VIDA DE ELLEN G. WHITE
SUS AFIRMACIONES REFUTADAS
Dudley Marvin Canright
Capítulo 9 - Filosofía
de sus visiones
Tomado de The
Ellen White Research Project
Hay abundantes pruebas de que las
visiones de la Sra. White eran meramente el resultado de su desgracia temprano
en la vida, una enfermedad nerviosa, y una complicación de histeria,
epilepsia, catalepsia, y éxtasis. Que ella pueda haber creído
honestamente en las visiones no altera los hechos. Este escritor conoció
personalmente otras cuatro mujeres, todas Adventistas del Séptimo
Día, que también tenían visiones. Todas eran sinceras
cristianas, y creían plenamente en sus propias visiones. Pero todas
eran enfermizas, nerviosas, e histéricas. No siendo estimuladas,
sino opuestas por sus ministros, finalmente renunciaron a sus visiones.
En cada época ha habido numerosos casos. Unos pocos de ellos, como
los de la Sra. Southcott, la Sra. Ann Lee, y la Sra. White, han sido notables
por un tiempo.
Un editorial del Advent Review
de agosto 19, 1915, dice: "En nuestra experiencia personal, recordamos por
lo menos una docena de personas durante las pasadas dos o tres décadas
que afirmaban tener el don profético. Dos o tres de éstas
han derivado en las más extrañas fantasías. Otras
francamente reconocieron más tarde en su experiencia que se habían
equivocado, y se establecieron en una tranquila experiencia. Otras, quizás,
todavía alimentan su fantasía".
Por esto se verá que todo
el tiempo ha habido entre los Adventistas del Séptimo Día
numerosas personas que imaginaban tener el don de profecía.
El editor correctamente atribuye todos estos casos a la fantasía
de estas personas. Estas personas no tenían a un pastor White para
que las estimulara y las respaldara. Así que sus visiones finalmente
cesaron, como las de la Sra. White habrían cesado con toda probabilidad
bajo circunstancias similares.
Los libros de medicina y las enciclopedias,
bajo las palabras "histeria", "catalepsia", y "éxtasis", al describir
estas afecciones, dan una descripción completa de los casos de la
Sra. White, como los cuenta ella misma, su esposo, y otros. Esto puede
observarse mediante un breve estudio de estas enfermedades.
1. El sexo - femenino.
"La vasta preponderancia de la histeria en el sexo femenino ha dado lugar
a su nombre". System of Medicine, de Raynolds, artículo "Histeria".
Así dicen todas las autoridades. Esto se ajusta al caso de la Sra.
White.
2. La edad.
"La histeria es infinitamente más común entre las mujeres,
comenzando por lo general entre los quince a los dieciocho o los veinte
años de edad". (Theory and Practice of Medicine, por Roberts,
p. 399). "En el sexo femenino, la histeria generalmente comienza más
o menos en el tiempo de la pubertad; es decir, entre los doce y los dieciocho
años de edad". (System of Medicine, por Raynolds, artículo
"Histeria"). Esto nuevamente se ajusta al caso de la Sra. White. Ella tuvo
su pimera visión a la edad de diecisiete años. (Ver Testimonies,
tomo I, p. 62). "A pesar de este modo de vida, su salud no se deteriora
materialmente". (Johnson´s Encyclopedia, artículo "Histeria").
Así ocurre con la Sra. White. Su salud mejoró gradualmente,
y gradualmente sus visiones cesaron también. Al principio, ella
tenía visiones casi todos los días, pero se hicieron menos
frecuentes a medida que ella envejecía y su salud mejoraba, hasta
que, comenzando cuando tenía como cuarenta y cinco años de
edad, sus visiones ocurrían en promedio menos de una cada cinco
años, y éstas eran cortas y ligeras, hasta que dejó
de tenerlas por completo. Ahora lea esto: "La histeria generalmente ataca
a las mujeres desde la pubertad hasta la declinación de las funciones
peculiares de su sexo". (Johnson´s Encyclopedia, artículo "Histeria").
Nuevamente, el caso de la Sra. White, exactamente.
3. La causa.
Histeria, epilepsia, catalepsia, y éxtasis son todas enfermedades
nerviosas, que algunas veces coexisten o alternan o se mezclan juntas,
así que es difícil distinguirlas. Las causas anotadas aquí
son: "1. Alteraciones mentales, especialmente emocionales; por ejemplo, un
susto súbito, dolor o ansiedad prolongados. 2. Influencias físicas
que afectan al cerebro, como un golpe o una caída de cabeza". (Theory
and Practice of Medicine, Roberts, p. 393). "En diez de mis casos, la
enfermedad se debió a causas reflejas, que en seis de los casos
consistía de lesiones en la cabeza". (Fundamental Nervous Disease,
Putzel, p. 66). Nuevamente, esto se ajusta al caso de la Sra. White. A
la edad de nueve años, ella recibió un terrible golpe en
el rostro, que le rompió la nariz, y casi la mata. Estuvo inconsciente
por tres semanas. (Véase su vida en Testimonies, tomo I, pp. 9,
10). Este choque a su sistema nervioso fue sin duda la causa principal
de todas las visiones que tuvo después.
4. Generalmente debilucha
y enfermiza. "La mayoría de las personas histéricas
no gozan de salud". (Theory and Practice of Medicine, Roberts, p. 104).
"Aparecen con mucha frecuencia desmayos y palpitaciones del corazón,
y algunas veces son tan severos que las personas afectadas por ellos parecen
estar muriendo". (Encyclopedia Americana, artículo "Histeria").
Ahora lea la vida de la Sra. White, y verá que ella cuenta una y
otra vez, en innumerables ocasiones, cómo se desmayaba frecuentemente,
sentía dolor en el corazón, y estaba tan enferma que creía
que iba a morir. Y es notable que la mayoría de sus visiones eran
inmediatamente precedidas de uno de estos ataques de desmayos parecidos
a la muerte. Esto muestra claramente que eran el resultado de una debilidad
nerviosa. Dice ella: "Mis sentimientos eran desusadamente sensibles". (Testimonies,
tomo I, p. 12). Ahora lea esto: "Las mujeres ... cuyo sistema nervioso
es extremadamente sensible son más sujetas a afecciones histéricas".
(Encyclopedia Americana, artículo "Histeria"). Un ajuste exacto.
Las condiciones físicas
de la Sra. White, como las describe ella misma
Cuando tenía nueve años,
una muchacha le asestó una pedrada en la cabeza que le rompió
la nariz y por poco la mata. (Testimonies for the Church, tomo I, p.
9). "Yací en un estupor por tres semanas". (p. 10). "Quedé
reducida casi a un esqueleto". (p. 11). "Mi salud parecía haber
quedado permanentemente deteriorada". (p. 12). "Mi sistema nervioso estaba
postrado". (p. 13). He aquí el origen de su histeria de años
posteriores. En esta condición, ella "escuchó el sorprendente
anuncio de que Cristo vendría en 1843". (p. 14). "Estas palabras
me quedaron sonando en los oídos: 'El gran día del Señor
está a las puertas'". (p. 15) "Con frecuencia asistía
a las reuniones, y creía que Jesús vendría pronto".
(p. 22). De su impresión del infierno, ella dice: "Mi imaginación
estaba tan sobreexcitada, que comenzaba a sudar". (p. 24). "Temía
perder la razón". (p. 25). En una ocasión, perdió
el juicio por dos semanas, como ella misma dice. (Spiritual Gifts, tomo
II, p. 51). Ella continúa: "Mi salud era muy mala". (Testimonies,
Tomo I, p. 55). Se pensó que ella no viviría sino unos pocos
días. Fue entonces que tuvo su primera visión, que fue en
realidad un ataque de epilepsia. (p. 58). "Yo no tenía sino diecisiete
años de edad, y era pequeña y frágil". (p. 62). "Mi
fortaleza desapareció", y los ángeles hablaban con ella.
(p. 64). "Mis amigos pensaron que yo no viviría... Inmediatamente
arrebatada en visión". (p. 67). ¡Nótese cómo
sus visiones ocurrían cuando ella estaba muy enferma! Esto es revelador.
Las visiones eran el resultado de su debilidad física. Si era el
poder del Espíritu Santo, ¿por qué no se lo enviaba
Dios cuando estaba sana? ¿Por qué no?
"A menudo me desmayaba y quedaba
como muerta". Al día siguiente estaba bien y "cabalgaba treinta
ocho millas". (p. 80). Esto es característico de las personas histéricas,
como lo saben todos los que las han visto. En un momento están casi
muriendo, y al siguiente están bien. La Sra. White pasó por
esta experiencia un millar de veces. Ella estaba muriendo, oraban por ella,
era sanada por Dios, y se ponía completamente bien en pocos minutos.
En algunos días, volvía a pasar por lo mismo. Pero, si Dios
la sanaba, ¿por qué no permanecía sana? Esto acostumbraba
a molestarme. Cuando Jesús sanaba a un hombre, ¿tenía
el hombre que regresar para ser sanado nuevamente en unos pocos días?
Ella continúa: "Me desmayé
bajo la responsabilidad. Algunos temieron que yo estuviese muriendo...
Pronto quedé desconectada de todo lo terrenal - tuve una visión".
(p. 86). Y nuevamente: "Me desmayé. Se ofrecieron oraciones por
mí, y fui bendecida y arrebatada en visión". (p. 88). Aquí
tenemos la misma historia. Es simplemente su imaginación histérica.
Nada más. En la página siguiente: "Me desmayé... arrebatada
en visión". Y así a través de todo el libro. Dice
la Encyclopedia Americana, artículo "Histeria": "Ataques de desmayos
y palpitaciones del corazón ocurren con mucha frecuencia, y algunas
veces son tan severos que las personas afectadas por ellos parecen estar
muriendo". La Sra. White, exactamente.
La misma historia se repite en página
tras página. En el relato de su última visión (enero
3, 1875), estuvo muy enferma, hasta que el malestar terminó en una
visión. (Testimonies, tomo III, p. 570). Terriblemente enferma,
casi muerta, luego una visión - esta es la historia, incontables
veces, de su propia pluma. Esto es revelador. Sus visiones eran el resultado
de su debilidad física.
5. Visiones en público.
"Por
regla general, una ataque de histeria ocurre cuando están presentes
otras personas, y nunca durante el sueño". (Theory and Practice
of Medicine, Roberts, p. 401. La mayoría de las visiones de la
Sra. White ocurrían en público, y generalmente mientras estaba
muy enferma, o cuando estaba orando o hablando vehementemente. Esto fue
lo que ocurrió con su primera visión. (Spiritual Gifts,
tomo I, p. 30). Así que, nuevamente, en las páginas 37, 48,
51, 62, 83, y muchas más, ella tuvo sus visiones en presencia de
muchas personas. No supe que alguna vez tuviera una visión mientras
estaba a solas, o, en tal caso, sería sólo una o dos veces.
6. Inclinación
a exagerar y a engañar.
Todos los libros de medicina afirman que las personas histéricas
son dadas a la exageración y al engaño. La inclinación
es irresistible. Nada puede separarlas de ello. El libro Obstetrics,
de Gurnsey, en el artículo "Histeria", dice: "Tales personas entretienen
a sus oyentes con relatos maravillosos de la grandeza y las hazañas
de sus vidas pasadas... Estos relatos se hacen con un aire de sinceridad
bien calculado para engañar el oyente sincero, y una tan desenfrenada
licencia de la imaginación y un total olvido de la verdad, que el
vulgo atribuye a una falta total de principios y la más desordenada
vanidad, se deben en realidad a esa mórbida condición del
organismo femenino designada con el abarcante término 'histeria'".
La Sra. White siempre estaba contando
cuán grandes cosas había hecho. El engaño que a menudo
practicaba se explica aquí sobre principios que no ponen en tela
de juicio el carácter moral, y nos alegramos de aceptar la explicación.
7. No respira.
"La suspensión de la respiración, generalmente completa".
"Generalmente, parece contener la respiración". (Roberts: Theory
and Practice of Medicine, pp. 393, 394). El pastor White, describiendo
la condición de la Sra. White en visión, dice: "No respira".
(Life Incidents, p. 272). Los Adventistas del Séptimo Día
siempre se refieren a este hecho con gran confianza como prueba de lo sobrenatural
de sus visiones; pero se verá que es común en estas enfermedades.
8. Importancia del yo.
"Hay
una prevaleciente creencia en la importancia del yo, y el paciente piensa
que es diferente de todos los otros seres humanos". (Raynolds, System
of Medicine, artículo "Histeria"). Esto era la Sra. White, precisamente.
Óigala alabarse: "Es Dios, y no un falible mortal, el que ha hablado".
"Dios ha encomendado a mi esposo y a mí una obra especial". "Dios
nos ha señalado para llevar a cabo una obra más difícil
que las que ha señalado a otros". (Testimonies, tomo III, pp.
257, 258, 260). "Yo podría demostrar mayor devoción que cualquier
otra persona viviente comprometida en la obra". (Testimonies, tomo I,
p. 581). Yo la conocí por casi treinta años, pero nunca supe
que confesara un solo pecado en todo ese tiempo, ni uno solo. Los Adventistas
del Séptimo Día ridiculizan la afirmación del Papa
de que es infalible, pero ellos mismos se inclinan ante la autoridad de
una mujer que hacía mayores afirmaciones acerca de su infalibilidad
que Papa o profeta alguno jamás hiciera.
El espacio no nos permite dar todos
los detalles de su experiencia citando obras de medicina y comparándolas
con sus propias afirmaciones; pero las que se han dado son suficientes
para mostrar la naturaleza y la filosofía de sus ataques. Eran el
resultado de su enfermedad nerviosa, precisamente la misma que se ha observado
a menudo en miles de otras mujeres nerviosas, debiluchas, y enfermizas.
9. Testimonio de los médicos.
El
Dr. Fairfield fue criado como Adventista del Séptimo Día.
Por años, fue médico del Sanatorio de Battle Creek. Tuvo
la mejor oportunidad de observar a la Sra. White. Él escribe:
"Battle Creek, Mich., Dic.
28, 1887.
Estimado señor: Sin duda
está Ud. en lo correcto al atribuir las así llamadas visiones
de la Sra. White a una enfermedad. He tenido oportunidad de observar mucho
el caso de ella, durante buen número de años, lo cual, unido
a un pleno conocimiento de su historial desde el comienzo, no me permite
dudar de que sus ataques ('divinos') son simplemente trances histéricos.
La edad misma casi la ha curado.
W. J. Fairfield, M. D".
El Dr. William Russell, por mucho tiempo
Adventista del Séptimo Día, y médico principal en
el Sanatorio, escribió en julio 12 de 1869, que había llegado
a la conclusión algún tiempo atrás "de que las visiones
de la Sra. White eran el resultado de un organismo enfermo o un estado
del cerebro o el sistema nervioso". "Cuando, durante una conferencia en
Pilot Grove, Iowa, en 1865, ella relató su visita al instituto de
salud del Dr. Jackson, dijo que el médico, después de examinarla,
la declaró paciente de histeria". ("Mrs. White´s Claims Examined,"
p. 76).
Este es el testimonio de médicos
que personalmente examinaron a la Sra. White.
En el Sanatorio de Battle Creek,
Mich., la Sra. White a menudo era tratada cuando se enfermaba. Los médicos
allí llegaron a familiarizarse con su caso. Varios de los más
prominentes médicos allí renunciaron a su fe en las visiones.
Esto es significativo. El Dr. J. H. Kellogg, por muchos años jefe
de esa institución, tiene una reputación mundial como médico
y como científico. Fue enseñado a reverenciar a la Sra. White
y sus revelaciones. Por largos años, tuvo muchas oportunidades de
estudiar su caso. Contra sus propios y mejores intereses, se vio obligado
a perder su fe en las visiones. Ya no es creyente en las visiones de ella.
Estos médicos, tan estrechamente relacionados con ella, averiguaron
que las visiones eran simplemente el resultado de la débil condición
física de ella.
La Sra. White se incorporó
a los milleristas en su gran excitación de 1843-1844. En sus reuniones,
ella a menudo se desmayaba por causa de la excitación. En el entusiasmo
y el fanatismo de ese tiempo, muchos tuvieron varios "dones", visiones,
trances, etc. Ella bebió profundamente del espíritu de ellos.
El dolor y el desengaño del paso de la fecha fijada fueron demasiado
para su débil condición. Dice el Dr. Roberts: "La causa que
dispara el primer ataque de histeria es generalmente algún poderoso
y súbito trastorno emocional". "Algunas veces, el ataque es precedido
por el desengaño, el temor, o emociones violentas, excitantes, o
aún religiosas". (Library of Universal Knowledge, artículo
"Catalepsia"). Exactamente su caso en la gran excitación y el gran
desengaño de 1844.
En su libro Rise and Fall of Seventh-day
Adventists [Surgimiento y Caída de los Adventistas del Séptimo
Día], página 94, el pastor J. N. Loughborough describe a
la Sra. White mientras tenía una "visión". Compáresela
cuidadosamente con la condición de pacientes afectados por las enfermedades
ya descritas, muchos de cuyos casos han sido tratados por médicos
eminentes. Las dos son casi idénticas, como se verá.
La condición de
la Sra. White mientras estaba en visión:
"Como por cuatro o cinco segundos,
parece desplomarse como una persona que se ha desmayado, o que ha perdido
las energías; entonces parece llenarse instantáneamente de
fortaleza sobrehumana, algunas veces poniéndose en pie en seguida
y caminando por la habitación. Hay frecuentes movimientos de las
manos y los brazos, señalando a la derecha o a la izquierda mientras
vuelve la cabeza. Todos estos movimientos son hechos de la manera más
graciosa. En cualquier posición que esté la mano o el brazo,
es imposible que cualquier persona los mueva. Sus ojos están siempre
abiertos, pero no parpadea; su cabeza está levantada y mira hacia
arriba, no con una mirada vacía, sino con una expresión agradable,
que difiere de la normal en que parece estar mirando atentamente algún
objeto distante. No respira, pero su pulso palpita de manera regular".
En su libro Medical Advisor, páginas
647-650, el Dr. H. V. Pierce da la causa de, y las tendencias hereditarias
para, la epilepsia. Dice: "Muchos de los casos tratados por nosotros han
sido provocados como resultado de una lesión en la cabeza. La
mayoría de estas formas de enfermedad pueden localizarse exactamente
en una pequeña área del cerebro y pueden por lo general ser
rastreadas hasta un golpe en o una caída de cabeza". Del
ataque mismo, el Dr. Pierce dice: "Comienza de repente, con poca o ninguna
advertencia, comúnmente con un grito o un chillido. En la forma
severa de la enfermedad, la respiración se detiene".
El Dr. John Huber, en un artículo
sobre este tema en el Washington Post de junio 18, 1916, dice que la epilepsia
es llamada "la enfermedad de las caídas", porque el paciente generalmente
cae al suelo cuando sobreviene el paroxismo. Él dice: "El ataque
de epilepsia es una especie de tormenta en el cerebro... El paciente emite
un grito fuerte al comienzo de la convulsión".
<>Estas descripciones, escritas sin
referirse a la Sra. White, se ajustan exactamente a su caso. Se notará
que ambas autoridades dicen que el ataque de epilepsia generalmente comienza
con un grito fuerte. Esto también era característico de las
"visiones" de la Sra. White. Introduciendo esta descripción de su
condición mientras estaba en visiones, el pastor Loughborough, en
su ya citada obra, en la misma página, dice: "Al entrar en visión,
ella da tres extáticos gritos de '¡Gloria!', siendo el segundo,
y en especial el tercero, más débil, pero más emocionante
que el primero". Ahora leamos lo que médicos
experimentados han escrito en libros de medicina sobre trances, éxtasis,
y catalepsia.
El Dr. George B. Woods, en su libro Practice
of Medicine, página 721 del tomo II, hablando de los desórdenes
mentales, y explicando la causa de los fenómenos de los trances,
dice:
"El éxtasis es un
afección en que, con pérdida de la conciencia de las circunstancias
existentes, y acompañada por la insensibilidad a impresiones exteriores,
hay una aparente exaltación de las funciones intelectuales y emocionales,
como si el individuo fuera elevado a una naturaleza diferente, o una esfera
diferente de la existencia. El paciente parece estar envuelto en algún
absorbente pensamiento o sentimiento, con una expresión sobre su
semblante como de elevada contemplación o inefable deleite... Al
recobrarse del ataque, el paciente generalmente recuerda sus pensamientos
y sentimientos más o menos exactamente, y algunas veces cuenta las
maravillosas visiones que ha visto, de visitas a las regiones de los benditos,
de embelesada armonía y esplendor, de indescriptible gozo de los
sentidos o afectos".
Una persona perfectamente familiarizada
con la Sra. White no podría haber descrito sus visiones más
exactamente.
Otra importante autoridad médica
(G. Durant, M. D., Ph. D., miembro de la American Medical Association,
Miembro de la New York Academy of Medicine, etc., etc., recipiente de varias
medallas, etc.), al describir el éxtasis y la catalepsia, dice:
"A menudo sucede que las
dos enfermedades se alternan o coexisten. En el éxtasis, los miembros
están inmóviles, pero no rígidos. Los ojos están
abiertos, las pupilas fijas, los labios lívidos separados en una
sonrisa, y los brazos extendidos para abrazar la visión amada. El
cuerpo está erecto y erguido a su máxima estatura, o extendido
cuán largo es en una postura reclinada. Una sonrisa peculiarmente
radiante ilumina el semblante, y todo el aspecto y la actitud es de intensa
exaltación mental. Algunas veces, el paciente está silencioso,
estando la mente aparentemente absorta en meditación, o en la contemplación
de alguna beatífica visión. Algunas veces, habla místicamente,
o profetiza, o canta, o los labios puede que se muevan sin que se escape
ningún sonido... Generalmente, hay completa insensibilidad a las
impresiones externas. El éxtasis se asocia a menudo con la monomanía
religiosa. Anteriormente, era bastante común entre los reclusos
de conventos, y no es raro encontrarlo en reuniones de carpa al aire libre
u otras reuniones de naturaleza similar. Muchas personas verdaderamente
devotas son extáticas".
Este es el caso de la Sra. White muy
claramente. Cientos de casos similares han ocurrido en todas las épocas
y están ocurriendo constantemente ahora. La parte triste de esto
es que tantas almas honestas son engañadas al recibir todo esto
como revelación divina.
Cuando recordamos que los seguidores
de la Sra. White, especialmente durante los primeros diez o quince años,
eran todos gente común, para los cuales eran por completo desconocidas
estas experiencias, que les parecían milagrosas, no es tan extraño
que aceptaran esto como el poder de Dios. Ella misma era joven, sin educación,
e inexperta. Ella sólo podía explicar sus desusadas experiencias
como milagrosas, como la obra del Espíritu Santo. Así que,
después de dudar por un tiempo, ella aceptó el punto de vista
de ellos. Probablemente el pastor White, por lo menos al principio, creyó
en sus visiones por la misma razón.
Todos los relatos de sus visiones
que tenemos fueron escritos por sus devotos creyentes. Sabemos que ellos
sólo darían el aspecto más favorable de ellas, omitiendo
cualquier cosa desfavorable. Pero, tomando las propias afirmaciones de
ellos, los síntomas de ella son exactamente los mismos que describen
los médicos, como se menciona más arriba, en que visiones
similares eran meramente el resultado de una enfermedad en el sistema nervioso,
generalmente producida por un golpe en la cabeza, como en el caso de la
Sra. White. Sus fracasos de tantas maneras, como se ha hecho notar en otros
capítulos de este libro, no dejan duda razonable de que la mujer
simplemente se engañó a sí misma en cuanto a la verdadera
naturaleza y la causa de sus visiones.
Las visiones de la Sra. White cesaron
más o menos por el tiempo del cambio de vida común a las
mujeres. Mientras ella todavía tenía visiones, afirmaba que
mucho de lo que "vio" salía enteramente de su mente en el momento.
Meses, hasta años más tarde, cuando se encontraba con un
hermano o una iglesia que necesitaba un "testimonio", la parte relativa
a él le venía a la mente vívidamente, decía.
Entonces escribía esta porción de la "visión" olvidada.
Esto funcionó muy bien hasta
años más tarde después de que cesaron sus visiones.
Finalmente, esto no pudo ser estirado por más tiempo. Sus revelaciones
tenían que venir de manera diferente; por medio de una voz, por
sueños, por "impresiones", por alguien con "autoridad" que hablaba,
y así por el estilo. Las siguientes expresiones, tomadas del último
tomo de sus Testimonies for the Church", tomo IX, publicado en 1909, son
ejemplos de esto. Página 13: "Fui instruída". Página
82: "Se me han dado instrucciones". Página 65: "En la
noche de marzo 2, 1907, muchas cosas me fueron reveladas". La habitación,
decía, estaba muy clara. Página 66: "Entonces una voz
me habló". Página 95: "El ángel estaba de pie
a mi lado". Pero ella ya no tenía visiones como anteriormente.
Página 98: "Se me han dado instrucciones". Página 101:
"En
la noche, me desperté de un profundo sueño y se me dio una
visión". Página 137: "En la noche, se me presentaron
los asuntos". Página 195: "En una ocasión, parecía
yo estar en una reunión del consejo". La expresión
"Se
me ha instruído" ocurre una y otra vez en estas últimas
y supuestas revelaciones, tal como lo hace la expresión "Vi"
en
sus primeros escritos.
Pero todo esto es completamente
diferente del período de sus visiones. En aquel entonces, el Espíritu
Santo caía sobre ella, perdía sus fuerzas, y caía
al piso. Luego era llevada al cielo, hablaba con Jesús, visitaba
los planetas, y cosas semejantes. Tales cosas no ocurrían en sus
últimos días. ¿Por qué este cambio? Los médicos
han respondido a esto.
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