PÁRROCO
"CATÓLICO", DELEGADO DE LA
PASTORAL SOCIAL DE LA
ARQUIDIÓCESIS DE
CÓRDOBA, EN UNA MARCHA
EN CONTRA DE
LA COLONIZACIÓN
ESPAÑOLA DE AMÉRICA
|
1942-12
DE OCTUBRE-2005 DÍA DE LA HISPANIDAD |
El Pbro. Horacio Saravia, párroco
de San Jerónimo y Delegado de la Pastoral Social de la
Arquidiócesis de Córdoba, encabezó una manifestación
racista de “antifestejo”, como si deplorasen la llegada del Señor
Jesucristo a estas tierras de las Indias Occidentales.
Más que la habitual ignorancia histórica y la
flojedad del juicio moral – que
también puede ser ignorancia de la Teología Moral - ,
sorprende en un Cura Párroco que el racismo sea más
fuerte que la Fe Católica, hasta el punto de expresarse
en marchas públicas de supuestos aborígenes, que se creían
desaparecidos y exterminados durante la Evangelización
Hispánica. (Aunque estos no hayan llegado aún a la
Suprema Corte, parece ser costumbre de los "desaparecidos",
este tipo de reapariciones)
Si aquel 12 de Octubre no hubiese arribado Nuestro
Señor Jesucristo, sin la infinita misericordia
del Redentor, ¿quién podría cobijar en el perdón
a las culturas inhumanas de un continente sanguinario,
como era la América precolombina?
¿Quién extendería misericordia sobre los
genocidas aztecas, que esclavizaban a los zapotecas y
miztecas para devorarlos? ¿Quién intercedería por el
exterminio de los mayas a manos de los aztecas invasores?
No era el perdón, algo propio de los mismos pueblos
inmolados, que, desde entonces y hasta el presente, llaman
a Hernán Cortés su “Libertador”, pese a que no
compartía los pasteles
de niños con los que también festejaban la
nueva libertad los liberados.
¿Quién olvidaría a los Incas que esclavizaban a
los mineros y agricultores simplemente porque no eran
Hijos del Sol cubiertos de oro? La mita y el yanaconazgo
garantizaban el dominio, la explotación y el despojo de
los frutos del trabajo kolla.
¿Quién sino la Madre del Cordero de Dios podría
aceptar ser también la madre de los asesinos? Solamente
las luces de la Candelaria podían iluminar la obscuridad
sangrienta de los crímenes rituales del santuario idólatra
de Copacabana.
¿Quién perdonaría el exterminio de quizás un 70
% de la población del oriente sudamericano, a manos de
los invasores carios, migrantes desde el Atlántico, que
perseguían, primero la carne de sus víctimas, y después
también los frutos de sus cultivos? Por algo los charcas
les llamaron “chiri-guanos” Solamente la renovación incruenta del
Santo Sacrificio de la Cruz que llegó el 12 de
Octubre, podía pagar a la Justicia por tantos y tamaños
crímenes, porque de tal Sangre
“... una stilla salvum facere
Totum mundum quit ab omni scelere”.[4]
Y recién entonces, por los méritos del Salvador,
podía recibir la oportunidad de renacer, sin
mancha de genocidios, quien fuera lavado en las aguas del
Bautismo. Libertad esta que los manifestantes aborígenes
de 2005 dicen considerar esclavitud.
Se comprende que los defensores de los Derechos
Humanos que admiran al terrorismo, exalten las costumbres
precolombinas: supongo que, si como esperan,
consiguen introducir un “diálogo maduro”
acerca del aborto, también lo extenderán al genocidio, la
tortura, la antropofagia y la esclavitud que los incas,
aztecas y carios –y luego tantos otros – practicaban
contra los pobres aborígenes sometidos por la violencia,
hasta la llegada de los cristianos. Digo, se comprende
porque es parte de la hipocresía progresista, atribuir
calumniosamente y condenar en otros lo que ellos reclaman
practicar sobre los pueblos de hoy.
A ver, si no: ¿por qué sólo un reducido club de
potentados que superan a los poderes de los “estados de
derecho”, se reservan hoy el monopolio de la
antropofagia? ¿Acaso los aztecas no eran el pueblo mejor
alimentado con proteínas humanas, según afirman los
antropólogos que analizan sus restos? ¿Por qué no
extender esta conquista a las multitudes de votantes víctimas
del hambre causada por los gobernantes partidos democráticos?
Tan buena sería la antropofagia, según ellos, que
consideran criminal la resistencia de Hernán Cortés
y de sus hombres, a ser comidos por Moctezuma, en aquel
fastuoso banquete de la Noche Triste de Tenochtitlán.
¿Qué lógica hay en reivindicar las culturas aborígenes
y sus costumbres, reprimidas por las virtudes evangélicas,
si hoy no aceptamos y difundimos, además de la esclavitud
al Pami, al Estado y a los Bancos, y del salvajismo que egresa de la escuela, también
la tortura y el canibalismo?
La Inquisición de Lima tuvo la humildad de no
prometer el “Nunca Más” para aquellos crímenes prehistóricos y
precristianos. Y no se equivocó, porque la Inquisición
mediática de hoy, reivindica la legitimidad, el
“derecho humano” de realizar sacrificios humanos
(abortos y abandono de ancianos y de enfermos), en los
nuevos cultos idolátricos: el Pami, el Presupuesto, la
Deuda y la Partidocracia; y
de enarbolar por las calles el nostálgico ideal de las
esclavitudes y de la antropofagia ritual.
¿O no es ciertamente idolatría obligatoria creer
que la democracia con sacrificios humanos es preferible a
la vida y la salud sin democracia?
Para América, el 12 de Octubre es casi como
nuestra Navidad: el Día en que nació el Señor para
estas Indias Occidentales. Y lamentar el 12 de Octubre es
casi como lamentar la Navidad.
Lo que es lógico en los militantes del Derecho
Humano al terrorismo, no se ve coherente en un Cura Párroco
que representa a la Iglesia en los asuntos de la Pastoral
Social. ¿En qué debemos creer, según él: en la eficacia redentora
de Jesús Misericordioso, o en el derecho al genocidio, a
la esclavitud y a la antropofagia?
Córdoba (R. A.), Octubre de 2005
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-
Por
Edmundo
Gelonch Villarino
-
[2]
Chiri
guano: “sucio de bosta”.
-
[3]
Reventaron
de un mazazo la cabeza de Ñuflo de Cháves, - el
Caballero que terminaba de salvarlos venciendo a los
antropófagos agresores, para cumplir el compromiso de
defender a los vasallos agredidos, contraído a nombre
de Don Carlos V -, cuando, agotado por la lucha, se
quitó el yelmo para beber y refrescarse.
-
[4]
“..una
sola gota es capaz de limpiar de sus crímenes al
mundo entero” (Himno Adoro Te Devote).
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