VIDA DE ELLEN G. WHITE
SUS AFIRMACIONES REFUTADAS
Dudley Marvin Canright
Capítulo 7 - La puerta
cerrada o, la oportunidad para los pecadores
terminó el 22 de octubre
de 1844
Tomado de The
Ellen White Research Project
El título que aparece más
arriba indica la teoría sostenida y dogmáticamente enseñada
por todos los Adventistas del Séptimo Día hasta el otoño
de 1851. En años posteriores, la modificaron gradualmente, y finalmente
la abandonaron por completo. ¡Hoy en día niegan en absoluto
que alguna vez la hubiesen enseñado! Pero veamos. Todos sus dirigentes
abogaron por esta teoría antibíblica en los términos
más claros posibles hasta el tiempo que se indica arriba. Durante
este mismo período, la Sra. White recibió revelación
tras revelación en sus visiones, confirmando esta teoría.
Más tarde, se vieron obligados o a rechazar sus afirmaciones acerca
de su inspiración o a negar que ella alguna vez hubiese enseñado
una teoría tal. El punto a debatir está claro. He aquí
los hechos:
Todos los dirigentes Adventistas
del Séptimo Día de estos primeros tiempos pertenecían
al gran movimiento millerista. En 1844, apostaron todo a la afirmación
de que el fin del mundo ocurriría el 22 de octubre de 1844. Por
supuesto, el tiempo de oportunidad terminaría en ese momento. A
este tiempo aplicaron la parábola de las diez vírgenes registrada
en Mateo 25:1-13. Inmediatamente antes de presentar esta parábola,
Jesús había advertido a sus discípulos que su segunda
venida ocurriría de repente, cuando menos se la esperaba. Él
dio la parábola para reforzar su enseñanza. Diez vírgenes
salieron a encontrar al novio. Como él se tardaba más de
lo que esperaban, todas se quedaron dormidas. Cuando el novio finalmente
llegó, sólo cinco estaban listas para entrar con él
a las bodas. Estas cinco entraron, y "la puerta se cerró". Más
tarde vinieron las otras cinco y tocaron a la puerta, pero habían
llegado demasiado tarde. El significado es fácil de comprender.
Cuando Cristo venga, todos los que están listos serán salvos.
Los demás se quedarán fuera, se perderán, pues el
tiempo de oportunidad habrá terminado.
Todos los primeros Adventistas,
con Miller a la cabeza, explicaban la parábola de esta manera. Y
estaban en lo correcto. Cuando pasó el tiempo que habían
fijado, quedaron aturdidos. Todavía insistían en que su mensaje
había sido correcto; el tiempo de oportunidad había terminado.
Todavía esperaban que viniera el Señor, y lo esperaban en
cualquier momento. Dejaron de exhortar a los pecadores, cesaron de orar
por ellos, y dijeron: "La puerta está cerrada".
Éste es el origen de la teoría
de "la puerta cerrada". En ese entonces, la teoría no tenía
para ellos ninguna referencia a ningún santuario, en la tierra o
en el cielo. Tal aplicación se intentó más tarde.
No tuvieron ninguna "luz" sobre la cuestión del santuario sino hasta
años después de haber estado predicando "la puerta cerrada".
No fue sino cinco años más tarde (1849) cuando losAdventistas
del Séptimo Día inventaron la teoría de una "puerta
abierta" a partir de Apoc. 3:7, 8. Esta nueva posición la expresa
la misma Sra. White. Ella dice: "La visión de 'la puerta abierta
y la puerta cerrada,' en las páginas 34-37, me fue dada en 1849.
La aplicación de Apoc. 3: 7, 8 al santuario celestial y al ministerio
de Cristo era enteramente nueva para mí. Nunca he oído que
la idea haya sido propuesta por nadie". ("Suplemento" a Experience
and Views, p. 2).
Así que ella misma, con todos
los demás, enseñó por cinco años la teoría
de la "puerta cerrada", sin ninguna referencia a una puerta "abierta".
Ahora afirman que han enseñado juntas la "puerta cerrada" y la "puerta
abierta" desde el comienzo. Así, el pastor Butler, refiriéndose
a Apoc. 3: 7, 8, dice: "He aquí una puerta abierta y una puerta
cerrada". (Respuestas a Canright", p. 100). Butler afirma que ellos
enseñaron ambas teorías juntas desde el comienzo en 1844.
La afirmación de la Sra. White que acabamos de citar prueba que
la afirmación de él es falsa.
Aquí hay un hecho significativo.
Después de 1844, y por más de siete años, el término
"puerta cerrada" ocurre una y otra vez en todos los artículos procedentes
de las plumas de todos los Adventistas del Séptimo Día durante
ese período - artículos de la Sra. White, y los pastor White,
Holt, Arnold, Bates, y otros. Es el centro de sus argumentos. Tan prominente
era esto que se les llamó "los cierrapuertas". Como tales fueron
denunciados por Miller y los otros Adventistas. Pero, después de
que la teoría de la puerta cerrada fue abandonada, ese término
desaparece gradualmente, hasta que durante muchos años no ocurre
en absoluto en sus artículos o publicaciones. Este hecho por sí
solo prueba que han abandonado la teoría de la puerta cerrada que
al principio habían sostenido, y que la Sra. White tan vigorosamente
había respaldado.
Al principio, los Adventistas del
Séptimo Día adoptaron la teoría del santuario para
explicar que la puerta de la misericordia se había cerrado en 1844,
una teoría que la Sra. White y todos ellos sostenían en ese
tiempo. He aquí mi prueba sobre este punto:
"Ann Arbor, Mich., diciembre
1, 1887
"pastor D. M. Canright: Guardé
el séptimo día por casi un año, aproximadamente en
1848. En 1846, expliqué la idea del santuario en un artículo
que apareció en un número extra del Day Star de Cincinnati,
Ohio. El objeto de ese artículo era sustentar la teoría de
que la puerta de la misericordia se había cerrado, una teoría
que yo, y casi todos los Adventistas que habían adoptado los puntos
de vista de William Miller, sostuvimos desde 1844 hasta 1848. Sí,
yo sé que Ellen G. Harmon - ahora la Sra. White -
sostenía esa teoría de la puerta cerrada en ese tiempo.
Suyo atentamente,
"O. R. L. Crosier".
Ahora escuchemos a la Sra. White:
Topsham, Maine, abril 21,
1847
"... Hace más de un año,
el Señor me mostró en visión que el Hermano Crosier
tenía la verdadera luz acerca de la purificación del santuario,
etc., y que era su voluntad que el Hno. C. escribiera el punto de vista
que nos presentó en el Day Star (extra) de febrero 7, 1846.
Me siento plenamente autorizada por el Señor para recomendar ese
número extra a cada uno de los santos". (A Word to the Little Flock, pp.
11, 12)".
Aquí tenemos el origen y el
propósito de esa teoría del santuario.
Por cierto tiempo después
de que pasó el día en 1844, todos los Adventistas, bajo la
dirección de Miller, incluyendo a cada una de las ramas, sostuvieron
que el tiempo de oportunidad para los pecadores había terminado.
Miller decía: "Hemos hecho nuestra obra de advertir a los pecadores
y tratar de despertar a una iglesia formal. Dios, en su providencia, ha
cerrado
la puerta; nosotros sólo podemos animarnos los unos a los otros
a ser pacientes". (Advent Herald, diciebre 11, 1844). Nuevamente, en
The
Voice of Truth de febrero 19, 1845, dice: "Desde entonces, no he visto
ninguna conversión genuina". Miller dio la tónica, con la
cual todos estuvieron de acuerdo. Pero él, con todos los principales
Adventistas, rápidamente abandonó la teoría, y desde
entonces se opuso a ella siempre.
El pastor G. I. Butler, en la Review
and Herald de marzo 3 de 1885, dice: "Al pasar el tiempo, hubo una
impresión general entre los creyentes sinceros de que su obra en
favor del mundo estaba hecha... No puede haber duda de que, por meses después
de que pasó el tiempo, hubo la impresión general de que la
obra de advertir al mundo había concluído... Su responsabilidad
había desaparecido, y pensaron que su trabajo había concluído".
¡Sí, eso era exactamente lo que creían, que el tiempo
de oportunidad había terminado! Hasta Butler se vio obligado a admitirlo.
El pastor White admite que lo mismo
es cierto. Dice: "En ausencia de luz con referencia a la puerta abierta
y cerrada del santuario celestial, el lector difícilmente puede
ver cómo los que se aferraban a su experiencia del advenimiento,
ilustrada por la parábola de las diez vírgenes (Mat. 25:1-12),
podían dejar de llegar a la conclusión de que el tiempo
de oportunidad para los pecadores había terminado". (Life Sketches,p.
121). Pero ellos no tuvieron "luz", ni sobre el santuario ni sobre la "puerta
abierta", sino hasta años después de 1844. Esto equivale
a confesar que ellos creían que el tiempo de oportunidad para los
pecadores había terminado, y que ellos creyeron esto por varios
años.
La Sra. White añade su testimonio
a lo anterior, como sigue: "Después de que pasó el tiempo
de espera en 1844, los Adventistas todavía creían que la
venida del Salvador estaba muy cercana; sostenían que ... la obra
de Cristo como intercesor delante de Dios había cesado". (Great
Controversy, edición de 1844, p. 268). Es claro como la luz, a
partir de admisiones en sus propios escritos, que por un tiempo después
de 1844, los Adventistas del Séptimo Día creyeron que el
tiempo de oportunidad había terminado.
El pastor Joseph Bates; su gran
influencia sobre el pastor White y su esposa
El pastor Bates, de New Bedford,
Mass., era uno de los más ardientes colaboradores, con Miller y
otros, en la predicación de 1844 como la fecha fijada para la segunda
venida de Cristo. Se dice que gastó $15,000 (toda su fortuna) en
esa obra. Era tenido en alta estima por los Adventistas, sobre los cuales
tenía mucha influencia. Era bastante bien educado, hombre de mucha
fuerza y de convicciones muy firmes. Conoció al pastor White y a
su esposa en el otoño de 1846. Tenía entonces cincuenta y
cuatro años de edad, en la plenitud de su vida y su influencia.
La Sra. White tenía sólo
diecinueve años de edad, era débil, sin educación, desconocida,
salvo para unas pocas personas, y éstas no tenían ninguna
influencia con los Adventistas. El pastor White tenía sólo
veintiséis años, y una limitada educación. El papel
que había jugado en la obra de 1844 había sido tan limitado,
que tenía poca influencia con los Adventistas. Él y su esposa
no tenían ni un centavo, estaban en absoluta pobreza. Ella estaba
teniendo "visiones", que de modo general se consideraban el resultado de
su mala salud. Después de haber conocido a los White ligeramente,
Bates respaldó las visiones de ella como si fueran de Dios, y dedicó
todo el peso de su influencia a apoyarlas. Esto representó una maravillosa
ventaja para el pastor White y su esposa. Fue el momento decisivo en sus
vidas. Por lo tanto, ellos aceptaron todas las teorías de Bates
- el sábado, comenzando a las 6 p.m. el viernes, y su argumento
de que el día de la expiación duraría siete años,
comenzando en 1844, y que terminaría en el otoño de 1851.
Junto con los White y otros, sostenía con vigor que el tiempo de
oportunidad para el mundo terminó el 22 de octubre de 1844.
El folleto A Word to the Little
Flock fue publicado por el pastor White en 1847. Que él entonces
creía que el tiempo de oportunidad para los pecadores terminó
en 1844 queda probado por sus palabras en la página 2, donde dice:
"Desde la ascensión hasta el cierre de la puerta en octubre de 1844,
Jesús permaneció con los brazos de amor y misericordia abiertos,
listo para recibir y abogar por la causa de cada pecador que viniera a
Dios por medio de él. El día décimo del mes séptimo
de 1844, Él entró al Lugar Santísimo, donde desde
entonces ha sido un misericordioso 'sumo sacerdote sobre la casa de Dios'.
... Creo que la siguiente es una profecía que se ha estado cumpliendo
desde octubre de 1844: 'Y vio que no había hombre, y se maravilló
que no hubiera quien se interpusiese'. (Isa. 59:14-16)". ¡Nótese
que después de 1844 el pecador quedó sin intercesor!
En la página 21 de la obrita
aparecen las siguientes palabras del pastor Bates: "Desde la terminación
de nuestra obra en favor del mundo, octubre de 1844". La obra en favor
del mundo terminó en ese momento porque ya no había "intercesor".
En la misma obrita, y entre las
dos citas que se han mencionado, aparece lo siguiente de una visión
de la Sra. White: "Era tan imposible para ellos [el pueblo Adventista
sin fe]
volver al sendero e ir a la ciudad, como para todo el mundo
malvado que Dios había rechazado". (p. 14).
Nótese cuidadosamente cómo
concuerdan todas las citas que anteceden: no hay intercesor para los pecadores
después de 1844; nuestra obra para el mundo terminó en octubre
de 1844; todo el mundo malvado que Dios había rechazado. Las tres
citas son tan claras que no hace falta ni una sola palabra de explicación.
En 1850, Bates publicó un
tratado sobre el santuario. En la página 9, dice: "Los dos mil trescientos
años están completos, habiendo terminado en el otoño
de 1844... En este momento, Cristo cesó para siempre de ministrar
e interceder por el mundo entero... En este momento, la puerta se cerró".
Un estudio de este tratado muestra
que Bates sostenía que el día de expiación en el santuario
celestial comenzó el 22 de octubre de 1844, duraría siete años,
y, por supuesto, terminaría en octubre de 1851. La cosecha de los
santos ocurriría en los últimos seis meses. Bates argumentaba
todo esto a partir del día de expiación como aparece en Levítico
16. Su argumento era mera suposición y carecía de pruebas.
Pero lo satisfacía a él. El pastor White y su esposa necesitaban
mucho su influencia y, además, tenían tanta confianza en
su conocimientos y capacidad que en seguida aceptaban sus puntos de vista
y escribían en armonía con lo que él enseñaba.
He aquí las palabras del pastor Bates acerca de esos siete años:
"Creo plenamente que las
siete manchas de sangre sobre el altar de oro y delante del propiciatorio
representan la duración de los procedimientos judiciales sobre los
santos vivientes en el Lugar Santísimo, durante cuyo tiempo estarían
afligidos, hasta siete años; por medio de su voz, Dios los
libertará, 'porque es la sangre la que hace expiación por
el alma'. (Lev. 17:11). Luego el número siete culminará
el día de expiación (no de redención). Entiendo
que en los últimos seis meses de este tiempo Jesús recogerá
la cosecha con su hoz sobre la blanca nube". Y nuevamente: "Éste
es también el tiempo en que la puerta se cierra - al final de los
dos mil trescientos días. Los tiempos de los gentiles han terminado.
Oseas 5: 6, 7: 'Con sus ovejas y sus vacas andarán buscando a Jehová,
y no le hallarán; se apartó de ellos. Ahora en un solo mes
serán consumidos ellos y sus heredades'. Es evidente que esto ocurre
después de que la puerta se haya cerrado y Jesús haya entrado,
o se haya retirado, al Lugar Santísimo". Nuevamente, dice: "Tan
pronto como termine el día de expiación, siete ángeles
saldrán del templo con las siete últimas plagas (vers. 5,
6). Ésta es la duración del mensaje del tercer ángel
en
Apoc. 14: 9-13". (El Santuario Típico y Antitípico, pp.
10-13, 15, por Joseph Bates, 1850).
¡Nótese que los tiempos
de los gentiles habían de terminar al final de los dos mil trescientos
días, en 1844 - y su tiempo de oportunidad terminaría entonces!
Luego comenzaría el día de la expiación, y duraría
siete años. Ésta habría de ser la duración
del mensaje del tercer ángel - siete años. Ésta era
la teoría de Joseph Bates. Jesús habría de comenzar
la expiación en el cielo el 22 de octubre de 1844; esta expiación
continuaría siete años, y terminaría en octubre de
1851. En los últimos seis meses - desde mayo hasta octubre - serían
recogidos los santos. Es claro, a partir de los escritos de la Sra. White
de ese tiempo, que ella aceptaba y creía plenamente en esta teoría.
Esta es una "visión" recibida
en septiembre de 1850, aproximadamente un año antes de que terminaran
los siete años: "Algunos ponen la venida de Jesús demasiado
lejos. El tiempo ha continuado algunos años más de lo que
ellos esperaban, y, por lo tanto, piensan que continuará algunos
años más... Vi que el tiempo que Jesús permanecería
en el Lugar Santo había casi terminado, y que el tiempo no podía
durar sino un poquito más". (Early Writings, p. 58, ed. de
1907).
Se afirmaba que Jesús entró
al Lugar Santísimo el 22 de octubre de 1844. En septiembre de 1850,
había estado allí seis años. ¡En ese año,
ella dice que "vio" que el tiempo para que Él estuviese allí
había casi terminado! ¡Vea cuán exactamente concuerda
esto con la teoría de Bates, publicada el mismo año (1850)!
Estas dos personas trabajaban juntas. Cada una de ellas sabía lo
que la otra creía. Ambas escribieron de manera semejante en cuanto
al tiempo que Jesús estaría en el Lugar Santísimo.
Bates dijo que terminaría en siete años - octubre de 1851,
o sólo un año después de que él escribió.
Ella dijo que el tiempo para que Cristo estuviera en el Lugar Santísimo
había casi terminado cuando ella escribió en 1850. Y así
habría sido si la teoría adelantada por Bates hubiera sido
correcta. Uno puede ver fácilmente cómo ella era llevada
ciegamente por Bates. Lo que ella vio no fue lo que Dios le reveló,
sino lo que Bates le enseñó.
El tiempo ha demostrado que sus
"visiones" estaban erradas. De acuerdo con la enseñanza Adventista,
en 1850, cuando ella escribió, Jesús había estado
en el Lugar Santísimo sólo seis años; sin embargo,
ella "vio" que el tiempo en que estaría allí había
casi terminado. Pero, en vez de ser así, han pasado casi setenta
largos años y, de acuerdo con la enseñanza Adventista, ¡Jesús
todavía está en el Lugar Santísimo en el santuario
celestial, y el día de oportunidad para los pecadores todavía
no ha terminado! Cualquier persona sincera admitirá en seguida el
error y el completo fracaso de esa "visión".
Pero aquí hay otra "visión,"
todavía peor, escrita el 27 de junio de 1850: "Dijo el ángel
que me acompañaba: 'El tiempo casi se ha terminado. Preparaos, preparaos,
preparaos'". Un poco más adelante dice: "Algunos de nosotros
han tenido tiempo de obtener la verdad, y avanzar paso a paso, y cada paso
que hemos dado nos ha dado fuerza para dar el siguiente. Pero ahora el
tiempo casi se ha terminado... y lo que a nosotros nos ha tomado años
aprender, ellos lo tendrán que aprender en unos pocos meses".
(Early Writings, pp. 64-67).
En septiembre de 1850, ella limitó
el tiempo a "unos pocos meses", y dijo que "el tiempo casi se ha terminado",
etc. Nótese cuán evidentemente confiaba ella en los siete
años de Bates. Si él hubiese estado en lo cierto, el tiempo
sólo habría durado unos pocos meses más. Es claro
que la engañada mujer creía sinceramente en las ideas e interpretaciones
de Bates o nunca se habría atrevido a escribir tan dogmáticamente
en los mensajes de sus "visiones." El hecho de haber pasado casi setenta
años ha demostrado que sus "visiones" son, no mensajes de Dios,
sino las alucinaciones de una mente sobreexcitada, el resultado de su condición
nerviosa. Ningún ángel santo le dijo jamás lo que
ella afirma que le dijo; porque le habría dicho la verdad. El estudio
revela claramente el hecho de que sus "visiones" eran simplemente el producto
de su propia mente, y reflejaban los puntos de vista de aquéllos
que la rodeaban.
Sarah B. Harmon, la hermana mayor
de la Sra. White, dice en una carta escrita desde Brookfield, N. Y., a
la Sra. P. D. Lawrence y fechada el 29 y el 30 de julio de 1850: "Creo
que este es el último invierno que veremos antes de que salga Jesús,
nuestro gran Sumo Sacerdote. Oh, vivamos para Dios y sacrifiquémosnos
por él fielmente". (1) He aquí evidencia
adicional de que los Adventistas del Séptimo Día habían
fijado 1851 como la fecha para la venida de Cristo.
Los primeros adventistas enseñan
la puerta cerrada
Ahora presentamos evidencia de otra
fuente importante acerca de las primeras enseñanzas Adventistas,
a saber, Present Truth, publicado por el pastor White en 1849 y
1850. En esta publicación, varios hombres prominentes proporcionan
sus puntos de vista acerca de la teoría de la "puerta cerrada" como
la sostenían los Adventistas del Séptimo Día de ese
tiempo. Citaremos primero al pastor George W. Holt (Present Truth,
diciembre de 1849, p. 47). Dice: "Muchos nos señalarán a
alguien que se dice convertido como prueba positiva de que la puerta no
está cerrada, reemplazando así la palabra de Dios con las
impresiones de un individuo". Nótese este punto: Si un individuo
se hubiera convertido realmente desde octubre de 1844, habría demostrado
que la puerta no estaba cerrada. Así que la puerta cerrada significaba
que no podría haber conversiones genuinas después de 1844.
¡Esto era a finales de 1849, cinco años después de
1844, y fue publicado y respaldado por el Sr. y la Sra. White! ¿Cómo
concuerda esto con la idea de que la Sra. White, durante todos estos cinco
años, había estado trabajando por la salvación de
los pecadores, como se ha afirmado? ¿Por qué no refutó
ella a Holt apuntando a los pecadores que ella misma había convertido
durante estos cinco años? ¿Quieren explicar esto los Adventistas?
En la misma publicación (pp.
41-46, del mismo mes, diciembre de 1849) hay un artículo de seis páginas
escrito por el pastor David Arnold y titulado "The Shut Door Explained"
[La Puerta Cerrada Explicada]. Seguramente este artículo aclararía
el asunto en cuanto a qué se quería decir con "la puerta
cerrada". El énfasis de todo este argumento es que, después
de 1844, Cristo fue mediador para los santos solamente, y que, como
la puerta estaba cerrada entonces, no había habido, ni podía
haber, ninguna conversión genuna de ningún pecador desde
ese tiempo. He aquí unas pocas líneas:
"Las profesas conversiones
a través de diferentes sectas son presentadas como prueba positiva
de que la puerta no está cerrada. No puedo abandonar el claro cumplimiento
de la profecía en nuestra experiencia, que muestra la puerta cerrada
en el pasado, en favor de las opiniones, fantasías, e impresiones
de hombres, basados en la humana simpatía y la supersticiosa reverencia
por puntos de vista que hubieran aceptado anteriormente. Estos profesos
conversos no se levantarán a una condición mejor que el bajo
modelo de las sectas caídas; por lo tanto, se han convertido a la
religión de las varias sectas, pero no a Dios".
En este punto, este autor arguye exactamente
como lo hace Holt, que una conversión genuina probaría que
la puerta no está cerrada; pero no había habido verdaderas
conversiones desde 1844. Ese es el argumento. Todas las profesas conversiones
eran espurias. Nuevamente, preguntamos: ¿Por qué no señaló
la Sra. White a sus conversos y por qué no refutó tal argumento?
¿Por qué no? Porque no tenía ningún converso.
Ella no había trabajado por ninguno. Ella no creía posible
convertir a nadie. Estaba de acuerdo con Holt y Arnold. Recordemos, ambos
artículos fueron publicados en el periódico de su esposo,
y era editado por él.
Ahora oigamos al pastor White acerca
del mismo asunto - la "puerta cerrada". En Present Truth de mayo
de 1850, él tiene un artículo a ocho columnas sobre "El Santuario,
los Dos Mil Trescientos Días, y la Puerta Cerrada". En un artículo
de esta longitud, debería haber podido presentar su posición
con mucha claridad. Y ciertamente lo hace. Usa cada argumento disponible
para probar que la puerta de la misericordia se cerró en 1844, y
que, por lo tanto, no había intercesor ni perdón para los
pecadores después de ese tiempo. Dice:
"Creo que veremos claramente
que no puede haber lugar para la puerta cerrada aparte del otoño
de 1844 ... Cuando llegamos a ese punto en el tiempo, cesaron toda nuestra
simpatía, responsabilidad, y oraciones por los pecadores, y el sentimiento
y el testimonio unánime era que nuestra obra en favor del mundo
había terminado para siempre... La razón de que las ramas
vivientes sintieran que su obra estaba hecha era que los dos mil trescientos
días habían terminado, y que había llegado el momento
para que Jesús cerrara la puerta del Lugar Santo y entrara al Lugar
Santísimo para recibir el reino y purificar el santuario... En este
mismo momento, cuando el siervo fiel está alimentando a la 'casa'
[no al mundo incrédulo], y es resistido por el siervo malo, y cuando
se cumpla la historia Adventista descrita por la parábola, y la
puerta cerrada en el pasado... Él todavía es misericordioso
para con sus santos, y siempre lo será; y Jesús es
todavía su Abogado y su Sacerdote. Pero el pecador, al cual
Jesús había extendido sus brazos todo el día, el pecador
que había rechazado el ofrecimiento de la salvación, se quedó
sin abogado cuando Jesús salió del Lugar Santo y cerró
la puerta en 1844. La iglesia profesante que había rechazado la
verdad también fue rechazada, atacada de ceguera, y ahora con sus
rebaños y manadas salen a buscar al Señor, como si todavía
fuera el abogado de los pecadores. Pero, dice el profeta (Oseas 5: 6, 7):
'No lo encontrarán; se apartó de ellos. Contra Jehová
prevaricaron, porque han engendrado hijos extraños'".
Aquí es evidente que el pastor
White usó el mismo argumento que usaron Holt y Arnold. Jesús
es abogado de los santos, pero no de los pecadores. La puerta está
cerrada para los pecadores. Nótese que él cita a Oseas 5:
6, 7 para probarlo. Mientras creyeron en la puerta cerrada, éste
fue el texto que todos usaron una y otra vez. Pronto se verá que
la Sra. White lo usa de la misma manera.
Ahora llegamos a la enseñanza
de la Sra. White misma en sus "visiones" y revelaciones acerca de este
mismo tema. Ella dice que un ángel vino a ella directamente desde
el cielo y habló con ella, diciéndole cómo era todo.
Ella escribe estas "visiones" para el mismo periódico en el cual
aparecen todos los artículos escritos por Holt, Arnold, y su esposo.
Ella estaba asociada con ellos en el mismo trabajo, hablaba con ellos,
les oía predicar sus propios puntos de vista, leía sus artículos,
etc. Cuando su esposo traía a casa ese periodiquito, Present
Truth, ponían cada número en el piso entre ellos y oraban
encima de él. En Testimonies for the Church," tomo I, página
88, la Sra. White dice: "Aproximadamente en el mismo tiempo, él
comenzó a publicar una pequeña hoja titulada Present Truth...
Siempre, antes de prepararlos para el correo, los extendemos delante del
Señor, y oramos sobre ellos".
Ella misma publicaba artículos
en muchas de estas hojitas, junto con los de otros. Es seguro que ella
leía cada artículo, y sin duda sabía lo que los demás
escribían y enseñaban. Ella ciertamente concordaba con estos
artículos o no habría orado sobre ellos como dice que lo
hacía. Citaremos sólo uno o dos de sus artículos para
mostrar que ella enseñaba lo que todos ellos enseñaban -
que no había salvación para los pecadores después
de 1844. Al comienzo del No. 3 (agosto de 1849, pp. 21, 22), descubrimos
que ella afirma haber sido arrebatada a la Santa Ciudad. Al relatar la
"visión" presentada a ella allí, dice: "Allí se
me mostró que los mandamientos de Dios y el testimonio de Jesucristo,
en relación con la puerta cerrada, no podían ser separados".
Ella "vio" todo acerca de cómo en 1844 Jesús salió
del Lugar Santo y entró al Lugar Santísimo, etc. Sus argumentos
son los mismos que los de los demás. Ella vio que el poder manifestado
por las otras iglesias en reavivamientos era sólo el poder del diablo,
no el poder de Dios. Continúa diciendo: "Vi que las misteriosas
señales y maravillas y falsas reformas aumentarían y se extenderían.
La reformas que se me mostraron no eran del error a la verdad, sino de
mal para peor; porque los que profesaban haber experimentado un cambio
de corazón sólo estaban envueltos en un manto religioso,
que cubría la iniquidad de un corazón impío. Algunos
aparentaban
haberse convertido realmente, para engañar al pueblo de Dios; pero
si sus corazones pudieran verse, se verían tan negros como de costumbre.
El ángel que me acompañaba me invitó a buscar el afán
de trabajar por las almas de los pecadores, como era lo usual. Miré,
pero no pude verlo, porque el tiempo de su salvación había
pasado".
Es doloroso leer las afirmaciones
esquivas, sutiles, y deshonestas de sus defensores para evadir el claro
significado de este pasaje. En unos pocos años, con sus severos
hechos, este pasaje obligó a la Sra. White y a sus seguidores a
abandonar la doctrina de la "puerta cerrada" y la "no salvación
para los pecadores". Ni uno sólo de ellos cree en ella ahora. Esto
es prueba concluyente de que sus revelaciones no eran de Dios, sino el
producto poco fiable de la autosugestión y un anormal estado de
la mente. Ningún ángel jamás le dijo lo que ella informa,
porque ningún ser tal le habría dicho lo que no era así
y lo que el paso del tiempo ha demostrado que no es cierto. Su afirmación
acusa de mentiroso al ángel celestial. Sus profesas revelaciones
eran simplemente el producto de su propia mente reflejando las enseñanzas
de los que la rodeaban.
He aquí otra de sus "visiones"
del mismo tipo, en el mismo periódico, Present Truth, de
marzo de 1850, pág. 64. Ella dice: "La excitación y las
falsas reformas de este tiempo no nos conmueven, porque sabemos que el
Amo de la casa se levantó en 1844 y cerró la puerta del primer
compartimiento del tabernáculo celestial; y ahora ciertamente esperamos
que vayan con sus rebaños a buscar al Señor, pero no lo encontrarán;
él se ha apartado de ellos (más allá del segundo velo).
El Señor me ha mostrado que el poder que está con ellos es
una mera influencia humana, no el poder de Dios".
Aquí cita a Oseas 5: 6, 7,
el mismo texto tan a menudo usado por todos los demás, para probar
que no hubo verdaderas conversiones después de 1844. Es inútil,
por lo tanto, decir que ella no concordaba con los demás, o negar
que ella enseñó la doctrina de la puerta cerrada, lo mismo
que ellos. ¿Qué razón da ella para explicar por qué
no hubo verdaderas conversiones después de 1844? Nótense
sus palabras: Porque "el Amo de la casa se levantó en 1844 y
cerró la puerta".
En un informe de trabajo en el Advent
Review de mayo 15, 1850, el pastor White, comentando la muerte de una
tal Hermana Hastings, dice: "Ella abrazó el sábado en 1846,
y desde entonces creyó que la obra de advertir al mundo terminó
en 1844". Esto muestra que ellos sostuvieron la idea de la puerta cerrada
por años después de 1844.
En el Review and Herald
de agosto 19 de 1851, Joseph Bates dice: "Entendemos que él [Cristo]
fue Mediador para todo el mundo, ministrando en el Lugar Santo (Heb. 9:
26), en el Tabernáculo llamado el Santuario, desde el día
de Pentecostés (31 D. C.) hasta su tiempo señalado, el fin
de los dos mil trescientos días, o años - el otoño
de 1844. En este punto en el tiempo, entonces, la puerta se cerró
contra la iglesia de Sardis [la iglesia protestante] y el mundo impío".
Pero, para hacer aún más
cierto que la Sra. White misma enseñó esta repulsiva, antibíblica,
y fanática doctrina, volvemos a citarla, esta vez de su "visión"
en Camden, N. Y. en junio 29, 1851:
"Entonces vi que Jesús
oraba por sus enemigos, pero que eso no debería hacer que nosotros
oráramos por el mundo impío, al cual Dios había rechazado.
Cuando él oraba por sus enemigos, había esperanza para ellos,
y podían beneficiarse y ser salvos por sus oraciones, y también
después de que él había sido mediador en el compartimiento
exterior en favor del mundo entero; pero ahora su espíritu y su
simpatía habían sido retirados del mundo; y nuestra simpatía
debía estar con Jesús, y ser retirada de los impíos...
Vi que los impíos no podían beneficiarse de nuestras oraciones
ahora".
La legitimidad de esta visión
es reconocida por el editor Uriah Smith y el pastor J. N. Loughborough
en sus esfuerzos para justificarla.
Los defensores de la Sra. White
tratan de limitar su mensaje a sólo una persona allí presente.
Pero su lenguaje es demasiado claro para escurrirle el bulto al asunto
en disputa.
Oigámosla una vez más
sobre este tema. Después de que Jesús salió del Lugar
Santo, dice ella: "No vi ni un solo rayo de luz pasar de Jesús a
la descuidada multitud después de que él se levantó,
y fueron dejados en completa oscuridad... Satanás parecía
estar al lado del trono tratando de llevar a cabo la obra de Dios. Los
vi levantar la vista hacia el trono y orar: 'Padre, danos tu espíritu',
entonces Satanás sopló sobre ellos una maléfica influencia".
(Early Writings, pp. 55, 56; ed. de 1907).
Su enseñanza aquí
es clara como el día - ni un solo rayo de luz vino a los pecadores
desde 1844, ¡sino que todos son dejados a merced del demonio! ¿De
qué sirve que los Adventistas nieguen que ella enseñó
esta doctrina? Ciertamente ella la enseñó.
Su negación de estos claros
hechos
Ahora nótese cómo
los Adventistas niegan de plano todo esto. El pastor Butler, en "Respuestas
a Canright", pág. 100, dice que ni la Sra. White ni ninguno de ellos
enseñó nunca que no había salvación para los
pecadores después de 1844. Luego añade: "Es calumnia decir
lo contrario. También declaramos, sin temor a contradecirnos, que
durante este mismo período, cuando el pastor C. y otros opositores
de la misma clase enseñaban que ella y otros creían que no
había salvación para los pecadores, ella y ellos trabajaban
en favor de la conversión de los pecadores".
Nosotros, aquí y ahora, negamos
de plano cada una de las palabras de la declaración del pastor Butler,
y con toda confianza referimos todo a las citas que ya hemos hecho de Holt,
Arnold, Bates, el pastor White, y la misma Sra. White, para refutar lo
que él afirma. Las afirmaciones son claras. El lector puede juzgar
por sí mismo quién dice la verdad. Además, negamos
que la Sra. White, o cualquiera de sus ministros, durante los años
mencionados, alguna vez hiciera el más mínimo esfuerzo para
convertir a un solo pecador. Hacerlo habría contradicho todos sus
argumentos. Que produzcan una sola línea como evidencia de un solo
caso en que la Sra. White, o cualquiera de ellos, hubiera trabajado para
convertir a un pecador común. Ninguna referencia a un caso así
puede encontrarse en ninguna de sus obras publicadas de esa fecha.
Por el contrario, las publicaciones
de esos comienzos están llenas de incuestionable evidencia de que
no trabajaron para convertir a nadie, por la misma razón de que
lo creían inútil.
El pastor White, su esposo, enseñó
lo mismo que ella en este período de su historia. En Present
Truth, página 69, fechado en abril de 1850, él dice:
"Babilonia, la iglesia nominal, ha caído. El pueblo de Dios ha salido
de ella. Ella es ahora la 'sinagoga de Satanás'. (Apoc. 3: 9). 'Habitación
de demonios, guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda
ave inmunda y aborrecible'. (Apoc. 18:2)".
¡Sí, después
de 1844, todas las iglesias protestantes estaban totalmente destituídas
de Dios, entregadas a Satanás, que contestaba sus oraciones! ¡Todas
ellas eran sólo la morada de demonios y de la corrupción!
Y sin embargo, estas mismas iglesias, desde ese tiempo, han producido a
un Spurgeon, un Livingstone, un obispo Simpson, un Moody, y por lo menos
un tercio de todos los devotos miembros de la misma Iglesia Adventista
del Séptimo Día! Una gran parte de sus propios miembros se
convirtieron primeramente en la "sinagoga de Satanás", ¡y
los Adventistas los recibieron muy gustosamente en su iglesia como a buenos
cristianos! Hasta el diablo parece haber estado empujando la propaganda
de conversión en favor de ellos, a través de las iglesias
que son "habitación de demonios, guarida de todo espíritu
inmundo y aborrecible, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible". Cuán
completamente inconsistente es la asociación de los jóvenes
estudiantes misioneros del pueblo Adventista del Séptimo Día
con los estudiantes voluntarios de las otras organizaciones cristianas,
si los primeros creen y permanecen leales a las "visiones" de la Sra. White
y las enseñanzas de su esposo y otros de los primeros dirigentes
Adventistas. En privado, los Adventistas todavía llaman a los conversos
de las iglesias "llenas de demonios" a "salir" de ellas. En público,
todavía profesan mostrar un espíritu de compañerismo
hacia estas iglesias, mientras en realidad continúan siendo hostiles
a ellas. Estos sinceros jóvenes Adventistas no se dan cuenta de
estas antiguas posiciones de su iglesia, apoyadas por las revelaciones
de la mujer a quien se les enseña a poner al lado de los más
grandes profetas y apóstoles de tiempos pasados. Sólo necesitan
investigar con una mente abierta, para rechazar el esquema entero, y venir
al fundamento sencillo de lealtad a Cristo y a sus apóstoles como
los verdaderos dirigentes y maestros de la iglesia.
¿Guiaron Cristo y el Espíritu
Santo a estos fundadores de la Iglesia Adventista del Séptimo Día
a perder por años toda su responsabilidad y su simpatía por
los pecadores y dejar de orar por ellos? ¿Simpatizaba Cristo con
ellos cuando enseñaban que él ya no era amigo de los pecadores?
¿Simpatizaba él con ellos cuando enseñaban que él
ya no era abogado de ellos, y que el mundo entero había sido rechazado
por Dios, dejado sin el Espíritu Santo, entregado a Satanás,
y que todas las iglesias, excepto la suya propia, eran sólo sinagoga
de Satanás, y de hecho fortalezas del diablo? ¿Le dio un
ángel santo a la Sra. White todo ese terriblemente falso mensaje?
Tal teoría suena a blasfemia. Si Dios no los guió, ¿los
ha guiado desde entonces? ¿Los está guiando ahora?
Cómo se abrió la
puerta cerrada
En Present Truth de abril
de 1850, pág. 72, hay un relato de un esfuerzo para salvar a "los
hijos del remanente". Esto ocurría seis años después
de que "la puerta se cerró" en 1844. En estos seis años,
algunos de sus propios hijos crecieron hasta alcanzar la edad en que eran
responsables por sus propias decisiones, pero sin ser salvos. Aquí
había una nueva experiencia, una inesperada dificultad. ¿Cómo
podrían hacer entrar a éstos, sus propios hijos, a través
de la "puerta cerrada"? "La necesidad es la madre de la invención."
He aquí la manera en que
solucionaron el problema para sus hijos: "Como ellos [los niños]
estaban
entonces [1844] en un estado de inocencia, tenían
tanto derecho a tener sus nombres escritos sobre el pectoral del juicio
como los que habían pecado y habían recibido el
perdón. Están, por lo tanto, sujetos de la presente
intercesión de nuestro
gran sumo sacerdote". (Present Truth, p. 45).
Esto, por supuesto, era pura suposición,
sin una partícula de evidencia bíblica, ¡pero sirvió
su propósito! ¡Los hijos "del remanente" - es decir, sus
hijos - entraron al Lugar Santísimo por medio de sus nombres grabados
sobre el pectoral del juicio de Jesús en 1844! ¡Estaban dentro,
y,
por lo tanto, podían arrepentirse y ser salvos más tarde!
Esta fue la primera ligera modificación a la doctrina de "la puerta
cerrada" sostenida por los Adventistas del Séptimo Día.
Pronto ocurrió otro suceso
inesperado que los obligó a abrir la puerta un poquito más.
El pastor Butler lo relata en "Respuestas a Canright", página 102.
En 1850, un tal Churchill fue aceptado como converso. Dice Butler: "El
suyo fue uno de los primeros casos de conversión del mundo a la
verdad presente, que ocurrió después de 1844. Como hemos
dicho, hasta ese momento su obra había sido casi por completo en
favor de 'las ovejas perdidas de la casa de Israel' - los antiguos creyentes
Adventistas ... Él [Churchill] se había casado después
de esto [1844] con una hija de la hermana Benson, una Adventista del '44.
... Al principio, se sorprendieron mucho de que una persona que había
sido incrédula manifestara interés en la doctrina Adventista
... Su conversión fue divulgada extensamente fuera de la comunidad".
Estudie esto cuidadosamente. Butler
dice que su obra había sido casi por completo en favor de
"antiguos creyentes Adventistas". No había sido casi, sino
completamente,
en favor de antiguos Adventistas. No habían prestado la más
mínima atención a nadie fuera de los antiguos creyentes.
La conversión de Churchill los "sorprendió", y "fue divulgada
extensamente fuera de la comunidad". La suya fue la primera conversión
del mundo después de 1844; esto es, seis años más
tarde. Esta es una confesión de que, durante seis años después
de 1844, no convirtieron a un solo pecador.
¿La Sra. White y todos sus
capaces ministros habían estado trabajando por años en favor
de los pecadores sin hacer ni un solo converso? Ella afirma una y otra
vez que el poder del Espíritu Santo estuvo sobre ella todo ese tiempo.
¿Era esto la prueba de ello?
Nuevamente, ¿por qué
se sorprendieron de esta primera conversión? ¿Por qué
fue tan extensamente comentada? La razón es clara. Era inesperada
y contraria a sus anteriores puntos de vista.
Además, ¿buscaron
a Churchill y trabajaron en favor de él? ¡No! Él vino
pidiendo ser admitido sin ser invitado. Como era yerno de un miembro de
la iglesia, como en el caso de los propios hijos de ellos, ¡la puerta
se abrió un poquito más, y se le permitió entrar!
Se acercaba el tiempo (1851) en que se verían obligados a abandonar
la teoría de "la puerta cerrada". Evidentemente, esta conversión
de Churchill, y el caso de sus propios hijos que habían crecido,
comenzaron a abrirles los ojos para comprender la estupidez de su posición
sobre "la puerta cerrada", e hizo que se apresuraran a modificarla, y que
finalmente la abandonaran por completo.
El siguiente extracto fue tomado
del Review and Herald. Está fechado el 11 de junio de 1861,
y firmado por nueve de sus más prominentes ministros:
"Nuestros puntos de vista
sobre la obra delante de nosotros eran entonces mayormente vagos e indefinidos,
algunos todavía conservando la idea adoptada por el cuerpo de creyentes
Adventistas en 1844, con William Miller a la cabeza, de que nuestra obra
en favor del mundo había concluído, y que el mensaje estaba
limitado a los de la fe Adventista original. Tan firmemente se creía
esto, que a uno de nosotros casi se le rehusó el mensaje, teniendo
el individuo que lo presentó, dudas acerca de la posibilidad de
la salvación de la persona, puesto que no estaba en el movimiento
de 1844".
Hasta bien entrado el año de
1851, todo su esfuerzo había sido en favor de los antiguos creyentes
Adventistas solamente. Todos los escritos durante ese período están
llenos de esta enseñanza. En Present Truth de mayo de 1850,
el pastor White dice: "Esta obra de buscar las joyas y purificar el error
está aumentando rápidamente, y está destinada a progresar
con creciente poder hasta que todos los santos hayan sido encontrados y
reciban el sello del Dios viviente".
Vemos que ellos concebían
su obra como la de buscar "las joyas", "los santos", no los pecadores.
Su primera publicación de 1847 era "Para la Manada Pequeña"
[To the Little Flock]. Entonces, en todo lo que publicaron desde ese tiempo
en adelante hasta bien entrado el año de 1851, sus artículos
estuvieron dirigidos a "los creyentes", "la manada pequeña", "el
remanente", "el rebaño disperso", "el rebaño desarraigado",
"la casa de la fe", "las joyas esparcidas", "los santos", "los honestos
de corazón", etc.
En la pág. 72 de Present
Truth, la Sra. White dice: "Los veloces mensajeros deben apresurarse
a encontrar el rebaño disperso". En ninguna parte en todos esos
años encontramos una sola palabra acerca de buscar a los pecadores
o de trabajar en favor de ellos. Por eso se sorprendieron cuando un pecador
vino a ellos por propia iniciativa y pidió ser aceptado. Era una
maravilla que se publicó a todas las ramas de la iglesia. La verdad
es que sus primeras publicaciones contienen tanto material acerca de la
enseñanza de la "puerta cerrada", que ha sido difícil decidir
qué publicar o qué omitir. Por necesidad, se ha omitido mucho
material para ahorrar espacio.
He aquí una evidencia más
de que su obra durante años después de 1844 estuvo limitada
a buscar sólo a los que habían estado en el movimiento de
1844. La evidencia fue tomada de Review and Herald de septiembre 7, 1916:
"Por casi diez años, la obra se limitó a reunir a los que
habían aceptado el mensaje del primer ángel" (la obra de
Miller). Exactamente. Su obra en esos primeros años después
de 1844 no fue para buscar pecadores, sino antiguos cristianos Adventistas,
como confiesa el artículo.
Los Adventistas del Séptimo
Día tienen la llave de la puerta de la misericordia
El fanatismo se resiste a desaparecer.
Después de 1851, comenzaron a abrir esa "puerta cerrada" de manera
que ahora todos podían entrar condicionalmente. Debían entender
el santuario celestial, el cambio que Jesús hizo en 1844 del Lugar
Santo al Santísimo, y seguirlo allí por fe. ¡Orar a
él en alguna otra parte sólo significaba perderse! Así
dice la Sra. White en Early Writings, edición de 1907, pág.
261:
"No tienen ningún
otro conocimiento de la acción llevada a cabo en el cielo, o el
camino hacia el Lugar Santísimo, y no pueden beneficiarse de la
intercesión de Jesús allí... Ofrecen sus inútiles
oraciones al compartimiento que Jesús acaba de abandonar".
Defendiendo este punto de vista, Uriah
Smith, en "Objections to the Visions Answered" [Objeciones a las Visiones,
Contestadas], publicado en 1868, en las páginas 24-26, dice:
"Un conocimiento de la
posición y la obra de Cristo es necesario para disfrutar de los
beneficios de su mediación... Una idea general de su obra era entonces
[antes de 1844] suficiente para permitir que los hombres se acercaran a
Dios por medio de él... Pero cuando él cambió su posición
[en 1844] al Lugar Santísimo ... ese conocimiento de su obra, que
hasta ese momento había sido suficiente, ya no lo era... ¿Quién
puede encontrar la salvación ahora? Los que van al Salvador donde
él está y lo contemplan por fe en el Lugar Santísimo...
Esta es la puerta que ahora está abierta para la salvación.
Pero nadie puede entender este cambio sin un conocimiento definido del
tema del santuario y la relación entre el tipo y el antitipo. Ahora
pueden buscar al Salvador como lo han hecho antes, sin ninguna otra idea
de su posición y de su ministerio aparte de aquélla que tenían
mientras él estaba en el primer compartimiento; pero, ¿les
servirá? No lo encontrarán allí. Esa puerta está
cerrada".
Esta teoría es tan mala como
la de la "puerta cerrada" original. Para encontrar la salvación
ahora, el pecador debe entender el cambio que Jesús llevó
a cabo en el cielo en 1844. Pero, ¿quién sabe esto? Sólo
los Adventistas del Séptimo Día. El mundo entero y toda la
cristiandad son totalmente ignorantes de este cambio. Por lo tanto, todos
ellos están irremediablemente perdidos, ¡porque sus oraciones
nunca llegaron al lugar en que Jesús estaba!
Casi escapa a la comprensión
humana que gente cuerda enseñe tales puntos de vista; pero aquí
los tiene Ud., seguidos por sus propias firmas. ¡En Early Writings
de la Sra. White, ellos todavía le hacen a su pueblo estas afirmaciones
como si fueran palabras inspiradas por Dios!
Este autor ha conversado con individuos
que afirman categóricamente que ellos oyeron a la Sra. White enseñar
repetidamente esta doctrina de la puerta cerrada. Hasta hay algunos todavía
vivos que declaran bajo juramento que la oyeron abogar por ella.
Testimonio firmado
John Megquier, de Sago, Maine, un hombre notable por su
integridad, escribe: "Todos conocemos la trayectoria de Ellen G. White,
la visionista, mientras estuvo en el estado de Maine. Las primeras visiones
que ella tuvo ocurrieron en mi casa en Poland. Ella dijo que Dios le había
dicho en visión que la puerta de la misericordia se había
cerrado, y que no había más oportunidad para el mundo". (The
True Sabbath, por Miles Grant, p. 70).
La Sra. L. S. Burdick, de San Francisco, Cal., conocía
bien a la Sra. White. Ella escribe:
"Conocí a James y a Ellen Harmon (ahora
la Sra. White) a comienzos de 1845. Ellen había estado teniendo
lo que se denominaban visiones: se decía que Dios le había
mostrado en visión que Jesucristo se levantó el día
décimo del séptimo mes de 1844 y cerró la puerta de
la misericordia; que había abandonado para siempre el trono mediador;
que el mundo entero estaba condenado y perdido; y que ningún otro
pecador podría salvarse jamás". (The True Sabbath, p. 72).
Estas personas conocían los hechos, y han dejado su
testimonio para la posteridad.
Ha sido evidente para cada lector imparcial que tanto
la Sra. White como su esposo, James White, enseñaban claramente
que el Espíritu Santo se había retirado del mundo y de las
iglesias "nominales"en 1844. Todos ellos se habían quedado "sin
reproches de conciencia". Satanás contestaba sus oraciones. Sus
oraciones a Dios eran inútiles. De esto hace más de setenta
años - dos generaciones. Desde esa fecha (1844), montones, cientos,
miles, de los más devotos y consagrados hombres y mujeres que el
mundo jamás hubiese conocido, han crecido, se han convertido, y
han dedicado sus vidas y su todo a la obra de salvar almas. Miles de ellos
han ido a las regiones más oscuras del paganismo y han empeñado
todas sus energías en favor de Cristo y de su iglesia. Muchos de
ellos han sido encarcelados, golpeados, o muertos por amor de Cristo y
su evangelio. Han soportado tan grandes sufrimientos y llevado a cabo una
obra tan grande como los mismos apóstoles. Además de los
que lo han dado todo, hay miles que voluntariamente han contribuído
con millones de su propio bolsillo para ayudar a los misioneros a adelantar
la obra de traer a los paganos de la oscuridad a la luz.
Casos como el de David Livingstone en Africa, o el de
Charles Spurgeon en Inglaterra, o el de D. L. Moody en los Estados Unidos,
son un mentís para las enseñanzas arriba mencionadas de la
Sra. White y sus colaboradores. La obra de los Adventistas mismos en favor
de la salvación de los pecadores ahora contradice la afirmación
de la Sra. White de que el Espíritu de Dios abandonó el mundo
en 1844. Un editorial en su propio periódico, el Advent Review,
de septiembre 23 de 1915, tiene esta afirmación verdadera: "Quizás
como nunca antes existió en la historia del mundo, hay ahora un
espíritu de intentar alcanzar a Dios". Esto contradice de plano
la afirmación de la Sra. White de que el Espíritu de Dios
se retiró del mundo en 1844.
Los resultados del fanatismo
En el estudio de este capítulo, vemos algunos de
los males que resultan del fanatismo; cómo un error prepara el camino
para otro; y cuán reacios son los hombres a renunciar a puntos de
vista fanáticos.
El error de fijar fechas en 1844 condujo a la errónea
aplicación de la parábola de las diez vírgenes; la
errónea aplicación de esta parábola condujo a la teoría
de la "puerta cerrada", o la ausencia de misericordia para los pecadores
después de 1844; y esto condujo a una errónea comprensión
del santuario celestial, la expiación, y la obra mediadora de Cristo,
y el movimiento entero condujo a la descristianización del mundo
cristiano entero.
Pero el tiempo los ha obligado a cambiar sus puntos de
vista, si no su fanatismo y su exclusivismo. De sostener que Dios ya no
tenía un misericordioso mensaje de salvación para el mundo,
los Adventistas han llegado a creer que ellos son el único pueblo
que tiene un mensaje para el mundo hoy.
De su creencia de que la puerta de la misericordia se
cerró para el mundo en 1844, han pasado a la creencia de que ellos
son el único pueblo que tiene la llave que abre esa puerta.
De sostener erróneos puntos de vista en relación
con el tema del santuario, muchos de los cuales se han visto obligados
a abandonar con el correr del tiempo, han devenido en sostener que son
el único pueblo queentiende la cuestión del santuario.
Porque las iglesias protestantes no aceptaron los puntos
de vista de Miller fijando fechas, los Adventistas del Séptimo Día
han sostenido, y todavía sostienen, que estas iglesias son la "Babilonia"
de Apoc. 14: 8, que está caída. Creyendo esto, ha sido imposible
para ellos asociarse con los miembros de estas iglesias como hermanos cristianos.
De principio a fin, sus puntos de vista les han conducido
a cerrar alguna puerta en la cara de todo el mundo, hasta de los sinceros
obreros cristianos en el mundo.
Según ellos, las profesas revelaciones de Dios
de la Sra. White ponen el sello de la aprobación divina sobre todas
estas actitudes de ellos, y sus fanáticas teorías, todas
proclamadas como revelaciones de Dios, han hecho al fanatismo de este pueblo
de lo más difícil de desarraigar.
(1) Sara Harmon era cinco años mayor que su
hermana Ellen (la Sra. White). Se casó con Stephen Belden, el padre
de F.E. Belden, músico de los Adventistas del Séptimo Día.
Él tiene la carta ahora.
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