CIUDAD
DEL VATICANO, sábado, 20 noviembre 2004 - La Armada Real
británica encrespó las aguas el mes pasado al dar
reconocimiento oficial, por primera vez, a la práctica del
satanismo. Según un reportaje del Telegraph del 24 de
octubre, a Chris Cranmer, técnico naval que presta
servicios en la fragata Cumberland, se le permite ahora
llevar a cabo rituales satánicos a bordo del barco. También
podría tener un funeral oficiado por la Iglesia de Satán
si muriera en acción.
Cranmer está solicitando ahora al ministerio
de defensa que el satanismo pueda ser una religión
registrada en las fuerzas armadas. Según el Telegraph, la
Iglesia de Satán fue fundada en San Francisco en 1966 por
Anton Szandor LaVey, autor de «La Biblia Satánica».
El artículo citaba a un portavoz de la Armada
Real que afirmaba que las creencias poco convencionales de
Cranmer no causarían problemas a bordo del barco. «Damos
empleo con igualdad de oportunidades y no dejaremos fuera a
nadie por sus propios valores religiosos», afirmó.
En un comentario en el periódico Scotsman del
26 de octubre, Bruce Anderson afirmaba que las autoridades
navales han dado el visto bueno a Cranmer porque temen un
largo litigio legal que podría terminar ante el Tribunal
Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo, lo que costaría
millones de libras. El gobierno, afirmaba, es culpable de «permitir
nerviosamente que se introduzca una cultura legal basada en
derecho en las fuerzas armadas».
Sophie Masson, en un comentario publicado el 27
de octubre en el Sydney Morning Herald, consideraba las
implicaciones religiosas. La Iglesia de Satán, observaba,
dice que «nosotros somos nuestros propios dioses». Además,
sostienen que todos los pecados tradicionales son virtudes,
que el altruismo es un mito y que las virtudes cristianas
son sólo hipocresía.
«La cosa más terrible es que nuestra sociedad
parece haberse desconectado tanto de su significado que ya
no se toma en serio los verdaderos elementos constructivos
de su cultura», añadía. «Creer en el principio del mal
mismo es invitarlo a entrar en tu vida y en la vida de los
que te rodean, en ocasiones de modos impredecibles y terroríficos».
Descenso de la fe
El reconocimiento del satanismo por parte de la armada es sólo
un paso en una serie de hitos que detallan el descenso del
cristianismo en Gran Bretaña. El 18 de agosto, el periódico
Independent publicaba detalles de un informe del ministerio
del interior británico que muestran que, aunque los británicos
blancos todavía dicen que son cristianos, en la práctica
la religión juega un papel pequeño en sus vidas.
La encuesta, basada en 15.500 entrevistas,
mostraba que el 74% se consideraba cristiano. Pero entre
quienes profesaban el cristianismo, cuando se les preguntaba
si lo consideraban importante para su identidad, la religión
era citada sólo por el 17% de los blancos cristianos, tras
otros factores como la familia, el trabajo, la edad, la
educación, el género, los ingresos y la clase social. En
contraste, entre la gente negra, el 70% de quienes se decían
cristianos, la religión era el tercer factor en la lista, y
los asiáticos lo colocaban en el segundo lugar, detrás de
la familia.
La encuesta también demostró que el
cristianismo es débil entre la juventud. Sólo un 18% de
los cristianos entre 16 y 24 años consideraba su religión
como importante. La religión era más importante para los jóvenes
de otros grupos: el 74% de los musulmanes; el 63% de los
siks; y el 62% de los hindúes.
Posteriormente, el 4 de noviembre, el Times
publicaba detalles de otro estudio que apunta a un grave
descenso de la religión tradicional, y a un aumento del
misticismo. El estudio, llevado a cabo por dos especialistas
en religión de la Universidad de Lancaster, Linda Woodhead
y Paul Heelas, se centró en Kendal, una ciudad de 28.000
habitantes en Cumbria.
En su libro que contiene los resultados del
estudio, «The Spiritual Revolution», los académicos
observaban que sólo el 7,9% de la población de la ciudad
asiste actualmente a la iglesia, por debajo del 11% de hace
dos décadas.
La práctica de lo que los autores denominan «actividad
holística», aunque todavía limitada, está en rápido
crecimiento. Actualmente, el 1,6% de la población de la
ciudad y alrededores está inmerso en alguna clase de
actividad holística. Durante los años noventa, el
crecimiento de este número fue rápido, y si la actual
tendencia continúa, dentro de 30 años las actividades holísticas
serán la forma dominante de creencia religiosa.
Algunos de los comentarios citados por el
estudio revelaban el descontento con el hecho de «ser
predicados» y una preferencia por describir sus necesidades
religiosas en lenguaje psicológico. Pero el artículo del
Times también citaba al reverendo Brian Maiden, de la
Iglesia evangélica de Parr Street, en Kendal, quien
declaraba que el liberalismo del cristianismo ha hecho que
la gente se alejara de él. «A la gente de Gran Bretaña se
le ha inoculado un cristianismo muerto, suavizado, que les
ha hecho resistentes al verdadero cristianismo», afirmaba.
«Se ha diluido con filosofía humana. La gente quiere que
se le diga qué hacer y cómo hacerlo».
Lo oculto gana fuerza
Gran Bretaña no es el único país en esta tendencia hacia
lo oculto y las espiritualidades alternativas. En Estados
Unidos, por ejemplo, la fiesta de Halloween continúa
ganando popularidad, informaba el 11 de octubre el Los
Angeles Times.
Aunque muchos celebran Halloween de una forma
meramente superficial, el artículo observaba que las ventas
de productos relacionados con Halloween se cree que este año
crecerán más, un 5,4%, que los de Navidad, un 4,5%. Según
el Los Angeles Times, la National Retail Federation estima
que los americanos gastarán más de 3.000 millones de dólares
esta temporada en productos de Halloween.
En un nivel más serio, han llamado la atención
las noticias de influencias druídicas en la Iglesia
Episcopaliana. Según el Washington Times del 1 de
noviembre, han ultrajado a algunos episcopalianos una «eucaristía
de mujeres» druídica y un «rito de divorcio» colocado en
la página web oficial de la Iglesia Episcopaliana. Después
de que comenzaran a llegar quejas a la sede central de la
iglesia, se quitaron estos ritos de la página web.
Poco después, el Philadelphia Inquirer del 5
de noviembre informaba que dos sacerdotes episcopalianos,
una pareja casada, la reverenda Glyn Ruppe-Melnyk y el
reverendo William Melnyk, habían dimitido de la dirección
de una sociedad local druídica. Pueden enfrentarse a
medidas disciplinarias de la diócesis episcopaliana de
Pennsylvania. Durante casi cuatro años, mientras estaban al
frente de parroquias en Malvern y Downingtown, la pareja fue
también guía espiritual de los druidas locales, según el
Inquirer.
Otra señal de la creciente influencia de los
grupos no cristianos ha sido la popularización del wicca.
El término puede dar cobertura a una multitud de prácticas,
pero es parte del neopaganismo que implica la creencia en
diversos dioses y algunas veces la práctica de la brujería.
Según un artículo de Christine Wicker titulado «Paganos
Adolescentes», colocado en la página web de BeliefNet, el
wicca se ha vuelto cada vez más popular entre adolescentes.
Su popularización se ha visto respaldada por
el interés contemporáneo por lo oculto, así como por la
facilidad con que la información sobre estos grupos se
puede difundir vía internet. Los intentos de contar a los
seguidores del wicca no han tenido mucho éxito, según los
datos presentados en la página web de la organización
pluriconfesional Ontario Consultants on Religious Tolerance.
Las estimaciones del número de sus miembros en Estados
Unidos van de menos de 2.000 a más de 5 millones.
Muerte de la moralidad
Dejando a un lado lo que el declive del cristianismo
significa desde el punto de vista religioso, un libro
publicado el año pasado, «The Strange Death of Moral
Britain» (La Extraña Muerte de la Moral Británica), de
Christie Davies, ha enfocado su atención sobre sus
consecuencias sociales.
Su libro plantea lo que él denomina la caída
del «británico respetable» – el aumento del crimen, el
consumo de drogas, los nacimientos ilegítimos, el aborto,
la homosexualidad, etc. – y lo une al descenso de
influencia de la moralidad cristiana. En décadas recientes,
especialmente desde los años cincuenta, los valores morales
inculcados por instituciones como las escuelas dominicales
han sido reemplazados por una actitud secularista de
minimizar daños, sin importar las consideraciones morales.
Reconocer el derecho de una persona a practicar
el satanismo puede ser considerado un incidente trivial.
Pero también puede verse como un síntoma de una sociedad
que se descristianiza rápidamente, un proceso que puede
traer consigo muchas sorpresas desagradables.
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