"Le Tango"
No hay forma de convencer a los parisinos de que en Buenos Aires no hay gauchos, que
hombres y mujeres visten como los franceses y las francesas. No entienden.
Pero haber ido hasta París y quedarse sin trabajo por un detalle semejante
no tiene sentido. Entonces, todas las orquestas de tango visten con botas,
chiripá calzón cribado, puntillas, seda y florones bordados.
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... "París es la papa" (quiere decir que el éxito es muy posible), parece ser el
santo y seña (tambien puede decirse "contraseña") de muchos músicos porteños.
A veces no todos son músicos, algunos aprenden rudimentos musicales y parten
creyendo que en la Ciudad Luz no se darían cuenta del engaño pero el francés no
es tonto -aunque no sepa muy bien dónde queda la Argentina y crea que el tango es
español-, quiere "agudezas, revoloteos sutiles de bandoneón y guitarra, cortes
y quebradas..."
... Los argentinos conquistan salones y boulevares, entusiasman a reyes, nobles
y costureras. En los años siguientes el tango continúa conquistando gloria hasta
que la guerra de 1914 lo sosiega un tiempo. Alrededor de 1920 llega a Inglaterra,
Alemania, Estados Unidos, Brasil, etcétera. La gira europea logra algo que
parecía imposible: que esta música orillera se vista de smoking y entre en los
salones de la "gente bien". Así "El Choclo" o "Sentimiento gaucho"
-ejecutados por Roberto Firpo, el "tano" Genaro, Agustín P. Berto,
Eduardo Arolas o Francisco Canaro y cantados por Gardel, Ignacio Corsini,
Linda Thelma o Azucena Maizani- alternan con la alta sociedad.
Fuente de los comentarios:
Mi país, tu país: Momentos del pasado. Editorial Oriente S.A. Buenos Aires
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