MEDITACIONES

PARA LOS DIFERENTES DÍAS DEL MES

DÍA 7 

María en la Visitación.
Caridad con los prójimos.

   Elevada María a la dignidad de Madre de Dios que sentía ya en sus entrañas, hizo largo viaje para visitar a su prima Santa Isabel que sabía hallarse en análogo estado, próxima a serlo del gran Bautista. Entró saludóla, pasó con ella tres meses, intervino en el nacimiento del divino Precursor, e hizo con Isabel los oficios de buena y solícita servidora.

   ¡Ella, la Madre de Dios! 

La vida espiritual y el trato con Dios y la perfección más elevada en su divino servicio, no han de alejarte, alma cristiana, de los servicios al prójimo, conforme se los puedas prestar según tu estado o condición. Las obras de caridad corporales y espirituales deben ser el fruto exterior de tu amor a Dios, ya que su divina ley se encierra en dos mandamientos, quererle a El más que a todas las cosas, y al prójimo como a ti mismo por amor a Él. Serás diligente, pues en visitar enfermos, consolar afligidos, socorrer necesitados, corregir a los que yerren, rogar por vivos y difuntos, y dar a todos luz de honra do y cristiano ejemplo. A cada uno pe dirá Dios cuenta de algún prójimo su yo, y nadie está tan aislado en este mundo que pueda individualmente labrarse, con abstracción de toda otra alma, la santificación y salvación de la propia. Hermanos somos todos de una misma familia, anillos de una misma cadena, piezas o resortes de un mismo mecanismo. No cuentes, pues, agradar a Dios si en algo no le sirves en la persona de tu hermano.

   Medita bien estas verdades, y luego aliéntate a practicarlas con el ejemplo de María, hacendosa y humilde servidora en la casa de Isabel.

Oraciones finales