LAS VISIONES DE ELLEN G.
WHITE
NO SON DE DIOS
Snook y Brinkerhoff, 1866
Tomado
de The
Ellen G. White Research Project
Introducción
Muchas son las personas que se han
levantado desde los días de Juan, evangelista y profeta, afirmando
que habían sido inspiradas por Dios para ver visiones, y para guiar
y levantar a un pueblo para Dios. En el siglo séptimo, Mahoma se
levantó con afirmaciones exaltadas como éstas, y ahora tiene
más seguidores que Jesucristo.
En el siglo dieciséis, se
levantaron los falsos profetas de Zwikau, oponiéndose a la gran
doctrina predicada por Lutero de que la Biblia sola es la todo suficiente
regla de fe y práctica. Luego siguen un tal Sweedenborg, una Ann
Lee, y por último, aunque no menos importante, los Mormones y los
Espiritistas, con sus visiones y sus lenguas, y sus casi innumerables nuevas
revelaciones.
En medio de estas absurdas, contradictorias,
y anti-bíblicas visiones, aparece otra profetisa afirmando, como
todos los otros, haber sido especialmente favorecida por Dios, con visiones,
visitas de ángeles, viajes a la Nueva Jerusalén, visiones
de Dios, Jesús, y Satanás. Sus visiones son reverenciadas
hasta tal punto que, con la misma firmeza, muchos de sus seguidores creen
que no hay salvación para los que las rechazan, lo mismo que los
musulmanes creen que se perderán los que rechazan el Corán.
Ahora invitamos la atención del lector sincero hacia varias afirmaciones
que se han hecho en defensa de estas visiones, y daremos las razones por
las cuales no podemos aceptarlas como revelaciones divinas.
Se afirma que estas visiones
son cumplimiento de la profecía de Joel
"Y después de esto
derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán
vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán
sueños, y vuestros jóvenes verán visiones." Joel 2:28.
PRIMERO. Decimos que una
aplicación de este pasaje a los tiempos actuales es una perversión
de él. Pedro lo aplicó al derramamiento del Espíritu
en el día de Pentecostés. Dijo: "Esto es lo dicho por el
profeta Joel." Hechos 2:16. Evidentemente, esta predicción se refiere
a y se cumplió en la era apostólica, en la obra que comenzó
el día de Pentecostés y terminó con las revelaciones
que se le dieron a Juan en Patmos. Esta posición aparece doblemente
segura cuando vemos y consideramos el hecho de que no ha habido en la tierra
ningún verdadero profeta ni ninguna verdadera profetisa desde los
días de Juan.
SEGUNDO. Esta profecía
no dice nada acerca de que vuestras viejas o vuestras jóvenes verían
visiones. Dice "vuestros jóvenes verán visiones."
El término hombre es general y puede incluir a las mujeres, pero
jóvenes
[young men, en inglés] es específico y no puede tener
una aplicación tan extensa. Por lo tanto, llegamos a la conclusión
de que las visiones de la Sra. White vienen del sexo equivocado para que
sean cumplimiento de esta profecía.
Profesan ser inspiradas por Dios,
tanto en la visión misma como en el registro.
La Sra. White dice:
"Yo dependo del Espíritu
del Señor tanto en lo que se refiere a relatar o escribir las visiones,
como en cuanto a tener las visiones". - Spiritual Gifts, tomo 2,
p. 293.
Si es verdadera, esta afirmación
le da derecho a una autoridad igual a la de Isaías, Jeremías,
Juan, y Jesucristo, y exalta sus libros a un plano de igualdad con la Biblia.
¿Es esta afirmación verdadera? ¿Son estas visiones
dadas por inspiración de Dios? Esta es una cuestión muy importante
y merece una investigación seria y honesta. Que sean creídas
por muchos no es prueba de su origen divino. El Mormonismo y el Espiritismo
tienen muchos creyentes sinceros. El hecho de que haya muchas cosas buenas
en ellas no es prueba de que son de Dios. Las visiones de Sweedenborg --
como el Corán -- contienen muchas cosas buenas, y sin embargo, no
son de Dios. Además, todo lo bueno que haya en cualquiera de las
revelaciones que anteceden han sido tomadas prestadas de la Biblia, el
gran fundamento de lo bueno.
Ahora trataremos de poner a prueba
la cuestión con la siguiente pregunta: "¿Son estas visiones
de Dios?" Pero, ¿cómo haremos esto? Dios no nos ha dejado
en la oscuridad sobre una cuestión de tanta importancia como ésta.
Él nos ha dado una regla infalible por la cual poner a prueba a
los profetas para que los conozcamos por nosotros mismos.
"Si el profeta hablare
en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere,
es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló
el tal profeta; no tengas temor de él." Deut. 18:22.
Aplicaremos esta regla a algunas de
las visiones de ella para ver si están a la altura del modelo divino.
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