Primera parte: De la Iglesia a la
Contra-Iglesia
Desde el Vaticano II, ciertas
palabras se han
convertido en jerga común en el discurso de la contra-Iglesia. La señora
Ferreira muestra cómo "comunidad" y "peregrinación" fueron
manipuladas para crear un nuevo concepto de Iglesia (Capítulo 1). Programas de
Educación Religiosa, reuniones del consejo parroquial, acontecimientos tales
como la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) son usados para promover la
"comunidad".
Fotos del libro: en
Roma 2000...
Rocking y esperando al Pontífice en Paris 1999
Abrazándose y besándose en Denver 1998
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Pero ya no estamos hablando de vida parroquial normal, sino más
bien de una expandida comunidad que incluye a seguidores de otros credos, y aún
de aquellos que no tienen ninguna fe. La idea es no dejar de lado ninguna
doctrina de modo que todos puedan ir juntos al diálogo, o a "hacer el
bien" a otros. Es la hermandad universal, la unidad sin excluidos, a la que
con tanta frecuencia se refirió Juan Pablo II en sus discursos dirigidos a la
juventud (p.118).
La propaganda de la JMJ también
habla constantemente de peregrinación: los jóvenes como peregrinos, la
juventud en peregrinación. pero, nuevamente, la palabra cambió. Peregrinación
ya no significa una jornada hacia un lugar sagrado. Se ha convertido en una
jornada hacia un "descubrimiento de sí mismo", encontrar su propia
espiritualidad Las sesiones de la JMJ animan a la juventud a desafiar a la
autoridad y a los "antiguos métodos" y a trabajar juntos para
crear nuevas soluciones a los asuntos religiosos, a tono con los tiempos.
Reunirse, se les dice, para encontrar los valores que definen tu
espíritu, para después actuar según ellos.
Se supone que este es el nivel más alto del "proceso de
fe", destaca Mrs. Ferreira, una nueva Iglesia democrática y
"siempre en evolución" supuestamente superior a la anticuada
Iglesia de doctrina definida y firmes principios morales (pp.30-6). De hecho,
debe evitarse el dogma, porque es principio de división más que de unión. El
dogma no construye comunidades
El sospechoso espíritu de la JMJ
¿Cual es el espíritu de la JMJ? Mrs. Ferreira lo describe como
adolescente y artificial (Capítulos 3 y 4). El nombre mismo es falso: la así
llamada "juventud" incluye una buena porción de adultos de más de 35
años. El evento no es "una jornada" sino que se extiendo por una
semana de "experiencias" programadas que se desarrollan alrededor de
conciertos de pop y rock y de una gran fiesta.
La celebración es una mistificación La juventud se celebra a sí
misma: “¡Somos los jóvenes, el futuro del mundo!” “Somos la luz del
mundo y la sal de la tierra”. El propósito de evangelización una charada: en
lugar de llevar a los demás a la verdad de la fe Católica, la juventud
"intercambia experiencias" con personas de todas las religiones y
credos. Para ser orientador del evento ni siquiera es necesario ser
católico.
La meta de unidad también es una
charada, dado que se basa en la falsa premisa de que todas las religiones
conducen a la salvación, de que todos los dioses o falsos credos pueden ser
adorados al lado del verdadero Dios. En Canadá, por ejemplo, los católicos
asistieron a ritos ceremoniales paganos indios del "gran espíritu" a
los que se refirieron como "servicios de oración tradicionales” (p. 90).
Otro asunto que en las JMJ es considerado irrelevante es el código
moral del pasado. Mrs. Ferreira destaca: “En Roma, en un llamado ‘Woodstock
católico’, se permitieron hombros desnudos, y micro-mini-faldas en San Pedro,
y en la Misa papal, danzas de jóvenes en vestidos ligeros”. En Toronto, en
una importante reunión, algunos peregrinos se desnudaron con gran jolgorio hasta quedar en bikini tops en una
fuente” (p. 64). La noche anterior a la Misa papal,
la juventud –varones y mujeres juntos– acamparon en carpas o bolsas de
dormir en lo que la prensa denominó como “el sueño party Papal” (p. 65).
Lo que puede haber pasado en alguna de esas carpas, queda librado a la
imaginación del lector. Es la clase de escándalos que la moral católica
–hasta el Vaticano II– siempre prohibió: que mujeres y hombres no casados
duerman en semejantes condiciones.
Y además, está el
entretenimiento, lleno de rock, danza, y drama. En la JMJ
de Toronto, en 2002, por ejemplo, había 25 estrados en donde se llevaban a cabo
500 espectáculos diferentes. Los "peregrinos" en su totalidad no
buscan un mayor conocimiento del catolicismo, sino más bien
"comunidad", experiencias y diversión. Como muy apropiadamente dice
Mrs. Ferreira esto es la “religión como diversión”.
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En JMJ de
2002, en Canadá, mostrando escaso interés en la alocución que está
pronunciando Juan Pablo II |
En JMJ de
2002, la banda punk dAYZ wAGE ejecutando rock
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