En octubre de 1934,con la presencia del Cardenal Legado del Vaticano, Mons. Eugenio Pacelli, más tarde S.S Pio XII, se celebraron en Palermo los más grandes e imponentes actos religiosos de toda la historia argentina, con motivo de la celebración del Congreso Eucarístico Internacional. 

   En esa ocasión la República Argentina fue consagrada al Sagrado Corazón de Jesús, ante el Cardenal Legado del Vaticano, el Cardenal Primado de Argentina, toda la Jerarquía, multitudes piadosas de argentinos y de extranjeros y una enorme nube blanca de niños que hacían su Primera Comunión; el Santísimo Sacramento fue muy solemnemente llevado en procesión por las calles de Buenos Aires derramando sus bendiciones por largos años sobre esta tierra. ¡Gloria A Dios! 

   Muchas cosas han pasado desde entonces y la Iglesia y la Patria han perdido su antigua piedad y grandeza por... causas mundanas. Sin embargo la Consagración, la entrega al Divino Corazón perduraran por siempre y la Argentina tendrá un lugar privilegiado en la intimidad del Divino Corazón, al que hemos de volver devotamente en cada día de este mes de junio con nuestra contemplación, oración y reparación ¿A que otro recurriremos, oh Señor? 

Corazón de Jesús, herido por nuestras culpas. Ten compasión de nosotros” 

   Aceptemos resignadamente los designios divinos cuando no coinciden con nuestros deseos: