EL PROBLEMA CON EL TOFÚ:
LA SOYA Y EL CEREBRO
John D. MacArthur
Tomado de Optimal
Wellness Center
"¡El tofú encoge el cerebro!" Este escenario
no es de ciencia ficción. Esta realista revelación sobre
el frijol soya es verdadera. Pero, ¿en qué se equivocaron
los anuncios del frijol soya en la década de 1990? Aparentemente,
de muchas maneras - ninguna de las cuales era buena para el cerebro.
En un importante estudio en un curso en que participaron
3,734 varones japoneses-americanos de edad madura, los que comieron más
tofú durante su mediana edad corrieron el riesgo de desarrollar
más tarde la enfermedad de Alzheimer más de 2.4 veces. Como
parte de un estudio sobre el envejecimiento llevado a cabo en Honolulu
y Asia, que duró tres décadas, se relacionaron 27 alimentos
y bebidas con la salud de los participantes. Los hombres que consumieron
tofú por lo menos dos veces por semana experimentaron más
deterioro de la percepción, en comparación con los que comieron
rara vez o no comieron nunca requesón de frijol soya. [1, 2]
"Los resultados de la prueba fueron más o menos
equivalentes a lo que habrían sido si hubiesen sido cinco años
más viejos", dijo el Dr. Lon R. White, director de la investigación
del Hawaii Center for Health Research [Centro Hawaiiano para la Investigación
de la Salud]. Sin embargo, para los que no comieron nada de tofú,
los resultados de la prueba fueron como si fuesen cinco años más
jóvenes.
Lo que es más, el mayor consumo de tofú
en la edad mediana estuvo también asociado con un bajo peso del
cerebro. Se evaluó la atrofia cerebral en 574 hombres usando resultados
MRI, y en 290 hombres usando información de autopsias. El encogimiento
ocurre naturalmente con la edad, pero para los hombres que habían
consumido más tofú, White dijo que "sus cerebros parecían
mostrar una exageración de los patrones usuales que vemos en el
envejecimiento".
Los fitoestrógenos - La
auto-defensa de la soya
El tofú y otros alimentos de soya contienen isoflavonas,
moléculas de tres anillos cuya estructura es similar a las hormonas
esteroides de los mamíferos. White y sus compañeros investigadores
especulan que los compuestos, parecidos a los estrógenos (fitoestrógenos),
en la soya, podrían competir con los estrógenos naturales
del cuerpo por los receptores de estrógeno en las células
cerebrales.
Las plantas han desarrollado muchas estrategias diferentes
para protegerse de los depredadores. Algunas tienen espinas o púas,
mientras otras huelen mal, saben mal, o envenenan a los animales que se
las comen. Algunas plantas tomaron una ruta diferente, usando control de
la natalidad como medio de contrarrestar las criaturas acostumbradas a
masticarlas.
Plantas como la soya están fabricando contraceptivos
orales para defenderse, dice Claude Hughes, Ph. D., un neuroendocrinólogo
del Cedars-Sinai Medical Center. Estas plantas desarrollaron compuestos
que imitan el estrógeno natural. Estos fitoestrógenos pueden
interferir con las hormonas de mamíferos que tienen que ver con
la reproducción y el crecimiento - una estrategia para reducir el
número y el tamaño de los depredadores.
Los toxicólogos están
preocupados por los riesgos que la soja representa para la salud
La industria de la soya dice que el estudio de White sólo
muestra una asociación entre el consumo de tofú y el envejecimiento
del cerebro, pero que no prueba una relación de causa y efecto.
Por otra parte, los expertos en soya del Centro Nacional para la Investigación
Toxicológica, Daniel Sheehan, Ph. D., y Daniel Doerge, Ph. D., consideran
este estudio sobre el tofú muy importante. "Es uno de los estudios
epidemiológicos más robustos y mejor diseñados que
están disponibles ... Rara vez tenemos tal poder en estudios humanos,
así como un mecanismo potencial".
En una carta fechada en 1999 y dirigida a la FDA (y en
el noticiero 20/20 de ABC), los dos toxicólogos expresaron su oposición
a las afirmaciones de la agencia a favor de la soya, diciendo que el estudio
de Honolulu "proporciona evidencia de que los fitoestrógenos de
la soya (el tofú) causan demencia vascular. Dado que los estrógenos
son importantes para el mantenimiento de la función cerebral en
mujeres; que el cerebro del varón contiene aromatasa, la enzima
que convierte la testosterona en estradiol; y que las isoflavonas inhiben
esta actividad enzimática, hay una base mecanística para
los descubrimientos humanos". [3]
Aunque el papel del estrógeno en el sistema nervioso
central no se comprende bien, White observa que "un creciente cuerpo de
información indica que los estrógenos pueden necesitarse
para una óptima reparación y el reemplazo de las estructuras
neurales deterioradas por el envejecimiento".
Una pieza del rompecabezas involucra posiblemente las
proteínas que fijan el calcio, que están asociadas con la
protección contra las enfermedades neurodegenerativas. En recientes
estudios animales llevados a cabo en el Centro de Neurociencia de la Universidad
de Brigham Young, los investigadores descubrieron que el consumo de fitoestrógenos
por medio de una dieta de soya durante un intervalo relativamente corto
puede elevar significativamente los niveles de fitoestrógenos en
el cerebro y disminuir las proteínas que fijan el calcio en el cerebro.
[4]
Preocupaciones relativas a alimentar
con soya a los niños
El problema más serio con la soya puede ser su
uso en las fórmulas para niños. "La
cantidad de fitoestrógenos en la fórmula de soya para niños
durante un día equivale a 5 píldoras anticonceptivas",
dice Mary G. Enig, Ph. D., presidenta de la Maryland Nutritionists Association.
Ella otros expertos en nutrición creen que exponer a los niños
a grandes cantidades de fitoestrógenos está asociada a una
pubertad prematura en las chicas y una maduración física
retardada en los varones. [5]
Un estudio aparecido en Lancet, la publicación
médica periódica británica, reveló que "la
exposición diaria de niños a isoflavonas en fórmulas
de soya es entre 6 y 11 veces más alta por peso que la dosis que
tiene efectos hormonales en adultos que consumen alimentos de soya". (Una
dosis, equivalente a dos vasos de leche de soya por día, que fue
suficiente para cambiar los patrones menstruales en mujeres. [6] En
la sangre de los niños sometidos a prueba, las concentraciones de
isoflavonas eran de 13000 a 22000 veces más altas que las concentraciones
de estrógeno natural al principio de la vida. [7]
La soya interfiere con las enzimas
Aunque los frijoles soya son relativamente altos en proteínas
en comparación con otras legumbres, Enig dice que son una fuente
pobre de proteína porque otras proteínas que se encuentran
en el frijol soya actúan como poderosos inhibidores de enzimas.
Estos "antinutrientes" bloquean la acción de la tripsina y otras
enzimas necesarias para la digestión de las proteínas. Los
inhibidores de la tripsina son proteínas grandes y dobladas apretadamente
que no son desactivadas completamente durante el cocimiento ordinario,
y pueden reducir la digestión de las proteínas. Por lo tanto,
el consumo de soya puede conducir a deficiencia crónica en la sbsorción
de los aminoácidos. [8]
La capacidad de la soya para interferir con las enzimas
y los aminoácidos posiblemente tenga consecuencias directas para
el cerebro. Como lo indican White y sus colegas, "las isoflavonas en el
tofú y otros alimentos de soya podrían ejercer su influencia
interfiriendo con los mecanismos dependientes de las tirosinas kinasas
que se requieren para la óptima función, estructura, y plasticidad
del hipocampo". [2]
Hay grandes cantidades de proteína
tirosina kinasa en el hipocampo, una región cerebral que tiene que
ver con el aprendizaje y la memoria. Se ha demostrado que la genisteína,
una de las principales isoflavonas de la soya, inhibe la tirosina kinasa
en el hipocampo, donde bloquea "la potenciación a largo plazo",
un mecanismo de la formación de la memoria. [9]
La tirosina, la dopamina, y la
enfemedad de Parkinson
El cerebro usa los aminoácidos tirosina o fenilalanina
para sintetizar los neutrotransmisores clave dopamina y norepinefrina,
substancias químicas en el cerebro que estimulan el estado de alerta
y la actividad. La dopamina es crucial para una fina coordinación
muscular. Las personas cuyas manos tiemblan a causa de la enfermedad de
Parkinson tienen una menor capacidad para sintetizar la dopamina. Una mayor
incidencia de depresión y otros desórdenes del estado de
ánimo están relacionados con bajos niveles de dopamina y
norepinefrina. También, el actual consenso científico sobre
el desorden del déficit atencional apunta a un desequilibrio de
la dopamina.
Se ha demostrado que la soya afecta la actividad de la
tirosina hidroxilasa en los animales, haciendo que la tasa de utilización
de la dopamina "se altere profundamente". Cuando los suplementos de lecitina
de soya fueron administrados durante el desarrollo perinatal, redujeron
la actividad de la corteza cerebral y "alteraron las características
sinápticas de manera consistente con las alteraciones de la función
nerviosa". [10]
Los investigadores de los Institutos Nacionales de Salud
y del Instituto Karolinska en Suecia están descubriendo una relación
entre la actividad de la tirosina hidroxilasa, los receptores de hormonas
en la tiroides, y niveles reducidos de dopamina en el cerebro - particularmente
en la substancia negra, una región relacionada con las dificultades
de movimiento características de la enfermedad de Parkinson. [11-13]
La soya afecta el cerebro por
medio de la glándula tiroides
La tirosina es crucial para el cerebro de otra manera.
Se necesita para que el cuerpo fabrique hormonas activas de la tiroides,
que son un principal regulador fisiológico del desarrollo del cerebro
en los mamíferos. Afectando la tasa de diferenciación celular
y de expresión genética, las hormonas de la tiroides regulan
el crecimiento y la migración de las neuronas, incluyendo el desarrollo
sináptico y la formación de mielina en regiones específicas
del cerebro. Los bajos niveles de tirosina en la sangre están relacionados
con una glándula tiroides hipoactiva.
Por años, los científicos han sabido que
las isoflavonas en los productos de soya pueden deprimir la función
de la tiroides, causando bocio (glándula tiroides agrandada) y enfermedad
de tiroides autoinmune. A principios de la década de 1960, se informó
de la presencia de bocio e hipotiroidismo en niños alimentados con
dietas de frijol soya. [14] Los científicos del Centro Nacional
para Investigaciones Toxicológicas mostraron que la genisteína
y la daidzeína en las isoflavonas de soya "inhiben las reacciones
catalizadas por la peroxidasa en la tiroides, que son esenciales para la
síntesis de la hormona tiroidea". [15]
Los investigadores japoneses estudiaron los efectos en
la tiroides causados por el frijol soya administrado a sujetos sanos. Los
investigadores informaron que el consumo de una cantidad tan pequeña
como 30 gramos (dos cucharaditas) de frijol soya por día durante
un mes resultó en un significativo aumento de la hormona estimuladora
de la tiroides (TSH), que es producida por la glándula pituitaria
del cerebro cuando el nivel de las hormonas tiroideas es muy bajo. Los
descubrimientos indicaron que "la excesiva ingestión de frijol soya
durante un cierto período de tiempo podría suprimir la función
de la tiroides y causar bocio en personas saludables, especialmente en
ancianos". [16]
Las hormonas tiroideas y el desarrollo
del cerebro en el feto
Las alteraciones tiroideas se incluyen entre las condiciones
autoinmunes que se encuentran con más frecuencia en los niños.
Los investigadores del Facultad de Medicina de la Universidad de Cornell
mostraron que "la frecuencia de la alimentación con fórmulas
de leche a base de soya al principio de la vida era significativamente
mayor en niños con la enfermedad de tiroides autoinmune". [17] En
un estudio anterior, descubrieron que el número de niños
diabéticos que habían recibido fórmulas de soya en
su infancia era el doble de los niños no diabéticos. [18]
Reconociendo el riesgo, las autoridades de salud suizas
recomiendan "un uso muy restringido" de soya en infantes. En Inglaterra
y Australia, los organismos de salud pública les dicen a los padres
que procuren primero el consejo de un médico antes de dar fórmula
de soya a sus niños. El Ministerio de Salud de Nueva Zelanda recomienda
que "la fórmula de soya se use solamente bajo la dirección
de un profesional de la salud, para recibir indicaciones médicas
específicas... Los clínicos que tratan a los niños
con una fórmula infantil a base de soya a causa del estado de la
salud deben ser conscientes de la interacción potencial entre la
fórmula infantil a base de soya y la función tiroidea". [19]
Las hormonas tiroideas ejercen su influencia durante discretas
ventanas en el tiempo. Los niveles inapropiados de hormona pueden tener
un efecto devastador en el desarrollo del cerebro humano, especialmente
durante las primeras 12 semanas de embarazo, cuando el feto depende de
las hormonas tiroideas de la madre para el desarrollo del cerebro. Después
de eso, los niveles de hormona tiroidea tanto de la madre como del feto
afectan el sistema nervioso central.
Un estudio de 1999 publicado en el New England Journal
of Medicine mostró que las mujeres embarazadas con tiroides hipoactivas
tenían cuatro veces más probabilidades de tener niños
con bajos niveles de inteligencia (IQ) si el desorden se dejaba sin tratar.
El estudio demostró que el 19% de los niños nacidos de madres
con deficiencia tiroidea tenían niveles de IQ de 85 o menos, en
comparación con sólo el 5% de los nacidos de madres sin tales
problemas. [20]
La tiroides, el cerebro, y las
toxinas ambientales
Los niños expuestos prenatalmente y durante su
infancia a toxinas ambientales comunes, como la dioxina y los bifenilos
policlorados (PCB), pueden experimentar problemas de conducta, aprendizaje,
y de memoria porque estas sustancias químicas pueden estar trastornando
la acción normal de la hormona tiroidea. [21]
El frijol soya cultivado en los Estados Unidos contiene
residuos del pesticida dieldrin, un organocloro similar al DDT. Aunque
ambas sustancias químicas fueron prohibidas en la década
de 1970, el dieldrin todavía persiste en los suelos y es absorbido
a través de las raíces. Hoy día es el residuo más
tóxico que se encuentra en el frijol soya local. [22] En Silent
Spring, Rachel Carson advirtió que el dieldrin es casi 50
veces más tóxico que el DDT. Además de trastornar
las hormonas, puede tener efectos neurológicos a largo plazo, que
van desde la pérdida de la memoria hasta las manías. [23]
Las combinaciones de insecticidas, matamalezas, y abonos
artificiales - aún en niveles bajos - tienen efectos perjudiciales
mensurables sobre la tiroides y otras hormonas, así como sobre el
cerebro. [24] Ahora los científicos de EPA quieren subir de categoría
a un herbicida comúnmente usado, la atrazina, y clasificarlo como
"probable carcinógeno". En pruebas con animales, la atrazina se
adhiere a sitios en el hipotálamo, una crucial región del
cerebro que tiene que ver con la regulación de los niveles de estrés
y las hormonas sexuales. [25]
Los individuos a los que recientemente se les había
diagnosticado la enfermedad de Parkinson tenían más del doble
de probabilidades de haber sido expuestos a insecticidas en sus hogares,
que los que no tenían la enfermedad. [26]
Las fórmulas a base de soya para niños pueden
contener otras meurotoxinas: aluminio, cadmio, y fluoruro. Los estudios
revelaron que las concentraciones de aluminio en fórmulas a base
de soya eran 100 veces mayores que en la leche materna humana, mientras
que el contenido de cadmio era 8.5 veces mayor que en las fórmulas
a base de leche. En un estudio llevado a cabo en Australia, el contenido
de fluoruro en las fórmulas base de soya abarcaba desde 1.08 a 2.86
partes por millón. Los autores llegaron a la conclusión de
que "el consumo prolongado (después de los 12 meses de edad) de
fórmula infantil reconstituída con agua óptimamente
fluorurizada podría resultar en la ingestión de cantidades
excesivas de fluoruro". Un estudio en niños de Connecticut reveló
que la fluorosis entre benigna y moderada estaba fuertemente asociada con
el uso de fórmulas infantiles a base de soya. [27-30]
En mayo del año 2000, la agrupación Médicos
para la Responsabilidad Social, de Boston, dieron a conocer su informe
"Las amenazas tóxicas contra el desarrollo del niño". En la sección
sobre neurotoxinas, expresaron la conclusión de que: "Los estudios
en poblaciones animales y humanas indican que la exposición al fluoruro,
a niveles experimentados por una proporción significativa
de la población cuya agua potable está fluorizada, posiblemente
tiene impacto adverso en el desarrollo del cerebro". [31]
Yodo vs. flúor
La glándula tiroides usa tirosina y el elemento
natural yodo para fabricar tiroxina (T4), una hormona tiroidea que contiene
cuatro átomos de yodo. La otra hormona tiroidea, mucho más
activa biológicamente, es la tri-yodotironina (T3), que tiene tres
átomos de yodo. Por mucho tiempo, la falta de yodo en la dieta ha
sido identificada como el problema en la síntesis disminuída
de la hormona tiroidea.
Según el Consejo Internacional para el Control
de los Desórdenes Causados por la Deficiencia de Yodo: "La deficiencia
de yodo ha sido llamada la principal causa de retardo mental evitable en
el mundo. Su severidad puede variar desde embotamiento intelectual benigno
hasta el franco cretinismo, un estado que incluye craso retardo mental,
sordomudez, baja estatura, y otros varios defectos... El daño al
cerebro en proceso de desarrollo resulta en individuos mal equipados para
combatir la enfermedad, aprender, trabajar eficazmente, o reproducirse
satisfactoriamente".
Este papel crucial del yodo es otra razón de por
qué la glándula tiroides es especialmente vulnerable en la
actualidad. Durante los pasados 70 años, el investigador canadiense
Andreas Schuld ha documentado más de 100 estudios que demuestran
los efectos adversos del fluoruro sobre la glándula tiroides. [32]
Dice Schuld: "El flúor, siendo el más fuerte del grupo de los halógenos,
interfiere severamente con el yodo y la síntesis del yodo, obligando
a una mayor eliminación, por la vía urinaria, del yodo ingestado
al aumentar la ingesta o la absorción del fluoruro".
En realidad, los fluoruros se usaron en el pasado, específicamente
para reducir la función de la tiroides. En las décadas de
1930 y 1960, se administraron a pacientes hipertiroideos fluoruros entre
0.9mg a 4.5mg/día como un efectivo medicamento antitiroideo". [33]
En la década de 1980, unos investigadores rusos arribaron a la conclusión
de que el consumo prolongado de agua potable con alto contenido de flúor
era un factor de riesgo hacia un desarrollo más rápido de
patología tiroidea. [34]
Una fuente principal de la exposición al fluoruro
en los Estados Unidos es agua potable con flúor - incluyendo alimentos
y bebidas preparados y procesados con esta agua tratada. (Sólo aproximadamente
el 5% de la población mundial está fluorizada, y más
de la mitad vive en Norteamérica. El 99% de la Europa continental
occidental ha rechazado, prohibido, o detenido la adición de compuestos
de fluoruro a su agua potable. [35] También, aproximadamente 45
millones de libras de fluoruro de hidrógeno son liberadas cada año
hacia la atmósfera por las plantas alimentadas con carbón.
Los fitatos de soya inhiben la
absorción de zinc
Otra manera en que el frijol soya puede afectar la función
cerebral es su contenido de ácido fítico. El ácido
fítico es un ácido orgánico que está presente
en la parte externa de todas las semillas. Conocido también como
fitatos, este ácido bloquea la ingesta de minerales esenciales en
el tracto intestinal: calcio, magnesio, hierro, y especialmente zinc. Según
la investigación citada por la Fundación Weston A. Price,
el frijol soya tiene niveles muy altos de una forma de ácido fítico
que es particularmente difícil de neutralizar - y que interfiere
con la absorción de zinc más completamente que con otros
minerales.
La industria de la soya reconoce el problema, observando
que "media taza de frijol soya cocido contiene 1mg de zinc. Sin embargo,
el zinc es absorbido muy poco de los alimentos a base de soya". En cuanto
al hierro, "tanto el fitato como la proteína de soya reducen la
absorción de hierro de modo que el hierro de los alimentos de soya
se absorben muy poco". [36]
La nutricionista Sally Fallon, autora del libro Nourishing
Traditions: The Cookbook that Challenges Politically Correct Nutrition
and the Diet Dictocrats, dice que, ya en 1967, los investigadores que
sometieron a prueba la fórmula de soya descubrieron que causaba
un balance negativo de zinc en cada uno de los niños a los cuales
se les administró. Aunque las dietas eran reforzadas con zinc, había
una fuerte correlación entre el contenido de fitato en la fórmula
y un crecimiento defectuoso. Ella advierte que "una reducida tasa de crecimiento
es especialmente grave en el niño, pues causa un retraso en la acumulación
de lípidos en la mielina, y por ello compromete el desarrollo del
cerebro y el sistema nervioso".
El zinc y el cerebro
Se encuentran niveles relativamente altos de zinc en el
cerebro, especialmente en el hipocampo. El zinc juega un papel particularmente
importante en la transmisión de los impulsos nerviosos entre las
células cerebrales. Está demostrado que la deficiencia de
zinc durante el embarazo y la lactancia está relacionada con muchas
anormalidades congénitas del sistema nervioso en los hijos. En los
niños, "los niveles insuficientes de zinc han estado asociados con
una reducida capacidad de aprendizaje, apatía, letargo, y retardo
mental". [37]
La USDA menciona un estudio de 372 escolares chinos que
tenían niveles muy bajos de zinc en sus cuerpos. Los niños
que recibieron suplementos de zinc mostraban el mejor rendimiento - especialmente
en la percepción, la memoria, el razonamiento, y las habilidades
psicomotoras, como la coordinación entre los ojos y las manos. Tres
estudios anteriores con adultos también demostraron que los cambios
en el zinc afectaban la función cognitiva. [38]
Nuevas investigaciones han identificado un contingente
específico de neuronas, llamado neuronas "que contienen zinc", que
se encuentran casi exclusivamente en el cerebro, donde, en los mamíferos,
han evolucionado hacia "una compleja e intrincada red asociativa que interconecta
la mayoría de las cortezas cerebrales y estructuras límbicas".
Esto indica la importancia del zinc en los procesos normales y patológicos
de la corteza cerebral. [39] Además, la deficiencia de zinc en los
tejidos, relacionada con la edad, posiblemente contribuye a la muerte de
las células cerebrales en la demencia de Alzheimer. [40]
Una soya sin peligro
Para producir leche de soya, los frijoles se remojan primero
en una solución alcalina, luego se calientan como a 115º C
para eliminar todos los inhibidores de tripsina que sea posible. Fallon
dice que este método destruye la mayoría de los antinutrientes,
pero no todos, y tiene "el triste efecto secundario de desnaturalizar de
tal modo las proteínas que éstas se vuelven muy difíciles
de digerir, y su efectividad se reduce mucho". Por añadidura, los
fitatos permanecen en la leche de soya para bloquear la absorción
de los minerales esenciales.
Sólo un largo período de fermentación
reduce significativamente el contenido de fitatos en el frijol soya, así
como los inhibidores de tripsina que interfieren con las enzimas y los
aminoácidos. Por lo tanto, los productos fermentados de soya, como
el tempe y el miso (no el tofú) proporcionan alimento que se asimila
fácilmente.
Comentario del Dr. Mercola:
Más información que documenta la imprudente decisión
de mucha gente al consumir soya en tan grandes cantidades. Están
siendo engañados por los efectivos esfuerzos de mercadeo de la multimillonaria
industria de aceites comestibles lo cual, de muchas maneras, no es muy
diferente de lo que vemos que sucede con la influencia de la industria
de las drogas en el tradicional paradigma médico.
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