CONDENAS
DE LOS PAPA A LA SEPARACIÓN DE
LA IGLESIA Y DEL ESTADO
55. La Iglesia debe estar separada del Estado, y el Estado
debe estar separado de la Iglesia (Condenada como errónea por Pío XI en el
Sylabus)
77. En la época actual no es necesario ya que
la religión católica sea considerada como la única religión del Estado, con
exclusión de todos los demás cultos. (Condenada como errónea por Pío XI en el
Sylabus)
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...No trepidamos en repetir aquí cuan grave error es afirmar
que sea lícita y buena la separación (de Iglesia y Estado) en sí misma y
especialmente en una nación en su mayoría católica. La separación, para quien hondamente lo considere, no es más
que una funesta consecuencia -como tantas veces lo declaramos, y especialmente
en la Encíclica "Quas Primas"- del laicismo, o sea de la apostasía
de la sociedad modrena, que pretende separarse de Dios, y por consiguiente de
la Iglesia. (Pío XI Dilectissima Nobis)
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Las mayores desgracias vendrían sobre la
religión y sobre las naciones, si se cumplieran los deseos de quienes pretenden
la separación de la Iglesia y el Estado, y que se rompiera la concordia entre
el sacerdocio y el poder civil. Consta, en efecto, que los partidarios de una
libertad desenfrenada se estremecen ante la concordia, que fue siempre tan
favorable y tan saludable así para la religión como para los pueblos. (Gregorio XVI Mirari vos)
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... Por lo cual los Romanos Pontífices no han cejado jamás,
según pedían las circunstancias y la ocasión, de refutar y condenar la
doctrina de la separación de la Iglesia y el estado. Nuestro ilustre predecesor
León XIII señala, y repetida y brillantemente tiene declarado, lo que deben
ser, conforme a la doctrina católica, las relaciones entre las sociedades,
diciendo ser "absolutamente necesario que una prudente unión medie entre
ellas, unión que no sin exactitud puede compararse a la que junta en el mismo
hombre al alma con el cuerpo (San Pío X: Encíclica Vehementer Nos esse
sollicitos)
...Nos condenamos y reprobamos la ley votada en Francia
acerca de la separación de la Iglesia y el estado, por
altamente injuriosa para Cios, de quien reniega
oficialmente sentando el principio de que la república no
reconoce ningún culto. La reprobamos y condenamos como
conculcadora del derecho natural, del derechode gentes y
de la debida a los Tratados<, como contraria a la
constitución divina de la Iglesia, a sus derechos
esenciales y a su libertad; como subversiva a la justicia
y holladora del derecho de propiedad que la Iglesia ha
adquirido por multitud de títulos y, además, en virtud
del Concordato;(San Pío X: Encíclica Vehementer Nos esse
sollicitos)
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