Uno de los puntos de interes de la ciudad en la que vivo, es la montaña
que contiene las ruinas del castillo, lo más emblemático de
Murakami.
Ver el atardecer desde ese lugar, contemplando al sol deshacerse en el mar es una
experiencia colorida, sobrenatural y estimulante. Me disponía a subir
a la montaña con dichas ruinas y una procesión me sorprendió
en el camino. Por supuesto que me sumé pensando que tendría
algún motivo religioso o algo por el estilo. Después de todo, estoy
aquí experimentando la cultura.
Al pie del sendero unas personas entregaban una vela, protegida por un envase
plástico, que no era más que un botella
pet
cercenada por la cabeza. Todo el
improvisado candelabro se sostenía por un mango de madera.
Realmente artesanal, pero bien preparado. Debo admitir que ver las velas subiendo
el sendero a media luz era un lindo espectáculo. Pero aún no
sabía de qué se trataba.
Despues de los veinte minutos que nos tomó alcanzar las ruinas,
(debí aclarar que la montaña no era muy alta, pero lo suficiente como
para albergar una pequeña fortaleza), encontré mucha más
gente agolpada en las barandas. Al otro lado de la ciudad hay otra montaña
de similares características que alberga un templo budista, y para mi sorpresa,
había allí más gente con velas. Digamos que ambos grupos
se saludaban agitando los candelabros.
Un periodista del diario local se acercó, y me preguntó en
inglés si sabía de qué se trataba la manifestación, no
todos los días se ve a un
gaijin,
(extranjero) participando en política
japonesa. Mi sorpresa fue enorme. Me justifiqué apelando a la casualidad
y a mi ignorancia del idioma japonés. Esta persona me explicó las
diferencias de las campañas con las de los países occidentales.
Y quiso saber mi opinión y cómo se realizaban las campañas
políticas de mi país. No fui detallista, mas bien benévolo
con mis explicaciones. Para que autohumillarme? Además no creo que
entendiera nuestro estilo de campaña, y la verdad yo tampoco.
El candidato dijo algo que no entendí, la gente exclamaba los
clásicos
!Banzai!, al tiempo que todos
levantaban los brazos al cielo,
unas bengalas color rojo adornaron la noche. Desde la otra montaña,
otras bengalas saludaron recíprocamente. Un abrazo simbólico
de toda la ciudad. Un simpático gesto para el candidato a Alcalde. Algo
patético, sí, pero pintoresco tambien. El candidato me saludó
estrechando la mano, algo raro para un japonés, pero bueno, no olvidemos
que tambien él es un político y de esa raza se puede esperar
cualquier cosa en cualquier país del mundo.
La manifestación terminó. La gente se retiró en silencio
devolviendo las velas a los mismos tipos que las entregaron al principio. No sea
que algún desubicado la dejara por ahí, fuera de los cestos
de basura.
Me vino a la memoria toda la paranoia que rodea las campañas
políticas en nuestros pagos. La suciedad de las paredes pintarrajeadas
con leyendas. La falta de respeto a la propiedad privada, haciendo uso de espacios
no cedidos. La inadecuada tolerancia que persiste entre los seguidores de los
políticos, por que convengamos en decir que no siguen un ideal sino
al que más promesas-mentiras dice. Las provocaciones mutuas de los
candidatos acusándose de corruptos, ineptos, homosexuales o marcianos.
Pareciera que hablaran de ellos mismos cuando insultan a otro. Demasiado
patético, nada pintoresco.
El reportero me contó que al principio, las campañas
políticas trataban de imitar la agresividad de las campañas
norteamericanas. Pero la gente rechazó esa tendencia. Y no porque fuera
extranjera, sino por lo degradante.
Y ésa es la clave
El modo de hacer campañas lo podrán elegir los especialistas.
Pero el aceptar un método, corresponde al electorado. Sí, a mí,
a usted, a nosotros, a vosotros y a ellos. Cuando votamos no sólo
elegimos una cara, es mucho más. Un programa, una idea, un futuro,
un estilo de hacer las cosas.
Con el voto se premia y se castiga. Si ve una cara repetida que no satisfizo antes...
Qué le hace pensar que lo hará ahora? Pruebe a alguien nuevo,
menos contaminado, alguien que realmente trate de hacer algo diferente. El
estilo de campaña de un candidato puede darle una pista al respecto.
Usted podrá decirme que cuando están en el poder se olvidan
de todo, y usted tiene razón. Pero el sistema democrático da
revanchas. Y está en la gente hacer pagar la estafa y las mentiras, con
el voto y sin indiferencia. Compromiso es la única solución.
Los políticos son un reflejo de la gente que representan, y usted no es
así. Verdad?
Creo que hemos aprendido algo en los últimos meses, y es que
todavía la gente tiene poder de decidir. Para desterrar los malos
hábitos, hace falta que nos expresemos con inteligencia y con visión.
Y así la próxima vez tal vez no encontremos nuestra pared pintada
con el nombre del candidato que menos nos gusta. Aquí, en mi ciudad,
el candidato en cuestión ganó la Alcaldía, allí, es
hora de que los políticos ejerciten la imaginación y no la lengua.
Ohayo gozaimas, (Buenos Días).