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El Cura Brochero: Sus Obras

Cura 

Brochero

... Apenas llegado al departamento San Alberto (provincia de Córdoba) Brochero planea llevar gente a la ciudad de Córdoba a hacer Ejercicios. Para muchos aquello pareció una utopía. Las dificultades eran enormes, casi insalvables, como los tolmos rodenos que en las sierras cercanas empinaban sus testas milenarias.

con una 

familia amiga

... Pero las montañas de dificultades no pudieron contra la tenacidad y la perseverancia inagotable del párroco, que todo lo solucionaba: "Se le vió meterse -escribe Bischoff- por todos los vericuetos (rincones) de las sierras, bajar por las laderas resbaladizas hacia los valles, entrar, alborotando a la perrada, en los ranchos, toparse con la indiferencia o con la promiscuidad. Su palabra iba dejando en los corazones chispas admirables.

... Inculcaba la fe sin hablar de ella . Era como si su mano tuviera presta todos los recursos, con una decision que admiraban aún aquellos que mañosamente querían evitar el acompañarlo a Ejercicios".

... En pleno invierno, cruzando a lomo de mula las Sierras Grandes nevadas, después de tres días de agotadora marcha, Brochero llegaba a Córdoba con centenares de sus feligreses, arrancados de sus tranquilos hogares quién sabe con qué esgrima de argumentos y promesas, para hacer los Ejercicios de San Ignacio.

... Durante varios años llevó ejercitantes a Córdoba, presidiéndolos él en todo. Hasta que, lenta y porfiadamente, maduró la idea de levantar en la misma Villa del Tránsito una Casa de Ejercicios . La idea era felicísima, pero la realización fue, de veras, heroica. Finalmente, surgida como por ensalmo y tras un penoso viacrucis, hija de las oblaciones de los pobres y de la voluntad arrolladora de su cura.

patio de 

Casa de Ejercicios En 1877 se inauguraba la Casa de Ejercicios. Dicho edificio fue evaluado por unos ingenieros del gobierno en 400.000 pesos (de aquel tiempo...); en relidad, Brochero lo había levantado sólo con 52.000, recogidos milagrosamente entre el rancherío de sus feligreses. A quien le sugería que pidiese ayuda al gobierno, respondía picarescamente: -"No, amigo; yo no quiero morirme sin ver la Casa de Ejercicios terminada. Si le pedimos plata al gobierno, vamos a hacer un hoyo en el suelo de tanto esperar..."

... El mismo Brochero recordará emocionado que "los que habitaban el Tránsito, en 1875 desde siete años arriba me llevaban los ladrillos y cal quemada al pie de la obra, en el hombro o en la cabeza, como lo hacían tambien las damas y señoritas que me traían la cal cruda de una legua de distancia, en árganas o alforjas, para que la quemase en los hornos que estaban en la plaza y de diversos puntos me conducían tirantes a remolque o cinche de mula viniendo muchas de estas vigas hasta de veinte leguas..."

interior de 

Casa de Ejercicios

... Despues de dos años de trabajos ininterrumpidos, durante los cuales el párroco lo dirigía personalmente todo, cuando no salía a "limosnear" (pedir limosna) como él decía- para reunir fondos para la obra, la Casa de Ejercicios se inauguró con un tanda de 500 personas, a la que siguieron sucesivamente muchas otras, cada vez más numerosas. En 1878, cinco tandas, dos de mujeres y tres de hombres, fueron integradas por 3.163 ejercitantes. Muchos no pudieron hacer los Ejercicios por falta de sacerdotes que los predicaran. Brochero elegía cuidadosamente los predicadores. Personalmente recorria con anticipación su curato, hasta sus más apartados caseríos, e invitaba a sus feligreses. Ahora no tenían excusas de que Córdoba estaba demasiado lejos... Mujeres hubo que recorrieron cincuenta leguas a pie, para llegar. El padre Antonio Aznar cuenta que "por entre una breñas que atravesaban el sendero y en la Cuesta del Gaucho, descendió el señor cura. Con su clásica mula tordilla, vistiendo un sombrero de castor negro, de alas anchas, con poncho, daba la impresión de un criollo bien apuesto. Era de recia constitución física. Se apeó de la mula y llegado al rancho dió unas palmadas mientras con donaire sin igual miraba y decía: "Aquí vengo a darles música...!". Se sentó con calma y pidió un mate y los reconvenía del descuido en que espiritualmente vivían, de su alma y de lo que se debe a Dios. De lo que eran los Ejercicios y sus bendiciones según el viejito Altamirano. Tambien solventaba dificultades, los oía y los dejaba comprometidos".

Feligreses especiales .

... Por la Casa de Ejercicios de la Villa del Tránsito desfilaron no sólo paisanos sencillos, sino tambien gauchos malevos que vivían escapándose a la policía. Brochero los perseguía con astucia y paciencia, descubría sus guaridas en las sierras y con su dialéctica contundente e inapelable terminaba por convencerlos y por traérselos a la Casa de Ejercicios. Los ojos asombrados de la pacífica grey de la villa, en repetidas ocaciones vieron como estas personas, cuyo solo nombre los empavorecía, caían humildes y contritos a los Ejercicios. Tal lo ocurrido con el famoso "Gaucho Seco" y su guardia mayor.

Perseverans atque victor
(Perseverante y victorioso)
Apóstol de la religión y del trabajo,
de la unión y de la paz.

Fuente de los comentarios:
(1) "Don Quijote por las sierras de Cordoba" Semblanza del Siervo de Dios Pbro. Jose Gabriel Brochero, Nestor Alfredo Noriega, 1995.
(2) El cura Brochero Efrain U. Bischoff, Libreria Cervantes, Cordoba, 1953.

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