15. La ley y la gracia
Parece que la observancia de la ley mosaica (en la cual residen los
Diez Mandamientos) ya no es un requisito para los cristianos, pues, por
medio de la vida, la muerte, y la resurrección de Cristo, los
cristianos ya no están bajo la esclavitud de la ley, sino bajo
la gracia. ¿Significa esto que, porque los cristianos
están bajo la gracia, pueden hacer lo que quieran? ¡Por
supuesto que no! Gálatas 5:1-6, 13-18, 22-25; 6:2, 2 Timoteo
1:9-10, y Tito 2:11-13 dan una buena explicación de lo que
significa vivir bajo la gracia.
Gálatas 5:1-6
Parece que Pablo está diciendo aquí que, si uno insiste
en guardar la letra de la ley (del pacto antiguo), el sacrificio de
Cristo sería inútil y uno tiene que guardar todas las 613
leyes (que incluyen los Diez Mandamientos) que se encuentran en el
libro de Moisés, no sólo las que uno desea escoger y
guardar (por ejemplo, la circuncisión, los días
sábado, etc.). Como dice el versículo 4, una persona en
tal estado ha caído de la gracia.
Gálatas 5:13-18
Parece que vivir bajo la gracia en vez de bajo la ley significa amarnos
y servirnos los unos a los otros, porque Pablo dice en el
versículo 14 que "toda la ley" se cumple o se resume en amar al
prójimo como a uno mismo. Vivir bajo la gracia es un llamado a
andar en el Espíritu, permitiendo que el Espíritu nos
transforme en el tipo de personas que Dios quiere que seamos. De
acuerdo con esto, ser guiados por el Espíritu nos libera de la
ley y produce cambios maravillosos.
Gálatas 5:22-25
Gálatas 6:2
"Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas, y así cumplirán la ley de Cristo".
2 Timoteo 1:8-11
Tito 2:11-14
Que el amor es el tema central del evangelio está también
confirmado en Romanos 13. De manera similar a Cristo en Mateo 7:12
(llamada comúnmente la Regla de Oro), Pablo resumió la
ley en estas palabras:
Romanos 13:8-10
1 Timoteo 1 proporciona una interesante visión de para
quiénes es la ley. La ley no es para los que son justificados
por fe al aceptar la gracia de Cristo y su llamado para que nos amemos
unos a otros como Él nos ama a nosotros, sino para los que viven
contrariamente al evangelio, que es la ley de Cristo.
1 Timoteo 1:8-11