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28 de abril de 2005

UN FRAILE CERCANO A JUAN PABLO II, 
PRESUNTO COLABORADOR DE LOS
SERVICIOS SECRETOS POLACOS
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   El ex colaborador de Juan Pablo II acusado de ser un espía asegura que lo hacía de forma involuntaria.

   El sacerdote encargado del cuidado de los peregrinos polacos en el Vaticano, el dominico Konrad Hejmo, muy cercano al Papa Juan Pablo II, que en estos días ha sido acusado de espionaje, ha confirmado al diario italiano 'La Repubblica' que recibió dinero de un agente secreto de la Europa del este por pasar informaciones pero que no sabía que era un "espía". 

   Un informe sobre las persecuciones llevadas a cabo por el régimen comunista polaco contra la Iglesia Católica demostraría que el fraile fue "un colaborador de los servicios secretos polacos bajo los nombres de Hejnal y Dominik", según informó el presidente del organismo encargado de la investigación, el Instituto de la Memoria Nacional.

   El monje dominicano, que ya había afirmado que no se consideraba un espía sino un ingenuo, explicó al periódico romano que "muchos sacerdotes eran espías sin saberlo. Los sacerdotes polacos estábamos vigilados y cuando se lo dijimos a Juan Pablo II también él nos dijo que sabía de la existencia de estos 'ángeles de la guarda'".

   Según el presunto colaborador de la policía secreta polaca, Juan Pablo II les dijo durante una comida en 1984 que también "él los había tenido y que algunos estaban en Cracovia". El padre cuenta cómo recibió a través de otros sacerdotes polacos para los que trabajaba dinero por pasar noticias "no sobre el Papa sino sobre la doctrina" a un tal Andrej que trabajaba para la Stasi, los servicios secretos de la antigua Alemania del este.

   "Algunos sacerdotes me presentaron a Andrej porque me iba a ayudar. Decía que hacía mi mismo trabajo pero para los obispos alemanes. Tuve relación con él en 1980, sólo después entendí que era un espía", ha declarado el fraile, añadiendo que la mujer de Andrej, le llamó hace unos días contándole que su marido había muerto de cáncer.

   Por el momento, el Vaticano ha declinado hacer comentarios acerca del asunto y la orden religiosa de Hejmo, los dominicos, ha comunicado que su superior polaco, el padre Maciej Zieba, viajaría a Roma la próxima semana para hablar con el sacerdote.

ACTUALMENTE TRABAJA EN EL VATICANO
El fraile se defiende de las acusaciones

   VARSOVIA.- Según un informe del organismo que indaga sobre los crímenes nazis y comunistas en Polonia, el Instituto de la Memoria Nacional (IMN), el monje dominicano Konrad Hejmo, que se ocupa de coordinar los peregrinos polacos que llegan a Roma, era un colaborador de la dictadura comunista.

   El presunto agente, nombre en código 'Hejnal', habría informado al régimen polaco mientras Juan Pablo II apoyaba el movimiento democrático 'Solidaridad'. Las pruebas que lo acusan constan de una documentación de casi 800 páginas apoyadas por algunas grabaciones de conversaciones entre agentes polacos.

   El religioso ha declarado que estas acusaciones son "absolutamente absurdas", aunque ha reconocido que la policía secreta polaca intentó obtener su colaboración. "En Polonia, todos los curas tenían obligatoriamente un tutor", ha añadido.

   Al parecer, Hejmo empezó a espiar a Juan Pablo II entre los años 1963-1978, cuando Wojtyla era arzobispo de Cracovia.

   Fuentes del IMN han explicado que el instituto tiene "documentos que muestran cómo Hejmo colaborara con los servicios secretos en los años 80. No obstante, no se trata de un espía, más bien de un colaborador".

   Un superior del dominicano ha declarado que ya había visto los expedientes del IMN y los ha calificado de "convincentes y sorprendentes". No obstante, "todavía no se sabe que tipo de cooperación llevó a cabo. Pudo simplemente hablar del Santo Padre con los servicios secretos o darles informaciones reservadas. Si fuera así, nos enfrentaríamos a una verdad muy triste", ha añadido.

   Fuentes religiosas polacas han asegurado que Hejmo llegará a Varsovia para "aclarar su situación". Últimamente, el fraile se hizo popular en Polonia porque fue uno de los sacerdotes más contactados por las televisiones y emisoras de radio polacas en sus conexiones con el Vaticano antes y después de la muerte de Juan Pablo II, el pasado 2 de abril. Ex agentes de los servicios secretos han reconocido que el régimen contaba con muchos confidentes y colaboradores dentro de la Iglesia Católica.