MEDITACIONES
PARA LOS DIFERENTES DÍAS DEL MES
DÍA 14
María en Nazareth.
Amor a la vida oscura.
De regreso de Egipto moró la Virgen Madre con su Esposo y el Niño Jesús en Nazareth. Nada dicen los Evangelios de este periodo de la vida de María Santísima, fuera de que el Niño crecía y era obediente a Ella y a San José. No se vuelve a hablar de María hasta la época del primer milagro de Jesús, cuando Este tenía ya la edad de treinta años. No sin misterio ha dejado el Espíritu Santo como en la sombra este largo plazo de la vida de Nuestra Señora. Fue sin duda, para enseñarnos cuán preciosa es a los divinos ojos la oscuridad de la vida común e ignorada, cuando manifiesta razones de divina vocación no nos llaman a los deberes de la vida pública. No se gana menos para el cielo en el silencio y penumbra de las virtudes solitarias y caseras, que en el ruido y pompa de los actos heroicos y extraordinarios. Antes bien la santidad ama generalmente esconderse como la violeta, derramar solamente para gloria de Dios y para el buen ejemplo sus perfumes. Lo cual no contradice al otro deber que tenemos de dar público testimonio de nuestra fe cuando llegue el caso de eso: enseña únicamente que hemos de huir del aplauso y nunca obrar por él; no exhibirnos nosotros mismos en la escena del mundo, sino esperar a que nos saque a ella Dios, si tal fuera su voluntad. Y en caso de no exigirlos de nosotros motivos de orden sobrenatural, apetecer siempre el humilde retiro, la condición llana y común, los caminos obscuros y poco frecuentados. El demonio hace presa muy particularmente en las almas que desean sobresalir vanamente entre la multitud y hacerse visibles. El más seguro riesgo que en eso puede darse es por lo menos el de que salgan hueras de todo mérito nuestras obras, y sólo llenas de amor propio y de vanidad personal. Busca ser desconocido, ha dicho el libro profundo de la Imitación de Cristo y esto me enseña el ejemplo de María en su vida oscura e ignorada de Nazareth. |