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RATZINGER |
CARDENAL
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Lo
dijo el español Julián Herranz. Es el "ministro" de Justicia del
Vaticano. Es en base a documentos del
nuevo Papa que fueron revelados el viernes.
Se trata del derecho de comunión para los vueltos a casar.
Las
sospechas de que el papa Benedicto XVI no será tan conservador como lo fue
mientras se ocupaba de custodiar la ortodoxia doctrinaria del catolicismo,
empezaron a recibir ayer indicios de que esa hipótesis es posible. El
presidente del Consejo para los Textos Legislativos y de la Comisión
Disciplinar del Vaticano, el cardenal español Julián Herranz, consideró que la
Iglesia "necesariamente" volverá a estudiar las disposiciones eclesiásticas
referidas a los católicos divorciados vueltos a casar, entre las que se
cuenta la polémica prohibición de que puedan comulgar, un impedimento que
causa dolor en muchos fieles.
El diario italiano La Reppublica había anticipado el
viernes que el nuevo Pontífice estaría por difundir cuatro documentos que
impactarán en la opinión pública. Entre ellos, uno que permitiría a los
católicos divorciados y vueltos a casar por el rito civil comulgar cuando
el divorcio se produjo porque el cónyuge lo abandonó.
"No excluyo que en un futuro los divorciados casados de nuevo
y los sacramentos puedan ser temáticas que se profundicen en la Iglesia",
opinó Herranz, considerado el "ministro" de Justicia del Vaticano.
"Es una cuestión que la Iglesia deberá necesariamente plantearse,
profundizar, confrontar con las expectativas de los creyentes, para tratar de
dar respuestas serias a la luz de las verdades doctrinales", añadió. Y
redondeó: "Es un asunto sobre el que se deberá reflexionar, teniendo en
cuenta las expectativas, los numerosos matices sociales, teológicos y humanos
ligados a un tema tan importante".
La Iglesia avanzó en las últimas décadas hacia una posición más
comprensiva con los católicos divorciados. A poco de comenzar su pontificado,
hace más de un cuarto de siglo, Juan Pablo II subrayó que los fieles que están
en esta situación siguen siendo miembros de la Iglesias y merecen toda la
acogida y el apoyo. Y dijo que pueden y deben participar de las actividades
religiosas. Sin embargo, siempre dejó en claro que no podían comulgar por
estar en una situación de pecado permanente (tener relaciones sexuales fuera de
la pareja consagrada en el sacramento matrimonial).
Con todo, en los últimos años la Iglesia aumentó las causales
para que un matrimonio separado pueda tramitar con éxito la declaración de
nulidad de un sacramento matrimonial y entonces pueda contraer una nueva unión
religiosa. Entre las causales de nulidad más comunes se encuentra la inmadurez
de los cónyuges que los lleva a dar el sí sin tener plena conciencia de la
obligación que están adquiriendo. Pero los juicios de nulidad son muy pocos
en relación con la cantidad de los divorcios.
En realidad, el documento
sobre los católicos divorciados y vueltos a casar venía siendo estudiado desde
hace tiempo en la congregación que conducía el cardenal Joseph Ratzinger. Pero
la decisión final estaba en manos de Juan Pablo II. Este texto no sería el único
que podría cambiar, al menos en parte, la imagen conservadora de Benedicto XVI.
El diario La Reppublica dice que el nuevo Pontífice estaría elaborando
otro texto sobre el diálogo con los demás cultos cristianos para facilitar la
reunificación.
Afirma, en ese sentido, que Benedicto XV volvería sobre uno de los
principales escollos de la unidad de los 2.000 millones de cristianos (1.100
millones de ellos católicos): el primado del Papa. En rigor, Juan Pablo II había
ofrecido poner entre paréntesis el ejercicio de su primacía para facilitar el
diálogo. Pero el avance en su papado fue mínimo. Ahora, Benedicto XVI estaría
dispuesto a decir que el papado debe entenderse como un servicio y no como un
privilegio.
El miércoles, durante la primera misa como Papa, celebrada en la
capilla Sixtina, Ratzinger dijo que los esfuerzos por la unidad de los
cristianos será una prioridad en su pontificado. "El sucesor de Pedro
asume el compromiso primordial de trabajar con todas las fuerzas por el
reestablecimiento de la completa y visible unidad de todos los que siguen a
Cristo", declaró. "Las buenas intenciones no son suficientes,
hacen falta acciones concretas", completó.
Con todo, no faltan quienes piensan que la Iglesia está siendo
presionada con fuerza —sobre todo desde los medios de comunicación— para
cambiar algunos de sus postulados. Con o sin presión, algunos cambios empiezan
a insinuarse en Roma.