encontrarse con Cerinto, exclamando: "¡Huyamos,
no sea que hasta el baño se caiga, porque Cerinto, el enemigo de
la verdad, está dentro!". Para un relato sobre Cerinto y sus herejías,
véase de Ireneo Against Heresies, i.xxvi.1-2; iii.iii.4;
comp. Eusebio,
Ecclesiastical History, iii.xxviii.1-6; iv.xvi.6;
vii.xxv.2-3. Como señala Louis Bouyer en The Spirituality of
the New Testament and the Fathers (Minneapolis: The Seabury Press,
1963, p. 173), algunos padres de la iglesia primitiva (por ej., Justino
Mártir) adoptaron el liberalismo pre-milenialista a causa de sus
antecedentes paganos, para los cuales eran desconocidos los géneros
literarios bíblicos y las imágenes bíblicas. El punto
de vista ortodoxo, "agustiniano", representa una comprensión más
madura del simbolismo bíblico y un más consistente punto
de vista cristiano mundial.
3. Quizás el argumento más básico
contra el pre-milenialismo sea simplemente que la Biblia nunca habla de
un reino milenario de los santos - fuera de Apocalipsis 20, ¡un pasaje
altamente simbólico y complejo en el libro más altamente
simbólico y complejo de la Biblia! Graeme Goldsworthy observa en
The
Lamb and the Lion: The Gospel in Revelation (Nashville: Thomas Nelson
Publishers, 1984): "Es altamente improbable, por decir lo menos, que algo
tan dramáticamente significativo como un reinado de mil años
de un Cristo reaparecido en la tierra antes de esta era no se mencionase
en ninguna otra parte del Nuevo Testamento" (p. 127). Algunas obras que
refutan el pre-milenialismo, desde varias perspectivas, son: Jay Adams,
The
Time Is At Hand (Nutley, NJ: Presbyterian and Reformed Publishing Co.,
[1966] 1970; Oswald T. Allis, Prophecy and the Church (Nutley, NJ:
Presbyterian and Reformed Publishing Co., 1945, 1947); Loraine Boettner,
The
Millenium (Phillipsburg, NJ: Presbyterian and Reformed Publishing Co.,
edición revisada, 1984); David Brown, Christ´s Second Coming:
Will It Be Premillenial? (Grand Rapids: Baker Book House, [1876] 1983);
W. J. Grier, The Momentous Event: A Discussion of Scripture Teaching
on the Second Advent (Edinburgh: The Banner of Truth Trust, [1945]
1970; Arthur H. Lewis, The Dark Side of the Millenium: The Problem
of Evil in Rev. 20:10 (Grand Rapids: Baker Book House, 1980); Rousas John
Rushdoony, God´s Plan for Victory: The Meaning of Postmillenialism
(Tyler, TX: Thoburn Press, 1977); Ralph Woodrow, His Truth Is Marching
On: Advanced Studies on Prophecy in the Light of History (Riverside,
CA: Ralph Woodrow Evangelistic Association, 1977).
4. Para relatos sobre movimientos herejes (post)
mileniales, véase de Igor Shafarevich, The Socialist Phenomenon,
William Tjasalma, trad. (New York: Harper and Row, Publishers, 1980); Norman
Cohn, The Pursuit of the Millenium: Revolutionary Millenarians and Mystical
Anarchists of the Middle Ages (New Yor: Oxford University Press, 1957;
revisado, 1970); Otto Friedrich, The End of the World: A History
(New York: Coward, McCann & Geoghegan, 1982), pp. 143-177; David Chilton,
Productive
Christians in an Age of Guilt-Manipulators: A Biblical Response to Ronald
J. Sider (Tyler, TX: Institute for Christian Economics, tercer cd.,
1985), pp. 321-342.
5. Véase de San Agustín, The
City of God, Book XX. Sobre San Agustín y la influencia de su
filosofía post-milenialista de la historia, véase de Peter
Brown, Augustine of Hippo (Berkeley and Los Angeles: University
of California Press, 1967); Charles Norris Cochrane, Christianity and
Classical Culture: A Study of Thought and Action from Augustus to Augustine
(London: Oxford University Press, [1940, 1944], 1957); Robert Nisbet, History
of the Idea of Progress (New York: Basic Books, 1980), pp. 47-76. Sobre
la extensa herencia reformada del post-milenialismo, desde John Calvin
hasta finales del siglo diecinueve, véase de Greg L. Bahnsen, "The
Prima
Facie Acceptability of Postmillenialism", The Journal of Christian
Reconstruction, Vol. III, No. 2 (Winter, 1976-1977), pp. 48-105, esp.
68-105; James B. Jordan, "A Survey of Southern Presbyterian Millenial Views
Before 1930", The Journal of Christian Reconstruction, Vol. III,
No. 2 (Winter, 1976-1977), pp. 106-121; J. A. de Jong, As the Waters
Cover the Sea: Millenial Revival and the Interpretation of Prophecy
(Kampen: J. H. Kok, 1970); J. Marcellus Kik, An Eschatology of Victory
(Nutley, NJ: Presbyterian and Reformed Publishing Co., 1971), pp. 3-29;
Iain Murray, The Puritan Hope: A Study in Revival and the Interpretation
of Prophecy (London: The Banner of Truth Trust, 1971).
6. ¡Considérese el hecho de que los
compiladores de The Book of Common Prayer proporcionaban "Tables
for Finding Holy Days" [Tablas para Hallar los Días Santos] hasta
el año 8400 d. C.! Es claro que se estaban preparando para un largo
plazo, y no esperaban un inminente "rapto" de la Iglesia.
7. W. G. T. Shedd, Sermons to the Spiritual
Man (London: The Banner of Truth Trust, [1884] 1972), p. 421.
8. Algunos han tratado de remediar esto haciéndose
llamar "amilenialistas optimistas", un término que no tiene nada
malo excepto un exceso de palabras (el término "post-milenialista
no kílico" sufre del mismo problema.
9. Lo que antecede no tiene el propósito
de subestimar ciertas otras áreas de disputa entre las varias escuelas
escatológicas de pensamiento. El debatido punto en disputa de la
"gracia común" - que James Jordan ha llamado más precisamente
"las migajas de los hijos" (Marcos 7:27-28) - es particularmente crucial
para el debate, y por eso he incluído el ensayo de Gary North sobre
"Gracia Común, Escatología, y Ley Bíblica" [Common
Grace, Eschatology, and Biblical Law] como un apéndice a este libro.
10. Éste es quizás un lugar tan
bueno como cualquier otro para comentar la que es en la actualidad la
"objeción" más intelectualmente irrespetable al post-milenialismo:
la idea de que la tierra no puede experimentar un período futuro
de grandes bendiciones físicas porque al mundo se le están
"agotando" los recursos naturales, se está sobrepoblando, y /o está
muriendo por la contaminación (etc.) - una idea popularizada
por "estudios" fuertemente parcializados y hasta deliberadamente engañosos
como Global 2000 y Limits to Growth. En primer lugar, esta
objeción desestima completamente el hecho de que, según la
Biblia, tanto la abundancia como la hambruna, la productividad y la contaminación,
proceden de la mano del Dios Todopoderoso; que Él puede recompensar,
y recompensa, la obediencia con bendiciones, y la desobediencia con maldiciones
(Deut. 8:1-20; 28:1-68; Isa. 24:1-6). En segundo lugar, los argumentos
de que "nos quedamos sin recursos" y de que "estamos superpoblados" (etc.,
etc.,) carecen completamente del fundamento de una sólida información
y teoría económica. Véase de Warren T. Brookes, The
Economy in Mind (New York: Universe Books, 1982); Edith Efron, The
Apocalyptics: Cancer and the Big Lie (New York; Simon and Schuster,
1984; Herbert L. London, Why Are They Lying to Our Children? (New
York: Stein and Day, 1984); Charles Maurice and Charles W. Smithson, The
Doomsday Myth: 10,000 Years of Economic Crises (Stanford: Hoover Institution
Press, 1984); Julian L. Simon, The Ultimate Resource (Princeton:
Princeton University Press, 1981); Julian L. Simon and Herman Kahn, eds.,
The
Resourceful Earth: A Response to Global 2000" (Oxford: Basil Blackwell,
1984); William Tucker, Progress and Privilege: America in the Age of
Environmentalism (Garden City, NY: Anchor Press/Doubleday, 1982). El
hecho es que el cristianismo, produciendo la ciencia y la tecnología
de Occidente, ha aumentado vastamente los recursos de la tierra.
11. Herman Ridderbos, The Coming of the Kingdom
(St. Catherine, Ontario: Paideia Press, [1962] 1978), pp. 62ss.
12. Satanás es atado progresivamente
al crecer el reino de Cristo a través de la historia, extendiendo
su influencia para transformar cada aspecto de la vida (Mat. 5:13-16; 13:31-33),
y en la experiencia diaria de los cristianos al resistir al diablo con
éxito (Santiago 4:7) y proclamar la palabra de Dios (Apoc. 12:11).
Satanás será atado consumadamente en el Día
Final, cuando la muerte misma sea destruída en la resurrección
(Juan 6:39-40; 1 Cor. 15:22-26, 51-54). Sobre el modelo definitivo-progresivo-final
en general, véase de David Chilton, Paradise Restored: A Biblical
Theology of Dominion (Ft. Worth, TX: Dominion Press, 1985), pp. 24s.,
42, 73, 136, 146ss., 206, 209, 223.
13. Un buen informe sobre la difusión de
la actividad y el control demoníacos a través del mundo pagano
antiguo se encuentra en los primeros diez libros de la obra de San Agustín
The
City of God, pero este hecho es obvio hasta en los escritos de los
mismos paganos. Virtualmente cada página de la obra de Heródoto
History
o la de Virgilio Aeneid da testimonio elocuente y explícito
de la tiranía que los "dioses" ejercían sobre cada uno de
los aspectos de la vida y el pensamiento paganos. Pero todo se detuvo con
la resurrección de Cristo: De repente, los dioses dejaron de hablar,
como observó Plutarco en su obra On Why Oracles Came to Fail, y
como constantemente observa San Atanasio en su tratado clásico On
the Incarnation of the Word of God. Comp. la abarcante discusión
de la desaparición del punto de vista arcaico en la obra de Giorgio
de Santillana y Hertha von Dechend, Hamlet´s Mill: An Essay on
Myth and the Frame of Time (Ipswich: Gambit, 1969), pp. 56-75, 275-287,
340-343.
14. San Ireneo, Against Heresies, v.xxiv.4.
15. San Agustín, Sermons, 261; trad,
por Henry Bettenson, ed., The Later Christian Fathers: A Selection From
the Writings of the Fathers from St. Cyril of Jerusalem to St. Leo the
Great (Oxford: Oxford University Press, 1970, 1977), p. 222.
16. Gary North, Moses and Pharaoh: Dominion
Religion Versus Power Religion (Tyler, TX: Institute for Christian
Economics, 1985), pp. 169s.
17. Tertuliano, Apology, 39; trad. por Henry Bettenson,
The
Early Christian Fathers: A Selection from the Writings of the Fathers from
St. Clement of Rome to St. Athanasius (Oxford: Oxford University Press,
1956, 1969), p. 141. La cursiva es mía.
18. Una analogía de este uso bíblico
es la manera en que nosotros, con una mentalidad más inflacionaria,
usamos el término millón: "¡Te lo he dicho un millón
de veces!" (sospecho que hasta los "literalistas" hablan de esa manera
a veces).
19. Milton Terry, Biblical Apocalyptic: A Study
of the Most Notable Revelations of God and of Christ in the Canonical Scriptures
(New York: Eaton and Mains, 1898), p.451.
20. Henry Barclay Swete, Commentary on Revelation
(Grand Rapids: Kregel Publications, [1911] 1977), p. 261.
21. T. F. Torrance, Royal Priesthood (Edinburgh:
Oliver and Boyd Ltd., 1955), p. 81.
22. Podría preguntarse: ¿Por qué
no dijo Juan simplemente que los que vio sentados en tronos eran los veinticuatro
ancianos? Hay por lo menos dos razones - primera, los varios indicios en
el texto (la mención de tronos, juicio, y un sacerdocio que reina
con Cristo) hacen innecesaria una identificación explícita;
segunda, de conformidad con el simbolismo de la Iglesia como el nuevo Israel,
Juan usa el término eider doce veces (4:4, 10; 5:5, 6, 7,
11, 14; 7:11, 13; 11:16; 14:3; 19:4). En este punto en el libro de Apocalipsis,
Juan ya ha agotado su "quota".
23. Véanse dos ensayos por Gary North:
"Witnesses and Judges", Biblical Economics Today, Vol. VI, No. 5
(Aug../Sept. 1983); "Christ´s Mind and Economic Reconstruction",
Biblical
Economics Today, Vol. VII, No. 1 (Dec./Jan. 1984). Estas publicaciones
están disponibles para donaciones al Institute for Christian Economics.
P. O. Box 8000, Tyler, TX 75711.
24. Iain Murray ha mostrado en The Puritan
Hope: Studies in Revival and the Interpretation of Prophecy (London:
The Banner of Truth Trust, 1971) cómo este punto de vista sobre
la conversión mundial ha proporcionado una inspiración básica
para la actividad misionera a través de la historia de la Iglesia,
particularmente desde la Reforma protestante.
25. James B. Jordan, Rebellion, Tyranny, and Dominion
in the Book of Genesis", en la obra de Gary North, ed., Tactics of Christian
Resistance, Christianity and Civilization No. 3 (Tyler, TX: Geneva
Ministries, 1983), pp. 38-80.
26. Ibid., p. 74. En relación con esto,
vale la pena repetir también las observaciones de Jordan sobre el
así llamado movimiento "patriótico" para la resistencia contra
los impuestos: "Debemos tener presente que los paganos están principalmente
interesados en el poder. Esto significa que el mantenimiento de
la fuerza (el reclutamiento) y el apoderarse del dinero (excesivos impuestos)
son para ellos de absoluto interés principal. Si pensamos que estas
son las cosas más importantes, entonces las haremos el punto fuerte
(nos convertiremos en ´patriotas de impuestos' o algo así).
Pensar así es pensar como paganos. Para el cristiano, las cosas
primarias son justicia (protección sacerdotal) y trabajo diligente
(dominio real). En términos generales, a los paganos no les importa
cuán justos somos, o cuán duro trabajamos, con tal de que
obtengan el dinero de sus impuestos. Es por esto por lo que la Biblia enseña
por todas partes a tolerar los excesivos impuestos, y por ninguna parte
enseña que es correcto resistirse a los impuestos" (p. 79).
27. Basándonos en una estricta cronología,
esto parece una conclusión razonable, puesto que Matusalén
murió en el año del diluvio (Matusalén tenía
187 años cuando su hijo Lamec nació, y 369 años cuando
su nieto Noé nació, y por lo tanto, 969 cuando ocurrió
al diluvio; véase Gén. 5:25, 28; 7:6) Más de un siglo
antes del diluvio, Dios declaró a la totalidad de la raza humana
(excepto Noé) merecedora de la destrucción (Gén. 6:1-8;
7:1); no hay razón evidente para excluir a Matusalén de esta
abarcante condena.
28. Gary North, Backward, Christian Soldiers?
An Action Manual for Christian Reconstruction (Tyler, TX: Institute
for Christian Economics, 1984), p. 4.
29. James B. Jordan, The Law of the Covenant:
An Exposition of Exodus 21-23 (Tyler, TX: Institute for Christian Economics,
1984), pp. 56ss.
30. Sobre el significado de este pasaje para la
forma de bautismo, véase de Duane Edward Spencer, Holy Baptism:
Word Keys Which Unlock the Covenant (Tyler, TX: Geneva Ministries,
1984), pp. 14ss.
31. Véase Philip Edgcumbe Hughes, "The
First Resurrection: Another Interpretation; The Westminster Theological
Journal, XXXIX (Spring 1977)2, pp. 315-318.
32. Norman Shepherd, "The Resurrections of Revelation
20", The Westminster Theological Journal, XXXVII (Fall, 1974) 1,
pp. 37s. San Gregorio de Nisa dijo: "Es necesario que experimentemos, pr
medio del agua, este ensayo preparatorio de la gracia de la resurrección,
para que podamos darnos cuenta de que es tan fácil levantarnos de
la muerte nuevamente como ser bautizados por agua".
33. A estas alturas, esto debería ser obvio;
comp. Chilton, Paradise Restored, pp. 77-102.
34. Ciertamente es verdad que el agresivo imperialismo
de la Unión Soviética y su patrocinio mundial del terrorismo
representan un grave peligro para las naciones occidentales; véase
de Jean-Francois Revel, How Democracies Perish (Garden City: Doubleday
and Co., 1984). Sin embargo, esto no tiene nada que ver con profecías
cumplidas, pero sí todo que ver con el hecho de que Occidente al
mismo tiempo se ha embarcado en una creciente renuncia a la ética
cristiana y un progresivo equipamiento militar y tecnológico de
sus enemigos; sobre esto último, véase de Antony Sutton,
Western
Technology and Soviet Economic Development, 1917-1967, tres vols. (Stanford:
Hoover Institution Press, 1968-1973); ídem, National Suicide
(New Rochelle. NY: Arlington House, 1973); comp. Richard Pipes,
Survival
Is Not Enough: Soviet Realities and America´s Future (New York:
Simon and Schuster, 1984). Los que se sienten perplejos porque la posible
conquista futura de los Estados Unidos por los soviéticos podría
no estar incluída en la profecía bíblica harían
bien en considerar el gran número de importantes conflictos durante
los últimos mil años de historia occidental que también
se han omitido - como la Conquista Normanda, las Guerras de las Rosas,
la Guerra de los Treinta Años, la Guerra Civil Inglesa, la Revolución
Norteamericana, la Revolución Francesa, la Guerra Napoleónica,
la Guerra de los Seminoles, las Revoluciones de 1848, la Guerra de Crimea,
la Guerra entre los Estados, la Guerra de los Indios Sioux, la Guerra de
los Boers, la Guerra Hspano-Americana, la Revolución Mexicana, la
Primera Guerra Mundial, la Guerra Italo-Etíope, la Segunda Guerra
Mundial, la Guerra de Corea, y la Guerra de Vietnam, para nombrar algunas;
muchas de las cuales fueron consideradas por apocalipsistas contemporáneos
como notables cumplimientos de la profecía bíblica.
35. Por supuesto, el ejemplo obvio es Hal Lindsey,
cuyo libro Late Great Planet Earth [La Muerte del Gran Planeta Tierra]
(Grand Rapids: Zondervan Publishing House, 1970) gasta como treinta páginas
(pp. 59-71, 154-168) detallando cómo la Unión Soviética
pronto cumplirá la profecía de "Gog y Magog" en la batalla
de Armagedón, y sólo utiliza dos o tres oraciones para discutir
Apoc. 20:8 - sin mencionar ni siquiera una sola vez que la única
referencia a Gog y Magog en todo el libro de Apocalipsis se encuentra en
ese versículo. Comp. ídem, There´s A New World Coming:
A Prophetic Odyssey (Eugene, OR: Harvest House, 1973), pp. 222-225,
278. Otro ejemplo es Henry M. Morris, generalmente más circunspecto,
cuyo libro Revelation Record: A Scientific and Devotional Commentary
on the Book of Revelation (Wheaton: Tyndale House Publishers, 1983)
discute a Gog y Magog bajo Apoc. 6:1 (pp. 108-110) y 16:12 (p. 310), pero
procura con vigor descartar el significado de la referencia en 20:8 (pp.
422s.).
36. Aquí hay una lista completa de sus
usos sólo en Ezequiel: 1:22, 25, 26; 5:1; 6:13; 7:18; 8:3; 9:10;
10:1, 11; 11:21; 13:18; 16:12, 25, 31, 43; 17:4, 19, 22; 21:19, 21; 22:31;
23:15, 42; 24:23; 27:22, 30; 29:18; 32:27; 33:4; 38:2-3; 39:1; 40:1; 42:12;
43:12; 44:18, 20.
37. Ralph Woodrow, His Truth Is Marching On:
Advanced Studies on Prophecy in the Light of History (Riverside, CA:
Ralph Woodrow Evangelistic Association, 1977), pp. 32-46.
38. Ibid., p. 41.
39. Ibid., p. 42; comp. T. Boersma, Is the
Bible a Jigsaw Puzzle? An Evaluation of Hal Lindsey´s Writings
(St. Catherine, Ont.: Paideia Press, 1978), pp. 106-125; véase también
la discusión de Cornelis Vanderwaal sobre "Goggology" en Hal
Lindsey and Biblical Prophecy (St. Catherine, Ont.: Paideia Press,
1978), pp. 78-80.
40. G. B. Caird, A Commentary on the Revelation
of St. John the Divine (New York: Harper & Row, Publishers, 1966),
p. 256. Caird cita las siguientes referencias en el Talmud: Ber 7, 10a,
13a; Shah 118a; Meg. ha San. 17', 94', 97'; Abodah Z. 3; 'Ed. H 10.
41. Austin Farrer, The Revelation of St. John
the Divine (Oxford: At the Clarendon Press, 1964), pp. 207s.
42. Farrer, p. 208.
43. St. Augustine, The City of God, xx.12.
44. Terry, Biblical Apocalyptic, p. 455.
45. Gary Nort, "Common Grace: Eschatology,
and Biblical Law", Appendix C., abajo, pp. 657s.
46. Ibid., pp. 663s.
47. Farrer, p. 208.
48. L. Berkhof, Systematic Theology (Grand
Rapids: William B. Eerdmans Publishing Co., 1939, 1941), pp. 731s.
49. La figura más influyente en este movimiento
es Max R. King, un ministro de la Iglesia de Cristo que ha escrito The
Spirit of Prophecy (Warren, Oh: Max R. King, 1971), una obra que es
a la vez perspicaz y frustrante. La hermenéutica de King es estorbada
por presuposiciones neoplatónicas (Dios no se molestaría
en resucitar un cuerpo físico porque está interesado sólo
en cosas "espirituales", es decir, incorpóreas) y por un enfoque
de "código" al simbolismo bíblico. Comp. Jim McGuiggan y
Max R. King, The McGuiggan-King Debate (Warren, OH: Parkman Road
Church of Christ, n.d.). Véanse también puntos de vista similares
abrazados por J. Stuart Russell, The Parousia: A Study of the New Testament
Doctrine of Our Lord´s Second Coming (Grand Rapids: Baker Book
House, [1887] 1983). James B. Jordan ha respondido a King y a Russell en
dos conferencias grabadas en cinta, disponibles en Geneva Ministries, P.
O. Box 131300, Tyler, TX 75713.
50. E, W. Hengstenberg, The Revelation of St.
John, dos vols. (cherry Hill, NJ: Mack Publishing Co., n. d.), Vol.
2, p. 310.
51. John Murray, Redemption: Accomplished and
Applied (Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Co., 1955), p.
161.
52. Milton Terry, Biblical Apocalyptic,
p. 457.
53. Terry, Biblical Apocalyptic, p. 458.
54. Leon Morris, The Revelation of St. John
(Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Co., 1969), pp. 241s.