Las
palabras de Jesucristo en el sermón del monte (Mateo 5-7)
ilustran muy bien la superioridad del evangelio (o ley de Cristo) sobre
la ley mosaica. Y, como se mencionó antes, muestra a Cristo
tomando la autoridad de la ley mosaica y colocándola sobre
sí mismo. El centro de atención se ha trasladado de la
ley antigua y se ha centrado en Cristo, el que introduce la nueva ley,
o el nuevo pacto.
Mateo 5:21-28
Mateo 5:38-48
Mateo 7:12
"Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como
quieren que ellos los traten a ustedes. De hecho, esto es la ley y los
profetas".
Aunque honrar padre y madre es parte de la ley mosaica, no hay
ningún mandato de amarles, así como no hay ningún
mandato de que los esposos deben amar a sus esposas o viceversa.
Tampoco hay en la ley ningún mandamiento disuadiendo a los
padres de provocar a ira a los hijos. En el evangelio, el amor abarca
la conducta en todas estas áreas. Eche un vistazo a estos
pasajes:
Colosenses 3:18-21
Efesios 6:1-4
Éstos son sólo algunos ejemplos de por qué el
evangelio es superior a la ley mosaica que fue cumplida por la vida
perfecta de Cristo. Si uno ama en el sentido del evangelio, si ama a su
esposo o esposa y a sus hijos (y viceversa), uno no odiaría a su
hermano o hermana; no cometería adulterio con su cuerpo, ni con
sus ojos, ni con su mente; trataría de buscar la paz con su
oponente siempre que fuese posible; no se vengaría de sus
enemigos, sino que oraría por ellos. Cristo resumió toda
la ley y los profetas al proclamar estos mandamientos que reclaman
cumplimiento a través de los siglos: amar a Dios con todo
nuestro corazón, con toda nuestra alma, y con toda nuestra
mente; y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos (Mateo
22:36-40; Marcos 12:28-31). Si amamos a nuestro prójimo como a
nosotros mismos, lo hacemos porque amamos a Dios con todo nuestro
corazón, toda nuestra alma, y toda nuestra mente. Si no amamos a
Dios, no podemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
Esta es la esencia de vivir en la luz del evangelio de Jesucristo; la
suma y la substancia de amar dentro del marco del evangelio.
Gálatas 6:2
"Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas, y así cumplirán la ley de Cristo".
Llevar los unos las cargas de los otros demuestra amor al
prójimo, cuidado por el bienestar del prójimo, un
interés más que pasajero en cómo pueden ser
satisfechas las necesidades del prójimo. Esto cae bien dentro
del mandamiento de Cristo de que nos amemos unos a otros como él
nos ama (Juan 13:34-35), que es una parte vital de vivir de acuerdo con
el evangelio.
El cuidar los unos de los otros como Dios cuida de nosotros, por medio
de la obra interior del Espíritu Santo, nos pone en obediencia a
la ley de Cristo. Nos pone en conformidad con la voluntad de Dios de
que nos amemos unos a otros y consideremos como propias las cargas los
unos de los otros.
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