LA IGLESIA ADVENTISTA
OCULTA ERRORES

Título del original en inglés:
White Out

Dirk Anderson



Capítulo 6

La ira de la profetisa

Con frecuencia, ministros y otros miembros principales de la Iglesia Adventista del Séptimo Día han tratado de rebelarse contra el "Espíritu de profecía". Esto no podía tolerarse. Desde los primeros días de su carrera, la Sra. White reaccionó con vehemencia cada vez que encontró oposición dentro de la iglesia. Durante la década de 1840, mientras estaba en visión, afirmó haber visto a cierto número de adventistas en el cielo. Cuando estas mismas personas se opusieron abiertamente a sus visiones, ella les vio "condenados, malditos, y perdidos para siempre, sin esperanzas". 88

Como se describió en el capítulo cuatro, Israel Dammon estuvo asociado con la Sra. White desde el comienzo, durante 1845 y 1846. Dammon pronto llegó al convencimiento de que debía basarse en la "Palabra del Señor". Antes de esta decisión, la Sra. White había visto a Dammon "en el reino, en un estado inmortal, y coronado". Después de su decisión de basarse en la Palabra de Dios, ella vio a Dammon "finalmente perdido". 89

Moses Hull

Un alma desafortunada que por casualidad fue víctima de la ira de la Sra. White fue un fundador adventista llamado Moses Hull. En 1862, Hull comenzó a perder la fe en el adventismo. Parece que al principio, los White intentaron razonar con él. Al fallar esto, la Sra. White recurrió a amonestarle sobre las terribles consecuencias del rumbo que había tomado:

Si usted sigue adelante por el camino que ha iniciado, la miseria y la aflicción están delante de usted. La mano de Dios le detendrá de una manera que no le agradará. La ira de Dios no dormirá.90
¡Estupendo! Un advertencia tan terrible de una profeta de Dios debe haber hecho temblar a Hull. Si dejaba a los adventistas, podía esperar "miseria", "aflicción", e "ira" de Dios mismo. ¡Qué perspectiva tan espantosa! Debería haber sido suficiente para mantener a cualquiera, excepto a las almas más valerosas, dentro de la iglesia.

Sin embargo, Hull quedó impávido. Desestimó las terribles advertencias de la profeta. Lo que sí hizo fue "seguir adelante en el camino que había iniciado", y abandonó la Iglesia Adventista. Su razón para abandonarla fue bastante simple: "Bueno, estoy creciendo. He abandonado el adventismo simplemente porque ya me queda chico".
91 En vez de recibir la ira de Dios, Hull vivió hasta una avanzada edad, sin experimentar jamás ninguna de las miserias y aflicciones con que se le había amenazado. 92

Además de despertar dudas sobre su capacidad profética, este incidente también debe haber causado preocupación entre el pueblo adventista. ¿Qué clase de iglesia necesita que una profeta asuste a la gente con la ira de Dios para impedir que se vayan?

Charles Lee

El ministro adventista Charles Lee recuerda una reveladora experiencia que tuvo con Ellen White. C. Carlstedt, el redactor de la edición sueca del Advent Herald, había enfermado gravemente de fiebre tifoidea. Charles Lee, James y Ellen White, Uriah Smith, y otro hombre fueron a visitar a Carlstedt:

"Todos nos arrodillamos para orar por el enfermo; y la Sra. W. alabó al Señor porque estaba 'presente con su poder restaurador, para levantar a Carlstedt, cuya enfermedad', dijo, 'no era de muerte, sino para la gloria del Hijo de Dios'. Para mí, era oscuridad y muerte; y fue una evidencia para mi alma de que, si ella estaba bien con Dios, entonces yo nunca había aprendido nada sobre el Espíritu de Dios. Ambos estábamos completamente engañados.

"En el camino de vuelta, la Sra. W. me dijo que el Señor estaba allí con su poder restaurador, y que ella tenía confianza en que la salud de él sería restaurada. Le dije que yo no lo entendía así, y que aquello era oscuridad para mí. No me habló más aquella noche. Al despedirme de ellos, fui directamente a Chicago, para reanudar mis reuniones. Algunos días después de que llegué a Chicago, la Sra. W. me envió un testimonio escrito, diciéndome que ella sabía que yo estaba bajo la influencia de los demonios. Al día siguiente, recibí un despacho diciendo que C. había muerto. Leí y releí el testimonio, y me dije a mí mismo: 'Si hace tres años ella vio que Satanás tomaría posesión de mi alma y de mi cuerpo porque yo no quise dejarme llevar por completo por ella y su esposo, ¿por qué no pudo ver, algunos días antes de que sucediera, que C. moriría, pues su atención había sido llamada directamente a este caso? Y si ella vio mi entonces lastimosa condición con tanta anticipación, ¿por qué no me advirtió antes de que Satanás me tuviera enteramente bajo su influencia?'" 93
Obviamente, la Sra. White se molestó cuando Charles Lee discrepó con ella, y no le habló más por el resto de la noche. Fue sólo cuestión de unos pocos días antes de que llegara la inevitable carta. Charles Lee estaba "bajo la influencia de los demonios". Este patrón de destrucción de carácter se repitió una y otra vez.

Snook y Brinkerhoff

En 1860, M. E. Cornell levantó una iglesia observadora del sábado en Marion, Iowa. La iglesia adoptó una declaración de pacto:

" ... cuya obligación de pacto se expresa brevemente en la observancia de los mandamientos de Dios y la fe de Jesús, tomando la Biblia, y la Biblia sola, como regla de fe y disciplina". 94
Desafortunadamente, la armonía de la iglesia basada en la Biblia fue rota año y medio más tarde cuando Cornell ...
"... sostuvo en alto, públicamente, algunos otros volúmenes, de fecha reciente, al lado de la Biblia, y afirmó que estas recientes publicaciones eran de igual autoridad y obligatorias para siempre junto con la Biblia, y nos instó a adoptar sus enseñanzas también, como regla de fe y disciplina". 95
La iglesia de Marion se dividió por mitad sobre si debían aceptar o no los escritos de Ellen White en una base igual que la de la Biblia. La noticia de la controversia se extendió rápidamente a la oficina central de la Iglesia ASD, y el presidente de la conferencia de Iowa, B. F. Snook, y el secretario, W. H. Brinkerhoff, comenzaron a cuestionar abiertamente la inspiración divina de Ellen White. Finalmente, después de alguna consideración, los hombres retiraron su membresía de la Iglesia Adventista del Séptimo Día el 30 de noviembre de 1865. La razón que dieron para su partida fue su incapacidad de aceptar las visiones de Ellen G. White. Más tarde, publicaron un libro embarazoso que revelaba muchas de las falacias y muchos errores en las visiones de la Sra. White. 96

Antes de la partida de ellos de la iglesia, la Sra. White sólo tenía alabanzas para el pastor Snook y su familia:

"Marion, Iowa, marzo 18, 1861.

Mis queridos hijos, Henry, Edson, y Willie:

Ahora estamos en la casa del hermano Snook. Es un buen hogar. Cuando veo a su pequeño bebé, y lo tomo en mis brazos, siento nostalgia por mi propio y querido bebé que dejamos en el cementerio de Oak Hill; pero no permitiré que se suscite un solo pensamiento de murmuración. Yo disfruto de la compañía de esta familia. La hemana Snook es una excelente mujer". 97

Después de la partida de Snook y Brinkerhoff, la Sra. White cambió su tono. Destruyó implacablemente el carácter de Snook:

"Cuando B. F. Snook abrazó la verdad, estaba muy desvalido. Las almas liberales se privaban de comodidades, y hasta de algunas necesidades de la vida, para ayudar a este ministro, al cual consideraban como un fiel siervo de Cristo. Hacían todo esto de buena fe, ayudándole como habrían ayudado a su Salvador. Pero esto fue el medio para que se arruinara. Su corazón no estaba bien con Dios; carecía de principios. No era un hombre verdaderamente convertido. Mientras más recibía, mayor era su deseo de tener recursos. Recogió todo lo que pudo de sus hermanos, hasta que, por medio de la liberalidad de ellos, adquirió una valiosa casa; luego apostató, y se convirtió en el más encarnizado enemigo de los mismos que habían sido más liberales para con él". 98
E. W. Waters

E. W. Waters y su esposa abrazaron la fe adventista en 1842, y pasaron a través del Gran Chasco. Waters explica lo que sucedió después:

"Nuestro siguiente paso fue creer que la puerta de la misericordia se había cerrado para todos los que no creían en la proclamación del advenimiento. El paso siguiente era "Los mandamientos de Dios, y el testimonio de Jesucristo". Y, gradualmente, 'el testimonio de Jesucristo' se convirtió en las visiones de Ellen G. White, o las visiones de Ellen G. White se convirtieron en el 'testimonio de Jesucristo'. Nosotros apoyamos plenamente las 'visiones' como procedentes de Dios; y aparentemente, todo estaba funcionando bien, hasta que recibí un periódico llamado Messenger of Truth [Mensajero de la Verdad]. Al principio, me dolió mucho la idea de atreverme a cuestionar la idea de que las visiones de Ellen venían de Dios, pero pensé que brillarían más si eran restregadas con una investigación. Y así lo hice, comparando las 'visiones' con la infalible 'palabra', y con los hechos. Y, para mi gran asombro, las visiones de aquella muy amada 'hermana White' fueron 'halladas faltas'". 99
Como muchos adventistas, los Waters no conocían las discrepancias en los escritos de la Sra. White. Muchos de los problemas ya habían sido cubiertos, y no eran ampliamente conocidos. Cuando los Waters fueron confrontados con los hechos, quedaron asombrados. Como fiel adventista, Waters llevó sus preocupaciones directamente a los White. Pronto se dio cuenta de su error, sin embargo, pues los White le dieron una paliza:
"El hermano y la hermana White ... han añadido error al error, y no han cesado de hacerme mala publicidad y estigmatizarme, hasta donde se extiende su circulación, como un hombre malo y peligroso. Y, sin embargo, no han estado dispuestos a concederme un juicio de ninguna clase". 100
Tan pronto como Waters dio a conocer a los White los problemas que había descubierto en los escritos de la hermana White, fue marcado como "un hombre malo y peligroso".

H. E. Carver

En 1843, H. E. Carver oyó la prédica del dirigente millerista Joshua Himes y se unió al movimiento de 1844. Después del Gran Chasco, Carver se mudó a Iowa y comenzó a trabajar como granjero. A principios de la década de 1860, oyó una presentación de J. H. Waggoner en Iowa City, y aceptó el sábado. Durante un tiempo, Carver se asoció con los Adventistas del Séptimo Día, pero, en la primavera de 1866, decidió fundamentarse sólo en la Palabra de Dios. Fundó la Christian Publishing Association, y en 1877 publicó cierto número de preocupantes revelaciones sobre la Sra. White.

Aparentemente, un ministro adventista intentó defender a la Sra. White, y, al hacerlo, inadvertidamente le dio al libro de Carver más publicidad que la que la Sra. White deseaba. Probablemente ella esperaba que la controversia fuera olvidada sin que causara demasiado daño. Escribió un hiriente testimonio criticando al ministro por intentar contestarle a Carver:

"Su tiempo puede ser mejor empleado teniendo un interés más general y alimentando a la gente ahora. Mientras su tiempo sea empleado en seguir las vueltas y recodos de Preble [un oficial naval americano], usted no será sabio. Usted está haciéndoles notar una obra que no tiene sino limitada circulación, y unas mentes interesadas en objeciones de las cuales ellos nunca se habrían ocupado. Usted fabrica una sarta de sutilezas y dudas para miles de personas, y presenta la obra de él a los que nunca la habrían visto. Esto es exactamente lo que ellos [nuestros oponentes] quieren hacer, hacerse notar y que nosotros se lo publiquemos. Esto es lo que quiere Carver. Este es el principal objetivo de ellos al escribir sus falsedades y falsificaciones de la verdad y de los caracteres de los que aman y abogan por la verdad". 101
Lo último que la Sra. White querría era que la evidencia de sus fracasos proféticos fuera discutida y defendida en un foro público. Esto sólo serviría para enfocar la atención sobre sus fracasos, y era seguro que despertaría dudas en las mentes de sus seguidores. Cuando la defensa de uno es débil, es mejor evitar una confrontación directa. Ella les aconsejaba a sus defensores que mantuvieran un perfil bajo, con la esperanza de que la controversia pasara de largo.

D. M. Canright

D. M. Canright fue un cercano colaborador de James y Ellen White durante 25 años. Ascendió a través de los niveles de la Iglesia ASD hasta que alcanzó los más altos, y estaba en posición para un posible papel como presidente de la Conferencia General. Era un oficial de iglesia bien conocido, acepatdo como miembro del grupo, cuya prominente posición en la iglesia le proporcionaba acceso a información gravemente perjudicial sobre la "profetisa" Ellen White.

Canright luchó por años con su decisión de abandonar la iglesia en cuya construcción había pasado la mayor parte de su vida adulta, pero finalmente decidió que debía obedecer a su conciencia, y se fue en la década de 1880. El mero hecho de que un oficial de tan alta categoría abandonara la iglesia fue un duro golpe para la Iglesia ASD. Más tarde, como para echar sal a la herida, después de la muerte de Ellen White, Canright publicó un libro acusador sobre Ellen White que hizo mucho daño a la iglesia. 102

Como sería de esperarse, Canright ha sido atacado y vilipendiado implacablemente por los Adventistas del Séptimo Día por más de cien años. Ni siquiera el Papa ha recibido tanto abuso por parte de la iglesia como D. M. Canright. Estos ataques no deberían sorprender, sin embargo, porque creyentes y críticos por igual concuerdan en que el libro de Canright, con su relato confidencial de engaño y disimulo, es el más devastador que jamás se escribió sobre Ellen White.

En 1880, mientras Canright luchaba con la decisión de dejar o no la iglesia, la Sra. White le escribió una carta. Aparentemente, a ella le aterraba el daño que Canright podría hacer si divulgaba la verdad, así que apeló a él urgentemente para que se mantuviera alejado de los Adventistas del Séptimo Día:

Battle Creek, Oct. 15, 1880

Pastor D.M.Canright

Querido hermano:

Me ha causado mucha tristeza conocer su decisión, pero yo tenía razón al esperarla. Éste es un tiempo en el cual Dios está sometiendo a prueba y probando a su pueblo. Todo lo que puede ser sacudido será sacudido. Sólo permanecerán aquéllos cuyas almas estén ancladas en la Roca eterna. Los que se inclinen a su propio entendimiento, los que no estén constantemente morando en Cristo, estarán sujetos a cambios como éste. Si su fe ha sido puesta en el hombre, podemos esperar estos resultados.

Pero si usted ha decidido cortar toda conexión con nosotros como pueblo, tengo una solicitud que hacerle, por amor a usted mismo y por amor a Cristo: manténgase alejado de nuestro pueblo, no les visite, ni hable entre ellos de sus dudas y de su oscuridad. Satanás está lleno de gozo y de júbilo de que usted haya salido de debajo del estandarte de Cristo y se haya puesto bajo el de él. Él ve en usted a uno que puede convertir en un valioso agente para construir su reino. Usted está tomando el mismo curso de acción que yo esperaba que tomaría si cedía a la tentación.


Usted siempre ha deseado tener poder, popularidad, y ésta es una de las razones de su actual posición. Pero yo le ruego que se guarde sus dudas, sus preguntas, y su escepticismo. La gente le ha dado crédito por más fortaleza de propósito y estabilidad de carácter de las que usted poseía. Creyeron que usted era un hombre fuerte; y cuando usted alienta sus oscuros pensamientos y sentimientos, Satanás está listo para hacer estos pensamientos y sentimientos tan intensamente poderosos en su carácter engañoso, que muchas almas serán engañadas y se perderán a través de la influencia de una sola alma que escogió la oscuridad antes que la luz, y presuntuosamente se puso del lado de Satanás en las filas del enemigo.


La influencia de la duda. Yo no pido una explicación de su curso de acción. El hermano Stone deseaba leerme su carta. Yo rehusé escucharla. El aliento de la duda, de la queja, y de la incredulidad es contagioso; si yo convierto a mi mente en canal para una corriente sucia, y el agua turbia y corrupta que procede de la fuente de Satanás, puede quedar alguna sugerencia en cualquier mente, contaminándola. Si las sugerencias de Satanás han tenido tal poder sobre usted como para llevarle a vender su primogenitura por un plato de lentejas - la amistad de los enemigos del Señor - no quiero oír nada de sus dudas, y espero que usted tenga cuidado, no sea que contamine a otras mentes; porque la atmósfera misma que rodea a un hombre que se atreve a hacer las afirmaciones que usted ha hecho es semajante a un miasma venenoso.

Le ruego que se aleje por completo de los que creen en la verdad; porque, si usted ha escogido el mundo y los amigos del mundo, váyase con los que ha escogido. No envenene las mentes de otros y no se convierta en agente especial de Satanás para arruinar las almas". 103

Ya es una historia familiar. Si usted abandona la iglesia ASD, se convierte en "agente especial de Satanás". Si usted habla contra las falsedades y engaños en la iglesia, está hablando "veneno". La única diferencia entre Canright y otros adventistas es que la Sra. White "le rogó" que permaneciera en silencio. Canright sabía demasiado. Hay que acreditarle a Canright que la complació, por lo menos mientras ella estuvo viva, pero después de su muerte, publicó su libro, y desde entonces, la iglesia ha estado tambaleándose a causa de ese golpe.

A. T. Jones

En 1888, los pastores A. T. Jones y E. J. Waggoner trajeron a la iglesia ASD el mensaje de la justicia de Cristo, que se necesitaba mucho. Después de 1888, durante por lo menos ocho años, la Sra. White respaldó a Jones entre 200 y 300 veces, con frecuencia refiriéndose a él como uno de los "mensajeros del Señor". 104 Sin embargo, todo eso cambió cuando Jones y otros comenzaron a cuestionar su ministerio profético. El asunto salió a la luz en 1906, cuando en los hermanos de Battle Creek se suscitaron ciertas inquietudes sobre la exactitud de los testimonios de la Sra. White. Ese mismo año, la Sra. White escribió una carta a los hermanos pidiéndoles que escribieran sus preocupaciones y se las enviaran a ella. Prometió responder a sus acusaciones escritas. Nótese cuidadosamente lo que escribió:

"Recientemente, en visiones de la noche, yo estuve en una gran compañía de personas. Estaban presentes el Dr. Kellogg, los pastores Jones, Tenny, y Taylor, el Dr. Paulson, el pastor Sadler, el juez Arthur y muchos de sus colaboradores. El Señor me dirigió para que les solicitara, a ellos y a muchos otros que tienen perplejidades y cosas penosas en sus mentes en relación con los testimonios que he presentado, que especificaran sus objeciones y críticas. El Señor me ayudará a responder a estas objeciones, y a explicar lo que parece difícil".105
Los hermanos acataron la solicitud de la Sra. White, y le enviaron una carta detallando sus inquietudes. Entonces, en vez de contestarles, como había prometido, la Sra. White dio media vuelta y declaró que no era la voluntad del Señor que ella respondiera a estas preguntas. A. T. Jones se molestó por el inexplicable cambio de actitud de la Sra. White. Era demasiado obvio que la razón de que ella no contestara las objeciones era que no podían ser contestadas. La evidencia era irrefutable. Para Jones, esto debe haber parecido un reconocimiento implícito de que ella no era todo lo que aseguraba ser. Como podría esperarse, pronto Jones comenzó a cuestionar su ministerio profético. La Sra. White respondió atacándolo con vehemencia:
"Querido hermano, su caso me ha sido presentado una y otra vez. Ahora se me han dado instrucciones para que le diga: Usted ha tenido gran conocimiento de la verdad, y menos, mucha menos, comprensión espiritual. Cuando fue llamado a la importante obra en Washington, necesitaba mucho más de la humilde gracia que le corresponde a un cristiano. Desde la reunión de Berrien Springs, su actitud y la de varios otros ha agraviado al Espíritu de Dios. Ha sido pesado en balanza, y ha sido hallado falto". 106
Aparentemente, cualquiera que se atreviera a cuestionar su papel como profeta era "pesado en balanza y encontrado falto". Aunque la profetisa era mayor y, hasta cierto punto, había perdido parte de su anterior influencia, hizo lo que pudo para destruir el carácter de Jones. En la siguiente carta, ella instó a los miembros de iglesia a evitar a Jones, a Kellogg, y a otros que cuestionaban su autoridad. Lo mismo que con Canright, ella aparentemente temía la influencia de estos dirigentes de iglesia:
"A. T. Jones, el Dr. Kellogg, y el pastor Tenney están trabajando bajo el mismo liderazgo. Se están identificando con aquéllos de los cuales escribe el apóstol: 'Algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus de demonios y a doctrinas de demonios'. En el caso de A. T. Jones, veo el cumplimiento de las amonestaciones que se me dieron con respecto a él.

"Quiero que este mensaje llegue a ustedes antes de que den un paso equivocado. No quiero que pongan en peligro sus almas. Escuchen el mensaje que envía el Señor, y no tengan nada que ver con los de Battle Creek que se oponen a los mensajes del Espíritu de Dios. Se me ha dado una luz clara con respecto a los que se están apartando de la fe". 107

El caso de A. T. Jones es una historia triste. Era un dirigente talentoso e influyente en la Iglesia ASD. Se había levantado en el Congreso de los Estados Unidos y argumentado contra una ley dominical nacional. Había predicado valerosamente el mensaje de justificación por la fe a una iglesia sumergida en el legalismo. Pero, cuando fue confrontado con la evidencia innegable de que la Sra. White no era profeta, hizo lo que haría cualquier buen creyente. Quiso escuchar ambos lados de la historia antes de tomar una decisión. Así que escribió a la profetisa pidiendo una explicación. Pero se encontró con un silencio de piedra. No habría ninguna explicación. Jones debía aceptar el ministerio de fe de la Sra. White a pesar de la evidencia. Pero él no podía hacer esto. Toda su vida y todo su ministerio habían sido establecidos sobre una fe basada en la evidencia - evidencia bíblica. Creer en el don profético de alguien cuando toda la evidencia indicaba lo contrario era pedir demasiado. Había llegado el momento de abandonar la iglesia ASD, de ser recordado para siempre por la iglesia, en cuya construcción había pasado toda su vida, como alguien que "escuchaba a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios".

A. F. Ballenger

Albion F. Ballenger era ministro Adventista del Séptimo Día en Inglaterra. Durante un serio estudio del libro de Hebreos, descubrió que no podía establecer una doctrina ASD del Santuario a partir de las Escrituras. Su conciencia le molestaba tanto que decidió no predicar sobre el tema nuevamente hasta que pudiera explicarlo con la Biblia. Escribió una larga carta a la hermana White, exponiéndole todas las dificultades con la enseñanza del Santuario. Terminaba la carta explicando humildemente el dilema en que ahora se encontraba:

"Y ahora, hermana White, ¿qué puedo hacer? Si acepto el testimonio de las Escrituras, si sigo las convicciones de mi conciencia, me encuentro bajo su condena, usted me llama lobo con piel de oveja, advierte a mis hermanos y a los miembros de mi familia contra mí. Pero, cuando en mi tristeza me vuelvo a la Palabra del Señor, esa palabra dice lo mismo, y temo rechazar la interpretación de Dios y aceptar la suya. Ojalá pudiera aceptar ambas. Pero, si tengo que aceptar sólo una, ¿no sería mejor que aceptara la del Señor? Si rechazo la palabra de Él y acepto la suya, ¿podrá usted salvarme en el juicio? Cuando estemos el uno al lado del otro delante del gran trono blanco, si el Maestro me preguntara por qué enseñé que 'del velo adentro' significaba en el primer compartimiento del santuario, ¿qué contestaré? ¿Diré: 'Porque la hermana White, que afirmaba haber sido comisionada para interpretarme las Escrituras, me dijo que esta era la interpretación correcta, y que si yo no la aceptaba y la enseñaba estaría bajo su condenación?'" 108
Cuando la Sra. White se enteró de las inquietudes de Ballenger, no dio ninguna respuesta a la evidencia bíblica que él presentaba en su carta. Antes bien, le escribió un caluroso testimonio diciéndole en términos bien claros que los acontecimientos del pasado probaban que su interpretación del Santuario era correcta, a pesar de cualquier pasaje bíblico que él encontrara en sentido contrario:
"No debemos recibir la palabra de los que vienen con un mensaje que contradice los puntos especiales de nuestra fe. Ellos reúnen una gran cantidad de pasajes bíblicos, y los amontonan como prueba alrededor de sus teorías declaradas. Esto se ha hecho una y otra vez durante los pasados cincuenta años. Y, aunque las Escrituras son la palabra de Dios, y han de ser respetadas, la aplicación de ellas, si tal aplicación mueve una sola columna del fundamento que Dios ha sustentado estos cincuenta años, es un gran error. El que hace tal aplicación no conoce la maravillosa demostración del Espíritu Santo que dio poder y fuerza a los pasados mensajes que han llegado al pueblo de Dios.

"Debemos estar claros sobre este tema, porque los puntos que él está tratando de probar por medio de la Escritura no son sólidos. Ellos no prueban que la pasada experiencia de Dios fuese una falacia. Tenemos la verdad; fuimos dirigidos por los ángeles de Dios. Fue bajo la guía del Espíritu Santo que se dio la presentación de la cuestión del santuario. Es elocuencia de cada uno guardar silencio con respecto a las características de nuestra fe en las cuales no tuvo parte. Dios nunca se contradice. Las pruebas bíblicas son erróneamente aplicadas si se les fuerza a testificar a favor de lo que no es correcto. Otro y otro más se levantarán y supuestamente traerán gran luz, y harán sus afirmaciones. Pero nosotros permanecemos al lado de los grandes hitos.

"... Somos estorbados en nuestro trabajo por hombres que no son convertidos, que buscan su propia gloria. Desean ser originadores de nuevas teorías, las cuales presentan alegando que son verdad. Pero, si estas teorías fuesen recibidas, conducirían a una negación de la verdad que durante los pasados cincuenta años Dios ha estado dando a su pueblo, justificándola por la demostración del Espíritu Santo". 109
En vez de explicar por qué no había apoyo bíblico para la doctrina del santuario, o en vez de ofrecer proporcionar apoyo bíblico, la Sra. White insinuó que Ballenger no era convertido, que buscaba su "propia gloria". Le dijo a Ballenger que "guardara silencio". ¡Cállese! ¡En efecto, usted no estaba por aquí cuando nosotros fraguamos estas enseñanzas, así que cállese!

En un testimonio posterior, ella advirtió a la gente que evitaran escuchar a Ballenger afirmando que éste estaba bajo el control de espíritus malignos:

"Testifico en el nombre del Señor que el pastor Ballenger es guiado por agentes satánicos y dirigentes espirituales e invisibles. Los que tienen la guía del Epíritu Santo se alejarán de estos espíritus engañadores".110
En fin de cuentas, Ballenger necesitaba más que una pretendida "demostración del Espíritu Santo" para creer en una doctrina. ¡Necesitaba pruebas bíblicas! Y cuando no pudo encontrarlas, y cuando Ellen White no pudo contestarle, hizo lo que haría cualquier honesto creyente en la Biblia. Rehusó predicar la doctrina del santuario. Fue recompensado siendo expulsado de la iglesia. En 1984, el pastor Henry F. Brown, que había sido ministro en la iglesia ASD durante 60 años, visitó a la hija de Ballenger. Brown informa:
"En años posteriores, estando en Riverside, California, nos enteramos de que su hija todavía estaba viva, una dama de más de 80 años. Fuimos a visitarla, era una dama muy agradable, y nos dijo cómo, cuando lo despidieron del empleo, no recibieron ni un solo centavo de remuneración, sólo se les dejó a su suerte y cómo lloraban y se preguntaban cómo les iría. Fue un cristiano piadoso hasta su muerte". 111
Qué manera de tratar a un hombre que había dedicado su vida entera a la iglesia ASD, cuyo sólo error fue pedirle a la profetisa de la iglesia evidencia bíblica de sus enseñanzas.

Ellen White se consideraba el espíritu de profecía. Por lo tanto, cualquiera que cuestionase sus visiones, sus enseñanzas, o su autoridad, tenía que estar bajo la influencia del demonio. Cualquiera que estudiase la Biblia y llegase a una conclusión diferente de la de ella tenía que estar aplicando erróneamente las Escrituras. Cualquiera que rechazara su autoridad tenía que estar perdido, porque ya no aceptaba el "espíritu de profecía" (Ellen White), y por lo tanto ya no era parte de la iglesia remanente de Dios, que tenía los mandamientos de Dios y el testimonio de Jesús.

Podrían darse muchos otros ejemplos. Estos son suficientes para mostrar que creer en Ellen White como profeta se consideraba esencial para ser miembro de la iglesia remanente de Dios, y los que la rechazaban a ella como profeta estaban "condenados", "malditos", y "perdidos".



Notas:

88. Miles Grant, An Examination of Mrs. Ellen White´s Visions, Boston: Published by the Advent Christian Publication Society, 1877.
89. Ibid.
90. Ellen White, Testimonies, Vol. 1, pp. 430-431.
91. Moses Hull, Hope of Israel, Vol. 1, no. 18, Sep. 7, 1864.
92. D. M. Canright, Life of Mrs. E. G. White Seventh-day Adventist Prophet: Her False Claims Refuted, p. 144.
93. Charles Lee, Three Important Questions for Seventh-Day Adventists to Consider (1876).
94. Hope of Israel, Sept. 7, 1864.
95. Ibid.
96. El libro The Visions of E. G. White Not of God fue publicado por Snook y Brinkerhoff en 1866.
97. Ellen White, An Appeal to the Youth, pp. 63, 64.
98. Ellen White, Testimonies, Vol. 2, p. 625.
99. E. W.Waters, Hope of Israel, carta al redactor, Nov. 16, 1864, Vol. 1, no. 22.
100. Ibid.
101. Ellen White, Manuscript Releases, vol. 13, p. 346.
102. Life of Mrs. E. G. White Seventh-day Adventist Prophet: Her False Claims Refuted se publicó en 1919, poco después de la muerte de D. M. Canright. Hasta la fecha, este libro es considerado por amigos y enemigos como el libro más perjudicial que jamás se escribió sobre Ellen White.
103. Ellen White, Carta 1, 1880, publicado en Notebook leaflets from the Elmshaven Library, pp. 73-75.
104. Robert K. Wieland y Donald K. Short, 1888 Re-Examined, p. 17.
105. Arthur White, Ellen G. White Volume 6 The Later Elmshaven Years 1905-1915, página 90.
106. Ellen White, Carta Julio 3, 1906 J-242 - '06, Kress Collection, p. 33.
107. Ellen White, Loma Linda Messages, p. 276, 277.
108. A. F. Ballenger, Cast Out for the Cross of Christ (1909). El énfasis es nuestro.
109. Ellen White, Carta 329, 1905, Selected Mesages, Vol. 1, pp. 161-162.
110. Manuscript 59, 1905, Manuscript Release #760, p. 4.
111. Elder H. F. Brown´s Personal Testimony, Dec. 5, 1984, citado en Ellen G. White - The Myth and the Truth, by Asmund Kaspersen, capítulo 6.



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