En una de sus visitas a Polonia,
Juan Pablo II es reprendido por el rabino jefe Menachem
Joskowicz, que pide que se saque la última cruz de
Auchwitz.
En la oración que hizo ese mismo día,
Juan Pablo II pidió a Dios que los judíos "sean
capaces de revelar al mundo el poder de Tu bendición"
Agregó: "Recuerda a las nuevas generaciones, jóvenes
y niños, de inmutable fe a Ti, que permanezcan
estables en lo que constituye el singular misterio de su
vocación"
Indiscutiblemente, un fuerte apoyo al Judaísmo como religión.