EL SABADISMO RE-EXAMINADO
Robert D. Brinsmead
Capítulo 2
La situación de la iglesia
apostólica
Tomado
de Gospel Outreach
Los estudios bíblicos del siglo veinte han demostrado
lo inadecuado del método de usar textos de prueba para manejar la
Biblia. No es difícil disponer un grupo de textos para apoyar una
clase particular de sabadismo, ni es difícil reunir otros textos
para apoyar el no sabadismo.
La Biblia entera está escrita en un cierto contexto
histórico, y lo que está escrito está condicionado
por ese contexto. Es sumamente insatisfactorio acercarse a la Biblia como
si Dios se hubiese revelado en proposiciones abstractas que pueden ser
entendidas aparte de la situación histórica en que se pronunciaron
las palabras. Por ejemplo, Pablo dijo: "Si os circuncidáis, de nada
os aprovechará Cristo". (Gál. 5:2). Nosotros no aplicamos
este texto indiscriminadamente hoy día. Su verdadero significado
sólo puede entenderse contra el trasfondo de la situación
real en las iglesias de Galacia. Por supuesto, los estudiantes serios de
la Biblia siempre han practicado hasta cierto punto el método histórico-gramatical
para el estudio de la Biblia. Pero los avances recientes en las ciencias
bíblicas han resaltado el peligro de superponer las propias preocupaciones
y nuestras formas occidentales de pensamiento sobre lo que se escribió
en un contexto cultural y una situación histórica bien distantes
de nosotros.
Durante los cincuenta años más recientes,
la sociedad ha sido testigo de un impresionante progreso tecnológico.
Esto ha sido virtualmente correspondido por un aumento en el conocimiento
de los antecedentes de la Biblia. Los detalles de la situación social,
económica, y política en el siglo primero d. C. nos ayudan
a entender mejor muchos pasajes del Nuevo Testamento. Documentos como los
rollos del Mar Muerto nos han proporcionado una imagen más exacta
de los antecedentes religiosos del Nuevo Testamento. Las expediciones arqueológicas
han desenterrado inscripciones, documentos, y otros artefactos que han
ayudado a esclarecer el cuadro histórico de la era apostólica.
Antiguas tradiciones han recibido nueva luz. Documentos arcaicos han sido
depuestos de su posición y declarados o como falsos o como inadecuados.
Las recientes investigaciones bíblicas han revelado
la gran diversidad que existía en la iglesia primitiva. Desde que
Eusebio escribió la primera gran historia de la iglesia cristiana,
ha habido una tendencia a idealizar a la iglesia primitiva. Hemos imaginado
que tenía un gobierno monolítico y un modelo de adoración
uniforme. Pero ahora se sabe que tal uniformidad no comenzó sino
hasta el siglo segundo. La iglesia primitiva era una comunidad de beneficencia
(en el sentido correcto). Como comunidad escatológica, estaba más
falta de estructura de lo que generalmente hemos pensado. La gente llegaba
al cristianismo procedentes de una amplia variedad de antecedentes culturales.
Desarrollaron diferentes modelos de adoración, así como diferentes
énfasis teológicos. Por supuesto, había un profundo
principio unificador en el movimiento cristiano, pero esto no debería
cegarnos a la gran diversidad y hasta tensiones que existían entre
grupos tales como los cristianos judíos de habla hebrea y los cristianos
gentiles.
Los esfuerzos para regresar al modelo ideal de culto en
la iglesia primitiva están mal encaminados, pues no había
ningún modelo uniforme. Aunque pudiéramos descubrir una norma
para el siglo primero, no podríamos suponer que la iglesia del siglo
veinte debe ajustarse a esa norma. ¿Cómo podemos decir que
la iglesia en cualquier siglo debe restringirse a algún ordenado
sistema de culto que jamás cambia de un siglo a otro? La iglesia
cristiana es una comunidad dinámica, carismática, peregrina,
a la que se le da gran libertad para ajustar sus instituciones y su forma
de adoración para que se adapten a su contexto histórico
y cultural. Por supuesto, hay límites para cualquier libertad legítima,
pero esos límites no son tan restrictivos como hemos tenido la tendencia
de hacerlos.
Los cristianos judíos
de lengua hebrea
Todos los primeros cristianos y sus dirigentes eran judíos
que hablaban hebreo o arameo. Cuando se convirtieron en seguidores de Jesús,
no se consideraban a sí mismos sino como judíos. En realidad,
creían que eran el verdadero remanente escatológico de Israel.
Ciertamente, no se consideraban apóstatas de su herencia judía,
ni la repudiaban. Y veían a Jesús como el cumplimiento del
judaísmo, no como su negación.
Los primeros cristianos estaban ansiosos de probarles
a sus hermanos judíos que ellos eran buenos judíos. Aparentemente,
tuvieron algo de éxito, porque Lucas informa que disfrutaban de
"favor con todo el pueblo". (Hechos 2:47). Santiago el Justo, hermano del
Señor y dirigente de la iglesia de Jerusalén, tenía
entre los judíos reputación de gran piedad. Muchos de ellos
consideraron su asesinato, más o menos en el año 62 d. C.,
como un crimen que invitaba el juicio de Dios sobre la nación.
Estos judíos cristianos (nazarenos, como se les
llamaba en Palestina) no hacían nada para ofender las costumbres
antiguas. Continuaban asistiendo a las sinagogas judías, adoraban
en el templo, pagaban el impuesto del templo, y circuncidaban a sus niños.
Hasta Pablo hizo circuncidar a Timoteo para evitar ser piedra de tropiezo
entre su pueblo. Guardaban el sábado como otros judíos piadosos,
y obedecían las leyes alimentarias judías. Algunos años
después de Pentecostés, Pedro pudo declarar que nunca había
comido ningún alimento "inmundo" (Hechos 10:14). Pablo describió
a Ananías, por cuyas manos fue bautizado, como "un devoto observador
de la ley" que era "altamente respetado por todos los judíos" que
vivían en Damasco (Hechos 22:12). Como prisionero en Roma, Pablo
les declaró a los dirigentes de los judíos que vivían
allí: "No he hecho nada contra nuestro pueblo ni contra las costumbres
de nuestros antepasados" (Hechos 28:17). Es claro que Pablo no tenía
objeciones a que los cristianos judíos continuaran el modo de vida
que habían heredado. De Pablo dice F. F. Bruce:
En compañía
de judíos, él, de modo natural, observaba las leyes alimentarias
judías, por pura cortesía, para no hablar de caridad cristiana,
ni agraviaba los sentimientos de los judíos violando la santidad
de los días santos. (1)
Durante la última visita de Pablo a Jerusalén,
Santiago y los ancianos de la iglesia le dijeron: "Ya ves, hermano, cuántos
millares de judíos hay que han creído, y todos son celosos
por la ley" (Hechos 21:20).
Por lo tanto, podemos enterrar el viejo argumento sobre
si los primitivos cristianos de Jerusalén cambiaron el día
de adoración y abandonaron el sábado.
Dice Robert A. Morey,
un escritor bautista:
Decir que los primitivos
cristianos judíos podían cambiar el sábado del séptimo
al primer día y no verse envueltos en una controversia con los judíos
o los judaizantes es tan estúpido que se refuta solo. (2)
Sería difícil encontrar un buen diccionario
bíblico o un erudito competente en la historia de la iglesia primitiva
que no reconozca que los primeros cristianos - los creyentes que hablaban
hebreo - continuaron observando el sábado. Las siguientes afirmaciones
son típicas:
Los discípulos de
Jesús parecían ser mucho menos radicales en su actitud hacia
la ley y las tradiciones sagradas de lo que él mismo había
sido. Sus dirigentes asistían a los servicios del templo y en general
se conducían como judíos observantes, disfrutando de la buena
voluntad popular. (3)
Aceptaban las instituciones judías
y se presentaban como el Israel de los últimos días. (4)
Como cristianos judíos, todavía
sacrificaban en el templo (Mat. 5:23) y pagaban el impuesto del templo
(Mat. 17:24-27), así como también guardaban el sábado
en obediencia a la Ley. (5)
Hasta donde sepamos, los primeros
cristianos en Palestina mantuvieron virtualmente sin cambios las tradiciones
de la adoración judía ... Y continuaron observando fielmente
la ley y la "tradición de los ancianos" (incluyendo el sábado).
(6)
Aparentemente, continuaron observando
la ley sin cuestionamientos, sin interpretar sus tradiciones de las palabras
y acciones de Jesús de un modo hostil a la ley. (7)
El judaísmo siempre ha observado
el día de reposo en el séptimo día de la semana, sábado.
Ésta era también la costumbre de los primeros cristianos
judíos. (8)
Los primeros cristianos guardaban
el séptimo día como el sábado, en gran medida según
los otros judíos. (9)
Por lo tanto, el erudito adventista, Samuele Bacchiocchi
está bastante acertado cuando arguye que no fue en Jerusalén
donde nació la observancia del domingo. (10) No había base
para seguir el argumento de si estos primeros cristianos iniciaron o no
la observancia de un nuevo día de adoración.
Los cristianos que hablaban griego
A los judíos de habla griega se les llamaba helenistas
(Hechos 6:1). Diferían de los judíos que hablaban hebreo,
no sólo en su idioma, sino también en su cultura. Eran menos
conservadores y más flexibles en su actitud hacia las costumbres
judías. Adoptaron más rápidamente la cultura griega,
y eran considerados como judíos menos que ideales por sus hermanos
más conservadores.
Surgió una división entre los cristianos
hebreos y los cristianos helenistas. Los eruditos por lo general creen
que la disputa involucraba más que el cuidado de las viudas registrado
en Hechos 6. En realidad, involucraba el desarrollo de dos diferentes ramas
del cristianismo primitivo. Aunque unos pocos eruditos creen que algunos
han exagerado las divisiones entre estos dos grupos (y la exageración
es siempre una posibilidad), hay un acuerdo general acerca de su existencia.
Mientras que hasta los apóstoles todavía
asistían a los servicios diarios en el templo, Esteban (un cristiano
helenista) comenzó a argumentar que la venida de Jesús había
cambiado profundamente la situación del templo y de la ley mosaica.
Las autoridades judías lo acusaron de hablar contra el templo y
la ley. Había algo de verdad en la acusación. Puesto que
las leyes romanas concedían autoridad a los judíos para que
ejecutaran a los que profanaran el templo, Esteban fue apedreado de acuerdo
con las leyes judías. Dunn y otros sugieren que, durante su juicio,
Esteban fue probablemente abandonado por los cristianos hebreos, incluyendo
los dirigentes de la iglesia. (11). ¿Creyeron que la imprudencia
de Esteban le había acarreado un desastre innecesario y podría
precipitar innecesariamente la hostilidad de las autoridades judías
contra la iglesia?
Efectivamente, la persecución estalló contra
la iglesia de Jerusalén, pero estaba dirigida principalmente contra
los helenistas. ¿De qué otro modo podrían los apóstoles
haber permanecido en Jerusalén sin ser molestados? (Hechos 8:1).
Los cristianos hebreos eran tolerados en Palestina, excepto durante un
breve período de persecución por parte de Herodes algunos
años más tarde. Santiago hasta disfrutó de la aclamación
popular de ser "Santiago el Justo". La expulsión de los helenistas
de Jerusalén tuvo dos resultados significativos. Primero, la Iglesia
de Jerusalén fue purgada de sus elementos más liberales y
continuó siendo una iglesia de cristianos hebreos. Esto influyó
de manera importante en los sucesos subsiguientes. Segundo, los más
prominentes misioneros del movimiento cristiano eran helenistas. Esto fue
providencial. Los cristianos hebreos no habrían dado los atrevidos
pasos de sus hermanos más liberales. Al bautizar al eunuco etíope,
Felipe, que era helenista, violó la ley claramente (Hechos 8:26-39,
Deuteronomio 23:1). Pero el principal avance tuvo lugar en Antioquia. Allí
los helenistas tuvieron un éxito asombroso al predicar el mensaje
de Jesús, no sólo a los judíos de la Dispersión
y a los gentiles temerosos de Dios (12) que se reunían con ellos
en sus sinagogas, sino también a los gentiles paganos (Hechos
11:19-30.
Los cristianos gentiles
Los primeros cristianos eran renuentes a aventurarse más
allá de las fronteras del judaísmo. La iglesia madre en Jerusalén
se consideraba a sí misma una forma cumplida del judaísmo.
Las noticias de que los gentiles estaban accediendo a la fe en gran escala
les causaron aprensión en cuanto a conservar los modelos de su propia
herencia.
Hacer prosélitos gentiles no era problema, porque
los fariseos mismos eran muy efectivos en esta actividad. Pero, cuando
un gentil se convertía en prosélito de la fe judía,
se le requería que se circuncidara, que pasara por un baño
ceremonial ("bautismo del prosélito"), que ofreciera un sacrificio,
que guardara el sábado, y que observara las leyes alimentarias judías.
Si los que estaban empeñados en la empresa misionera en Antioquia
estaban trayendo a los gentiles "a la verdad hasta el final", no
se habría hecho ninguna pregunta. Los judíos no podrían
haber acusado al grupo de Jesús de flexibilizar las reglas. Pero,
¿cómo podría defenderse la iglesia si los gentiles
eran aceptados en la comunidad judía sin hacer lo que siempre se
había esperado de los prosélitos? ¿Cómo podría
la iglesia afirmar ser el verdadero remanente israelita de los últimos
días si sus miembros no se hacían judíos?
No es de sorprenderse que un grupo influyente en la iglesia
de Jerusalén insistiera que los conversos gentiles debían
circuncidarse y guardar la ley de Moisés. ¿Por qué
no deberían los gentiles conformarse también a las mismas
reglas que los primeros cristianos? ¿Cómo podían tolerar
que una parte de la iglesia se adhiriera al sistema legal judío,
mientras otra parte se desentendía de él?
Pero Pablo era uno de aquellos "rebeldes" en Antioquia
que pensaban de manera diferente. La iglesia de Antioquia disfrutaba de
una libertad que él estaba preparado a defender con gran tozudez.
Uno de sus compañeros era el converso griego, Tito. Cuando algunos
cristianos judíos insistieron en que Tito se circuncidara, Pablo
rehusó acceder a sus demandas (Gálatas 2:3-5).
De esta manera, la batalla sobre la circuncisión
y la ley estaba trabada. La conferencia de Jerusalén, registrada
en Hechos 15, fue convocada para encontrar una salida al atolladero. Esta
conferencia es vital para el argumento sabadista. Los sabadistas dicen
que el silencio de la conferencia sobre la cuestión del sábado
prueba que no había ningún argumento sobre este asunto, y
que, por lo tanto, todas las partes deben haberse puesto de acuerdo en
guardar el sábado. Los sabadistas razonan que, si la proposición
de que la circuncisión ya no era obligatoria había causado
una conmoción, ¿la proposición de que el sábado
ya no era obligatorio no habría causado una conmoción aún
mayor? Puesto que no hubo ninguna conmoción acerca del sábado,
ellos suponen que todos estaban unidos en la observancia.
Hay un error fatal en este "argumento del silencio". Para
el judío (ya fuera cristiano o no), la circuncisión representaba
sujeción a la ley. Como dijo Pablo, "la circuncisión aprovecha,
si guardas la ley" (Romanos :25). Cuando un prosélito era circuncidado,
esto era señal de que había aceptado el yugo de la ley judía.
Estaba "obligado a guardar toda la ley" (Gálatas 5:3) . Es por esto
por lo que tantos pasajes del Nuevo Testamento ponen en aposición
la circuncisión y la sujeción a la ley (por ejemplo, "los
gentiles deben circuncidarse y obedecer la ley de Moisés" - Hechos
15:5; compárese con Hechos 21:21). Por lo tanto, el verdadero punto
en debate en la Conferencia de Jerusalén era si los creyentes gentiles
debían estar sujetos a la ley.
Es también una falacia suponer que el punto en
debate en la conferencia de Jerusalén involucraba sólo la
suerte de los aspectos rituales de la ley. Entre otras cosas, la conferencia
estableció una regla en relación con la inmoralidad sexual
(Hechos 15:20) -- ¡difícilmente una cuestión ceremonial!
En ninguna parte nos dice el Nuevo Testamento qué partes de la ley
de Moisés deben ser consideradas rituales y cuáles deben
ser consideradas morales. Podemos hacer esa distinción, y esa distinción
puede ser teológicamente correcta, pero no debemos trasladar
nuestras propias categorías de pensamiento, por correctas que sean,
hacia atrás, al Antiguo Testamento. La conferencia de Jerusalén
tenía que ver con la ley como un cuerpo legal completo.
Por lo tanto, la conferencia trató del ministerio
de la ley judía, incluyendo el sábado y las leyes alimentarias
dadas bajo el antiguo pacto. El verdadero punto en debate en la conferencia
de Jerusalén era si los creyentes gentiles debían estar sujetos
a la ley y vivir como judíos o no. El resultado fue libertad para
los gentiles en relación con esta cuestión. Obviamente, la
medida de compromiso que se adoptó estaba enderezada a facilitar
una relación amigable (especialmente en la mesa) entre los creyentes
judíos y los creyentes gentiles. A los gentiles se les pidió
abstenerse de carne ofrecida a los ídolos, de animales estrangulados,
de sangre, y de inmoralidad sexual. No fueron recargados con ninguna otra
cosa. (Hechos 15:28-29).
La conferencia fue una gran victoria para Pablo y el partido
progresista, aunque en algunos respectos representó un arreglo intermedio.
Pablo mismo no cumplía la estipulación acerca de los alimentos
ofrecidos a los ídolos (1 Corintios 8), ni menciona el acuerdo de
Jerusalén en ninguna de sus cartas. Así que, obviamente,
los cristianos judíos se sintieron mal por la manera en que Pablo
proseguía su misión a los gentiles. Se infiltraron en sus
iglesias e insistieron en que se debía poner el yugo de la ley judía
sobre sus conversos.
Tenemos que pedirle al sabadista evidencia de que Pablo
impuso el sábado en las iglesias gentiles. Y debemos pedirle al
partidario de la observancia del domingo evidencia de que el gran apóstol
a los gentiles reemplazó una forma de sabadismo por otra. Sugerimos
que la siguiente evidencia histórica perjudica la tesis sabadista:
1. Pablo fue el apóstol
a los gentiles. Levantó muchas iglesias, y les escribió cartas
con instrucciones. Les predicó el evangelio completo (Romanos 15:19),
y declaró en su totalidad el consejo de Dios (Hechos 20:27). ¿Dónde
está la evidencia de que presionó a los gentiles
para que aceptaran cualquier clase de sabadismo?
El "argumento del silencio" podría
favorecer al sabadismo si las cartas paulinas hubieran sido dirigidas a
los cristianos judíos. Podría decirse entonces que el silencio
prueba que el sábado se daba por sentado, y que, por lo tanto, no
era una cuestión en disputa. Pero las cartas de Pablo estaban dirigidas
a los cristianos gentiles, que no tenían antecedentes en la observancia
del sábado. Si estas jóvenes iglesias gentiles fueran nuevas
observadoras del sábado, como los sabadistas tienen que suponer,
¡qué extraño que necesitaran ninguna instrucción,
amonestación, o estímulo de parte de Pablo sobre esta cuestión!
Ciertamente necesitaban reprensión e instrucciones en casi todos
los asuntos importantes.
2. Cuando Pablo habla de "pecado",
generalmente quiere decir un poder gobernante. Pero cuando habla de "pecados",
por lo general les da nombres propios -- por ejemplo, inmoralidad sexual,
celos, borrachera, y la ambición egoísta. En muchas de sus
cartas, Pablo enumera pecados que no permitirán entrar al reino
a los que los cometen. En Gálatas 5, menciona quince pecados (Gálatas
5:19-21); compárese con 1 Corintios 5:9-11; Efesios 5:5-7). Como
pastor fiel, Pablo nombra pecados que ofenden a Dios. No deja adivinando
a las iglesias jóvenes, porque dice que estos pecados son obvios
(Gálatas 5:19). ¿Por qué está la
violación del sábado
- un gran pecado, de acuerdo con la traadición puritana - tan conspicuamente
ausente de cada una de las listas paulinas de pecados? ¡Qué
extraño sería que los conversos gentiles cayeran en toda
clase de pecado, excepto éste!
3. En el siglo primero d. C., la
esclavitud era una institución vigente en todo el mundo romano.
Está claro en el Nuevo Testamento que había esclavos cristianos
en las iglesias paulinas. En aquellos días, no había semana
de trabajo de cuarenta horas. El sábado
no era un día festivo público, y el domingo no era un día
festivo para los esclavos. Si los esclavos de Pablo hubieran sido sabadistas,
continuamente habrían tenido problemas con los privilegios del sábado.
Si Pablo hubiese sido un evangelista sabadista, ¿por qué
no dieron sus conversos especialmente los esclavos) ninguna
evidencia de conflictos en relación con el sábado?
La investigación histórica
nos ha proporcionado un informe bastante exacto de las razones por las
cuales los cristianos primitivos eran perseguidos en el mundo romano. Autoridades
tanto cristianas como no cristianas dejaron informes de las
relaciones entre los cristianos
y la sociedad. Hay hasta informes de que los judíos eran despreciados
por los gentiles a causa del sábado. Y, sin embargo, no hay evidencia
de que los cristianos gentiles sufrieran ninguna dificultad o persecución a causa del sábado.
Por lo tanto, los hechos persistentes
de la historia de la iglesia primitiva no nos dan ninguna indicación
de que Pablo impusiera el sabadismo en las iglesias gentiles.
La tragedia de la iglesia judía
y el nuevo judaísmo en Roma
Ya hemos visto que, con la partida
de los helenistas, la iglesia de Jerusalén estaba compuesta predominantemente
por cristianos hebreos. Éstos eran mucho menos radicales en su actitud
hacia la ley y a las costumbres judías de lo que lo había
sido el mismo Jesús. (14) Con el correr del tiempo, regresaron más
y más al legalismo judío, en parte, sin duda, a causa de
la presión de su ambiente judío. (15)
Siempre pareció existir tensión
entre el apóstol Pablo y la iglesia de Jerusalén. John J.
Gunther arguye persuasivamente que la mayoría de los opositores
teológicos de Pablo salieron de la iglesia de Jerusalén.
(16) Bengt Holmberg indica que los cristianos de Jerusalén visitaban
las iglesias gentiles para "corregir posibles errores y complementar
algunos puntos vitales que habían sido descuidados en las enseñanzas
de Pablo". El suyo era un "movimiento concertado para infundir piedad palestina
y ortodoxia palestina". (17)
Los dirigentes más prudentes
entre los cristianos judíos estaban dispuestos a acatar el acuerdo
de la conferencia de Jerusalén. Pero se sentían claramente
descontentos con los informes, muy difundidos, de que Pablo estaba enseñando
a los judíos de la Dispersión a volverse descuidados en su
devoción a la ley (Hechos 21:21).
El cristianismo de primera generación, la iglesia
de Jerusalén tenía una posición de gran autoridad
en el movimiento cristiano. Pero la marcha de los acontecimientos cambió
rápidamente esa situación. Como habían temido muchos
cristianos hebreos, los creyentes gentiles pronto excedieron vastamente
en número a los creyentes judíos. Además, la iglesia
de Jerusalén y sus dirigentes huyeron a Pella en el año 66
d. C. para escapar a la catástrofe que se había predicho
que ocurriría a Jerusalén en el año 70 d. C. Esto
significaba que la iglesia de Jerusalén tenía que funcionar
como una iglesia en el exilio. Los acontecimientos desde el año
70 d. C. hasta el año 135 d. C. resultaron en una completa dispersión
del pueblo judío de Palestina y rompió el estrangulamiento
que la iglesia de Jerusalén ejercía sobre el cristianismo
naciente.
Después del año 70 d. C., los judíos
se volvieron más y más hostiles hacia los judíos que
creían en Jesús. Comenzaron a expulsarles de las sinagogas.
Pero no sólo fueron los cristianos judíos rechazados por
su propia gente, sino que los cristianos gentiles desconfiaron de ellos
más y más. Al principio, los cristianos gentiles, siguiendo
instrucciones de Pablo en Romanos 14, toleraron la reverencia en que los
cristianos judíos tenían a sus instituciones y costumbres.
Pero, a causa de que los cristianos judíos a menudo imponían
su herencia judía sobre los creyentes gentiles, surgió una
tensión entre estas dos ramas de la iglesia. Ignacio, que fue obispo
de Antioquia algunos años después del período apostólico
(98-117 d. C.), estaba descontento con la influencia de los cristianos
judíos en Asia Menor. (18) A mediados del siglo segundo, Justino
Mártir dijo que él conocía a judíos que creían
en Cristo y guardaban la ley sin insistir en que todos los cristianos debieran
hacer lo mismo, pero que conocía a otros cristianos judíos
que imponían la obediencia a la ley sobre los creyentes gentiles.
Justino Mártir era de parecer que los cristianos judíos eran
libres de guardar el sábado, pero admitía que había
cristianos que no estaban dispuestos a ser tolerantes. (19)
Emerge la imagen de un cristianismo judío que,
habiendo perdido su influencia sobre la iglesia predominantemente gentil,
quedó más y más aislado. Perdió el contacto
vital con el cristianismo gentil, de modo que éste quedó
mayormente separado de sus raíces jerosolimitanas. Esto ha sido
una tragedia para ambas ramas de la iglesia.
En tiempos de Ireneo (en el siglo segundo), al cristianismo
judío se le consideraba una verdadera herejía. (20) A algunos
cristianos judíos se les llamaba ebionitas ("los pobres"), mientras
que otros eran llamados nazarenos. Guardaban el sábado y perseveraban
en el modo de vida judío. Por lo general, eran vegetarianos. Algunos
hasta rehusaban comer ... [texto obscuro]. Su héroe era Santiago;
su archienemigo era Pablo.
La herejía más grave de los ebionitas era
no confesar la plena divinidad de Cristo. Además, aunque creían
que Jesús era sin pecado, enseñaban que él poseía
una naturaleza humana como el resto de la humanidad (21). Y sin embargo,
es un hecho notable que el linaje de los herejes ebionitas se remontaba
a los cristianos judíos originales, y aseguran ser los verdaderos
sucesores de éstos. James Dunn hace estos iluminadores comentarios
acerca de la relación entre los ebionitas y los primeros cristianos:
En realidad, en base a esta
evidencia, el cristianismo judío herético de los siglos posteriores
podría afirmar, con bastante propiedad, que es el verdadero heredero
del cristianismo más primitivo, más que cualquier otra expresión
del cristianismo.
Sin embargo, ése es sólo
un lado del cuadro; dejar sin contestar una afirmación como esa
daría una falsa impresión. Porque hay otras dos importantes
diferencias entre el ebionismo y el cristianismo primitivo. La primera
diferencia podríamos llamarla de tono. La fe y la práctica
de la comunidad primitiva de Jerusalén no era algo pensado, claramente
cristalizado en debate; era simplemente la primera etapa en el desarrollo
de una forma de mesianismo judío al cristianismo propiamente dicho,
de la fe judía con algunas peculiaridades a una fe distintivamente
cristiana. En consecuencia, emerge una importante diferencia entre las
dos formas de cristianismo judío: la práctica y las creencias
de la primitiva comunidad jerosolimitana estaban marcadas por el desarrollo
y la transición, no había nada fijo ni final, todo era fluido;
mientras el ebionismo es una fe auto-consciente sostenida en oposición
a otras expresiones de la fe cristiana (notablemente, Pablo), pensada y
claramente articulada. Ciertamente puede establecerse un enlace entre las
dos, una continuidad de tradición; pero el ebionismo se endureció
y petrificó una tradición que inicialmente era fuida y en
desarrollo.
La segunda diferencia se sigue de
la primera -- una diferencia en tiempo. La primitiva fe y práctica
de Jerusalén fue el primer intento exploratorio de expresar la novedad
de la creencia en Jesús como Mesías, que había resucitado
y vendría otra vez -- de expresarla, esto es, en un ambiente totalmente
judío. El ebionismo vino a expresarse en unas circunstancias bastante
diferentes -- cuando el cristianismo se había expandido directamente
del judaísmo, y se había convertido en predominantemente
gentil -- y, de lo más importante, después de por lo menos
varios debates y controversias cruciales acerca de la relación entre
la nueva fe y el judaísmo que lo acunó en su infancia. En
otras palabras, podríamos justificadamente llegar a la conclusión
de que el ebionismo fue rechazado porque, en una situación en vías
de desarrollo en que el cristianismo tenía que desarrollarse y cambiar,
¡el ebionismo no lo hizo!
He aquí, entonces, una interesante
definición de herejía. El criastianismo judío hereje
podría reclamar para sí una línea directa de
continuidad con la forma más primitiva de cristianismo. Ciertamente
podría afirmar estar más de acuerdo con la fe más
primitiva que, digamos, Pablo. Si la iglesia más primitiva es la
norma de la ortodoxia, entonces el ebionismo da la talla bastante bien;
si el primitivismo significa pureza, entonces el ebionismo puede afirmar
tener una fe más pura que casi ninguna otra. Pero el ebionismo fue
rechazado -- ¿por qué? Porque su fe no se desarrolló
como el cristianismo. Se aferró a una expresión de la fe
cristiana que era aceptable al comienzo del cristianismo en un contexto
de judaísmo. En el ambiente más amplio de los siglos segundo
y tercero, con los documentos formativos del cristianismo ya escritos,
el sencillo mesianismo judío simplemente ya no era adecuado. Resumiendo,
el cristianismo judío hereje era una forma de cristianismo atrofiado
y subdesarrollado, rígido y no apto para ser el vocero del evangelio
en una nueva era. (22)
Cuando la iglesia de Jerusalén cesó de ejercer
influencia significativa en la iglesia universal, el vacío fue llenado
por la iglesia de Roma. Los factores que favorecieron el que Roma asumiera
el papel de la iglesia de Jerusalén parecieron ser como sigue:
1. Roma era un segundo centro de Jerusalén.
En ella vivían tantos judíos como en
Jerusalén. (Aproximadamente
50,000).
2. Roma era el centro del mundo romano.
3. Roma tenía una de las mayores comunidades cristianas
de cualquier parte del
mundo.
4. Pedro y Pablo habían trabajado en Roma y habían
sido martirizados allí.
El comienzo del siglo segundo, Roma reveló una tendencia,
no sólo a aconsejar sino a darles órdenes a las otras iglesias.
No pasó mucho tiempo antes de que comenzara a emitir decretos sobre
en cuáles días debían ayunar los cristianos y en cuáles
días del calendario anual y semanal debían celebrar los cristianos
los actos redentores de Cristo. Esto está bien documentado en la
tesis de Samuele Bacchiocchi, Del Sábado al Domingo. Una nueva clase
de legalismo comenzó a levantar la cabeza bien temprano en el siglo
segundo. Era la sustitución de una forma de judaísmo por
otra. En el devenir de la historia, Roma se volvió tan judaísta
en principio como el judaísmo original del cual el cristianismo
se había separado.
Notas
(1) F. F. Bruce, Paul: Apostle of the Heart Set Free, pp. 346-347.
(2) Robert A. Morey, "Is Sunday the Christian Sabbath?" Baptist Reformation
Review 8, no. (1979): 15.
(3) Bruce, Paul p. 64.
(4) Joseph R. Tyson, A Study of Early Christianity, p. 278.
(5) Gerhard Friedrich, ed., Theological Dictionary of the New Testament,
p. 127.
(6) James D. G. Dunn, Unity and Diversity in the New Testament, p. 127.
(7) Idem., p. 238.
(8) J. Morgenstern, art. "Sabbath", in George Arthur Butrick, ed., The
Interpreter´s Dictionary of the Bible, 4:135.
(9) John Richard Sampey. Article: "Sabbath", in James Orr, gen. ed.,
The International Standard Bible Encyclopedia, 4:2631.
(10) Véase de Samuele Bacchiocchi. From Sabbath to Sunday.
(11) Véase de Dunn. Unity and Diversity.
(12) Los judíos temerosos de Dios simpatizaban con la religión
judía, pero no eran prosélitos por completo.
(13) Era costumbre entre algunos gentiles mezclar sangre con el agua
de beber.
(14) Véase de Bruce, Paul, p. 64.
(15) Véase de Martin Hengel. Acts and the History of the Earliest
Christianity, pp. 73, 80, 122.
(16) Véase de John Gunther, St. Paul´s Opponents and
Their Background.
(17) Bengt Holmberg, Paul and Power, pp. 4-5.
(18) Véase de Ignacio. The Epistle of Ignatius to the Magnesians,
in Alexander Roberts and James Donaldson, eds., The Ante-Nicene Fathers,
1:59-65. Véase también de Bacchiocchi, From Sunday to
Sabbath, p. 213; Jean Danielou, The Theology of Jewish Christianity,
p. 342.
(19) Véase de Justino Mártir. Dialogue with Trypho,
a Jew, en Roberts and Donaldson, The Ante-Nicene Fathers, 1:218.
Véase también de Dunn. Unity and Diversity, p. 240;
Henry Chadwick,
The Early Church, p. 22.
(20) Véase de Chadwick. The Early Church, p. 23. Véase
de Dunn. Unity and Diversity, pp. 240-245.
(21) Véase ídem. Véase también de Gunther.
Paul´s
Opponents, pp. 90, 104-105; Danielou. The Theology of Jewish Christianity,
pp. 55-63.
(22) Dunn. Unity and Diversity, pp. 244-245.
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