EL
CARDENAL KASPER AFIRMA
QUE EL
«NO» A LA COMUNIÓN DE
DIVORCIADOS AÚN
«NO ES DEFINITIVO»
El presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los
Cristianos, el cardenal Walter Kasper, explicó ayer una
conferencia en la sede de la prensa extranjera que el
debate surgido durante el Sínodo de Obispos en las últimas
tres semanas sobre la negativa a que los divorciados
casados en segundas nupcias puedan comulgar «no es el
resultado final». El purpurado recordó que aún falta la
exhortación final postsinodal, que tendrá que firmar el
Papa y que podría dar respuestas a este tema.
El cardenal Kasper reconoció que cerrar con un «no»
rotundo el tema sería «un gran problema». En este
sentido, comentó que aunque en el Sínodo se haya «cerrado»
la puerta a la posibilidad de que los divorciados que se
han vuelto a casar puedan comulgar, esta no será la última
palabra: «Es una realidad que existe y se tiene que
reflexionar sobre cómo responder», subrayó el purpurado.
Casos particulares. «Los divorciados casados
son un gran problema pastoral. Yo que he sido obispo
durante diez años y lo sé, igual que lo sabe cada obispo
de cualquier país
de Occidente», afirmó rotundo Kasper durante una
conferencia en la sede de la prensa extranjera.
El purpurado recordó que, como dijo el Papa Benedicto XVI
durante sus vacaciones en el Valle de Aosta, una solución
sería que cada pastoral estudiase los casos particulares.
Aun así, el «Mensaje final» del Sínodo ratificó el
pasado fin de semana la negativa de la comunión para los
divorciados que se vuelvan a casar, a los que sólo se
permite y se anima encarecidamente a que continúen
participando en la vida de la Iglesia.
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