VIDA DE ELLEN G. WHITE
SUS AFIRMACIONES REFUTADAS

Dudley Marvin Canright

Capítulo 13 - Las primeras visiones, pueriles

Tomado de The Ellen White Research Project



Las ideas, y la manera de expresarlas, en las primeras visiones son a menudo bastas, pueriles, y extravagantes, difiriendo en esto, materialmente, de sus escritos de años posteriores. En el tiempo de sus primeras visiones, ella tenía sólo diecisiete años, era inculta, y estaba llena de las ideas fanáticas de los milleristas de esa época. Estas visiones concuerdan con su medio y con su mente infantil de ese tiempo. En su primera visión, ella dice que vio "un árbol con un tronco a cada lado del río, ambos de oro puro y transparente". (Early Writings, edición de 1907, p. 17). Nuevamente: "Vi dos largas varillas de las cuales colgaban alambres de plata, y en los alambres uvas de lo más espléndidas". ¡Piense en un árbol frutal de oro, y en alambres de plata de los cuales colgaban uvas! Una idea digna de una mente infantil.

Otra vez: "Todos los ángeles tenían una tarjeta de oro, que debían presentar en la puerta de la santa ciudad, para entrar o salir". (p. 39).

Cada uno de los santos de los incontables millones salvados tiene una corona de oro. Dice ella: "Con su propia mano, Jesús nos las ponía en nuestras cabezas". (p. 16). Para que Jesús mismo hiciera esto a todas las miríadas de los redimidos, requeriría cientos de años. Luego ella ve "una mesa de oro puro; era de muchas millas de largo, pero nuestra mirada podía extenderse sobre ella". (p. 19). Todos los santos tienen casas de plata; en cada casa hay una repisa de oro. Los santos se quitan sus coronas de oro, las ponen en las repisas, y salen a trabajar en la tierra. (p. 18).

Ella ve a niñitos "usar sus alitas y volar a la cima de las montañas". (p. 19). Nuevamente: "Los santos usaban sus alas y subían a la parte superior del muro". (p. 53). ¿Dónde están los textos bíblicos que apoyen semejantes enseñanzas?

Afirmaba haber tenido una visión detallada de Satanás; vio su cuerpo, la forma de su cabeza, sus ojos, etc. Dice ella: "Su cuerpo era grande, pero la carne le colgaba fláccida alrededor de las manos y el rostro. Cuando yo lo contemplé, su barbilla descansaba en su mano izquierda". (p. 152).

Nótense sus visiones extremas, materialistas, de todo, como las de una niña ingenua e imaginativa, exactamente lo que ella era realmente en ese tiempo. En sus escritos posteriores, cuando fue más inteligente y había leído más, la mayoría de estas crudas ideas desaparecen. Sus ideas de la caída de Satanás, la caída del hombre, y la pérdida del Edén parece haberlas obtenido del Paraíso Perdido, de Milton, ciertamente no de la Biblia.

Considérense sus visiones relativas a la destrucción de los impíos. Dice que algunos eran consumidos "rápidamente". "A algunos les tomaba muchos días consumirse, y mientras hubiera un porción de ellos sin consumirse, permanecía toda la sensación de sufrimiento". (p. 294; edición antigua, p. 154). ¡Así que, si un fémur era el último en arder después de que el cerebro y los nervios hubiesen desaparecido, ese hueso podía pensar y sentir y entender, y sufrir, sin cerebro ni nervios! Esto es digno del Infierno de Dante, o la antigua idea medieval de tortura en un fuego literal. Dios tendría que hacer un milagro en cada caso individual para torturar a los hombres de esa manera.

Mientras el Dr. Kellogg gozaba de su favor, la Sra. White usaba los términos más extravagantes para alabarlo. He aquí un ejemplo: El Dr. Kellogg "tomaba los casos más difíciles, en los cuales, si el bisturí se hubiese deslizado el grueso de un cabello, habría costado una vida. Dios estaba de pie a su lado y la mano de un ángel estaba sobre su mano, guiándola a través de las operaciones". (Boletín de la Conferencia General, 1901, p. 203).

Si un ángel podía hacer esto por el Dr. Kellogg, otros ángeles podrían hacer lo mismo por cualquier cirujano devoto, o hasta por una persona que nunca hubiese estudiado cirugía en absoluto. Esto ilustra el descontrol de su fértil imaginación en todos sus escritos.

En 1901, llamó al Dr. Kellogg "el médico designado por Dios". Poco tiempo después (julio 23, 1904), lo denunciaba como instrumento del diablo, y dijo que había sido "enseñado por el maestro de todos los sofismas". (Special Testimonies, Serie B, p. 43).

Un histórico error garrafal acerca de los dos Herodes

En sus primeros años especialmente, la Sra. White era enteramente ignorante de la historia. De aquí que cometiera muchos errores flagrantes. Aquí hay uno acerca de los dos Herodes: Un Herodes participó en el juicio de Jesús; años más tarde, otro Herodes ejecutó a Santiago. La Sra. White  no sabía esto, pero supuso que había sido el mismo Herodes en ambos casos. Así que este es su inspirado comentario: "El corazón de Herodes se endureció aún más; y cuando oyó decir que Jesús había resucitado, no se preocupó mucho. Él le quitó la vida a Santiago", etc. (Early Writings, segunda parte, p. 54).

Una nota del editor, al pie de la página, hace esta confesión: "Fue Herodes Antipas el que participó en el juicio de Jesús, y Herodes Agripa el que ejecutó a Santiago". Y tratan de arreglar las cosas para ella diciendo: "Era el mismo espíritu herodiano, sólo que con una personalidad diferente".

¿No conocía el Señor la diferencia entre los dos Herodes? ¡Claro que sí! ¿Inspiró a la Sra. White a escribir esta falsa afirmación? No. El hecho simple es que ella escribió esto de su propia mente, como ella suponía que era. Esto proporciona una clara prueba de que no era inspirada.


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