“No hubo para Cristo recién nacido ni un cubículo
de fonda. Cristo quiso nacer en la mayor pobreza, quiso hacernos
este obsequio a los pobres. La piedad cristiana se enternece
sobre ese rasgo y hace muy bien; pero ese rasgo no es lo esencial
de este misterio: no es “el misterio”. El misterio
inconmensurable es que Dios haya nacido. El
Dios invisible e incorpóreo, que no cabe en el Universo, tomó
cuerpo y alma de hombre, y apareció entre los hombres, lleno de
gracia y verdad: ese es el misterio de la Encarnación, la
suma de todos los misterios de la fe”
Th. Dr. Leonardo Castellani
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Reflexionemos:
Ante este
misterio de amor, “tanto amó Dios a
los hombres, que les dio su Hijo Unigénito, no para que los juzgue sino
para que los salve”, se nos sobrecoge el alma de solo
pensar lo ingrato que somos y lo poco que hemos honrado ese amor; en
efecto: ante nuestra indiferencia Cristo ha sido desterrado de la
Patria, del gobierno, de la familia, de la escuela y hasta de la
inocencia de los niños. Su lugar lo ocupó cómodamente el enemigo
trayendo todas las formas de corrupción y decadencia que hoy sufrimos.
No son los enemigos los culpables de la
situación del país.
Cada uno de nosotros, católico aburguesado, cómodo y pusilánime,
somos responsables de este
estado de cosas, por ello, solo nosotros, con oración y sacrificio,
podremos rescatar de la humillación a esta Argentina postrada que no
quisimos deliberadamente pero que merecemos. Solo nos preocupamos por
los bienes exteriores y una vida menguada, claudicante y sin compromiso.
Aceptemos la culpa. Ha llegado la hora de la expiación
y de la reparación; del coraje y del sacrificio personal para
que Cristo vuelva a reinar en nuestros corazones y en todos los ámbitos
de nuestra Patria. A Él y a su Purísima Madre estamos consagrados y
solo en Ellos está nuestra salvación. Rectifiquemos nuestra conducta y
proclamémolos sin retaceos; defendamos sus derechos sin hacer
concesiones, aún a costa de
nuestra fama.
¡Por Dios y por la Patria hagamos la
cruzada de la oración continua y de la palabra verdadera!
El pesebre criollo:
En 1253 San Francisco
de Asís, celebró la Misa de Navidad en una gruta que evocaba el relato
bíblico del Nacimiento. Desde allí comenzó a propagarse la
tradicional costumbre del pesebre navideño que en Argentina tiene
características propias:
“ una Virgen de cera y un Niño Dios de
madera, tallado a punta de cuchillo. Seibo o quebracho es lo mismo.
San José lleva un
chambergo que tiene ala de alero.
Los pastores visten
bombacha paisana y una rama de espinillo es el cayado.
En pañuelos anudados
llevan sus pobres ofrendas. No es carga que los doblegue a la tierra
como sería sin duda, una bolsa de monedas.
Hay una estrella que
tiene una punta despegada. Faroles descoloridos y guijarros en el
camino.
Se escuchan los
villancicos de mi tierra. Son sus versos manantiales de las cumbres,
limpios de oscuro fango; agua, solamente agua pura, cristalina,
intacta: ”Todos le llevan al Niño – yo no tengo que llevarle – le
llevo mi corazón”
Pesebre pobre y criollo
como un Rosario enhebrado con semillas.
Ante la Virgen de
cera y el Niño Dios de madera, me arrodillo.
Les pido por nuestra
tierra que levanta estos pesebres al llegar la Nochebuena.
Saben las gentes
sencillas que el Salvador ha nacido. Los defiende de los doctos, cuya
ciencia es necedad porque reniegan de Cristo, una fe que es más fuerte
que el dolor y que la muerte.
Que miren estos
pesebres los hombres que nos gobiernan.
El pesebre de la puna
con coyitas. Los gauchos que hicieron la guerra gaucha ante los mismos
pesebres con Güemes se arrodillaron.
El pesebre de la sierra
con el Niño sobre un lecho de hierbabuena y tomillo. Hombres de las
montoneras, lanzas libres, en otro tiempo rezaban a este Niño.
El pesebre de la pampa
alfombrado con gramilla. Gauchos con corazón de reseros que se hicieron
granaderos, ante estos pesebres se postraban.
El pesebre en la montaña
sobre un cuero de guanaco. Los soldados de los Andes se han hincado ante
el Niño resguardado del frío cordillerano con el cuero de guanaco.
El pesebre del litoral
sobre juncos enlazados: punta de caña tacuara que hizo Patria, al Niño
Dios custodiaba.
Que miren estos
pesebres los hombres que nos gobiernan.
Que abran los ojos y
vean.
Mucho antes que
armamentos y mesas electorales hubo en nuestra tierra pesebres.
Al llegar la
Nochebuena, en el solar argentino, siempre habrá pesebres, ¡siempre!
¿Qué
pasa esta Navidad? La estrella del pesebre parece no brillar y los
ojitos del Niño tristes están. Hay
que confortar y arropar más al Niño en el Divino Portal.
Si los que mandan
olvidan ”al que lleva sobre sus hombros el principado”, está
nuestro poncho gaucho, el poncho del entrevero, que cubrirá al Niño en
esta triste Navidad”.
María L.Losada (1960)
“Gloria
a Dios en las alturas
y paz en la tierra
a los hombres de buena
voluntad”
Deseamos a todos
nuestros lectores
una Santa y Felíz
Navidad
CRUZADA DEL ROSARIO
PERPETUO POR LA SALVACIÓN DE LA PATRIA
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