Barsboldia:
Significa reptil de Barsbold. Su nombre es debido a que fue descubierto por
el profesor Rinchen Barsbold, en 1982 en Mongolia. Era muy poco conocido y
su nombre es extraño. Este era un gran dinosaurio de pico de pato, parecido
al Corythosaurus. Equilibraba su pesado cuerpo balanceando su pesada cola.
Corría mucho sobre sus musculosas patas traseras y podía andar tanto sobre
como éstas, como con las cuatro patas. Poseía una gran cresta alta en la
cabeza, en forma de un disco de playa. Su gran cantidad de muelas situadas
en la parte posterior de la boca trituraban las plantas ya arrancadas por su
pico. Medía 12 metros de largo. Vivió en el Cretácico superior.
Baryonyx:
Significa garra pesada. Uno de los descubrimientos de dinosaurios más
importantes de los últimos años es el de este animal. William Walker, un
aficionado y entusiasta coleccionista de fósiles, hizo el descubrimiento de
su vida a principios de 1983, en un pozo artesiano en Surrey. Estaba seguro
de que encontraría huesos de dinosaurio en ese lugar, puesto que allí ya se
habían hallado huesos del Iguanodon y de cocodrilos, entre rocas de la edad
correspondiente, Cretácico inferior, y del tipo adecuado, areniscas y
arcillas costeras. Allí encontró los primeros restos, y entre éstos se
incluían una garra enorme rota en dos o tres trozos grandes, del tamaño de
un pie humano. Era evidente que no se trataba de una garra común. Walker
llevó este fósil espectacular al Museo Británico, Historia Natural de
Londres, donde los paleontólogos confirmaron que se trataba de un ejemplar
único. Organizaron una gran expedición a escala en la zona, aunque no tenían
esperanzas de hallar el resto del esqueleto, puesto que en el mismo sitio
estaban trabajando por entonces enormes máquinas industriales. Finalmente,
pese a este pronóstico, se pudo recuperar la mayor parte del esqueleto y del
cráneo del super garras, como se le apodó. Por desgracia, casi todos los
huesos estaban encerrados en un nódulo dura de mineral de hierro, y ha
llevado unos cuantos años extraerlos de allí. Pero tanto trabajo tuvo una
recompensa, el cráneo y el esqueleto sorprendieron mucho más de lo previsto,
cuando los paleontólogos ingleses tuvieron ocasión de estudiarlos. Hasta
ahora sólo se han encontrado aproximadamente la mitad de los huesos. Se han
reconstruido los huesos encontrados y reproducidos los que faltan, y luego
se ha averiguado su forma fijándose en sus vértebras. El resultado fue y
sigue siendo impresionante. En 1986 se realizó el primer informe científico
sobre este dinosaurio, los doctores Angela Milner y Alan Charing del museo
que hemos nombrado antes, lo llamados Baryonyx walkerii, en honor del señor
Walker, su descubridor. Publicaron en ese año una breve descripción en
Nature, una publicación científica internacional. Resultó que tenía el
cuerpo de un dinosaurio Terópodo carnosaurio, pero la cabeza como la de los
cocodrilos. Fue un dato totalmente inesperado, ya que la mayoría de los
terópodos tenían mandíbulas profundas y poderosas, con la cabeza corta y
ancha, provistas de un número bastante reducido de dientes, la adaptación
ideal para matar animales de presa y arrancarles la carne; pero, al
contrario a que sus parientes, este animal tenía la cabeza totalmente al
contrario. ¿Y la inmensa garra? Lamentablemente no había ningún dato que
indicara si la garra pertenecía a las patas delanteras o a las traseras. Tal
vez esto parezca ridículo, cuando se conoce buena parte del esqueleto, pero
para que un paleontólogo tenga que estar seguro de cómo encajan los huesos
es necesario encontrarlos conectados, con las articulaciones pertenecientes
buen estado de conservación. La garra, por analogía con los animales vivos
que están dotados de ellas, probablemente se utilizaría para desgarrar las
presas. ¿Cómo vivía este dinosaurio? Tenía la cabeza larga y baja, con
mandíbulas parecidas a la de un cocodrilo y con una protuberancia en la
coronilla. La cabeza se mantenía muy alta, al extremo de un largo cuello
recto. Sus ojos estaban situados muy atrás y un poco hacia los lados de la
cabeza. Esto significa que podía cubrir una amplia zona a su alrededor, lo
cual era esencial para mantener la vigilancia ante sus implacables enemigos.
En el interior de las mandíbulas había docenas de dientes letalmente
afilados, con forma curva. Tenía más dientes que cualquier otro terópodo,
con 32 de ellos en cada mandíbula. Los que estaban situados en la parte
anterior del hocico eran mayores. Más atrás había otros más pequeños en
forma de lápiz, parecidos a los de otros animales que comen pesado, como los
cocodrilos, por lo que algunos |
expertos creen que también se
alimentaba de peces. Con los dientes podía sujetar a los peces antes de
engullirlos. Tenía la longitud de un autobús, y la altura de un oso polar
erguido. Su largo cuello descendía hasta las estrechas paletillas; el cuerpo
se ensanchaba progresivamente hasta los cuartos traseros. Un hombre alto
probablemente podía mirar directamente a sus caderas. La cola, larga y
flexible, se mantenía por encima del suelo cuando el animal caminaba a
cuatro patas y le servía para conservar el equilibrio cuando se incorporaba
sobre sus patas traseras. Caminaba normalmente sobre sus fuertes patas
traseras y usaba las delanteras, más cortas, para sujetar a su presa; pero,
aún así, más largas relativamente que la mayoría de otros dinosaurios
carnívoros. Sin embargo, a veces quizá se abría paso entre la vegetación
prehistórica a cuatro patas, pegándole contra el suelo para mantenerse
oculto a la vista de otros dinosaurios mayores que él y mucho más
peligrosos. Sus características más distintivas eran las afiladísimas garras
que presentaba al extremo de los tres dedos de sus patas. Estas garras
medían 31 centímetros midiéndolas desde la curva exterior, y tenían forma de
hoz. Este dinosaurio frecuentaba las tierras bajas, cálidas y húmedas,
cubiertas de abundante vegetación subtropical. En la región abundaban los
ríos y los lagos, que contenían gran variedad de peces. De hecho, se han
encontrado algunas escamas de un pez óseo primitivo llamado Lepidotes, un
pariente antiguo del esturión moderno, en las proximidades de su caja
torácica. Milner y Charing sugirieron que quizá se alimentaba de pez, lo que
explicaría su cabeza, similar a la de un cocodrilo. Pero no pudieron
comentar si lo hacía como los cocodrilos, nadando con fuerza en medio de los
ríos y los lagos, o metiendo las patas en el agua, desde la orilla, porque
no se conocían demasiado los huesos de las extremidades. La correspondencia
posterior que se publicó en Nature incluyó le proposición de que quizá
acechaba en las orillas de los ríos y utilizaba sus pavorosos instrumentos
en atrapar a los peces. Probablemente esperaba en silencio junto al agua.
Cuando un pez se acercaba nadando, el dinosaurio usaba su garra para
ensartarlo y sacarlo bruscamente del agua, como hacen los osos grises de hoy
en día. La garra debió de haberle servido como un buen cucharón. Pero como
habría hecho falta una enorme cantidad de peces para satisfacer el apetito
de este gran animal, algunos expertos creen que usaba la garra también para
atacar y matas a otros dinosaurios como el Iguanodon. Cuando ese herbívoro
estaba muerto, usaba sus mandíbulas de cocodrilo para alimentarse con el
cadáver. Pero esto último no es muy probable, pues tenía las mandíbulas
demasiado estrechas para luchar cuerpo a cuerpo con otro animal, y los
dientes no habrían servido para cortar huesos y pieles duras. Quizá se pudo
haber alimentado de carroña o animales muertos. Este es un ejemplo de los
problemas y la fascinación que surgen del estudio de los problemas y la
fascinación que surgen del estudio del aspecto biológico de los dinosaurios.
Los huesos proporcionan los paleontólogos mucha información, pero tienen sus
limitaciones. En el caso de este animal todavía quedan esperanzas, ya que no
se han preparado aún todos los huesos en el laboratorio y también hay que
completar el estudio. Además, se pueden contemplar otros ejemplares, ya que
el pozo artesiano sigue siendo accesible, y los buscadores de fósiles lo
registran a menudo para ver si las máquinas excavadoras han descubierto algo
nuevo. Medía 9 metros desde la punta de la cola hasta el hocico y unos 4
metros de altura. Su peso se estima en unos 2.000 kilos. Vivió hace 125
millones de años, a principios del período Cretácico, en el sur de
Inglaterra.
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