Por invitación
de Juan Pablo II, diferentes sectas paganas veneraron a sus falsos dioses en
distintas capillas de la Basílica del Monasterio Franciscano de Asís.
Arriba a la izquierda, Budhistas; a la derecha,
Animistas.
Abajo, en la primera fila, Sikhistas e Hinduistas.
Abajo, en la segunda fila, rituales Tenrikyianos y
Sintoistas.
No podemos imaginar mayor profanación de los lugares sagrados.
En la Antigua Alianza, cuando un ídolo pagano era venerado en
el Templo,
el Espíritu Santo calificaba este hecho como la abominación de la
desolación
introducida en el lugar santo (Dan 9:27).
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