JUAN PABLO II Y BARTOLOMÉ I,
DURANTE LA VISITA AL VATICANO REALIZADA POR ESTE ÚLTIMO, EN JUNIO DE
1995. |
Juan Pablo II, en un gesto de
amistad con la iglesia ortodoxa, entregó el sábado los huesos de San Gregorio
Nazianzo y San Juan Crisóstomo que hace siglos fueron traídos a Roma desde
la antigua Constantinopla.
El Vaticano dijo que la devolución de las reliquias de los santos forma
parte de los esfuerzos del Papa para promover la unidad entre los cristianos,.
El Papa permaneció sentado al lado del patriarca ecuménico Bartolomé I, líder
espiritual de los cristianos ortodoxos del mundo, en la basílica de San Pedro,
cuando los huesos de los santos fueron traídos al altar dentro de relicarios de
cristal y alabastro colocados encima de una cubierta de terciopelo amarillo.
Mientras un coro cantaba en griego y latín, los dos líderes religiosos
bendijeron los huesos, antes de que ujieres del Vaticano vestidos de trajes
negros se llevaran los relicarios en andas.
Se leyó una
carta del pontífice al
patriarca, «primus inter
pares» de las Iglesias ortodoxas, en la que considera que el regreso de las
reliquias a Constantinopla se convierte en «una oportunidad bendita para
purificar nuestras memorias heridas, para reforzar nuestro camino de
reconciliación». Luego de la lectura, Juan Pablo II
se estrechó en un abrazo con el
patriarca ortodoxo.
Tras la veneración de las reliquias, la lectura bíblica y de los textos de
algunos pasajes de los dos doctores de la Iglesia, y un momento de oración,
tuvo lugar el rito de entrega de las reliquias.
A la lectura del mensaje de Juan Pablo II le siguió después el agradecimiento público
del patriarca Bartolomé I quien confesó la «alegría y gozo» que ese gesto
provoca no sólo en la sede de Constantinopla, sino en toda la comunidad
ortodoxa.
Por expreso pedido del Papa, las reliquias se colocaron en dos urnas de cristal
y, cuando lleguen a Estambul, serán depositadas en una capilla del patriarcado.
El martes, cuando se celebre la fiesta de San Andrés, se instalarán
definitivamente en la iglesia patriarcal de San Jorge, donde estará presente
una delegación de la Santa Sede.
Las iglesias de Oriente y Occidente se separaron en el año 1054, cuando León
IX excomulgó a Miguel Cerulario.
Las reliquias de
San Gregorio Nacianceno, fallecido el año 390, llegaron a Roma con un grupo de
monjas bizantinas que escapaban de la persecución iconoclasta del siglo VIII y
que de este modo las pusieron a salvo.
Las de San Juan Crisóstomo, fallecido el año 407, fueron sustraídas
probablemente durante el imperio latino de Constantinopla, que duró desde 1204
hasta 1258.
|