EL SABADISMO RE-EXAMINADO
Robert D. Brinsmead
Capítulo
3
Las epístolas paulinas
Tomado de Gospel
Outreach
Las epístolas del Nuevo Testamento son la última
palabra sobre el significado y la aplicación de la fe cristiana.
Fueron escritas después de los sucesos descritos en los cuatro evangelios
y después de que Pentecostés había dado a los apóstoles
penetración inspirada sobre el significado de lo que había
tenido lugar en la muerte y la resurreccción de Cristo.
Por supuesto, los también los evangelios fueron
escritos después de Pentecostés -- aun después de
de que Pablo escribió sus epístolas. Pero las epístolas
exponen las implicaciones del evento Cristo en la situación real
de iglesias específicas. En particular, las epístolas tratan
el problema de los gentiles, que fue sin duda el gran problema de la iglesia
primitiva. Por otra parte, los evangelios no discuten este problema, sino
que registran la tradición de la historia de Jesús hasta
el momento de la resurrección.
Algunos exponentes radicales de la crítica de la
forma sostienen que, cuando escribieron, los cuatro evangelistas simplemente
pusieron en la boca de Cristo las palabras que tenían que ver con
los puntos en disputa a los que se enfrentaban en la iglesia. Se dice que,
por lo tanto, ellos manipularon hábilmente la tradición de
Jesús para sus propios fines apologéticos. Sin embargo, nosotros
proponemos que la evidencia de los evangelios indica cuán comedidos
y exactos fueron los evangelistas al narrar las obras y los dichos de Jesús.
Jesús es presentado como un judío verdadero que vivía
en una cultura judía. Aunque liberó al sábado de insignificantes
restricciones judías, no disuadió a la gente de respetar
esta antigua institución. Sin embargo, ¿cómo podría
ser usado este hecho para probar que Jesús impuso la observancia
del sábado sobre todos sus seguidores para todos los tiempos? Jesús
tampoco hizo nada para desalentar a la gente de ofrecer sacrificios, circuncidarse,
someterse a las funciones del sacerdocio, y pagar el impuesto del templo.
El punto no es si Jesús disuadió a los judíos de vivir
como judíos. Ni siquiera los apóstoles que vinieron después
de él ordenaron a los cristianos judíos que dejaran de circuncidar
a sus hijos, cesaran en la observancia del sábado, o se abstuvieran
de observar las leyes alimentarias. El punto es si a los cristianos gentiles
se les ordenó observar estas costumbres también. El hecho
claro es que los evangelios se concentran en lo que Jesús dijo e
hizo antes de Pentecostés. Es claro que no discutió el problema
de la observancia del sábado entre las iglesias gentiles. Por otra
parte, a Pablo se le encomendó una comisión especial para
la gran misión a los gentiles, y él, por lo tanto, discutió
la cuestión de si los cristianos gentiles debían estar sujetos
a la ley mosaica.
La preocupación central de los escritos de Pablo
-- especialmente en sus cartas a los g&álatas y a los romanos --
era la misión a los gentiles. El apóstol fue llamado del
vientre de su madre para la tarea especial de ilustrar a los gentiles,
en cumplimiento de la promesa hecha a Abraham, Isaías, y Jeremías
(Génesis 12:2-3; Isaías 49;1,6; 60:1-3; Jeremías 1:5;
Hechos 9:15, 26:16-18; Gálatas 1:15). Pablo estaba dominado por
el abrumador conocimiento de que había llegado la hora decisiva
en que el plan secreto de Dios concerniente a las naciones habría
de cumplirse. (Efesios 3:2-6). Las puertas que encerraban la generosidad
de Dios dentro del judaísmo habían de ser abiertas de par
en par, y las naciones habrían de ser invitadas a compartir las
bendiciones de Abraham.Cristo había inaugurado un nuevo día
en el cual los gentiles podían entrar en la familia de Abraham.
Cristo había inaugurado un nuevo día en el cual los gentiles
podían entrar en la familia de Abraham sin convertirse en prosélitos
de la fe judía. Pablo vio que ellos debían ser evangelizados,
no hechos prosélitos. Todas las barreras que impedían a los
gentiles abrazar el evangelio habían de ser quitadas. Si las regulaciones
del código escrito eran un obstáculo, debían ser hechas
a un lado. Era más importante bendecir a otros con el evangelio
que preservar las regulaciones de una ley abstracta (compárese Gálatas
2:11-14 con 1 Corintios 9:20-23).
Pablo no guarda silencio sobre la cuestión del
sabadismo, como algunos han indicado. La razón de que no guarde
silencio sobre este asunto es que él confrontó la tormentosa
cuestión de si las iglesias gentiles debían o no sujetarse
a las leyes judías. Los cristianos judíos reverenciaban su
herencia, y continuaron su modo de vida característicamente judío.
Algunos de ellos insistían en que los conversos gentiles también
debían ser incorporados a su cultura y vivir como judíos
en obediencia a la ley. Si estos cristianos judíos se hubieran salido
con la suya, el cristianismo habría permanecido siendo otra secta
del judaísmo. Los cristianos de Jerusalén eran demasiado
conservadores. Carecían de la amplitud de visión para ver
que el mensaje de Cristo había de salir de los estrechos confines
de la cultura judía para convertirse en la fe de todas las naciones.
Como muchos cristianos hoy en día, identificaron al cristianismo
con su propia cultura, y quisieron obligar a otros creyentes a adoptar
su propio modelo de vida y culto.
La versión de Pablo del cristianismo para los gentiles
ganó una gran victoria en la conferencia de Jerusalén (Hechos
15). Esta conferencia decidió que la ley de Moisés no debía
ser impuesta a los gentiles. Pero la batalla no había terminado.
Las cartas paulinas muestran que el apóstol a los gentiles tuvo
que luchar tanto contra el legalismo de los cristianos judíos como
contra el antinomianismo de los libertinos griegos. Pero los problemáticos
cristianos judíos sobrepujaron al elemento libertino como el problema
principal en las iglesias paulinas. En consecuencia, hay muchas alusiones
a la presencia de estos agitadores cristianos judíos en cartas como
Corintios, Gálatas, Filipenses, Colosenses, Timoteo, y Tito. No
siempre agitaban la misma forma de judaísmo cristiano. Aparentemente,
había muchas formas de él en el siglo primero, así
como había muchas sectas dentro del judaísmo mismo. Pero
todos estos agitadores insistían en que al evangelio de Pablo había
que añadirle algún aspecto de piedad o preceptos judíos.
Las tres cosas principales que caracterizaba a la fe judía
eran la circuncisión, el sábado, y las leyes alimentarias.
(1) Puesto que éstas eran la herencia de los cristianos judíos,
no debe sorprendernos encontrar a Pablo insinuando un conflicto acerca
de la circuncisión (Gálatas 5:2-3; Filipenses 3:2-3), y el
sábado (Romanos 14:5-6); Gálatas 4:10; Colosenses 2:16-23;
1 Timoteo 4:1-5) dondequiera que los agitadores cristianos judíos
habían penetrado. Pablo sólo guarda silencio sobre el sabadismo
en que no lo impone sobre sus conversos. Pero ciertamente no guarda silencio
sobre el sabadismo.
Dada la situación histórica, es difícil
argumentar que los siguientes pasajes no se refieren al conflicto sobre
el sábado:
Guardáis los días,
los meses, los tiempos y los años. Me temo de vosotros, que haya
trabajado en vano con vosotros. -- Gálatas 4:10-11.
Por tanto, nadie os juzgue en
comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días
de reposo. -- Colosenses 2:16.
Uno hace diferencia entre día
y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté
plenamente convencido en su propia mente. El que hace caso del día,
lo hace para el Señor. -- Romanos 14:5-6.
Puesto que hay buenas
razones para sospechar que texto sin contexto es un pretexto, examinaremos
cada uno de los pasajes precedentes en su respectivo contexto.
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