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¿QUÉ HAY DE MALO EN LAS
JORNADAS MUNDIALES DE LA JUVENTUD?
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Dra. Marian T. Horvat

Un libro(1) de evaluación de la Jornada Mundial de la Juventud, del Catolicismo a la
Contra-Iglesia por Cornelia R. Ferreira y John Vennari (Canisius Books, 2005), 229 pp.
Publicado en Catholic Family News, de junio de 2005

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Primera parte: De la Iglesia a la Contra-Iglesia

   Desde el Vaticano II, ciertas palabras se han convertido en jerga común en el discurso de la contra-Iglesia. La señora Ferreira muestra cómo "comunidad" y "peregrinación" fueron manipuladas para crear un nuevo concepto de Iglesia (Capítulo 1). Programas de Educación Religiosa, reuniones del consejo parroquial, acontecimientos tales como la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) son usados para promover la "comunidad".

Fotos del libro: en Roma 2000...


Rocking y esperando al Pontífice en Paris 1999


Abrazándose y besándose en Denver 1998

   Pero ya no estamos hablando de vida parroquial normal, sino más bien de una expandida comunidad que incluye a seguidores de otros credos, y aún de aquellos que no tienen ninguna fe. La idea es no dejar de lado ninguna doctrina de modo que todos puedan ir juntos al diálogo, o a "hacer el bien" a otros. Es la hermandad universal, la unidad sin excluidos, a la que con tanta frecuencia se refirió Juan Pablo II en sus discursos dirigidos a la juventud (p.118).

   La propaganda de la JMJ también habla constantemente de peregrinación: los jóvenes como peregrinos, la juventud en peregrinación. pero, nuevamente, la palabra cambió. Peregrinación ya no significa una jornada hacia un lugar sagrado. Se ha convertido en una jornada hacia un "descubrimiento de sí mismo", encontrar su propia espiritualidad Las sesiones de la JMJ animan a la juventud a desafiar a la autoridad y a los "antiguos métodos"  y a trabajar juntos para crear nuevas soluciones a los asuntos religiosos, a tono con los tiempos. Reunirse, se les dice,  para encontrar los valores que definen tu espíritu, para después actuar según ellos.

   Se supone que este es el nivel más alto del "proceso de fe",  destaca Mrs. Ferreira, una nueva Iglesia democrática y "siempre en evolución" supuestamente superior  a la anticuada Iglesia de doctrina definida y firmes principios morales (pp.30-6). De hecho, debe evitarse el dogma, porque es principio de división más que de unión. El dogma no construye comunidades 

El sospechoso espíritu de la JMJ

   ¿Cual es el espíritu de la JMJ? Mrs. Ferreira lo describe como adolescente y artificial (Capítulos 3 y 4). El nombre mismo es falso: la así llamada "juventud" incluye una buena porción de adultos de más de 35 años. El evento no es "una jornada" sino que se extiendo por una semana de "experiencias" programadas que se desarrollan alrededor de conciertos de pop y rock y de una gran fiesta. 

   La celebración es una mistificación La juventud se celebra a sí misma: “¡Somos los jóvenes, el futuro del mundo!” “Somos la luz del mundo y la sal de la tierra”. El propósito de evangelización una charada: en lugar de llevar a los demás a la verdad de la fe Católica, la juventud "intercambia experiencias" con personas de todas las religiones y credos. Para ser orientador del evento ni siquiera es necesario ser católico. 

   La meta de unidad también es una charada, dado que se basa en la falsa premisa de que todas las religiones conducen a la salvación, de que todos los dioses o falsos credos pueden ser adorados al lado del verdadero Dios. En Canadá, por ejemplo, los católicos asistieron a ritos ceremoniales paganos indios del "gran espíritu" a los que se refirieron como "servicios de oración tradicionales” (p. 90).

   Otro asunto que en las JMJ es considerado irrelevante es el código moral del pasado. Mrs. Ferreira destaca: “En Roma, en un llamado ‘Woodstock católico’, se permitieron hombros desnudos, y micro-mini-faldas en San Pedro, y en la Misa papal, danzas de jóvenes en vestidos ligeros”. En Toronto, en una importante reunión, algunos peregrinos se desnudaron con gran jolgorio hasta quedar en bikini tops en una fuente” (p. 64). La noche anterior a la Misa papal, la juventud –varones y mujeres juntos– acamparon en carpas o bolsas de dormir en lo que la prensa denominó como “el sueño party Papal” (p. 65). Lo que puede haber pasado en alguna de esas carpas, queda librado a la imaginación del lector. Es la clase de escándalos  que la moral católica –hasta el Vaticano II– siempre prohibió: que mujeres y hombres no casados duerman en semejantes condiciones.

   Y además, está el entretenimiento, lleno de rock, danza, y drama. En la JMJ de Toronto, en 2002, por ejemplo, había 25 estrados en donde se llevaban a cabo 500 espectáculos diferentes. Los "peregrinos" en su totalidad no buscan un mayor conocimiento del catolicismo, sino más bien "comunidad", experiencias y diversión. Como muy apropiadamente dice Mrs. Ferreira esto es la “religión como diversión”.

En JMJ de 2002, en Canadá, mostrando escaso interés en la alocución que está pronunciando Juan Pablo II En JMJ de 2002,  la banda punk dAYZ wAGE ejecutando rock
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