LA IGLESIA ADVENTISTA
OCULTA ERRORES
Título de la obra en inglés:
White Out
Dirk Anderson
Capítulo 5
El incidente Turner
Joseph Turner era una figura principal
entre los adentistas en 1845. En enero, el pastor Turner publicó
un artículo en el Advent Mirror abogando por su teoría
de que la venida del Esposo ya había tenido lugar en el cielo, y
de que Cristo había pasado "del velo adentro" en el santuario celestial.
Algunos miembros del pueblo adventista recurrieron a Ellen Harmon, en su
papel de aspirante a profeta, en busca de orientación acerca de
este punto en disputa, y otros no quisieron aceptar una nueva doctrina
sin el sello del "espíritu de profecía".
Aquí había una oportunidad
para que la joven profeta se hiciera un nombre para sí misma. Ya
la teoría de Turner estaba ganando terreno entre los adventistas,
y un respaldo de su teoría probablemente daría credibilidad
a la capacidad profética de ella. En consecuencia, a mediados de
febrero de 1845, Ellen Harmon afirmó haber recibido una visión
que revelaba la misma verdad. Por supuesto, habría sido más
impresionante si la visión hubiese tenido lugar antes del
artículo de Turner; sin embargo, era mejor tarde que nunca. La sincronización
de la visión de Ellen - el hecho de que ocurriera después
de que el artículo de Turner apareciera en letra de imprenta - aparentemente
dejó perplejo al fundador adventista Joseph Bates. Así que
le escribió a Ellen una carta en relación con esto. Sentía
curiosidad. ¿Había obtenido Ellen su enseñanza realmente
de una visión? ¿O la había obtenido directamente del
artículo de Turner que había sido publicado recientemente?
Para cuando la Sra. White encontró
tiempo para contestarle a Bates en 1847, la relación entre Turner
y los White se había agriado. Turner se había vuelto más
y más fanático, hasta el punto de declarar que las visiones
de la Sra. White eran el resultado del mesmerismo. Habría sido terriblemente
embarazoso para la Sra. White admitir que una de las principales doctrinas
adventistas había tenido su origen con un hombre que ahora la condenaba
como una falsa profeta. Como resultado, la Sra. White le escribe a Bates
asegurándole que la doctrina había venido directamente de
Dios, no por medio del fanático Turner:
Hermano Bates:
En una carta
dirigida a James, usted escribe algo acerca de la venida del Esposo, como
se declara en las primeras visiones publicadas. Según la carta,
a usted le gustaría saber si yo tenía luz sobre la venida
del Esposo antes de haberla visto en visión. Puedo contestarle
en seguida: No. El Señor me mostró los trabajos del grupo
adventista y el Clamor de Medianoche en diciembre, pero no me mostró
la venida del Esposo sino hasta el siguiente febrero.
Quizás
usted querría que yo le hiciera una declaración en relación
con ambas visiones. En el momento en que tuve la visión del Clamor
de Medianoche, la había descartado para el pasado y pensaba, lo
mismo que la mayoría del grupo, que estaba en el futuro. No sé
en qué momento sacó J. Turner su periódico. Sabía
que había sacado uno y que había uno en la casa, pero no
sabía qué había en él, porque no había
leído ni una palabra de él. Yo había estado muy
enferma, y todavía lo estaba. No me interesé en leerlo, porque
me hacía doler la cabeza y me ponía nerviosa.
Después
de que tuve la visión y Dios me dio luz, me indicó que la
entregara al grupo, pero no me atreví. Yo era joven, y pensé
que no la recibirían. Desobedecí al Señor, y, en vez
de permanecer en casa, donde habría de tener lugar una reunión
esa noche, me subí a un trineo en la mañana, viajé
tres o cuatro millas, y allí encontré a J. T. [Joseph Turner].
Sólo me preguntó cómo estaba, y si yo estaba cumpliendo
con mi deber. No dije nada, porque sabía que no lo estaba. Pasé
a la recámara [dormitorio], y no le volví a ver por dos horas,
cuando él subió, y me preguntó si yo estaría
en la reunión de esa noche. Le dije que no. Dijo que quería
oír mi visión, y que creía que era mi deber ir a casa.
Le dije que no debería hacerlo. No dijo nada más, pero se
fue. Yo pensé, y les dije a los que estaban a mi alrededor, que
si yo iba, tendría que oponerme a sus puntos de vista, pensando
que él creía lo mismo que los demás. Yo no les había
dicho a ninguno de ellos lo que Dios me había mostrado, y no les
dije en qué parte yo me le opondría.
Todo ese día
sufrí mucho en cuerpo y alma. Parecía que Dios me había
abandonado por completo. Rogué a Dios que me diera fuerzas para
viajar a casa esa noche, la primera oportunidad que me daba de presentar
el mensaje. Efectivamente, me dio la fortaleza, y viajé a casa esa
noche. Hacía algún tiempo que la reunión había
terminado, y ningún miembro de la familia dijo ni una sola palabra
sobre la reunión.
J. T. llamó
muy temprano a la mañana siguiente, dijo que debía salir
de la ciudad apresuradamente dentro de poco, y quería que yo le
contara todo lo que Dios me había mostrado en visión. Le
conté todo con temor y con temblor. Cuando hube terminado, me dijo
que él había contado lo mismo la noche anterior. Me regocijé,
pues esperaba que hubiese salido contra mí, porque todo el tiempo
yo no había oído a nadie decir lo que él creía.
84
Nótense los hechos de esta desusada
situación. Primero, Ellen permanece en la casa de Turner durante
por lo menos dos horas, y aparentemente estuvo sola por un tiempo. Ella
sabía que el artículo de Turner estaba en la casa, y estaba
intensamente interesada en el tema. Tuvo tanto el tiempo como la oportunidad
y el incentivo para estudiar el artículo. Esa noche llegó
a casa después de que Turner había hecho su presentación
al grupo reunido en la casa de los padres de ella. Uno esperaría
que, después de una reunión tan importante, todos en la casa
estuvieran hablando de ella. Sin embargo, Ellen afirma que su familia no
le dijo ni una sola palabra sobre el tema. Finalmente, al día siguiente,
cuando Ellen relata su visión a Turner, éste contesta
que él "había contado lo mismo anoche". ¡Qué
coincidencia!
La primera pregunta obvia que exige
una respuesta es: ¿Por qué estaba Ellen en la casa de Turner?
¿Qué posible razón tenía para estar allí?
¿Por qué la encontramos en la casa de Turner en el momento
en que se estaba formulando una de las nuevas doctrinas más críticas
de la naciente Iglesia Adventista?
Es difícil, si no imposible,
creer que Ellen no echara un vistazo furtivo al artículo de Turner
mientras permaneció en la casa por más de dos horas. Además,
parece claramente increíble que su propia familia no le dijera ni
una una sola palabra acerca de la presentación de Turner que había
tenido lugar en la casa de ellos algunas horas antes. Éste era un
tema de discusión muy importante entre los adventistas en ese momento.
Es difícil creer que pudiera hacérsele una importante presentación
doctrinal a la propia familia y a los amigos de ella en el propio hogar
de ella, y que sin embargo, ninguno de ellos le dijera ni una sola palabra
sobre ello.
Del mismo modo que Foy y Ellen se
habían separado después de que Foy se dio cuenta de que Ellen
estaba predicando las visiones de él como si fueran suyas,
la relación entre Turner y Ellen pronto se agrió. Poco después
de este incidente, se convirtieron en encarnizados enemigos, cada uno acusando
al otro. La Sra. White escribe:
"Joseph Turner trató
con algún éxito de volver contra mí a mis amigos y
hasta a mis familiares. ¿Por qué hizo esto? Porque yo había
contado fielmente lo que se me había mostrado con respecto a su
actitud anti-cristiana". Ellen G. White: The Early Years, tomo l. 1
- 1827-1862, página 87-88./blockquote>
Después de este incidente, Turner
abrigó más y más dudas sobre la inspiración
de Ellen. Después de todo, estaba bien consciente de que ella había
pasado un par de horas en la casa de él estando su artículo
disponible para ser leído. Turner sabía que él mismo
había dictado una conferencia para la familia y los amigos de ella
esa misma noche. Era demasiado evidente que la visión de ella o
había sido tomada directamente de las páginas del artículo,
o se la habían relatado sus amigos y sus familiares. Aparentemente,
algunos de los propios amigos y familiares de ella se habían puesto
de parte de Turner y vuelto contra ella. Turner no era el primero que,
sin querer, había proporcionado a Ellen materiales para sus visiones,
ni sería el último.
Después de que Ellen adoptó
la teoría de Turner de que Cristo había entrado al Lugar
Santísimo en 1844, y después de que ella salió con
una visión de Dios apoyándola, los creyentes adventistas
tuvieron que aguantarse la doctrina. La profeta de Dios la había
apoyado, y no había manera de que pudieran deshacerse de ella sin
deshacerse del "espíritu de profecía". Para comenzar, la
doctrina era controvertible, y carecía de una clara evidencia bíblica.
Por ejemplo, la Sra. White dijo que la puerta hacia el Lugar Santísimo
se abrió en 1844, pero el autor del libro de Hebreos dice que el
camino al Lugar Santísimo estaba abierto en sus días. 85
Podrían citarse muchas otras dificultades con esta enseñanza,
pero las declaraciones de la propia Ellen White son los mejores ejemplos.
Quizás hubo muchas ocasiones en que los teólogos adventistas
desearon poder aplicar borrador líquido al apoyo de ella
de una doctrina que ha probado ser una de las más controvertidas
en la historia de la iglesia ASD. Con el correr de los años, hasta
la misma Ellen White parecía confusa en cuanto a dónde exactamente
estaba Jesús.
¡Está en el Lugar Santísimo!
|
¡No! ¡Está en el Lugar Santo!
|
Entonces Jesús se levantó, cerró la puerta del
lugar santo, abrió la que da al santísimo pasó detrás
del segundo velo, donde está ahora al lado del arca y adonde
llega la fe de Israel ahora. (Primeros Escritos, p. 42 (1882). |
Él está ahora junto al altar del incienso presentando
las oraciones de aquellos que desean su ayuda. (El Deseado de Todas
las Gentes, p. 522). |
Les advierto. No pongan su influencia contra los mandamientos de Dios.
Esa ley es tal como Jehová la escribió en el templo en el
cielo. El hombre puede pisotear su copia aquí abajo, pero el original
se conserva en el arca de Dios en el cielo; y en la cubierta de esta arca,
por encima mismo de esa ley, está el propiciatorio. Jesús
está de pie allí delante de esa arca para mediar a favor
del hombre (MS 6a, 1886) {1BC 1109.1}. |
Pero sólo de Jesús dependo. En Él confío.
Hasta a mí me amó. En este momento Él está
de pie junto al altar del incienso, presentando delante del Padre mis
oraciones, mis anhelantes deseos por su gracia, su don celestial, para
que yo pueda, por medio de la gracia que me ha sido dada, revelar a otros
su gran amor y su completa eficacia. 1888 Materials, p. 865 (1888). |
En 1886, según el Manuscrito
6a (véase más arriba), Jesús estaba de pie en el Lugar
Santísimo. Pero, dos años más tarde, en 1888, le encontramos
de vuelta en el Lugar Santo delante del altar de incienso. 86
Luego, un año más tarde, en 1889, Jesús está
de vuelta "del otro lado del velo, donde ministra sobre el arca de Dios
que estaba en el Lugar Santísimo". 87
Sin embargo, nueve años más tarde, en 1898, encontramos
a Jesús ministrando al lado del altar de incienso en el Lugar Santo
nuevamente!
Cuando Turner se volvió contra
Ellen, pronto se encontró siendo el objeto de algunos testimonios
mordaces. No era el primero en sufrir la ira de la profeta, ni sería
el último ...
Notas:
84. Manuscript Releases, Vol. 5, pp. 95-97.
85. Hebreos 10:19, 20. Para una discusión completa sobre el
tema, véase el libro de Desmond Ford, Daniel 8:14.
86. Según la Biblia, el altar de incienso está en el
Lugar
Santo: "Puso también el altar de oro en el tabernáculo
de reunión, delante del velo, y quemó sobre él
incienso aromático ..." Éx. 40: 26, 27.
87. Ellen White, Signs of the Times, Apr. 22, 1889.
Volver
Índice| Prólogo|Introducción
| 1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | 7 | 8 | 9 | 10 | 11 | 12
Sección de libros
Index