... El pensar a Buenos Aires desde Japón no es nada extraño.
No son pocos los que sueñan con la capital mundial del Tango.
Aquí, en la tierra de Pikachu y Godzilla, Buenos Aires suena a
ícono, a baluarte, a una utopía de ciudad encerrada en
tiempo y memoria, con códigos distintos, inexplicables, subyugantes
y la vez narcóticos. Y uno se preguntará por qué?
Habrá en el mundo dos sociedades tan diferentes como las japonesa
y la argentina? Sí, por supuesto que las hay, y tambien podría
mencionar cientos de cosas que difieren entre japoneses y porteños.
Pero es más interesante buscar en los puntos en común.
Hilemos fino, investiguemos en las trazas, en lo esencial, en el alma
de dos pueblos que necesitan creer en algo para sobrevivir. Y ese algo se
resume en una palabra poderosa y adictiva. Una palabra que encierra muchos
lineamientos abstractos, lineamientos relativos y absolutos. Algo que empuja
sin manos y que es el rasgo de personalidad más saliente de estos dos
estilos de vida. Esa palabra es mística.
... Convengamos en definir a Buenos Aires como a un ángel vicioso
que se olvidó de cómo volar. Esa imagen de cara de reo, de alas
con plumas despeinadas, y de túnica salpicada de nicotina, conmueve
las fibras más intimas. Eleva el estado de impureza hasta lo inmaculado.
Y eso seduce. Pero, por qué específicamente a los súper
tecnificados y perfeccionistas de los japoneses? Por eso mismo, por la
antítesis, por lo opuesto. Para qué elegir héroes inventados,
cuando un tango nos muestra un Rambo real batiéndose en las ochavas
oscuras de Buenos Aires?
... Despues de todo, a los
samurais y a los
ninjas, los ven todos los días
en la pantalla del televisor, ahora más que nunca con facciones occidentales.
Soñar que se es Prudencio Navarro o Cruz Medina, suena más
exótico e interesante.
... Esta suerte de reflejo entre dos culturas, no pasa por la moda mundial
que hoy en día es el tango. Sino más bien por ese sentimiento
por lo sobrenatural que los japoneses tienen. En el
Shinto, la religión
japonesa, el convivir con ánimas y espíritus es cosa de todos
los días. Lo oculto se hace cuerpo, lo que acontece en la sombra, es
vital en la relación hombre-entorno. Ese condicionamiento, es similar a la
mitología porteña. Personajes de cualquier tipo, sufriendo y
superando avatares propios y ajenos. Ese aura de melancolía programada,
los identifica con la mística de Buenos Aires.
... Cualquiera que viaje un poquito, sabe que el mundo esta inundado de
turistas japoneses. Van a París con sus súper cámaras
fotográficas. Aparecen en Nueva York con las más
diminutas computadoras. Se pasean por Nueva Dheli con el más
sofisticado de los celulares. Y por supuesto van tambien a Buenos Aires y
llevan todo ese equipo a cuestas, pero, esa ciudad en especial invita a soñar.
Por qué? Qué la hace diferente? El simple hecho de que la historia
aún no ha sido contada. Hay mas tradición oral que escrita.
El papel es documento, la palabra, que puede ser cantada, abre la imaginación,
estimula las musas, emborracha los sentidos. La historia no es sólo fechas,
nombres y batallas. Es la gente que la transita y que fabrica su propio destino
día a día, es la visión que moldea la personalidad de la
urbe con distintos acentos y actitudes. En fin, la historia de Buenos Aires es
flexible, es cambiante, es irónica. Y eso la hace única e irrepetible.
Quién no se enamoraría de algo único e irrepetible?
Despues de todo, los japoneses no son de goma.
... Para no aburrir más, no me imagino una Buenos Aires definida,
si viera sus contornos, no sería la ciudad en que nací. Mi ciudad
tiene espíritus caminando y deliberando por sus calles. Posee brillos
opacos y fuentes sedientas. Mezcla a Borges y a Gardel de forma incestuosa.
Crea y destruye mitos al borde de un precipicio imperfecto. Mística,
la razón de la fascinación de los japoneses por Buenos Aires.
Y la mía tambien por supuesto.
Domo arigato (muchas gracias).