EL SÁBADO, LA LEY
Y EL EVANGELIO
Rolaant McKenzie
Traducido de Gospel Outreach
8. El sábado y la huida
Mateo 24:15-21
Algunos cristianos sabadistas
usan la advertencia de Jesús a sus seguidores de que orasen para
que su huida no fuese ni en invierno ni en sábado (Mateo
24:20) como prueba de que el sábado todavía debe ser
guardado, de que todavía sería un mandamiento obligatorio
aun después de que Jesús había ascendido al cielo.
Pero hay otra razón probable para que Jesús dijera esto.
Recordemos la costumbre de cerrar y poner guardias en las puertas de la
ciudad de Jerusalén en sábado para que no se pudiera
hacer negocios ese día. Esto se remonta al tiempo de
Nehemías.
No hay razón
para creer que esta costumbre no estuviera en vigor en la época
de Cristo y años después. ¡Una persona intentando
huir de la ciudad, especialmente si era uno de los odiados cristianos,
tendría más que algún problema para salir de
Jerusalén en sábado! Lo mismo podría decirse
también de salir de Judea.
Otro punto es que el contexto de Mateo 24:20 no es una enseñanza
sobre el sábado, sino la respuesta que Jesús estaba dando
a sus discípulos en contestación a una pregunta que ellos
hicieron en el versículo 3 en relación con la
destrucción del templo y la señal de su venida. Uno puede
aprender algunas cosas de este pasaje.
El evangelio de Mateo fue escrito para los cristianos de antecedentes
judíos. Mateo es el único de los cuatro evangelios que al
menos menciona el sábado en este pasaje. Los otros no hablaron
del sábado, más probablemente porque los cristianos
gentiles, para los cuales escribían, no observaban el
sábado y la mayoría de ellos no vivía en
Jerusalén ni en los alrededores. Así que esta advertencia
habría sido innecesaria para ellos.
Existen interesantes paralelos entre pasajes entre 1 Macabeos 1-2 y las palabras de Jesús en Mateo 24:15-21.
La abominación desoladora en el Lugar Santísimo del santuario (Mateo 24:15).
1 Macabeos 1:54-55 (Septuaginta (LXX) con apócrifos).
"El décimoquinto día del mes de Casleu, en el año
ciento cuarenta y cinco, levantaron la abominación desoladora en
el altar, y construyeron altares para ídolos por todas las
ciudades de Judá en todas partes; y quemaron incienso a las
puertas de sus casas, y en las calles".
Dejar atrás posesiones y huir a las montañas (Mateo 24:16-18).
1 Macabeos 2:27-28 (Septuaginta (LXX) with apócrifos).
"Y Matatías clamó en alta voz por toda la ciudad,
diciendo: Todo el que es celoso de la ley y sostiene el pacto, que me
siga. 28 Así que él y sus hijos huyeron a las
montañas, y dejaron todo lo que alguna vez tuvieron en la
ciudad".
El ay de las mujeres encinta y las que amamantan (Mateo 24:19).
1 Macabeos 2:6-14 (Septuaginta (LXX) con apócrifos.
"Y cuando vio las blasfemias que se cometían en Judá y en
Jerusalén, djo: "¡Ay de mí! ¿Por qué
he nacido para ver esta miseria de mi pueblo, y de la santa ciudad, y
he vivido allí, cuando fue entregada en manos del enemigo, y el
santuario en manos de extranjeros? Su templo ha venido a ser como un
hombre sin gloria, sus gloriosos vasos son llevados en cautiverio, sus
niños son muertos en las calles, sus jóvenes con la
espada del enemigo. ¿Qué nación no ha tenido parte
en su reino, y no ha participado de sus despojos? Todos sus adornos le
son quitados; de mujer libre ha devenido en esclava. Y he aquí,
nuestro santuario, nuestra belleza y nuestra gloria, ha sido desolado,
y los gentiles lo han profanado. ¿Para qué
propósito viviremos más? Entonces Matatías y sus
hijos rasgaron sus vestidos, y se vistieron de cilicio, y se lamentaron
en gran manera".
La oración para que la huida no tenga lugar ni en invierno ni en sábado (Mateo 24:20).
Casleu 15, o Chislev 15, en el año 145 (1 Macabeos 1:54)
corresponde aproximadamente a diciembre 6 del año 167 A. C.
Así que la "abominación desoladora" ocurrió en
invierno.
1 Macabeos 2:29-41 (Septuaginta (LXX) con apócrifos).
"Entonces muchos que procuraban la justicia y el juicio se fueron al
desierto, para morar allí: ellos y sus hijos, y sus esposas, y
su ganado; porque las aflicciones aumentaron mucho sobre ellos. Ahora
bien, cuando se dijo a los siervos del rey, y la hueste que estaba en
Jerusalén, en la ciudad de David, que ciertos hombres, que
habían quebrantado el mandamiento del rey, se habían ido
a lugares secretos en el desierto, los persiguieron en gran
número, y habiéndolos alcanzado, pusieron campamento
contra ellos, e hicieron guerra contra ellos en sábado. Y les
dijeron: 'Basta lo que ustedes han hecho hasta ahora; salgan, y hagan
conforme al mandamiento del rey, y vivirán'. Pero ellos
contestaron: 'No saldremos, ni obedeceremos el mandamiento del rey, de
profanar el día sábado'. Así que entraron en
combate con toda rapidez. Aunque no les contestaron, ni les arrojaron
una sola piedra, ni cerraron los lugares donde se ocultaban, dijeron:
'Muramos todos en nuestra inocencia: el cielo y la tierra
testificarán por nosotros, que fuimos ejecutados injustamente'.
Así, pues, se levantaron contra ellos en combate en
sábado, y los mataron, con sus esposas y sus hijos, y su ganado,
en número de mil personas. Ahora bien, cuando Matatías y
sus amigos se enteraron de esto, se lamentaron mucho. Y uno de ellos
les dijo a los otros: 'Si hacemos lo que nuestros hermanos han hecho, y
no peleamos contra los paganos por nuestras vidas y nuestras leyes, nos
extirparán rápidamente del país'. Por esta
razón, tomaron una decisión, y dijeron: 'Combatiremos
contra cualquiera que venga a pelear contra nosotros en sábado.
No moriremos todos, como nuestros hermanos que fueron asesinados en los
lugares secretos".
Una gran tribulación (Mateo 24:21).
1 Macabeos 1-7 describe la horrible guerra de tres años y medio
entre Antíoco IV y los judíos que permanecieron fieles a
la palabra de Dios en vez de someterse a su gobierno.
Al hacer esta advertencia a sus discípulos, Jesús
estableció una estrecha relación entre la
"abominación desoladora" (1 Macabeos 1:54-55) llevada a cabo por
Antíoco IV Epífanes (175-164 A. C.) en el templo de
Jerusalén en el año 167 A. C. y la subsiguiente
persecución de los judíos (1 Macabeos 1-7), por una
parte, y la destrucción del templo de Jerusalén por los
romanos, que ocurriría en el año 70 D. C., y las
penalidades a las que los judíos se enfrentarían como
resultado de ello, por la otra. Aunque es un libro no canónico
que forma parte de los apócrifos, 1 Macabeos contiene mucha y
valiosa información histórica en relación con el
pueblo judío durante el tiempo de su revuelta contra sus
opresores griegos. En su obra Antigüedades de los Judíos (Libro 12, capítulo 7, párrafo 6), el
historiador griego Josefo habla de esta época diciendo que "el
templo fue asolado por Antíoco ... Y esta desolación
ocurrió según la profecía de Daniel [Daniel 9:27,
11:31, 12:11], que fue dada cuatrocientos ocho años antes ...".
Jesús sabía que muchos judíos y cristianos
judíos continuarían observando el sábado en el
tiempo de la destrucción del templo por los romanos. Así,
pues, Mateo 24:20 no prueba realmente que a los cristianos se les
requería la observancia del sábado, ni que ésta
era observada por todos los cristianos.
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