MEDITACIONES

PARA LOS DIFERENTES DÍAS DEL MES

DÍA 18

María en el Calvario.
Valor y constancia.

   Era éste el espectáculo del Calvario. Cristo clavado en cruz. Los dos ladrones crucificados a par de El a derecha e izquierda. Los fariseos y escribas delante, insultando los últimos momentos del Divino Moribundo. María y las demás piadosas mujeres y San Juan firmes al pie del cadalso.

   Admira la constancia y firmeza más que humanas de esa animosa mujer. Desde que buscó y encontró a Jesús en la calle de la Amargura, fue siguiéndole paso tras paso, y no quiso ya separarse más de Él. Vio su desnudez, oyó el martillar sobre los clavos de sus pies y manos, le miró alzado en alto sobre el sangriento madero, una a una recogió sus últimas palabras y encomiendas, mantuvo rostro sereno ante el horror de los elementos perturbados al expirar el Divino Salvador. Esta es la imagen de lo que debe ser toda alma fiel en los azarosos momentos en que llega a su alma la amargura de la tribulación. Asida a la cruz de Cristo, sabiendo que allí está su seguridad y su apoyo, no ha de temer borrascas ni retroceder por invectivas, ni cejar, sean cuales fueren las amarguras que haya de devorar su despedazado corazón. No se vive en amor a costa de graves dolores, que son la prueba de sus quilates. Almas tibias y desmayadas, que vaciláis a la menor contradicción, huís despavoridas del lugar del sacrificio, cuando os lo exige la honra de los que amáis, ¿es verdad que amáis? ¿O es vuestro amor, amor de aire y de solas palabras, sin otra solidez ni consistencia? No amó así María, nuestra Madre y Madre de Dios.

   Mírate en este espejo, alma cristiana, y aprende en María la fuerza y firmeza incontestable del verdadero amor a prueba de todo sufrimiento. Bebe como Ella tu cáliz de pasión hasta el fin, hasta lo más amargo de sus heces, si quieres reinar un día sin llanto ni pena alguna en el gozo de tu Señor.

  Oraciones finales