Este es otro ejemplo de la confusión reinante en las mentes y en los corazones de los fieles, comenzando por los sacerdotes, a quienes se les ha enseñado que se puede ser católico independientemente de las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo, de sus Santos Apóstoles y de la Santa Madre Iglesia.
   Basta con ser democrático, tener una cabeza para pensar y mucha fantasía. fantasía.
   En este caso, el buen párroco, que de católico solamente tiene la ordenación (presumiblemente inválida), está hasta tal punto confundido que ha cambiado el altar de Cristo por una publicidad filo-judía, que, por otra parte, no tiene nada que ver con la religión.
   Pero el pobre párroco tiene una gran excusa tampoco él tiene nada que ver con la religión. La culpa es de quienes lo han ordenado y lo mantienen en su puesto, con grave daño para las almas de los fieles.

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