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Yo también
viví una hermosísima experiencia allá en Mendoza y
San Luis en el Desafío al desierto, no solamente desde la faz
deportiva sino también la parte humana. Las vivencias de los chiquitos
en la escuela donde parábamos, las maestras, toda la
logística que hace que en el medio de la nada haya una
cosa tan bien hecha, todo a pulmón y con muchísimo
amor de parte de todos los integrantes, hacia los niños.
Ya hablaremos al respecto porque vale la pena. Cuando faltaban
apenas 500mts para la llegada de la última etapa que
estás divisando el arco inflable de colores y la gente
aplaudiendo no pude dejar de llorar de la emoción y de
pensar que todas las vicisitudes lógicas de una
competencia tan larga estaba llegando a su fin. Para los que
hacemos esto - que te voy a contar Héctor a vos de lo que se vive en éstos eventos - y creo que es así, lo que no te hace claudicar es justamente el dolor de todas las partes de tu cuerpo, la inyección de fuerza, estímulo y ganas que te da esa secreción de adrenalina que no importa el resultado importa abrazarte a tu compañero en este caso y decir, tarea cumplida. JOSE EDUARDO RENIS |
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Espectacular relato , mire todas las fotos y te encontré en muchas imágenes del circuito, espero que te repongas pronto así corres la Maratón a fin de año y la Tandilia.
HECTOR |