La secta conciliar se ha dado un
nuevo papa. Lo hizo muy bien. Originalidad: ¡para ser papa de la secta
conciliar ya no hay que ser obispo!
A fin de continuar la obra ya muy avanzada de la
destrucción de la Iglesia Católica para poner en su
lugar a la Religión universal, la secta se ha impuesto
una pose para concentrar su acción en el
exterminio de la útima columna de católicos: una pose,
como cuando la persecución anglicana, como cuando la Revolución
francesa. La aceleración seguirá más tarde cuando la
seudo oposición haya sido absorbida. La secta tomó el
riesgo de disgustar a los progresistas (que están
furiosos), pero conociendo bien el combate sobrenatural,
sabe que ante todo prima la destrucción de todo
aquello que parezca católico.
Confieso que yo pensaba imposible que una mayoría de dos
tercios eligiera al padre Ratzinger. Yo creía más bien
en un largo cónclave con una pequeña mayoría eligiendo
finalmente al padre Lustiger, el que parecía más eficaz
para imponer la Religión universal. Ellos lo hicieron
mejor.
¿El padre Lustiger? eso será más tarde. No es por nada
que ha pedido a sus diocesanos como regalo de despedida, un
pasaje gratuito de Air
France por dos años, que le permita viajar por todo el mundo. Tendrá el tiempo
y los medios de preparar la fase siguiente: la religión
universal. En dos años, no habrá ya ninguna oposición
(natural o sobrenatural) y las opiniones serán seducidas.
El hecho de que el cónclave haya sido tan corto prueba
que todo estaba preparado y listo desde hace mucho tiempo.
Es sorprendente haber visto a los analistas británicos
más informados que todos los vaticanistas profesionales.
¿Es la proximidad de la "High Church" que les
permitió un conocimiento tan preciso? Una vez más,
observamos esta influencia inglesa. ¿No será que allí
se encuentra el centro de decisiones? El padre Ratzinger va
a poder imponer el ceremonial anglicano sin oposición. Y
como los fieles no han comprendido que sus sacerdotes y
sus obispos no son ni sacerdotes ni obispos, todo pasará
como una carta en el correo. ¡Será peor que Juan XXIII!
Para las tropas de la Tradición, esta elección es una
catástrofe. Van a ver algunos cambios hacia la
tradición, y así se sentirán obligados de doblar la
rodilla ante el nuevo Baal, es decir, a estar una
cum con la secta. Olvidarán que durante 25 años el padre Ratzinger fue el
brazo derecho de Juan Pablo II.
Monseñor Fellay ya no pide más que "la Misa",
¡mientras que lo que está en juego es la fe! Él lo sabe
bien. Ese pedido hace juego con el levantamiento de la
excomunión, que será acordado sin problemas. Es la
revancha de los
Aulagnier, Dom Gérard, Riffan, de Tanouarn, etc, Es la revancha de los
"rebeldes".
Para nosotros, serán las humillaciones, los ataques, el
desprecio: felizmente estamos acostumbrados
En efecto, es el plan de Dios que se cumple: los tibios,
los liberales, los mundanos, serán vomitados de la boca
de Dios. ¿Cuánto resistirán? ¿Cuántas comunidades
resistirán? ¿Cómo vivirán viendo a sus donantes
incorporarse a la secta?
Comienza una nueva era. Será de más en más difícil de
vivirla. Las jóvenes generaciones no entenderán nada.
Mal formadas por los Célier, Lorans y otros Tanouarn, (ya
desertan y llenan las capillas de la
FSSP) se incorporarán a la secta sin comprender nada..
Se anuncia el "número tan pequeño que se conocerán
por sus nombres" (Vénérable Holzhauser). Es bueno
meditar aún más en La Salette : "Combatid,
hijos de la luz, vosotros, pequeño número que veis;
porque he aquí el tiempo de los tiempos, el fin de los
fines".
Confiando en Nuestra Señora de La
Salette, en María
Reina, seguimos en el combate, por Cristo Rey