Un
canonizado más de la Nueva Religión:
JUAN PABLO I PRÓXIMO A SER CANONIZADO
Es
obvio: los modernistas del Vaticano están tratando de
canonizar a
la Nueva Religión, poniendo a todos y cada uno de sus líderes
en el camino
de la "santidad": Juan XXIII ya ha sido
"beatificado", la
causa
de
Pablo VI ha sido abierta, Juan Pablo I ya está en la
senda, y
por supuesto, sabemos todo lo relativo a Juan Pablo II
"el Grande"
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 28 septiembre 2005 (ZENIT.org).-
«Inolvidable para todos nosotros»: así evocó este miércoles Benedicto XVI a
su predecesor, Juan Pablo I, a los 27 años de su fallecimiento --tan sólo 33 días
después de ser elegido Papa--.
Benedicto XVI improvisó esas palabras al término de la audiencia general, al
dirigir su saludo en italiano «a los fieles de la diócesis de Belluno-Feltre
que, junto a su obispo monseñor Giuseppe Andrich», acudieron a Roma «para
hacer agradecida y orante memoria» del siervo de Dios, Juan Pablo I en el
aniversario de su muerte.
De aquella diócesis italiana era originario el Papa Luciani. Había nacido el
17 de octubre de 1912 en Canale d’Agordo, pueblecito del valle de Cordevole.
Hijo de padre emigrante y madre trabajadora, cursó los estudios eclesiásticos
en el seminario de esa diócesis. Ordenado sacerdote en 1935, fue coadjutor en
una parroquia y profesor en el Instituto técnico minero. En 1947, con una tesis
sobre Rosmini, obtuvo el doctorado en la Pontificia Universidad Gregoriana de
Roma.
Durante más de dos décadas enseñó Teología Dogmática, Escritura y Derecho
Canónico, al tiempo que ejercía cargos de responsabilidad en la diócesis como
vicario general y director del Secretariado de Catequesis.
El 15 de diciembre de 1958 fue nombrado obispo de Vittorio Veneto, cerca de
Venecia. Juan XXIII quiso consagrarle personalmente en la Basílica de San
Pedro. Once años después –el 15 de diciembre de 1969--, Pablo VI nombró a
monseñor Luciani arzobispo patriarca de Venecia. En 1973 fue creado cardenal.
Elegido Papa --Juan Pablo I-- el 26 de agosto de 1978, falleció inesperadamente
el 28 de septiembre del mismo año.
El domingo 23 de noviembre de 2003, solemnidad de Cristo Rey, se abrió en la
catedral de Belluno la fase diocesana de la causa de beatificación de Juan
Pablo I en presencia del prefecto de la Congregación para las Causas de los
Santos, el cardenal José Saraiva Martins --que normalmente no participa en la
sesión de apertura de un proceso, sino eventualmente sólo en la sesión de
clausura--.
No había transcurrido un año cuando el cardenal Joseph Ratzinger –seis meses
después Benedicto XVI-- reconoció en la provincia de Belluno que rezaba «cada
día por esta beatificación» y que le habían impresionado de Albino Luciani
su «bondad y gran humildad» --«que no querían decir debilidad»--, su «gran
fe», «gran cultura», formación teológica y firmeza doctrinal.
«El Papa Luciani es un ejemplo para todos», admitió el entonces prefecto de
la Congregación vaticana para la Doctrina de la Fe.
Recordándole con ocasión del XXV aniversario de su elección a la sede de
Pedro, Juan Pablo II –también en proceso de beatificación-- por su parte
describió a su inmediato predecesor como un «maestro de fe limpia, sin
cesiones a modas pasajeras y mundanas», que «trataba de adaptar sus enseñanzas
a la sensibilidad de la gente, pero conservando siempre la claridad de la
doctrina y la coherencia de su aplicación a la vida».
«Humildad y optimismo fueron la característica de su existencia», sintetizó
entonces; «precisamente gracias a estas cualidades, dejó en su fugaz paso
entre nosotros un mensaje de esperanza que encontró acogida en muchos corazones».
El camino de la beatificación
El obispo Vincenzo Savio –fallecido el 31 de marzo de 2004— había «promovido
decididamente» la causa de Albino Luciani «sobre todo para estimular a la
Iglesia local a reflexionar sobre una santidad “ordinaria” presente en
nuestras comunidades cristianas», explicó a «Korazym» el vicepostulador,
monseñor Giorgio Lise –juez del Tribunal eclesiástico de Triveneto y
director del Centro Papa Luciani--.
En cuanto al período en que tardó en abrirse este proceso, «podemos decir
sencillamente que los tiempos no estaban maduros; es más, paradójicamente ha
sido mejor así, porque en estos 27 años se ha visto cómo el afecto y la
devoción hacia el Papa Luciani no dependían de la emoción suscitada por su
muerte imprevista e inesperada, en cuanto a que no decayeron», apuntó monseñor
Lise –que se encarga de la causa desde el fallecimiento del postulador, el
sacerdote salesiano Pasquale Liberatore, pocos días antes de su apertura--.
«La causa procede decidida», confirmó sin hacer previsiones sobre su posible
duración --«los tiempos de la causa los dispone la Providencia»--.
En cualquier caso adelantó: «Existe el testimonio de un presunto milagro que
estamos valorando y que pensamos someter al examen de la Congregación para las
Causas de los Santos».
Explicando la fase diocesana de la causa, monseñor Lise trazó el perfil de
Albino Luciani: «De los testimonios que recibo, la humildad, el abandono
confiado en Dios y la esperanza son las características de su espiritualidad».
Constató además que permanece del Papa Luciani «el recuerdo de un gran
Pastor, fiel a la Iglesia hasta la impopularidad y cercano a la gente sencilla y
humilde», advirtiendo el enorme interés que sigue despertando esta figura de
la Iglesia.
Y es que «el Papa Luciani entró poderosamente con su mensaje de serenidad, de
confianza en Dios, de sencillez evangélica, en el corazón de la gente y ya no
salió de ahí».
Aseguró que llegan de todo el mundo muchísimos testimonios sobre el Papa
Luciani llenos de afecto y reconocimiento por muchas gracias (sobre todo
espirituales) recibidas. «Objeto de estas “atenciones” del Papa Luciani son
sobre todo las mamás y los niños», subrayó, concluyendo con su deseo de ver
una ceremonia común de beatificación de Juan Pablo I y Juan Pablo II.
Se puede acceder al Centro Papa Luciani –promotor oficial de la causa de Juan
Pablo I—haciendo clic en www.papaluciani.it
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